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La actividad forestal y los medios de vida sostenibles1    

K. Warner

Katherine Warner es oficial forestal superior
y coordinadora de la Dependencia de Silvicultura
Comunitaria, Dirección de Políticas
y Planificación Forestales, Departamento
de Montes de la FAO.

¿Qué función pueden desempeñar los bosques y la actividad
forestal en la reducción de la pobreza?

La población que vive en un medio forestal, como estas mujeres que
transportan hojas de eucaliptos para utilizarlas como combustible
en Etiopía, tiene una gran dependencia de los productos forestales
para su sustento

- Dependencia de Silvicultura Comunitaria de la FAO/1852 WT2 IMG0056/R.
FAIDUTTI

La aprobación del objetivo internacional en materia de desarrollo de reducir a la mitad la pobreza mundial para el año 2015 ha servido para reafirmar los mandatos de los organismos multilaterales y bilaterales y de los centros internacionales (véase
el recuadro, pág. 4, 1ª y 2ª columnas). Existe un consenso general sobre el hecho de que éste debe ser el principal objetivo mundial en el ámbito del desarrollo. Ciertamente, es imposible pensar en un objetivo más noble y más ambicioso.

A quienes trabajan en el sector forestal, se les plantea el siguiente interrogante: ¿qué función pueden desempeñar los bosques y la actividad forestal en la reducción de la pobreza? Para responder a esta pregunta es preciso adoptar una nueva perspectiva sobre los bosques y su utilización, en la cual el éxito no se mide únicamente por el volumen de productos forestales extraídos, las cifras de exportación o los ingresos generados, sino también por la contribución de los bosques a la reducción de la pobreza. Se hace necesario prestar una mayor atención a la labor de determinar la contribución global de los bosques, y los bienes y servicios que proporcionan, a los medios de vida de los pobres y, a continuación, elaborar estrategias para mantener o incrementar esta contribución.

El presente artículo, después de examinar las diferentes formas en que los bosques contribuyen a aliviar la pobreza ayudando a generar medios de vida soste- nibles, se ocupa de la naturaleza de la dependencia respecto de los bosques y de su posible evolución a lo largo del tiempo. Por último, formula algunas recomendaciones para que los bosques y la actividad forestal contribuyan más decidida- mente a propiciar medios de vida sostenibles y reducir la pobreza.

EL CONCEPTO DE MEDIO DE VIDA SOSTENIBLE

Habitualmente, la pobreza se determina basándose en niveles mínimos de ingresos o de consumo. Estos criterios, aunque son útiles para las estadísticas nacionales e internacionales, no tienen en cuenta ni la complejidad y dinamismo de la pobreza a escala local, ni los recursos existentes y posibles.

Otra de las medidas de la pobreza que se utiliza habitualmente es la seguridad alimentaria, o la falta de ella. Existe inseguridad alimentaria cuando la población no tiene acceso a los alimentos suficientes y, por lo tanto, no consume los alimentos que necesita para un crecimiento y desarrollo normales. Esto puede deberse a la falta de acceso a los alimentos, ya sea porque no existen, por la falta de poder adquisitivo, por su distribución inadecuada o por una mala utilización en el seno familiar. Se puede profundizar en el análisis para determinar qué factores sitúan a la población en riesgo de sufrir inseguridad alimentaria, y cuáles influyen en su capacidad de subsistencia.

Pero la pobreza no se basa únicamente en los ingresos y en la disponibilidad de alimentos. Un enfoque actual que trata de ir más allá de esos factores para incluir una multiplicidad de causas y características es el de los medios de vida sostenibles. Un medio de vida comprende las capacidades, activos y actividades necesarias para procurarse el sustento. Un medio de vida es sostenible cuando puede afrontar las posibles tensiones y trastornos y mantener o mejorar su capacidad y sus activos en el momento presente y en el futuro sin socavar la base de recursos naturales (Carney, 1998) (véase el recuadro superior).

La sostenibilidad

La sostenibilidad es importante para que la reducción de la pobreza sea duradera. La sostenibilidad de los medios de vida se basa en factores ambientales, económicos, sociales e institucionales. Los medios de vida son sostenibles cuando:

soportan las perturbaciones y tensiones externas;

no dependen del apoyo externo (y si dependen de él, el apoyo debe ser econó-
mica e institucionalmente sostenible);

mantienen la productividad de los recursos naturales;

no menoscaban los medios de vida de otros ni ponen en peligro las opciones que se les presentan a otros para conseguir su sustento.

Fuente: Ashby y Carney, 1999.

