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Bosques y seguridad alimentaria en África:
el papel de la silvicultura en el Programa especial
de la FAO para la seguridad alimentaria

K. Warner

El Hadji Sène es Director de Recursos
Forestales, Departamento de Montes de
la FAO.

Nota: Este artículo es una versión adaptada de
un trabajo publicado originalmente bajo el título
«Rapport spécial: les forêts et la sécurité alimentaire», en
el Rapport sur l'Afrique, no 1, FAO/SMIAR, abril 2000, 6.

Las iniciativas para el mejor uso de las prácticas tradicionales, la ordenación de los recursos y la integración de los árboles en los sistemas agrícolas pueden promover la contribución de los bosques y los árboles a la seguridad alimentaria en África.

La leña para cocinar es una de las muchas
contribuciones importantes de los bosques
a la seguridad alimentaria en África: una
mujer de Ghana transporta leña y frutas

- FAO/
18465/P. CENINI


En África, los alimentos proce-dentes de los bosques y de los árboles son una parte importante de los suministros alimentarios de los hogares. Incluyen una gran variedad de productos animales y vegetales que se encuentran en los mercados tanto rurales como urbanos. En muchas aldeas y poblaciones pequeñas, la contribución de bosques y árboles a la alimentación es esencial para la seguridad alimentaria, ya que aportan a la dieta una serie de elementos que la producción agrícola clásica no proporciona en medida suficiente. En muchas regiones, esta «cosecha oculta» permite reducir o evitar las insuficiencias alimentarias y la monotonía de los regímenes habituales.
No obstante, pese a la variedad, la importancia y la riqueza de los alimentos que ofrecen los bosques africanos, se ha progresado muy lentamente en la formulación y aplicación de medidas que, recurriendo decididamente a la ciencia y la tecnología, aumenten la contribución de plantas y animales silvestres a la producción de alimentos y la seguridad alimentaria.

Por otra parte, los bosques y los árboles contribuyen indirectamente a la seguridad alimentaria desempeñando un papel esencial en la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola. Sin embargo, podrían contribuir más efectivamente a la agricultura si se adoptara un planteamiento más adaptado y sistemático de la agrosilvicultura y de la plantación de árboles en los sistemas agrícolas. El Programa especial para la seguridad alimentaria (PESA) -iniciado el 1994 por la FAO para ayudar a los agricultores de los países con bajos ingresos deficitarios en alimentos a aumentar la producción alimentaria para cubrir la creciente demanda del mercado y erradicar la inseguridad alimentaria- se ha ocupado de esta cuestión desde febrero de 1998 introduciendo en su estrategia el componente de diversificación.

El punto de partida para el estudio de los bosques y la seguridad alimentaria en África es la utilización actual de las tierras agrícolas y su posible evolución bajo la presión de una demanda de mayor producción de alimentos para una población en rápida expansión. En 1986, el estudio de la FAO African agriculture - the next 25 years («Agricultura africana - los próximos 25 años») observaba que África tenía bastantes tierras para alimentarse, y que podían cultivarse nuevas tierras. Se trataba entonces de organizar y dirigir ese proceso. Actualmente, el objetivo es aumentar la productividad de la tierra utilizando racionalmente las tecnologías y los insumos agrícolas mejores, incluido el riego, y desarrollando mercados alimentarios más activos. La intensificación aumentará la producción alimentaria y aliviará la presión que soportan los recursos forestales y otros espacios naturales, pues se insistirá menos en transformar los bosques en tierras de cultivo.

El consumo de los frutos
de la
Saba senegalensis,
de los que se ven algunos
en el bosque de los
montes Mandingues
en Malí, es muy
popular

- E.H. SÈNE


CONTRIBUCIÓN DE LOS BOSQUES A LA SEGURIDAD

Los árboles y los bosques contribuyen al bienestar de las poblaciones locales proporcionando multitud de alimentos, condimentos, medicinas y bebidas. Casi no hay árbol, arbusto o especie vegetal que no contribuya de una u otra manera a la alimentación y la nutrición. Las plantas proporcionan alimentos directamente en forma de frutos, semillas u otras partes comestibles, o indirectamente facilitando el consumo de otros alimentos.

