Página precedente Indice Página siguiente


Capitulo VII - América latina


7.1 Introducción
7.2 Panorama regional en 1980
7.3 Posible evolución de la situación para el año 2000
7.4 Tipología de las situaciones deficitarias, cuantía del déficit y viabilidad de las soluciones forestales


7.1 Introducción

América Latina, analizada en su conjunto, presenta un cuadro relativamente positivo (en relación a sus actuales necesidades), en cuanto a la disponibilidad de fuentes energéticas, sean convencionales, como petróleo, gas e hidroenergía, o no convencionales, como leña y carbón. Sin embargo, a nivel de subregiones, países o zonas, se puede apreciar una acentuada diferencia entre aquellas que cuentan con abundantes recursos y aquellas en que éstos son muy escasos, como en el caso específico del petróleo.

Las subregiones América Central y el Caribe son definitivamente las menos favorecidas; los países del área andina, con excepción de Venezuela, es decir, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, cuentan con recursos relativamente modestos en términos de petróleo, pero abundantes en hidroenergía y biomasa; Brasil tiene grandes recursos de biomasa, carbón, uranio e hidroenergía, y los países del sur (Paraguay, Uruguay y Argentina) también cuentan con modestos o escasos recursos petrolíferos pero disponen de un regular potencial hidroenergético y de buen potencial en uranio (Argentina).

Los países que integran la región latinoamericana, tienen un alto porcentaje de población rural, cuya principal fuente de abastecimiento de combustible doméstico es la madera, en proporciones bastante importantes. En promedio se estima que el 60% de la población de América Latina es rural o tiene hábitos de consumo característicos de zonas rurales, lo cual representa para 1980 un total aproximado de 223 millones de personas que usan esta fuente de energía.

El consumo actual per capita de leña para toda la región es del orden de 0,6 m3 y el promedio en las áreas rurales es de 1,0 m3/año, lo que significa un consumo total de 223 millones de m3/año, dejándose de utilizar cerca de 50 millones de m3/año de desperdicios de madera de la industria y la extracción forestal.

Los índices de consumo de leña y carbón deberían mantenerse estables en los próximos anos, a posar del constante alza de precios, lo cual agrava la situación económica de las poblaciones rurales, cuya capacidad adquisitiva es muy baja.

La tendencia a establecer plantaciones forestales para el abastecimiento de combustible significará un aumento del costo de la leña y el carbón hasta de 2 a 4 veces su precio actual, pero no se nota ningún esfuerzo por preparar planes de manejo y protección de bosques naturales y áreas degradadas, con lo cual se podría lograr una mejora significativa de la producción y el abastecimiento de leña y carbón a costos muy inferiores a los productos provenientes de plantaciones e incluso resolver ese problema completamente.

El proceso de deforestación de los bosques naturales es alarmante y se prevé que de seguir el ritmo actual la superficie de bosques se reducirá a un 16% para el año 2000.

Un balance de las disponibilidades de recursos energéticos muestra que muchos países y zonas de la región tienen el bosque como principal fuente de abastecimiento de combustible, de acuerdo con el siguiente orden:

América Central

93%

Brasil

81%

Caribe

74%

Cono Sur

15%

Area andina (excepto Venezuela)

37%

Por lo tanto, deberán desarrollarse tecnologías adecuadas para el uso de este recurso, para lo cual se deberá evitar en primer lugar el grave problema de la destrucción del bosque.

Aparte del Brasil y Argentina, no existen proyectos importantes para la utilización de combustibles no convencionales y sólo se están desarrollando algunos trabajos de investigación con aplicaciones a niveles experimentales.

América Latina cuenta, exceptuando Venezuela y México, con escasas reservas de petróleo en comparación con Asia y Africa; sin embargo, tiene un alto potencial energético en base a hidroenergía y maderas. En un balance general tiene una posición muy modesta con relación a las demás regiones, lo que obliga a tomar decisiones muy rápidas para mejorar su situación, aprovechando al máximo sus actuales recursos naturales, entre los que destaca nítidamente la madera.

México, América Central, el Caribe, el Area andina y el Cono Sur constituyen la región estudiada1.

1 En este trabajo se usa sistemáticamente la palabra países por razones de comodidad aunque una de las entidades no sea un país en sentido estricto, sino un departamento (Guyana Francesa).

7.2 Panorama regional en 1980


7.2.1 Población y necesidades básicas de energía
7.2.2 Recursos leñosos utilizables como fuente de energía
7.2.3 Identificación y naturaleza de las diferentes categorías de situaciones
7.2.4 Recapitulación regional


7.2.1 Población y necesidades básicas de energía

La población total de la Región era en 1980 de unos 360 millones de habitantes, de los cuales casi 250 millones vivían en ciudades de más de 10000 habitantes y unos 125 millones en zonas rurales; sin embargo, para los fines de este estudio, se considera que, por lo que se refiere al consumo energético, las ciudades de menos de 100000 habitantes pertenecen al medio rural, lo cual eleva la población rural a un total de 223 millones de habitantes.

Este cálculo o apreciación es válido, ya que, aunque buena parte de la población rural se ha agrupado en poblaciones pequeñas semirurales, éstas no reúnen condiciones mínimas para ser consideradas como netamente urbanas y los pobladores siguen manteniendo los hábitos y costumbres del medio rural.

Según las estadísticas, la producción de leña y madera para carbonización en la región latinoamericana ascendió en 1980 a 285,5 millones de m3, que representan el 79% de las cantidades extraídas ese año. Dentro del consumo energético total de la región, corresponde a la leña un 18%, pero esa cifra media esconde una gran diversidad de situaciones nacionales, dado que la leña reviste importancia mucho mayor en determinadas países de América Central o del Caribe.

Las necesidades básicas de energía doméstica en el medio rural son del orden de 10 a 23 GJ/hab/año, con variaciones según las condiciones específicas climáticas y socioeconómicas.