Los bienes que constituyen los fundamentos del medio de vida no son sólo el capital natural, físico y financiero, sino también el capital social y humano (las redes y relaciones, y la nutrición y la salud) (véase el recuadro de la derecha). Para conseguir un medio de vida adecuado se necesita una diversidad de bienes, pues no existe una sola categoría de bienes que procure toda la diversidad de componentes que buscan las personas. El acceso de los pobres a cualquiera de las categorías de bienes mencionadas suele ser limitado. Quienes disponen de más bienes tienen más opciones y la capacidad de modificar las prioridades en sus estrategias de supervivencia. La posibilidad de superar la pobreza depende estrechamente del acceso a los bienes.

LOS BOSQUES Y LA CONSECUCIÓN DE UN MEDIO DE VIDA SOSTENIBLE

Arnold (1998), al examinar la contribución de los bosques para la consecución de un medio de vida sostenible, define como bosque «todos los recursos que pueden producir productos forestales. Puede tratarse de espacios arbolados, arbustos, barbechos arbustivos y barbechos agrícolas, así como árboles en las explotaciones agrícolas, y bosques». En la definición de Arnold, el elemento esencial para definir un bosque no es la tenencia ni la cubierta arbórea, sino la posibilidad de proporcionar productos. Además, la contribución de los bosques no se mide únicamente por los productos que proporcionan, sino también por los servicios intangibles que ofrecen.

Mandatos y objetivos para la reducción de la pobreza

Banco Mundial

Combatir la pobreza con entusiasmo y profesionalismo para obtener resultados duraderos.

Ayudar a la gente a ayudarse a sí misma y al medio ambiente que la rodea, suministrando recursos, entregando conocimientos, creando capacidad y forjando asociaciones en los sectores público y privado.

Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)

El FIDA debe mostrar el camino e impulsar los esfuerzos encaminados a erradicar la pobreza y el hambre en las zonas rurales y a desarrollar, mediante su participación, la capacidad de sus clientes: la población rural pobre.

Centro Internacional de Investigaciones Agroforestales (ICRAF)

El ICRAF tiene como objetivo conseguir un mayor bienestar humano mediante la reducción de la pobreza, el aumento de los ingresos en efectivo, especialmente entre las mujeres, y la mejora de la seguridad alimentaria y nutricional.

Centro internacional para la ordenación integrada de las montañas (ICIMOD)

El mandato del ICIMOD se centra en la reducción de la pobreza y el fomento de los medios sostenibles de vida de la población de las montañas. Identifica la «mejora del bienestar de la población de las montañas» y «ecosistemas de montaña racionales desde el punto de vista económico y ambiental».

Departamento de Montes de la FAO

Potenciar la contribución de los árboles y los bosques al aprovechamiento sostenible de la tierra, la seguridad alimentaria, el desarrollo económico y social y los valores culturales en los planos nacional, regional y mundial.

La conservación, ordenación sostenible y mejora de los sistemas de árboles y bosques y de sus recursos genéticos.

Fuentes: Banco Mundial, 2000b; FIDA, 2000; ICRAF, 2000; ICIMOD, 2000; FAO, 2000.

Los bosques son un importante capital natural. En el pasado, las iniciativas de desarrollo se centraban principalmente en la acumulación del capital natural, sin prestar la misma atención a la forma en que esos bienes, como los bosques, se combinan con otros para sostener los medios de vida, especialmente entre los pobres. Esta actitud ha impedido comprender adecuadamente la contribución de los productos forestales a la consecución de un medio de vida sostenible (DPDI, 1999).

Es difícil cuantificar la contribución de los bosques y los árboles a la consecución de un medio de vida. Una parte importante de los productos forestales los consumen quienes los recolectan, y el volumen recolectado varía en función de la esta-cionalidad, el acceso y las opciones alternativas. La mayor parte de la información disponible es descriptiva y, a menudo, extremadamente específica (aunque Arnold, 1998, cita algunas excepciones, como Townson, 1995; Arnold et al., 1994). Son pocos los estudios que cuantifican la parte correspondiente a los insumos familiares, la asignación de fuerza de trabajo, los ingresos y los costos atribuibles a las actividades relacionadas con los productos forestales. Aunque se han realizado estudios sobre la leña o sobre productos forestales específicos, los censos e inventarios no suelen incluir información sobre las actividades familiares relacionadas con la obtención de una gama completa de productos forestales (Byron y Arnold, 1999). De todas formas, es posible identificar la contribución general de los bosques a la consecución de un medio de vida (Arnold, 1998).

Los cinco tipos de capital
necesarios para conseguir un
medio de vida sostenible

Capital natural: recursos naturales como la tierra, los bosques, el agua y los pastos.

