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APÉNDICE IV: RESPUESTAS DE LA CONSULTA DE EXPERTOS FAO/OMS DE 2000 SOBRE ALIMENTOS OBTENIDOS POR MEDIOS BIOTECNOLÓGICOS A LAS PREGUNTAS PLANTEADAS POR EL GRUPO DE ACCIÓN INTERGUBERNAMENTAL ESPECIAL DEL CODEX[37]

1)¿QUÉ PRINCIPIOS CIENTÍFICOS DOMINANTES DEBEN APLICARSE EN LA EVALUACIÓN DE LA INOCUIDAD Y DE LOS ASPECTOS NUTRICIONALES?

La experiencia adquirida en todo el mundo ha llevado la determinación de varios principios científicos comunes que se aplican actualmente en la evaluación nutricional y de la inocuidad.

El actual suministro de alimentos tiene una larga historia de uso sin riesgo, aunque algunos alimentos no son inocuos para algunos individuos y muchos alimentos contienen sustancias que plantearían problemas de salud si sus concentraciones superasen los niveles aceptados. La mayoría de los alimentos obtenidos mediante técnicas de ADN recombinante proceden de cultivos tradicionales que por lo general han sido modificados para exhibir uno o varios caracteres bien definidos. El conocimiento y la experiencia adquiridos en el uso de cultivos tradicionales es un componente importante en la evaluación de la inocuidad de alimentos derivados de esas plantas.

La evaluación de la inocuidad de alimentos enteros y muchos ingredientes complejos de los alimentos exige utilizar un método diferente de la estrategia empleada para evaluar la inocuidad de sustancias químicas únicas y bien definidas, como aditivos alimentarios, plaguicidas y contaminantes. En los alimentos enteros se procede caso por caso, basándose en una evaluación de datos e información multidisciplinarios que se obtienen, cuando proceda, aunque no exclusivamente, de las propiedades agronómicas, genéticas, de biología molecular, nutricionales, toxicológicas y químicas. Las pruebas toxicológicas en animales no se utilizan de forma sistemática, pero si se consideran necesarias a tenor de una evaluación de los datos y la información disponibles, deben estar diseñadas para abordar cuestiones particulares.

Las siguientes cuestiones son algunos de los puntos principales que se examinan en la evaluación: el nuevo gen, la nueva proteína y otros componentes del alimento, teniendo en cuenta tanto los cambios intencionados como los cambios fortuitos en el alimento, y los pasos para reducir la probabilidad de que aparezcan efectos adversos e imprevistos . En casos particulares, pueden evaluarse otros efectos (como la resistencia a antibióticos).

Los alimentos genéticamente modificados y los alimentos convencionales tienen en común muchas características y, en muchos casos, el nuevo alimento o ingrediente alimentario será equivalente desde el punto de vista nutricional a su homólogo convencional.

A los métodos analíticos que se aplican tradicionalmente en la evaluación de constituyentes alimentarios, como el contenido total de proteína, grasas, cenizas, fibra y micronutrientes, puede ser necesario sumar otros análisis utilizando métodos de obtención de perfiles para determinar efectos imprevistos y perfiles de nutrientes alterados que pueden repercutir en la ingesta alimentaria y la salud.

Dado el potencial de cambios importantes en las concentraciones de nutrientes, de interacciones con otros nutrientes y de efectos imprevistos, en algunos casos puede ser necesario realizar pruebas de alimentación en animales para determinar qué resultados se derivan de los cambios en los perfiles de nutrientes y la biodisponibilidad de éstos. Las modificaciones nutricionales que se encuentren dentro de los intervalos normales de variación de nutrientes pueden exigir una evaluación menos amplia que los que se encuentran fuera de los intervalos normales.

Deben obtenerse datos e información de cantidad y calidad suficientes para poderlos someter a una revisión científica por homólogos. La evaluación de la inocuidad está concebida para identificar información sobre la naturaleza y la gravedad de cualquier posible riesgo, con el fin de definir métodos de gestión apropiados.

En conclusión, la evaluación de la inocuidad de alimentos e ingredientes alimentarios obtenidos mediante técnicas de ADN recombinante no exige nuevos principios científicos o tecnología. Para la evaluación de la inocuidad y la comestibilidad de los alimentos genéticamente modificados deben aplicarse principios análogos a los que se aplican a los alimentos convencionales. Atendiendo a las características de las modificaciones genéticas, se evalúan aspectos nutricionales y de inocuidad particulares.