Cuadro 32 - Necesidades energéticas en el medio rural latinoamericano

Situación ecológica

Necesidades energéticas por habitante

% de diferentes fuentes de energía consumida

Necesidades de leña y carbón vegetal

GJ/hab/año

Leña y carbón

Otros

m3/hab/año

Cálida: cuenca amazónica y del Orinoco, litoral, tropical y sub-tropical

10 a 14

50 a 60

40 a 50

0,55 a 0,90

Templada: cuencas altas del Amazonas, el Orinoco y La Plata; Cordillera de los Andes hasta 1800 m s.n.m.

12 a 17

55 a 65

35 a 45

0,70 a 1,20

Fría: partes altas de los Andes; Sur de Chile y Argentina

18 a 23

50 a 65

35 a 50

0,95 a 1,60

7.2.2 Recursos leñosos utilizables como fuente de energía

a) Formaciones naturales

i) América tropical

América tropical es la más boscosa de las tres grandes regiones tropicales, en términos absolutos y también en relación con su área total. Los 23 países de esta región poseen 678,6 millones de ha de bosques densos y la tasa de cubierta forestal por bosques densos es de 40%. Se encuentran formaciones arboladas latifoliadas abiertas en los siete países de América latina tropical con un total de 264 millones de hectáreas. La estimación de las áreas arbustivas es muy difícil, porque hay pocos estudios cuantitativos sobre estas formaciones y la separación entre formaciones arboladas abiertas y formaciones arbustivas ha sido difícil. Las áreas totales estimadas en 1980 son de 14,6 millones de ha.

Las diferentes unidades han sido analizadas e integradas dentro de la siguiente clasificación:

- Bosques densos de latifoliadas
- Bosques densos de coníferas
- Bosques tipo sabana
- Sabanas arbóreas
- Matorral arbustivo
- Bosques densos alterados por la agricultura y barbechos

1. Bosques densos tropicales y sub-tropicales, heterogéneos

Estos son los tipos de bosques predominantes en la región. Florísticamente son bastante heterogéneos y de gran densidad y superficialmente representan el 54% del área total de las formaciones boscosas y arbustivas y el 61% de las formaciones boscosas, con un total de 654 millones de ha. Se encuentran mayormente en las cuencas del Amazonas y el Orinoco, en Brasil y en los países del área andina. Este tipo de bosque tiene un volumen medio total por ha de 100 a 300 m3 de madera. Se puede considerar que 506,5 millones de ha son productivas, con un nivel anual de productividad de leña de 3 m3/ha/año.

2. Bosques densos de coníferas

Estos bosques están predominantemente compuestos de coníferas, con presencia de algunas latifoliadas. Florísticamente son más homogéneos y se hallan mayormente en América Central, el Caribe y México. La superficie total de este tipo de bosque es de 25 millones de ha, lo cual representa el 2% de las formaciones boscosas y arbustivas y el 2,5% del área total de bosques. Las superficies productivas son de 15 millones de ha; con una productividad media anual de leña de 2,5 m3/ha/año.

3. Bosques abiertos

Son bosques de baja densidad con claros en el interior; se encuentran en áreas o zonas secas, como el este del Paraguay y Bolivia, el sur del Brasil, algunas zonas venezolanas y colombianas y el centro de México. La superficie total de esta formación es de 225 millones de ha, que representan el 16% de la superficie total boscosa y arbustiva y el 20% de los bosques. El volumen total promedio de madera por ha se calcula en 80 m3, con una productividad media de leña y carbón de 1,5 m3/ha/año.

4. Sabanas arbóreas

Son formaciones muy abiertas con vegetación baja compuesta de gramíneas. Esta formación es típica de las zonas denominadas chaco paraguayo y boliviano o cerrado brasilero. La superficie total de esta formación es de 112 millones de ha. El volumen total promedio por ha se calcula en 30 m3 de madera, y la productividad media de leña se estima en 0,8 m3/ha/año.

5. Formaciones arbustivas o matorrales

Son formaciones de vegetación leñosa baja (menos de 5 m de altura), que se encuentran mayormente en el sur del Brasil, el norte de México (chaparrales) y el sur de Bolivia. La superficie total de esta formación se calcula en 146 millones de ha, con una productividad media en leña de 0,3 m3/ha/año.

6. Barbechos de bosque denso

Se estima que las zonas de bosque denso alteradas por la agricultura y los barbechos cubrían en 1980 un área total de cerca de 109 millones de ha (más de 99 millones de ha de barbechos de bosque denso de latifoliadas y 10 millones de ha de barbechos de bosque denso de coníferas). La proporción en cada país es muy variable, según la densidad de la población que practica la agricultura migratoria. Es pequeña en la Guyana y en Bolivia, elevada en México y en los demás países de América Central y bastante elevada en la zona andina y en Brasil. La productividad media de leña se estima en 1 m3/ha/año.

ii) América templada (Argentina, Uruguay y Chile)

Los países de esta zona poseen 14,6 millones de hectáreas de bosque denso de latifoliadas en los Andes, 0,3 millones de ha de bosques de coníferas, 10 millones de ha de bosques abiertos, de los cuales un 60% en Argentina (norte del país), y 135 millones de ha de matorrales (centro y norte de Argentina y Chile). Las posibilidades anuales de madera para combustible san de nivel más bajo que en los bosques tropicales (60% aproximadamente).

b) Plantaciones forestales

Durante los últimos años, y debido a la creciente demanda de madera y a su escasez en el mercado interno de los países, se han iniciado programas importantes de plantaciones forestales, parte de los cuales se destinan a la producción de madera para combustible, a pesar de sus altos costos.

Estos programas merecen especial atención y deberían ser estudiados con más detenimiento, especialmente en lo referente al costo, ya que será muy difícil introducir leña o carbón proveniente de plantaciones entre la población rural, que mayormente se abastece por recolección en áreas boscosas o matorrales vecinos a su lugar de residencia.

Las distancias de transporte juegan un papel muy importante y pueden ser decisivas en la compraventa de la leña y carbón vegetal normalmente, la leña, para estar a precios accesibles, no debe ser transportada a distancias mayores de 10 km por lo que las plantaciones para ese fin deberían estar al pie de las poblaciones consumidoras en forma de bosques comunales, que seria la única forma de producir madera a precios razonables o accesibles.

