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PREFACIO

En virtud de su mandato de prestar asistencia a los países miembros para las actividades complementarias de la Ronda Uruguay y las futuras negociaciones sobre la agricultura, la FAO ha desplegado una amplia gama de iniciativas destinadas a mejorar la capacidad, particularmente de los países en desarrollo, de analizar las consecuencias de los Acuerdos de la Ronda Uruguay para el sector agropecuario, efectuar los ajustes correspondientes al nuevo entorno comercial con el fin de poder sacar provecho de las oportunidades de comercialización, y participar eficazmente en las futuras negociaciones comerciales multilaterales.

El Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 compromete a la FAO a continuar prestando asistencia a los países en desarrollo en las cuestiones referentes al comercio y en particular "en la preparación de negociaciones comerciales multilaterales, con inclusión de la agricultura, la pesca y las actividades forestales, mediante estudios, análisis y capacitación" con objeto de "asegurar que los países en desarrollo estén bien informados y participen en pie de igualdad en el proceso de negociación". Con tal fin y en vista de las próximas negociaciones de la OMC se ha intensificado la asistencia a los países miembros. Se ha emprendido una serie de actividades, por ejemplo seminarios regionales orientados al fortalecimiento de la capacidad, que abarcan cuestiones relacionadas primordialmente con los acuerdos sobre la agricultura, las medidas sanitarias y fitosanitarias (SPS), los obstáculos técnicos al comercio (OTC) y los aspectos de los derechos de propiedad relacionados con el comercio (ADPIC).

En el mismo contexto, se convocó un simposio en Ginebra sobre "Agricultura, Comercio y Seguridad Alimentaria: cuestiones y opciones para las próximas negociaciones de la OMC desde la perspectiva de los países en desarrollo" para el 23-24 de septiembre de 1999, con el objetivo de poner de relieve las preocupaciones de los países en desarrollo relacionadas con el comercio de productos agropecuarios, en particular la relación recíproca que existe entre la agricultura, el desarrollo económico y la seguridad alimentaria. El simposio estaba previsto principalmente para los representantes gubernamentales interesados en las negociaciones de la OMC sobre la agricultura, las instituciones internacionales y las organizaciones regionales interesadas y los expertos en comercio de productos agropecuarios. Asistieron alrededor de 170 participantes de dichas categorías.

El Simposio se dividió en dos partes. La primera, que abarcó el primer día, se centró en las relaciones recíprocas que existen entre la agricultura, el desarrollo económico y la seguridad alimentaria, las tendencias generales de la producción y el comercio de productos agropecuarios, y la experiencia tenida hasta ahora en lo que se refiere a la aplicación de los acuerdos de la Ronda Uruguay y al modo cómo han afectado a los mercados mundiales de productos agropecuarios y a los países en desarrollo. El segundo día, la atención se centró en las cuestiones que interesan más a los países en desarrollo y en las opciones que se presentan para mejorar su producción agrícola, comercio y seguridad alimentaria en el marco de las próximas negociaciones de la OMC.

En la primera parte del Volumen I de la presente publicación se ofrece un resumen de las actas del simposio. Dada la gran riqueza y variedad de las ideas que surgieron se consideró que era más útil exponer directamente las opiniones vertidas que intentar una síntesis. En el informe, por lo tanto, se resumen los puntos principales expuestos por los oradores (tanto los miembros del panel como otros participantes) durante las cuatro sesiones, reproduciendo en lo posible sus propias palabras. (Véase el Anexo del programa y la lista de los oradores y de los miembros del panel).

En la segunda parte del Vol. I se reproducen cinco de los seis documentos de referencia preparados por el Simposio. (El sexto, en el que se resume la experiencia nacional de 14 países, se reproduce en el Vol. II).

El Vol. II continene los casos de estudio en países, incluida una síntesis de los mismos que fue distribuida a los participantes como documento No. 3.

ABREVIATURAS

   
   

ACP

Grupo de Estados de África, del Caribe y del Pacífico

ADPIC

Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio

ADRS

Agricultura y desarrollo rural sostenibles

AEC

Arancel Externo Común

AGCS

Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios

AMF

Acuerdo multifibras

AsA

Acuerdo sobre la Agricultura

ATV

Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido

CA

Contingentes arancelarios

CARICOM

Secretaría de la Comunidad del Caribe

CEI

Comunidad de Estados Independientes

CMA

Cumbre Mundial sobre la Alimentación

CODAM

Comunidad de Desarrollo del África Meridional

CE

Comunidad Europea

EEB

Encefalopatía espongiforme bovina

ESP

Equivalente en subvenciones al productor (de la OCDE)

FAO

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación

FMI

Fondo Monetario Internacional

GATT

Acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio

HFTA

Tratamiento con aire forzado a alta temperatura

IIASA

Instituto internacional para el análisis de sistemas aplicados

IIPA

Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política Alimentaria

MA

Países menos adelantados

MERCOSUR

Mercado Común del Sur

MGA

Medida global de la ayuda

MIC

Medidas en materia de inversiones relacionadas con el comercio

NMF

Naciones más favorecidas

OCDE

Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos

OMC

Organización Mundial del Comercio

OMG

Organismos modificados genéticamente

ONA

Obstáculos no arancelarios

ONG

Organización no gubernamental

OTC

Obstáculos técnicos al comercio

PAC

Política agrícola común

PAE

Programas de ajuste estructural

PBIDA

Países de bajos ingresos con déficit de alimentos

PEDINA

Países en desarrollo importadores netos de productos alimenticios

PIB

Producto interno bruto

PNC

Preocupaciones no comerciales

PVP

protección de las variedades vegetales

RU

Ronda Uruguay

SA

Sistema armonizado de designación y codificación de mercancías

SGE

Salvaguardia especial

SGP

Sistema generalizado de preferencias

SPARTECA

Acuerdo de Cooperación Económica y Comercio Regional del Pacífico Meridional

SPS

medidas sanitarias y fitosanitarias

TED

trato especial y diferenciado

UAAM

Unión Aduanera del África Meridional

UE

Unión Europea

UNCTAD

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo

USDA

Departamento de Agricultura de los Estados Unidos

   

RESUMEN

El Simposio de la FAO sobre la Agricultura, el Comercio y la Seguridad Alimentaria examinó la relación entre la agricultura, el desarrollo económico y la seguridad alimentaria y analizó la experiencia que los países en desarrollo tuvieron en la aplicación del Acuerdo de la Ronda Uruguay sobre la Agricultura y de otros acuerdos pertinentes de la OMC, desde el punto de vista tanto del mercado mundial como de las repercusiones en los países. Los participantes examinaron algunos asuntos de la próxima ronda de negociaciones comerciales multilaterales que son de interés para los países en desarrollo y estudiaron algunas opciones de política para ayudarlos a conseguir sus objetivos en materia de seguridad alimentaria y desarrollo agrícola. Las conclusiones principales del Simposio se resumen a continuación:

1. Repercusiones de la Ronda Uruguay hasta la fecha

Los participantes consideraron que era difícil identificar los efectos específicos de la ejecución de la Ronda Uruguay y distinguirlos de otros hechos, tales como los programas anteriores de ajuste estructural interno, la crisis financiera asiática y El Niño. A juzgar por las pruebas empíricas disponibles, para la mayoría de los países en desarrollo estudiados los efectos cuantitativos fueron relativamente de poca importancia. Pero las repercusiones cualitativas han sido significativas. El espíritu del Acuerdo sobre la Agricultura ha modificado profundamente la manera cómo los gobiernos están enfocando las políticas de comercio agrícola, el desarrollo rural y la seguridad alimentaria. Entre las observaciones concretas que se han formulado figuran las siguientes:

Los participantes se lamentaron de que, pese a algunos progresos realizados en algunos de los principales países desarrollados, se mantenían todavía niveles muy altos de ayuda y protección. Se señaló que la utilización continua de subvenciones a la exportación era la práctica que causaba más distorsiones en el comercio.

Para muchos países en desarrollo, la aplicación del Acuerdo sobre la Agricultura ha sido menos difícil de lo previsto, gracias sobre todo a los programas de ajuste estructural interno realizados en los años ochenta, que anticiparon en alguna medida las reformas comerciales orientadas al mercado incorporadas en el Acuerdo.

Ello no obstante, los participantes estaban preocupados por el hecho de que un nuevo ajuste del sector agropecuario de los países en desarrollo al nuevo entorno comercial era costoso y requería tiempo. En consecuencia, varios países se encontraban con que la apertura de las fronteras había determinado un aumento de las importaciones de alimentos, mientras que las exportaciones agropecuarias seguían estancadas.

2. Principales opciones y asuntos de política para las futuras negociaciones comerciales

Surgieron dos líneas generales de enfoque con respecto a las negociaciones: la de introducir un mayor equilibrio en los Acuerdos existentes, y la de tratar de alcanzar mayor flexibilidad para que los países en desarrollo puedan conseguir sus objetivos internos de seguridad alimentaria y desarrollo. Entre las observaciones concretas que se formularon pueden señalarse las siguientes:

Hubo un acuerdo general acerca de que los países en desarrollo continuarían necesitando un trato especial y diferenciado. Muchos productores internos necesitarían un tiempo para efectuar los ajustes correspondientes antes de poder sacar provecho de las nuevas oportunidades de comercialización.

Una de las opciones de política sugeridas fue la creación de una `caja de desarrollo' semejante a la `caja verde'. Dicha caja identificaría las medidas de ayuda que los países en desarrollo podrían continuar aplicando con objeto de alcanzar los objetivos internos relacionados con una amplia gama de asuntos, entre ellos el aumento de la producción de alimentos, la reducción de las desigualdades entre los ingresos rurales y los ingresos urbanos, el desarrollo rural, el ajuste estructural, el medio ambiente y la seguridad alimentaria.

Se tomó nota de que los pequeños productores eran muchas veces los perdedores en la liberalización del comercio. Dado que cualquier amenaza a la subsistencia de los pequeños agricultores incrementa el riesgo de la inseguridad alimentaria interna, es necesario establecer algún tipo de mecanismo de ayuda selectiva para aumentar la productividad y la capacidad competitiva y para estimular la diversificación económica rural. Además, las redes de seguridad social deben mejorar considerablemente en muchos países en desarrollo.

Los participantes se lamentaron de que hasta ahora no se ha hecho efectiva la asistencia técnica y financiera prometida en la Decisión Ministerial de Marrakech sobre medidas relativas a los posibles efectos negativos del programa de reforma

en los países menos adelantados y en los países en desarrollo importadores netos de productos alimenticios. Propusieron que las futuras negociaciones de la OMC estudiaran formas para mejorar la ejecución de esos tipos de programas de asistencia

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Capítulo 1
INTRODUCCIÓN

a) Discurso de apertura del Presidente del Simposio1

Desde que comenzó en 1945, la FAO ha venido trabajando para mitigar la pobreza y el hambre en el mundo promoviendo políticas orientadas a apoyar el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria. Por seguridad alimentaria entendemos "el acceso de todas las personas y en todo momento a los alimentos necesarios para una vida activa y sana". El Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma en 1996, reitera el compromiso de la FAO de prestar asistencia a los países en desarrollo en las cuestiones comerciales y, en particular, "en la preparación de negociaciones comerciales multilaterales, con inclusión de la agricultura, la pesca y las actividades forestales, mediante estudios, análisis y capacitación... para asegurar que los países en desarrollo estén bien informados y participen en pie de igualdad en el proceso de negociación". Una de las prioridades específicas ha sido la de prestar asistencia a los países miembros en lo referente a la aplicación de la Ronda Uruguay y a la preparación de futuras negociaciones sobre la agricultura.

La labor y asistencia técnica de la FAO a este respecto se dividen en dos categorías principales: estudios analíticos y programas de campo. Nuestra labor analítica incluye evaluaciones de las repercusiones de la Ronda Uruguay en los mercados de productos básicos, análisis de los factores que influyen en los mercados de productos agropecuarios y en su estabilidad, opciones de política de seguridad alimentaria para los países en desarrollo en el marco de las normas de la OMC, y evaluaciones anuales de la situación de la seguridad alimentaria mundial. Entre los programas de campo figuran la asistencia técnica dirigida al fortalecimiento de la capacidad relacionada con el comercio en los planos regional y nacional. Dedicamos una atención particular a los acuerdos sobre las SPS y los OTC, destacando el papel decisivo desempeñado por la Comisión del Codex Alimentarius y la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria.

El presente simposio se propone abordar los vínculos fundamentales que existen entre la agricultura, el desarrollo económico y la seguridad alimentaria, que se relacionan estrechamente con el comercio agropecuario. En la mayoría de los países en desarrollo, el crecimiento agrícola es esencial para el desarrollo económico general y para la seguridad alimentaria. Ningún otro sector puede generar multiplicadores de crecimiento tanto como la agricultura que, además, proporciona el bien salarial básico que son los alimentos.

En la primera sesión se examinarán las tendencias principales de los mercados mundiales de productos agropecuarios y de la seguridad alimentaria, dedicando una atención particular a la participación de los países en desarrollo en el comercio agrícola mundial.

En la segunda sesión se examinará la experiencia relativa a la aplicación del Acuerdo sobre la Agricultura, tanto a nivel mundial como nacional. Como se recordará, en el Artículo 20 de dicho acuerdo se exige a los miembros de la OMC que examinen y tengan en cuenta esas experiencias al realizar el proceso de reforma.

En la tercera sesión se abordarán posibles cuestiones de interés para las próximas negociaciones desde la perspectiva de los países en desarrollo, teniendo en cuenta el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: ¿cómo pueden contribuir al proceso de desarrollo agrícola el Acuerdo sobre la Agricultura y otras disposiciones pertinentes de la OMC, y cómo podemos asegurarnos de que la próxima ronda de negociaciones comerciales favorezca el desarrollo agrícola?

En la cuarta y última sesión se examinarán diversas opciones para mejorar la producción agropecuaria, el comercio y la seguridad alimentaria en los países en desarrollo en el marco de las próximas negociaciones de la OMC (opciones con respecto a la ayuda interna, el acceso a los mercados y la competencia de las exportaciones, así como algunas cuestiones horizontales, tales como la Decisión Ministerial de Marrakech sobre medidas relativas a los posibles efectos negativos del programa de reforma en los países menos adelantados y en los países en desarrollo importadores netos de productos alimenticios, y las disposiciones sobre trato especial y diferenciado).

b) Proceso preparatorio intergubernamental de la OMC para Seattle - la situación a finales de septiembre de 1999: alocución del Presidente del Consejo General de la OMC2

En la segunda Conferencia Ministerial de la OMC, que tuvo lugar en Ginebra en mayo de 1998, los Ministros acordaron en su Declaración de 20 de mayo de 1998 que en la siguiente Conferencia Ministerial evaluarían en primer lugar la aplicación de cada uno de los acuerdos, con el fin de conocer las dificultades que se habían encontrado y cómo se habían resuelto. Convinieron en abordar las `negociaciones prescritas' en materia de agricultura y servicios y las `cuestiones de Singapur' que se habían examinado en la primera Conferencia Ministerial (tales como las inversiones, la política de competencia, la facilitación del comercio y la transparencia en las compras del sector público). En Singapur se había decidido establecer un programa integrado para los países menos adelantados (MA) para ayudarles a integrarse en el sistema mundial prestándoles asistencia técnica para mejorar su capacidad de producción y su acceso a los mercados. En la Declaración de Ginebra se incluía el compromiso de examinar y seguir tratando esta cuestión en Seattle. La última categoría de cuestiones que se analizarán en Seattle son los así llamados `problemas nuevos', tales como los aranceles de los productos industriales y el medio ambiente, pero sólo si todos los miembros están de acuerdo en que pueden incluirse en el programa.

Se pidió al Consejo General que decidiera sobre el alcance de las negociaciones, el calendario y la estructura. En la primera fase (de septiembre de 1998 a marzo de 1999) los Estados miembros debían identificar las cuestiones que consideraban importantes para tratar. En la segunda (de marzo a julio de 1999) debían presentar propuestas concretas sobre los diversos temas identificados. Se han examinado 200 propuestas relativas a diversos sectores, y los miembros han ido añadiendo cada vez nuevas propuestas, de manera que todavía hay trabajo acumulado de la segunda fase. Durante la tercera y última fase, de septiembre a noviembre, se preparará un proyecto de declaración ministerial, que servirá de base para las negociaciones, pero no incluirá las propuestas. Será una especie de síntesis de los Ministros sobre lo que se debe realizar en cuanto a las diversas negociaciones a partir del año 2000.

Aquí es donde estamos en este momento, pero se plantean algunas dificultades. Algunos países consideran que los acuerdos no deben renegociarse, mientras que los países en desarrollo dicen que no pueden continuar cumpliendo algunos de los acuerdos sin un examen de sus diversas disposiciones. La agricultura es una cuestión bastante controvertida, sobre la cual los países tienen posiciones diferentes. El Grupo Cairns tiene prioridades distintas, por ejemplo, a las de la Unión Europea. Los servicios constituyen un sector menos controvertido, mientras que las cuestiones relativas a los países MA no lo son en absoluto desde el momento que todos reconocen que necesitan ayuda. Pero el problema es cómo ayudarlos y de dónde recabar el dinero para ello? En Seattle, la cuestión principal para los países MA es la asistencia concreta para acceder a los mercados.

La Declaración Ministerial recogerá las opiniones de todos los países, de ahí que serán muy importantes las negociaciones que se realizarán en las próximas semanas. Como Presidente del Consejo General, la semana pasada publiqué una reseña en la que traté de mostrar los diversos aspectos que necesitan ser tratados. Lo difícil será que todos los miembros se pongan de acuerdo sobre un enfoque común de la agricultura, las cuestiones de ejecución, los problemas nuevos, etc. También hay que decidir la duración de la nueva ronda de negociaciones multilaterales, aunque la opinión general es que tres años sería una duración óptima. Una vez decidido eso, comenzará la redacción propiamente dicha, de manera que podamos ir a Seattle con un texto aceptable para los Ministros. Se espera que los debates del presente simposio contribuyan a facilitar el acuerdo sobre la declaración ministerial y las negociaciones que la seguirán.

Capítulo 2
AGRICULTURA, COMERCIO Y SEGURIDAD ALIMENTARIA: PANORAMA GENERAL DE LAS CUESTIONES

Una representante de la OMC y el Secretario General de la UNCTAD presentaron este tema en el Simposio. La alocución inaugural estuvo a cargo del Profesor Kirit S. Parikh, Director del Instituto Indira Gandhi de investigaciones para el desarrollo, India.

Exposición de la Sra. Gretchen Stanton 3(OMC)

La seguridad alimentaria es de particular interés para muchos países en desarrollo y un problema cotidiano para algunos sectores de la población. La mejora de la seguridad alimentaria supone al menos seis desafíos relacionados con las políticas. Necesitamos: i) paz; ii) fortalecimiento del poder adquisitivo de los pobres; iii) una producción y distribución de alimentos más eficaces; iv) un crecimiento y estabilidad suficientes del suministro de alimentos; v) un acceso mejor y más seguro a dicho suministro; y vi) una disponibilidad suficiente de ayuda alimentaria, especialmente en situaciones de urgencia. Me referiré a uno de los aspectos más complejos en cuestión, que es la relación entre la seguridad alimentaria y el comercio. Los progresos que se realicen en el comercio en las futuras negociaciones de la OMC forman parte de la solución porque pueden contribuir a avanzar en los seis frentes.

Además de la guerra y de los disturbios civiles, la pobreza es una de las causas fundamentales de la falta de seguridad alimentaria. En este sentido, una ulterior liberalización del comercio puede hacer la diferencia. Está suficientemente demostrado que el crecimiento económico provocado por el comercio y la creación de empleo han mejorado mucho la capacidad de la gente para comprar alimentos. Una ulterior liberalización del comercio puede ser un arma poderosa en la lucha contra la pobreza. A este respecto, el desmantelamiento de los excesivos obstáculos al comercio que existen dentro del país es tan importante como mejorar el acceso a los mercados externos.

Desde ya que el costo de los alimentos es otro elemento importante que depende mucho de la eficacia de la producción y distribución de los alimentos. En este sentido, un ulterior desmantelamiento, en el marco de las futuras negociaciones de la OMC, de los obstáculos al comercio y de las subvenciones que causan su distorsión contribuiría a aumentar la producción de alimentos en los países y regiones en los que pueden producirse a un costo muy bajo, tales como los muchos países en desarrollo cuyo desarrollo agrícola se ve perjudicado actualmente por las subvenciones aplicadas en el extranjero. Un descenso de los precios pondría los alimentos más al alcance, particularmente de los pobres.

Una utilización más eficaz de los recursos mundiales para la producción de alimentos fortalece, casi por definición, la capacidad de alimentar a una población mundial en crecimiento. Desde la perspectiva de la seguridad alimentaria, el problema no consiste solamente en que la oferta mundial de alimentos se mantenga al ritmo de la demanda mundial. También son importantes la estabilidad de la oferta y el acceso a la misma.

Incluso en la mejor de las circunstancias, la ayuda alimentaria seguirá siendo importante, particularmente en las situaciones de urgencia causadas por las catástrofes naturales o las guerras. Uno de los desafíos en estos casos consiste en reducir al mínimo cualquier impacto negativo en el desarrollo agrícola del país o región interesados. De ahí que en el marco del Acuerdo sobre la Agricultura existan razones válidas para eximir a la ayuda alimentaria de los compromisos de reducción de las subvenciones a la exportación, pero sujeto a ciertas condiciones, en particular el requisito de que las operaciones de ayuda alimentaria se efectúen de conformidad con los principios de la FAO sobre colocación de excedentes y obligaciones de consulta.

El Acuerdo sobre la Agricultura contiene también disposiciones relativas a los programas internos de seguridad alimentaria, particularmente la cobertura de la caja verde para la ayuda alimentaria y la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria. Entre las disposiciones conexas figuran el trato especial diferenciado para los países en desarrollo. Por consiguiente, los miembros de la OMC pueden ejecutar dichos programas como lo consideren conveniente, ateniéndose a los criterios pertinentes.

Tanto a nivel internacional como nacional la seguridad alimentaria podría beneficiarse de un ulterior fortalecimiento del sistema de comercio multilateral, particularmente a través de una ulterior liberalización. La reciente crisis financiera en Asia y en otras partes ha demostrado de forma espectacular lo importante que es un sistema de comercio fuerte para mantener en pie la economía mundial y contribuir a la recuperación de los países que han caído en una profunda recesión. No hace falta mucha imaginación para darse cuenta de lo que hubiera sucedido al desarrollo económico mundial, en general, y a la seguridad alimentaria, en particular, si, como ya pasó una vez, estas crisis financieras hubieran provocado una oleada de proteccionismo en el comercio.

El aporte de las futuras negociaciones de la OMC a la mejora de la seguridad alimentaria dependerá de los acuerdos que se logren en materia de crecimiento económico y creación de empleo, particularmente en los países en desarrollo. A su vez, esto dependerá del alcance de las negociaciones y de la profundidad de sus resultados. La liberalización del comercio y la seguridad alimentaria no son realidades intrínsecamente contradictorias. Todo lo contrario. Lo cual no significa necesariamente que el sistema de comercio tal como existe en la actualidad sea perfecto en todo sentido, por lo que se refiere a los aspectos de la seguridad alimentaria, pero las negociaciones comerciales brindan la oportunidad de colmar las deficiencias.