2) ¿CUÁLES SON EL PAPEL Y LAS LIMITACIONES DE LA EQUIVALENCIA SUSTANCIAL EN LA EVALUACIÓN DE LA INOCUIDAD Y LOS ASPECTOS NUTRICIONALES? ¿EXISTEN ESTRATEGIAS DISTINTAS DE LA EQUIVALENCIA SUSTANCIAL QUE DEBAN UTILIZARSE PARA ESA EVALUACIÓN?

El concepto de equivalencia sustancial está bien establecido como componente importante de la evaluación de la inocuidad y se ha explicado en detalle en varios informes internacionales. Se basa en la idea de que un organismo existente (vegetal) utilizado como alimento o fuente de alimento puede servir como base de comparación cuando se evalúa la inocuidad para el consumo humano de un alimento o componente alimentario que ha sido modificado o es nuevo. Existe un amplio consenso respecto de que el concepto de equivalencia sustancial resulta valioso para la evaluación de la inocuidad.

La aplicación del concepto de equivalencia sustancial puede llevar a la determinación de similitudes y diferencias definidas en el alimento y los ingredientes del alimento. La evaluación ulterior de la inocuidad se centrará en determinar la inocuidad de las diferencias en el nuevo producto de forma que la inocuidad del alimento o el ingrediente alimentario pueda determinarse en relación con el comparador. La evaluación de la inocuidad llevada a cabo de esta forma no ofrece una garantía absoluta de inocuidad del nuevo producto.

Otro aspecto del concepto de equivalencia sustancial es que sólo puede aplicarse cuando existe un comparador apropiado. Para ello es necesario que existan o puedan generarse datos suficientes respecto del comparador. Cuando no existe comparador, la equivalencia sustancial no puede utilizarse para evaluar la inocuidad. En ese caso se precisan pruebas de la inocuidad basadas en las propiedades del alimento de que se trate.

Las estrategias actuales para evaluar la inocuidad de los alimentos derivados de vegetales genéticamente modificados se consideran apropiadas. Por el momento no existen otras estrategias que puedan ofrecer mejores garantías respecto de la inocuidad de los alimentos genéticamente modificados que el uso apropiado del concepto de equivalencia sustancial. No obstante, cabría mejorar algunos aspectos de los pasos del proceso de evaluación de la inocuidad para dar cabida a las novedades que vayan surgiendo en la tecnología de modificación genética. Ciertos métodos, como las técnicas de obtención de perfiles, permiten realizar una comparación analítica más detallada, pero sería necesario intensificar sobremanera la labor de desarrollo antes de poder validarlos.

3) ¿QUÉ CRITERIO CIENTÍFICO PUEDE UTILIZARSE PARA VIGILAR Y ESTIMAR LOS POSIBLES EFECTOS A LARGO PLAZO EN LA SALUD O LOS EFECTOS ADVERSOS FORTUITOS/INESPERADOS?

La Consulta consideró que las metodologías para la evaluación de la inocuidad expuestas en el informe son suficientes para detectar y evaluar cualquier posible efecto a largo plazo de los alimentos genéticamente modificados.

La Consulta examinó la cuestión de los efectos a largo plazo del consumo de alimentos genéticamente modificados y señaló que se sabe muy poco acerca de los potenciales efectos a largo plazo de cualquier alimento. En muchos casos, esto se complica además por la amplia variabilidad genética de la población, que hace que algunos individuos tengan mayor predisposición a padecer efectos relacionados con los alimentos.

En este contexto, la Consulta reconoció que en el caso de los alimentos genéticamente modificados, la evaluación de la inocuidad previa a la comercialización ya ofrece garantías de que el alimento es tan inocuo como su homólogo convencional. Por consiguiente, se consideró que sería sumamente improbable que los efectos a largo plazo puedan atribuirse específicamente a los alimentos genéticamente modificados.

Un aspecto importante de la evaluación de la inocuidad es el examen de la naturaleza del producto génico introducido. Cuando no hay antecedentes de consumo del producto génico introducido o del alimento, probablemente lo más indicado será un estudio a 90 días. Si ese estudio da pruebas que sugieran posibles efectos a largo plazo, por ejemplo indicios de proliferación celular, sería necesario realizar nuevos estudios a largo plazo en caso de que vaya a proseguir el desarrollo del producto.

