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Movilización de recursos públicos para el desarrollo agrícola

3.31

A nivel nacional, los recursos para el desarrollo agrícola y el fomento de la seguridad alimentaria pueden ser privados o públicos, internos o externos. En países con incidencia elevada de la subnutrición, los bajos ingresos per cápita limitarán probablemente los ahorros privados. Por la misma razón, la base imponible de la que los gobiernos obtienen los ingresos será reducida. Aunque algunos gobiernos pueden obtener recursos internos adicionales mediante reformas fiscales, varios países tendrán que seguir dependiendo de recursos externos para obtener fondos que puedan destinar al desarrollo agrícola. En muchos países se están introduciendo modificaciones importantes en la forma y la cuantía de la intervención pública en el marco de una tendencia hacia una base de recursos en general decreciente y nuevas condiciones de la escena internacional. Sin embargo, para que sea eficaz, la movilización reforzada de recursos debería tener lugar en un entorno propicio caracterizado por la estabilidad macroeconómica y política, la paz, unas instituciones jurídicas y agrarias sólidas, unos mercados locales transparentes y accesibles y el acceso a los mercados de exportación. En los párrafos siguientes, se examinan la función del gasto público en el sector agrícola y la de la financiación exterior para el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria.

Gasto público en la agricultura

3.32

La función del gobierno en apoyo de las actividades económicas en general, y de la agricultura en particular, se ha revisado drásticamente y en muchos casos se ha reducido durante un decenio de reformas estructurales en la mayoría de los países. En el nuevo paradigma del desarrollo se tiende a que los gobiernos concentren sus recursos en suministrar bienes y servicios públicos indispensables y en proporcionar un entorno en el que pueda florecer la iniciativa privada, en lugar de tratar de sustituirla o competir con ella. Aun así, el gasto público sigue siendo una condición indispensable para el desarrollo económico y social. La investigación y extensión agrarias, la infraestructura y los servicios públicos, las redes de seguridad contra posibles crisis transitorias, los programas para facilitar el ajuste de determinados sectores o regiones y para permitir innovaciones que entrañan un riesgo a fin de garantizar la sostenibilidad ambiental y la seguridad alimentaria, son ejemplos de funciones públicas que se siguen exigiendo al sector público, con frecuencia de forma cada vez más descentralizada y en asociación con el sector privado y la sociedad civil.

3.33

Las formas de tributación utilizadas por los gobiernos repercuten también en el nivel de los recursos de que éstos disponen, a la vez que constituyen un instrumento eficaz de redistribución. Las reformas de los sistemas fiscales deberían estar también orientadas a garantizar un entorno favorable para la inversión privada tanto extranjera como interna.

3.34

Son escasas las series cronológicas de datos sobre gasto público por sectores. La única fuente de datos completa que documenta el gasto de los gobiernos en la agricultura (a nivel central, local y estatal) es el FMI13. Empero, sólo una minoría de los países notifican datos utilizables, a menudo con mucho retraso, como lo demuestra el número bajo y decreciente de observaciones disponibles en esta fuente (Cuadros 3, 4 y 5 del Anexo). Por lo que se refiere a las categorías de prevalencia, la escasez de observaciones en la Categoría 2 (sólo informaron tres países o menos) impide la utilización de datos para esta categoría.

3.35

La primera observación es que la proporción del gasto en la agricultura respecto del gasto público total está muy dispersa, ya que las observaciones varían del 0,015 por ciento al 23 por ciento, pero es inferior al 10 por ciento en el 90 por ciento de los casos (véase el Cuadro 7 del Anexo). En el Cuadro 3.5 se resumen estos datos por regiones y categorías de prevalencia de la subnutrición.

CUADRO 3.5 

Gasto público en la agricultura como proporción del gasto total, por regiones en desarrollo y categorías de prevalencia de la subnutrición

Región

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

 

(Porcentaje)

América Latina y el Caribe

2,46

2,22

3,16

3,84

2,85

2,70

2,96

3,84

2,54

Cercano Oriente y África del Norte

4,12

4,28

4,13

3,80

3,30

3,89

4,26

7,43

5,04

África subsahariana

6,53

6,16

6,31

5,14

5,23

4,29

5,40

5,27

4,21

Asia oriental y sudoriental

6,81

7,13

6,46

6,40

6,33

6,74

6,55

6,00

4,57

Asia meridional

7,65

7,98

7,75

7,81

8,86

8,70

7,49

6,42

4,87

Categoría de prevalencia

Categoría 1

5,47

5,11

4,77

4,30

4,33

5,16

4,91

4,29

n.d.

Categoría 2

2,46

1,96

1,90

1,91

1,97

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

Categoría 3

4,77

4,48

4,30

4,80

4,79

5,38

5,53

5,48

3,73

Categoría 4

6,84

7,23

7,15

6,75

6,42

6,59

6,91

8,64

6,99

Categoría 5

7,53

7,40

7,70

5,71

5,41

4,70

4,89

n.d.

n.d.

Fuente: FMI. 2000. Government Financial Statistics Yearbook 2000. Washington, D.C.

3.36

La proporción del gasto en la agricultura no se relaciona de manera sencilla con el tamaño del sector agrícola y depende, entre otras cosas, de la importancia general que se atribuye a las funciones económicas en el presupuesto gubernamental. No obstante, cabría esperar que los países donde la agricultura desempeña un papel dominante asignaran una proporción mayor del gasto a este sector. Se examina esto a continuación en relación con dos indicadores principales: la importancia de la mano de obra agrícola en el empleo total, y la proporción del valor añadido de la agricultura en el PIB total.

3.37

Los datos relativos al gasto público en la agricultura en relación con el PIB agrícola se presentan en el Cuadro 3.6. Los promedios por grupos de países calculados en el cuadro no están ponderados a fin de ofrecer una imagen del comportamiento de los gobiernos del grupo en cuestión al respecto. Por regiones, las del Cercano Oriente y África del Norte y del África subsahariana asignan una proporción mayor que otras regiones. Por prevalencia de la subnutrición, la categoría con prevalencia más elevada asignó constantemente a la agricultura la proporción más baja durante el período reseñado.

CUADRO 3.6 

Gasto público como proporción del PIB agrícola, por región en desarrollo y categorías de prevalencia de la subnutrición

Región

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

 

(Porcentaje)

América Latina y el Caribe

4,70

8,16

7,61

12,70

14,64

14,03

6,14

10,01

4,45

Cercano Oriente y África del Norte

19,24

11,20

19,10

17,88

16,67

16,55

13,91

26,18

n.d.

África subsahariana

14,10

15,49

16,88

13,12

14,36

16,75

20,94

24,59

23,40

Asia oriental y sudoriental

12,49

10,24

9,88

10,08

9,49

11,16

11,40

12,59

6,71

Asia meridional

8,51

9,11

11,31

12,17

12,02

14,84

9,57

5,38

4,82

Categoría de prevalencia

Categoría 1

9,01

9,28

8,81

9,38

10,84

11,33

10,46

10,74

n.d.

