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6. Cuba

6.1. Su extensión territorial abarca 110 992 km² con una población estimada en 10,6 106 habitantes en el año 1990 de los cuales 73,7 por ciento viven en el medio urbano. La población urbana en el año 1970 fue del 59,6 por ciento del total, o sea que el ritmo de urbanización es inferior a los de la mayoría de los países analizados11. La tasa media de crecimiento demográfico promedio 1980-1970 fue 1,28 por ciento anual y la del lapso 1990-1980 0,92 por ciento, o sea una de las más bajas de la región.

11 OLADE, SIEE, 1991 (información que incluye el año 1989).

6.2. En 1990 la PEA abarcó 37,4 por ciento de la población total y en el año 1970 30,9 por ciento. La diferencia expresa un relativo envejecimiento de la población. En 1980 la PEA en actividades propias de la agricultura constituyó 23,8 por ciento de la PEA total, lo que implicó en términos relativos 21,5 por ciento menos que en 1970 como resultado de un proceso semejante al desarrollado en la mayoría de los países de la región. En este caso la cantidad de tractores pasó de 19 800 (promedio 1961-1965) a 54 800 en 1975 y a 68 500 en 1986, unidades respectivamente12, y la cantidad de unidades de cosechadoras correspondientes a los años citados pasó de 1 700 a 2 650 y 4 150.

12 FAO. Anuario de Producción, Vol. 41, Roma (Italia), 1988.

6.3. Entre 1970 y 1980 la PEA ocupada en la Industria, respecto a la PEA total, pasó de 26,7 por ciento a 28,5 por ciento como resultado de una moderada expansión de las actividades, basada tanto en la mayor ocupación de la capacidad instalada como en la incorporación de nuevos proyectos, predominantemente en las áreas de la agroindustria y la minería. Cabe destacar que el sector industrial constituye alrededor de 47 por ciento del Producto Social Global nacional y que tres actividades (las correspondientes a las industrias alimentarias, azucarera y de bebidas y tabaco) generan aproximadamente 51 por ciento del PSG industrial. También entre los años 1970 y 1980, la PEA ocupada en los Servicios, en relación a la PEA total, pasó de 43 por ciento a 47,7 por ciento. Del total de las exportaciones, alrededor de 75 por ciento (en términos monetarios) corresponde a los productos de la industria azucarera y 8 por ciento a los de la minería.

6.4. En cuanto a la organización institucional del sector energético, la Comisión Nacional de Energía dicta la política global, orienta el uso racional de los recursos energéticos y promueve la utilización de fuentes de energía renovables, mientras que el Ministerio de la Industria Básica (MIB) dirige la producción, distribución y comercialización de los recursos energéticos y la Junta Central de Planificación planifica y controla el balance energético (BE) global a corto y largo plazo. Cabe destacar que el país importó en 1990 alrededor de 67,5 por ciento de la energía requerida por su sistema socioeconómico, y que el valor de las importaciones en el quinquenio 1983-1987 creció a una tasa promedio anual acumulativa 7,13 por ciento, exigiendo al Estado la búsqueda de alternativas para la sustitución de fuentes importadas; principalmente hidrocarburos. Esto generó un fuerte incremento de las inversiones energéticas.

6.5. La política energética prevé, entre otros aspectos, incrementar la producción y uso de los recursos energéticos generados en el país (petróleo, gas, bagazo y caña prensada de caña de azúcar, entre otras fuentes). Un ejemplo de ésta es la sustitución de FO por BZ como fuente de energía en las Centrales Azucareras.

6.6. Cabe destacar la importancia asignada al tratamiento de la problemática Energía-Medio Ambiente-Desarrollo Económico, sobre todo a partir de la creación del Sistema Nacional de Protección del Medio Ambiente y del Uso Racional de los Recursos Naturales, cayo órgano máximo es la Comisión Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales (COMARNA). En el marco de ésta, el MIB elaboró una política para la protección ambiental fijando como año horizonte el 2 000. Entre sus objetivos destacan:

1) La caracterización sistemática de los residuos contaminantes (de la rama energética).

2) La evaluación de los sistemas de tratamiento y de las medidas que aseguren el óptimo mantenimiento de los mismos.

3) La ejecución de las inversiones necesarias y el control de proyectos de nuevas inversiones garantizando así la previsión de medios para el tratamiento o eliminación de residuos contaminantes.

6.7. El documento de referencia13 analiza la evolución de la estructura de las fuentes en la satisfacción de los consumos del sector doméstico. El análisis muestra un proceso de sustitución prácticamente total de la LE por GLP y KE a partir del inicio de la década de los años 80, destacando que la participación de la LE hasta fines de la década de los años 50 alcanzaba magnitudes del orden del 52 por ciento y en 1990 sólo 1,3 por ciento.