El eucalipto es normalmente la especie más difundida para plantaciones con este fin, especialmente en toda el área andina, donde su adaptación es muy buena, pero la escasez de suelos buenos para este fin es muy notoria y, por lo tanto, los rendimientos por ha son bajos, con un promedio de 5 m3/ha/año en las partes altas; en los suelos de mejor calidad se obtienen rendimientos de 15 a 20 m3/ha/año.

El raleo o limpieza de la plantación, como tratamiento silvicultural, no es una práctica común y por lo tanto no hay un adecuado aprovechamiento de las plantaciones por entresacas. Cuando se hace es en forma empírica, lo cual muchas voces resulta perjudicial para el crecimiento.

Brasil, Argentina, Chile, Venezuela y México son los países con mayor tasa anual de plantaciones. En el caso de Brasil, se plantan eucaliptos, pinos y Gmelina; en el caso de los demás países indicados, pinos y, luego, eucaliptos (especialmente en Argentina).

La superficie estimada de plantaciones es del orden de 4,6 millones de ha en los países tropicales (de las cuales dos millones fueron establecidas en los últimos cinco años) y de 1,3 millones de ha en los países templados del cono sur.

i) Plantaciones industriales

De los 3,55 millones de hectáreas de plantaciones industriales (de los cuales 2,57 millones en los países tropicales), Brasil tiene 1,9 millones de ha, Argentina 450000 ha, Chile 500000 ha, Cuba 157000 ha y Venezuela 120000 ha. El 40% de las plantaciones industriales actuales se han establecido en los últimos cinco años. La gran mayoría de estas plantaciones son de crecimiento rápido (Gmelina, eucaliptos, alnus, Populus, Juglans y coníferas: Cupressus, Pinus, Araucaria). La disponibilidad de madera para leña es muy reducida, porque la mayoría de estas plantaciones tienen como objetivo producir madera para la industria de papel y cartón.

ii) Plantaciones no industriales

El 80% de los 2,4 millones de plantaciones no industriales se concentran en Brasil: el 73% (1,5 millones de ha) son plantaciones de eucaliptos para la producción de carbón vegetal para la industria siderúrgica de Minas Gerais y el 19% son plantaciones fructíferas y de palmito.

Las plantaciones que se destinan únicamente a la protección cubren un área de 100000 ha (México: 87000 ha, y República Dominicana y Haití); las otras plantaciones (520000 ha) se dedican a la producción de leña y de madera para carbón vegetal. La productividad de estas plantaciones es de 5 a 15 m3/ha/año.

c) Otras plantaciones forestales (cercos)

Además de las plantaciones con fines industriales (para madera de construcción) y de las plantaciones para leña y carbón, se plantan también árboles en las áreas agrícolas como cercos o barreras cortavientos. Esta actividad está bastante difundida en la zona de los Andes, donde el minifundio es una característica y las pendientes y vientos son fuertes. En la actualidad estas plantaciones han adquirido una importancia económica destacada y son una fuente adicional de ingresos para el agricultor, que utiliza o vende la madera para leña o para otros fines.

Se estima que estas plantaciones pueden representar un 20% de la superficie plantada y en un 60% se utilizan para leña, sea para consumo familiar o para comercialización.

La superficie estimada de plantaciones en línea (cercos) es del orden de 850000 ha, mayormente ubicadas en las zonas de población relativamente alta.

El rendimiento anual medio de estas plantaciones es más alto que el del resto de las plantaciones debido a que se beneficien del riego y de los fertilizantes destinados a los cultivos, y varia entre 10 y 20 m3/ha/año.

d) Residuos agrícolas

Los residuos agrícolas constituyen también una fuente de abastecimiento de material para combustible, especialmente en las zonas donde hay notoria escasez de material leñoso debido a que las condiciones naturales no son propicias para el desarrollo de una vegetación natural leñosa o a que el área ha sufrido una fuerte degradación debido a la sobretala y al sobrepastoreo.

Las zonas andinas de Perú y Bolivia son un típico ejemplo de esta situación, y son al mismo tiempo fuertes consumidoras de residuos agrícolas y excrementos de ganado (especialmente este último) para abastecerse de combustible; las zonas desérticas o semidéserticas son también otro ejemplo. Es muy difícil encontrar estadísticas acerca de la disponibilidad de residuos agrícolas, más aún por zonas o agrupaciones de éstas en categorías, tal como se ha hecho en este estudio. Por lo tanto, los datos aquí presentados son simples estimaciones u órdenes de magnitud. Se estima (a efectos de los cálculos para convertir residuos agrícolas en su equivalente en m3 de leña) que el 30% de los residuos son accesibles o utilizables como combustible y que tienen un poder calórico equivalente al 30% del de la leña.

7.2.3 Identificación y naturaleza de las diferentes categorías de situaciones

Durante el análisis zona por zona se ha hallado que era posible clasificarlas en seis categorías relativamente homogéneas desde el punto de vista de la superficie y la productividad de la vegetación leñosa natural, por un lado, y de la densidad de la población y sus necesidades, por otro.

Dichas categorías son las siguientes:

- Categoría 1.

Zonas de alta montaña con gran densidad de población, elevadas necesidades de leña y recursos forestales escasos o inaccesibles.

- Categoría 2.

Zonas con escasísimos recursos forestales, bien a causa de la aridez del clima o porque han sido destruidos por la población rural, relativamente importante.

- Categoría 3.

Zonas con recursos forestales limitados y de baja productividad, por ser el clima en general poco favorable, y con población relativamente importante.

- Categoría 4.

Zonas con limitados recursos forestales accesibles y de baja productividad y con población poco importante en la actualidad pero en rápido aumento.

- Categoría 5.

Zonas con escasa población y recursos forestales abundantes, aunque no siempre accesibles.

- Categoría 6.