Categoría 2

38,20

7,93

36,03

29,89

24,25

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

Categoría 3

6,32

5,69

5,92

10,50

13,27

13,73

10,51

12,67

7,62

Categoría 4

11,45

13,80

14,45

10,37

10,62

12,30

17,64

18,74

14,81

Categoría 5

4,64

3,84

4,94

7,11

4,92

5,34

4,07

n.d.

n.d.

Nota: Se han excluido de los promedios los años para los cuales hay menos de dos observaciones. Para la segunda categoría, se dispone de datos sólo de tres países (Egipto, Kuwait y Uruguay). Si se excluye a Kuwait, que registra un valor excepcionalmente alto, el promedio del grupo varía en torno al 6,5 por ciento en los años para los cuales se dispone de información.
Fuente: FMI. 2000. Government Financial Statistics Yearbook 2000. Washington, D.C.

3.38

Las limitaciones de recursos con que se enfrentan los países cuyos niveles de subnutrición son elevados pueden exponerse mejor relacionando el gasto público en la agricultura con el tamaño de la mano de obra agrícola (Cuadro 3.7). El cuadro muestra una relación inversa entre la prevalencia de la subnutrición y el gasto público14. Los países donde la prevalencia de la subnutrición es más alta gastan mucho menos por trabajador agrícola que los países con la incidencia más baja. El gasto medio por trabajador agrícola en la categoría de prevalencia más alta de la subnutrición es al menos 30 veces menor que el de la categoría con la prevalencia más baja (en los años para los que se dispone de datos). Para las regiones en desarrollo, el gasto por trabajador agrícola más bajo se registra en las regiones con la incidencia más alta de subnutrición, a saber el Asia meridional y el África subsaha-riana.

CUADRO 3.7  

Gasto público en la agricultura por trabajador agrícola, por regiones en desarrollo y categorías de prevalencia de la subnutrición

Región

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

 

(Dólares EE.UU. constantes)

América Latina y el Caribe

668

709

623

416

494

959

398

505

677

Cercano Oriente y África del Norte

1 596

544

1 044

998

1 061

1 370

1 105

851

363

África subsahariana

104

104

61

61

68

203

244

298

n.d.

Asia oriental y sudoriental*

244

251

260

286

414

463

481

539

n.d.

Asia meridional

32

58

75

97

96

151

73

29

25

Categoría de prevalencia

Categoría 1

417

477

508

517

658

814

873

855

n.d.

Categoría 2

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

n.d.

Categoría 3

187

197

200

315

355

458

396

380

n.d.

Categoría 4

75

76

87

92

93

107

147

114

58

Categoría 5

19

23

26

33

26

32

37

n.d.

n.d.

* No se incluye Singapur (donde el gasto por trabajador agrícola es del orden de 8 000 dólares EE.UU.).
Fuente: FMI. 2000. Government Financial Statistics Yearbook 2000. Washington, D.C.

3.39

¿En qué medida los cambios (en el curso del tiempo y por países y categorías) en la proporción del gasto público en la agricultura denotan diferencias en la importancia de la agricultura dentro de la economía? En el Cuadro 3.8 se indica la proporción de la agricultura en el gasto público total en comparación con otros indicadores de la importancia de la agricultura en los países en desarrollo, agrupados según la prevalencia de la subnutrición. En los países y años a que se refieren los datos sobre gastos, la proporción de la agricultura en el PIB y en las exportaciones totales aumenta con el número de la categoría de prevalencia, lo que pone de relieve una vez más que los países más pobres están basados en la agricultura. Los datos disponibles no ofrecen pruebas convincentes de un descenso, con el transcurso del tiempo, de la proporción de la agricultura en el PIB total, debido posiblemente a la brevedad del período.

3.40

La proporción de la agricultura en el gasto es algo mayor en los países donde la subnutrición es elevada y la agricultura desempeña una función importante. Sin embargo, en los grupos de países informantes dentro de cada categoría la proporción en el gasto es baja en comparación con la proporción de la agricultura en los indicadores económicos y demográficos de tales países (Cuadro 3.8). Juntando los datos sobre la proporción de la agricultura en el PIB y en el gasto total se puede construir un índice de la orientación agrícola que evidencia la medida en que el gasto público en la agricultura se corresponde con la importancia de la agricultura en la economía general. Para construir el índice, la proporción del gasto agrícola en el gasto público total se divide por la proporción de la agricultura en el PIB. Cuanto más elevado es el índice, tanto más se acerca la proporción del gasto agrícola a la proporción de la agricultura en el PIB15. El índice se muestra en la Figura 3.5.

CUADRO 3.8 

Gasto en la agricultura como proporción del gasto total y otros indicadores de la importancia de la agricultura en los países en desarrollo, por categorías de prevalencia

 

Categorías de prevalencia de la subnutrición

 

1
<2,5 por ciento de personas subnutridas

2
2,5-5 por ciento de personas subnutridas

3
5-<20 por ciento de personas subnutridas

4
20-<35 por ciento de personas subnutridas

5
35 por ciento de personas
subnutridas

 

1990-93 1996-99

1990-93 1996-99

1990-93 1996-99

1990-93 1996-99

1990-93 1996-99*

 

(Porcentaje)

Proporción de la agricultura en el gasto público total

4,9

4,7

2,1

n.d.

6,0

5,5

7,0

7,8

7,0

4,9

Proporción de la agricultura en el PIB

9,1

7,7

10,4

9,9

14,4

15,1

22,3

20,5

32,4

31,1

Proporción de las exportaciones agrícolas en las exportaciones totales

8,2

7

12,6

12,6

15,1

12,9

16,7

13,7

25,9

30,6

Proporción de la población rural en la población total

29,8

24,8

45,7

45,4

63,1

59,7

72,6

70,3

76,5

71,7

* Como no se disponía de datos de 1999 para muchos países, se utilizaron en los cálculos los promedios de 1995-98.
Fuente: FAO.

3.41

La Figura 3.5 ilustra que los países de la Categoría 1 (con una prevalencia muy baja de la subnutrición) muestran la orientación agrícola más firme en relación con las demás categorías, con tendencia a aumentar fuertemente en 1993. Por otra parte, en los países de la Categoría 5, la proporción del gasto público dedicada a la agricultura es sustancialmente inferior a la importancia de la agricultura en la economía y, durante el período del estudio, no mostró señales de mejora. Este hecho constituye una tendencia preocupante, dada la dependencia de los ingresos generales y la nutrición de los países de la Categoría 5 respecto de la agricultura.