13 Ing. Marsal Meza, Francisco. "Sobre la Problemática Energética de Cuba". Ciudad de La Habana, Cuba, agosto de 1990.

6.8. La Comisión Nacional de Energía impulsa diversos programas tendientes al uso de fuentes "no convencionales", funcionando en el marco de ellos instalaciones para aprovechamientos de la energía solar (calor y EE) tanto en el área social como en la productiva (secado de madera y semillas); de la energía eólica (exclusivamente bombeo de agua: 6 000 instalaciones); de la energía hidráulica (en mini y micro centrales para abastecimiento de EE a comunidades aisladas. En 1990 operaban 180 instalaciones que abastecían EE a 6 000 comunidades de montaña beneficiando a unos 26 000 habitantes, con una potencia de 8,4 MW) y de la biomasa. Los objetivos de éste último programa consisten en atenuar la contaminación ambiental, producir mejoradores orgánicos y energía.

6.9. El mismo documento de referencia (3) explicita que el BZ es la fuente renovable más utilizada como energético y que actualmente alrededor de 11 por ciento de la EE generada tiene como origen dicha fuente. El autor estima que el BZ de una zafra azucarera es equivalente a unas 3,9 106 teladas de petróleo. Además, destaca que el BZ se usa como materia prima en la producción de papel y tableros y en la alimentación de existencias pecuarias, pero que se prevé hacia el futuro mediato un uso más intenso y eficiente como energético en la industria azucarera (vapor y generación de EE).

6.10. La superficie ocupada por bosques, localizadas fundamentalmente en las montañas, se estima en aproximadamente 1,5 106 ha; 87 por ciento con especies latifoliadas y 13 por ciento con coníferas, existiendo además alrededor de 160 000 ha con especies implantadas14 y 1,0 106 ha ocupadas con vegetación leñosa (matorrales y barbechos). De este total, o sea de alrededor de 2,65 106 ha, 2,1 106 se considera que se encuentran en condiciones de aprovechamientos bajo criterios de sustentabilidad de los recursos forestales.

14 FAO. Potencialidades del Desarrollo Agrícola y Rural en América Latina y el Caribe. Anexo V. Roma, Italia, 1988 (Datos al año 1980).

La preocupación oficial por superar los impactos ocasionados por el irracional manejo de los recursos forestales se manifestó recién a partir de comienzos de los años 60, con la ejecución de programas de redoblamiento y ordenamiento forestal, así como con la realización de estudios e investigaciones y la formación profesional especializada. Institucionalmente, la Dirección Nacional de Silvicultura (dependencia del Ministerio de Agricultura) es la responsable por el desarrollo forestal15.

15 Hernández Valdés, Carlos A. Documento presentado en la "Consulta de Expertos sobre el Uso de los Combustibles Derivados de la Madera en las Industrias Rurales de América Latina". San José de Costa Rica, 19 al 23 de noviembre de 1990. (FAO).

6.11. A comienzos del siglo XX se estimó que la superficie boscosa abarcaba alrededor de 5,0 106 ha, o sea aproximadamente 45 por ciento de la superficie total del país, disminuyendo hacia el año 1959 a unas 1,6 106 ha16. Los esfuerzos señalados en el punto anterior posibilitaron la implantación de alrededor de 145 000 ha hasta el año 1980 y de aproximadamente 10 000 ha entre 1980 y 1990, con definida tendencia creciente. En el año 1991 se plantaron 19 564 ha bajo criterios específicos de bosques energéticos.

16 Informe sobre Dendroenergía en la República de Cuba, 1986.

Cabe destacar que una parte considerable de las plantaciones se realizaron en superficies con bosques degradados (redoblamiento).

6.12. Como consecuencia de las plantaciones, hacia fines del año 1991 la superficie forestal total abarcaba alrededor de 2,68 106 ha, o sea aproximadamente 24,6 por ciento de la superficie total del país. No obstante ello, Cuba es importador de madera aunque con tendencia decreciente. La regulación de los aprovechamientos forestales dio como resultado el ritmo de extracción siguiente (en miles de metros cúbicos):

QUINQUENIOS

SEGUN DESTINO

TOTAL

COMBUSTIBLES

CARBON

1961-1965

2477,5

4110,0

6587,5

1966-1970

2775,7

2234,8

5010,5

1971-1975

3581,6

1955,9

1937,5

1976-1980

3195,6

2169,9

5395,6

Como puede observarse, en 20 años la extracción de madera para uso como LE y CV totalizó aproximadamente 22,5 106 metros cúbicos, mientras que la extracción total fue de alrededor de 30,2 106 metros cúbicos, constituyendo el uso para combustible alrededor de 75,0 por ciento del volumen total extraído. En el documento citado (6) se estima que 85 por ciento de lo extraído para LE y CV proviene de bosques nativos y el resto de plantaciones, siendo ésto debido a la inexistencia, en aquel momento, de plantaciones para uso energético. Cabe destacar que en los últimos años se ha iniciado el aprovechamiento de plantaciones con el fin citado, en turnos de corte inferiores a 10 años.