Hojas

A través de pruebas empíricas durante muchas generaciones, las sociedades africanas han descubierto y utilizado innumerables especies de plantas cuyas hojas son comestibles. Las hojas enriquecen la dieta, reduciendo diversas carencias alimentarias. Ejemplos conocidos son el ndole del Camerún (hoja amarga), la hoja de baobab (Adansonia spp.) y los muchos tipos de hojas usadas para hacer bebidas. Con más investigación y una mejor aplicación de las tecnologías y procedimientos conocidos, las hojas podrían contribuir mucho más al bienestar de la población africana.

Los frutos de la palmera rhun,
Borassus aethiopum, se utilizan en
muchos países africanos

- FAO/17546/R.
FAIDUTTI

Flores y frutos silvestres

Hay multitud de frutos y flores silvestres que tienen un gran potencial en cuanto a su uso local y su desarrollo comercial. Especies arbóreas de flores llamativas podrían valorarse en jardinería, ornamentación urbana y plantaciones. Como ejemplos pueden citarse la especie Erythrina, otras varias leguminosas (por ejemplo, especies de los géneros Lonchocarpus, Cassia, Acacia) y combretáceas (por ejemplo, Combretum paniculatum, Combretum lecardii), cuyas vistosas flores se abren al final de la estación seca sobre ramas desnudas. En los bosques hay también muchas hierbas floridas y plantas no leñosas (por ejemplo, Gloriosa simplex en eriales) cuyas flores se recogen de la naturaleza y se venden, separadas o en conjuntos florales.

En los parques agroforestales y las tierras baldías del África occidental se producen muchos frutos. Ejemplos nutritivos con posibilidades de mayor explotación son el tamarindo (Tamarindus indica), cuyo uso está ya muy extendido en Asia (Tailandia en particular); las vainas del algarrobo (Parkia biglobosa), muy ricas en vitaminas y utilizadas en muchos preparados y recetas; las drupas (frutas de una sola semilla) de Spondias mombin; y los frutos de la especie Detarium.

Para aprovechar el potencial de las flores y los frutos silvestres en la producción futura de alimentos, se precisa invertir en ciencia y tecnología y mejorar la administración de los recursos naturales. Organizaciones como el Centro internacional de investigación en agroforestería (ICRAF), la FAO, varias organizaciones no gubernamentales y organizaciones nacionales de investigación deben coordinar sus esfuerzos y elaborar sólidos programas de cooperación en los diversos niveles necesarios para el óptimo aprovechamiento de la cosecha oculta. Deberían tomarse medidas para:

Raíces y tubérculos silvestres

Los bosques tropicales húmedos y otras tierras boscosas contienen muchas plantas que producen raíces y tubérculos feculentos comestibles. Parientes remotos del ñame o batata de China, por ejemplo, se utilizan en las aldeas. Aunque estos productos sean consumidos simplemente como entretenimiento por los más jóvenes a lo largo del año, su variedad y sus posibilidades son prometedores para el futuro.

El potencial infrautilizado de las setas

El potencial de las setas de los bosques y otros medios naturales de África está poco explotado. La combinación de clima cálido y humedad del aire durante largos períodos ofrece condiciones excelentes para la producción de setas. Diversas variedades crecen en raíces en descomposición, troncos muertos, termiteros o directamente en tierras cultivadas. La FAO ha ayudado a varios países a desarrollar la producción de setas, pero queda mucho por hacer en cuanto a instrucción e información, así como en investigación, para estimular el conocimiento y el uso de las setas africanas como alimentos.