Zonas de bosque denso tropical con inmensos recursos forestales y muy poco polladas.

a) Categoría 1 (Zonas 41-39)

Entra en esta categoría el altiplano peruano-boliviano (sudeste del Perú y oeste de Bolivia), que cubre una superficie de unos 125000 m2 y cuenta con 3,2 millones de habitantes, de los cuales 2,2 millones viven en el campo. La superficie realmente habitable (meseta andina) es, sin embargo, mucho más reducida.

La vegetación leñosa se limita a formaciones arbustivas de zonas altas, con una superficie estimada de 18,5 millones de ha y bajísima productividad (0,1 m3/ha/año), lo que hace que la disponibilidad anual aparente sea poco importante, con un total de 1,85 millones de m3. Esa disponibilidad, por otra parte, se ve ulteriormente limitada por razones de accesibilidad pues son muchas las formaciones arbustivas situadas en montañas y pendientes inaccesibles e inhabitadas. Según eso, se puede calcular que la disponibilidad accesible es sólo el 20% de la cifra citada, es decir, 400000 m3, lo que da una disponibilidad por habitante y año de 0,18 m3. Las plantaciones hechas son muy pocas y las disponibilidades totales de ellas procedentes son inferiores a 50000 m3/año, lo que equivale a menos de 0,02 m3/hab/año. Los árboles plantados por los campesinos son también muy pocos y no permiten disponer más que de 0,01 m3/hab/año. Los residuos agrícolas representan aproximadamente 0,1 m3/hab/año (suponiendo que dos tercios se entierren en el suelo). En total, pues, las disponibilidades anuales de materiales leñosos y vegetales utilizables como combustible ascienden a 0,31 m3/hab/año, mientras las necesidades se estiman entre 0,95 y 1,6 m3/hab/año. El déficit es, pues, del orden de 1 m3/hab/año. Ante esa situación, la población utiliza al máximo los residuos agrícolas, que representan un suplemento de 0,2 m3/hab/año, y los excrementos del ganado. A pesar de ello, las necesidades no están cubiertas y existe una situación general de escasez aguda, que determina una elevada mortalidad entre los niños y los ancianos.

b) Categoría 2 (Zonas 8-17-19-37-38-57)

Comprende, por un lado, las zonas desérticas y subdesérticas de la costa del Pacífico en el norte de Chile y el Perú y, por otro, tres países de América Central-Caribe: El Salvador, Haití y Jamaica. La población total es de 23,4 millones de habitantes, de los cuales 16,2 millones viven en ambiente rural y en centros de población de menos de 100000 habitantes.

i) En las zonas desérticas y subdesérticas, pobladas por 11,7 millones de personas, de las cuales 6,8 millones viven en el campo, la vegetación natural se limita a formaciones arbustivas (especialmente abundantes en la parte chilena), que cubren en total 22,5 millones de hectáreas. La limitada productividad de esas formaciones (< 0,1 m3/ha/año) hace que la disponibilidad anual aparente sea de sólo 2,25 millones de m3, de los cuales, suponiendo una accesibilidad del 20%, sólo pueden utilizarse 450000 m3/año, equivalentes a 0,07 m3/hab/año. Las plantaciones hechas se destinan sobre todo a fines industriales, por lo que la disponibilidad total de leña es baja (del orden de 110000 m3/año, es decir, menos de 0,02 m3/hab/año). Por último, los árboles dispersos en el paisaje rural y los residuos agrícolas son muy escasos y aportan en total menos de 0,1 m3/hab/año. En definitiva, pues, las disponibilidades anuales de materiales leñosos y vegetales utilizables para la producción de energía son de sólo 0,19 m3/hab/año.

Estando así las cosas, la población explota excesivamente las formaciones leñosas existentes, que, desde el punto de vista climático, podrían desarrollarse más e incluso formar, en algunos lugares, verdaderos bosques densos secos. Hoy día esos bosques han desaparecido casi en su totalidad, a causa de la sobreexplotación a que los ha sometido el hombre y al sobrepastoreo de animales domésticos.

En muchos lugares, pues, la población se encuentra en situación de escasez aguda y no está en condiciones de cubrir sus necesidades, que van de 0,6 a 0,9 m3 por habitante y año. La situación de Lima es particularmente preocupante, porque la destrucción casi total de la vegetación arbórea en las proximidades de la ciudad hace extremadamente difícil el aprovisionamiento de leña y carbón vegetal, cuyos precios alcanzan cifras incompatibles con los ingresos de los estratos más pobres.

ii) En los tres pequeños países de América Central-Caribe, cuya población rural asciende a 9,4 millones de personas, la situación de déficit es del mismo orden de magnitud y ya en la actualidad existen focos de escasez aguda. Las formaciones forestales están muy degradadas y no quedan más que algunas decenas de millares de hectáreas de bosques densos de latifoliadas y coníferas, 213000 hectáreas de barbechos de bosque y 600000 hectáreas de formaciones arbustivas. La disponibilidad anual por habitante es de 0,02 m3 en Haití, 0,04 m3 en El Salvador y 0,26 m3 en Jamaica y ello suponiendo que todas las superficies sean accesibles a la población. Teniendo en cuenta las reducidísimas disponibilidades de madera procedente de plantaciones (68000 m3/año) y la poca abundancia de árboles dispersos en tierras agrícolas y de residuos de la agricultura, la disponibilidad anual por habitante es de sólo 0,1 a 0,3 m3, cifra claramente insuficiente para cubrir las necesidades, que se sitúan entre 0,55 y 0,9 m3/hab/año. La población prosigue su obra de sobreexplotación y destrucción de la vegetación, con graves consecuencias de erosión para el suelo.

c) Categoría 3 (Zonas 2-4-5-10-18-20-21-30-36-44-46-56)

En esta categoría entran las zonas de los países de América Central y el Caribe que están relativamente pobladas y disponen de recursos forestales limitados, por hallarse en ambiente subtropical relativamente seco - centro de México, Guatemala, Cuba, República Dominicana, Trinidad y Tobago - y las zonas pobladas del centro de Colombia, y del Perú y de Chile que disponen de recursos forestales relativamente abundantes pero difícil mente accesibles a la población, y, por último, el este del Brasil, muy poblado y con recursos forestales limitados.

