1. EL GÉNERO Y LA PARTICIPACIÓN EN LA PLANIFICACIÓN AGRÍCOLA

En todo el mundo aumenta el llamamiento a los planificadores para que se comprometan con una planificación participativa, de "abajo hacia arriba", que beneficie por igual al hombre y a la mujer. Sin embargo, rara vez se practica una planificación agrícola participativa y acorde con el género. Una de las razones es la cuestión del método. No está claro el modo en que ha de realizarse una planificación participativa o cómo han de cambiarse los procedimientos actuales de planificación para que respondan a las diferencias entre los agricultores e incorporen el enfoque de género. Sin embargo, para empezar, es necesario una revisión de las diferentes etapas y operaciones del proceso de planificación. De este modo se determinará también la naturaleza y el nivel de la información necesaria.

La formulación de políticas agrícolas
Los encargados de formular políticas son oficiales, funcionarios de alto nivel y, en algunos casos, donantes, elegidos o nombrados, que tienen facultades políticas y financieras para:
  • establecer objetivos para el sector agrícola (por ejemplo, en materia de crecimiento, seguridad social, equidad regional);
  • elaborar estrategias para alcanzar esos objetivos (por ejemplo, conceder prioridad a los cultivos de exportación, las explotaciones agrícolas comerciales y los pequeños agricultores); y
  • establecer políticas sobre precios, insumos, crédito y tierras para inducir a los agricultores, técnicos y otros trabajadores del sector a tomar decisiones para conseguir los objetivos de las políticas.

La planificación agrícola
Los planificadores elaboran planes y proyectos nacionales, regionales, de distrito o de inversión, así como programas para los organismos competentes, que coinciden son con los objetivos, estrategias y políticas establecidos por los encargados de formular políticas. Los planificadores pueden ser economistas, científicos sociales o especialistas técnicos empleados en las dependencias de planificación del Ministerio de Agricultura o sus diversos organismos, como por ejemplo los servicios de extensión o ganadería, o en organizaciones no gubernamentales (ONG) y organismos nacionales e internacionales de desarrollo. Los administradores pueden intervenir también en la planificación, y sobretodo en lo que se refiere a la planificación de programas operativos.

La planificación agrícola con perspectiva de género
Se trata de una planificación del desarrollo agrícola que responde a las diferentes prioridades de diversos grupos de agricultores. Estas diferencias se basan en el género y otros factores socioeconómicos. Los planificadores y los encargados de formular políticas son conscientes de esas diferencias y saben cómo afrontarlas mejor porque esos grupos de agricultores y agricultoras han participado activamente en la planificación de actividades de desarrollo agrícola. Es un proceso en el cual agricultores y planificadores se comprometen a colaborar juntos, en el seguimiento de los planes.

1.1 PANORAMA DE LOS DIFERENTES MODELOS DE PLANIFICACIÓN AGRÍCOLA

Las estructuras, procesos y la relativa importancia de los varios "niveles" de planificación difieren de un país a otro. Un conocimiento básico de los rasgos comunes de la mayor parte de los sistemas de planificación agrícola puede ayudar a determinar a dónde y a quién ha de dirigirse la información obtenida mediante procesos participativos acordes con el género para aumentar la capacidad de respuesta de la planificación a las diferencias entre los agricultores y con un enfoque de género.

La planificación del desarrollo, incluida la planificación agrícola, puede dividirse en dos categorías básicas: centralizada y descentralizada. En un sistema de planificación centralizado, todas las decisiones importantes en materia de políticas, planificación, programación y presupuesto para el sector en su conjunto y para los distintos subsectores, se toman a nivel nacional. En un sistema descentralizado, las competencias para adoptar un gran número de decisiones relativas a la planificación, programación y presupuesto se delegan a instancias regionales y/o de distrito. También puede crearse un organismo independiente de planificación regional o de distrito encargado de elaborar un plan de inversión para una región. La descentralización de la planificación y la administración agrícola tiende a llevar el análisis de problemas y la planificación a la realidad regional y local.

La planificación a nivel de aldea o comunidad sigue siendo rara. Sin embargo, al afianzarse la descentralización puede darse el caso de que la planificación a nivel de la aldea adquiera cada vez más importancia. Esta planificación tiene dos funciones esenciales: i) proporcionar información a las instancias superiores de planificación mediante un análisis participativo de los problemas; y ii) establecer las prioridades de la comunidad y formular planes de acción que puedan llevarse a cabo de manera independiente o con cierta ayuda externa.