FIGURA 3.5

Índice de orientación agrícola por categorías de prevalencia de la subnutrición

3.42

Aunque los datos son limitados, el análisis precedente muestra que, en los países con una incidencia muy elevada de la subnutrición, el gasto público en la agricultura no responde a la importancia del sector en los ingresos generales o su contribución potencial a la mitigación de la subnutrición. Dada la escasez de datos, este capítulo puede indicar sólo la cuantía del gasto público, pero no la calidad o eficacia del mismo. Fan, Hazell y Throat16, en un estudio sobre el gasto público en las zonas rurales de la India, cuantifican la eficacia de los distintos tipos de gasto público y llegan a la conclusión de que el gasto público en inversiones para mejorar la productividad, como investigación y desarrollo agrícolas, riego e infraestructura rural (incluidas carreteras y electricidad), tiene grandes efectos sobre el crecimiento de la productividad agrícola y al mismo tiempo contribuye a reducir la pobreza. Estos resultados implican que, si se dirige eficazmente a los canales adecuados, el gasto público puede contribuir a la vez a reducir la pobreza y a intensificar el crecimiento.

Recursos financieros externos

3.43

Los recursos financieros externos proporcionan una parte importante de los recursos globales disponibles para promover el desarrollo económico y social y la seguridad alimentaria, especialmente en los PBIDA. Las corrientes de recursos pueden proceder de fuentes oficiales o privadas. En el Cuadro 3.9 se ofrece una imagen completa de las corrientes de recursos externos y su composición durante el decenio de 1990.

CUADRO 3.9 

Corrientes netas totales de recursos de Estados Miembros del CAD1 y organismos multilaterales a países en desarrollo y en transición

 

1990-92

1993

1994

1995

1996

1997

1998

19992

 

(Miles de millones de dólares EE.UU. corrientes)

Corrientes netas totales de recursos

141,7

165,7

225,5

265,1

353,7

321,4

230,8

248,0

Financiación oficial para el desarrollo

79,9

82,4

84,5

87,6

73,5

75,3

88,4

84,9

de la cual:
- AOD3

55,4

55,5

59,6

59,1

55,8

47,7

49,7

51,3

de la cual:

- Bilateral

40,0

39,4

41,3

40,6

39,1

32,4

35,2

37,9

- Multilateral

15,5

16,1

18,3

18,4

16,7

15,3

14,5

13,4

Créditos totales para la exportación

3,7

-3,0

6,3

5,6

4,0

4,8

8,3

4,0

Corrientes privadas

58,2

86,3

134,7

172,0

276,2

241,3

134,0

159,2

de las cuales:

- Inversión directa (CAD)

26,8

41,6

52,1

59,6

68,9

102,3

119,8

131,8

Partida de referencia:

Total CAD neto de AOD4

56,8

56,5

59,2

58,9

55,6

48,5

52,1

56,4

Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suecia.
Datos provisionales.
Excluidas las condonaciones de deudas no correspondientes a la AOD en los años 1990 a 1992.
Incluye la AOD bilateral, así como las contribuciones a organizaciones multilaterales a cambio de los desembolsos de AOD de las organizaciones multilaterales arriba indicados.
Fuente: OCDE. 2000. Development Cooperation Report 2000. París.

3.44

La corriente neta de recursos financieros externos a países en desarrollo aumentó de cerca de 142 000 millones a 248 000 millones de dólares EE.UU. entre 1990-92 y 1999. Al mismo tiempo, se ha registrado un cambio espectacular en la composición de tales recursos por lo que se refiere a su fuente. Al final del período, la AOD (corriente neta total de fuentes oficiales) se estancó en unos 85 000 millones de dólares EE.UU. (a precios corrientes), mientras que las corrientes privadas casi se triplicaron durante el mismo período, pasando de 58 000 millones a 160 000 millones de dólares EE.UU. El pequeño componente residual está compuesto por créditos para la exportación. Como consecuencia del cambio en la composición de las corrientes externas, la AOD se redujo del 39 por ciento de las corrientes netas externas totales en 1990-92 al 20 por ciento en 1999.

3.45

El aumento de la IED de países del CAD en países en desarrollo, que casi se ha quintuplicado, es una novedad importante, pero un análisis más detallado del destino de esas corrientes en todo el mundo muestra que la distribución de la IED no se basa en las necesidades (Recuadro 3.2). En los países más necesitados de recursos para la agricultura y la seguridad alimentaria, la financiación oficial, y ciertamente la AOD, seguirán siendo la fuente principal de ayuda exterior para el desarrollo de su sector agrícola. Por otra parte, el socorro de los países del CAD para situaciones de urgencia y crisis se sextuplicó sobradamente desde 1989, llegando a 4 400 millones de dólares EE.UU. en 1999. La combinación de un estancamiento o descenso de la asistencia para el desarrollo a largo plazo con un acusado aumento del socorro para situaciones de urgencia indica cómo la percepción del hambre y la seguridad alimentaria en los países donantes está cada vez más asociada con catástrofes y emergencias, y no con la inseguridad alimentaria crónica.

RECUADRO 3.2

Inversión externa directa privada


En todo el mundo las corrientes de IED ascendieron a 1,3 billones de dólares EE.UU. en 2000, lo que representa un aumento del 18 por ciento con respecto a 1999. Los países en desarrollo recibieron el 19 por ciento de la IED, con un total de 240 000 millones de dólares EE.UU., es decir, el 8,2 por ciento más que en 1999. Comparado con el estancamiento de 1998, este incremento es alentador, pero sigue concentrándose en un pequeño número de países.

La mayor parte del aumento de la IED en el mundo en desarrollo se registró en los países de Asia meridional, oriental y sudoriental, donde su afluencia creció un 42 por ciento hasta llegar a 137 000 millones de dólares EE.UU. en 2000. Este incremento se produjo principalmente en Asia oriental, mientras que la IED en la subregión del Asia meridional se redujo en 2000 un 11 por ciento. Asia meridional, oriental y sudoriental absorbieron el 57 por ciento de todas las corrientes destinadas a países en desarrollo y un 11 por ciento aproximadamente de la IED total. En segundo lugar se situó América Latina, con niveles semejantes de afluencia de la IED. África recibió sólo menos del 1 por ciento aproximadamente de la IED total y el 3,4 por ciento de la destinada a países en desarrollo.

En 2000, 20 países absorbieron el 98 por ciento de las corrientes de IED destinadas a países en desarrollo. La Región Administrativa Especial de Hong Kong y China recibieron el 48 por ciento, seguidas de Brasil y México. Los países más pobres tienen dificultades para atraer la IED porque sus mercados financieros están subdesarrollados, la información de que disponen los posibles inversores es imperfecta y los riesgos de las inversiones a largo plazo son elevados.