En total, estas zonas cuentan con 201,5 millones de habitantes, el 30% de los cuales viven en centros urbanos de más de 100000 habitantes, lo que limita la población rural a 142,7 millones de personas (75 millones sólo en Brasil).

La disponibilidad anual total de leña, calculada a partir de las estimaciones hechas de la superficie arbolada, se estima en 162,3 millones de m3/año, de los cuales 89 millones pueden considerarse accesibles. (La accesibilidad de las disponibilidades aparentes varia entre 40 y 90%, según las zonas y la distribución de la población). Por término medio, pues, la disponibilidad anual es de 0,60 m3/hab/año, con variaciones de 0,43 a 0,78, según los países.

Exceptuando el sudoeste del Brasil, la disponibilidad de madera de plantaciones es muy baja, con cifras medias, para esta categoría, del orden de 0,04 m3/hab/año si se añaden las masas boscosas rurales (cuya disponibilidad se calcula en 0,05 m3/hab/año) y los residuos agrícolas (0,10 m3/hab/año), se obtiene una media de 0,80 m3/hab/año Existe, pues, en conjunto una situación de déficit, que en algunas regiones del nordeste del Brasil puede llegar al punto de obligar a reducir el consumo de leña, creando casos de escasez aguda.

d) Categoría 4 (Zonas 27-33-45-51-52-54)

Comprende las zonas montañosas interiores de Venezuela y el Ecuador, la parte central del Brasil, el este del Paraguay y el Uruguay y el nordeste de la Argentina. El número de habitantes asciende a 50,0 millones, de los cuales 29,8 millones (60%) viven en el campo y en centros urbanos de menos de 100000 habitantes. La población está aumentando con gran rapidez. Según las distintas zonas y climas, las necesidades de combustibles leñosos varían de 0,5 a 1,20 m3/hab/año. Gran parte de la superficie de estas zonas (cerca de 300 millones de hectáreas) está ocupada por formaciones boscosas y arbustivas de poca densidad y baja productividad en leña. Los bosques densos productivos no ocupan en total más que unos 10 millones de hectáreas, a las que hay que añadir 9 millones de hectáreas de barbechos de bosque. En total, la disponibilidad aparente de leña se estima en 124 millones de m3/año, pero, dada la inmensa extensión superficial, sólo 50 millones de m3 pueden considerarse accesibles. La disponibilidad accesible por habitante es, pues, por término medio de 1,71 m3/hab/año, con variaciones que van de 1,55 a 1,85 m3/hab/ano segur las zonas.

Bastan, pues, las disponibilidades procedentes de las formaciones naturales para cubrir las necesidades de leña. Las plantaciones, por otro lado, aportan en algunos países, como la Argentina y el Uruguay, un suplemento no insignificante. La disponibilidad total se estima en 3 millones de m3, equivalentes a 0,1 m3/hab/año. Si se añaden además 0,2 m3/hab/año procedentes de las masas boscosas rurales y 0,15 m3/hab/año de residuos agrícolas, se obtiene un total anual de 2,16 m3/hab/año. En estas estimaciones no se ha tenido en cuenta la producción de las plantaciones brasileña de leña destinadas a la industria metalúrgica y a otros usos claramente industriales.

En general, pues, no existe ningún problema. Sin embargo, en algunas regiones (como, por ejemplo, algunas áreas limitadas del altiplano andino del Ecuador) se encuentran situaciones de déficit análogas a las de zonas similares de Colombia y el Perú, clasificadas en la categoría precedente.

e) Categoría 5 (Zonas 1-3-6-7-9-11-12-13-14-15-16-31-34-49-50-55)

Comprende, además del norte de México, todos los países menores de América Central (con excepción del sur de Guatemala y El Salvador, clasificados en las categorías anteriores); la costa colombiana y ecuatoriana del Pacífico y el extremo sur del continente (sur de la Argentina y de Chile). En todas esas zonas los recursos forestales son abundantes y la población limitada, con un total de 29 millones de habitantes, de los cuales 25,2 millones viven en el campo. En algunas zonas los recursos forestales son incluso muy abundantes en relación con la población (norte de Guatemala, este de Nicaragua, Belice, este de Honduras y este de Panamá), pero las posibilidades de acceso son limitadas. En conjunto, la disponibilidad accesible por habitante es en todas partes superior a 2,5 m3/hab/año y cubre abundantemente las necesidades, que van de 0,5 a 1,2 m3/hab/año, según las zonas y el clima. Prácticamente, pues, el aprovisionamiento de leña no plantea problemas.

f) Categoría 6

Comprende todas las zonas situadas en la región amazónica, en sentido amplio, ricas de recursos forestales y muy poco pobladas (13,8 millones de habitantes en ambiente rural). Esta región, que contiene las mayores reservas forestales tropicales del mundo, no tiene evidentemente problemas de abastecimiento de leña, con disponibilidades más de 100 veces superiores a las necesidades.

7.2.4 Recapitulación regional

Los cuadros 33 y 34 indican respectivamente, para las distintas categorías de situaciones, las disponibilidades totales de combustibles leñosos y el balance global por habitante rural y ponen de relieve los marcados contrastes existentes en la región en lo que se refiere a las disponibilidades de leña.

En las zonas de alta montaña, donde las necesidades son elevadas, debido a la dureza del clima, y los recursos forestales escasos, y en las zonas que disponen de recursos forestales muy limitados, bien por la aridez del clima o por la gran densidad de la población rural, se encuentran auténticas situaciones de escasez aguda: las disponibilidades de leña, incluidos todos los recursos aprovechables, no permiten cubrir, dentro de los limites compatibles con una producción sostenida, más que un cuarto de las necesidades de la población rural. Ello determina una acentuada sobreexplotación de los recursos accesibles y una utilización intensísima de residuos agrícolas como combustible, a pasar de lo cual subsiste un desequilibrio entre las disponibilidades y las necesidades, que pone a la población en situación de escasez cada vez más aguda, con graves implicaciones socioeconómicas y graves consecuencias para el medio y los recursos naturales. La situación es particularmente grave en tres países de América Central-Caribe (Haití, Jamaica y El Salvador) y en el altiplano andino (Bolivia y Perú).