Alocución del Sr. Rubens Ricupero (Secretario General de la UNCTAD)

Me concentraré en los problemas relativos a la liberalización del comercio agrícola. La agricultura es la prueba principal de la credibilidad de un sistema comercial basado en normas, inspirado en el convencimiento de que el libre comercio contribuye a una distribución eficaz de los recursos. Si compartimos este convencimiento, no hay motivo para que la agricultura esté al margen de las disciplinas y normas del sistema, como ha ocurrido durante un tiempo demasiado largo. Con frecuencia escuchamos quejas sobre los períodos largos de transición que necesitan los países en desarrollo para adaptarse, por ejemplo, a las nuevas reglas sobre los derechos de propiedad intelectual. Pero la gente se olvida de que en el mundo en general, y en los países industriales en particular, la transición de la agricultura ha llevado medio siglo. Si no aceptamos que la agricultura debe someterse a un sistema basado en normas, no somos sinceros al tratar de imponer ese sistema a la industria o a los servicios, o a otras esferas. No existen argumentos intelectuales o teóricos válidos que justifiquen la exención de la agricultura.

Cuando fui Embajador del Brasil en Washington, en la primera reunión que tuve en 1991 con la Sra. Carla Hills, Representante de los Estados Unidos para las cuestiones comerciales internacionales, me puntualizó todas las deficiencias de mi país en el terreno del comercio y todos los errores que estábamos cometiendo al respecto. Lo hacía esgrimiendo los argumentos de los economistas clásicos, señalando que nos estábamos perjudicando al no seguir los buenos consejos de todos los teóricos. Yo me limité a hacerle esta sola pregunta: `¿Podría Ud. indicarme el capítulo en el que David Ricardo o Adam Smith eximen expresamente de estas hermosas teorías al zumo de naranja concentrado y congelado?' Se rio, y me dijo: `¿Sabe una cosa?, en el tema del zumo de naranja concentrado está el grupo de presión de Florida que...'. Ahí está el problema. O se es coherente o incoherente.

Es poco lo que se ha logrado en la agricultura. Al comienzo de la Ronda Uruguay de negociaciones sobre la agricultura, una de las primeras propuestas presentadas por el Presidente Reagan fue la opción cero, es decir ninguna ayuda interna, ningún obstáculo al mercado, ninguna subvención a las exportaciones. ¿Cuánto hemos alcanzado de estas metas, por cierto ambiciosas? No lo sé en realidad, pero a veces me pregunto si no fue un error aceptar tan poco en la agricultura al final de la Ronda.

Además, hay otro argumento que tiene que ver con el desarrollo. Estamos viendo con satisfacción que cada vez más organizaciones y personalidades están diciendo ahora que tenemos que corregir los desequilibrios que existen en el sistema comercial. La semana pasada hemos tenido una reunión muy importante del G-77 y China en Marrakech, en la que el Director General de la OMC, el Sr. Moore, defendió firmemente la idea de que la próxima ronda de negociaciones debería ser una ronda sobre el desarrollo. Es extremadamente alentador el hecho de que todos dicen ahora que el desarrollo debería estar en el centro del escenario, pero eso hace aumentar el nivel de las expectativas y, por consiguiente, la decepción será amarga si tuviéramos que terminar sin lograr nada significativo.

Hay que admitir que después de casi cinco años enteros de aplicación, en los países en desarrollo se va generalizando la opinión de que el Acuerdo sobre la Agricultura ha tenido pocos efectos en cuanto a mejorar su participación en el comercio agropecuario mundial. Los aranceles agrícolas siguen siendo más altos que los del sector industrial - casi seis veces más, ponderados enfunción del comercio exterior. Persisten los problemas de las crestas arancelarias y la progresividad arancelaria, como se indica en un estudio conjunto realizado por la OMC/UNCTAD. La medida global de la ayuda total de los países de la OCDE todavía es muy alta, casi 100 mil millones de dólares EE.UU., de los cuales a la Unión Europea sola correspondió más de la mitad y al Japón más de una cuarta parte, siendo por consiguiente mucho mayor que todo el PIB de algunos países de ingresos medios.

Algunos de los compromisos de los que se esperaban ventajas potenciales para los países en desarrollo no se han cumplido en forma total o satisfactoria. Uno de los problemas es que los países desarrollados no han logrado mejorar el acceso a los mercados para las exportaciones de los países en desarrollo. Otros ejemplos son los derechos arancelarios elevados, los contingentes arancelarios discriminatiorios y no transparentes, los métodos administrativos y, como ya se indicó, la aplicación insatisfactoria de la Decisión Ministerial sobre los países en desarrollo importadores netos de productos alimenticios.

Ante una evaluación de este tipo, ¿cuál debería ser el objetivo de las próximas negociaciones? No cabe duda de que debe ser colocar el sector agropecuario de lleno bajo la disciplina multilateral; pero, desde la perspectiva de los países en desarrollo, debería ser también formular el futuro acuerdo de tal manera que junto con el objetivo de establecer un sistema comercial justo y orientado al mercado se tengan más en cuenta las necesidades y las condiciones específicas de dichos países. Y su aplicación debería garantizar una distribución equilibrada y equitativa de los beneficios entre todos los países. A este respecto, es alentador el hecho de que los países en desarrollo hayan estado participando más activamente en la fase preparatoria. Muchas de las casi 40 propuestas relativas a la agricultura han sido presentadas por países en desarrollo que han podido crear grupos de países de idéntica mentalidad que están empeñados en conseguir sus objetivos.

En vísperas de las negociaciones podemos distinguir tres posturas principales. En primer lugar, están los países principalmente industrializados, como los Estados Unidos, el Japón, Suiza y Noruega, que insisten en la multifuncionalidad de la agricultura, es decir, en sus preocupaciones no comerciales. Un segundo grupo está constituido por los demandantes más activos en las negociaciones - los Estados Unidos, por supuesto, y el Grupo Cairns, que comprende los países en desarrollo que dependen mucho de la agricultura para mejorar sus perspectivas comerciales. Por último, está el grupo de los países en desarrollo para los cuales la agricultura es más que una actividad que se rige puramente por las reglas del mercado, porque empeña a una proporción elevada de la población, por lo general más del 50 ó 60 por ciento, y en los que los problemas relativos a la mitigación de la pobreza y a la seguridad alimentaria son muy graves.

Yo sería el último en negar las dificultades que entraña la liberalización del comercio en la agricultura, pero al mismo tiempo debo advertir sobre el peligro de tratar a la agricultura como a un animal totalmente diferente. Por ejemplo, se habla de su multifuncionalidad, que significa que la agricultura no sólo produce bienes para el mercado, sino que también plantea cuestiones relativas a la protección del medio ambiente, el paisaje, la conservación del desarrollo rural, etc. Todo esto es absolutamente cierto. El problema está en saber si para lograr esos objetivos hay que recurrir necesariamente a políticas que distorsionan el comercio.

La multifuncionalidad no se aplica sólo a la agricultura. Cito mi experiencia como Ministro del Medio Ambiente. En las selvas tropicales amazónicas del Brasil, el desafío viene precisamente de la agricultura, porque los bosques se queman para que la tierra pueda destinarse a fines agrícolas. Hace unos 20 años creamos una zona libre en la capital de Manaus, lo cual tuvo un efecto extraordinario porque muchas personas que vivían en las zonas rurales del Amazonas migraron a la capital, reduciendo de esa manera la presión sobre la selva. De suerte que en nuestro caso se podría decir que en el Amazonas la industria es la actividad multifuncional, porque preserva los bosques.

Todavía tenemos que abordar seriamente muchos problemas relacionados con el acceso a los mercados, tales como las crestas arancelarias y la progresividad arancelaria; las cuestiones relativas a las SPS y los OTC (sin eximir a nadie de las normas que son necesarias desde un punto de vista científico, pero tratando de mejorar la capacidad de los países en desarrollo para establecerlas y cumplirlas); las reducciones arancelarias sobre la base de la cláusula NMF y sus repercusiones en los regímenes preferenciales; el sistema de los contingentes arancelarios. Con respecto a la ayuda interna, tenemos que examinar si necesitamos o no una caja de desarrollo. Para que funcione, habría que aplicar criterios vinculados con indicadores de desarrollo apropiados, tales como la parte porcentual de la agricultura en el PIB, la tasa de desnutrición de la población, la tasa de crecimiento demográfico, la tasa de crecimiento de la productividad, el grado de dependencia de los productos alimenticios básicos con respecto a las importaciones, etc. Y, último en orden aunque no en importancia, tenemos que encarar decididamente el escándalo de las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios. No se justifica de ninguna manera que en un sistema de comercialización en el que se han prohibido las subvenciones a la exportación de productos industriales se siga permitiendo a algunos países que defiendan su parte en los mercados mundiales de productos agropecuarios por el hecho de que tienen la capacidad financiera de otorgar dichas subvenciones. Este asunto no es negociable, pues la eliminación de las subvenciones a la exportación es una consecuencia de los principios fundamentales de un sistema comercial sano.

Alocución del Profesor Kirit S. Parikh, Director del Instituto Indira Gandhi de investigaciones para el desarrollo, India

Concuerdo con muchos de los puntos señalados por la Sra. Stanton, pero la eficacia del sistema de mercado depende crucialmente de la distribución inicial de los ingresos, y podría pasar mucho tiempo antes de que el crecimiento se filtre hasta los pobres. El período de transición, sobre el que insistió el Sr. Ricupero, puede ser largo, y muchas personas pueden verse enfrentadas a graves problemas de seguridad alimentaria. No podemos depender del mercado para resolverlos, y el Acuerdo sobre la Agricultura no ha sido particularmente sensible a esta necesidad de seguridad alimentaria, particularmente durante el período de transición.

A la definición de seguridad alimentaria de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación deberíamos tal vez añadir que no sólo tienen que tener acceso a los alimentos todas las personas y en todo tiempo, sino que también deben poder conseguirlos por derecho proprio y sin estar sometidos a humillaciones u otras condiciones relacionadas con la ayuda alimentaria. Aquí, la clave es el acceso económico; la seguridad alimentaria es básicamente un problema de los pobres. El sistema alimentario mundial abastece a los que tienen dinero. Si damos dinero a los pobres, ellos pedirán alimentos, y se producirán más alimentos para ofrecerles. Pero si damos dinero a los agricultores, o incentivos para que produzcan más alimentos, éstos no llegarán a los pobres porque no tienen cómo pagarlos. En la India existen hoy más de 13 millones de toneladas de cereales en existencias reguladoras oficiales pero también más de 200 millones de indios que sufren hambre.

Si la pobreza es la causa del hambre, para reducir el hambre hay que reducir la pobreza. Los pobres disponen de poca tierra, poco capital y pocos conocimientos técnicos; tenemos que aumentar el valor de sus recursos y productos para mejorar sus ingresos reales. Pero todo esto lleva tiempo, de ahí la importancia decisiva del período de transición.

Hemos analizado diversos escenarios utilizando la política general del equilibrio y los modelos de análisis del Instituto internacional para el análisis de sistemas aplicados (IIASA). Para saber si aumentando los alimentos en el mercado mundial se ayudaba a los pobres o no, hemos hecho una simulación en la que suponíamos que cada año aparecían en los mercados mundiales 50 millones de toneladas más de trigo. Descubrimos que después de 10-15 años casi nada de ese excedente se había traducido en un aumento del consumo por parte de los pobres. Si bien al principio el precio del mercado mundial desciende, después vuelve a subir hasta alcanzar el nivel del período de referencia. De manera que se ajustó el sistema: cambiaron las pautas de la producción, de los cultivos y del comercio, pero el consumo de los pobres se mantuvo casi igual.

Análogamente, hay quienes dicen que si se produce una pérdida de cosecha el libre comercio permite el acceso al mercado mundial. Es verdad, pero para los que tienen el dinero. Haciendo un ejercicio de simulación, hemos supuesto primeramente un desastre meteorológico que redujera la producción en los países septentrionales industrializados, y después aplicamos la misma hipótesis a países en desarrollo. Las pérdidas de cosecha pueden producirse en cualquier parte, pero la constante es que el número de los pobres de los países en desarrollo aumenta siempre, porque en los países desarrollados hay dinero suficiente para comprar alimentos en el mercado internacional. Por consiguiente, si suben los precios mundiales de los alimentos los países en desarrollo importadores de alimentos no pueden importar más de cierta cantidad, la ayuda alimentaria se agota, etc. El norte puede verse afectado por la sequía, pero es en el sur donde aumenta el hambre. Y más todavía si es allí donde no llueve. El sistema proporciona alimentos sólo a los que tienen dinero para comprarlos.

También hemos examinado los efectos de la liberalización del comercio agropecuario en el marco de diversos escenarios, tales como el libre comercio de los miembros de la OCDE, el libre comercio de países en desarrollo y el libre comercio mundial. Destacaría un punto: algunos países ganan y otros pierden. No se puede dar por sentado que el libre comercio sea algo bueno para todos los países. Llegamos a la conclusión de que, en general, como consecuencia de la liberalización del comercio los países de la OCDE salieron ganando en cualquier escenario que fuera. Algunos países en desarrollo ganaron en el marco de ciertos escenarios, pero en general los más pobres pierden, afectados por las pérdidas en la relación de intercambio. Por eso, se podría defender la liberalización, pero siempre y cuando existieran políticas correctivas que evitaran estas pérdidas.

Algunas cuestiones requieren una mayor reflexión. En primer lugar, son decisivas las etapas en las que se efectúan las reformas. Los países en desarrollo necesitan un acceso suficiente a los mercados para sus exportaciones, para poder importar todos los alimentos necesarios incluso si los precios suben. En segundo término, es importante que se estabilicen los precios internos en las economías que se ven expuestas de repente a los precios del mercado mundial. En tales casos, podríamos permitir existencias reguladoras y otras operaciones, tales como aranceles variables o bandas de precios para evitar el impacto inmediato de los precios mundiales.

La multifuncionalidad de la agricultura, mencionada por el Sr. Ricupero, tiene que ver con la cuestión de la autosuficiencia. Por muchos motivos, tales como la seguridad política, puede ser conveniente un cierto grado de autosuficiencia. Una solución alternativa a la constitución de existencias reguladoras es costosa y en todo caso podría no ser una opción para muchos países en desarrollo pobres, porque hay muchas personas que dependen del sector agropecuario para su sustento. Debería permitirse que esos países tuvieran como objetivo una autosuficiencia prudencial para preservar el nivel de empleo en la agricultura pero sin causar distorsiones en el mercado mundial.

Muchas de las medidas establecidas en el Acuerdo sobre la Agricultura son injustas, si se tienen en cuenta sus repercusiones en el problema del hambre y de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo. En algunos casos el trato especial y diferenciado no es suficiente, y en otros el problema surge simplemente por el hecho de que los países desarrollados no han cumplido con el Acuerdo que firmaron.

Dado que son tantos en el mundo los que carecen de seguridad alimentaria, es fundamental que en la nueva ronda de negociaciones de la OMC la seguridad alimentaria sea un tema central y que el Acuerdo sobre la Agricultura sea más justo y más sensible a las preocupaciones de los países en desarrollo. Los países MA necesitan flexibilidad, pero no deben olvidar que las distorsiones del mercado son costosas y que no necesariamente benefician a los pobres en cuyo nombre se producen muchas de ellas. El crecimiento es una de las mejores medidas contra la pobreza, y los países en desarrollo deberían apuntar a que su sector agropecuario, y la economía en general, crezcan lo más rápidamente posible. Entre tanto, una de las mejores medidas que se podrían aplicar es la de la transferencia de ingresos, a través de un mecanismo de autoselección, autoregulación y autoamortización, por ejemplo un plan de garantía de empleo, semejante al que se viene ejecutando en los últimos 15 años en el estado de Maharastra (India) con resultados bastante satisfactorios. La experiencia demuestra que la oferta de mano de obra es mayor en los años malos, de monzones, que en los años buenos. El programa es autoselectivo en el sentido de que sólo los pobres se ofrecen para trabajar, ya que los ricos no necesitan esos salarios. En el marco de planes de garantía de empleo, si hay un crecimiento económico y oportunidades suficientes de empleo alternativo la gente no se ofrecerá para trabajos relativamente mal remunerados. En ese caso se puede pensar en un sistema de seguridad social, o en una red de seguridad para la seguridad alimentaria, que no necesariamente distorsiona la agricultura. Para lo cual los países en desarrollo deberían conseguir ayuda, sobre todo durante el período de transición.

Capítulo 3
TENDENCIAS PRINCIPALES DE LOS MERCADOS MUNDIALES DE PRODUCTOS AGROPECUARIOS Y PERSPECTIVAS A PLAZO MEDIO

Exposiciones de miembros del panel

Nikos Alexandratos4: En los últimos 25 años se han producido cambios importantes por lo que se refiere a la disponibilidad de alimentos para consumo humano en los países en desarrollo. Entre mediados de los años setenta y mediados de los ochenta se ha registrado una fuerte mejora del consumo en la región del Cercano Oriente y del Norte de África gracias al auge del petróleo y al crecimiento conexo de las importaciones de alimentos. En ese mismo período se registraron progresos significativos en Asia oriental. El Asia meridional todavía se mantiene en una posición intermedia, pero va haciendo progresos. El África subsahariana ha retrocedido - estaba peor a mediados de los años ochenta que a mediados de los setenta - aunque últimamente ha hecho algunos progresos.

Hace 25 años había alrededor de mil millones de personas crónicamente desnutridas en todo el mundo, lo que representa un 37 por ciento de la población de los países en desarrollo. La proporción ha descendido desde entonces a un 19 por ciento, pero, como observó el Sr. de Haen, en términos absolutos el número de las personas desnutridas ha descendido a un ritmo muy lento, cifrándose actualmente en más de 800 millones. Los números absolutos están creciendo en el África subsahariana y se mantienen relativamente estables en el Asia oriental, donde van disminuyendo muy lentamente. La proporción de personas desnutridas en Asia oriental, incluida China, ha ido disminuyendo muy rápidamente, aunque los números absolutos siguen siendo elevados a causa del crecimiento demográfico. En el Cercano Oriente y el Norte de África, tanto la proporción como el número de desnutridos han disminuido rápidamente. América Latina, que tiene una desnutrición relativamente menor, sufrió durante los años ochenta pero realizó fuertes progresos en los años noventa.

La mejora del consumo de alimentos per cápita en los países en desarrollo provino de dos fuentes: la producción interna y el comercio. En los números totales de los países en desarrollo predominan China y la India, que llegaron a ser autosuficientes y se mantuvieron tales, y no han entrado con frecuencia en el mercado mundial como grandes importadores de alimentos. Sin embargo, para algunos países el comercio de alimentos ha sido extremadamente importante para lograr un aumento del consumo per cápita y la reducción de la desnutrición, principalmente en la mayor parte de la región del Cercano Oriente y el Norte de África.

En los últimos 35 años, los países en desarrollo han sido importadores netos de cereales. En ese período las importaciones de alimentos acusaron un crecimiento repentino y muy rápido, particularmente durante los comienzos de los años setenta y los inicios de los años ochenta, en los que el auge del petróleo creó un mercado de cereales en rápida expansión. Terminado el impacto del auge del petróleo, los países en desarrollo siguieron creciendo como importadores netos, pero a un ritmo mucho más lento. Desde que la ex Unión Soviética y Europa oriental se retiraron del mercado de importación, el comercio mundial de cereales ha sido esencialmente átono. Una parte de la atonía registrada en las exportaciones de cereales de los países industriales se debe al crecimiento del comercio de carne; los Estados Unidos han pasado de importador neto de carne a exportador neto, lo mismo que la Unión Europea, Australia, Nueva Zelandia, Brasil y Argentina. Las importaciones de carne están creciendo muy rápidamente en México, Arabia Saudita, la República de Corea, Egipto y Hong Kong, China.

Suponiendo que la liberalización del comercio impulsara la demanda mundial de alimentos, ¿tendría el mundo la capacidad productiva para responder? Esta es la pregunta que con frecuencia se plantean los grandes importadores de alimentos, tales como el Japón y el Norte de África. La producción mundial de cereales se ha desacelerado en los útimos años y ha ido disminuyendo el suministro disponible per cápita. Algunos observadores se alarman, pero la disminución de la disponibilidad se debió fundamentalmente al colapso de la producción en la ex Unión Soviética y Europa oriental. En los años más recientes, la producción ha ido repuntando y el consumo mundial per cápita ha comenzado nuevamente a crecer. Los principales países exportadores, tales como América del Norte, Europa occidental, Australia y Argentina, hay un potencial de producción suficiente como para satisfacer cantidades razonables de demanda adicional en los mercados mundiales.

En conclusión, hay suficiente potencial de producción. El crecimiento del comercio se ha desacelerado últimamente a causa de que la demanda efectiva ha sido débil. En los países en desarrollo, la causa del problema de la inseguridad alimentaria sigue siendo la pobreza, y aquí es donde entra a jugar un papel importante el desarrollo de la agricultura. Uno de los temas que se examinarán aquí es si los cambios que se introducirán en el marco normativo comercial favorecerán o impedirán el desarrollo de la agricultura local, y si aumentarán los ingresos de los pobres, dándoles mayor capacidad para comprar alimentos o producirlos.

Loek Boonekamp5: En los últimos años, la OCDE se ha mostrado relativamente optimista respecto a las perspectivas del mercado de productos agropecuarios a plazo medio y a los mercados mundiales, tanto en cuanto a los volúmenes como a los precios del comercio. En consecuencia, hemos señalado la posibilidad de una desaceleración de la disminución del precio real de algunos productos agropecuarios en el plazo medio, en base a tres elementos principales: i) el aumento de la demanda en algunas de las economías emergentes y la preferencia por alimentos más basados en proteínas; ii) el movimiento lento y muy gradual de los gobiernos de los países de la OCDE hacia prácticas que causan menos distorsiones; y iii) la expectativa de que el Acuerdo de la Ronda Uruguay conduzca a una menor distorsión del mercado.

En este momento los precios de mercado de muchos productos se encuentran a niveles excepcionalmente bajos. Pero esto se debe más bien a una reacción y reajuste de las existencias a los precios sumamente elevados registrados algunas veces en los años anteriores. Por varias razones, no creo que los precios excepcionalmente bajos que se registran actualmente en algunos productos invaliden nuestros juicios anteriores sobre una disminución más lenta de los precios reales. Una de las razones es la recuperación registrada en algunas economías no pertenecientes a la OCDE que estaban en la base de nuestras previsiones de un mercado más pujante en el plazo medio. Las previsiones sobre el crecimiento económico en la República de Corea y algunos otros países afectados por la crisis económica superan con creces lo que se hubiera podido pronosticar unos seis meses atrás. Segundo, es de esperar que no se revierta, al menos en los países de la OCDE, la tendencia hacia políticas más orientadas al mercado. Si se cumplen estas dos condiciones, los precios mundiales se recuperarán de los niveles bajos en los que están actualmente y el comercio seguirá creciendo. Pienso, sin embargo, que las perspectivas de los precios a plazo medio se verán atenuadas. Aún cuando recuperaran sus tasas históricas de crecimiento económico, las economías que se vieron afectadas por la crisis tendrán ingresos totales en el año 2005 mucho más bajos de lo que hubieran sido de no haberse producido la contracción.

Hay dos problemas que probablemente tendrán repercusiones importantes en los mercados de productos básicos en el plazo medio. Uno es la mayor preocupación pública que existe sobre cómo se producen los alimentos, su inocuidad, y sus posibles efectos sociales y ambientales colaterales. Esto podría acarrear consecuencias importantes para los mercados y el comercio. Hay, evidentemente, exigencias de una mayor reglamentación. En nuestra opinión, estas exigencias deberían examinarse muy atentamente, y las cuestiones en juego deberían resolverse dando a los consumidores la posibilidad de manifestar sus preferencias. Las reglamentaciones que fueran necesarias deberían ser transparentes y basadas en criterios aceptados internacionalmente.