La importancia creciente de la planificación descentralizada es uno de los tres elementos principales en el contexto actual de la formulación de políticas y la planificación agrícolas.

Elementos principales del contexto actual de la planificación
  • lasnuevas limitaciones, en particular la limitación de los fondos para la operación y la reducción del personal en varios organismos gubernamentales, como resultado del ajuste estructural;
  • los nuevos enfoques: la descentralización administrativa a nivel gubernamental y la planificación interdisciplinaria a nivel regional y de distrito; y
  • las nuevas exigencias de participación, como la planificación de "abajo hacia arriba" y las políticas que tengan en cuenta a la mujer.

Aunque no todos estos elementos "encajan" en todos los países, ni son necesariamente nuevos en todos los contextos, son lo bastante comunes para constituir contextos nuevos en relación a las políticas y a la planificación. Este contexto ofrece grandes posibilidades para una planificación agrícola participativa, con perspectiva de género y que responda a las diferencias socio-económicas.

El desafío para que la planificación se haga "más participativa" tiene varios orígenes. Uno de los más importantes es la incapacidad de muchos proyectos y programas de desarrollo para alcanzar sus objetivos cuando los agricultores no responden como se había previsto. La antigua costumbre de culpar a los agricultores por su ignorancia y su atraso ha perdido credibilidad, especialmente ante la evidencia que muestra que muchos agricultores, como por ejemplo las mujeres con pocos recursos y algunos pastores nómadas, se enfrentan con limitaciones que no les permiten responder como se esperaba. Además, los programas de desarrollo comunitario exitosos, basados en procesos participativos de planificación, de ejecución y de seguimiento, han demostrado que las comunidades rurales están realmente interesadas en el desarrollo y se esforzarán por lograr que los planes y proyectos sean satisfactorios siempre que esos planes y proyectos tengan en cuenta las prioridades locales. Por último, el impulso en favor de la democratización ha añadido una importante dimensión política a la exigencia de una planificación "de abajo hacia arriba " más participativa.

La recomendación de "tener en cuenta a la mujer" deriva también en parte de los mediocres resultados de los proyectos que no han prestado atención a la función la mujer en los sistemas agrícolas. Después de dos decenios de evaluación con una perspectiva de género, se reconoce cada vez más que muchos proyectos han mejorado la situación del hombre, pero han empeorado de hecho la de la mujer. Varios otros factores han provocado un cambio gradual de actitud tanto a nivel internacional como nacional, entre ellos la presión ejercida sobre los donantes y los gobiernos para que tengan en cuenta las necesidades de la mujer agricultora y el momentum generado por la mayoría de las conferencias internacionales sobre población, el medio ambiente y la mujer. El rápido crecimiento de las organizaciones de mujeres en todo el mundo y sus vínculos cada vez más fuertes entre sí, han agregado un relieve político.

Un factor menos positivo en el contexto actual es la presión a menudo extrema, que sufren los gobiernos para reducir sus presupuestos con el fin de cumplir los objetivos de la estabilización y del ajuste estructural. Este factor tiene repercusiones a muchos niveles, empezando por la disminución de los fondos y la reducción del personal para la planificación, pasando por la prioridad dada a los cultivos de exportación "de los hombres" y finalmente, a la restricción de fondos para los servicios gubernamentales como la extensión, la comercialización y el crédito destinados a mujeres agricultoras. Este factor repercute también en los métodos de planificación participativa con un enfoque de género, implicando que es necesario prestar más atención a la rentabilidad cuando se genera y se utiliza la información destinada a la promoción de políticas, programas y proyectos con enfoque de género.

Mientras las nuevas voces de este complejo "contexto de la planificación" han suscitado en muchos lugares una respuesta política positiva, la pregunta que se plantean los planificadores sigue siendo: ¿qué debería hacerse exactamente? Es evidente que no es fácil responder a esa pregunta. Sin embargo, hay nuevos enfoques que involucran a diferentes grupos de agricultores, entre ellos mujeres y pobres, en la planificación agrícola.

