Los alimentos acuícolas deben fabricarse de acuerdo con una fórmula recomendada por un nutricionista competente y ser específicos tanto para las especies acuáticas a las que se destinen como para el sistema de producción previsto en una granja acuícola determinada (Csengeri y Tacon, 2000; Tacon, 1996).
Aunque la mayoría de las dietas para agua dulce y templada pueden basarse principalmente en el uso de proteínas vegetales y fuentes de energía, y las dietas para agua salada y fría en el uso de harina de pescado u otros subproductos de la industria pesquera, pueden darse diferencias regionales que demuestran el uso optimizado de los recursos locales disponibles y/o de un menor costo de los ingredientes (Lazo y Davis, 2000; Li, Robinson y Hardy, 2000).
En la mayoría de las fábricas de alimentos, los granos brutos enteros y los demás ingredientes posibles se muelen con una trituradora de martillo o una laminadora, o son tratados de alguna otra manera con medios adecuados para permitir la mezcla uniforme de los ingredientes según las especificaciones de la fórmula y la posterior transformación por la empastilladora o la extrusión hasta lograr el producto terminado. Concluido el proceso y una vez correctamente enfriado y seco, el alimento está listo para el ensacado o para ser entregado a granel al acuicultor.
En las fábricas antiguas, el tamaño de los gránulos obtenidos puede estar limitado por el tipo de equipo disponible. En lo que se refiere a alimentos para la acuicultura, las partículas son muy pequeñas -algunas miden tan sólo 50 micrones-, para permitir una mezcla adecuada, el empastillado o la extrusión del alimento (Erickson, 2000; Halvorsen, 2000).
Un factor importante es el acondicionamiento y el proceso de cocido del puré, ya sea en pastillas o extruido (o elaborado con otro sistema que emplee el principio de ambos); el almidón debería gelatinizarse de manera que el alimento sea digerible y mantenga su integridad en el agua. Así se asegura que los nutrientes del alimento serán consumidos por el animal y no terminarán siendo un fertilizante o un potencial contaminante dentro del sistema de producción de la fábrica (Bartone, 1999).
Generalmente el empastillado es menos caro que la extrusión y podría ser más rentable dependiendo de una variedad de factores que incluyen el tipo y comportamiento de las especies que se cultivan, el tipo de ingredientes disponibles y los recursos del productor.
Las máquinas modernas que combinan las mejores cualidades de empastilladoras y extruidoras pueden significar un interesante progreso para la acuicultura. Si el lector desea conocer detalles específicos acerca de los diferentes tipos de procesos de fabricación que podrían emplearse para la producción de alimentos animales, incluyendo aquellos para la acuicultura, puede consultar Akiyama y Tan (1991), Barber (2000), Barrows (2000), Barrows y Hardy (2000), Best (1999), Gill (2000b), Kearns (1998), McEllhiney (1994), Pipa y Frank (1989), Riaz (2001), Rout y Bandyopadhyay (1999), Sunderland (2001), Tan y Dominy (1997), Tsang (2001) y Woodroofe (1999).
Alimentos preparados con fórmulas del fabricante
Las fórmulas son determinadas por el nutricionista de la propia fábrica, sobre la base de las necesidades alimentarias conocidas del animal y el sistema de acuicultura en el que se empleará el alimento, según la experiencia previa o el resultado de investigaciones.
El productor debe usar especificaciones nutricionales razonables y precisas para cada ingrediente.
Ya que las necesidades nutricionales de la dieta de las especies acuáticas cultivadas están todavía en proceso de definición, es importante que el acuicultor/nutricionista preste atención a las conclusiones y descubrimientos de las investigaciones en curso.
El uso de medicinas u otros ingredientes debe seguir las especificaciones del proveedor que figuran en la etiqueta y los requisitos regulatorios. Los productos sin etiqueta no deben utilizarse sin consultar al responsable de proporcionar las instrucciones.
Todos los aditivos medicinales alimentarios deben almacenarse separadamente de los demás materiales alimentarios, productos y premezclas. El acceso a esa área de almacenamiento debe limitarse sólo al personal autorizado (UKASTA, 1998, 2000).
El jefe de producción es el responsable de que la planta cuente con un conjunto completo de fórmulas actuales para las especies acuáticas que se desea alimentar.
Todas las fórmulas deben indicar: un número de identificación propio, el nombre del alimento (tipo y especies), la fecha de caducidad, el porcentaje o peso de cada ingrediente y el medicamento incluido (si corresponde).
Las fórmulas obsoletas deben archivarse en el establecimiento al menos durante un año después de haber sido usadas por última vez.
Alimentos preparados según fórmulas del cliente
Antes de aceptar la fórmula de un cliente, ésta tiene que ser aprobada por el director general del establecimiento. Las fórmulas de clientes son aquellas que difieren de una fórmula de producción estándar y son encargadas específicamente por un comprador.
Las bases de aprobación de la orden de un cliente pueden ser: que no exista un alimento alternativo en el programa para sustituirlo, que la planta sea físicamente capaz de producir el alimento y que sus ingredientes no comprometan la calidad de otros alimentos que se fabrican, y que sea legal (según los informes de un oficial de control de alimentos estatal).
Todos y cada uno de los pedidos del cliente tienen que ser revisados para su aprobación. No deben aceptarse aprobaciones generales.
Normalmente se obtiene del cliente una declaración que descarga al productor de cualquier responsabilidad por los daños que el alimento pueda causar a los animales.
Mezcla y loteado de fórmulas acuícolas. El operador de lotes debe recibir una instrucción adecuada acerca de la tarea de mezclado y conocer el etiquetado de los ingredientes, las premezclas, las medicinas y los concentrados, así como el flujo de los ingredientes y del producto, los pesos y medidas, y el funcionamiento y mantenimiento de la maquinaria.
La fecha de mezclado, el tipo de alimento mezclado, la fórmula y el número de lote, el rendimiento real, el personal que ha llevado a cabo la mezcla, el silo asignado, la inclusión de medicinas y la secuencia de producción y limpieza constituyen una información que debería consignarse en los archivos de producción, que deben mantenerse actualizados.
Todos los sistemas de aplicación de líquidos deben ser controlados trimestralmente para asegurar su precisión por el jefe de producción o quien corresponda. Los tiempos de mezclado de todos los alimentos deben ser explicitados.
Las balanzas de los sucesivos contenedores deben calibrarse periódicamente para garantizar su precisión y ser revisadas anualmente por una compañía autorizada de inspección de balanzas (o una entidad gubernamental calificada).