Corrientes de IED destinadas a países en desarrollo,
por regiones, 2000

3.46

El Cuadro 3.10 muestra que, en los países donde mayor es la inseguridad alimentaria, lo es también la importancia de la asistencia exterior para la movilización general de recursos y la actividad económica. En los países con más elevada prevalencia de la subnutrición, las relaciones entre los recursos externos y las distintas medidas de la movilización de recursos y el PIB disminuyeron durante la segunda mitad del decenio de 1990. Sin embargo, la ayuda exterior sigue representando más del 86 por ciento de la inversión interna bruta y alrededor del 51 por ciento del gasto público. Para el grupo de países de esa categoría, la ayuda exterior es una fuente indispensable de financiación del desarrollo.

CUADRO 3.10 

Ayuda como proporción del PIB, del gasto público y de la inversión interna, por categorías de prevalencia de la subnutrición

 

Categoría de prevalencia

Proporción de la ayuda1

1
<2,5 por ciento de personas subnutridas

2
2,5-<5 por ciento de personas subnutridas

3
5-<20 por ciento de personas subnutridas

4
20-<35 por ciento de personas subnutridas

5
35 por ciento de personas subnutridas

 

(Porcentaje)

Del gasto del gobierno central

1990-952

2,1

6,5

11,7

33,1

51,2

1995-98

0,9

2,1

5,4

19,2

50,5

Del PNB

1990-95

1,0

1,8

6,9

10,8

19,4

1995-98

0,4

0,6

4,3

9,0

12,9

De la inversión interna bruta

1990-95

5,0

9,1

31,3

51,2

151,8

1995-98

1,6

3,4

18,6

38,5

86,9

1 AOD neta y ayuda oficial neta (transferencia internacional efectiva hecha por el donante de recursos financieros o de bienes o servicios valorados al costo para el donante, menos cualquier reembolso del principal de un préstamo durante el mismo período).
2 Los promedios se refieren a medias simples del grupo y el período.
Fuente: Cálculos de la FAO basados en datos del Banco Mundial (Indicadores del desarrollo mundial, 2000).

3.47

El Cuadro 3.11 muestra que los compromisos totales de AOD de los principales donantes bilaterales y multilaterales destinados a países en desarrollo para el desarrollo agrícola ascendieron a 9 080 millones de dólares EE.UU. en 1999 (véase la última columna del Cuadro 3.11). Esta cifra es casi igual a la registrada en 1994, pero sigue siendo inferior a la de 1990. Además, la proporción del desarrollo agrícola y rural (tanto en sus definiciones amplia como estricta) en la AOD total fue menor a mediados que a principios del decenio de 1990, y mientras una recuperación se registró en 1997-98, los niveles de 1999 mostraron una disminución.

CUADRO 3.11 

Compromisos totales de AOD y de AOD para la agricultura y el desarrollo rural1

Año

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

 

(Millones de dólares EE.UU. de 1995)

Compromisos totales de AOD

102 689

94 487

81 643

84 737

84 575

79 326

79 552

75 519

82 636

83 898

Compromisos para la agricultura (definición estricta)2

8 655

6 102

6 947

5 068

6 394

5 819

6 010

6 689

4 579

4 487

Compromisos para la agricultura (otros componentes)

4 438

3 517

3 640

2 895

2 723

2 806

2 846

3 948

5 016

4 591

Compromisos totales para la agricultura (definición amplia)3

13 093

9 673

10 587

7 963

9 117

8 625

8 856

10 637

9 640

9 078

 

(Porcentaje)

Proporción de la agricultura (definición amplia) en la AOD final

13

10

13

9

11

11

11

20

12

11

1 Cálculos de la FAO basados en datos de la OCDE/CAD.
2 La definición estricta de la agricultura incluye los sectores siguientes: ordenación y fomento de tierras y aguas; investigación, capacitación y extensión; suministro de insumos para la producción; servicios agrícolas; producción de cultivos; fomento de la ganadería; pesca y montes; otros.
3 La definición amplia de la agricultura incluye los sectores mencionados en la definición estricta, así como fabricación de insumos, protección ambiental, agroindustrias, desarrollo e infraestructura rurales y desarrollo regional y de cuencas hidrográficas.

3.48

Calculados a precios constantes de 1995, los compromisos totales para la agricul-tura han aumentado desde 1995, pero siguen siendo de alrededor de un 30 por ciento al nivel del comienzo del decenio en 1990. Las contribuciones de donantes bilaterales, principalmente los países del CAD, se mantuvieron en torno a 4 300 millones de dólares EE.UU. en 1997 y 1998. El aumento de los niveles de la asistencia en 1997 y 1998 con respecto a 1996 se debió íntegramente al incremento de la asistencia multilateral, en particular de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), mientras que la asistencia bilateral fue en realidad inferior a la de 1996 (Figura 3.6 y Cuadro 8 del Anexo).

FIGURA 3.6

Compromisos totales para la agricultura contraídos por los principales donantes bilaterales y multilaterales

3.49

Se estima que la proporción de la asistencia en condiciones de favor respecto de los compromisos totales para la agricultura fue del 65 por ciento en 1998, cifra notablemente inferior a las de 1988 (77 por ciento) y 1996 (74 por ciento). La proporción de las donaciones en el total de los compromisos se mantuvo relativamente estable durante todo el decenio de 1990 y representó el 28 por ciento en 1998.

3.50

De 1990 a 1999, disminuyó la proporción de los fondos asignados a la agricultura primaria con respecto a los compromisos totales de AOD para la agricultura (en su definición amplia), mientras que la proporción destinada a la pesca y los montes se mantuvo estable. Se ha prestado una atención cada vez mayor a otros sectores, en particular la protección ambiental (que aumentó del 5 por ciento en 1990 al 10 por ciento del total en 1998), el desarrollo y la infraestructura rurales (del 14 por ciento al 25 por ciento) y la investigación, extensión y capacitación (del 6 por ciento al 14 por ciento del total).

3.51

En cuanto a la distribución geográfica de las corrientes de asistencia exterior para la agricultura, durante todo el decenio de 1990 la proporción destinada a África ha registrado una tendencia descendente y la destinada a América Latina y el Caribe ha aumentado. En 1998, la parte mayor de los compromisos se destinó a Asia (46 por ciento), ocupando el segundo lugar América Latina y el Caribe (23 por ciento) y África el tercero (21 por ciento). Una parte menor correspondió a Europa (3 por ciento) (Figura 3.7).

FIGURA 3.7

AOD total para la agricultura por principales grupos beneficiarios, 1990 y 1998

3.52

El Cuadro 3.12 presenta datos sobre las corrientes de recursos externos para la agricultura en forma de préstamos concedidos por las principales instituciones internacionales y regionales de financiación. El total de préstamos para la agricultura disminuyó sustancialmente, en términos absolutos y como proporción de los préstamos totales, entre 1990 y 199717. Los préstamos del Banco Mundial destinados a la agricultura se redujeron de 3 656 millones de dólares EE.UU. en 1990 a 1 337 millones en 2000. Aunque los préstamos a la agricultura representaron el 18 por ciento del total de préstamos del Banco Mundial en 1990, en 2000 esta cifra había bajado al 9 por ciento. Con la excepción del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), cuyos préstamos se destinan totalmente a la agricultura, y del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), para el que la proporción de los préstamos destinados a la agricultura varía sustancialmente según los años, todas las instituciones de financiación han reducido sus préstamos a la agricultura (Cuadro 3.12).