Capital físico: bienes privados que se pueden utilizar para conseguir una mayor productividad del trabajo y de la tierra (animales y herramientas y maquinaria agrícola) e infraestructura económica (carreteras, suministro eléctrico) y social (por ejemplo, escuelas y hospitales) pública.

Capital financiero: efectivo (ingresos y ahorros) y capital líquido fácilmente convertible.

Capital humano: niveles de salud y nutrición, desarrollo educativo y capacidad técnica.

Capital social: conjunto de relaciones sociales en las que puede apoyarse la población para conseguir nuevas opciones de garantizar los medios de vida. Cabe mencionar las relaciones de parentesco, la amistad, las relaciones patrono-cliente, la pertenencia a grupos formales y la ads-cripción a organizaciones que pro-porcionan préstamos, donaciones y otras formas de seguridad.

Fuente: Carney, 1998.

Aumento de los ingresos

Aunque los ingresos por sí solos son un criterio insuficiente para determinar la pobreza, el aumento de los ingresos es sin duda importante para la sostenibilidad económica de la familia. Los ingresos derivados de los productos forestales complementan los procedentes de otras fuentes. Muchas familias consiguen una parte de sus ingresos mediante la venta de productos forestales, como una actividad a la que se dedica una parte del tiempo cuando la producción agrícola no puede garantizar la autosuficiencia durante todo el año. Una gran parte de la actividad forestal generadora de ingresos es estacional: algunos productos sólo se pueden obtener en determinados períodos del año, la demanda o la mano de obra puede fluctuar estacionalmente y los ingresos procedentes de los productos forestales pueden contribuir a la adquisición de insumos agrícolas o de alimentos en los intervalos entre las cosechas. Los ingresos derivados de los productos forestales se utilizan para comprar insumos para otras actividades que contribuyen a garantizar la subsistencia: la adquisición de semillas, la contratación de mano de obra para el cultivo o la obtención de capital para actividades comerciales (Leach y Fairhead, citado en Byron y Arnold, 1999).

Los pobres de las zonas rurales producen, elaboran y venden productos forestales (por ejemplo, confeccionan esteras y cestos y venden leña) cuando no existen otras oportunidades de empleo, como una actividad a tiempo parcial entre las familias campesinas.

La producción y venta de productos
forestales puede ser una actividad
importante como medio de vida,
tal como ocurre en esta pequeña
industria rural de cestería en
Malawi

- FAO/14730/T. FRISK

La mejora de la seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria es un elemento clave en el medio de vida. Los bosques proporcionan una diversidad de alimentos que suplementan la producción agrícola, combustible de madera para cocinar los alimentos y hervir el agua, y una gran variedad de medicamentos tradicionales y otros productos para la higiene. La mayoría de las familias rurales de los países en desarrollo, y un gran porcentaje de las familias de los núcleos urbanos, dependen de los productos vegetales y animales de los bosques para obtener una parte de los elementos que necesitan para la nutrición, para cocinar y para la salud (Byron y Arnold, 1999).

Cuando la leña es la única fuente de combustible para cocinar, es esencial para la nutrición y para prevenir las enfermedades, pues es necesario cocinar los alimentos para que puedan ser digeridos, para matar a muchos microor-ganismos patógenos y para eliminar parásitos.

Los bosques contribuyen también a la subsistencia proporcionando materiales para la construcción, cestería, estructuras de almacenamiento, aperos agrícolas, embarcaciones e instrumentos para la caza y la pesca. También proporcionan insumos para los sistemas agrícolas, como forraje y una cubierta orgánica, contribuyen al ciclo de los nutrientes del suelo, ayudan a conservar el suelo y el agua y proporcionan refugio y sombra a los cultivos y animales.

La reducción de la vulnerabilidad

En muchos casos, la población pobre vive de forma precaria, sin defensa alguna contra la adversidad. Los bienes forestales y arbóreos cumplen una importante función de reserva, o red de seguridad, asegurando la subsistencia y proporcionando ingresos en tiempos de malas cosechas, escasez, desempleo u otras dificultades, o para satisfacer necesidades excepcionales. Los alimentos procedentes de los bosques se utilizan para complementar la dieta en determinadas estaciones del año. Algunos alimentos forestales de gran valor energético, como las raíces, tubérculos, rizomas y nueces, son especialmente importantes en situaciones de urgencia provocadas por inundaciones, hambrunas, sequías y guerras.

Una utilización más sostenible de la base de recursos naturales

La utilización sostenible de los recursos naturales es indispensable para conseguir un medio de vida sostenible. Un aprovechamiento más sostenible de los recursos naturales influye directamente en la mejora del capital natural. Toda la población afecta al medio ambiente, pero los pobres tienden a ser el sector más vulnerable a los efectos de la degradación ambiental (PNUMA, NASA y Banco Mundial, 1998, citado en DPDI, 2000).