La evaluación de las perspectivas a plazo medio está sujeta a algunas incógnitas, algunas de las cuales escapan a nuestro control, tales como las condiciones atmosféricas y las catástrofes naturales. Pero hay una sobre la cual podemos hacer mucho, que es la interferencia de las políticas en los mercados. Si persiste y se consolida en la OCDE la tendencia, muy lenta, de recurrir a medidas que causan menos distorsiones en el mercado, hay motivos para esperar que los mercados funcionen mejor en el plazo medio. Si la tendencia se revirtiera, corremos el riesgo de volver al tipo de depresiones del mercado experimentadas en los años ochenta.

Eugenio Diaz-BonillA6: Quisiera presentar cuatro puntos. El primero se refiere a la relación que existe entre el comercio de productos agropecuarios y la seguridad alimentaria: el comercio ha ayudado, pero la seguridad alimentaria sigue siendo un problema interno. Un indicador de la capacidad de financiar las importaciones de alimentos consiste en expresar su valor actual como porcentaje de las exportaciones totales de mercancías. Con el tiempo, este indicador ha ido disminuyendo. Las importaciones de los países en desarrollo han disminuido, porque en general están comercializando más. Algunos de estos países en desarrollo importadores netos de alimentos exportan también servicios, tales como el turismo. Si se incluyen también estos ingresos de exportación, el conjunto de las importaciones es proporcionalmente incluso menor. Por consiguiente, el comercio internacional ha ayudado ciertamente, pero la seguridad alimentaria sigue siendo un problema interno, que incluye cuestiones relativas a la estructura de la tierra, la infrastructura, las políticas en general, las instituciones y los procesos internos. Otro indicador es la proporción que existe entre las importaciones de alimentos y su producción total (más que su consumo total, ya que algunos de estos países son importadores netos de alimentos). Para los países MA, esta proporción era de alrededor del 4 por ciento en los años sesenta; en los ochenta saltó a alrededor del 8 por ciento, y ahora está disminuyendo nuevamente. De ahí que no existen pruebas de que la creciente globalización pueda estar desplazando la producción interna de esos países. Para los países de bajos ingresos con déficit de alimentos, grupo sobre el que la FAO dispone de datos por separado, la proporción oscila entre el 6 y 10 por ciento, y nunca ha superado el 10 por ciento, a pesar de la globalización.

Mi tercer punto es que el Acuerdo sobre la Agricultura no limita las buenas políticas de los países en desarrollo relativas a la pobreza, el medio ambiente, la seguridad alimentaria, la ayuda alimentaria, etc. Lo que sí restringe son algunas de las malas políticas, que se refieren principalmente a las transferencias. El Profesor Parikh se ha referido a las distorsiones que básicamente suponen la transferencia de dinero de los consumidores a algunos productores, por lo general los más ricos. En los países en desarrollo, o en cualquier país, los productos alimenticios se protegen mediante un impuesto al consumo, que, como porcentaje de ingresos, grava principalmente a los pobres. Básicamente, se grava a los consumidores pobres en favor de los productores ricos. Si nuestra preocupación son los pobres, es a ellos a quienes debemos beneficiar procurándoles las cosas que necesitan: tenencia de la tierra, crédito, infrastructura, riego, etc. El Acuerdo sobre la Agricultura restringe las políticas que suponen transferencias que no crean riqueza.

Por último, se ha debatido mucho sobre la OMC. Sabemos que en Seattle habrá mucha gente que protestará contra la liberalización, pero el marco jurídico de la OMC está incorporado en el marco jurídico de todos los países. Las decisiones las toman y ejecutan los gobiernos. No conozco ningún documento de la OMC en el que se diga que esto lo decidió algún burócrata internacional desconocido; siempre es algún país el que dice esto o aquello. Si queréis democratizar, debéis comenzar por vuestro proprio país. A la OMC hay que fortalecerla, no debilitarla; el que trata de sustraer la agricultura de la órbita de la OMC o de debilitar la Organización está trabajando contra los países pobres y subdesarrollados.

Keiji Ohga7: Limitaré mis observaciones a la estructura básica de la oferta y demanda mundiales de alimentos a largo plazo. Antes de los años ochenta, dicha estructura estaba profundamente condicionada por la guerra fría. Todos los países protegían y subvencionaban su agricultura con objeto de asegurarse el apoyo popular, especialmente de los agricultores, para proteger su proprio sistema social y económico, de signo socialista o capitalista. Los países desarrollados, conducidos por los Estados Unidos, han creado diversos institutos de investigación y ayudado a los países en desarrollo a mejorar su productividad. Terminada la guerra fría, ese entusiasmo desapareció y ahora defienden principalmente el sistema de libre comercio o de mercado sin intervención estatal. Incluso el Banco Mundial y los bancos regionales, tales como el Banco de Desarrollo Asiático, han empezado a retirarse de la agricultura. Muchas organizaciones, incluida la FAO, están reduciendo sus presupuestos y el personal. Por consiguiente, no podemos extrapolar la tendencia pasada sino que debemos examinar el impacto a largo plazo que representa el abandonar las inversiones en la agricultura (en riego, por ejemplo) y las investigaciones agrícolas.

Otro punto, en relación con las negociaciones de la OMC, es la suposición de que la competencia en el mercado mundial producirá sólo ganadores. Lo cierto es que producirá también perdedores. Ganarán los que dispongan de una ventaja comparativa, pero las personas o industrias que no cuentan con una ventaja comparativa perderán, especialmente en el período de transición. La mayor parte de los países en desarrollo son importadores de alimentos y, por consiguiente, tienen poca ventaja comparativa en esa esfera. Y en los países ganadores, los que ganarán serán los grandes agricultores. Los pequeños agricultores, los campesinos, perderán. Tienen que emigrar de la agricultura a las ciudades, y vivir en tugurios. Teóricamente, el bienestar global debería aumentar, pero dentro de la globalidad hay ganadores y perdedores; los pobres tienden a perder y los ricos a ganar. Esa es la dura ley de la competencia, tanto dentro de los países como entre un país y otro.

Debate

Preguntas al Profesor Ogha: Varios oradores le pidieron que profundizara sus opiniones acerca de los ganadores y perdedores en un sistema de libre comercio, de la necesidad de indemnización en los planos nacional e internacional, y del papel de la competencia en la agricultura.

Respuesta: Con respecto a la 'competencia' en la agricultura, hay dos problemas. En las negociaciones comerciales, el problema consiste básicamente en aplicar las mismas reglas de juego a todos, pero aun así la competencia produce ganadores y perdedores. En este sentido, la competencia debería ser objeto de negociaciones. La cuestión de la indemnización debería abordarse tanto a nivel interno como internacional. En el plano nacional, implica por lo general un proceso político de negociaciones entre los grupos interesados. Normalmente, la indemnización se otorga mediante el proceso de consignación presupuestaria, por la que se compensa al perdedor con subvenciones, etc. En el marco del FMI y otras instituciones hay algunos programas de indemnización, pero son muy débiles. El asunto debe plantearse correctamente no sólo en el marco de las negociaciones de la OMC sobre el comercio sino también mediante un plan internacional de indemnización. Cuando se negoció inicialmente el SGP, la intención era ofrecer un trato especial a los países en desarrollo - es decir, una forma de indemnización.

Pregunta al Sr. Boonekamp: El Sr. Boonekamp manifestó que tenía confianza en que la demanda comience a crecer de nuevo y que los precios mejoren. El Profesor Ogha afirmó que las dificultades del lado de la oferta (producción/tecnología) podrían determinar un aumento todavía más fuerte de los precios. Esto plantea una serie de cuestiones que tendemos a pasar por alto en muchos de nuestros debates, tales como: ¿qué pasa con el aumento de los precios? Se pueden producir muchas pérdidas. Además, ¿qué hace la OCDE con respecto al tema de la investigación? En todas partes están disminuyendo las investigaciones agrícolas financiadas con fondos públicos. ¿Tiene la OCDE o alguien más algo que ofrecer en ese ámbito?

Respuesta: Hay diferentes formas de considerar la cuestión de los precios. Una, la que nosotros aceptamos, es que la baja de los precios en un determinado momento es señal de que el mercado está reaccionando, al menos en cierta medida, al exceso de oferta de manera que después de un período de ajuste los recursos excedentes dejarán algunos sectores de producción y los mercados se recuperarán. En ese sentido, una baja de los precios es signo de un funcionamiento mejor del mercado. Si los precios siguen creciendo en el futuro, eso indudablemente es malo para los consumidores pero probablemente no para los productores, desde el momento que el aumento de los precios atraerá más recursos a la producción, particularmente en el caso de una asignación de recursos más orientada al mercado mundial. Por lo que se refiere a la OCDE y a las investigaciones agrícolas, no somos una universidad ni un instituto de investigaciones, pero desde luego que la investigación aplicada que realizamos es un caso de investigación financiada con fondos públicos y los aspectos que observamos principalmente tienen que ver con las políticas agropecuarias y sus consecuencias para el mercado y el comercio.

Preguntas al Profesor Parikh: Se plantearon algunas preguntas sobre el impacto de la liberalización del comercio en los precios agrícolas, en concreto sobre la relación entre las subvenciones agrícolas, la innovación y transferencia de tecnología, la respuesta de la oferta y los precios. Se le preguntó, en particular, al Sr. Parikh si estaba de acuerdo con que el aumento de los precios derivado de la eliminación de las subvenciones estimularía la producción y si esto, a su vez, haría descender los precios.

Respuesta: Es verdad que el aumento de los precios de los alimentos hace sufrir a los pobres, pero también es verdad que estimula la producción. Después de eso, ¿los precios de los alimentos bajarían, de suerte que el consumidor pobre se beneficiaría incluso más? Hemos hecho algunas simulaciones en este sentido, pero, incluso después de 10 años de precios altos de los alimentos, la situación de los consumidores fue peor en muchos países en desarrollo. Aunque la respuesta de la oferta puede ser muy elevada para un determinado cultivo, para el sector agropecuario en conjunto es algo limitada. Se puede producir más trigo reduciendo la tierra cultivada con maíz, pero no se puede producir más trigo y más maíz y otras cosas en la misma proporción. Puede ocurrir, entonces, que si la respuesta global de la oferta es baja, el PIB agrícola aumente pero la situación de los consumidores siga siendo mala, incluso después de diez años de precios altos.

Pregunta al Sr. Boonekamp: Una perspectiva de mediano plazo de cinco años no es suficiente para examinar las políticas. Hay muchas preocupaciones sobre el potencial de la producción mundial a más largo plazo, tales como los cambios climáticos, la falta de agua, y la preocupación ambiental en diversos países. ¿Qué nos puede decir sobre eso?

Respuesta: No estoy de acuerdo con que una evaluación de mediano plazo no sea útil para un análisis de políticas. Es verdad que hay políticas o cambios de políticas que necesitan mucho tiempo para madurar y producir efectos, pero hay algunas, particularmente las que afectan directamente el suministro de productos agropecuarios, que producen impactos casi inmediatos. Nosotros creemos que un modelo de proyecciones a plazo medio que genera un punto de referencia es muy útil para analizar los efectos de los cambios en materia de políticas agrarias a lo largo de cuatro, cinco o seis años y sus repercusiones directas en el sector agropecuario.

Preguntas al Sr. Díaz-Bonilla: ¿En qué medida considera que la liberalización del comercio llega efectivamente a los consumidores? ¿o las ventajas son solamente para los intermediarios en el mercado? Puede ser que el Acuerdo sobre la Agricultura no restrinja las buenas políticas, pero ¿restringe las políticas que causan distorsiones en el comercio?

Respuesta: Estoy de acuerdo con que se puede liberalizar totalmente la economía y el sector agropecuario, pero los precios al consumidor pueden no bajar a causa de estructuras de mercado monopolísticas u oligopolísticas. Por lo tanto, no se trata de un problema de comercio, sino más bien de política interna y de cómo imponer la política de competencia en el mercado interno.

El Acuerdo sobre la Agricultura permite efectivamente políticas que causan distorsiones en el comercio, como lo demuestran la caja azul y algunas medidas globales de la ayuda que básicamente los países desarrollados se reservaron para sí. Es por eso que es importante completar el proceso de la reforma agrícola en el marco de la OMC.

Capítulo 4
EXPERIENCIA RELATIVA A LA APLICACIÓN DEL ACUERDO SOBRE LA AGRICULTURA DE LA RONDA URUGUAY

(a) Experiencia relativa a los mercados mundiales de productos agropecuarios

Exposiciones de miembros del panel

Jim Greenfield8: Es extremadamente difícil evaluar el efecto de la Ronda Uruguay en los mercados mundiales de productos agropecuarios por una doble razón. La primera, porque no se sabe cuál hubiera sido la situación mundial de los productos agropecuarios si no hubiera existido la Ronda Uruguay, aunque se sospecha que hubiera sido muy terrible. Las guerras comerciales de finales de los años ochenta indujeron a un observador a describirla como una situación en "desorden". La segunda es que todas las evaluaciones realizadas hasta ahora muestran efectos más bien pequeños. Por lo tanto, el tipo de cambios observados en los mercados de productos agropecuarios de mes en mes y de año en año no permiten ver los cambios de política lentos y a más largo plazo.

Los análisis de la FAO arrojan los siguientes resultados: i) hay pocos indicios, salvo en el caso de algunos productos, de que la Ronda Uruguay haya producido algún efecto en el volumen del comercio y en el nivel de los precios, ii) hay algunos indicios de que una parte del aumento de las importaciones de alimentos de los países a los que se refiere la Decisión de Marrakech podría ser atribuida directa o indirectamente a los cambios de política relacionados con la Ronda Uruguay, y iii) hay pocos indicios de que se hayan producido muchos cambios en la inestabilidad de los precios mundiales.

A propósito de las repercusiones en algunos productos específicos hemos realizado una labor complementaria, presentada en el documento de antecedentes No. 2. Dicha investigación permitió ver algunos indicios de los efectos de la Ronda Uruguay en los mercados mundiales de cereales y mantequilla, a través de las reducciones de las existencias gubernamentales, y en los de la carne de bovino, a través de los topes aplicados a las subvenciones a la exportación. Los cítricos se han visto afectados por el acuerdo sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias (SPS), y las bananas, por supuesto, por el proceso de solución de diferencias. Con respecto a otros productos agropecuarios importantes, no encontramos efectos directos en los mercados mundiales porque los cambios de política fueron insignificantes y/o relegados a segundo término por las crisis macroeconómicas, las anomalías meteorológicas u otros factores del mercado.

Mientras algunos de estos cambios se han debido a la Ronda Uruguay, en algunos casos se debieron a otros acuerdos (SPS, textiles, solución de diferencias) más bien que al Acuerdo sobre la Agricultura. La fuerza de los mercados de productos prevista en el modelo de la FAO y en otros modelos se debió principalmente al crecimiento de los ingresos, que se suponía que habían sido positivos cuando en realidad no lo eran. Las tasas medias del crecimiento del PIB fueron más bajas en los últimos cuatro o cinco años que en los cuatro o cinco años anteriores. Los mercados de los distintos productos básicos se vieron sacudidos por la enfermedad de las vacas locas, El Niño, y cualquier cantidad de efectos más pequeños, pero el promedio varía sobre todo con los ingresos. Si no hay ingresos, ergo tampoco los mercados de productos básicos pueden entregar.

No sabemos si los mercados de productos básicos son más o menos inestables desde la Ronda Uruguay, pero tendríamos que tener cuidado con la palabra "inestabilidad", cuyo significado económico preciso consiste en que los precios vuelven a equilibrarse después de una crisis. Pero en este sentido, la estabilidad es perfectamente compatible con muchas fluctuaciones de precios debidas a crisis meteorológicas y de otro tipo. El Profesor Sarris, de la Universidad de Atenas, ha demostrado que los mercados de productos básicos son estables, ya que, pese a fluctuaciones muy grandes, vuelven a una especie de equilibrio después de una crisis.

samarendu mohanty9: Es difícil decir cómo ha influido el Acuerdo sobre la Agricultura en los mercados mundiales de productos agropecuarios, porque han ocurrido muchas otras cosas al mismo tiempo. En los últimos seis años, los precios mínimos de los productos agropecuarios se fueron por las nubes (con un aumento de hasta el 40 por ciento) para luego volver a bajar (en un 40 por ciento) en los dos años siguientes. Es muy difícil saber si el Acuerdo sobre la Agricultura tiene algo que ver con esto.

Los cambios introducidos en la política relativa a la ayuda interna en los Estados Unidos y la Unión Europea, que en parte podrían deberse a sus compromisos con la OMC, están afectando el mercado de cereales, aunque predominan otros factores. Las exportaciones aumentaron entre 1993-94 y 1995-96, pero los precios bajaron en los dos años siguientes y disminuyeron las exportaciones. ¿La OMC ha tenido algo que ver con eso? De la disminución de 11 millones de toneladas registrada en las exportaciones de cereales, 9 millones de toneladas se debieron al descenso de las importaciones chinas, pero eso no tuvo nada que ver con la OMC, de la cual China no es miembro. Los compromisos de la Ronda Uruguay relativos al acceso a los mercados han creado muy pocas aperturas de mercado reales, particularmente para productos sensibles a la coyuntura política. La arancelización no ha hecho nada para mejorar los mercados mundiales de productos agropecuarios; lo que ha hecho básicamente es aumentar el nivel de protección. Pero quizás es una buena base para la próxima ronda.

John Finn 10: El Acuerdo sobre la Agricultura se ha ido aplicando bastante bien, y la mayoría de los países han cumplido sus compromisos en todos los aspectos. Sobre el acceso a los mercados, se han arancelizado prácticamente todas las líneas de productos, aunque los resultados puedan no agradar a todos. Hemos tenido algunos problemas con la administración del acceso a los mercados, pero en su conjunto se está procediendo de conformidad con los compromisos. Análogamente, por lo que se refiere a la ayuda interna y a las subvenciones a la exportación, hay problemas en determinadas esferas pero en general se están cumpliendo los compromisos.

El Acuerdo sobre la Agricultura pone limitaciones a los tipos de instrumentos normativos que los países pueden adoptar. La Ronda Uruguay ha ejercido influencia en las reformas de la Política Agrícola Común de 1992. Una de las razones de la transformación de la Ley reguladora de las prácticas comerciales justas y equitativas en los Estados Unidos (Ley FAIR) era para pasar las políticas de la caja ámbar a la caja verde. Los Estados Unidos se colocaron en una posición negociadora muy buena para el futuro al pasar del sostenimiento de los precios del mercado a los pagos directos. La UE y otros países han preferido las políticas de la caja azul y la caja verde, apartándose de las compras de intervención y utilizando formas de ayuda que causan menos distorsiones. Ha habido, por consiguiente, enormes repercusiones en la forma en que los países administran sus políticas. La parte correspondiente a los países en desarrollo en el comercio de productos agropecuarios fue disminuyendo casi constantemente hasta alrededor de 1993, y desde entonces ha ido en aumento. Nos gustaría, por cierto, atribuir este buen resultado a la Ronda Uruguay, pero hemos escuchado decir que no se puede. Hay otros factores mucho más importantes en este momento. En my opinión, su efecto mayor ha sido el de haber limitado a los países en sus políticas relativas a la agricultura. Respondiendo al Sr. Greenfield, si no hubiera habido Acuerdo sobre la Agricultura, el resultado más grave hubiera sido la considerable libertad de acción de los países que pueden permitirse conceder subvenciones, en detrimento de aquéllos que no se lo pueden permitir.

Se ha hablado mucho acerca de los probables efectos negativos de la Ronda Uruguay, pero es discutible que haya habido algún efecto negativo. Los datos disponibles hacen pensar que los efectos han sido positivos, pero que el efecto mayor ha sido el de limitar las políticas. En vez de formular políticas en base al poder político o financiero, ahora disponemos de normas que otorgan a todos los mismos derechos.

Donald Mitchell 11: Los precios de un producto determinado parecen ser tremendamente complicados. Pero los de los productos en general se comportan bien, son normales y muy bajos. Esto es verdad tratándose de los precios nominales mensuales (desde 1980) de todos los productos, salvo la energía. Durante ese período, los precios reales han bajado un 50 por ciento. Por lo tanto, para el productor agrícola o para un país en desarrollo exportador ha sido un tiempo muy difícil, pero para un importador de alimentos ha sido una época menos difícil y, en algunos períodos, un tiempo relativamente bueno.

Desde mayo de 1996, hemos estado en una disminución cíclica típica: los suministros aumentaron, la demanda final no pudo absorber el aumento y los precios empezaron a bajar. Un año después sobrevino la crisis en Asia; que no causó, por cierto, la disminución de los mercados de productos básicos, pero contribuyó indudablemente a ella. La baja de los precios no es un hecho particularmente excepcional; desde 1980 los ciclos de los precios son todos sorprendentemente semejantes. La baja actual es ligeramente mayor que las anteriores (29 por ciento, frente a una media del 25 por ciento), con una duración casi media. Hay, sin embargo, algunas irregularidades causadas por la crisis asiática, que dan a la disminución actual un carácter excepcional.

Para los productos que se exportan mucho de la región de Asia oriental, el efecto de la crisis fue muy fuerte e inmediato. Los países devaluaron sus monedas y al mismo tiempo sufrieron una recesión que disminuyó su demanda interna y ejerció una mayor atracción hacia el mercado internacional. Los suministros internos pasaron al mercado internacional, lo cual contribuyó a la baja de los precios. En cambio, cuando la crisis causó preocupación por los suministros alimentarios internos, Indonesia impuso controles a la exportación de aceite de palma, que produjo el efecto opuesto: el alza de los precios internacionales del aceite de palma y de soja.

Por lo general, los países en desarrollo son importadores de alimentos, y los precios de éstos han recibido una verdadera paliza. Para los países en desarrollo que son importadores de alimentos es una bendición, pero desafortunadamente financian una gran parte de esas importaciones mediante exportaciones de materias primas y productos tropicales. Los precios de los cereales, en particular el trigo, un alimento de importación dominante en los países en desarrollo, se mantuvieron relativamente estables hasta 1995, mientras que las existencias mundiales disminuyeron de forma pronunciada. Al principio los precios no reaccionaron, pero como la economía y la demanda mundiales fueron creciendo bastante rápidamente los precios empezaron de repente a responder. Hubo pánico durante un tiempo y todos estaban convencidos de que abandonarían los cereales, de manera que los precios se mantuvieron altos durante algunos meses para volver después a la normalidad, situándose en 100 dólares EE.UU. el trigo y 85 dólares EE.UU. el maíz. De manera que bajo muchos aspectos estos movimientos de los precios no son tan excepcionales y son consecuentes con la tendencia a largo plazo en los mercados de productos básicos.

Debate

Preguntas y observaciones: Uno de los participantes preguntó al Sr. Mitchell y al Sr. Greenfield si los recientes cambios de política pudieron haber determinado un aumento de la oferta. Dijo que eso era importante porque se pensaba que las reducciones de las subvenciones llevarían a una disminución de la producción, pero a raíz de algunos de los cambios de política introducidos en la Ley FAIR y en el Programa 2000 -eliminación de las compensaciones y expansión de los elementos de la caja verde así llamados "desconectados" -los gobiernos estaban alzando los costos fijos de los productores. ¿Esperaban que los precios se colocaran más cerca de los costos variables de lo que estaban antes de las compensaciones?

Otro participante observó que el Acuerdo sobre la Agricultura contenía compromisos relativos a las subvenciones a la exportación, la ayuda interna y el acceso a los mercados. Si el impacto del Acuerdo era insignificante, ¿a qué se debía? ¿a que las reformas realizadas en esos tres sectores eran insignificantes, o a que el mercado no estaba funcionando correctamente? La intervención encontró apoyo en otro orador, quien observó que las reducciones mayores se aplicaban a los aranceles más bajos, los contingentes no se administraban correctamente, y en tercer lugar, había dudas sobre la cuantía de la ayuda y de las subvenciones. ¿Se trata de compromisos nominales que no debían afectar el mercado o se había producido un cambio real en el comportamiento de los países?