CUADRO 3.12 

Préstamos para la agricultura por principales instituciones de financiación

Año

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

 

(Millones de dólares EE.UU. corrientes)

Total de aprobaciones de préstamos para la agricultura

Banco Mundial/AIF1 (Ejercicios económicos)

3 656

3 707

3 894

3 267

3 868

2 752

2 063

3 541

2 637

2 763

1 337

BAfD

683

854

502

592

106

14

105

228

238

458

228

BAsD

1 242

1 035

753

361

486

897

802

1 004

421

430

1 051

BID

319

570

735

77

210

552

580

156

122

100

310

FIDA

308

276

324

336

349

392

408

398

413

433

409

BERD

         

256

268

398

204

222

327

TOTAL GENERAL2

6 208

6 442

6 208

4 633

5 019

4 607

4 226

5 726

3 035

4 406

3 663

Agricultura como porcentaje del total de préstamos

Banco Mundial/AIF

18

16

18

14

19

12

10

19

10

10

9

BAfD

21

25

17

24

7

2

13

13

14

27

27

BAsD

31

21

15

7

13

16

14

11

7

9

9

BID

8

11

12

1

4

7

8

3

1

1

1

FIDA

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

BERD

         

7

8

16

7

10

13

1Las cifras relativas al Banco Mundial y la AIF corresponden a ejercicios económicos y las relativas a todos los demás bancos a años civiles. Desde el ejercicio económico de 1998, se utilizan cifras reclasificadas del Banco Mundial.
2 Con exclusión del BERD.
Nota: Las cifras en negrita indican los años en que los préstamos alcanzaron el punto culminante.
Fuente: Informes anuales; las cifras para 1998 (distintas de las del Banco Mundial) se basan en comunicaciones personales de las instituciones de financiación.

3.53

Como los recursos internos son escasos y el volumen de las inversiones internas necesarias es superior a la cantidad que la mayoría de los países pueden financiar con sus propios ahorros, casi todos los países dependen decisivamente de la asistencia exterior, dependencia que aumenta debido a la pesada carga de la deuda. Hasta que los países con elevada incidencia de subnutrición sean capaces de incrementar sus ingresos a un nivel que les permita generar ahorros suficientes para satisfacer sus propias necesidades, las transferencias externas desempeñarán una función importante en la lucha para eliminar la inseguridad alimentaria. La mayoría de los PBIDA necesitarán recurrir en alguna medida a la financiación oficial todavía durante muchos años.

3.54

Una de las cuestiones principales que se plantean en el examen precedente se refiere a las razones del descenso de las corrientes de recursos externos destinadas al sector agrícola, a pesar de la importancia decisiva de éste para el crecimiento y la seguridad alimentaria de los países en desarrollo. Se indican a continuación algunas posibles razones, que podrían tener distintos grados de validez según el país o región y la fuente de ayuda o préstamo:

La actual abundancia de los suministros mundiales de alimentos (que se refleja en los bajos precios de los productos básicos agrícolas) oculta la difícil condición de quienes no pueden satisfacer sus necesidades diarias de alimentos, ni siquiera a los precios bajos predominantes.

Los donantes e instituciones de financiación están prestando mayor atención a la salud, el medio ambiente, la educación y las cuestiones sociales, sin aumentar el total de la financiación en consonancia con estas nuevas preferencias. La agricultura primaria tiene que competir por los recursos con estos otros sectores y actividades. Esta reorientación ha sido consecuencia del desplazamiento del centro de interés en el paradigma predominante del desarrollo hacia las distintas manifestaciones de la pobreza y ha sido reiterada por las resoluciones de las cumbres y como resultado de reuniones, conferencias e informes de alto nivel.

Quienes se ocupan del desarrollo agrícola y rural carecen de suficiente poder político para ejercer una presión sobre los gobiernos nacionales a fin de que orienten los recursos, incluidas la ayuda y/o las solicitudes de préstamos, hacia la agricultura y el sector rural. En particular, es posible que la urbanización creciente haya incrementado aún más el peso político de las poblaciones urbanas y su exigencia de recursos tanto internos como externos.

La «mecánica» de la ayuda y los préstamos favorece a sectores y actividades con tiempos breves de rotación, por lo que disuade a los directores de programas y proyectos de emprender proyectos agrícolas y rurales, que tienden a tener largos períodos de gestación.

Las experiencias negativas en cuanto al rendimiento (tasa de reembolso) de las carteras de préstamos agrícolas y rurales de algunos organismos de préstamo han contribuido ulteriormente a desalentar los préstamos. Los préstamos para el desarrollo agrícola y rural son intrínsecamente complejos y arriesgados, y entrañan altos costos de transacción. Además, el número y el rigor cada vez mayores de las salvaguardias establecidas para evitar o reducir al mínimo los efectos secundarios ambiental y socialmente dañinos de las inversiones han creado desincen-tivos y aversión al riesgo entre el personal y los clientes de los organismos de préstamo.

La pérdida efectiva e inminente de capacidad profesional de una serie de instituciones para formular, analizar y evaluar proyectos y programas de desarrollo agrícola y rural. Debido a las restricciones presupuestarias, los especialistas que dejan las instituciones no son debidamente reemplazados. El descenso de los programas rurales ha reducido también la posibilidad de disponer fácilmente de profesionales capacitados y con experiencia en este sector.

3.55

Es importante que se analicen las razones de la reducción de las corrientes de recursos destinadas a los sectores agrícola y rural y que se haga un esfuerzo concertado para invertir la tendencia al descenso por parte de los interesados y de sus aliados en los órganos nacionales e internacionales que se ocupan del crecimiento agrícola y la seguridad alimentaria de quienes obtienen de esos sectores sus medios de subsistencia.

Necesidades de recursos para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

Inversiones para el desarrollo agrícola y rural18

3.56

La Cumbre Mundial sobre la Alimentación había pedido un drástico cambio con respecto a las políticas y a la inacción que no habían logrado acabar con los persistentes niveles elevados de subnutrición. La Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial es categórica: «Consideramos intolerable que más de 800 millones de personas de todo el mundo, y en particular de los países en desarrollo, no dispongan de alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades nutricionales básicas. Esta situación es inaceptable... Los problemas del hambre y la inseguridad alimentaria tienen dimensiones mundiales, y es probable que persistan e incluso se agraven dramáticamente en algunas regiones si no se adopta con urgencia una acción decidida y concertada, dado el incremento de la población mundial previsto y la tensión a que están sometidos los recursos naturales...» «Estamos resueltos a desplegar esfuerzos para movilizar y aprovechar al máximo la asignación y utilización de los recursos técnicos y financieros de todas las procedencias, incluido el alivio de la deuda externa para los países en desarrollo, con vistas a reforzar las acciones nacionales para aplicar políticas en pro de la seguridad alimentaria sostenible.»