Es inexacto afirmar que la pobreza impide a la población invertir en el medio ambiente. Muchas experiencias demuestran que cuando existen incentivos, incluso los grupos más pobres pueden movilizar recursos ingentes, particularmente en forma de trabajo. También es falso que la población pobre carece de conocimientos técnicos para la gestión de los recursos. Los pobres poseen un gran acervo de conocimientos técnicos indígenas o locales (Ambler, 1999, citado en DPDI, 2000).

En Panamá, la leña es el único
combustible para cocinar, y es
indispensable para la nutrición y para
la prevención de las
enfermedades

- FAO/18125/M. SISTINI

Un mayor bienestar

Además de ingresos y todo aquello que puede comprarse con el dinero, los bosques proporcionan bienes no materiales que contribuyen a la subsistencia mejorando el capital social y humano. En el sentimiento de bienestar influyen muchos factores, como la autoestima, el sentimiento de control e integración, el estado de salud, el acceso a los servicios y la obtención de derechos políticos. Las iniciativas forestales que propician el acceso a los recursos, el proceso participativo de adopción de decisiones y la equidad contribuyen al bienestar, especialmente de los pobres (véase el recuadro).

RELACIONES ENTRE LA POBLACIÓN Y LOS BOSQUES

Se ha estimado que la cuarta parte de los pobres del mundo dependen directa o indirectamente de los bosques como medio de vida (Banco Mundial, 2000a). La naturaleza de la dependencia varía (Shepherd, Arnold y Bass, 1999), como lo demuestran los siguientes ejemplos.

En los manglares de Sundarabans, en
Bangladesh, las embarcaciones
construidas con madera de los
manglares se utilizan para la pesca
y para el transporte de alimentos y
productos forestales

- FAO/19903/G. GREPIN

Una fuente básica de recursos para garantizar el medio de vida. Las personas que viven en un medio forestal y que practican la caza, la recolección y la agricultura itinerante tienen una gran dependencia de los productos forestales, no sólo para la subsistencia, sino también para obtener ingresos procedentes de los productos forestales. Entre los ingresos procedentes de los bosques hay que señalar también los que se obtienen mediante la venta de cultivos o ganado, para los que son esenciales los nutrientes o el forraje forestales (Shepherd, Arnold y Bass, 1999).

Si bien es cierto que algunas poblaciones de cazadores-recolectores conservan un medio de vida autosuficiente y de subsistencia (Grenand y Grenand, 1996, citado en Byron y Arnold, 1999), la mayor parte de ellas tienen cada vez mayor relación con mercados y productos exteriores. Sin embargo, el nivel de dependencia de los bosques de esas poblaciones sigue siendo elevado y, además, los bosques continúan teniendo para ellos una gran importancia cultural.

Los agricultores que practican un sistema de barbecho sostenible a largo plazo constituyen un grupo más numeroso de personas dependientes de los bosques. No obstante, la penetración de emigrantes en el bosque, las concesiones para la explotación maderera con fines comerciales y la presión de los gobiernos para el asentamiento están forzando un cambio hacia un período de barbecho más corto, el asentamiento y una dependencia menos directa de los bosques.

Los pastores del Sahel africano, aunque a veces no se les incluye en esta categoría, también dependen de los bosques, pues sus animales -camellos, bovinos, ovinos y caprinos- ramonean los árboles en lugar de pastar durante una gran parte del año, particularmente durante la estación seca (Shepherd, Arnold y Bass, 1999).

Cubrir el déficit. Las comunidades recurren a los bosques o los espacios arbolados para conseguir insumos que no se pueden producir en las fincas o que se consiguen más eficientemente con recursos no agrícolas. Los alimentos procedentes del bosque satisfacen las necesidades de aquellos que no producen alimentos suficientes en los campos y huertos y que no pueden adquirirlos en el mercado. La dependencia de los productos forestales para cubrir el déficit y complementar otras fuentes de insumos e ingresos de subsistencia no hará sino aumentar cuando los rendimientos de los cultivos sean escasos y no se pueda disponer de otras fuentes de ingresos.

Cuando existen pocas restricciones de acceso a los bosques, los alimentos de los bosques y los ingresos derivados de los productos forestales son especialmente importantes para los segmentos más pobres de la comunidad. Aunque en muchos casos, los principales usuarios pertenecen al sector más acomodado de una comunidad, que puede dedicar más recursos a la recolección y producción de productos forestales, son por lo general los pobres quienes satisfacen una parte mayor de sus necesidades mediante productos y actividades forestales.