La Consulta consideró que la vigilancia para establecer vínculos entre la dieta y la enfermedad es aconsejable. No obstante, muchos efectos crónicos en la salud se deben a múltiples factores y se reconoció que era poco probable que los estudios epidemiológicos de observación pudiesen distinguir los efectos de ese tipo en un contexto de efectos nocivos de los alimentos convencionales. Los estudios experimentales, como los ensayos controlados aleatorizados debidamente diseñados y efectuados, podrían utilizarse para investigar los efectos a medio y largo plazo de cualquier alimento, incluidos los genéticamente modificados. Esos estudios podrían ofrecer nuevas pruebas de la inocuidad para el ser humano, pero serían difíciles de realizar. A ese respecto, también es importante tener presente la amplia variación de la dieta de un día para otro y de un año para otro.

Los mismos problemas se aplican a la detección de efectos potencialmente beneficiosos para la salud a largo plazo. Sin embargo, se reconoció que se están desarrollando alimentos genéticamente modificados para producir efectos nutricionales destinados a su uso en países desarrollados y en desarrollo. En esos casos, un cambio en las concentraciones de nutrientes de una especie vegetal cultivada en particular puede influir en la ingesta global; sería importante vigilar los cambios en las concentraciones de nutrientes en esos alimentos y evaluar su efecto potencial en el estado nutricional y de salud.

La aparición potencial de efectos fortuitos no es exclusiva de la aplicación de técnicas de ADN recombinante, sino que se trata de un fenómeno inherente y general en la mejora genética convencional. Uno de los métodos para hacer frente a ese problema es seleccionar y rechazar en una fase temprana las plantas que presenten parámetros fenotípicos y agronómicos poco habituales o desventajosos. La práctica del retrocruzamiento consecutivo también es uno de los procedimientos más frecuentes para eliminar efectos fortuitos. Sólo en casos raros se ven acompañados esos métodos por la detección analítica de constituyentes definidos.

Los efectos fortuitos debidos a la modificación genética pueden subdividirse en dos grupos: los que son “predecibles”, en razón de las conexiones metabólicas con el efecto buscado o el conocimiento del lugar de inserción, y los que son “inesperados”. Dada la mayor precisión de la modificación genética en comparación con los métodos convencionales, puede resultar más fácil predecir las vías que tienen probabilidades de resultar afectadas por efectos fortuitos.

El comparador ideal para detectar efectos fortuitos debería ser la línea parental isogénica próxima cultivada en condiciones idénticas. En la práctica esto no siempre es factible, en cuyo caso debe escogerse una línea lo más próxima posible. Debe tenerse en cuenta la variación natural resultante cuando se evalúe la significación estadística del efecto fortuito.

Cuando se observen diferencias fortuitas estadísticamente significativas, es preciso evaluar su significación biológica. A ello puede contribuir el conocimiento de los mecanismos que conducen a los cambios. A fin de evaluar la pertinencia biológica y de inocuidad de un efecto fortuito, los datos sobre el vegetal genéticamente modificado deben compararse con los datos sobre otras variedades convencionales y con los datos publicados. Si las diferencias superan las variaciones naturales presentes en los cultivos alimentarios tradicionales, se necesitan nuevas evaluaciones.

Los métodos actuales para evaluar posibles efectos fortuitos se basan parcialmente en un análisis de componentes específicos (método dirigido). A fin de aumentar la probabilidad de detectar efectos fortuitos, las técnicas de obtención de perfiles se consideran alternativas útiles (método no dirigido). Esas técnicas se utilizan en diferentes niveles, en estudios del genoma, el proteoma y el metaboloma.

En el futuro, es probable que las modificaciones genéticas de vegetales sean más complejas, quizá con transferencias múltiples entre especies, con lo que las probabilidades de efectos fortuitos pueden ser mayores. En esos casos, las técnicas de obtención de perfiles pueden contribuir a detectar diferencias de forma más amplia que el análisis químico dirigido, aunque aún no están plenamente desarrolladas y tienen ciertas limitaciones. Una vez detectadas las diferencias mediante esas técnicas, aún habrá que examinar los efectos de esas repercusiones en la inocuidad.

4) ¿QUÉ CRITERIO CIENTÍFICO PUEDE UTILIZARSE PARA ESTIMAR EL POTENCIAL ALERGÉNICO?

La evaluación de la alergenicidad potencial debe realizarse en todos los alimentos genéticamente modificados. En la evaluación, las nuevas proteínas que codifica el gen insertado deben ser el objeto de la investigación en la mayoría de los casos.

En todos los casos debe efectuarse una evaluación de la alergenicidad potencial del alimento genéticamente modificado. Esa evaluación también debe incluir el posible aumento de la alergenicidad inherente del alimento vegetal huésped, sólo cuando el efecto previsto de la modificación genética entrañe una alteración significativa del contenido de proteínas del producto alimentario derivado de la planta huésped.