3.57

Resulta esclarecedor comparar el lento crecimiento observado de los recursos para el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria con una estimación, por incierta que pueda ser, de los niveles de inversión necesarios para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Esta estimación, realizada inicialmente por la FAO en preparación de la Cumbre, se facilitó posteriormente al Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) en su 25º período de sesiones de 1999. La inversión bruta anual total necesaria para el sector agrícola de los países en desarrollo, incluyendo no sólo la agricultura primaria, sino también el almacenamiento, la elaboración y la infraestructura de apoyo, fue estimada por el estudio de la FAO19 en 180 400 millones de dólares EE.UU. para el período que ha de transcurrir hasta 2015 (Cuadro 3.13).

CUADRO 3.13 

Cuantía de las inversiones en la agricultura necesarias para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentacióntion

 

Asia

América Latina
y el Caribe

Cercano Oriente y
Africa del Norte

África
subsahariana

Total

 

(Miles de millones de dólares EE.UU. de 1995)

Agricultura primaria

Neta

14,3

6,3

2,5

3,8

27,0

Bruta

53,3

19,4

12,0

8,6

93,3

Almacenamiento y elaboración

Netos

10,4

4,2

1,5

2,4

18,5

Brutos

26,4

10,7

3,9

6,1

47,1

Servicios de apoyo e infraestructura

       

40,0

Total bruto

       

180,4

Fuente: FAO. 1999. Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (25o período de sesiones). Inversión en la agricultura para la seguridad alimentaria: Situación y necesidades de recursos para alcanzar los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CFS:99/Inf.7). Roma.

3.58

El mismo estudio, utilizando una estimación comparable de la inversión efectiva en la agricultura primaria para 1986-95, mostraba que una continuación de estas tasas anuales de inversión hasta 2015 sería insuficiente para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (Cuadro 3.14). El déficit previsto era del 12 por ciento para el promedio de todas las regiones en desarrollo, variando del 38 por ciento en el África subsahariana a cero en el Cercano Oriente y África del Norte. No se pudieron hacer comparaciones en lo relativo a almacenamiento, elaboración, apoyo e infraestructura, debido a la falta de estadísticas sobre los niveles efectivos de inversión.

CUADRO 3.14 

Inversiones en la agricultura primaria en el pasado y necesidades futuras en los países en desarrollo

 

Asia

América
Latina
y el Caribe

Cercano
Oriente
y África
del Norte

África
subsahariana

Todas
las regiones
en desarrollo

 

(Miles de millones de dólares EE.UU. de 1995)

Inversión anual media, 1986-1995

- Neta

16,0

3,8

4,0

1,7

25,4

- Bruta

34,2

11,4

11,4

3,4

60,4

Inversión bruta en el pasado como porcentaje de las necesidades futuras

- Tendencia actual

94

87

103

82

94

- Objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación

88

86

101

62

88

Fuente: FAO. 1999. Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (25o período de sesiones). Inversión en la agricultura para la seguridad alimentaria: Situación y necesidades de recursos para alcanzar los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CFS:99/Inf.7). Roma.

3.59

La mayor parte de la inversión en la producción agrícola primaria se realiza en las explotaciones agrícolas y, por lo tanto, depende sobre todo de la existencia de un entorno propicio a la inversión privada, es decir, de sólidas políticas de desarrollo agrícola y rural sostenible. Por otra parte, la inversión pública desempeña la función principal en el suministro de bienes públicos esenciales sin los cuales no puede florecer la iniciativa privada: creación de conocimientos, información, educación e infraestructura. En muchos PBIDA, no se pueden suministrar estos bienes públicos en un futuro previsible sin recurrir a la asistencia exterior. Los países receptores y las instituciones donantes, bilaterales o multilaterales, tienen que asignar los recursos que se necesitan en estos sectores para que se pueda alcanzar el objetivo de la seguridad alimentaria.

3.60

Con objeto de alcanzar este objetivo, la FAO ha movilizado durante cinco años 230 millones de dólares EE.UU. para el Programa especial para la seguridad alimentaria (PESA), que está funcionando en varios países de todo el mundo. La finalidad principal del PESA es mejorar la seguridad alimentaria por medio de aumentos rápidos de la productividad y la producción de alimentos, reduciendo la variabilidad interanual de la producción y mejorando el acceso a los alimentos de forma económica y ecológicamente sostenible. Un objetivo importante del PESA es superar las restricciones institucionales y normativas que limitan la productividad en las explotaciones agrícolas. El Programa, para ser eficaz y alcanzar sus objetivos en unos 80 PBIDA, necesita una financiación anual de unos 1 400 millones de dólares EE.UU., financiación que en total equivale a unos 17 millones de dólares EE.UU. por país. De este total, 500 millones procederían del Fondo Fiduciario del PESA de la FAO, 67 millones de los países receptores, 134 millones de donantes bilaterales y 670 millones de instituciones multilaterales de financiación.

3.61

El déficit creciente de recursos se amplía aún más si se considera la necesidad adicional de atender las necesidades transitorias de las personas pobres y expuestas a la inseguridad alimentaria que han emprendido la vía del desarrollo.

Inversiones para prestar asistencia transitoria a quienes padecen inseguridad alimentaria 

3.62

Para mitigar la pobreza y la inseguridad alimentaria, es evidente que debe prestarse mayor atención a las inversiones que pueden potenciar la capacidad de las personas para mejorar sus condiciones de vida de forma sostenible. Por ejemplo, la importancia del sector agrícola y el problema de la pobreza rural han inducido a muchos países a aplicar estrategias centradas en la reducción de la inseguridad alimentaria crónica incrementando la productividad de los pequeños agricultores. Estas estrategias exigen la disponibilidad de recursos financieros y capacidad institucional, acceso de los pobres del medio rural a tierras productivas e insumos asequibles, y capacidad de los pobres que no se dedican a la agricultura para expresar sus necesidades de alimentos no satisfechas en forma de una demanda efectiva. Sin embargo, en la mayoría de los PBIDA, la escala a la que es posible aplicar esta estrategia está limitada por la falta de recursos internos y externos, así como de capacidad institucional.

3.63

Como la nutrición, salud y educación elemental adecuadas son condiciones previas indispensables para un crecimiento económico global, puede que la forma más eficaz de utilizar los escasos recursos disponibles para alcanzar el objetivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación sea una inversión que asegure el acceso más amplio posible a los alimentos esenciales, agua inocua, atención primaria de salud y educación primaria. Por consiguiente, las intervenciones directas encaminadas a reducir la malnutrición actual y crear condiciones para una vida sana deberían acompañar a las políticas (incluidas las prioridades de la inversión pública) orientadas al desarrollo general. En realidad, estas dos necesidades constituyen la premisa del objetivo de 20/20 (destinar a objetivos sociales el 20 por ciento de los presupuestos nacionales y el 20 por ciento de la asistencia internacional), acordado en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social.

3.64

La necesidad de este enfoque de vía doble para afrontar la inseguridad alimentaria (que constituye a la vez un objetivo humanitario y de desarrollo) se ha reconocido tanto en la documentación técnica preparada por la FAO para la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, como en el documento del Banco Mundial, Rural development: from vision to action, en el del IIPA, 2020 vision for food, agriculture and the environment, y en el del FIDA, Informe sobre la pobreza rural 2001. Sin embargo, para aplicarlo en la realidad de todos los PBIDA, se requerirá una movilización de recursos, así como una capacidad institucional, muy superiores a la que actualmente se destina a afrontar la inseguridad alimentaria.

3.65

Es difícil cuantificar los recursos necesarios para ese enfoque de vía doble. El costo del suministro de los alimentos necesarios para que quienes padecen subnutrición tengan un nivel de alimentación mínimamente suficiente se ha estimado20 en unos 13 dólares EE.UU. por persona al año. Multiplicado por 800 millones de personas, esto significa 10 400 millones de dólares EE.UU. al año, pero si se alcanzara el objetivo de la Cumbre el costo se reduciría a 5 200 millones de dólares EE.UU. Algunos organismos de las Naciones Unidas21 han calculado que el costo de asegurar una buena nutrición y salud en los países en desarrollo estaría comprendido entre 70 000 y 80 000 millones de dólares EE.UU. al año, además de los 136 000 millones de dólares EE.UU. que se gastan actualmente. Teniendo en cuenta las limitaciones de los presupuestos públicos internos de los países en desarrollo más pobres y la necesidad de no gravar su frágil macroeconomía con el costo completo de este esfuerzo, nunca se insistirá suficientemente en la urgencia de elevar de forma sostenida la asistencia internacional. Aunque la eficacia de la asistencia exterior depende de su orientación y utilización apropiadas por parte de los donantes y los receptores, ninguna mejora podrá sustituir a la falta de recursos más allá de ciertos límites. Por consiguiente, es preciso estudiar nuevas formas de movilización de los recursos.

3.66

Los gastos necesarios para reducir la subnutrición a fin de alcanzar el objetivo de la Cumbre dependerán en gran medida de la estrategia que se adopte. La mejora sostenible de la seguridad alimentaria puede ser el resultado de un crecimiento económico de amplia base, pero también contribuir a él. Sin embargo, la magnitud del número de personas subnutridas -aun en el caso de que se redujeran de 800 a unos 400 millones en el plazo de 15 años- exige la adopción de medidas directas y selectivas encaminadas a reducir la subnutrición actual de esas personas, además de políticas y programas que mejoren su bienestar en el futuro. Al examinar los costos y beneficios de tales medidas, es imprescindible tener en cuenta las ventajas económicas que se derivarían de su aplicación, así como su justificación humanitaria.

3.67

La salud deficiente y la malnutrición merman la capacidad física y mental de las personas y, por lo tanto, su posibilidad de realizar un trabajo productivo. Esto se ha demostrado ampliamente a nivel individual22. Recientes investigaciones realizadas a lo largo de tres decenios para evaluar el rendimiento económico de 100 países en relación con su estado de inseguridad alimentaria indican que las pérdidas económicas sufridas por la economía nacional cuando una gran parte de su fuerza de trabajo está impedida por un estado nutricional deficiente son realmente importantes y alcanzan magnitudes del orden de un punto de crecimiento del PNB al año. Estas son las condiciones que predominan en los países con un 30 por ciento o más de su población subnutrida, los cuales, según estimaciones de la FAO, cuentan en conjunto con una población de 600 millones de habitantes. De hecho, desde mediados de los años ochenta la tasa de crecimiento económico (medida en PIB per cápita) ha sido negativa o nula en todos los países donde más del 50 por ciento de la población está subnutrida y en la mayoría de aquellos con una proporción del 20 por ciento al 50 por ciento de su población subnutrida. Sólo en la categoría con menos del 20 por ciento de personas subnutridas la mayoría de los países en desarrollo tuvieron un crecimiento positivo per cápita23. A pesar de que las relaciones causa-efecto (del crecimiento respecto a la nutrición y de la nutrición respecto al crecimiento) son difíciles de determinar, estos resultados indican que la lucha contra el hambre es una inversión económica que promueve el crecimiento, y no sólo una obligación basada en los derechos humanos.

Conclusiones

3.68

Pese al compromiso solemne contraído en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, no hay señales de un cambio significativo en la tasa de reducción de la subnutrición, que sigue siendo demasiado lenta. A menos que se tomen medidas drásticas, las proyecciones actuales para 2015 siguen cifrando el número previsto de personas subnutridas para esa fecha en 580 millones de personas, y el objetivo de la Cumbre de reducirlo a 400 millones no se alcanzaría antes de 2030. Una vez logrado este objetivo intermedio, el propósito último será erradicar el hambre en todos los países.

3.69

Deberían adoptarse medidas urgentes en diversos frentes, pero es indispensable que se movilicen más recursos para la agricultura, dada la importancia crucial del sector para los medios de subsistencia de las personas que sufren hambre e inseguridad alimentaria en los países en desarrollo. En este capítulo se reconoce que los recursos financieros son sólo un elemento de las medidas necesarias para promover la seguridad alimentaria, y que el desarrollo agrícola sostenible es uno de los varios componentes indispensables de la estrategia para mitigar la pobreza y la inseguridad alimentaria. No obstante, la importancia de movilizar recursos para la agricultura, especialmente en los países donde la gran mayoría de la población pobre obtiene sus medios de subsistencia en este sector, justifica que la reorientación de la asignación de los recursos en favor de la agricultura se considere una condición previa para una evolución positiva.

3.70

La información y los análisis presentados no ofrecen prueba alguna de que se hayan dado pasos suficientes en una nueva dirección. La inversión en la agricultura de los países en desarrollo parece seguir el mismo ritmo que ha dado lugar a los progresos insatisfactorios observados desde comienzos del decenio de 1990. Este capítulo ha demostrado que la baja productividad de la agricultura en los países pobres está relacionada con un bajo nivel de bienes de capital agrícola, y que estos dos factores están relacionados con una alta prevalencia de la subnutrición.