En las zonas subtropicales relativamente secas donde los recursos forestales son limitados por razones naturales o por la dificultad de acceso y la densidad de población es relativamente alta, existe manifiestamente una situación de déficit. Las disponibilidades accesibles de leña que son compatibles con un régimen de producción sostenida son inferiores a las necesidades de la población. Ese déficit, que en conjunto es todavía limitado, llega en algunos casos, como en el noroeste del Brasil, a niveles alarmantes.

En cambio, las zonas pertenecientes a las otras categorías, en especial la 5 y 6, que disponen de importantes recursos forestales y están poco pobladas, no parecen tener problemas inmediatos de aprovisionamiento; bastan las formaciones naturales para cubrir las necesidades actuales. Destaca, en particular, la considerable importancia de los recursos de la región amazónica.

Cuadro 33 - Disponibilidades de combustibles leñosos en 1980

Cuadro 34 - Balance global de 1980

Categoría

Necesidades

Disponibilidades

Balance medio

Déficit

Excedentes

m3/hab/año

millones m3/año

Categoría 1. Meseta andina

0,9 a 1,6

0,2 a 0,4

- 1

- 2

 

Categoría 2. Zonas áridas de la parte occidental de América del Sur y zonas más densamente pobladas

0,6 a 0,9

0,1 a 0,3

- 0,55

- 9


Categoría 3. Zonas pobladas semiáridas y andinas

0,7 a 1,2

0,6 a 1

- 0,25

- 36


Categoría 4. Zonas menos pobladas subtropicales y templadas

0,5 a 1,2

1,9 a 2,3

+ 1,2


+ 36

Categoría 5. Zonas subtropicales y templadas con nuevos y crecientes asentamientos poblacionales

0,5 a 1,2

2,5




Categoría 6. Zonas amazónicas con abundantes recursos forestales

0,4 a 1,1

muy superiores




7.3 Posible evolución de la situación para el año 2000


7.3.1 Evolución de la población y de sus necesidades
7.3.2 Evolución de los recursos energéticos leñosos
7.3.3 Balance previsible para el año 2000


Sin considerar la menor disponibilidad de las fuentes convencionales de energía (petróleo) y teniendo en cuenta las tasas normales de crecimiento demográfico, la tasa media de deforestación o degradación de las áreas naturales, el plan de plantaciones hasta el año 2000 y el nivel de las necesidades energéticas, a valores constantes de 1980, es posible hacer una evaluación de la situación prevista para el año 2000.

7.3.1 Evolución de la población y de sus necesidades

El aumento de las poblaciones por zonas se calcula en base a las tasas medias de crecimiento de cada uno de los países de la región, tanto para el total como para la población urbana y rural, obteniéndose los siguientes datos:

Cuadro 35 - Población en el año 2000

Categoría

Población total

Población rural

Población urbana

(millones hab)

(millones hab)

(millones hab)

1

5,5

3,5

2

2

41

28

13

3

377

260

117

4

90

50

40

5

52

45

7

5

25

29

6

7.3.2 Evolución de los recursos energéticos leñosos

a) Formaciones naturales

Los recursos de madera de bosques densos productivos disminuirán en más del 13%, dado que la deforestación avanzará entre 1980 y el año 2000 a razón de unas 3500000 ha al año, por término medio.

Analizando el proceso de deforestación en América tropical, hay que agrupar los países según su situación a este respecto. Por un lado, están los países o zonas donde la deforestación es insignificante, debido a la ausencia de presión agrícola sobre las tierras forestales: éste es el caso de las Guyanas y de partes importantes de la Amazonia brasileña (categoría 6). En el otro extremo están los países donde la deforestación es insignificante por falta de bosques (El Salvador, Haití y Jamaica, en la Categoría 2). En casi todos los demás países la deforestación es importante, ya sea en términos absolutos, en términos relativos o en ambos. El proceso de deforestación se encuentra en diferentes etapas, según los países. Ha aumentado en forma regular en los países donde las áreas boscosas anteriormente remotas son hoy día cada vez más accesibles, gracias a los programas de infraestructura y de colonización, como en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. El proceso va más despacio donde las áreas boscosas están mayormente en terreno quebrado o en zonas remotas, o donde se toman medidas de conservación: Costa Rica, Honduras, Brasil y Venezuela.

El factor más importante de deforestación es la agricultura migratoria de tipo espontáneo que es responsable de la casi totalidad de los desmontes en México, América Central, los países andinos y Paraguay. Las áreas de barbecho de bosque aumentan en cada país con la extensión de la agricultura migratoria (1,5 millones de hectáreas cada año). Las otras formas de deforestación se relacionan esencialmente con otros tipos de actividades agropecuarias, a saber: agricultura migratoria sin rotación de barbecho en los terrenos montañosos y cría extensiva.

Las formaciones brasileñas de cerrado y de otros tipos de vegetación abierta, que representan los tres cuartos de los bosques abiertos de América tropical, se reducen sobre todo por las actividades de cría extensiva y la corta para el abastecimiento de leña a la industria siderúrgica. Este desperdicio se estima actualmente en poco más de un millón de hectáreas por año. En los otros países las formaciones abiertas no se deforestan en gran escala, pero son afectadas por muchos factores de degradación: incendios, sobreexplotación para leña, carbón vegetal y sobrepastoreo. Las zonas más afectadas son el chaco, el cerrado brasileño y los bosques secos de la costa del Perú.

Cuadro 36 - Formaciones naturales

Categoría

% de disminución de la disponibilidad de leña

Disponibilidad total en el año 2000

% accesibilidad media

Disponibilidad accesible (en millones de m3/año)

Disponibilidad por habitante (en millones de m3/año)

1

40

1

20

0,2

0,06

2

40

2

30

0,6

0,02

3

40

97

50

48

0,18

4

50

62

50

37

0,74

5

30

124

50

62

1,35

6

12

800

20

160

8,4

b) Plantaciones forestales

Teniendo en cuenta las tendencias o planes de plantación de cada país, se estima que a nivel regional se plantará un promedio de 600000 ha/año, de las cuales aproximadamente 125000 serán plantaciones para leña y carbón y el resto para otros fines.