En la evaluación de la alergenicidad potencial de las nuevas proteínas debe aplicarse una estrategia basada en un árbol de decisiones. Cuando el gen transferido se obtenga de una fuente con antecedentes conocidos de alergenicidad, la evaluación debe centrarse inicialmente en la reactividad inmunoquímica de la proteína recién introducida con IgE del suero sanguíneo de individuos con alergias conocidas a la fuente del material genético transferido. Cuando sea necesario (en los casos en que no se obtengan pruebas de la reactividad inmunoquímica), deben realizarse pruebas cutáneas con extractos de la nueva proteína y pruebas anónimas de exposición oral al alimento genéticamente modificado en individuos con alergias conocidas a la fuente del material genético transferido, para confirmar que la nueva proteína no es alergénica. Esa serie de pruebas ofrece datos suficientes en cuanto a la alergenicidad (o la ausencia de ésta) de las nuevas proteínas expresadas por genes obtenidos de fuentes alergénicas conocidas.

El método del árbol de decisiones debe apoyarse en diversos criterios utilizados en combinación, ya que ninguno de ellos por sí solo resulta suficientemente predictivo. Los criterios actuales incluyen la homología de secuencias de la proteína recién introducida y de alérgenos conocidos, la reactividad inmunoquímica de la proteína recién introducida con IgE del suero sanguíneo de individuos alérgicos apropiados cuando se encuentre homología de secuencias, y la estabilidad de la nueva proteína frente a la digestión en modelos de sistemas gástricos e intestinales. La Consulta sugiere que podría resultar útil la incorporación de dos criterios más al método del árbol de decisiones cuando no se sabe que el material genético es alergénico. Esos criterios serían el nivel y el lugar de expresión de la nueva proteína y las propiedades funcionales de la nueva proteína. Utilizados en combinación, esos criterios proporcionan pruebas razonables de que la nueva proteína no es alergénica, no presenta reacciones cruzadas con alérgenos conocidos y su potencial para convertirse en un alérgeno alimentario es limitado. No obstante, la elaboración de más criterios aumentaría la confianza en el método del árbol de decisiones. En particular, la Consulta propuso que prosiguieran las investigaciones sobre el desarrollo de modelos animales bien validados para evaluar la alergenicidad potencial de las nuevas proteínas de alimentos genéticamente modificados. La Consulta también sugirió que se hicieran nuevas investigaciones para encontrar proteínas alergénicas en los alimentos y determinar sus secuencias de aminoácidos.

5) ¿QUÉ CRITERIO CIENTÍFICO PUEDE UTILIZARSE PARA ESTIMAR LOS POSIBLES RIESGOS DERIVADOS DEL USO DE GENES MARCADORES DE LA RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS EN VEGETALES Y MICROORGANISMOS?

En vegetales genéticamente modificados, el producto de un gen de la resistencia a antibióticos debe ser sometido a las evaluaciones habituales de la inocuidad que se realizarían en cualquier otro producto de genes introducidos. Por consiguiente, el producto del gen de la resistencia a antibióticos debe ser evaluado para determinar su toxicidad y alergenicidad potencial.

Cuando los genes marcadores de la resistencia a antibióticos están presentes en vegetales o microorganismos, es preciso tener en cuenta la posibilidad de que esos genes se transfieran a microorganismos patógenos y las posibles repercusiones clínicas. La posibilidad de transferencia horizontal de genes desde vegetales y productos vegetales consumidos como alimentos a microorganismos del intestino o células humanas se considera remota, pero no puede rechazarse por completo. La consideración más importante en relación con la transferencia horizontal de genes es la consecuencia de que un gen se transfiera y se exprese en las células transformadas. Un ejemplo importante es la transferencia de genes de la resistencia antimicrobiana, en caso de que se produjera, de alimentos genéticamente modificados a microorganismos del intestino. Entre las consideraciones importantes para la evaluación de las consecuencias de la transferencia y la expresión de ese gen en células transformadas figurarían la importancia clínica y veterinaria del antibiótico de que se trate, los niveles de resistencia natural y la disponibilidad de tratamientos alternativos eficaces. En general, los genes de la resistencia a antibióticos utilizados en la producción de alimentos que codifican para la resistencia a antibióticos de importancia clínica no deben estar presentes en organismos o alimentos e ingredientes alimentarios genéticamente modificados que estén ampliamente difundidos.


[37] extraído del informe de la Consulta de Expertos FAO/OMS de 2000 sobre Alimentos Obtenidos por Medios Biotecnológicos: “Safety Aspect of Genetically Modified Foods of Plant Origin,” OMS, 2000

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