1.2 LA PARTICIPACIÓN

El término "participación" admite muchas interpretaciones. Puede incluso ser comprendido de diferentes maneras por las partes interesadas de un mismo proceso de planificación agrícola. El mismo término "partes interesadas ", es un nuevo concepto respecto a "beneficiarios", y "asociados", y define a todas las personas u organizaciones a las cuales una política, programa o proyecto determinado puede beneficiar o perjudicar. Muchas personas y grupos están "interesados" en los resultados de la planificación agrícola, incluyendo hombres y mujeres agricultores de diferentes grupos socioeconómicos, de edad y étnicos En un estudio de la FAO sobre la planificación del desarrollo agrícola a varios niveles en Asia y el Pacífico (FAO, 1955; págs. 89-90, citado en el recuadro infra) se examinan las diversas formas en que se practica la "participación" en los procesos de planificación.

Los niveles de participación de la población en la planificación agrícola

1. participación limitada exclusivamente a minorías selectas (en su mayor parte representantes elegidos);
2. participación en la que se pide a las personas que legitimen o ratifiquen proyectos identificados y formulados por el gobierno, sin participar en su planificación detallada ni en su gestión;
3. participación en la que las personas son consultadas desde el principio y participan activamente en la planificación y gestión de los proyectos;
4. participación en la que representantes de diferentes estratos de la sociedad y/o grupos ocupacionales intervienen en todos los mecanismos de planificación/coordinación/evaluación en las diversas instancias, incluida la instancia más alta de formulación de políticas; y
5. participación en la que los representantes mencionados en el apartado (4) controlan efectivamente las decisiones a todos los niveles.

En el mismo estudio de la FAO se señala que, en 1995, la "experiencia de diversos países indica que los modos de participación correspondientes a los niveles (4) y (5) no se han llevado a la práctica". Aunque es posible que esto haya dejado de ser cierto, la participación incluso al nivel (3) es muy rara. Es necesario que, al promover la planificación agrícola participativa, se analicen los niveles efectivos de participación para comprender mejor las modificaciones que será preciso introducir a fin de alcanzar los niveles superiores.

La participación es fundamental para lograr que la población rural intervenga en la recolección de información y en el proceso de planificación. Pueden utilizarse métodos participativos para levantar información sobre las actividades y las limitaciones de los agricultores y agricultoras. Esta información podrá entonces compartirse con los encargados de formular políticas y los planificadores para que formulen planes de desarrollo que tengan en cuenta los intereses de la población rural y favorezcan un desarrollo sostenible.

1.3 LOS INSTRUMENTOS Y MÉTODOS PARA ANALIZAR LA DIVERSIDAD

Para mejorar la respuesta de la planificación agrícola en favor de los agricultores y agricultoras, de diferentes grupos socioeconómicos, es necesario fomentar la participación de un amplio numero de actores. Lo ideal sería conseguir que representantes de los distintos grupos interesados en la política o el programa participen activamente en su planificación.

El diagnóstico rural participativo (DRP)

El diagnóstico rural participativo, conocido como DRP, consiste en un conjunto de instrumentos que manejados por la comunidad local facilitan los procesos de investigación y acción. Es un método extraordinariamente eficaz y pertinente para que la comunidad participe en las fases de generación de información, análisis y establecimiento de prioridades de la planificación agrícola. Los instrumentos específicos, como los mapas de recursos de las aldeas, la tendencia de los problemas y los perfiles institucionales son útiles para analizar el contexto de la comunidad. Otros instrumentos, como los diagramas de los sistemas agrícolas, los calendarios estacionales, los perfiles de las actividades diarias y los mapas de recursos de los hogares, pueden combinarse con el análisis de género para facilitar el estudio de las estrategias de subsistencia de diferentes grupos socioeconómicos. Un tercer conjunto de instrumentos con un enfoque de género, ayuda a las comunidades y a los diferentes grupos socioeconómicos, a determinar y priorizar sus problemas y su necesidad de recursos, y a elaborar planes de acción para los grupos o comunidades.

El análisis de género

En los tres últimos decenios, se ha prestado una amplia atención al modo en que la estructura de las relaciones y funciones de género afecta a las políticas, programas y proyectos de desarrollo, independientemente de que estas actividades estén o no expresamente dirigidas a un determinado sexo. Además, existe una mejor comprensión de los vínculos entre los temas de género y los problemas generales del desarrollo, como por ejemplo la pobreza, la falta de poder político y la degradación del medio ambiente. A causa y como resultado de esta mayor concientización se han desarrollado numerosos métodos e instrumentos para facilitar el estudio y el análisis de género en todas las actividades de desarrollo.