Cuadro 37 - Plantaciones forestales

Categoría

Disponibilidad total en el año 2000 (millones m3/año)

Disponibilidad por hab. rural (m3/hab/año)

1

270

0,08

2

174

0,01

3

14400

0,06

4

5930

0,12

5

30

e

6

NE

NE

c) Plantaciones en cercos

Debido a la imposibilidad de hacer una estimación del aumento o decrecimiento de las plantaciones en cercos, ya que están ligadas al aumento de nuevas tierras agrícolas, las disponibilidades de leña en base a esta fuente se mantienen al mismo nivel que en 1980.

d) Residuos agrícolas

También esta fuente se mantiene para el ano 2000 al mismo nivel que para 1980.

Cuadro 38 - Recapitulación de las disponibilidades de madera para combustible en el año
2000, en m3/hab rural/año

Categoría

Formaciones naturales

Plantaciones

Plantaciones cercos

Residuos agrícolas

Disponibilidad total

1

0,06

0,08

0,01

0,1

0,25

2

0,02

0,01

0,01

0,05

0,09

3

0,18

0,06

0,05

0,1

0,39

4

0,74

0,12

0,05

0,20

1,06

5

1,35

0,001

0,05

0,1

1,50

6

8,5

NE

NE

NE

> 9

Cuadro 39 - Recapitulación de las disponibilidades y necesidades de madera para combustible en el año 2000 en m3/hab rural/año

Categoría

Disponibilidades

Necesidades

Balance

1

0,15 a 0,35

0,9 a 1,5

- 1

2

0,05 a 0,15

0,5 a 0,8

- 0,55

3

0,3 a 0,5

0,6 a 1,1

- 0,45

4

0,9 a 1,2

0,4 a 1,1

+ 0,30

5

1,3 a 1,7

0,4 a 1,1

+ 0,75

6

> 9

0,4 a 1,1

3> 8

7.3.3 Balance previsible para el año 2000

Puestos a hacer un balance, se aprecia la siguiente evolución en las distintas categorías de situaciones identificadas en 1980:

- Categoría 1. Meseta andina. Aparentemente apenas se aprecian cambios en la situación de escasez aguda observada anteriormente. La disponibilidad total por habitante disminuye en cerca de un 20% y no representa mas que un quinto de las necesidades, frente a un cuarto que representaba en 1980. La disminución de las disponibilidades se debe a la degradación de las formaciones naturales, que no se contrarresta más que muy parcialmente con nuevas plantaciones. Teniendo en cuenta el crecimiento demográfico, el déficit global se duplica respecto de 1980 y podría llegar a 4 millones de m3.

- Categoría 2. Zonas áridas de la parte occidental de América del Sur y zonas de gran densidad de población de América Central. La evolución no hace más que acentuar la escasez aguda ya existente en 1980. Debido esencialmente al agravarse de la disminución de las formaciones naturales, la disponibilidad total por habitante se reduce práctica mente a la mitad y en el año 2000 apenas representará más de un décimo de las necesidades de la población. De esa manera, el déficit total de leña ascender, a más de 15 millones de m3 en el año 2000 y ya desde ahora se puede afirmar que ese combustible no desempeñará más que una función marginal en El Salvador, Haití y Jamaica, donde viven dos terceras partes de la población comprendida en esta categoría.

- Categoría 3. Zonas pobladas subtropicales relativamente secas y zonas andinas restantes. En 1980 las disponibilidades provenían esencialmente de las formaciones naturales y para el año 2000 se reducirán considerablemente, debido al aumento demográfico, dado que en esta categoría están comprendidos cerca de dos tercios de la población rural de la región. El efecto combinado de la deforestación y del crecimiento demográfico reducirá a un tercio de la cifra de 1980 las disponibilidades accesibles por habitante de leña proveniente de formaciones naturales. Por otro lado, el aumento de las disponibilidades procedentes de las plantaciones previstas es totalmente insuficiente para contrarrestar la tendencia general. La disponibilidad total por habitante se reduce a la mitad, pero sigue siendo importante y cubre aproximadamente la mitad de las necesidades. Hay que subrayar, por otro lado, que la acentuación general del déficit va acompañada de una ampliación y agravación de los focos de escasez aguda que empezaban a manifestarse en 1980.

- Categoría 4. Zonas menos pobladas subtropicales y templadas. No se anuncia un déficit global para esta categoría en el año 2000, a pesar de la considerable disminución de las disponibilidades provenientes de formaciones naturales. Teniendo en cuenta el crecimiento demográfico, el balance positivo entre disponibilidades y necesidades se reducirá a un cuarto de la cifra de 1980. Es precisamente esa degradación acelerada del balance por habitante y la existencia de sacas deficitarias lo que lleva a clasificar las zonas de esta categoría entre las que se hallan en situación critica, a pesar de que el balance global es positivo. El problema se plantea en particular en las regiones de mayor densidad de población o en aquellas donde la realización de vastos programas de aprovechamiento agrícola no permitirá mantener recursos suficientes para la obtención de leña. La misma situación se producirá en las zonas en que el aprovisionamiento de leña o carbón para la industria determina una deforestación intensiva de vastas superficies.

- Categoría 5. Zonas subtropicales y templadas con nuevos y crecientes asentamientos poblacionales. A pesar de la sensible disminución de las disponibilidades accesibles de leña, seguirán siendo en el año 2000 muy superiores a las necesidades de la población. La existencia de excedentes pone de relieve el potencial energético de los recursos forestales, que va más allá de la satisfacción de las necesidades de leña de las poblaciones que utilizan ese combustible.

- Categoría 6. Zonas amazónicas con abundantes recursos forestales. La situación de abundancia de esta categoría, que comprende las reservas forestales más importantes del mundo y sigue estando poco poblada, permanece invariada.