La facilidad de acceso y la proximidad a mercados rurales muy dispersos permiten a grupos muy amplios de población generar algunos ingresos mediante los productos forestales, que, en consecuencia, pueden tener ser fundamentales para quienes no pueden obtener ingresos suficientes de la agricultura o de un empleo asalariado y para quienes carecen de otras opciones.

Debido a la accesibilidad de los recursos, en muchos casos las mujeres dependen más que los hombres de los productos forestales; obtienen de ellos los ingresos necesarios para alimentar y vestir a la familia, así como el combustible para cocinar (Hopkins, Scherr y Gruhn, 1994, citado en Byron y Arnold, 1999). En aquellas culturas en las que las mujeres y las niñas sufren discriminación en la familia en la distribución de los alimentos, la contribución de los productos forestales puede ser trascendental (Shepherd, Arnold y Bass, 1999).

Los elementos básicos de un medio de vida sostenible

En el Proyecto participativo de conservación de las zonas de montaña en Baluchistán, Pakistán (1996-1997), el procedimiento para conseguir la participación de las mujeres rurales se centró en la constitución de grupos o asociaciones de mujeres en las aldeas. La pertenencia a las asociaciones daba acceso al microcrédito para poder llevar a cabo actividades domésticas generadoras de ingresos que fueran compatibles con sus numerosas actividades y les permitieran obtener beneficios en efectivo a fin de mejorar su posición frente a sus esposos y en el seno de la comunidad.

Una vez que las asociaciones de mujeres estuvieron sólidamente establecidas, una organización no gubernamental local creó pequeños centros de información en tres asociaciones, que facilitaron el acceso a material de capacitación sobre cuestiones de actualidad, incluso materiales sobre elecciones y candidatos locales, y patrocinaron reuniones para que las mujeres tuvieran información sobre cuestiones relacionadas con las votaciones. Todas las presidentas de asociaciones con tarjetas de identificación válidas -que habían obtenido con asistencia del personal del proyecto para poder abrir cuentas bancarias de la asociación- fueron a votar, resaltando ante otras mujeres la impor-tancia, no sólo de emitir un voto, sino un voto bien fundado.

Los productos forestales comerciales. En una gran parte del mundo, la mayor parte del empleo que generan las industrias forestales no se registra en el sector estructurado, sino en empresas muy pequeñas, constituidas muchas veces por varios miembros de la familia. Por ejemplo, un estudio realizado en Zimbabwe estimaba que, en 1991, 237 000 de personas trabajaban en pequeñas empresas dedicadas al trabajo y la talla de la madera, a la recolección de leña y a los productos de cañas y gramíneas, mientras que sólo 16 000 estaban empleadas en las industrias forestales (Arnold et al., 1994, citado en Byron y Arnold, 1999).

En los lugares en los que se establecen industrias forestales de mayor tamaño y más modernas, éstas pueden proporcionar empleo asalariado a la población local, que, de esta forma, no depende tanto de actividades más arduas y menos remuneradoras relacionadas con los productos forestales y el cultivo itinerante. Sin embargo, muchos de los puestos de trabajo de la industria forestal deben ser ocupados por personas llegadas de otros lugares, por la cualificación necesaria para desempeñarlos. Además, el empleo en la explotación maderera y la elaboración primaria puede ser poco duradero. Los empleos e ingresos temporales que proporcionan estas industrias han de considerarse junto a la posible perturbación de los sistemas de subsistencia forestales que pueden provocar. Además, en las comunidades que dependen de las industrias forestales, el cierre de industria puede determinar un acusado deterioro de los medios de vida locales (véase el artículo de Danks en este mismo número).

HACIA EL AÑO 2015

La dependencia de los bosques es dinámica: es muy probable que cambie con el paso del tiempo, en particular en los contextos ambiental, económico, cultural y político. Es muy posible que algunas poblaciones o familias no utilicen en la misma medida los bosques o los productos forestales. Otras, en cambio, seguirán necesitando explotar los bosques y, por último, habrá quienes en el futuro dependan todavía más de ellos.

Algunos dejarán de utilizar los bosques

Parece que la tendencia apunta a que quienes dependen totalmente de los bosques tendrán una menor dependencia; el bosque, cada vez más, complementará otras actividades. Quienes actualmente dependen de los bosques para complementar la actividad agrícola y ganadera, el comercio y los salarios, continuarán haciéndolo, aunque la dependencia de determinados productos podrá modificarse en función de la disponibilidad de otros recursos y oportunidades.

