Sección 2
Dirección de la asociación
Las AGPA que funcionan bien atienden a los intereses de todos sus miembros y no sólo a los de sus líderes. ¿De qué modo los miembros pueden asegurar que sus líderes tengan siempre presente este principio? La mejor manera es hacer que los representantes de los grupos y los funcionarios de las AGPA sean responsables frente a sus propios grupos y al conjunto popular de todos los miembros.
A medida que una AGPA madure, a veces la comunicación entre los líderes y los miembros podrá volverse insuficiente. Es posible que los líderes de la AGPA elegidos empiecen a proteger sus intereses personales en lugar de los intereses de los miembros que los han elegido. Si esto se verifica, los grupos correrán el riesgo de perder el control de su propia asociación. ¿Cómo se puede evitar que esto ocurra?
Hay varios modos de promover la adopción de un "sistema de rendición de cuentas de abajo hacia arriba":
"SI NO NOS PUEDEN DIRIGIR COMO QUEREMOS, VAMOS A BUSCAR A ALGUNA OTRA PERSONA..."
La mejor manera de estar seguros de que los líderes hagan su trabajo de la debida manera es asegurar una participación activa de los miembros de la AGPA en la adopción de decisiones, a todos los niveles de la asociación: dentro de la Asamblea General de los Miembros, la Junta y el Equipo de Gestión, así como dentro de los comités especiales, de haber alguno.
Sin embargo, hay varios problemas que pueden reducir la participación de los miembros en el proceso de toma de decisiones integrupal. Un promotor intergrupal (PI) debe aprender a identificar y abordar estos problemas comunes. De esta manera, podrá ayudar a los grupos a mejorar su proceso de adopción de decisiones y llegar a ser órganos autosuficientes y eficaces.
Uno de los principales problemas es la duración de las reuniones. Cuando una reunión dura demasiado los miembros se sienten frustrados e impacientes y están demasiado cansados o distraídos para concentrarse en la reunión. Si las reuniones son siempre excesivamente largas, es posible que los miembros empiecen a llegar tarde o ni siquiera participen. Por esto, reuniones largas pueden reducir la productividad de la AGPA al retrasar la toma de decisiones o al llevar a que se tomen decisiones desacertadas. Una reunión demasiado larga también puede llevar a que la AGPA sea menos democrática dado que los miembros que tienen más resistencia pueden llegar a dominar a los que se cansan antes.
SÓLO A LAS PERSONAS MUY LOCUACES LES GUSTAN LAS REUNIONES LARGAS
Hay muchos métodos para mantener las reuniones dentro de límites temporales aceptables, entre los cuales los siguientes:
El hecho de que todos los miembros participen y se comprometan en igual medida es de vital importancia para que sobreviva todo órgano de fomento de grupos de pequeños agricultores. El hecho de multar a los miembros por no abonar sus cuotas puede asegurar la igualdad de las contribuciones financieras, pero no hay ninguna manera sencilla de alentar a todos los miembros a que inviertan la misma energía en todas las actividades de la AGPA.
Cuando las diferencias en la participación de los grupos asociados se vuelven extremas, es posible que surjan muchos inconvenientes, como por ejemplo que los grupos más activos empiecen a dominar las reuniones, o que los conocimientos y la energía de estos miembros intimiden a los demás. Los miembros que participan menos activamente podrían empezar entonces a resentirse y a tenerle envidia o miedo a quien participa más plenamente.
A veces estas disparidades en la participación de los miembros se deben a la apatía de algunos grupos. Sin embargo, en otros casos pueden estar causadas por uno o dos miembros que se entrometen demasiado en la gestión de la AGPA o que tratan simplemente de dominar. Los miembros de la asociación deben determinar los niveles mínimo y máximo de participación y el modo de promover un equilibrio adecuado. Por ejemplo, los menos activos podrían intensificar su participación si se les asignaran tareas y responsabilidades más claras y específicas. En cuanto a los que participan en medida excesiva, tal vez sea necesario distribuir las tareas entre los grupos de manera más uniforme, o bien establecer nuevas normas en el ámbito de la asociación de modo que haya una rotación más frecuente en la asignación de las tareas.
Cada cultura tiene una idea peculiar de lo que es un conflicto. En algunas culturas las disputas tienen un marcado carácter emocional, en otras se aprecian más las manifestaciones contenidas de cortesía y enojo que cualquier otra forma de desacuerdo patente. De todos modos, siempre surgirán conflictos. Lo importante es establecer una distinción entre los conflictos productivos y los improductivos.
Los conflictos productivos son los que ayudan a la AGPA a hacer frente a problemas difíciles y a encontrar una solución. Los improductivos son los que sólo causan confusión, decisiones equivocadas, sentimientos heridos, cólera y posiblemente violencia, y pueden provocar el desmembramiento de la asociación.
"¿CÓMO PODEMOS LLEGAR A UN ACUERDO QUE SATISFAGA AL MISMO TIEMPO A LA PERSONA INDIVIDUAL Y A LA AGPA?"
La mejor manera de evitar un conflicto improductivo consiste en impedir que se produzca. Para ello debe alentarse a los líderes y miembros de la AGPA a que dediquen parte de su tiempo al establecimiento de relaciones de amistad y de cooperación intergrupales.
Si surgen conflictos, la reacción del PI y los miembros puede depender de las normas y costumbres locales. En algunas sociedades es útil examinar abiertamente el conflicto, pero en otros contextos la solución de un conflicto puede lograrse sólo fuera de las reuniones ordinarias de la AGPA, ya sea en una ceremonia oficial o bien en un debate privado.
En la mayor parte de las AGPA habrá distintos niveles de alfabetización y capacidades de comunicación. Algunos miembros sabrán leer mejor que otros, mientras otros serán más hábiles en hablar en público, persuadir a los demás, escuchar y reflexionar durante las reuniones.
En caso de que sólo algunos de los miembros y líderes de la AGPA sepan leer y escribir y tengan experiencia en debates de grupo, es posible que éstos tiendan a dominar los debates, retener información importante o inducir a otros miembros a abandonar el grupo.
La mejor solución es contribuir a mejorar la alfabetización y las capacidades de comunicación de los miembros menos cualificados de la AGPA. Algunos de ellos tal vez no tengan el tiempo o la disposición para aprender a leer y escribir, pero podrán mejorar sus capacidades para hablar, escuchar y reflexionar durante las reuniones. Otra sugerencia es la de alentar a los miembros más cualificados de la AGPA a dar el buen ejemplo, impartir la instrucción necesaria y, sobre todo, tranquilizar y alentar a los otros miembros.
Cuando todos los miembros de la AGPA desarrollen sus aptitudes, la asociación tomará mejores decisiones y celebrará reuniones más fructíferas. Las capacidades de comunicación también pueden beneficiar a la AGPA en la aldea y el mercado, donde la presencia de un orador persuasivo ayuda a vender y obtener descuentos. Dado que al participar en las reuniones y al hablar con la gente todos los miembros de la AGPA adquieren nuevas aptitudes, van a sacar provecho todos y cada uno de ellos.
Aunque pertenezcan a la misma cultura, es posible que los miembros de la AGPA tengan diferentes modos de comunicar. Esto es aún más cierto cuando entre ellos hay hombres y mujeres, ya que algunas personas serán amables y tímidas mientras que otras quizá estarán acostumbradas a interrumpir el debate y hablar en voz alta.
Cuando los miembros de la asociación utilizan distintos estilos de comunicación, hay frecuentes malentendidos. Lo que a algunos parecerá una sugerencia a otros sonará como una orden. Una persona podrá interpretar el silencio de otra como consenso, mientras que de hecho ese silencio tal vez derive de la cólera y el desacuerdo.
A causa de las diferencias de estilo, es posible que las reuniones resulten poco democráticas en el sentido de que los miembros que interrumpen a los demás, toman la palabra directamente o se expresan con rapidez, a menudo dominarán a aquellos otros miembros que tienen una aptitud más reservada, prudente y reflexiva. Por consiguiente, tal vez los miembros que tengan la personalidad más fuerte sean quienes al final se beneficiarán en mayor medida de las decisiones de la AGPA .
El PI debe señalar a los miembros la importancia de permitir que durante las reuniones todos tengan las mismas oportunidades de tomar la palabra. En definitiva, para que las actividades de la asociación den buenos resultados deben comprometerse todos los miembros, no sólo los más locuaces. Así pues, la función del presidente de una reunión es análoga a la de un juez de campo en un partido de fútbol: asegurar que se juegue correcta y lealmente. Si no se juega correcta y lealmente, los miembros en su conjunto encontrarán a otro árbitro más capaz.
A veces uno o dos miembros de la AGPA tienen mucho más poder que los otros miembros, como por ejemplo en los casos siguientes:
CUANDO LAS DIFERENCIAS DE PODER SON EXTREMAS, RESULTA DIFÍCIL PARA LA AGPA TOMAR DECISIONES DEMOCRÁTICAS
Es posible que los miembros de mayor peso influyan demasiado en las decisiones de la AGPA o intimiden a los que se sienten inferiores. Las diferencias de poder también pueden llevar a que se tomen decisiones erróneas, dado que los miembros menos pudientes pueden estar poco dispuestos a plantear cuestiones importantes o a hacer sugerencias por miedo a las reacciones de los más influyentes.
Es por esto que normalmente conviene establecer una AGPA que esté constituida por grupos cuyos miembros individuales tengan intereses similares y un nivel aproximadamente igual de ingresos y condición social.
Sin embargo, diferencias de poder peligrosas pueden surgir también cuando la asociación ya se ha establecido. En este caso es posible que el miembro más poderoso se haga cargo de demasiadas responsabilidades de la asociación. Para solucionar este problema, el PI y los miembros deben alentar al líder a distribuir las tareas de manera más equilibrada. A veces puede ser que también el miembro más influyente quiera de hecho un cambio de este tipo pero no confíe en que los demás miembros hagan su parte de trabajo. Con frecuencia la mejor solución consiste en redistribuir todas las tareas de la AGPA una a la vez, recuperando lentamente la confianza y estableciendo nuevos hábitos intergrupales.
El PI también puede ayudar a los miembros de la asociación a entender la diferencia entre criticar a una persona y criticar sus ideas, y explicarles en qué modo una crítica dirigida a la persona es muy diferente de una crítica constructiva de las ideas de una persona. Cada miembro de la AGPA, desde el más poderoso hasta el menos influyente, debe estar dispuesto a dejar que los otros estén en desacuerdo con la información y las sugerencias que facilita durante las reuniones.
Una AGPA que funciona bien mantiene registros escritos cuidadosos y detallados en libros encuadernados. Los registros pueden consistir en informes escritos sobre lo que se ha dicho y decidido en las reuniones de la AGPA. También pueden incluir datos sobre las transacciones financieras, tales como contribuciones financieras de los miembros, insumos comprados, productos comercializados, deudas por pagar, dinero que se debe a la asociación o ingresos y gastos. El hecho de que una AGPA no consiga mantener registros puede plantear muchos problemas porque resulta más difícil para los miembros recordar qué temas se han debatido, qué se ha decidido y cómo se han aplicado las decisiones adoptadas.
La memoria integrupal puede mejorarse leyendo y examinando periódicamente los registros de la AGPA. Cada vez que ésta se reúne, el Secretario resume brevemente lo que ha pasado en la reunión anterior. Cada dos o tres meses, la asociación puede volver a examinar sus decisiones más importantes y reflexionar sobre los errores y éxitos pasados. Para señalar cada acontecimiento importante en la historia del grupo puede utilizarse un símbolo que se trazará en la pizarra o el registro.