7.4 Tipología de las situaciones deficitarias, cuantía del déficit y viabilidad de las soluciones forestales


7.4.1 Situaciones de escasez aguda


Los tres tipos principales de situaciones deficitarias identificados en América Latina son los siguientes:

7.4.1 Situaciones de escasez aguda

1. Situaciones de escasez aguda

Afectan fundamentalmente a tres grupos de población:

i) Altiplano boliviano y peruano, donde 2,2 millones de personas dependen de los combustibles tradicionales: leña, residuos vegetales y excrementos animales. Por dificultades derivadas de las condiciones ecológicas y del relieve, los recursos accesibles de leña son muy limitados, mientras, por otro lado, los rigores del clima hacen que las necesidades sean elevadas. A pesar de la sobreexplotación a que están sometidos todos los recursos disponibles, hay escasez aguda de leña: sólo un 25% de las necesidades están cubiertas y el déficit se eleva a 1 m3/hab/año, aproximadamente. Las condiciones de crecimiento, la disponibilidad limitada de tierras y la fragilidad del medio, a menudo ya muy degradado, hacen que las perspectivas de las soluciones forestales sean muy limitadas. En las zonas altas, en muchos casos, sólo con programas intensivos de plantaciones rurales será posible mantener una aportación de combustibles leñosos que permita atender las necesidades energéticas mínimas de las poblaciones rurales. Las soluciones forestales no podrán contribuir más que en forma limitada a resolver el problema energético rural, pero son indispensables, porque al mismo tiempo permiten mantener los recursos naturales y la productividad del medio.

ii) Zonas áridas y subáridas de la costa sudamericana del Pacífico en las que cerca de 7 millones de personas dependen de los combustibles tradicionales. La disponibilidad accesible procedente de la vegetación leñosa natural es inferior a 0,1 m3/hab/año y los demás recursos leñosos no aportan más que un complemento muy reducido. Las necesidades, a pesar de ser relativamente bajas, con cifras que van de 0,6 a 0,9 m3/hab/año, no están cubiertas mas que muy parcialmente y también en estas zonas la escasez es muy aguda y va acampanada de una sobreexplotación de los recursos disponibles. Dada la aridez predominante, sólo es posible pensar en soluciones forestales limitadas y localizadas, en forma de plantaciones.

iii) Los tres países más densamente poblados de América Central (Haití, Jamaica y El Salvador), donde más de 9 millones de personas tienen un consumo energético de tipo rural, con necesidades del orden de 0,55 a 0,9 m3/hab/año. Las disponibilidades de leña son muy limitadas y no bastan para cubrir más de un cuarto de las necesidades, por lo que la población se ve obligada a sobreexplotar todos los recursos leñosos disponibles, con graves consecuencias para la vegetación y para el suelo. Las condiciones ecológicas, relativamente favorables, deberían permitir una reconstitución, al menos parcial, de los recursos, pero es difícil que se consiga contrarrestar el rápido crecimiento demográfico de esos países, que es causa de un continuo agravarse de la escasez.

2. Situaciones de déficit

Afectan a cerca de dos tercios de la población con consumo energético de tipo rural. Generalmente esas poblaciones están en condiciones de satisfacer sus necesidades energéticas mínimas, pero a costa de sobreexplotar los recursos y degradar su potencial. Las necesidades son del orden de 0,7 a 1,2 m3/hab/año. En las zonas de América Central y el Caribe, los recursos forestales, ya de por si limitados, están disminuyendo rápida mente a causa de la sobreexplotación; en las zonas correspondientes de los países andinos hay, sí, recursos forestales, pero son de difícil acceso; en el este del Brasil, por último, el déficit se debe a lo elevado de la población y lo limitado de los recursos. Si prosigue la evolución actual, el déficit por habitante llegará a 0,4 m3 en el año 2000 y su nivel total se triplicará, elevándose a 117 millones de m3. Por encima de la diversidad de las situaciones aquí incluidas, lo que hay que destacar es la importancia del déficit previsible y la rapidez con que la situación irá empeorando. En conjunto, es necesario tomar lo antes posible tres tipos principales de medidas: ordenación de los recursos forestales accesibles e integración de la función energética de la producción, aceleración del establecimiento de plantaciones forestales y, cuando la disponibilidad de tierras libres y productivas sea limitada, creación de masas boscosas rurales y plantaciones familiares y comunales. Las condiciones ecológicas son en general favorables y es preciso conceder a las soluciones forestales máxima prioridad y llevarlas a la práctica sin retrasos. Todas las actividades deben orientarse a mantener o restablecer el aprovisionamiento descentralizado de las comunidades rurales, asegurándoles un abastecimiento energético autónomo, permitiéndoles el acceso a los recursos y haciéndoles responsables al mismo tiempo de su mantenimiento.

3. Situaciones criticas

Afectan a unos 30 millones de personas que viven en las zonas montañosas de Venezuela y Ecuador y en el sudeste de América del Sur. Las formaciones naturales accesibles bastaban en 1980 para cubrir las necesidades, que van de 0,5 a 1,2 m3/hab/año, pero el aumento de la población en las zonas ocupadas en gran parte por vastas extensiones de formaciones fragmentadas de baja productividad determinará un proceso de deforestación cuyas dimensiones acabarán por poner en peligro el aprovisionamiento de leña. Es precisamente esa degradación la que determina el carácter critico de estas situaciones, que para poco después del año 2000 podrían llegar a ser deficitarias. Esa evolución puede controlarse fácilmente, a condición de que los programas de colonización de nuevas tierras mantengan e integren zonas forestales suficientes para asegurar el aprovisionamiento de leña y se inicien progresivamente programas complementarios de plantación, concediendo prioridad a las intervenciones en el marco campesino y comunal.

Para que puedan desempeñar plenamente su papel, todas esas disposiciones han de tomarse ya hoy, sin esperar a que la tendencia observada tome una dirección que haga cada vez más difícil su control. En las situaciones de este tipa las soluciones forestales pueden desempeñar plenamente su función y continuar asegurando sin mayores dificultades la satisfacción de las necesidades de leña de la población en el año 2000, a condición de que se inicien sin retraso las intervenciones necesarias.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente