VENEZUELA

Excmo. Sr. José Raúl Alegrett Ruiz, Ministro de Agricultura y Cría de la República de Venezuela


El mundo debe tomar conciencia de que es posible vencer el hambre si todos nos lo proponemos firmemente. Al mismo tiempo, es importante afirmar que de no actuar se agravarán los problemas de hambre y malnutrición. Venezuela, en el ámbito de esta Cumbre, ratifica su compromiso militante de luchar contra este flagelo y por tanto otorga su más decidido respaldo político a la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y al Plan de Acción para alcanzar sus postulados.

La vida plantea derechos irrenunciables y por tal razón, nuestro gobierno considera esencial la aplicación y plena realización del derecho a la alimentación como derecho humano fundamental. En consecuencia, seguirá en el futuro dando su apoyo a la elaboración de un Código Internacional de Conducta, en el marco de la FAO. Es importante que este derecho se encuentre explícitamente consagrado en el ámbito internacional y que se realice un esfuerzo para garantizar su aplicación por parte, tanto de los organismos internacionales como de los gobiernos.

El problema alimentario es de naturaleza compleja, exige por tanto un tratamiento holístico, que a partir de un enfoque sistemático, multidisciplinario e interinstitucional, permita identificar y superar los límites cualitativos y cuantitativos que impiden un crecimiento más acelerado de la oferta de alimentos, así como del acceso a los mismos.

El logro de una agricultura que responda racionalmente a la satisfacción de una dieta básica adaptada a las posibilidades de cada país exige superar distintas restricciones de naturaleza estructural y sociocultural. En este sentido, es necesaria la solidaridad internacional para propiciar el desarrollo del sector agrícola de los países más pobres, a través de la asistencia técnica, financiera y de formación de recursos humanos.

Igualmente la solidaridad internacional debe manifestarse para hacer frente a situaciones de emergencia, a fin de impedir hambrunas ocasionadas por contingencias de la naturaleza, que los países pobres no pueden enfrentar por sí solos. Sin embargo, esta ayuda no debe establecer condiciones a los países receptores, ni convertirse en un mecanismo comercial para dar salida a los excedentes de que puedan disponer los países productores.

La seguridad alimentaria plantea la necesidad de proporcionar a la población, de manera oportuna, sostenida y garantizada, los alimentos nutricionalmente adecuados en cantidad, calidad, variedad y aceptación cultural para la población; de tal manera, que toda persona y cada hogar, tengan acceso seguro a los alimentos requeridos para llevar una vida sana y socialmente útil.

Una política para el logro de la seguridad alimentaria, debe tener como finalidad asegurar el acceso universal a los alimentos, en base a la producción interna y al manejo programado de las importaciones, con un sistema de vigilancia y alerta temprana de siembras y cosechas, para estimular la producción interna y evitar las importaciones de emergencia. Asimismo, mediante el manejo de inventarios, se puede contribuir a reducir la inestabilidad de los flujos y precios de alimentos básicos, tanto a nivel nacional como local; disminuir la dependencia externa, especialmente en lo que se refiere a alimentos de consumo masivo; y fomentar la producción y el consumo de alimentos autóctonos subexplotados y garantizar la sostenibilidad ambiental.

El binomio nutrición-pobreza debe ser abordado en forma conjunta. El consumo familiar alimentario está vinculado al ingreso familiar disponible, por lo tanto la relación salario-precio de los alimentos, al igual que el nivel de desempleo dentro de cada país, tiene que ser vigilado y mantenido en límites aceptables para evitar la desnutrición.

Es necesario organizar mejores sistemas de vigilancia y monitoreo alimentario y nutricional, a nivel de cada país y de regiones, lo cual implica el compromiso de los organismos internacionales, de los Estados y de las organizaciones de la sociedad civil, de apoyar estas actividades, e intercambiar información.

Venezuela no sólo comparte estas declaraciones conceptuales que ha ratificado en los compromisos internacionales suscritos, sino que también, consecuente con estos planteamientos, ha tomado acciones concretas para enfrentar el problema alimentario, entre otras: inversiones importantes en programas sociales alimentarios, creación del Consejo Nacional de la Alimentación, formulación de una Ley de Desarrollo Agrícola y Seguridad Alimentaria.

Debo hacer especial mención a las condiciones que atraviesa actualmente nuestro país, en razón de los efectos de las medidas de ajuste que están siendo adoptadas en nuestra economía. Este difícil proceso, así como las causas que lo motivaron, ha contribuido a aumentar temporalmente, pero de manera significativa, la proporción de la población en situación de pobreza, reduciendo la capacidad adquisitiva y contribuyendo en consecuencia a la disminución de la demanda en bienes y servicios. Esto se ha traducido en mayores exigencias por programas alimentarios compensatorios, presiones para aumentos salariales y medidas de distribución del ingreso.