6.13. Hasta 1985 alrededor de 80 por ciento del volumen de LE se consumió en la industria azucarera y el 9 por ciento en el sector agrícola, siendo por lo tanto mínimo el consumo de esta fuente por el sector Doméstico. Este sector consumió 61 por ciento de la producción de CV, mientras en el sector Agrícola consumió 22 por ciento y el Industrial 7 por ciento. El 10 por ciento restante fue utilizado en el sector Público, principalmente. En el año 1990 el 70 por ciento de la LE producida fue consumida en la industria azucarera (en el inicio de la zafra y en momentos de interrupciones de la misma). La producción total de LE en dicho año fue de 2,4 106 cúbicos estéreo (sin compactar) y de ellos 1,27 106 fueron usados en esa forma como combustible y 1,13 106 metros transformados en CV17.

17 Informe del Ing. Carlos Hernández Valdés, representante de Cuba en la Reunión de la Red Latinoamericana de Cooperación Técnica en Dendroenergía. Itajubá, Brasil, 14 al 18/10/91.

6.14. Según la OLADE18, la producción y el consumo de LE, CV y BZ (en 10³ TEP) evolucionaron según las magnitudes siguientes:

AÑO

LE

CV

BZ

PRODUCCION

CONSUMO

PRODUCCION

CONSUMO

PRODUCCION

CONSUMO

1970

1997

1549

234

273

31770

25198

1975

27081

1453

433

378

20627

15236

1980

2560

1318

328

328

23635

16818

1985

2309

1175

353

358

25336

17622

1990

1927

994

343

343

28321

19320

18 OLADE, SIEE, 1991.

La producción de LE en el año 1990 constituyó el 71,2 por ciento del volumen obtenido en 1975, siguiendo una tendencia definidamente decreciente, mientras que la de CV se mantuvo aproximadamente igual desde 1980 y la de BZ fue 37,3 por ciento superior a la de 1975 y con tendencia creciente. En cuanto al consumo de LE, manteniendo la comparación entre los años citados, el de 1990 constituyó el 68,4 por ciento del volumen consumido en 1975, mientras que el correspondiente a CV fue aproximadamente igual a lo largo del lapso 1975-1990 y el de BZ 26,8 por ciento superior y mostrando una tendencia creciente aunque sin alcanzar el nivel del consumo del año 1970.

6.15. El documento citado (5) destaca que en el año 1989, 95 por ciento del BZ producido se destinó a satisfacer requerimientos energéticos. Además, señala que el consumidor principal de LE es la industria azucarera, que usó 70 por ciento del volumen de esta fuente, y que 80 por ciento del CV se destinó fundamentalmente a la generación de calor en los galpones avícolas, en la panificación y en los comedores colectivos. El abastecimiento tanto de LE como de CV está planificado.

6.16. Entre 1970 y 1990 la oferta total de energía primaria pasó de 9,3 106 Tep a 12,6 106 Tep, creciendo a una tasa promedio acumulativa anual 1,54 por ciento. Entre ambos extremos del período, a nivel de fuentes, la oferta de PE aumentó 83,1 por ciento y no obstante un significativo crecimiento de la producción nacional mantuvo la condición de fuerte dependencia de las importaciones. La producción nacional pasó de 163 000 Tep a 738 037 Tep entre los citados años. En términos absolutos, la oferta total de LE en el año 1990 fue prácticamente igual a la de 1970, presentando ligeros incrementos en los años intermedios, mientras la de BZ fue ligeramente inferior en 1990 respecto a 1970 pero superior a la de los años intermedios del período considerado. La estructura de la oferta total, según fuente de energía primaria, evolucionó de la manera siguiente (por ciento):

FUENTES

1970

1980

1990

PE

48,6

63,6

65,5

GN

0,0

0,1

0,2

CM

0,8

0,7

0,8

HE

0,1

0,1

0,1

LE

3,2

3,7

2,1

BZ

47,3

31,8

31,3

TOTAL

100,0

100,0

100,0

TOTAL 106 TEP

9,3

10,3

12,6

Como puede inferirse de la lectura del Cuadro, la expansión de la economía en términos de consumo de energía primaria se realizó principalmente sobre base petrolera.