Otros seguirán necesitando recurrir a los bosques

Seguirá siendo necesario acceder a los bosques o espacios arbolados y en algunos casos esa necesidad será aún mayor, cuando la reducción del tamaño de las explotaciones o de la productividad agrícola reduzca la autosuficiencia alimentaria, a veces hasta el punto de que la población tendrá que vender productos que antes recolectaba para su propio consumo.

Son los pobres quienes más se benefician de la posibilidad de seguir teniendo acceso a los productos forestales, pero pueden encontrarse con una disminución de los recursos (por factores tales como el crecimiento demográfico o las restricciones de acceso a los recursos) y de la capacidad para explotarlos. Probablemente, se mantendrá el modelo actual en el que quienes se dedican a las actividades relacionadas con los productos forestales son aquellos que no obtienen ingresos suficientes de la agricultura o de un empleo asalariado. Ante las presiones cada vez mayores para cubrir las necesidades de ingresos mediante un empleo asalariado, habrá quizá menos tiempo para aprovechar oportunidades relacionadas con los productos forestales que exigen un gran volumen de trabajo. No obstante, los pobres seguirán necesitando recursos no agrícolas para complementar los ingresos de la agricultura. La función del bosque como reserva en los períodos de dificultades reviste una especial importancia.

Con toda probabilidad, la población pobre seguirá teniendo más dificultades para beneficiarse de las oportunidades relacionadas con la comercialización creciente de productos forestales. Cuando los productos comienzan a tener un atractivo comercial, los pobres no tienen acceso a ellos, pues los controlan los más poderosos, que pueden aprovechar las nuevas oportunidades comerciales.

Del bosque a la explotación agrícola

En muchos lugares, la fuente de procedencia de algunos productos forestales no es ya el bosque, sino la explotación agrícola. Quienes tienen acceso a la tierra y recursos suficientes para trabajarla practican cada vez más la arboricultura en las explotaciones agrícolas (Arnold y Dewees, 1995, citado en Byron y Arnold, 1999).

Como los árboles requieren un menor volumen de mano de obra para establecerlos y mantenerlos que la mayor parte de los cultivos, los cultivos arbóreos se introducen para hacer frente a la escasez creciente de mano de obra agrícola. (En consecuencia, la mejora respecto a la fuerza de trabajo y a otros factores podrían invertir la tendencia.) En otras situaciones, los campesinos pobres se dedican al cultivo de los árboles como un medio poco costoso de mejorar la productividad de la explotación, por ejemplo, estableciendo huertos familiares y fajas de protección y aprovechando la sombra. En ocasiones, esos recursos se pueden crear a partir de árboles del bosque, en lugar de tener que plantarlos, como ocurre en el caso de las explotaciones de caucho y de árboles frutales en Indonesia (Michon y de Foresta, 1995).

Ahora bien, lo cierto es que los árboles cultivados en las explotaciones agrícolas sólo pueden proporcionar algunos de los productos y servicios que antes se obtenían en los bosques y, además, la arboricultura en los campos de cultivo no es una opción viable para las familias que carecen de tierra y para otros sectores desfavorecidos. Estos grupos se ven más afectados por la reducción del acceso a los productos forestales.

AUMENTAR LA CONTRIBUCIÓN DE LOS BOSQUES AL BIENESTAR DE LOS POBRES

«Cuanto mejor comprendemos las características de los bosques de reducir el riesgo y dar mayor seguridad, así como su complementariedad con una gran diversidad de medios de vida rurales, mejor comprendemos la naturaleza fundamental de la necesidad que tiene de ellos la población pobre.»

Shepherd, Arnold y Bass, 1999

La implicación de lo que comúnmente se conoce como la contribución de los bosques a la mejora de la condición de los pobres es que para que tenga una mayor importancia en el futuro es necesario apoyar los siguientes enfoques o intervenciones.

Un enfoque centrado en las personas

En los lugares en los que los bosques siguen teniendo una importancia primordial en los sistemas de subsistencia, los habitantes locales son, o deben ser, los principales interesados. La satisfacción sostenible de sus necesidades ha de ser el objetivo principal de la ordenación y debe reflejarse en los sistemas de control y de tenencia (Peluso y Padoch, 1996). La población debe realizar, o participar en una evaluación detallada de las necesidades, para determinar el conjunto de relaciones entre ella y los bosques que utilizan o gestionan, las limitaciones con las que tropiezan para asegurar su medio de subsistencia y las posibilidades y deseos de introducir cambios (Byron y Arnold, 1999). Por ejemplo, las experiencias de ordenación forestal participativa de Nepal, Gambia y la India demuestran que este planteamiento es posible y eficaz.