Para atender los sectores de población de bajos ingresos y contribuir a un mejoramiento sustancial de su dieta, se ha creado el Programa de Alimentos Estratégicos, el cual pretende mejorar el estado nutricional de la población de menores ingresos, facilitando su acceso a un grupo de alimentos considerados estratégicos por sus aportes calóricos y proteínicos, mediante una reducción de su costo para el consumidor, focalizando su distribución en zonas que presentan elevados índices de pobreza y asociándolos directamente con políticas de estímulo para la producción de los rubros prioritarios. Para su ejecución se otorga preferencia a productos de origen nacional, o factibles de ser producidos a escala comercial en el país, que formen parte de la dieta habitual de las familias de estratos socioeconómicos bajos, y que permitan controlar y asegurar su abastecimiento. Simultáneamente se implementa en el país un amplio programa de alimentos, orientado a atender a las madres gestantes, a niños menores de dos años, a preescolares y escolares hasta los 12 años, y a los ancianos.

Existe clara conciencia en el gobierno venezolano respecto a la importancia y la vigencia de una política agroalimentaria que supere el enfoque puramente sectorial de la oferta agrícola y aborde la integralidad del proceso, que comienza con la provisión de recursos e insumos para iniciar los cultivos y concluye en la ingesta de los alimentos por el consumidor final. Una producción primaria debe visualizarse cada vez más en el marco de su relación con el consumo, tomando en consideración no sólo las aptitudes productivas sino también las necesidades y factores culturales de la población en el marco general en que se desenvuelven los procesos de producción, transformación, distribución y consumo de los productos agrícolas.

A las fluctuaciones de productos importados, se suman frecuentemente las manipulaciones de intermediarios que ocasionan elevadas alzas a los precios de alimentos básicos. Asimismo, los productos que pasan por un procesamiento industrial pueden ver sensiblemente incrementados sus precios, en desmedro de los consumidores y sin beneficio para los agricultores, los cuales pueden verse obligados a vender sus productos a precios no remunerativos o aún perderlos.

Quisiera por tanto, destacar la importancia de una adecuada relación entre la agricultura y la agroindustria. Esta última debe protagonizar un importante papel en el desarrollo de la oferta agrícola, garantizando a los agricultores, además de la colocación y precios a sus productos, financiamiento y asistencia técnica para la producción.

Con el propósito de hacer más efectiva la formulación e instrumentación de las políticas del Estado, dirigidas a garantizar un nivel alimentario y nutricional adecuado para la población, el gobierno venezolano ha creado el Consejo Nacional de la Alimentación, órgano interinstitucional de carácter permanente, asesor del Ejecutivo Nacional al más alto nivel de la política alimentaria nacional.

No quisiera dejar pasar esta memorable ocasión sin hacer mención al Proyecto de Ley Orgánica de Desarrollo Agrícola y Seguridad Alimentaria, que el gobierno nacional entregará al Congreso de la República en fecha próxima para su consideración. El mismo constituye un reconocimiento fundamental a la concepción holística y sistémica agroalimentaria, que conduce a tomar acciones en diferentes ámbitos, tanto del sector productivo como de la agroindustria y de los consumidores. El proceso de elaboración de la ley constituye en sí mismo un esfuerzo de reflexión, diálogo y concertación. Este instrumento contendrá la definición de políticas y lineamientos de estrategia que deberán trascender las distintas administraciones, de forma tal de garantizar la necesaria continuidad de la acción para alcanzar tanto el desarrollo agrícola nacional como la seguridad alimentaria de la población.

Para concluir, permítame, señor Presidente, expresar nuestro agradecimiento al Gobierno de la República Italiana por la excelente organización de este importantísimo evento; al Director General de la FAO, señor Jacques Diouf, nuestra particular gratitud y reconocimiento por haber tomado la iniciativa de convocar a esta Cumbre, pero sobre todo por su constancia que nos permite encontrarnos hoy aquí, reunidos en Roma, para discutir un tema vital para millones de personas y trascendental para nuestros países, pues sin seguridad alimentaria no será posible alcanzar el desarrollo sostenible.

Mensaje del Presidente de la República de Venezuela, Excmo. Sr. Rafael Caldera

Ante la imposibilidad de estar presente físicamente en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación que se celebra actualmente en la ciudad eterna, quiero manifestar de manera explícita y entusiasta mi solidaridad y adhesión, tanto a la Declaración de Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial como al Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre Alimentación, que serán aprobados por los Jefes de Estado y de Gobierno del mundo entero. La Declaración consagra una serie de principios que hemos venido sosteniendo, por cuanto el derecho de todo ser humano a alimentos sanos y nutritivos, es un complemento esencial del derecho a la vida, y, en consecuencia, no sólo deben abordarse los requisitos de una producción alimentaria adecuada y suficiente, sino que deben enfrentarse condiciones sociales para que nadie tenga impedido el acceso a la satisfacción de esta necesidad elemental. En cuanto al Plan de Acción, los siete compromisos que contiene están formulados de manera precisa y desarrollados en forma muy concreta y positiva. Si todos los Gobernantes de la tierra hacemos honor al compromiso, se habrá dado un paso decisivo para el futuro de la humanidad. Deseo que la manifestación que aquí consagro sirva para considerarme como uno de los firmantes de la Declaración y del Plan de Acción.

Caracas, 14 de noviembre de 1996


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