El análisis de género identifica las modalidades establecidas de desigualdad basada en el género en la vida económica y social. Esto puede representar una amenaza para las partes interesadas en el proceso de planificación agrícola que se encuentran en una posición más favorable. Con frecuencia, el personal superior o los encargados de formular políticas parecen ser más reacios a emprender el análisis de género en comparación con los agricultores y el personal de campo del gobierno. En ciertos casos, el uso de instrumentos del análisis de género en una comunidad puede provocar un conflicto fuerte que perjudique a los intereses de la mujer. Para evitar un resultado negativo, la mujer rural debe decidir si es mejor utilizar los instrumentos del análisis de género en un contexto mixto o aplicarlos únicamente a la mujer. Cuando las relaciones de género son de carácter jerárquico (la mayoría de los casos), los métodos participativos como el DRP deben incluir siempre un análisis de los asuntos de género, sólo para grupos de mujeres.

Un ejemplo de ello es el programa de análisis socioeconómico y de género (ASEG) de la FAO, que hace hincapié en el hecho de que el resultado de las actividades de desarrollo (tanto en el sector público como en el privado) se ve afectado por una serie de factores que son, o pueden ser, más amplios que los que generalmente se abordan en el análisis de género. Estos factores son, entre otros, los modelos socioculturales, las tendencias económicas y los temas políticos. En otras palabras, el planteamiento de ASEG reconoce que las cuestiones que afectan a la mujer, como la pobreza, la falta de poder y la vulnerabilidad a la degradación del medio ambiente, pueden atribuirse en parte a la desigualdad y a las funciones tradicionales de la mujer, pero también están relacionados con los mismos factores económicos y sociales que hacen que el hombre siga siendo pobre y permanezca políticamente marginado.

El reconocimiento y la comprensión de los procesos, estructuras y vínculos entre estos diferentes niveles es por consiguiente fundamental para el proceso de análisis de género. Por ejemplo, no basta con centrarse en los asuntos que afectan a los hogares y las comunidades, excluyendo importantes estructuras e instituciones intermedias y macroeconómicas que determinan en gran medida la posición económica y social en general del hombre y la mujer. Cuando no se identifican, se determinan o se abordan debidamente a nivel del campo, las cuestiones intersectoriales y las preocupaciones nacionales relativas al desarrollo obstaculizan la identificación de estrategias adecuadas de desarrollo.

1.4 ESTRATEGIAS PARA UNA PLANIFICACIÓN AGRÍCOLA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Un proceso ideal de planificación agrícola con perspectiva de género supone los elementos siguientes:

La planificación es un proceso orientado al futuro que permite examinar dónde estamos ahora, dónde queremos estar y cuál es la mejor manera de llegar allí. El proceso de planificación estratégica facilita la comunicación y la participación, concilia intereses y valores contrapuestos, refuerza la toma de decisiones analíticas y sabias y promueve una ejecución eficaz.

Entre los diferentes puntos de acceso, instrumentos y métodos para una planificación con perspectiva de género pueden incluirse la discusión de grupos focales, la capacitación en DRP, métodos para adaptar el DRP y los instrumentos del análisis de género a las circunstancias locales, encuestas estadísticas para complementar la información generada por el DRP, un seguimiento participativo del impacto y métodos para reforzar las organizaciones de base; la creación y reforzamiento de la capacidad nacional, con la capacitación de los funcionarios gubernamentales, oficiales de los organismos competentes y personal de campo en métodos participativos y/o análisis de género. Esta capacidad permitirá a los planificadores recolectar la información pertinente para la planificación agrícola, y por ende mejorar la respuesta de las políticas y las intervenciones a las cuestiones de género y establecer vínculos para asegurar la coordinación y el intercambio de información con las fuentes apropiadas. También es necesario crear un mecanismo para responder a los esfuerzos de planificación de la comunidad y garantizar las actividades de seguimiento2.

2 Para estudios de casos sobre prácticas idóneas en relación con el género y la participación en la planificación agrícola, véase FAO, 1997. En esa publicación se presentan diez estudios de casos de Afganistán, Costa Rica, Etiopía, Honduras, Namibia, Nepal, Pakistán, Senegal, Túnez y la India.