La necesidad más acuciante es elaborar un marco normativo y jurídico que legitime la participación de los grupos de usuarios desfavorecidos en la gestión conjunta de los recursos y que prevea mecanismos para ponerlo en práctica. Cuando la capacidad de control y gestión de la población local es insuficiente o ha resultado erosionada, se necesitará ayuda externa a fin de fortalecer y controlar los mecanismos existentes para compartir y gestionar los recursos. Las intervenciones deben prestar atención a las consideraciones de equidad entre los grupos de interesados (véase el artículo de Malla en este mismo número), al fortalecimiento del capital social y la reducción de las fuentes de conflicto y, al mismo tiempo, a reducir al mínimo los costos de transacción para los grupos de usuarios.

Un acceso seguro a los recursos forestales

Allí donde los productos forestales tienen importancia como complemento y red de seguridad, se debe garantizar a los usuarios la seguridad del acceso a los recursos (Byron y Arnold, 1999)).

Cuando las prácticas y sistemas comunitarios de ordenación y control de los bosques funcionan adecuadamente, se deben arbitrar políticas que reconozcan estos derechos locales y dar apoyo legal y reglamentario para protegerlos (Byron y Arnold, 1999). Los sistemas de propiedad comunitaria no equivalen al acceso abierto. Un recurso comunitario gestionado adecuadamente puede ser considerado como una propiedad privada compartida, limitada a los miembros de un grupo de usuarios.
A menudo, los factores que ocasionan el fracaso de un régimen de propiedad común también provocarían la degradación de los recursos si fueran gestionados por el Estado (Shepherd, Arnold y Bass, 1999).

Al no poder controlar eficazmente la situación en las zonas forestales, muchos gobiernos han adoptado políticas y reglamentos forestales y ambientales que, lejos de estimular la producción y venta de productos forestales, sólo sirven para limitarlas. Entre las medidas adoptadas hay que mencionar las restricciones a la explotación y comercio privados de productos madereros y la exigencia de vender otros productos forestales a las juntas estatales de comercialización (por ejemplo, en algunas zonas de la India). Si no se eliminan esas restricciones, la población carecerá de incentivos para comprometerse en la ordenación forestal sostenible (Dewes y Scherr, 1996, citado en Arnold, 1998).

Los efectos de la prohibición
de acceso a los bosques sobre
los pobres

En 1990, el Gobierno de Tailandia prohibió el acceso a un bosque con miras a su conservación. Esta decisión tuvo efectos importantes sobre el acceso de la población a los alimentos, dado que los habitantes de la zona utilizaban el bosque tanto de forma directa, para la recolección de elementos, como indirectamente, como fuente de ingresos. Los más vulnerables ante el aumento de la inseguridad alimentaria determinada por la prohibición eran las familias en situación de extrema pobreza cuya producción de arroz era insuficiente durante al menos diez meses al año. Estas familias carecían de tierra y animales y dependían, para su sustento, de su trabajo de jornaleros. Los proyectos de generación de ingresos se centraban en la cría de animales, y por consiguiente no bene-ficiaban a este tipo de familias.

Fuente: Kunanattanapruk, Chokkianapitanak y Saowakontha, 1995.

Incentivos para la plantación y explotación de árboles

En los lugares en los que los productos forestales tienen gran importancia, pero se obtienen más eficazmente en lugares situados fuera del bosque, la política forestal debería orientarse a apoyar la actividad agroforestal. Aunque es cierto que hasta el momento la concesión de incentivos para la plantación de árboles ha sido la principal forma de intervención, es más fácil aumentar los ingresos procedentes de la arboricultura facilitando a los productores el acceso a los mercados. Es necesario dar prioridad a la reforma de un conjunto de políticas y prácticas que distorsionan el mercado y deprimen los precios de los productos forestales o arbóreos. Las limitaciones más comunes son la falta de información sobre el mercado, el funcionamiento deficiente de los sistemas de comercialización de los pequeños productores, los bajos precios de los combustibles de madera debido a las subvenciones concedidas a otros tipos de combustibles, y la competencia que suponen los productos subvencionados procedentes de los bosques y plantaciones estatales. Existe el riesgo de que, al obstaculizar el acceso de los agricultores a los mercados de productos arbóreos, los gobiernos impidan la transición de la economía de subsistencia a la economía de mercado (Dewes y Scherr, 1996, citado en Arnold, 1998).