BOSQUES, EMPLEOS E INGRESOS

El debate internacional en torno a la explotación forestal sostenible no se ha traducido todavía en medidas prácticas sobre el terreno, pero contribuirá proba- blemente a mejorar la utilización actual de los bosques. En este debate, la dimensión social esencial de la silvicultura es la posibilidad de crear más empleos locales sobre una base sostenible. Las operaciones forestales en los bosques ordenados no se interrumpen en todo el año; de esta manera, la explotación forestal ofrece muchas oportunidades de empleo y las compañías forestales cuando están organizadas disponen de programas sociales que cuidan del bienestar y de la seguridad alimentaria de sus trabajadores. Hay buenas perspectivas en este sentido en países con mayores industrias como Camerún, la República Democrática del Congo, la República del Congo, Ghana y la República Centroafricana.

LOS ÁRBOLES Y EL MEJORAMIEMNTO DE LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

Parques agroforestales y sistemas agroforestales modernos

La mayor contribución de los árboles a la producción alimentaria se sitúa a nivel de las explotaciones. Los árboles, aislados o agrupados linealmente o en bos-quecillos (cinturones protectores, arboledas), desempeñan un papel esencial en la producción y la seguridad alimentaria. Esto es particularmente cierto en África, donde la agricultura está en fase de transición en numerosas regiones caracterizadas por bajos niveles de insumos y suelos frágiles. El desarrollo de nuevos sistemas agroforestales y una mejor ordenación y conservación de los bosques y los árboles tradicionales son esenciales para mantener la productividad de la tierra, regular los procesos de degradación y superar otros obstáculos que dificultan la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.

En muchos países africanos, varios procesos han llevado a una modificación gradual de la configuración natural inicial de bosques y zonas arboladas que ha dado paso a la formación de parcelas de tierra delimitadas por árboles, llamadas generalmente parques agroforestales.
El mismo proceso puede dar origen a dehesas o pastizales arbolados, según las latitudes, por ejemplo cuando bosques de acacias y estepas se convierten en pastizales más «humanizados» y abiertos. En ambos tipos de uso de la tierra los árboles desempeñan un papel multifuncional, facilitando la restauración de la fertilidad del suelo y la diversificación de la producción y contribuyendo así a la seguridad alimentaria. Los parques agroforestales caracterizan la mayoría de los paisajes rurales subhúmedos y semiáridos de África y han sido esenciales para mantener una producción cerealista en estas regiones ecogeográficas.

Estos importantes sistemas están ahora gravemente amenazados y es preciso conservarlos hasta que se establezcan sistemas agrícolas mejor adaptados para reemplazarlos. Los obstáculos para su conservación son los siguientes:

Es preciso que los gobiernos, las comunidades y los individuos se esfuercen por conservar estos sistemas y su papel en la sostenibilidad de los sistemas agrícolas y, lo que es más importante, por conservar la diversidad biológica de los paisajes rurales.

La diversificación en el PESA

Árboles, arbustos y hierbas contribuyen directamente a mantener o restaurar la fertilidad de los suelos acumulando materia orgánica y moderando la erosión, lo que es una contribución importante a la seguridad alimentaria. Contribuyen también a conservar los recursos hídricos limitando la escorrentía y aumentando la capacidad de absorción de los suelos, que disponen así de más recursos hídricos para los diversos sistemas agrarios, incluidos los de las tierras semiáridas. Además, contribuyen a mejorar las prácticas agrícolas limitando el empantanamiento de los suelos. La diversificación y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas son las razones principales para la introducción de plantaciones de árboles y prácticas agrofo-restales en el PESA. Desde febrero de 1998, una definición clara del concepto de diversificación y su integración en el PESA han hecho que árboles y sistemas arbóreos ocupen un lugar más importante en dicho Programa. Esto es importante en África, donde muchos países reconocen el papel de los árboles tanto en los cultivos de regadío como en los de secano.

LA DENDROENERGÍA

Bosques y árboles son la principal fuente de energía para los hogares africanos y seguirán siéndolo en un futuro previsible. El consumo de leña por habitante en África es el más elevado del mundo (0,89 m3 al año). Se calcula que cada año árboles y bosques dan 623 millones de metros cúbicos de leña. La mayor parte se usa para cocinar, siendo esta pues una contribución importante de la dendroenergía a la seguridad alimentaria y a la nutrición. No obstante, en zonas frágiles, las extracciones pueden producir una deforestación grave, una pérdida de biodiversidad y una reducción de las oportunidades alimentarias que ofrece la vegetación natural. Por ello las políticas forestales, en su formulación y planificación, deberían tener en cuenta la importancia de la leña como fuente de energía en los hogares. Este aspecto debería integrarse también en los programas de diversificación agrícola.

Los árboles contribuyen a la
diversificación y sostenibilidad de los
sistemas agrícolas, y por consiguiente
a la seguridad alimentaria. En la
fotografía, un sistema agroforestal en
Malí, con cultivos de mijo bajo
Acacia albida

- FAO/15859/R.
FAIDUTTI

CONTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS DE LA FAUNA SILVESTRE

La presión de la ganadería en algunas regiones de África tiene graves consecuencias para la fauna silvestre. Los recursos ganaderos ofrecen una contribución esencial y diversificada a la producción de alimentos y a la seguridad alimentaria de los hogares. La caza mayor es un importante complemento de los suministros alimentarios y la nutrición en los hogares. Aparte de la caza practicada por los adultos, la captura y el consumo directo de pequeños animales del bosque por los niños aporta no pocas proteínas (véase el recuadro, pág. 17). Un estudio realizado en el Senegal revela que los niños que se alimentan de pequeños roedores, reptiles y pájaros absorben un promedio de 400 g de proteínas por persona y por mes (Vincke, Sournia y Wangari, 1987), lo que basta para cubrir entre un tercio y la mitad de las necesidades diarias de proteínas de un niño de siete a diez años (OMS, 1985).

La caza aporta todavía una parte notable de la carne consumida por muchas sociedades, pero también ingresos monetarios que contribuyen a la seguridad alimentaria (FAO, 1997). Sin embargo, es probable que la caza desaparezca en África como factor de la seguridad alimentaria, a menos que se organice. Una buena gestión de las reservas de caza ofrece muchas oportunidades a las poblaciones locales gracias a la creación de empleos en sectores como ecoturismo y safaris de caza.

Están apareciendo nuevas tendencias, sobre todo en el África austral, a favor de sistemas eficaces de gestión de los recursos naturales teniendo en cuenta a las comunidades; estos sistemas ayudarán a organizar y modernizar los sectores de la fauna y la flora silvestres, permitiendo un mayor uso de los recursos animales para la alimentación y la venta, contribuyendo así a la diversificación de la producción alimentaria y a la seguridad alimentaria y la nutrición soste-nibles. En África occidental, en particular en la región del golfo de Benin, la caza mayor aporta gran cantidad de proteínas, y hay iniciativas prometedoras de cría de pequeños roedores y antílopes. El componente de diversificación del PESA atribuye un lugar importante a la domesticación de animales pequeños.

Para mejorar la organización del sector de la fauna silvestre será preciso:

La fauna silvestre de África, rica y diversa, tiene un enorme potencial para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición del continente.

Termitas tostadas vendidas en un mercado de Labé, Guinea

- Dependencia de Silvicultura Comunitaria de la FAO/000131/R. FAIDUTTI

La fauna silvestre y la seguridad alimentaria en África

En África, todas las especies de animales, desde los insectos a los reptiles y desde los roedores a los grandes mamíferos, se utilizan como alimento. En África occidental se conoce como carne de monte la carne de animales cazados capturados para alimentación humana, a diferencia de los animales cazados por deporte o para conseguir un trofeo. Además de ser un manjar preferido en muchas zonas de África, los animales silvestres constituyen reservas a las que se recurre en tiempos de escasez y hambre. La importancia de gusanos, esca-rabajos y termitas como alimentos en tiempos de hambruna está documentada en especial en las comunidades de la subregión centroafricana.

La caza es una fuente importante de proteínas animales para los hogares tanto urbanos como rurales. Un tercio de la población de África padece desnutrición crónica, y las poblaciones rurales de muchas regiones se ven obligadas por las tensiones socioeconómicas a utilizar todos los recursos naturales disponibles. Así, especies animales que normalmente no servían para la alimentación o que sólo comían los niños por capricho son ahora elementos importantes en la alimentación familiar y en el comercio. La magnitud de la explotación y el consumo de la caza varían de un país a otro y están determinados fundamentalmente por su disponibilidad, pero también influyen en ellos los controles cinegéticos gubernamentales, el nivel socioeconómico y las prohibiciones culturales.

Los animales silvestres son importantes para la seguridad alimentaria no sólo por su contribución directa como recurso alimentario, sino también por facilitar el acceso a los alimentos por medio del empleo y la generación de ingresos, por su influencia sobre el bienestar físico, espiritual y cultural de la gente y sus influencias positivas y negativas sobre la capacidad de producir alimentos. Gracias a los animales silvestres, los hogares tanto urbanos como rurales pueden conseguir mayores ingresos por medio de la caza, la artesanía y el comercio de productos de origen animal; y las economías nacionales se benefician del turismo y de la venta de productos de tales animales. Muchas comunidades siguen obteniendo sus medicamentos de los animales silvestres y de sus productos, y tratando con ellos solos o en combinación con hierbas una amplia variedad de males, desde las enfermedades mentales hasta las físicas y las atenciones prenatales.

De los parques nacionales, la caza y las reservas forestales, los bosques no protegidos y las sabanas procede la mayor parte de la producción de carne de animales silvestres en el continente africano. En las tierras no protegidas la explotación de la fauna puede estar poco o nada controlada, o puede haber un control local ejercido por la autoridad tradicional o gubernamental. La caza de subsistencia aporta más del 90 por ciento del suministro de carne de animales silvestres en el continente africano.

El uso de la fauna silvestre como reserva alimentaria es controvertido, porque con los niveles actuales de explotación se considera insostenible. Las poblaciones de animales silvestres en muchas partes del continente africano están menguando por obra de la sobreexplotación y la destrucción del hábitat consiguiente al crecimiento de la población humana y la correspondiente demanda de tierras para la agricultura y los asentamientos humanos. No obstante, muchas poblaciones de animales silvestres se siguen manteniendo en las zonas en que se aplican medidas de protección.

En la mayoría de los países africanos es ilegal cazar en zonas protegidas. Sin embargo, se reconoce ahora la necesidad de armonizar las necesidades de las poblaciones locales con la administración de los recursos de la fauna. Se han introducido en áreas de reservas técnicas adecuadas de aprovechamiento de la fauna como la cosecha de venados (la retirada regular de una producción sostenible de una población animal completamente silvestre). Están apareciendo además diversos sistemas de producción prometedores, como la cría de venados y la domesticación de animales silvestres. Estos sistemas pueden contribuir notablemente y de manera sostenible a la seguridad alimentaria y a la nutrición, si se toman medidas adecuadas. Es preciso que los gobiernos y los organismos multilaterales de ayuda realicen más inversiones y programas a largo plazo para desarrollar los recursos de la fauna africana como complemento de la producción agrícola convencional.

Fuente: Adaptado de FAO, 1997.

CONCLUSIONES

La contribución de los bosques y los árboles a la seguridad alimentaria en África es importante, diversificada y valiosa. No sólo constituyen una fuente directa de alimentos sino que ofrecen además la posibilidad de crear empleos y generar ingresos. Permiten asimismo a la mayoría de los hogares africanos, tanto rurales como urbanos, obtener la leña que necesitan para cocinar sus alimentos. Sin embargo, si continúan las prácticas actuales, estas contribuciones no serán sostenibles. Podrán serlo si los recursos naturales se administran debidamente y si se realizan inversiones sustanciales en investigación y mejoramiento de la tecnología en el sector forestal. Las iniciativas que combinen la mejor comprensión de las prácticas locales y tradicionales, el inventario y la mejor gestión de los recursos y la integración de los árboles en los sistemas agrícolas pueden realzar mucho el papel de los bosques en la seguridad alimentaria de África.

Bibliografía


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