6.17. Corroborando lo dicho en el punto anterior, la estructura de las fuentes en el consumo final energético fue la siguiente (por ciento):

FUENTES

1970

1980

1990

GN

0,0

0,1

0,2

PE

0,0

0,0

1,6

CM

0,2

0,2

0,1

LE

2,5

1,8

1,2

BZ

40,7

23,5

23,0

SUBTOTAL E. PRIMARIA

43,4

25,6

26,1

EE

3,9

7,3

8,9

GL

0,7

1,1

1,2

NF-AL

10,9

13,1

12,3

KE

5,6

7,5

8,1

DO

13,0

20,0

23,0

FO

21,2

23,6

18,7

COQUE

0,2

0,2

0,2

CV

0,4

0,5

0,4

GASES

0,7

1,1

1,1

SUBTOTAL E. SECUNDARIA

56,6

74,4

73,9

TOTAL

100,0

100,0

100,0

TOTAL 106 TEP

8,6

9,9

11,5

Como puede observarse, la participación de la LE y el BZ decreció durante el período analizado, penetrando significativamente la EE y el DO, mientras que la participación del CV se mantuvo ligeramente constante.

6.18. En cuanto a la participación sectorial en el consumo final energético, la evolución fue la siguiente (por ciento):

SECTORES

1970

1980

1989

Transporte

21,5

28,8

28,7

Industrial

63,0

52,2

50,3

Residencial

7,9

10,6

11,1

Agro, Pesca y Minería

5,5

6,2

6,3

Construcción

2,1

2,2

3,6

TOTAL

100,0

100,0

100,0

TOTAL 106 TEP

8,5

9,7

11,2

6.19. A nivel de los sectores consumidores, la LE y el CV satisfacen requerimientos específicos en todos excepto Transporte, mientras que el BZ atiende requerimientos exclusivamente en el sector Industrial. La participación de las citadas fuentes en el consumo final energético (en por ciento) de cada sector fue la siguiente:

SECTORES

1970

1980

1990

LE*

CV**

BZ*

LE*

CV**

BZ*

LE*

CV**

BZ*

Industrial

2,5

0,0

65,6

2,7

0,0

46,3

1,8

0,0

50,5

Residencial

0,1

3,2

0,0

0,0

2,2

0,0

0,1

1,7

0,0

Residencial, Comercial Público y Servicios

1,6

2,5

0,0

0,8

1,5

0,0

0,7

1,9

0,0

Agro, Pesca y Minería

2,6

2,2

0,0

0,8

2,5

0,0

2,4

2,5

0,0

Construcción, Otros

37,6

0,4

0,0

19,0

1,0

0,0

6,5

0,6

0,0

TOTAL (106 TEP)

0,2

0,04

3,5

0,2

3,05

2,3

0,1

0,05

2,7

% SOBRE TOTAL DE CONSUMO FINAL ENERGETICO

2,5

0,4

40,7

1,8

0,5

23,5

1,3

0,4

25,2

* Energía Primaria
** Energía Secundaria

6.20. Como puede deducirse de la lectura del Cuadro, se verifica una significativa disminución en la participación relativa de las fuentes analizadas, en relación al consumo final energético. Este decrecimiento de la importancia relativa de las fuentes biomásicas va acompañada de una disminución, en términos absolutos, del uso de LE y BZ (aún cuando en este último caso se observa una ligera recuperación hacia el año 1990), manteniéndose más o menos constante el de CV.

Cabe destacar la fuerte penetración de la EE en el sector Industria. Su participación en el consumo final energético pasó de 2,9 por ciento en 1970 a 7,6 por ciento en 1990, creciendo en términos absolutos a una tasa promedio acumulativa anual 4,9 por ciento. En el sector Residencial muestra una tasa 6,0 por ciento, mientras que su participación en el consumo final energético pasó de 12,6 por ciento a 22,3 por ciento, respectivamente, en los citados años. Estos crecimientos se repiten en el resto de los sectores, con excepción de Transporte en el que es de muy escasa a nula significación. A nivel del conjunto de los sectores el consumo de EE creció a una tasa 5,2 por ciento anual en el período considerado.

6.21. En el sector Residencial se observa también una fuerte penetración de GL a una tasa promedio anual acumulativa 4,0 por ciento, y en menor magnitud el KE (3,1 por ciento anual) y Gases (3,2 por ciento anual), que a la par operan en procesos de sustitución de fuentes biomásicas.

De igual manera, en el sector Industrial se observa también una fuerte penetración del DO, cuya participación en el consumo final energético pasó de 13 por ciento a 22,5 por ciento entre los años 1970 y 1990, creciendo a una tasa promedio anual acumulativa 3,9 por ciento, mientras que el consumo de FO en términos absolutos aumentó 2,9 por ciento entre los años citados, disminuyendo su participación sobre el consumo final energético: de 21,2 por ciento a 17,6 por ciento.


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