Los mercados internos de productos
forestales, como los que se observan
en este mercado de Ouagadougou,
en Burkina Faso, pueden suponer una
oportunidad estable de
desarrollo

- Dependencia de Silvicultura Comunitaria
de la FAO/000136/R. FAIDUTTI

Ofrecer mayores oportunidades

Los estudios sobre las pequeñas empresas demuestran que las actividades relacionadas con los productos forestales son una de las tres principales fuentes de empleo en la manufactura y comercialización en las zonas rurales (Fisseha, 1987). La población rural pobre, especialmente la que carece de tierra y depende de los sistemas de propiedad común, necesita recibir ayuda para aprovechar las oportunidades que pueden surgir en esas zonas. Los productores actuales y potenciales necesitarán acceso al crédito, capacitación técnica y servicios de comercialización. Sin embargo, las necesidades y oportunidades difieren en función del grupo de que se trate. Los nuevos competidores impulsados por elementos relacionados con la oferta, es decir, aquellos que buscan poder realizar actividades que garanticen su medio de vida, no tienen las mismas necesidades que quienes responden a las oportunidades del mercado (Arnold, 1998).

En el caso de algunos productos, los mercados son amplios, diversificados y estables, mientras que en otros, los mercados son inestables o la demanda es estacional y está sujeta a importantes fluctuaciones de precios. Algunos productos destinados a mercados industriales, como el aceite de babasú en la Amazonia, pueden experimentar cambios por lo que respecta a las necesidades del mercado y el suministro de fuentes domesticadas o sintéticas (May et al., 1985, citado en Byron y Arnold, 1999).

No se debe impulsar la expansión de los productos sin prestar atención a su ordenación, pues ello puede conducir al agotamiento de la materia prima, como ha ocurrido, por ejemplo, en el caso de la cestería en Botswana (Terry, 1984, citado en Arnold, 1998). Para que el medio de vida sea sostenible, es necesario que la base de recursos se explote de manera sostenible. Es por ende necesario apoyar los sistemas de evaluación y seguimiento participativos de los recursos forestales.

Los mercados nacionales de productos forestales pueden ofrecer una vía estable hacia el desarrollo. La importancia del componente de las actividades de productos forestales en el sector rural refleja la importancia de los mercados rurales de estos productos. Cuando las infraestructuras de transporte son deficientes, es mejor suministrar estos productos a nivel local (FAO, 1987). Actualmente, se comercializan cada vez más muchos productos, como la leña y los frutos forestales, que antes no se vendían en las zonas rurales. Sin embargo, el crecimiento de esta actividad suele estar relacionado con la expansión de la demanda urbana. Se considera que los productos forestales obtenidos localmente son de calidad inferior y su consumo disminuye a medida que aumenta el nivel de ingresos. Por ejemplo, los productos alimenticios procedentes del bosque son sustituidos por productos adquiridos, y puede aumentar la competencia de los productos elaborados en las fábricas cuando la mejora de la infraestructura de transporte permite que lleguen a las zonas rurales productos procedentes de otras partes.

Nuevas opciones

Los recursos forestales pueden contribuir a conseguir un medio de vida sostenible y reducir la pobreza, pero las metas que es posible conseguir deben ser consi-deradas con realismo. A corto plazo, es posible que sean muchos los que deban resignarse a obtener un rendimiento mínimo de las actividades relacionadas con los productos forestales. Es necesario concebir nuevas opciones, muy probable-mente al margen de la actividad forestal, para ayudar a la población a renunciar a las actividades que tienen cada vez menos importancia y que sólo pueden ofrecer un medio de vida marginal no sostenible. Prestar apoyo a ese tipo de actividades cuando han surgido otras alternativas menos dificultosas y que rinden mayores beneficios podría impedir que se adoptaran sistemas de subsistencia más adecuados. El desafío consistirá en ayudar a la población a emprender actividades más remuneradoras, en lugar de intentar aumentar la productividad de las actividades forestales que tienen perspectivas poco favorables. Las actividades alternativas deberán presentar realmente mejores perspectivas de crecimiento futuro.

«Algunos de aquellos que están comenzando a superar los niveles mínimos de subsistencia, a medida que aparecen nuevas alternativas y ven aumentar sus ingresos, seguirán necesitando de los bosques como una reserva en la que apoyarse temporalmente en los momentos de dificultades. Probablemente, uno de los mayores desafíos consistirá en aprender a manejar los bosques con fines de crecimiento y como red de seguridad.»

Byron y Arnold, 1999

Bibliografía


1 Este artículo se basa en varios estudios sobre
el tema publicados recientemente: Shepherd, Arnold y Bass, 1999; Byron y Arnold,1999; Arnold,1998.

 2 La sección que sigue se basa en buena medida en el estudio de Shepherd, Arnold y Bass, 1999.

 3 Aunque en este artículo se utiliza la definición del Departamento para el Desarrollo Internacional (DPDI), hay que señalar que otros organismos como CARE, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Oxfam y la FAO utilizan enfoques similares.

 4 El contenido de esta sección se basa en gran medida en el estudio de Arnold y Byron, 1999.


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