También se hicieron las siguientes observaciones:

Respuestas:

john finn: No era mi idea dejar la impresión de que el Acuerdo sobre la Agricultura hubiera sido insignificante, sino indicar tan sólo que había muchos otros factores de igual importancia quizás. Todos esos otros factores deben ser tenidos en cuenta si queremos saber por qué cambian los precios, las partes de mercado, etc. Además, tal vez no he dicho con claridad suficiente que es posible que en un determinado año el efecto de la Ronda Uruguay no sea tan importante como, por ejemplo, las condiciones atmosféricas imperantes en ese año. Si tomamos una media quinquenal o sexenal, podríamos observar un efecto mucho mayor porque los compromisos se hacen acumulativamente.

¿Ha habido un cambio real en las políticas? Sí, ha habido un impacto bastante grande: pensemos en la reforma de 1992 de la PAC de la UE y el Programa 2000, la Ley FAIR de los Estados Unidos y cambios semejantes también en otros países. Es cierto que este año aumentó la ayuda interna en los países de la OCDE, pero la tendencia sigue siendo a la baja y el nivel todavía es más bajo que antes de la Ronda Uruguay. Estoy de acuerdo con que hay todavía una cuantía significativa de compromisos de exportación y de compromisos de ayuda interna no utilizados, como consecuencia principalmente de los cambios registrados en las políticas de diversos países que ahora han pasado su ayuda de la caja ámbar a la caja verde.

jim greenfield: ¿El Acuerdo sobre la Agricultura fue insignificante? En los cambios que hemos visto se han mezclado otras fuerzas, de manera que es difícil saber a cuál de ellas se atribuyen los cambios. Yo no diría que el Acuerdo sobre la Agricultura es insignificante; pero la mayoría de las personas aceptarían que los efectos cualitativos en la formulación de las políticas son mucho más significativos que los efectos cuantitativos en los mercados. En algunos países ha habido indudablemente un cambio real. Quizás algunos países no siempre han seguido el espíritu del Acuerdo, aunque puedan haber respetado la letra. El discernimiento entre la letra y el espíritu de una ley es algo que se realiza continuamente en el Comité de Agricultura.

En cuanto al ESP/MGA, hay que tener cuidado con las comparaciones. La MGA es una medida muy especializada. El ESP publicado por la OCDE es un número mucho mayor y varía de año en año con las fluctuaciones de los precios. La MGA es un sistema fijo de medición de los precios; es el precio fijado por la Administración, en contraposición al precio fijo, de manera que no cambia muy rápidamente. Queda todavía alguna ayuda no utilizada, y creo que ése es el sentido de la pregunta. Actualmente hay alguna protección no utilizada, de manera que podría aumentar, pero al mismo tiempo el ESP podría seguir bajando porque se calcula sobre una base diferente.

En cuanto al punto mencionado por el orador de la Comisión Europea, es evidente que ha habido cambios a nivel de los países, lo cual tendrá que plantearse en la próxima sesión.

Con respecto al punto señalado por Osamu Koyama acerca de la estabilidad de los precios internos, la trasmisión de la inestabilidad del precio internacional al nivel nacional es una cuestión potencialmente muy seria que pienso que se tratará mañana.

donald mitchell: Se preguntó si los cambios de política han aumentado la capacidad de respuesta de la oferta. Pienso que en general sí. Argentina es el país que más aumentó la producción y exportación de cereales después del aumento de precios registrado en 1994-95. Ha tenido una respuesta enorme relacionada en parte con la política. Los agricultores tuvieron un precio mejor, el costo del transporte estaba disminuyendo, y se habían vuelto más competitivos como exportadores. Los principales países exportadores de cereales - disculpen si soy polémico- tienen un exceso enorme de capacidad de producción que aumentarían si se les diera una mínima oportunidad de subir los precios. En el plano mundial, la producción de cereales aumentó un 12 por ciento y la de soja un 13 por ciento en los dos años siguientes al período en el que los precios registraron el nivel máximo. No se trata de falta de capacidad, sino de que el comercio mundial de cereales se ha mantenido estancado durante 20 años, de manera que no hay mucha necesidad de aumentar la capacidad. El ejemplo de los cambios registrados en las partes de mercado de Argentina, Australia y la Unión Europea refleja lo mismo. Se tiene la capacidad; si alguno se retira del mercado crea la oportunidad para que otro se expanda.

¿Qué sucedería si no existiera la crisis asiática? Por supuesto que nadie lo sabe. Las considerables devaluaciones de la moneda transformaron estos países en exportadores más competitivos, y estoy seguro de que con el tiempo determinarán un aumento de su cuota de mercado y ejercerán una presión sobre los mercados de productos básicos durante muchos años. Ese es uno de los efectos de la crisis relativamente más duraderos. Ahora los ingresos se han recuperado bastante, de manera que no tardaremos en dejar de hablar de este aspecto de las cosas: pero hay también algunos efectos de la crisis asiática a más largo plazo.

samarendu mohanty: Trataré de responder a la pregunta sobre qué hubiera pasado sin la crisis asiática. Hemos simulado algunos escenarios y descubierto que la demanda había disminuido menos del 5 por ciento a causa de la crisis. Por consiguiente, estos precios tan bajos los hubiéramos tenido de todas formas. Con respecto a si los países han hecho algunos compromisos reales, la arancelización es un sector en el cual no los han hecho. Cada país podía manipular el sistema con mucha flexibilidad, y podía alcanzar una reducción media del 36 por ciento sin crear un gran qué en materia de acceso real a los mercados. En cuanto a las subvenciones a la exportación, se han producido cambios reales en los grandes exportadores en los últimos tres o cuatro años: Sudáfrica las eliminó; Canadá eliminó su subvención al transporte; en los Estados Unidos han sido muy limitadas; y la UE ha anunciado en el Programa 2000 que reducirá las subvenciones a la exportación.

Observación 12: Estoy de acuerdo con que ha habido una disminución de las subvenciones a la exportación. Pero no ha sido a causa de la Ronda Uruguay sino a causa de las limitaciones presupuestarias que ha habido en América y en la UE.

(b) Experiencia de los países en desarrollo

Exposiciones de miembros del panel

Ramesh Sharma13: La FAO ha evaluado las experiencias de los países en desarrollo que aplicaron el Acuerdo sobre la Agricultura y los efectos en las corrientes comerciales tomando como base estudios de casos en 14 países. La mayoría de esos países ya habían reformulado sus políticas internas en el marco de programas de ajuste estructural (PAE), de suerte que no les fue difícil aplicar el Acuerdo. Como los PAE y el Acuerdo van en la misma dirección, fue difícil establecer si los cambios de política se debieron al Acuerdo o a otras reformas.

Sólo 3 de los 14 países tenían compromisos de reducir las ayudas internas calculadas por la MGA. (En la Ronda Uruguay, sólo 12 países en desarrollo presentaron tales compromisos). Para esos tres países, los gastos corrientes entre 1995 y 1998 estaban perfectamente dentro de los niveles permitidos. Sólo en un caso existía alguna preocupación, porque la MGA no referida a productos específicos se acercaba al nivel de minimis permitido (10 por ciento). Los otros países tienen sus medidas de ayuda en el marco de categorías eximidas, tales como la caja verde, las medidas de trato especial y diferenciado, y en algunos casos la exención de minimis.

Estos países ya habían eliminado los obstáculos no arancelarios antes de la conclusión de la Ronda Uruguay, y los estudios demuestran que si bien sus aranceles consolidados eran en general altos, los aranceles aplicados eran mucho más bajos. Muchas veces los aranceles aplicados cambiaban como respuesta a los desequilibrios de la oferta y la demanda o a los cambios registrados en los precios del mercado mundial, para estabilizar los mercados internos. Algunas limitaciones impidieron a estos países utilizar toda la gama de sus aranceles consolidados, entre las cuales cabe mencionar las siguientes: i) los compromisos asumidos con organizaciones financieras internacionales; ii) el temor de deteriorar las relaciones comerciales con grandes exportadores que les proporcionaban un acceso preferencial a los mercados, ayuda para el desarrollo, etc; y iii) la necesidad política, en muchos casos, de mantener bajos los precios al consumidor. Ninguno de los 14 países tenía experiencia en materia de contingentes arancelarios, salvaguardias especiales u otras medidas especiales.

La mayor parte de los estudios demostró que durante el período de reforma no se habían producido mejoras en las exportaciones de productos agropecuarios. Las exportaciones de los productos agrícolas tradicionales, las bebidas tropicales y las materias primas estuvieron conforme a la tendencia, sin cambios significativos. En cuanto a los productos no tradicionales (incluidos los productos elaborados), se registraron algunos efectos positivos en las frutas y las hortalizas. Además, todos estos países consideran que tienen buenas perspectivas en este sector. Entre los problemas mencionados se podrían indicar los siguientes: i) las dificultades con los suministros; ii) el cumplimiento de los requisitos relativos a los acuerdos sobre SPS/OTC; iii) las crestas arancelarias elevadas y la progresividad arancelaria.

Según los informes, en la mayoría de los países aumentaron rápidamente las importaciones de alimentos y, en particular, fueron frecuentes los aumentos de las importaciones de leche desnatada en polvo y aves de corral. Aunque la liberalización del comercio provocó un aumento casi inmediato de las importaciones de alimentos, estos países no pudieron aumentar sus exportaciones de productos agrícolas debido a la respuesta débil de la oferta, los obstáculos del mercado y la competencia de las exportaciones subvencionadas. No se presentaron experiencias relativas a la asistencia recibida en el marco de la Decisión de Marrakech.

Una experiencia común a muchos países fue la de la creciente concentración de las explotaciones. Aunque ello tuvo el efecto positivo de aumentar la productividad y la competitividad, el proceso marginó a los pequeños productores y aumentó el desempleo y la pobreza. El desafío principal de estos países es el de continuar el proceso de liberalización y desarrollo sin perjudicar a estos sectores sensibles. Si bien las disciplinas sobre las medidas de la ayuda interna no les han impedido invertir en el sector agropecuario, hay una cierta preocupación de que las futuras disciplinas puedan impedirles el desarrollo pleno de su potencial.

Abhijit Sen 14: Como en el caso de otros países, las reducciones arancelarias que han tenido lugar en la India probablemente se hubieran hecho igualmente, con o sin el Acuerdo sobre la Agricultura. Como algunos otros países, antes de Marrakech la India tenía una posición extremadamente defensiva, con consolidaciones arancelarias que oscilaban entre 100 y 300 por ciento, salvo en el caso de algunos productos que se consolidaron a 0 por ciento en los años cincuenta. Para la mayoría de los productos, los aranceles aplicados oscilan entre 0 y un máximo de 40. De manera que tenemos consolidaciones arancelarias de alrededor de 100-150-300 y aranceles aplicados de 0-10-40.

No tenemos contingentes arancelarios, derechos de exportación ni subvenciones a la exportación. En relación con la MGA, la India, como algunos países en desarrollo, cometió dos tipos de errores. En nuestra notificación cometimos el error de calcular la MGA en la moneda local y no en dólares. En la siguiente presentación la corregimos y la MGA fue notificada con los precios de referencia en dólares. Esta es la situación de muchos países en desarrollo a causa de la inflación. Según el espíritu del Acuerdo, si se cometió un error inicial tiene que poder corregirse, dando la misma posibilidad a todos.

Nuestra segunda dificultad de procedimiento se refirió a cómo equilibrar las ayudas referidas a productos específicos y las no referidas a productos específicos. En estas últimas, la India está ligeramente por debajo del nivel de minimis, mientras que las ayudas referidas a productos específicos tienen números negativos muy grandes, es decir los precios de sostenimiento son más bajos que los precios de referencia mundiales y, por lo tanto, hay una subvención negativa. En la India se considera que se pueden compensar los números positivos del lado de la ayuda no referida a productos específicos con números negativos del lado de la ayuda referida a productos específicos, pero muchos países no comparten este criterio. Si se dice a los agricultores que se les darán subvenciones negativas y se les gravará con impuestos, presionarán para que se eliminen los impuestos y se aumenten los precios. Hace falta tener claridad en estos asuntos y establecer una norma común. Muchos países en desarrollo se acercaron a la Ronda Uruguay a través del prisma del ajuste estructural, que consiste en que algunas normas deben cumplirse muy rápidamente.

La India comenzó su proceso de reforma en 1991-92. Durante los cinco años siguientes de precios máximos aumentaron las exportaciones y las tasas de crecimiento de las importaciones fueron más altas que en los 5-10 años anteriores. En los tres años posteriores (1996-1998), las importaciones crecieron alrededor del 50 por ciento, mientras que las exportaciones disminuyeron alrededor del 20 por ciento, de suerte que durante todo el período de ocho años las exportaciones no registran cambios reales. Es muy difícil relacionar todo esto con el Acuerdo sobre la Agricultura, porque hemos tenido muy pocas obligaciones en el marco de dicho Acuerdo.

T. Ademola Oyejide15: Tengo cuatro cosas que decir con referencia a toda el África austral. Primero ¿qué debían hacer los países del África austral en virtud del Acuerdo sobre la Agricultura? El único país desarrollado es Sudáfrica, que ha notificado su cumplimiento con respecto al acceso a los mercados, el apoyo a la producción y las subvenciones a la exportación. La mayoría de los otros países en desarrollo de la región son países MA, a los que no se exigen compromisos reales fuera de la prohibición de todos los obstáculos no arancelarios y la consolidación de todos los aranceles. Todos han notificado su cumplimiento de estos dos requisitos. Sólo seis tienen consolidaciones arancelarias que oscilan entre 30 y 40 por ciento. El resto tiene una consolidación arancelaria doble; han impuesto consolidaciones arancelarias uniformes de algo así como 100-150 por ciento, y sobre eso cada uno ha añadido otros derechos y cargas de 80-100 por ciento. Los aranceles aplicados, sin embargo, no suelen superar el 30-40 por ciento. Los países MA y los países en desarrollo Africanos no tienen mucho que referir sobre apoyo a la producción y subvenciones nacionales.

En segundo lugar, la liberalización de la producción agrícola basada en el mercado y los regímenes alimentarios establecidos en el marco de los PAE fueron anteriores al Acuerdo sobre la Agricultura y supusieron una considerable devaluación de la moneda, una reducción de los aranceles (especialmente a los fabricantes), la liberalización de los sistemas de producción y comercialización de productos agropecuarios, así como la reducción de los impuestos a las exportaciones de productos agropecuarios. En general, ahora el sector agropecuario está menos gravado que antes, pero más gravado que el sector industrial, que cuenta con un nivel mayor de protección.

Tercero, por lo que se refiere al sector agropecuario, si se comparan los tres años que terminaron en 1997 con los tres últimos de los años ochenta, se nota una mejora, pero ¿debida a qué? Los defensores de las reformas económicas dirán, por supuesto, que se debe al cambio de políticas, pero está el hecho fundamental de que la productividad no ha cambiado, o mejor dicho ha disminuido, debido en parte a que los PAE no han prestado suficiente atención a otros factores distintos de los precios.

Por último, el Acuerdo sobre la Agricultura ha tenido repercusiones en el sentido de que el entorno externo ha cambiado para la agricultura Africana en dos esferas: i) los precios de los productos, y ii) su impacto en las importaciones de alimentos. Dado que la mayor parte de los países Africanos son de bajos ingresos importadores netos de alimentos, el volumen de sus importaciones ha subido. Al mismo tiempo, han sufrido por la desaparición de las preferencias debida a la Ronda Uruguay. Sus ingresos de exportación no han aumentado al ritmo de sus importaciones, lo cual es un efecto negativo que puede atribuirse al Acuerdo.

Mahmoud Al Oduimy16: Es prematuro evaluar todas las repercusiones en la agricultura egipcia, pero algunos estudios realizados en 1995 sobre el probable impacto de la Ronda Uruguay llegaron a la conclusión de que las importaciones de la mayoría de los productos alimenticios aumentarían. Egipto ejecutó sus PAE a principios de 1990, de suerte que el Acuerdo sobre la Agricultura potenció y consolidó la reforma económica anterior.

El algodón, el arroz y las papas son las exportaciones agrícolas egipcias más importantes, pero si las exportaciones no mejoraron se debe principalmente a la situación interna más que al Acuerdo. Las importaciones más significativas son las trigo, aceites comestibles, carne y azúcar. Ultimamente, las de trigo han aumentado cerca del 50 por ciento, las de los aceites comestibles probablemente se han duplicado desde 1989 a 1998, y durante ese mismo período también se duplicó el valor de las importaciones de carne roja. Estos aumentos no se debieron a la Ronda Uruguay, sino al aumento de los precios de importación y del consumo.

Para terminar, quisiera hacer tres observaciones. Primero, hace falta mejorar los mecanismos institucionales en los planos nacional e internacional. Hay muchas escapatorias en el Acuerdo sobre la Agricultura que podrían aprovechar los países en desarrollo. Segundo, las experiencias relativas a los acuerdos sobre SPS y OTC son importantes y es fundamental que haya entre los países un reconocimiento mutuo de la descripción y de las normas de dichas medidas, así como una unificación de las mismas. La aceptación de algunas normas, por ejemplo entre Egipto y la UE, hubiera evitado el reciente conflicto sobre las exportaciones de papas. Tercero, la mayoría de los países en desarrollo experimentaron los efectos negativos de los PAE. Si a esto añadimos el impacto del Acuerdo, es necesario compensar estos efectos negativos mediante la ayuda alimentaria y la cooperación financiera y técnica.

Antonio Salazar P. Brandao17: La agricultura brasileña está cambiando para mejor. El conjunto de los productos cultivados se está modificando y los productores están desplegando un gran esfuerzo para reducir los costos a los niveles internacionales, debido principalmente a las reformas unilaterales efectuadas durante los últimos 10 años, más o menos. Desde luego que la situación de los productores es tensa, agravada por la inestabilidad macroeconómica del país y por el plan de estabilización ejecutado últimamente, que dio lugar a un fuerte aumento de las tasas de interés y a una devaluación de la moneda.

El impacto de la Ronda Uruguay en el Brasil es menor si se lo compara con la fuerza y el alcance de las reformas unilaterales hechas anteriormente. La importante reforma general iniciada en 1990 había hecho bajar los aranceles medios del 32 por ciento al 14 por ciento; y disminuyeron ulteriormente en el marco del Acuerdo de Marrakech. Estrictamente hablando, los efectos de todas estas reformas fueron mucho más significativos que los compromisos de la Ronda Uruguay. Por supuesto que es posible que tales reformas no se hubieran producido sin la Ronda Uruguay y el entorno conexo.

Los compromisos brasileños asumidos en la Ronda Uruguay han consolidado la mayor parte de los aranceles agrícolas a 35 por ciento, salvo algunas excepciones, tales como los productos lácteos. Los aranceles aplicados son mucho más bajos. La MGA incluye las políticas de sostenimiento de los precios y de crédito subvencionado. Estas políticas a veces se han interrumpido, pero todavía están en vigencia, especialmente las relativas al sostenimiento de los precios, aunque con un alcance mucho más limitado que en el pasado debido a las limitaciones presupuestarias. No hay programas de subvención a la exportación.

El Brasil entra en la nueva Ronda con aranceles bajos, sin restricciones cuantitativas, con niveles bajos de ayuda interna y con una situación tensa a nivel de los agricultores. La modernización de la agricultura provocará una ulterior migración del campo a la ciudad, lo cual será un problema grande de política interna ya que dicha migración no cuenta con el favor de la población urbana que tiende a oponerse a la modernización de la agricultura. Nuestras preocupaciones para la próxima ronda son: los altos aranceles vigentes en el extranjero, la progresividad arancelaria, las subvenciones a la exportación y el nivel elevado de la ayuda interna que existe en el extranjero. Si no logramos conquistas importantes en estas esferas, especialmente en las subvenciones a la exportación y el alto nivel de los aranceles, es posible que la agricultura brasileña se vea gravemente perjudicada y se detenga el impulso de la actual modernización.

J.R. Deep Ford18: Me referiré en primer lugar a Guyana y haré algunas alusiones al Caribe y a los países ACP.

Dado que la liberalización del comercio se ha venido realizando desde hace bastante tiempo, una gran parte de lo que exige el Acuerdo sobre la Agricultura ya se había logrado. Asumimos un compromiso regional de liberalizar el comercio, y ese proceso introdujo algunas reformas que simplificaron la estructura del arancel externo y redujeron los aranceles. Para el sector agropecuario los aranceles fueron más altos, situados por lo general en torno al 40-50 por ciento. De conformidad con la OMC, Guyana, como muchos países, decidió consolidar todos los aranceles en un 100 por ciento. Los aranceles aplicados son mucho más bajos que eso, pero se consideró conveniente contar con la flexibilidad de subir a 100 si era necesario. Por lo que se refiere a la ayuda interna, no fue necesario reducir la MGA. Las restricciones presupuestarias han reducido nuestros gastos en materia de políticas de la caja verde, y se han privatizado muchos de los servicios que antes prestaba el Gobierno a los productores rurales.

Un entorno de comercio más libre ha sido positivo para Guyana, siendo los cambios cualitativos más importantes que los cuantitativos. Hay más transparencia y más seguridad en el sistema, se redujeron las reglamentaciones, etc. Los productores respondieron con unos aumentos fenomenales de la producción de los dos productos principales que definen y caracterizan la agricultura de Guyana: el arroz y el azúcar. En el período de 1990-1998, la producción arrocera se cuadruplicó.

Durante más de dos decenios se han desplegado esfuerzos en los países caribeños para dar más importancia a los cultivos de exportación no tradicionales, pero sin éxito, y ésta es la razón por la que uno de nuestros puntos de negociación más críticos es el que se refiere a la necesidad de un período de transición suficiente. Uno de los aspectos cruciales es el de las exportaciones de cultivos no tradicionales, entre los cuales figuran algunos productos nuevos: papayas, pimientos, etc. Uno de los problemas de nuestros países es no sólo de aceptar ciertas reglamentaciones que rijan el comercio sino también de tener la capacidad de ejecutarlas y supervisarlas, especialmente algunas referentes a las SPS, que consideramos superadas.

Las importaciones de alimentos casi se han duplicado, pero también la capacidad de importar. Hay indicios cada vez más claros de que los productos importados están desplazando a los productos internos - por ejemplo la leche, la carne de ave, las frutas y las hortalizas. Otra dimensión de este "auge" de las importaciones es el cambio que se está produciendo en los hábitos de consumo de nuestros países, que está dependiendo mucho menos de las raíces alimentarias y prefiere "pollo y papas fritas". Lo más importante en el caso de las importaciones es la necesidad de aumentar los servicios de vigilancia tanto del comercio desleal como del comercio de productos de calidad inferior. Los países están abriendo sus mercados pero no tienen la capacidad de vigilar lo que está sucediendo en esa esfera. Estos son retos para Guyana, el resto de CARICOM y, por cierto, el resto de los países ACP.

Uno de nuestros desafíos más importantes es el de mantener el derecho preferente de acceso a nuestros dos mercados principales: la UE y los Estados Unidos. En el Caribe en su conjunto hay preocupación por la incertidumbre respecto al derecho preferente de acceso. Necesitamos más seguridad, para que los empresarios se decidan a colaborar en la transformación de las pautas de producción, actualmente concentrada en los tres productos básicos principales: las bananas, el azúcar y el arroz. Eso será un aspecto crucial de la negociación en la próxima Ronda. Estamos haciendo frente a la pérdida del mercado interno debido a la competencia de las importaciones, a una creciente concentración de la producción de productos agropecuarios, a la vulnerabilidad cada vez mayor de los pequeños agricultores y, lo que es más importante, a la pérdida de la capacidad institucional del sector público.

Debate

Pregunta al Sr. Sharma: Según el estudio sobre Sri Lanka, se perdieron miles de empleos en la producción sólo de cebollas y papas como consecuencia del aumento de las importaciones. ¿Tiene la FAO una cifra global de los empleos perdidos en las zonas rurales o el número de agricultores que han perdido su trabajo en los últimos cinco años en los 14 países de los casos de estudio?

Pregunta a todos los miembros del panel: ¿Alguno de ustedes ha comparado las conclusiones oficialmente aprobadas por la OMC en sus exámenes de las políticas comerciales con sus propias evaluaciones, más independientes, de la situación? Todos ustedes dicen que es prematuro llegar a conclusiones a largo plazo, pero hay bastante material para justificar algunas conclusiones: las importaciones de alimentos han aumentado, las exportaciones han cambiado poco tanto en lo que se refiere a su volumen como a su composición, los pequeños agricultores han quedado marginados, y esto ha aumentado el desempleo y la pobreza. ¿Tenemos más detalles sobre cómo han cambiado en relación con los ingresos de exportaciones estos factores de pobreza, desnutrición e importaciones, antes y después de la Ronda Uruguay?

Observación dirigida al Dr. Oyejide: La observación de que la liberalización que ha tenido lugar en el África subsahariana ha sido el resultado del PAE más que del Acuerdo sobre la Agricultura podría ser verdad, pero pensamos que el Acuerdo ha dado un nuevo impulso y ejercido nuevas presiones sobre el África subsahariana, países notablemente parecidos a los nuestros. Sobre nosotros se ha ejercido mucha presión para que elimináramos algunos obstáculos no arancelarios, lo cual ha tenido un notable impacto sobre nuestra economía.

Pregunta: Cuando mi país participó en la Ronda Uruguay, pensamos que habría muchas oportunidades para que los países en desarrollo diversificaran la composición de sus exportaciones, pero no vemos ningún efecto positivo al respecto. Si la FAO dispone de datos que justifiquen su argumento de que la RU aportó resultados positivos, nos alegraría mucho conocerlos.

Pregunta dirigida al Profesor Brandao: Ud. afirmó que en el Brasil las reformas unilaterales se habían realizado dentro de un marco muy inestable. ¿Cómo se pueden aplicar tales políticas cuando el sistema macroeconómico constituye un obstáculo?

Respuestas

Profesor Sen: Por lo visto, hemos dado la impresión de ser demasiado optimistas. Si yo comparo la economía de la India en los años noventa con la de los años ochenta, no puedo dejar de ver que hay cosas preocupantes: el nivel del crecimiento agrícola es bajo; la pobreza, que había disminuido durante los años ochenta, no siguió disminuyendo durante los años noventa. Pero no creo que se pueda relacionar eso con el Acuerdo sobre la Agricultura. Estas tendencias inquietantes son el resultado de la falta de inversiones, de la falta de movimiento de parte de otros factores distintos de los precios, y de otros problemas que el Acuerdo no trata. Todas éstas son cuestiones que deben plantearse, sobre todo la cuestión de la seguridad alimentaria. No pretendemos pintar un cuadro halagüeño, sino decir simplemente que a) cuatro años de aplicación del Acuerdo sobre la Agricultura es un tiempo muy corto; b) muchas cosas sucedieron antes de que se aprobara el Acuerdo. Hay ciertamente, aspectos positivos y aspectos negativos, pero la mayoría de las reformas, por lo que se refiere a las países en desarrollo, tuvieron lugar mucho antes del Acuerdo, el cual impuso las obligaciones más onerosas a los países desarrollados. Se supone que ellos debían habernos dado mercados más amplios y mayores oportunidades, pero eso no ha ocurrido. Ese es el mensaje verdadero.

Sr. Sharma: No tenemos datos tabulados exhaustivos sobre la pérdida de empleos y sobre el desempleo correspondientes a todos los estudios de casos, pero pienso que es algo que se debería hacer. La confrontación con los exámenes de las políticas comerciales realizados por la OMC la realizamos, ciertamente, ya que son una fuente importante de datos factuales sobre realidades tales como los aranceles efectivos y las barreras arancelarias no comerciales. Utilizamos también el informe del USDA y nuestras propias investigaciones para conocer la formulación de políticas. En una palabra, recurrimos a todo lo que está disponible. Por lo que se refiere a otros indicadores, algunos indicadores/datos anteriores a 1997 no se pueden conseguir, de manera que lleva tiempo analizarlos periódicamente.

Profesor Oyejide: Me gustaría aclarar, primero, que mi informe no tiene nada que ver con los estudios de casos de la FAO. Se basa en un estudio más amplio de los países subsaharianos, y se distribuirá en una conferencia OMC/Banco Mundial que se celebrará más avanzado el mes ("La agricultura en la Ronda milenaria, intereses y opciones de África"). La mayor parte de las reformas de la agricultura Africana se debe a los PAE, pero ello no quiere decir que el Acuerdo sobre la Agricultura no haya tenido ningún efecto. El hecho de que estos países hayan firmado ahora acuerdos vinculantes es importante porque las reformas realizadas en el marco de los PAE no eran obligatorias. Diversos estudios llevados a cabo por el African Economic Research Consortium demuestran que en África las políticas sobre la liberalización del comercio han experimentado cambios radicales de tendencia, pero en el marco de la OMC no se puede cambiar. El Acuerdo ha servido para corroborar la credibilidad de las políticas obligando a los países a cumplir sus compromisos.

Por lo que se refiere a la pregunta sobre la ayuda que la Ronda Uruguay haya prestado a los países Africanos para diversificar la producción agrícola y las exportaciones, no entiendo cómo se puede haber esperado eso teniendo en cuenta las disposiciones de los acuerdos. Es posible que ustedes apuntaran a la diversificación como objetivo mientras estaban negociando, pero no fue eso lo que obtuvieron en el Acuerdo.

Profesor Al Oduimy: El crecimiento de las importaciones de alimentos fue causado por el aumento de los precios mundiales y la expansión de la demanda debida al crecimiento demográfico y de los ingresos per cápita. En cuanto a la diversificación, a todos los países les gustaría aumentar y diversificar sus exportaciones, y en Egipto lo hemos tratado de lograr. El algodón, por ejemplo, solía representar alrededor de una tercera parte de nuestras exportaciones agrícolas pero ahora la proporción ha descendido a alrededor de 17-18 por ciento.

Profesor Brandao: No creo que todo sea tan halagüeño; la dirección general es buena, pero hay por cierto problemas de ajuste. Si es verdad, como se ha mencionado, que la situación de los agricultores es tensa y se han cerrado algunas explotaciones, las políticas deben tener en cuenta esos problemas, pero eso no es una excusa para detener las reformas orientadas a mejorar el sector agropecuario en el Brasil. Con respecto a las materias primas y a los productos elaborados, Brasil exporta cantidades importantes de algunos productos elaborados tales como zumo de naranja, café elaborado y productos de la soja, de manera que para nosotros la progresividad arancelaria es un problema grande al que habría que prestar mucha atención en la próxima ronda. En cuanto a las reformas unilaterales efectuadas en un marco macroeconómico inestable, algunas personas se perjudicaron, y probablemente las reformas podrían haberse emprendido en una forma menos dolorosa, pero el punto esencial es que se hicieron.

Profesor Ford: Estoy de acuerdo con muchos de los miembros del panel: la estabilización del marco macroeconómico es un requisito. Es muy importante recordar que son las compañías y los empresarios los que comercializan, no los países. Lo que la OMC hizo por nosotros es indicar nuevas oportunidades, y aumentar la transparencia y la liberalización. En la próxima ronda, es de vital importancia que se ejecute la tercera parte, que consiste en insistir en la importancia de que los gobiernos, las ONG y las organizaciones internacionales proporcionen la tecnología y la formación necesarias para que los países puedan acceder a esas nuevas oportunidades, ayuden a las compañías y a los empresarios a obtener la información y la infraestructura que necesitan para competir, y respalden a las comunidades durante el período de transición para que aprovechen las nuevas oportunidades, de tal manera que tengamos no sólo más comercio e ingresos sino también más desarrollo.

Capítulo 5
CUESTIONES EN JUEGO EN LAS NEGOCIACIONES DE LA OMC SOBRE LA AGRICULTURA DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS PAÍSES EN DESARROLLO, TENIENDO EN CUENTA EL PLAN DE ACCIÓN DE LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE LA ALIMENTACIÓN

Alocución del Presidente del Comité del Comercio Agropecuario de la OMC19

Desde el momento en que se firmó el acuerdo de Marrakech, se sabía claramente que los negociadores se volverían a reunir al cabo de cinco años para tratar de continuar con el proceso de reforma agropecuaria. En Singapur, los Ministros comenzaron un proceso especial extraoficial que nosotros llamamos `intercambio de análisis e información' para ver cómo se estaban abordando, en consonancia con el proceso de ejecución, las diferentes cuestiones relacionadas con el Acuerdo. Esta actividad resultó muy eficaz y, para los negociadores, una oportunidad importante para aprender. Tenemos un inventario muy concreto de los problemas, y un cuadro más o menos claro de los intereses, los objetivos y las aspiraciones de los participantes en la negociación. La participación de los países en desarrollo y su apoyo al proceso han sido muy notables, de manera que no se repetirá el escenario en el que negociaban sólo los Estados Unidos y la Comunidad Europea. Las decisiones estarán en más de dos manos. Estarán también en manos de grupos como el Grupo Cairns, y de otros que representan los intereses de los importadores netos de alimentos o de los que tienen preocupaciones reales por la seguridad alimentaria.

A algunos parece prematura la realización de una nueva ronda de negociaciones, particularmente porque las circunstancias han cambiado espectacularmente en los dos últimos años. Las crisis financieras y económicas de los últimos años han creado una atmósfea completamente diferente, especialmente en algunos países en desarrollo que han sufrido todas sus repercusiones. En América Latina, el año pasado ha sido un año de recesión que ha llevado a muchos actores a repensar sus modelos y a ver la necesidad de desacelerar todos estos procesos de apertura económica.

Los países de diferentes niveles de desarrollo han respondido diversamente a estas circunstancias de crisis. Los Estados Unidos, por ejemplo, experimentaron un descenso de sus productos agropecuarios de algo así como un 30 por ciento a causa de la crisis en Asia oriental, y pudo responder con una ayuda considerable al sector agrícola, con programas de asistencia de 6 ó 7 mil millones de dólares EE.UU., a la vez que están protegiendo el sector mediante una campaña encaminada a encontrar nuevos caminos o nuevos mercados para sus productos. Así pues, la necesidad de proteger el sector aropecuario unida a la necesidad de crear y abrir nuevos mercados da una idea de cómo un país con el poder de los Estados Unidos pudo enfocar la negociación. Añádase a ello el hecho de que el déficit comercial de los Estados Unidos continúa creciendo, y no es difícil entender por qué para los negociadores americanos será decisiva la necesidad de ser muy enérgicos en lo referente al acceso a los mercados.

El otro miembro desarrollado principal es la Unión Europea, donde la agricultura es la espina dorsal de su política y consume casi la mitad de su presupuesto. Los ajustes del Programa 2000 indican cuál es la situación en la que se encuentra la Unión Europea. Estará acompañada por todos los países que enfocan el asunto de manera muy proteccionista, tales como el Japón, la República de Corea, Noruega y Suiza.

El problema que tienen muchos países en desarrollo proveedores de productos agropecuarios, cuando tienen que competir con las tesorerías de los países desarrollados y no con el competidor natural que debería ser el agente agrícola, es el de cómo entrar en el mercado y llegar al consumidor. Aquí veo una dificultad enorme para los negociadores, porque para mantener un cierto orden social y una cierta estabilidad del apoyo político, estos países - tanto los europeos como los países en desarrollo - necesitan un enfoque nuevo. Muchos países en desarrollo no pueden abrir sus mercados porque ello podría crear enormes dificultades desde el punto de vista de la estabilidad social y rural. Sus temores de que se formen nuevamente grandes conglomerados europeos son reales y deben tomarse en consideración cuando se reclama un acceso a los mercados. En la India, por ejemplo, el sector agropecuario desempeña un papel de gran importancia en la economía y la estabilidad social del país. Una vez que se abre el mercado y la competencia exterior comienza a poner a prueba la producción interna, se podría producir, como he podido verlo yo mismo, un tremendo trastorno de la sociedad y de la vida rural. Lo mismo vale para otros países en los que la estabilidad rural y social constituyen un elemento de primordial importancia. Los europeos predican la necesidad de preservar la zona rural, y por eso hablan del concepto de multifuncionalidad de la agricultura en todo este mundo de la estabilidad de las zonas rurales. Los países en desarrollo saben lo que quieren para el sector agrícola, pero no deberían enfocar el asunto como los europeos; deberían, más bien, tratar de obtener un trato especial y diferenciado en el verdadero sentido de la expresión. Lo necesitan para crear condiciones mejores y más estables para su agricultura. Esto es algo que debe abordarse en las negociaciones, para lo cual hacen falta instrumentos más concretos.

Otro problema que se está presentando ahora en el escenario con un mensaje poderoso es el de los organismos modificados genéticamente (OMG). Este es un asunto delicado que debería abordarse, pero en el marco apropiado, a saber en el marco del sistema comercial de la OMC. Hay algunos otros aspectos que deben examinarse y que no son de la competencia de esa organización, por ejemplo: ¿cómo abordar el comercio de productos que han sido modificados genéticamente? ¿cuáles son los criterios que reglamentarán tal comercio? Los problemas éticos y científicos deben ser tomados en consideración, pero no por los negociadores de la OMC, que deberían ocuparse de cómo se debe comercializar el producto, es decir qué tipo de información se debe dar al consumidor final y qué medidas prudenciales se deben utilizar con el importador. Sobre esta materia no han llegado todavía a la mesa de las negociaciones ninguna propuesta ni ideas concretas, pero estoy seguro de que el asunto no tardará en plantearse.

En el Artículo 20 y en la estructura general del Acuerdo sobre la Agricultura se esbozan las esferas sobre las que podría versar la negociación, a saber: los problemas tradicionales de las subvenciones a la exportación, la ayuda interna, el acceso a los mercados y, por supuesto, estas otras preocupaciones no comerciales. La seguridad alimentaria y la evaluación de la situación de los importadores netos de alimentos van a ser muy importantes, pero es algo que requiere un examen muy atento a la luz de la Decisión de Marrakech.

Viniendo de Colombia, un país en desarrollo, tengo que decir que ésta tiene que ser la ocasión para mejorar la situación de los países en desarrollo en el comercio internacional. Resulta claro para muchos que los países industrializados son los que mejor han utilizado la Ronda Uruguay y más se han beneficiado de la misma porque tenían la posibilidad de hacerlo. Pero ahora los países en desarrollo han podido identificar sus problemas, tales como los de la progresividad arancelaria y las crestas arancelarias. Los países desarrollados se han beneficiado más en estos cinco años porque el mercado de productos agropecuarios ha evolucionado considerablemente en lo que se refiere al comercio de productos de valor añadido. Hoy más del 50 por ciento de los productos agropecuarios comercializados son productos con valor añadido, mientras que hace 10 años la proporción era inferior al 30 por ciento. Son los países industriales los que están añadiendo el valor. Los países en desarrollo continúan siendo los proveedores de materias primas, y apenas entran en el proceso de industrialización, aumentan considerablemente los aranceles de los países desarrollados. Esto es algo que hay que abordar en la negociación. La progresividad arancelaria es indudablemente uno de los obstáculos principales para atraer nuevas inversiones. Cuando los países desarrollados tengan un cuadro más claro de lo que se puede hacer con la diversificación horizontal y vertical de los productos agropecuarios, y con las posibilidades de obtener más inversiones, generar más producción y ser mejores interlocutores en el comercio internacional, podrán contar con los países en desarrollo.

Será difícil ponerse de acuerdo sobre un mandato concreto, específico y pormenorizado. Además, el año próximo habrá elecciones en los Estados Unidos, lo que significa que podría retrasarse su participación plena en la negociación. Pero, además, está la limitación que entrañan algunas fechas concretas del Acuerdo, tales como la de la expiración de la claúsula de conciliación. Tres años de negociación parece un período razonable. No tenemos que redactar más acuerdos ni un acuerdo nuevo, de manera que las negociaciones pueden entrar enseguida en los detalles. Después se verá en qué medida se podrán alcanzar todos estos objetivos y aspiraciones de los países, pero una cosa es segura: no será una negociación fácil.

Debate

Preguntas dirigidas al Embajador Osorio: En el preámbulo del Acuerdo sobre la Agricultura se exige una mejora de las condiciones de acceso para los productos agropecuarios de especial interés para los miembros en desarrollo, con inclusión de la más completa liberalización del comercio de productos agropecuarios tropicales. Como Ud. bien indicó, ésa es una de las metas de las negociaciones que no se alcanzó. ¿Será posible conseguirla en la próxima ronda?

Respuesta: Es fundamental que cada país tenga un panorama claro del número de productos agropecuarios que exporta y adónde los exporta, de los obstáculos a la exportación y de los mercados en los que no puede entrar a causa de aranceles especiales o de barreras no arancelarias. Uno de los problemas relativos al acceso a los mercados del café elaborado, por ejemplo, es la progresividad arancelaria. Colombia puede exportar casi a todas partes café sin tostar con un arancel nulo, pero desde el momento en que entra en la industria de la torrefacción, fabricando café soluble, el arancel sube. Ese es un problema identificado, y un objetivo para la negociación. Una vez que los países tienen ideas más claras sobre estos tipos de objetivos e identifican esta clase de criterios, pueden participar en la negociación como actores entendidos. Lo mismo dígase de los contingentes arancelarios: todos los que están sujetos a contingentes arancelarios de importación saben dónde está el problema. En los Estados Unidos, el contingente de azúcar es perjudicial para muchos países, así como el contingente de bananas lo fue para otros, o el de tabaco podría ser para otros. Estos son, por lo tanto, objetivos concretos: o tratar de ampliar el espectro de estos contingentes o eliminarlos. Lo cual plantea un problema, porque algunos países en desarrollo proveedores de esos productos, han encontrado un hueco protegido y si el contingente desaparece o se amplía, habrá problemas. Esa es la razón por la cual es tan difícil hablar sobre los intereses comunes de los países en desarrollo.

Pregunta: A diferencia de la mayoría de los países desarrollados y de algunos de los países en desarrollo adelantados, muchos países en desarrollo y muchos países en desarrollo importadores netos de alimentos (PEDINA) no tienen acceso al mecanismo de salvaguardia especial, y carecen del marco institucional y jurídico necesario para seguir el procedimiento de salvaguardia general. ¿Saldrá esta cuestión en las negociaciones?

Respuesta: En efecto, los países en desarrollo necesitan alguna protección en la línea de salvaguardias, mientras que la SGE la han utilizado sólo los países desarrollados que son muy proteccionistas. Una idea es que la SGE debería desaparecer, y debería ponerse a disposición de los países en desarrollo alguna forma de salvaguardia como la del trato especial y diferenciado. En último término, es el sistema general de salvaguardias el que debería abordar estos problemas.

Pregunta: Con referencia a la Decisión de Marrakech, se ha ido realizando en estos últimos cinco años un proceso de evaluación. Me gustaría escuchar opiniones más concretas sobre la ayuda a los PEDINA.

Respuesta: La FAO y otras instituciones han realizado muchos estudios, pero no estoy en condiciones de decir a qué punto estamos en esta cuestión de la evaluación desde el punto de vista técnico. En las negociaciones, la pregunta pertinente es sobre el efecto que podría tener en los importadores netos de alimentos la eliminación o reducción de las subvenciones. Hay dos escuelas de pensamiento: los que dicen que si se reducen las subvenciones subirán los precios y será más difícil conseguir los productos; y los que dicen, por el contrario, que desde el momento en que se reducen las subvenciones habrá más competencia, más productos en el mercado, y los precios bajarán. Dejo a los economistas que profundicen el tema.

Pregunta: Si se deja a la OMC toda la cuestión de los OMG, como sucedió en los casos de las hormonas y en otros casos, no sabemos qué harán los grupos especiales de solución de diferencias. En el norte, los países en desarrollo que adoptan la agricultura de OMG pueden encontrar el mercado cerrado, como advierte el Banco Mundial. No hay ninguna seguridad de que los productos OMG sean totalmente inocuos. Es una cuestión muy debatida y los científicos están muy divididos, de manera que es difícil que los países en desarrollo puedan aplicar el principio de precaución. En el caso de que permita el comercio de productos de OMG, ¿cuáles serán las consecuencias para los países en desarrollo pobres?

Respuesta: Sobre los OMG, no estoy proponiendo nada. El único mensaje que quiero trasmitir es que el tema será tratado en la negociación. La dificultad que enfrenta la OMC es saber si será posible encontrar una solución al problema del comercio. La otra cuestión es muy importante, pero yo estoy tratando de centrar la atención en el comercio y en el papel que podría desempeñar en la negociación, sin que tenga yo una posición tomada al respecto.

Pregunta: Dado que las negociaciones pueden prolongarse por bastante tiempo, ¿hay alguna forma de que se puedan abordar algunas cuestiones o problemas inmediatos, tales como el aumento de las importaciones y los OMG?

Respuesta: Durante la primera fase de la negociación veremos si pueden cubrirse, como preámbulo de la negociación, algunos compromisos incumplidos. Pero la modalidad que solemos llamar de `cosecha precoz', que consiste en tomar algunas decisiones al comienzo de la negociación, es delicada porque podría ir contra un compromiso único. En un compromiso único se crea un universo en el que los negociadores pueden hacer compensaciones recíprocas de un sector a otro, de manera que desde el momento en que se comienza a hablar de cosecha temprana hay que considerarla horizontalmente.

Pregunta: Con respecto a la cuestión del trato especial y diferenciado y a la necesidad de una mayor flexibilidad, ¿puede Ud. identificar algunas de las medidas específicas que podrían aplicar los países en desarrollo? ¿Ha tenido presente, por ejemplo, la posibilidad de aumentar sus aranceles o de asignarles contingentes de diferente magnitud o de aplicarles algunas medidas de la caja verde?

Respuesta: Me parece que una solución muy concreta podría ser la de aumentar los niveles de minimis; otra podría ser una solución diferencial, que establecería una escala para los países en desarrollo y otra para los países desarrollados para lo que se refiere al acceso a los mercados o a la reducción de las subvenciones o lo que sea. Podría haber un enfoque especial para todos estos obstáculos técnicos al comercio; hay cuatro o cinco asuntos que podrían tratarse específicamente. Es posible, además, considerar los temas relacionados con la agricultura en un marco más duradero e indefinido que sólo tres o cuatro años para un trato especial o excepcional.

Exposiciones de miembros del panel

Harmon Thomas20: Expondré brevemente los elementos principales del Documento No. 4, en el que resumimos algunas de las cuestiones fundamentales de particular pertinencia al desarrollo agrícola, el comercio y la seguridad alimentaria. En general, estas cuestiones se relacionan con la necesidad que tienen los países en desarrollo de pasar de una posición básicamente negativa, en lo que se refiere a la ayuda a los sectores agropecuarios, a una neutral o, en el caso de los países de menores ingresos con déficit de alimentos, más positiva con respecto al efecto de las políticas. Una segunda necesidad es la de un entorno comercial menos distorsionado, particularmente a causa de las subvenciones, que conduce a la exclusión de los países en desarrollo de los mercados mundiales. El tercer elemento general es el de un mejor acceso a los mercados que permita a esos países expandir sus exportaciones agrícolas y, por ende, su crecimiento económico general y su desarrollo. En el documento se examinan en detalle estas cuestiones.

Baba Dioum21: Para los 20 países del África occidental y central que represento, las cuestiones en juego en las próximas negociaciones son importantes no sólo porque la agricultura es la clave del desarrollo sino también porque la coyuntura actual es una incógnita. Una incógnita porque todavía no hemos aplicado todas las medidas exigidas por el Acuerdo sobre la Agricultura, y todavía no pueden percibirse los efectos de las medidas aplicadas. Por consiguiente, es difícil evaluar el efecto total del Acuerdo e indicar lo que debería cambiarse en un sentido o en otro. Por un lado, en las próximas negociaciones los países en desarrollo deben pensar en las perspectivas de desarrollo en relación con el comercio. El desarrollo, particularmente del sector agropecuario, debe ser un punto central de sus preocupaciones.

Su primera necesidad es la del acceso a los mercados, porque en este sentido no ha habido prácticamente ningún resultado. Segundo, necesitan examinar más profundamente la ayuda interna. También son muy importantes las medidas fitosanitarias, que producen discriminación. Además, ¿cómo pueden conciliarse las posiciones adoptadas en el marco del Convenio de Lomé con las adoptadas por la OMC? Su acceso a la UE en condiciones preferenciales representa el 52 por ciento de la producción total, y no tienen intención de perderlo. Otro asunto importante y fundamental es el de la propiedad intelectual, en particular las normas que los países tienen que adoptar en relación con las variedades de hortalizas y de animales, patentes etc.

A la luz de todas estas cuestiones, es importante vincular los acuerdos que se negociarán sobre la agricultura con un pacto de seguridad alimentaria y desarrollo agrícola. En otras palabras, abrir una nueva caja para la agricultura y la seguridad alimentaria, lo que equivaldría a otorgar a los países MA un trato especial y diferenciado. Los países en desarrollo deberían tratar también de fortalecer sus poderes de negociación, lo que supone el fortalecimiento de la capacidad. Los países que yo represento están suficientemente bien organizados como para adoptar posiciones comunes y ser bastante fuertes en las negociaciones. Estoy pensando en la creación de un comité consultivo de agricultura, que permitiría a los países reflexionar sobre estos problemas de comercio y elaborar una posición convergente. Y lo que es más fundamental todavía, creo que debería crearse una verdadera asociación que procurara mercados rentables. En otras palabras, no deberíamos seguir negociando por las subvenciones sino por una contrapartida financiera que permitiera el desarrollo. Me refiero nuevamente a la caja que ya he mencionado.

En resumen, actualmente nos parecemos más bien a una pareja de enamorados que quieren casarse pero no pertenecen a la misma religión. ¿Qué tienen que hacer? Uno tiene que convertirse a la religión del otro, en este caso al liberalismo.

Nipon Poapongsakorn22: Examinaré las cuestiones en juego con respecto a las subvenciones a la exportación, la ayuda interna y el acceso a los mercados, desde el punto de vista de los países exportadores de alimentos, tales como Tailandia y el Grupo Cairns, e indicaré la necesidad de que las negociaciones sobre la agricultura estén vinculadas con esos otros sectores.

No cabe duda de que Tailandia se ha beneficiado del Acuerdo sobre la Agricultura no sólo por el aumento de los precios de exportación del arroz y un mayor acceso a los mercados para sus exportaciones avícolas al mercado de la UE, sino también por el fortalecimiento de los mecanismos de solución de diferencias, así como por el aumento de los contingentes de importación de cereales forrajeros que contribuyeron a reducir el costo de producción de pollos parrilleros. Tailandia, por lo tanto, comparte la opinión del Grupo Cairns de que un sistema comercial de productos agropecuarios leal y orientado al mercado determinará un aumento del bienestar mundial. Sin embargo, en los últimos cinco años los progresos realizados en materia de reducción de la protección a la agricultura y de las subvenciones han sido muy limitados, particularmente en los países de la OCDE. Por consiguiente, la primera cuestión y quizás la más importante en las próximas negociaciones agrícolas debe ser prohibir las subvenciones a la exportación, alineando la agricultura con el tratamiento dado a la industria en el marco del GATT, y restableciendo de ese modo el principio de no discriminación enunciado en dicho acuerdo. Un acuerdo sobre esta cuestión podría no ser tan difícil de alcanzar como cuando se emprendió la RU, porque a mediados de los años noventa ha habido reformas unilaterales de las políticas agrarias en los Estados Unidos y, parcialmente, en la UE, así como en el Japón.

Con respecto a las subvenciones internas, es posible que se pueda eliminar la caja azul, que incluye los pagos por detracción de tierras de cultivo y los pagos compensatorios, porque la ley FAIR de 1996 de los Estados Unidos desconectó nuevamente de la producción las medidas de ayuda al ingreso agrícola. Debería fortalecerse la caja verde para reducir las escapatorias que permiten las subvenciones destinadas a aumentar la producción. Y, por último, debería reducirse ulteriormente la MGA, lo que alentaría a los países desarrollados a ajustar sus políticas a los criterios de la caja verde.

Sobre el acceso a los mercados de importación, todavía hay una dosis elevada de protección nominal no aplicada que hace ineficaces las consolidaciones arancelarias. La combinación de la arancelización sucia por parte de los países desarrollados y las consolidaciones arancelarias con elevados límites máximos de los países en desarrollo les permite variar su protección. Por lo tanto, es necesario reducir los aranceles consolidados a niveles no muy superiores a los tipos arancelarios aplicados a los industriales. Hay diversas maneras de hacer esto. La primera es una reducción general de grandes proporciones. La segunda es la fórmula suiza, por la cual cuanto mayor es la tasa de reducción para cada artículo, tanto mayor es el nivel de su arancel, lo cual tiene la ventaja económica de reducir la dispersión arancelaria. La tercera es el método conocido como cero por cero, que aumentaría la dispersión de los aranceles entre los productos. Al parecer, el Gobierno de Tailandia favorece las dos primeras opciones. Las reducciones deberían aplicarse también a las importaciones superiores al contingente en el marco de los contingentes arancelarios (CA); los estudios realizados demuestran que, en el caso del azúcar, si la tasa de las importaciones superiores al contingente se redujera en un determinado porcentaje los precios mundiales aumentarían más que si el contingente aumentara en ese mismo porcentaje, pero la otra alternativa mejor es aumentar el contingente de suerte que disminuya su importancia y crezca la competencia.

Hace falta también vincular las negociaciones sobre la agricultura con las de otros sectores. Una característica básica de la OMC es que las negociaciones son multidimensionales, y permiten compensaciones y vinculaciones transversales. Vinculaciones que son necesarias para realizar progresos en la liberalización de la agricultura. Los agricultores orientados hacia la exportación tienen interés no sólo en tener un acceso mejor a los mercados extranjeros de alimentos sino también en ser más competitivos en el mercado interno de productos y servicios no agropecuarios, que muchas veces necesitan como insumos intermedios. Y, lo que es más importante, los miembros de la OMC que importan nuestros productos y servicios agropecuarios estarían interesados en reducir sus impedimentos a las importaciones agrícolas si nuestro Gobierno redujera los impedimentos a sus exportaciones de servicios. Además, los contribuyentes tailandeses se beneficiarían de las compañías extranjeras que proporcionarían trabajos por contrata al Gobierno tailandés mediante licitaciones honestas.

B.L. Das23: Comienzo con dos afirmaciones que no son nuevas pero cuya importancia hace falta recalcar. Una es que la agricultura ocupa un lugar muy especial en el mundo y, en particular, en los principales países industrializados, razón por la cual las normas multilaterales de este sector han sido diferentes de las de otros sectores. Ocupa, asimismo, un lugar especial en los países en desarrollo, mucho más numerosos, en los que se relaciona estrechamente con la situación económica en general pero también con la situación social y política.

La segunda afirmación es que en el Acuerdo sobre la Agricultura hay una grave injusticia porque las conclusiones definitivas alcanzadas a lo largo de todo el proceso de negociación se obtuvieron como resultado de compromisos entre los dos principales interlocutores, a saber los Estados Unidos y la UE. El Acuerdo se caracteriza por las grandes restricciones a las importaciones, la enorme ayuda a los agricultores internos y la gran cantidad de subvenciones a la exportación otorgada a los países desarrollados. Los países que causaban distorsiones en el comercio pueden continuar haciéndolo, mientras que a los que no causaban dichas distorsiones se prohíbe que lo hagan, ni siquiera para promover su proprio desarrollo y comercio. Lo cual constituye una injusticia básica.

Tengo cinco propuestas para lo que deberían ser las cuestiones fundamentales de la negociación al abordar el carácter especial de la agricultura y eliminar el desequilibrio y la injusticia presentes en el Acuerdo.

Primero: Algunas actividades, políticas y medidas deberían mantenerse fuera de las disciplinas del Acuerdo y de la disciplina de la OMC en su conjunto. Una es la producción de alimentos en los países en desarrollo destinados al consumo interno, importante porque va contra el actual concepto de globalización y de comercio liberalizado. Me atrevo a decir que la producción de alimentos destinados al consumo interno está casi a la par con la seguridad en la frontera. El Artículo XXI del GATT contiene excepciones para las medidas relativas a la seguridad en la frontera - que no es nada nuevo. ¿Por qué proteger la frontera si la población no tiene alimentos? La otra medida que debería mantenerse fuera de las normas de la OMC es la protección de las pequeñas familias agricultoras de los países en desarrollo. Lógicamente, todo el ethos del Acuerdo consiste en la competencia internacional en materia de producción y comercio. Ahora bien, si los pequeños agricultores y las pequeñas familias agricultoras de los países en desarrollo están expuestos a la competencia internacional no sólo se producirá un desastre económico, sino también un caos social y político total.

Segundo: Si tenemos que someter la agricultura a las disciplinas económicas y comerciales internacionales, deben eliminarse completamente las restricciones a las importaciones en los países desarrollados. La agricultura está muy protegida en esos países y en muchos sectores constituye un mercado cerrado.

Tercero: Un trato análogo para los agricultores de los países en desarrollo y los de los países desarrollados exige que se eliminen en estos últimos las ayudas internas y las subvenciones a la exportación - no sólo que se vuelvan a reducir en algún porcentaje, sino que se eliminen totalmente, porque crean reglas de juego nada uniformes.

Cuarto: A los países en desarrollo, a los que se prohibió que utilizaran subvenciones más allá de los niveles de minimis o aplicaran medidas de importación destinadas a mejorar y diversificar su producción agrícola, debería permitirse que lo hicieran en determinados casos. Los inconvenientes que han encontrado en estos cinco años deben ser examinados.

Quinto: La disposición destinada a los PEDINA en la OMC es característica de muchas disposiciones del sistema GATT/OMC. La Decisión Ministerial es muy altisonante, pero no se ha aplicado. Si la disposición en favor de los PEDINA no se fortalece mediante algunas obligaciones vinculantes, no pasará nada. Lo que yo sugiero es que se tenga un fondo de indemnización para esos países durante un cierto período. Sería leal que los principales países desarrollados, que se han beneficiado de un fuerte proteccionismo durante todos estos años, al menos en los cinco años posteriores a la entrada en vigencia del Acuerdo sobre la Agricultura, sean los principales donantes.

T.J. Aldington24: La Declaración de Roma y el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación se relacionan obviamente con la seguridad alimentaria, pero también con el comercio. El Sr. Stanton recordó que el sistema comercial multilateral, al eliminar las posibles diferencias de opiniones, favorece la paz, que es lo más importante para el desarrollo agrícola y rural y el desarrollo mundial en su conjunto. Necesitamos tener una visión amplia, y considerar el papel del comercio en el desarrollo agrícola y rural y las cuestiones fundamentales para los países en desarrollo, sin quedarnos estancados en demasiados datos específicos.

Cabe recordar también que la Cumbre Mundial sobre la Alimentación fue una de una serie de conferencias de las Naciones Unidas, tales como la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Copenhague, la Conferencia de Población en el Cairo, el CNUMAD y el Programa 21. Estas conferencias establecieron un programa importante para el desarrollo en su conjunto, en el que la seguridad alimentaria desempeñaba un papel importante.

En comparación con la ley internacional bastante vinculante representada por la Ronda Uruguay y las negociaciones, los siete compromisos del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación son más bien blandos. Una cuestión fundamental es la de cómo puede una ley internacional tan dura tener en cuenta efectivamente los deseos de los países en desarrollo y sus necesidades de desarrollo? Tres de los siete compromisos están relacionados con el comercio: i) el compromiso cuatro, trata específicamente del comercio; ii) el compromiso tres, trata de la producción agrícola, incluida la cuestión de la multifuncionalidad, y iii) el compromiso dos, se relaciona más con el acceso físico y económico a los recursos que necesitan los grupos vulnerables. El compromiso cuatro abarca también la inocuidad de los alimentos y se relaciona, por ejemplo, con las SPS. La EEB y los problemas de dioxina que han surgido últimamente serán un tema difícil en las próximas negociaciones, sin olvidar las cuestiones ambientales.

Debate

Pregunta: La mayoría de los economistas que predican sobre los beneficios del libre comercio parece que se citaran unos a otros y no la experiencia. Los datos indican que no es el libre comercio el que produce crecimiento, sino el crecimiento el que da lugar al libre comercio. El crecimiento y la productividad, etc., obedecen a otros impulsos, no al libre comercio. ¿Podría el Sr. Growth o algún otro miembro del panel aportar alguna luz al respecto?

Respuesta del Sr. Poapongsakorn: Estoy de acuerdo con que el crecimiento afectó al comercio, pero también el comercio afectó al crecimiento. La liberalización del comercio es sólo uno de los diversos factores que explican el comercio. Es una relación causal recíproca. En los años treinta fue la protección la que condujo a la vasta disminución del comercio mundial que provocó la Gran Depresión, y fue la liberalización del comercio la que condujo a la recuperación y el crecimiento.

Observación: Por lo que se refiere a la seguridad alimentaria, ahora se reconoce generalmente que no se trata ni de lograr un 100 por ciento de autosuficiencia ni una completa liberalización. La FAO pudo ayudar a los países en desarrollo a trabajar en lo que se puede considerar una seguridad alimentaria suficiente de manera que cada país pudiera encontrar el justo equilibrio al asumir compromisos en la OMC.

Observación: Las enormes injusticias presentes en el Acuerdo sobre la Agricultura preocupan a todos los países en desarrollo, y en ninguna parte son tan notorias como en las disposiciones relativas a la ayuda interna y al cálculo de la MGA. Estoy de acuerdo con la propuesta del Sr. Das de eliminar todas las subvenciones y ayudas, pero tenemos que ser realistas. Yo sugiero que se incorpore la caja azul en el cálculo de la MGA y se establezca un límite en la MGA total como porcentaje de la producción total, disponiendo por supuesto algo más para los países en desarrollo, como un trato especial y diferenciado. Además, la ayuda de la caja verde ha subido enormemente en los países desarrollados, de manera que habría que examinar la conveniencia de establecer un límite a tales gastos, como a la MGA.

Observación: Deberían prohibirse las subvenciones a la exportación porque gravan a los productores de otros países para sufragar los gastos de ayuda de los países desarrollados. Básicamente, si un país paga a sus agricultores una cierta suma por una tonelada de producción y no puede venderla internamente, el Gobierno tiene que absorber la suma total. Si se puede vender en el mercado mundial, se sufraga una parte del costo. Es un impuesto a los productores de los países en desarrollo que se han visto desplazados. Estos no deberían competir con las tesorerías de los países desarrollados, lo cual es una situación básicamente desleal.

Pregunta: Si los países desarrollados desean otorgar una ayuda interna superior a un cierto porcentaje de producción, sería justo que también se permitiera a los países en desarrollo alzar sus aranceles. Los Gobiernos podían reglamentar las importaciones para asegurar una gran cantidad de reservas alimentarias, pero ahora, en el marco del Acuerdo, tienen menos posibilidad de hacerlo, a la vez que en el plano mundial no existe ningún compromiso obligatorio de prestar asistencia a los PEDINA, lo cual parece poco justo.

Pregunta al Sr. Das: La propuesta de crear un fondo de ayuda para los PEDINA, financiado esencialmente con cargo a los principales países desarrollados, es como robarle a Pedro para pagarle a Pedro en vez de robarle a Pedro para pagarle a Pablo. Si no se está dispuesto a gravar las exportaciones comerciales de los exportadores rentables y colocar el producto en un fondo, es dudoso de que se produzca algún dinero nuevo. ¿Cómo podría entonces financiarse eficazmente un fondo?

Respuesta: Mi propuesta era de crear un fondo con contribuciones obligatorias para los principales países desarrollados exportadores de productos agropecuarios. Los países cuyos agricultores y economías se han beneficiado hasta ahora del sistema tienen la responsabilidad de hacer una contribución especial a este fondo.

Observación: Las disciplinas de la ayuda alimentaria permiten a los países donantes proporcionar ayuda alimentaria en forma de dinero, y es eso lo que deberían hacer los países desarrollados, que son los principales donantes. El sistema jurídico, el Acuerdo sobre la Agricultura y las directices sobre colocación de excedentes lo permiten y no hace falta ningún mecanismo nuevo. Se trata sólo de asignar dinero. Por lo que se refiere a la financiación del desarrollo rural, los países en desarrollo no tienen ni el dinero ni los recursos humanos para realizar programas de desarrollo rural. En los años setenta el Banco Mundial hizo mucho en esta esfera, pero en los años ochenta los fondos se terminaron. Los países en desarrollo deberían pedir al Banco Mundial y a los bancos regionales de desarrollo que aumenten la parte destinada a los programas agrícolas. El dinero está ahí.

Pregunta al Sr. Dioum: El Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación habla de la erradicación de la pobreza y de la desigualdad; de mejorar el acceso a la seguridad alimentaria; de políticas comerciales más justas y equitativas. Estas declaraciones no pueden quedar simplemente como declaraciones de intención, sino que se debe tender un puente hacia su realización. Quizás tengamos que aceptar el principio de la diferenciación y especificidad de los países de bajos ingresos con déficit de alimentos. ¿Y por qué no prever también en las negociaciones una caja especial reservada a la seguridad alimentaria? ¿Qué papel podría desempeñar en esto una coalición como la Conferencia de Ministros Africanos de Agricultura?

Respuesta: Tenemos que tener un concepto de desarrollo basado en el comportamiento del mercado. Así como queremos abrir el mercado mundial, así también queremos promover un desarrollo homogéneo, es decir contribuir con nuestros recursos no sólo naturales y financieros, sino también intelectuales. La idea de la Conferencia de Ministros Africanos de Agricultura era desarrollar lo que los ingleses llaman 'advocacy' (promoción, defensa)- es decir, saber lo que está en juego y conocer las reglas del juego. Si estamos de acuerdo en que la seguridad alimentaria es una preocupación importante, ello debe reflejarse, ipso facto, en las negociaciones de la OMC. Más allá y por encima del comercio está el problema del acceso físico a los alimentos. Para poder acceder a los mercados hay que producir alimentos, para lo cual hacen falta recursos financieros. Por eso seguimos insistiendo en que hay que negociar, pero también en que se nos deje participar en esta empresa de desarrollo. Debemos continuar este diálogo para que, más allá de lo que se dijo en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, se pueda recoger esta idea en un acuerdo comercial equilibrado que defienda los intereses que hemos identificado en la Cumbre.

Observación dirigida al Sr. Das: El Acuerdo ya ofrece un amplio espacio para que los países en desarrollo presten apoyo al desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria. En virtud del Artículo 6, los rubros excluidos del cálculo de sus MGA son los siguientes: la asistencia destinada a fomentar el desarrollo agrícola y rural que forma parte integrante de los programas de desarrollo, las subvenciones a la inversión que sean de disponibilidad general para la agricultura y las subvenciones a los insumos agrícolas que sean de disponibilidad general para los productores con ingresos bajos o pobres en recursos, etc. En el Anexo 2 se eximen la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria, la ayuda alimentaria interna, los pagos directos a los productores, una lista larga de servicios generales, etc. Puede que algunos Gobiernos no tengan los recursos financieros para tal ayuda, pero ése es otro asunto. Todas estas cosas podrían ponerse en una caja conocida como caja de desarrollo, pero ya están en el Acuerdo.

Respuesta: En el marco del Acuerdo los países en desarrollo pueden comprar alimentos a precios de mercado y ofrecerlos a precios más bajos, pero eso no es una seguridad alimentaria real. Para los países en desarrollo, la seguridad alimentaria real consiste simplemente en producir los alimentos necesarios para satisfacer el consumo interno. Se trata de la disponibilidad de alimentos. ¿De qué sirve que en otras partes del mundo se puedan conseguir alimentos baratos si los países pobres, que no tienen reservas de divisas, no pueden comprarlos? Más allá de lo que puedan decir los economistas acerca de la eficacia de la producción, la utilización de los recursos, etc., la seguridad alimentaria, lo mismo que la seguridad nacional, es algo que debe ser manejada total, autónoma e internamente en función de la producción y la distribución. Lo que equivale a decir: producción interna para consumo interno. Lógicamente, ello no excluye el comercio de alimentos que, a diferencia de la autosuficiencia, es un asunto comercial. Si alguna disposición del Acuerdo se presenta en la forma de seguridad alimentaria real, entonces debería haber una excepción, como en el caso de la seguridad nacional.

Observación: Aunque es posible que los países en desarrollo no necesiten nada más del Acuerdo sobre la Agricultura porque ya están permitidas las políticas orientadas al desarrollo, muchos de ellos están reaccionando contra la MGA de minimis. ¿Es porque no se tolerará el hecho de gastar más? Si un país sostiene que todos, o por lo menos, el 90 por ciento de sus agricultores son pobres de acuerdo a alguna de las definiciones de pobreza, ¿puede empezar a aumentar la MGA a niveles muy superiores a los de minimis sin que se proteste por ello? Aquí hay muchas cuestiones que necesitan plantearse y aclararse.

Respuesta de un participante: Si se tiene un programa realmente destinado a los productores más pobres, se puede hacer mucho, incluso subvencionar los insumos. Está todo el ámbito de la caja verde, se pueden construir caminos rurales y hacer obras de riego (una gran parte de lo cual no está incluida en la MGA). El programa tiene que estar bien ajustado y definido.

Respuestas de miembros del panel:

Sr. Das: Yo propondría que las subvenciones de los países en desarrollo, que ahora están prohibidas más allá del límite de minimis, se permitieran y después se disciplinaran de alguna manera, para que hubiera reglas de juego uniformes. Lo importante es que se proporcionen alimentos y que haya diversificación agrícola y desarrollo económico.

Sr. Aldington: Lo importante no es lo que los países en desarrollo pueden hacer, sino lo que se les obliga a hacer. La idea propuesta en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación acerca de un sistema comercial justo y orientado al mercado es digna de consideración. Por lo tanto, la pregunta es la siguiente: ¿que acción pueden realizar los países en desarrollo para compensar las fuerzas potencialmente masivas de la globalización y liberalización del comercio que estaremos imponiendo sobre grupos muy vulnerables?

Observación: Sobre la importancia del orden en que se efectúan las negociaciones, hay dos opiniones. Una dice: hay que abordar primero las subvenciones a la exportación y la ayuda interna, y después ir al acceso a los mercados, porque de lo contrario se daría acceso a productos subvencionados; la otra dice exactamente lo contrario: hay que ir primero al acceso a los mercados, y después a las subvenciones a la exportación y la ayuda interna, porque una vez que se tiene acceso será muy caro mantener las subvenciones. Es importante analizar con claridad estas cuestiones desde la perspectiva de los países en desarrollo.

Observación: Los vínculos entre el Acuerdo sobre la Agricultura y otros acuerdos- (SPS, OTC y ADPIC) son extremadamente importantes porque la liberalización del comercio se ha visto frustrada por las normas técnicas.

Respuesta del Sr. Aldington: En el acuerdo sobre las SPS y en otros acuerdos, lo que subyace son las normas nacionales necesarias para aplicarlos. Es aquí donde la comunidad internacional de donantes puede ayudar a los países en desarrollo. Como ha dicho el Profesor Deep Ford, no son los países los que comercializan sino los individuos, las compañías y el sector privado, los cuales tienen que trabajar en un terreno reglamentado. La cuestión es la eficacia con que el mercado trasmita los incentivos que ofrece un sistema libre y orientado al mercado, hacia el que estamos avanzando a tientas, y cómo puede reglamentarse para proteger la seguridad alimentaria. Es necesario que se establezcan estas reglamentaciones a nivel microeconómico para respaldar lo que se realiza a nivel internacional.

Observación: Los documentos de referencia dan la impresión de que ya no es importante el SGP, y que no será beneficioso en el futuro, pero todavía hay algunos aranceles que alcanzan el 400 por ciento y tasas aplicables en el límite del contingente que superan el 30 por ciento. El SGP tiene, pues, una función, particularmente para los miembros más débiles.

Respuesta del Sr. Thomas: Lo que pasa es que si continúan las reformas comerciales multilaterales se reducirá la posibilidad de un trato preferencial en el plazo más largo, y los países que dependen de las preferencias deben tener esto en cuenta a la hora de pasar a un tipo de entorno más competitivo. Entre tanto, deben tenerse en cuenta las preocupaciones de los países que se benefician de estos planes de preferencias.

Observación: Hemos hecho una evaluación de los pagos deconectados, y ha resultado totalmente inválida la idea de que los pagos a los agricultores pueden desvincularse de su nivel de producción. ¿Qué tienen que decir sobre eso los economistas? En los Estados Unidos, la producción ha aumentado cuando bajaron los precios, en parte a causa de que se consolidan las explotaciones y la gente va en quiebra, y en parte a causa de la tecnología. La teoría de que los agricultores crecerán menos porque disminuyen los precios no ha resultado válida. El vínculo entre un agricultor y el precio mundial es muy tenue. Un agricultor de los Estados Unidos no vende su producción en el mercado mundial sino, por ejemplo, a Cargill o a ADM. Es importante que se realice un análisis más complejo de estos mecanismos, para que las hipótesis sobre los precios y sobre la oferta y la demanda se basen en lo que sucede en el mercado y no en un determinado modelo.

Respuesta del Sr. Das: Un problema básico que surge con las cuestiones que se han planteado es que tendemos a quedar atrapados dentro de un marco teórico fijo. ¿Cómo surgieron estas cajas - las excepciones, la MGA y todo eso? Lo sabemos todos. Desde 1947 hasta 1994 no había nada; hablar de disciplina en la agricultura se consideraba algo fuera de lugar. Hubo algunas conversaciones muy secretas en Ginebra, pero hasta 1994 tanta reserva, tanta resistencia, y tanta reticencia. Después vino el Acuerdo, pero no es la Biblia. El desafío consiste en pensar sin quedar condicionados no sólo por las cajas sino tampoco por el Acuerdo mismo. Dejemos las cajas a los negociadores y permitamos que el mundo intelectual y los activistas amplíen su visión.

Pregunta al Sr. Aldington: El Gobierno suizo ha utilizado ampliamente el concepto del carácter multifuncional de la agricultura en la formulación de las políticas agrícolas, y los países en desarrollo podrían beneficiarse de algunas de las enseñanzas que los suizos hemos aprendido en los últimos años. Es posible, por ejemplo, que cuando el Profesor Parikh se refirió al plan de garantía de empleo en Maharastra no estuviera al tanto de que el plan suponía la dimensión social de la multifuncionalidad. Hay programas de ordenación de cuencas hidrográficas que reciben ayuda, lo que demuestra también el factor ambiental de la multifuncionalidad. ¿La ponencia del Sr. Aldington trata de alentar el debate sobre este aspecto de interés para los países en desarrollo en el marco de los instrumentos de la caja verde?

Respuesta: En mi investigación sobre la multifuncionalidad, he observado que los países en desarrollo muchas veces la ignoraron, si se exceptúa la India, donde en las comunidades rurales se consideraba a la agricultura una forma de vida. La importancia de la multifuncionalidad nos recuerda los efectos externos positivos de la agricultura en relación con la seguridad alimentaria, los servicios ambientales y las comunidades rurales. Efectos externos que pueden ser promovidos por las políticas de desarrollo permitidas en el marco de un país en desarrollo en virtud del Artículo 6, y favorecidos por políticas de desarrollo sensibles. Por lo tanto, no hace falta un rubro distinto en la caja verde; pueden incluirse en el marco de las políticas de desarrollo de los países en desarrollo. Ciertamente, para los países desarrollados la multifuncionalidad tiene una connotación ligeramente diferente. Dado que el hecho de poner estas políticas de desarrollo en una caja separada podría aumentar la transparencia, quizás es una buena idea de todas formas.

Capítulo 6
OPCIONES PARA MEJORAR LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA, EL COMERCIO Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA DE LOS PAÍSES EN DESARROLLO EN EL MARCO DE LAS NEGOCIACIONES DE LA OMC SOBRE LA AGRICULTURA

Ponencias de miembros del panel

panos Konandreas 25: Es interesante recordar los problemas que el Acuerdo sobre la Agricultura debía abordar. El problema principal era la prevalencia, en los países desarrollados, de políticas que causaban distorsiones en la producción y el comercio, y daban lugar a una oferta excedentaria en el mercado mundial. En general, los países en desarrollo tenían el problema opuesto, de producir mucho menos de lo que necesitaban, como consecuencia de las políticas de desincentivo. Al suscribir las medidas del Acuerdo que limitaban la producción, los países en desarrollo aceptaron un conjunto de medidas destinadas a solucionar un problema que no era el suyo. Es, por lo tanto, esencial reparar los desequilibrios fundamentales que existen en el Acuerdo en lo que se refiere a mejorar la capacidad de producir, mejorar el acceso a los mercados, salvaguardar la estabilidad del mercado interno, y fortalecer la capacidad institucional.

En el ámbito de las ayudas internas, muchos países desarrollados tuvieron la capacidad de legitimar las medidas que causaban distorsiones en la producción y el comercio, mientras que los países en desarrollo no tienen derecho ni la capacidad de utilizar tales medidas. Por lo tanto, muchos países en desarrollo están de acuerdo en limitar las medidas de los países desarrollados que causan distorsiones en la producción y el comercio y en aumentar la flexibilidad de las disposiciones actuales sobre las esferas de interés de los países en desarrollo, mediante un trato especial y diferenciado. A propósito de esto se sugieren las siguientes ideas: volver a calcular la MGA y revisar las listas de los países, alzar los niveles de minimis de la MGA no referida a productos específicos, dar crédito para la MGA no referida a productos específicos, ampliar la caja verde para que incluya medidas de seguridad alimentaria, y aclarar algunas cuestiones metodológicas y definiciones del Acuerdo.

Los países en desarrollo se han sentido decepcionados por la falta de acceso a los mercados desde la conclusión de la Ronda Uruguay. Sus exportaciones han sido principalmente de productos primarios y no ha habido mucha diversificación hacia productos elaborados de mucho valor. En el presente Simposio ya se han mencionado algunos aspectos para mejorar el acceso a los mercados, tales como las crestas arancelarias, la arancelización sucia, la progresividad arancelaria, la administración de los contingentes arancelarios (CA), etc.

La estabilización del mercado interno es particularmente importante para los países en desarrollo porque dependen del mercado mundial para una gran parte de su consumo de alimentos y gastan una proporción grande de sus ingresos de exportación en importaciones de alimentos; una gran parte de la población depende de la agricultura para vivir, de manera que las grandes fluctuaciones de los precios agrícolas implican grandes fluctuaciones de sus ingresos; y muchas familias gastan una gran parte de sus ingresos en alimentos. Se han mencionado algunos mecanismos para mejorar la estabilización del mercado, pero aquí se impone una observación para destacar la importancia de la cláusula de salvaguardia especial. Si se prorrogara el tiempo permitido para recurrir a esta cláusula, sería justo que este servicio estuviera a disposición de todos los miembros de la OMC, pero quizás sólo para un número limitado de alimentos básicos sensibles y quizás como un instrumento permanente en el sistema comercial multilateral de productos sensibles, al menos para los países en desarrollo, con alguna aplicación más rígida de los mecanismos de activación.

Los dos problemas fundamentales relativos a la Decisión de Marrakech - la onerosa carga de la prueba y la falta de claridad en lo que se refiere a quién le corresponde hacer una determinada cosa, cuál es la cosa que se debe hacer y cuándo debe hacerse - podrían resolverse de la siguiente manera: transformando la Decisión en un instrumento jurídicamente vinculante; estableciendo un mecanismo de elegibilidad automática para recibir ayuda en el marco de variables de activación acordadas; creando un fondo para prestar asistencia técnica y financiera a los países beneficiarios, especialmente para aumentar la productividad agrícola; y aclarando las respectivas funciones y responsabilidades de la OMC y de otros actores que intervienen en la aplicación de la Decisión.

Un último punto que quiero indicar es el del fortalecimiento de la capacidad. De los 38 países subsaharianos, unos 8 tienen representación permanente en Ginebra. Como consecuencia, se encuentran con graves limitaciones en la negociación y ejecución de los acuerdos. Dentro de cada país se necesita capacidad técnica para poder competir internacionalmente. Hace falta una aplicación eficaz del marco integrado para los países MA, y ayuda a los países en proceso de adhesión, en su mayoría países en desarrollo.

En conclusión, la lista presentada trata de abarcar los problemas compartidos por un gran número de países, pero por supuesto que no es una lista exhaustiva de las reformas necesarias ni de las reformas prioritarias de todos los países interesados.

luis abugattas:26 Hay seis cuestiones básicas en las que los que deberían concentrarse los países en desarrollo. Una es todo este conjunto de cuestiones relacionadas con las crestas arancelarias, la progresividad arancelaria, los contingentes arancelarios, la arancelización sucia, sobre todo esto último, así como la sobrestimación de las medidas globales de la ayuda. Se trata de saber si la próxima ronda de reducciones debería tomar como base estos aranceles y ayudas internas sobrevalorados o si se debiera "limpiarlos" antes de negociar nuevos compromisos.

Una segunda cuestión es que el Acuerdo sobre la Agricultura ha tenido muy pocas repercusiones incluso en la formulación de las políticas en la mayoría de los países en desarrollo. En esos países, la reforma de las políticas ha tenido lugar más en el marco de los programas de ajuste y de los compromisos con el FMI, que han reducido el sesgo contrario a la agricultura y últimamente están mostrando algún impacto positivo en la producción agropecuaria. Ninguna negociación comercial hará mucho para mejorar la producción, que es parte de las reformas internas. Reformas que son necesarias, pero no suficientes. Hacen falta algunas políticas efectivas para llenar las lagunas que deja el mercado en lo referente a inversiones, crédito y servicios. Existe un problema grave de finanzas, especialmente en los países que han emprendido una reforma financiera drástica, eliminando los bancos de desarrollo. No hay crédito para el sector agropecuario ni dinero para invertir en la producción agrícola. El mercado no está entregando de manera suficientemente rápida los servicios relacionados con dicha producción. En el sistema comercial internacional se está generando una asimetría estructural. Los tipos de instrumentos normativos autorizados en el marco de las disciplinas multilaterales exigen un alto nivel de capacidad institucional, que está faltando básicamente en la mayoría de los países en desarrollo, mientras que los instrumentos normativos que pueden utilizarse sin mayores dificultades institucionales se están eliminando. Una meta importante de los países en desarrollo durante la próxima ronda es salvaguardar su libertad para aplicar políticas de apoyo al sector agropecuario.

Una cuestión que ha salido muchas veces durante el debate es la de la estabilidad del mercado. Debería aclararse la legitimidad de los mecanismos de estabilización de los precios, particularmente el Artículo 4 y la nota de pie de página, para indicar que es legítimo utilizar los gravámenes variables como mecanismo de estabilización de los precios.

Una cuarta cuestión es la de las salvaguardias. Sería ventajoso para los países en desarrollo que se introdujera en el Acuerdo sobre la Agricultura una salvaguardia agrícola permanente.

Otro problema que se ha mencionado es el de la relación entre la agricultura y otras esferas de negociación. Los acuerdos sobre los ADPIC y las MIC tienen muchas más repercusiones en el sector agropecuario de los países en desarrollo que el Acuerdo sobre la Agricultura, en dos aspectos: la ampliación del campo de patentabilidad de las variedades de plantas y animales y el control de la tecnología y de las importaciones paralelas, que tienen fuertes repercusiones en el costo de los insumos básicos destinados al sector agropecuario. Los datos indican ya que los precios de los insumos han aumentado tanto que están fuera del alcance de los agricultores pobres y de los pequeños agricultores. En las conversaciones sobre inversiones hay un consenso respecto a tener un contrato de inversión, pero seguramente el tema de las ADPIC volverá a plantearse. La prohibición de normas relativas al contenido nacional ha afectado ya a muchos sectores de productos agrícolas, especialmente la leche.

Por último, está la cuestión de la competencia. Aunque un país puede negociar el derecho de exportar productos alimenticios a otro, las licencias comerciales pueden impedir que dichos productos sean suministrados de un mercado a otro. Toda la cuestión de la distribución del mercado en función de las licencias de patentes y franquicias realmente dificultan las exportaciones. También está el problema del comercio intraempresarial, fomentado por la expansión de las grandes compañías, al abrirse la posibilidad de realizar todo tipo de inversiones en la agricultura. Un problema que debería analizarse.

Hesham Youssef27: La Decisión de Marrakech sobre los países en desarrollo importadores netos de alimentos fue importante porque permitió a algunos países en desarrollo aceptar el conjunto de acuerdos de la Ronda Uruguay, lo cual no debe ser pasado por alto.

La Decisión contiene cinco elementos principales: (i) establecer un nivel de compromisos en materia de ayuda alimentaria para satisfacer las necesidades de los países en desarrollo durante el programa de reforma; (ii) asegurar que se dé una proporción cada vez mayor en condiciones de favor; (iii) prestar asistencia técnica y financiera para mejorar la productividad agrícola y la infraestructura; (iv) garantizar el trato preferencial a los países en desarrollo importadores netos de alimentos en el sector del crédito a la exportación; y (v) asegurar el financiamiento para niveles normales de importación a través de instituciones financieras o de servicios que se pudieran crear.

Para que pudieran recibir asistencia en el marco de la Decisión, se pidió a los países en desarrollo que demostraran que el Acuerdo sobre la Agricultura los perjudicaba. Aunque es prácticamente imposible aislar los efectos del Acuerdo, se les pidió que demostraran la existencia de un nexo causal entre el Acuerdo y las dificultades que estaban enfrentando. Además, algunos países en desarrollo importadores netos de alimentos no son necesariamente los únicos que enfrentan estos problemas porque todos los países los tienen. Pero algunos estudios realizados por la FAO y otros han indicado que en lo que se refiere al ingreso per cápita, las poblaciones desnutridas, la producción de cereales, las importaciones de cereales y la proporción de la importación de alimentos respecto a las importaciones totales hay una diferencia neta entre los PEDINA y otros países en desarrollo. De tal manera que en relación con estas cuestiones constituyen un grupo único.

Por lo que se refiere a la aplicación de la Decisión no ha pasado absolutamente nada. La situación de la ayuda alimentaria es devastadora. Desde 1994 a 1997, la ayuda alimentaria en cereales destinada a los países MA disminuyó un 37 por ciento, la destinada a los PEDINA un 65 por ciento, y la destinada a Egipto un 77 por ciento. Estaba previsto para nosotros algún trato diferenciado pero no se concretizó nada al respecto. También disminuyó la asistencia técnica y financiera de algunos donantes, como Australia, Canadá, Japón. La asistencia de los Estados Unidos se ha mantenido en la media, sin modificaciones durante este período. La CE es muy interesante; no ha presentado una notificación en 1996 ni en 1997, de manera que pareciera que también necesita asistencia en este aspecto. Nueva Zelandia acusa un incremento, pero partió de una base muy moderada. También Sudáfrica registró un aumento. Noruega, como siempre, se destaca.

Hemos dedicado parte de esta sesión a hablar sobre precios y finanzas. Desde 1993, tanto el volumen como el valor de las importaciones de cereales de los países en desarrollo importadores netos de alimentos han ido en aumento. 1995/96 fue un año excepcional, lo cual explica el nivel máximo alcanzado por las importaciones durante ese año, pero durante todo el período han ido aumentando. Se ha afirmado que el cambio no es tan grande, pero sí significativo. Los estudios de la FAO han demostrado que el 40 por ciento del aumento de las importaciones de alimentos se debió al volumen y el 60 por ciento a otros factores. Ha habido muchos problemas con las instituciones financieras internacionales en relación con la financiación de las importaciones de los PEDINA. En Singapur se convino en que los miembros de la OMC trabajarían con instituciones financieras internacionales para ver si se podían mejorar los servicios existentes o crear nuevos, pero tampoco aquí sucedió nada. Cuando los precios eran tan altos en 1995/96, pocos países en desarrollo pudieron conseguir fondos de los servicios de financiamiento compensatorio o para imprevistos del FMI. La cuestión de la financiación debe ser reexaminada completamente.

Para el futuro, una dificultad fundamental con la Decisión es que hemos estado tratando el problema como si fuera transitorio, y no lo es. Hay algunos países - países muy pequeños con una capacidad muy limitada para exportar y mejorar la producción - que continuarán siendo vulnerables, independientemente de lo que hagan. Además, la responsabilidad de la aplicación de la Decisión se ha dispersado por todo el mundo. Para la ayuda, está el Convenio sobre la Ayuda Alimentaria en Londres; para el crédito a la exportación, está la OCDE en París; y hay instituciones financieras internacionales en Washington; pero en Ginebra, donde se suponía que tendría lugar el equilibrio de los derechos y las obligaciones, se está haciendo muy poco. La FAO en Roma puede hacer más, especialmente en lo que se refiere a la productividad y a los diversos aspectos de la producción agropecuaria. Con respecto a la ayuda alimentaria, el punto más importante es que hasta ahora la ayuda ha sido inversamente proporcional a los precios del mercado mundial; cuando los precios son altos y se necesita más la asistencia, no hay asistencia, pero cuando los precios son bajos y es menos difícil comprar alimentos en el mercado, la asistencia es grande. Tenemos que abordar también los compromisos relativos al aumento de la asistencia técnica y financiera, y aquí es donde puede resultar útil un fondo. Los créditos a la exportación tienen que ser tomados en serio.

El último punto es que para tomar en serio el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de reducir a la mitad el número de las personas desnutridas para el año 2015 tiene que haber una mayor voluntad política. La Decisión no se ha aplicado, y si pasa lo mismo con los otros compromisos de la OMC habrá muchos problemas. No habrá más acuerdos como el de Blair House. Los países en desarrollo están adoptando una modalidad más enérgica para defender sus intereses y lo seguirán haciendo. Se seguirán estipulando acuerdos entre la UE y los Estados Unidos , pero no serán un factor determinante en los nuevos acuerdos que se harán en el futuro.

ademola Oyejide28: Comenzaré con una cita: "En una negociación no se obtiene lo que se merece sino lo que se negocia". Los países en desarrollo no deberían ir a las negociaciones suponiendo que se encontrarán con personas simpáticas que les concederán todo lo que quieren. Deben hacerse cargo de su proprio destino y reconocer que la capacidad de negociar eficazmente en la OMC es de fundamental importancia. Segundo, si se lee todo el Acuerdo de Marrakech por el que se creó la OMC, y no sólo el Acuerdo sobre la Agricultura, se descubrirá una asimetría entre las obligaciones preceptivas y las ofertas de asistencia espontáneas o promesas de 'hacer todos los esfuerzos posibles'. Los países en desarrollo firmaron en base a que los países desarrollados se comprometían a hacer 'algo', pero no pasó nada. Le lección que se debe aprender de esto es que en el futuro los acuerdos deben ser obligatorios para ambas partes.

Es importante reconocer que en un acuerdo comercial hay por lo menos dos tipos de gastos: los gastos de ejecución y los gastos de ajuste. En los países en desarrollo, la ejecución exige la creación de nuevas instituciones y de nueva capacidad humana. Cuando hay un cambio de políticas, la economía tendrá que ajustarse y habrá ganadores y perdedores. El sistema fiscal puede compensar a los perdedores, pero en el comercio internacional los ganadores y los perdedores no necesariamente están en el mismo país. El cálculo de estos costos de ejecución y costos de ajuste obligará a todos a reconocer quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores y, por lo tanto, puede obligar al sistema a encontrar la forma de compensar a los perdedores. En las próximas negociaciones, los países en desarrollo quizás deberían pedir que se encargue a un organismo particular, distinto de la OMC, la tarea de calcular estos costos. En el caso de la agricultura, quién otro debería ser más que la FAO?

La segunda cuestión es la del trato especial y diferenciado. Esta es una cuestión vieja, que en los acuerdos de la Ronda Uruguay ha quedado bastante confusa. Es de interés de los países en desarrollo negociar algún tipo de acuerdo multilateral sobre el significado del concepto antes de negociar otras cuestiones. La práctica actual de la clasificación de los países es extraña. Se basa en un conjunto de criterios que reflejan consideraciones políticas más que consideraciones sobre la competitividad comercial, la seguridad alimentaria o cualquier otro criterio objetivo. Los países en desarrollo deberían insistir en una negociación multilateral sobre los criterios a utilizar. La segunda fase sería negociar el tipo de disposiciones necesarias. En la esfera del acceso a los mercados, el concepto de SGP debería ampliarse en el sentido de exigir que los países en desarrollo ofrezcan preferencias a los MA. Los países en desarrollo, especialmente los que se beneficiaron de preferencias comerciales anteriores, deben a su vez dar algo. Pero los países menos adelantados no deben especular. Deben tener un régimen racional de producción y comercio agrícolas. Casi todos los países subsaharianos tienen un arancel uniforme de 150 por ciento sobre todo producto, pero dudo de que haya algún país que necesita realmente aranceles superiores al 40 por ciento, para fines de protección o para fines fiscales. Muchos de los países Africanos carecen de la capacidad para participar eficazmente en el proceso de la OMC, pero tienen intereses importantes que proteger. Espero que la FAO esté dispuesta a ofrecer algún tipo de ayuda, por ejemplo seminarios periódicos para nuestros representantes. También se necesita asistencia para financiar los gastos de viajes de los participantes Africanos en las negociaciones, los cuales necesitan ayuda también para entender totalmente las disposiciones del actual Acuerdo y la relación con sus propios sistemas de producción y comercio agrícolas.

zaid Bakht29: En el Acuerdo sobre la Agricultura había tres preocupaciones subyacentes. La primera era poner en un marco de normas y disciplinas multilaterales las políticas agrarias que causaban distorsiones en el comercio, lo cual consistía esencialmente en corregir los precios. Se han realizado progresos considerables en ese sentido, pero queda todavía mucho por hacer. Entre las cuestiones principales que deben plantearse para la próxima ronda de negociaciones figuran las siguientes: los desequilibrios de las actuales disposiciones de la MGA con respecto a los usos particulares de la caja verde y la caja azul; la persistencia de las crestas arancelarias, la progresividad arancelaria, las complejidades arancelarias y las subvenciones a la exportación; la asimetría con respecto a las medidas de salvaguardia especial; y el uso de cláusulas sociales y de otras medidas no arancelarias como nuevas formas de proteccionismo. La lista completa de lo que debe plantearse es bastante larga y polémica de modo que no será todo tan sencillo, pero debemos esperar lo mejor.

La segunda preocupación subyacente era la de dar flexibilidad a los países en desarrollo en sus políticas de desarrollo agrícola. Se pensaba que eso se habría conseguido con las disposiciones sobre el trato especial y diferenciado, pero en la mayoría de los países las políticas que causaban distorsiones en el comercio no eran tantas, y las que existían habían sido corregidas en gran medida por los PAE. Por consiguiente, las disposiciones relativas a unas reducciones más pequeñas y a unas transiciones más largas carecían de interés. La cuestión pertinente es si estos países tienen la flexibilidad que necesitan para recurrir a las medidas de ayuda. Bangladesh, por ejemplo, consolidó sus aranceles agrícolas en un 200 por ciento, pero el derecho aplicado es mucho más bajo, de manera que si es necesario los aranceles pueden subir. Pero operacionalmente, la flexibilidad no consiste sólo en eso, a causa principalmente de las presiones ejercidas por las otras instituciones más conocidas, como el Banco Mundial y el FMI. En la próxima ronda de negociaciones comerciales, los países en desarrollo necesitan ver una mayor coherencia entre los criterios de la OMC y los de las otras instituciones.

Por lo que se refiere a las preferencias, parece que el SGP ha sido decisivo en la promoción del crecimiento de las exportaciones en muchos países. A largo plazo, el crecimiento de las exportaciones no puede depender de las preferencias, pero dado que la base de exportación es extremadamente estrecha a causa de las limitaciones de la oferta, se impone la necesidad de tratar de que las preferencias continúen y se amplíen.

La última preocupación tiene que ver con la asistencia técnica y financiera necesaria para que los países en desarrollo aumenten su producción agrícola y su base de exportación, contrarresten los efectos negativos del proceso de reforma, cumplan las normas SPS y fortalezcan su capacidad para negociar y ejecutar acuerdos multilaterales. Esta es una esfera en la que el balance está totalmente en rojo. No se ha hecho nada para resolver estas necesidades. El Acuerdo sobre la Agricultura ha tenido la preocupación de corregir los precios, pero la experiencia demuestra que otros factores distintos de los precios (la escasez de recursos destinados a inversiones, la insuficiencia de infraestructura y de tecnología, la debilidad de las instituciones) son las limitaciones que atan. Las disposiciones relativas al trato especial y diferenciado deben ser más significativas y se deberían dar pasos para que se aplique la Decisión de Marrakech.

abhijit Sen30: En la presente sesión parece que hemos ampliado significativamente el debate al considerar todo el Acuerdo de Marrakech y no sólo el Acuerdo sobre la Agricultura. Yo me mantendré dentro de este último, y en ese contexto trataré algunas cuestiones, particularmente la de la seguridad alimentaria. Sin embargo, hay dos asuntos básicos que son importantes - el de los acuerdos sobre las SPS y los ADPIC. Los ADPIC son importantes porque la ayuda internacional que solía prestarse para la difusión de nuevas tecnologías - como la que creó la Revolución Verde, por ejemplo - no se presta más. Y el acuerdo sobre las SPS significa fundamentalmente que cualesquiera sean los logros que los países en desarrollo pudieran obtener para el acceso a los mercados de toda una serie de productos, los países desarrollados disponen de un conjunto de normas con las cuales lo pueden controlar. Estos dos asuntos deben tenerse en cuenta.

El Acuerdo que hemos estado examinando es desigual. Algunos podrían decir que los países en desarrollo están pidiendo esencialmente aumentos a los países desarrollados: que aumenten el acceso a los mercados y reduzcan sus subvenciones, pero que permitan que los países en desarrollo mantengan un control sobre sus mercados y tengan una flexibilidad mayor en lo que concierne a las subvenciones. Pero tiene que haber una base para la negociación, que incluya un conjunto de principios. Todo el Acuerdo de la OMC tiene por objeto reducir los obstáculos al comercio para beneficio de todos. Por lo tanto, hemos de centrar la atención en las cosas que no funcionan, e insistir en aquéllas que funcionan. Por consiguiente, los países en desarrollo deben apuntar a que se reduzcan todas las subvenciones, las suyas y las de los países desarrollados. En otras palabras, debería haber una caja verde que contuviera sólo dos tipos de rubros: aquéllos en los que el mercado no funciona, y aquéllos que comportan efectos externos muy claros o cuestiones distributivas en favor de las personas a las que el mercado no llegará. Esta es una cuestión de orden comercial.

¿Una `caja de desarrollo' o una `caja de seguridad alimentaria' se ajustan a estos criterios? Es evidente que, como nos lo ha enseñado la historia, los mercados de por sí no garantizarán el desarrollo. Ni garantizarán necesariamente la seguridad alimentaria en el sentido en que se la ha definido. No deberíamos pedir una flexibilidad indefinida, sino definirla en función de lo que está permitido, porque si los países en desarrollo tienen flexibilidad, también la tienen los otros países y hasta podrán utilizarla mucho más. El problema real es el de ciertas clasificaciones. La razón por la cual el Acuerdo sobre la Agricultura plantea cuestiones relacionadas con toda la Ronda Uruguay es que en la mayoría de los países en desarrollo la mayor parte de la población está en la agricultura no porque quieren sino porque ha fracasado el proceso de desarrollo. Totalmente al revés de los países desarrollados, en los que se debe dar subvenciones para mantener a la gente en la agricultura y se tira dinero con tal finalidad. ¿Cómo llevar una economía de escala a millones de personas pobres y ayudarles a aumentar su producción sin destruir los incentivos ni crear ineficiencias? Esta es una cuestión vieja del desarrollo, y para la mayoría de las personas de los países en desarrollo es allí donde reside el problema.

En esto el comercio desempeña sólo una función, pero también crea problemas. La India, por ejemplo, tuvo un crecimiento agrícola bastante importante después de la Independencia, especialmente después de la Revolución Verde cuando se proporcionaba tecnología gratuitamente, pero el auge se limitó a una parte determinada del país y ahora está llegando a su fin. Durante 20 años vivimos de Punjab Harayana. No podemos continuar así sino que debemos extendernos al resto del país, pero dudo de que funcione el viejo modelo de subvenciones que utilizamos en el pasado. A esta altura, lo que ciertamente no necesitamos es una situación en la que algunos otros países en desarrollo, que no consiguen acceder a los mercados de los países desarrollados, comiencen de repente a conseguir acceso a los nuestros. Porque estamos en un momento muy, muy crítico en el desarrollo de la agricultura india. Nuestras tasas de crecimiento se están desacelerando, y tenemos que extender nuestra agricultura a partes nuevas del país y a cultivos nuevos. Nuestra preocupación, por lo tanto, no es el proteccionismo, sino el hecho de que en la agricultura, como en muchas otras cosas, algunas regiones del país están comenzando y hay que proteger de alguna manera la industria naciente. Será una idea fuera de moda, pero no menos poderosa hoy que en el pasado. Para `caminar sobre las dos piernas' los países en desarrollo tienen que conciliar sus diferencias, especialmente si los países desarrollados mantienen sus puertas cerradas.

Debate

Observación de un participante: No me han dejado satisfecho el debate sobre la inestabilidad de los precios y la propuesta de legalizar bandas de precios. Gracias a las normas mejoradas del sistema nuevo no hay necesidad de tener cantidades tan grandes de existencias. Ni la inestabilidad de los precios conduce necesariamente a la inestabilidad de las importaciones, porque muchos de los precios están correlacionados negativamente. Se ha hecho demasiado hincapié en la estabilidad de los precios y demasiado poco en la cuestión más importante que es la estabilidad de los ingresos. Es difícil aplicar en forma neutral las bandas de precios. Siempre conducen a transferencias, a algún tipo de protección, y es difícil justificar su utilización en el nuevo entorno comercial. La inestabilidad de los precios y de los ingresos se logra mejor mediante mecanismos más orientados al mercado, tales como los mercados de futuros.

Respuesta del Presidente: El Banco Mundial ha tomado una iniciativa en este sentido, insistiendo en la gestión de riesgos en los países en desarrollo, y ha convocado una ronda de reuniones sobre el asunto.

Pregunta al Profesor Sen: Ud. abogó por la reducción de las subvenciones tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. En la mayoría de los países en desarrollo, los pequeños agricultores pobres en recursos tienen un acceso limitado al crédito, mientras que los países desarrollados han ayudado a sus agricultores y están más adelantados tecnológica y financieramente, pero si se elimina la ayuda a la agricultura, ¿que tipo de escenario puede preverse?

Respuesta: No he dicho que debían reducirse las subvenciones en los países en desarrollo. Dije que debían mantenerse sólo por dos motivos: para proporcionar cosas que el mercado no puede y para ayudar a las personas a las que el sector privado no llega. Deberían crearse instituciones que estén al servicio de dichas personas o, en el peor de los casos, deberían destinarse las subvenciones específicamente a las personas interesadas.

Observación: El Profesor Oyejide pidió negociaciones multilaterales sobre los criterios para la clasificación de los países y también una escala móvil de trato diferenciado para que los países empezaran a aplicar políticas correctas al pasar de una categoría a otra. Este proceso podría iniciarlo la FAO, en colaboración con la OMC, de manera que se pudiera realizar por lo menos un examen preliminar antes de Seattle. Podría prepararse algún tipo de directrices, teniendo en cuenta especialmente que muchos de estos países no tienen ni siquiera la capacidad de negociar.

Observación: Mi país, que es productor de petróleo, considera que está clasificado de una manera que no se ajusta a su situación real. El criterio del ingreso per cápita ignora problemas tales como la mortalidad infantil, la esperanza de vida al nacer , el analfabetismo y la pobreza grave.

Respuesta del Presidente: Sobre la cuestión de un foro para negociaciones sobre la clasificación de los países no puedo asumir un compromiso en nombre de la FAO, porque es una cuestión más política que científica o técnica. Lo que sí facilitamos es información sobre los indicadores que podrían utilizar los países en desarrollo como base para la clasificación, sobre todo información sobre los países de bajos ingresos con déficit de alimentos.

Observación: Hay dos cuestiones muy importantes relacionadas con el Acuerdo sobre la Agricultura. Una es el fenómeno del regionalismo, encaminado a conseguir excepciones especiales respecto de los principios que rigen el trato NMF y, por consiguiente, a discriminar a terceros países. La segunda es el medio ambiente, que tiene vinculaciones importantes con las políticas agropecuarias y la producción. Las cuestiones ambientales deberían examinarse en las negociaciones sobre las políticas agropecuarias que promueven la competencia en el comercio agrícola.

Pregunta: Se ha hablado mucho de un período de negociación de alrededor de 3 ó 4 años. ¿Qué puede hacerse durante este período de transición con las distorsiones y otros problemas que existen?

Respuesta: En las negociaciones la actitud ha de ser doble: la de tomar la ofensiva y la de estar a la defensiva. Los países tienen que reaccionar ante las propuestas de otros países, estudiar su propia situación interna para ver qué cuestiones querrían proponer, y después formar coaliciones con otros países, que pueden ser países en desarrollo o países desarrollados . Las coaliciones deben servir para impulsar las cuestiones con la mayor fuerza posible.

Pregunta: A propósito de la flexibilidad necesaria para realizar el desarrollo agrícola, Panos Konandreas propuso que los países en desarrollo tuvieran la capacidad de aumentar los aranceles de los productos sensibles, pero eso tendría dos inconvenientes. Perjudicaría a los consumidores pobres y, si la diferencia de aranceles se mantuviera a largo plazo se provocaría una grave distorsión de los recursos. Dado que el sector de los productos sensibles puede ser muy ineficiente, ¿cuánto tiempo pueden mantenerse tales diferencias de aranceles?

Respuesta: Me refería a algunos países que también se han comprometido a aranceles muy bajos para algunos productos que son cruciales para ellos. Estos son algunos de los casos en los que es necesario un cierto reequilibrio, como en la India y Egipto.

Pregunta: La propuesta de desglosar los contingentes arancelarios por productos específicos implicaría probablemente un comercio más dirigido en comparación con otra situación en la que los comerciantes tienen la libertad de elegir dentro de una serie de productos incluidos en un contingente arancelario surtido. Desde el punto de vista del consumidor, ¿eso sería mejor en cuanto a la utilización de los contingentes arancelarios y al desarrollo de mercados?

Observación: Un aspecto importante del desarrollo agrícola es el del aumento del valor agregado retenido de los países en desarrollo. Hay una concentración cada vez mayor del comercio de productos agropecuarios e, independientemente de las oportunidades de acceso a los mercados que se tengan, es improbable que aumente mucho el valor agregado que retengan los productores y exportadores. Esto plantea una cuestión de política de competencia, pero en la OMC eso se refiere sólo a las políticas internas. Las situaciones que requerirían medidas internas no están disciplinadas a nivel internacional. Hay, por consiguiente, una cuestión importante que en algún momento tiene que plantearse en las negociaciones, pero muchos se resisten a negociarlo a causa de sus posibles consecuencias para las políticas internas. Se trata, sin embargo, de una cuestión muy importante.

Alocución final del Presidente del Simposio

En nuestros debates se ha revelado una comprensión del sistema mundial del comercio de productos agropecuarios muy superior a la de hace cinco años. Aunque hemos llegado a la conclusión de que es prematuro determinar cuantitativamente los efectos de la Ronda Uruguay, hemos convenido unánimemente en que ha habido un cambio cualitativo notable. Cambio cualitativo que ha determinado la aplicación de un sistema internacional de comercio agrícola basado en normas, el cual incide tanto en la formulación de las políticas internacionales y nacionales como en los conceptos y la forma de pensar. Quedan por verse todavía las repercusiones cuantitativas.

Se ha convenido también en general en que el comercio y una ulterior liberalización del mismo favorecerán la seguridad alimentaria, objetivo del Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Todos los que participaron e intervinieron estuvieron de acuerdo en que la seguridad alimentaria era el objetivo de desarrollo de los respectivos países, y que la inseguridad alimentaria que afecta todavía a alrededor de 800 millones de personas del mundo en desarrollo era el reto principal de los encargados de formular las políticas y también de las negociaciones sobre la agricultura.

Como organización internacional, la FAO debe ser imparcial en este proceso. Su función es ofrecer un foro para que los países expresen sus posiciones. Del presente Simposio han surgido dos líneas de propuestas: lograr un mayor equilibrio en los acuerdos que existen y tratar de conseguir una mayor flexibilidad para que los países en desarrollo puedan procurar su seguridad alimentaria interna y alcanzar sus objetivos de desarrollo. Este es el espíritu que animó muchas o todas las propuestas presentadas. Se subrayó particularmente la necesidad de centrar la atención en los intereses especiales de los perdedores, en forma transitoria o más permanente, del sistema comercial internacional o de su reforma, y la necesidad también de ofrecer indemnización o asistencia durante la transición.

Como uno de los organismos internacionales involucrados en el proceso de la reforma agrícola, la FAO continuará analizando y vigilando la situación y tratando de facilitar información y asistencia. Se dieron muchos ejemplos de las repercusiones registradas en determinados países en desarrollo. Tales estudios de países específicos deben intensificarse y continuarse, y en la FAO estamos dispuestos a prestar una asistencia en ese sentido. Por lo que se refiere a la petición del Profesor Oyejide de que la FAO sea un agente de servicios de apoyo, no estoy seguro de que lo pueda ser para un grupo de países o para países individuales porque debemos prestar servicio a todos los miembros. Pero quisiera centrar la atención en un programa de capacitación que hemos emprendido recientemente en 14 ó 15 subregiones, con una participación de hasta cinco miembros por cada país en desarrollo y país en transición. Es un curso de una semana destinado a los funcionarios agrícolas interesados y a otros, acerca del Acuerdo sobre la Agricultura, los acuerdos sobre las SPS, los ADPIC y los OTC y, por consiguiente, acerca de la cuestión importante de la seguridad alimentaria.

ANEXO
Programa y Lista de los miembros del panel y de otros oradores

Jueves, 23 de septiembre

SESIÓN INAUGURAL

 
   

Alocuciones:

Hartwig de Haen, Subdirector general del Departamento Económico y Social de la FAO

Gretchen Stanton, Consejera de la OMC

Rubens Ricupero, Secretario general de la UNCTAD

Discurso de apertura:

Kirit S. Parikh, Profesor, Director del Instituto Indira Gandhi de investigaciones para el desarrollo, Mumbai, India

   

Ia. SESIÓN

TENDENCIAS PRINCIPALES DE LOS MERCADOS MUNDIALES DE PRODUCTOS AGROPECUARIOS EN LOS DOS ÚLTIMOS DECENIOS Y PERSPECTIVAS A PLAZO MEDIO

   

Miembros del panel:

Nikos Alexandratos, ex Jefe del grupo de estudios de perspectivas mundiales, de la FAO

Loek Boonekamp, Jefe de la División de Comercio y Mercados, Dirección de Agricultura, OCDE

Eugenio Diaz-Bonilla, Investigador invitado, del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política Alimentaria (IIPA), Washington, DC

Keiji Ohga, Profesor de la Facultad de Agronomía y Ciencias de la vida de la Universidad de Tokio

Debate

 
   

IIa. SESIÓN

EXPERIENCIA RELATIVA A LA APLICACIÓN DEL ACUERDO SOBRE LA AGRICULTURA DE LA RONDA URUGUAY

IIa. sesión a): Experiencia relativa a los mercados mundiales de productos agropecuarios

Miembros del panel:

Jim Greenfield, Ex Director de la Dirección de Productos Básicos y Comercio, de la FAO

Samarendu Mohanty, Encargado principal de investigaciones del Instituto de investigaciones sobre políticas alimentarias y agrícolas de la Universidad del estado de Iowa

John Finn, Consejero de la Dirección de Agricultura, de la OMC

Donald Mitchell, Economista principal y Jefe del equipo de productos básicos, del grupo de trabajo sobre perspectivas de desarrollo, del Banco Mundial

Debate

 
 

IIa. Sesión b): Experiencia de los países en desarrollo (basada en los casos de estudio en países)

Miembros del panel:

Ramesh Sharma, Economista superior, de la Dirección de Productos Básicos y Comercio, de la FAO

 

África subsahariana:

T. Ademola Oyejide, Profesor de Economía de la Universidad de Ibadan, Nigeria

 

Cercano Oriente:

Mahmoud Al Oduimy, Facultad de Agricultura, de la Universidad de Ain Shams, Cairo

 

América Latina:

Antonio S. P. Brandao, Profesor y Economista de comercio agrícola, de la Univesidad de Santa Ursula y de la Universidad estatal de Río de Janeiro, Brasil

 

Caribe:

J.R. Deep Ford, Profesor de Economía, Universidad de Vermont, Estados Unidos

 

Asia:

Abhijit Sen, Profesor de Economía, de la Universidad Jawaharlal Nehru, Delhi

Debate

 
   

Viernes, 24 de septiembre

   

Alocuciones:

Hartwig de Haen, Subdirector del Departamento económico y social, de la FAO

Ali Said Mchumo, Embajador, Presidente del Consejo general de la OMC

Nestor Osorio Londoño, Embajador, Presidente del Comité de comercio agrícola, de la OMC

IIIa. SESIÓN

CUESTIONES EN JUEGO EN LAS PRÓXIMAS NEGOCIACIONES DE LA OMC SOBRE LA AGRICULTURA DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS PAÍSES EN DESARROLLO TENIENDO EN CUENTA EL PLAN DE ACCIÓN DE LA CUMBRE MUNDIAL SOBRE LA ALIMENTACIÓN

   

Miembros del panel:

Harmon Thomas, Jefe del Servicio de Políticas y Proyecciones de Productos Básicos, de la Dirección de Productos Básicos y Comercio, de la FAO

Tim Aldington, ex Asesor técnico superior y Secretario del Comité de Agricultura, de la FAO

Baba Dioum, Coordinador General de la Conferencia de Ministros de Agricultura, de África occidental y central

B.L. Das, Especialista en comercio internacional y Consultor de la Red del Tercer Mundo

Nipon Poapongsakorn, Vicepresidente del Instituto de investigaciones para el desarrollo de Tailandia

   

IVa SESIÓN

OPCIONES PARA MEJORAR LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA, EL COMERCIO Y LA SEGURIDAD ALIMENTARIA DE LOS PAÍSES EN DESARROLLO EN EL MARCO DE LAS PRÓXIMAS NEGOCIACIONES DE LA OMC SOBRE LA AGRICULTURA

   

Miembros del panel:

Panos Konandreas, Oficial superior de enlace, de la oficina de enlace de la FAO, Ginebra

Abhijit Sen, Profesor de Economía de la Universidad Jawaharlal Nehru, Delhi

J.R. Deep Ford, Profesor de Economía de la Universidad de Vermont, Estados Unidos

Hesham Youssef, Gabinete del Ministro de Asuntos Exteriores, El Cairo, Egipto

Zaid Bakht, Director de investigaciones del Instituto de estudios para el desarrollo, de Bangladesh

Luis Abugattas, Asesor del Ministerio de Industria, Integración y Negociaciones internacionales, Perú

T. Ademola Oyejide, Profesor de Economía de la Universidad de Ibadan, Nigeria

Debate

 


1 Mr. Hartwig de Haen, Subdirector General del Departamento Económico y Social, de la FAO.

2 S.E. Sr. Ali Said Mchumo (Tanzanía).

3 Consejero de la Organización Mundial del Comercio.

4 Ex Jefe de la Dependencia de estudios de perspectivas mundiales, FAO.

5 Jefe de la División de Comercio y Mercados, de la Dirección de Alimentos, Agricultura y Pesca, OCDE.

6 Instituto internacional de investigaciones sobre políticas alimentarias.

7 Profesor de la Facultad de Agronomía y Ciencias de la vida de la Universidad de Tokio.

8 Ex Director de la Dirección de Productos Básicos y Comercio, de la FAO.

9 Encargado principal de investigaciones, del Instituto de investigaciones sobre políticas alimentarias y agrícolas, de la Universidad del Estado de Iowa.

10 Consejero de la División de Agricultura, de la OMC.

11 Economista principal y jefe del equipo de productos básicos del Banco Mundial.

12 Observación hecha por el participante al cual el Sr. Mohanty estaba respondiendo.

13 Economista superior de la Dirección de Productos Básicos y Comercio de la FAO.

14 Profesor de Economía de la Universidad de Jawaharlal Nehru, India.

15 Profesor de Economía de la Universidad de Ibadan, Nigeria.

16 Facultad de Agronomía de la Universidad de Ain Shams, El Cairo.

17 Profesor y Economista de comercio agropecuario de la Universidad de Santa Ursula y de la Universidad estatal de Río de Janeiro, Brasil.

18 Profesor de Economía de la Universidad de Vermont, Estados Unidos.

19 S.E. Sr. Néstor Osorio Londoño (Colombia).

20 Jefe del Servicio de Políticas y Proyecciones de Productos Básicos de la Dirección de Productos Básicos y Comercio de la FAO.

21 Coordinador General de la Conferencia de Ministros de Agricultura del África Occidental y Central.

22 Vicepresidente del Instituto tailandés de investigaciones para el desarrollo.

23 Ex Embajador de la India ante el GATT y ex presidente de las partes contratantes del GATT.

24 Ex Asesor Técnico Superior y Secretario del Comité de Agricultura de la FAO.

25 Oficial superior de enlace de la Oficina de enlace de la FAO con las Naciones Unidas (Ginebra).

26 Asesor del Ministerio de Industria, Integración y Negociaciones Internacionales, Perú.

27 Gabinete del Ministro de Asuntos Exteriores, Cairo.

28 Profesor de Economía de la Universidad de Ibadan, Nigeria.

29 Director de investigaciones del Instituto de Bangladesh de Estudios sobre Desarrollo.

30 Profesor de Economía de la Universidad Jawarhalal Nehru, Delhi.

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