3.71

Los países con baja capacidad de ahorro e inversión siguen dependiendo de la AOD como fuente principal de financiación exterior, pero no hay datos que indiquen un cambio de orientación de la AOD en respuesta a esta necesidad apremiante. Aunque la IED ha reemplazado constantemente a las transferencias públicas, su dirección y magnitud no se corresponden con las necesidades efectivas y por eso no se canaliza hacia los países más pobres que tienen niveles altos de subnutrición.

3.72

En lo que respecta al gasto público interno en el sector agrícola, los datos indican que la asignación de recursos públicos a la agricultura por parte de los gobiernos sigue siendo muy inferior a la contribución de la agricultura a la generación de ingresos y empleo. Aun así, el 70 por ciento de la población pobre y con inseguridad alimentaria de los países en desarrollo depende, directa o indirectamente, de la agricultura, la pesca o las actividades forestales para mejorar sus medios de subsistencia.

3.73

Existen actualmente abundantes pruebas que sustentan el hecho de que no sólo consideraciones humanitarias, sino también razonamientos económicos, deberían inducir a intensificar los esfuerzos para aliviar la suerte de quienes son víctimas de la pobreza y la inseguridad alimentaria. El hambre menoscaba considerablemente la productividad y la salud de las personas, así como el crecimiento potencial de los países. La asistencia alimentaria inmediata a quienes sufren hambre, en caso de emergencias causadas por condiciones climáticas o conflictos, produce beneficios económicos individuales y colectivos, ya que permite a las personas subnutridas aumentar su contribución, a corto y largo plazo, al crecimiento económico y la prosperidad de la nación. El presente capítulo preconiza un enfoque de vía doble para la seguridad alimentaria, que incluye el desarrollo de los sectores productivos y la creación de mecanismos apropiados para el socorro a corto plazo.

3.74

En cuanto a las prioridades en la asignación de la AOD y la asistencia técnica, los países en peor situación por lo que se refiere a los indicadores de la inseguridad alimentaria deberían ser los primeros de la lista. Aunque, en lo que concierne a la pobreza y la inseguridad alimentaria, los países indicados como aquellos con una prevalencia más alta de subnutrición están situados principalmente en el África subsahariana, hay otros que se encuentran en Asia y en América Latina y el Caribe.

3.75

Los tipos de intervención y las esferas de la agricultura que se seleccionen en relación con el aumento de los recursos dependerán de las necesidades da cada uno de los países prioritarios. La identificación de los sectores prioritarios para la movilización de recursos deben basarse en análisis más detallados de las posibilidades y limitaciones, que habrán de llevarse a cabo de manera participativa a nivel nacional, regional y local.

3.76

Los recursos pueden canalizarse a través de mecanismos nuevos o ya existentes, incluidos los componentes agrícolas y rurales de los documentos de estrategia de reducción de la pobreza, el Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Red del CAC sobre Desarrollo Rural y Seguridad Alimentaria. Son mecanismos importantes a tal efecto el Fondo Finduciario de la FAO para la Seguridad Alimentaria y la Prevención de Emergencia de Plagas y Enfermedades Transfronterizas de los Animales y las Plantas, así como el PESA, que tienen como finalidad ayudar a los PBIDA a superar las limitaciones técnicas, económicas, sociales, institucionales y normativas que impiden a los agricultores satisfacer sus necesidades básicas y aprovechar las oportunidades que puedan surgir.

3.77

El apoyo que se necesita de los países desarrollados no sólo implica la transferencia de recursos financieros, sino también reformas políticas, normativas y jurídicas. Por ejemplo, si los países en desarrollo no tienen acceso a los mercados extranjeros, la eficacia de los recursos destinados al desarrollo agrícola se verá muy mermada. La reducción de la protección al comercio en los países de la OCDE ofrece enormes posibilidades para la producción, las exportaciones y, en último término, la reducción de la pobreza en los países pobres. Los beneficios derivados de la liberalización del comercio serán desiguales a no ser que los pequeños agricultores aprovechen las nuevas oportunidades del mercado.

3.78

Para que los pequeños agricultores puedan afrontar los desafíos de la mundiali-zación es necesario hacer esfuerzos especiales en lo que concierne al fortalecimiento de la capacidad rural y de las instituciones, así como a la mejora de la infraestructura, inclusive carreteras, comunicaciones y servicios de comercialización, transporte, almacenamiento y elaboración. Es imprescindible que haya instituciones agrarias apropiadas, como las que facilitan el crédito y la transferencia de tecnología, así como un marco jurídico para defender las reclamaciones de tierra y agua y los derechos de acceso. La función más importante en el suministro de los componentes comerciales de esa infraestructura y la consiguiente gestión de las actividades relativas a las fases finales del proceso de producción corresponde al sector privado, que a su vez es muy sensible a un entorno macroeconómico propicio y a la inversión pública en infraestructura en las zonas rurales.

3.79

El mensaje general debe ser claro: no puede haber esperanzas de alcanzar el objetivo de la Cumbre si no se refuerza la voluntad política de dedicar recursos suficientes a la reducción del hambre. Es imprescindible que se movilicen recursos para la alimentación y la agricultura, a fin de propiciar aumentos de la productividad y fomentar la generación de empleo y el acceso a los alimentos, especialmente en las zonas rurales donde vive la mayoría de las personas que sufren inseguridad alimentaria. Muchos países tienen una necesidad acuciante de recursos para la inversión. Una asistencia internacional complementaria, comenzando por una solución duradera del problema de la deuda, sería la prueba tangible de que se están cumpliendo los compromisos contraídos en la Cumbre. Debería hacerse todo lo posible para conseguir que las políticas aplicadas a nivel nacional e internacional creen incentivos apropiados para los agricultores y un clima de paz, democracia y estabilidad que permita a la inversión privada florecer y contribuir a un desarrollo humano, social y económico completo.


NOTAS

1 Por «subnutrición» se entiende normalmente el estado de las personas cuya ingestión de alimentos no les proporciona calorías suficientes para satisfacer sus necesidades energéticas básicas. El término «desnutrición» denota el estado de las personas cuyas medidas antropométricas indican el resultado no sólo de una ingestión inadecuada de alimentos, sino también de malas condiciones de salud e higiene que pueden impedirles obtener todos los beneficios nutritivos de lo que comen (FAO. 2000. El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2000. Roma).

2 Incluidas las economías en transición de Europa oriental y Asia central. Los cálculos se basan en los precios de 1985 utilizando el dólar EE.UU. ajustado con respecto a la paridad de poder adquisitivo (PPA) de ese año.

3 Datos del Banco Mundial.

4FAO. 2001. Undernourishment and economic growth: the efficiency cost of hunger. Por J.-L. Arcand. FAO Economic and Social Development Paper No. 147. Roma.

5 FAO. 1995. Informe del 28º período de sesiones de la Conferencia de la FAO, 20-31 de octubre de 1995 (C95/REP). Roma.

6 FAO. 1996. La inversión en la agricultura: evolución y perspectivas, Documento Nº 10; y Evaluación de los progresos que es posible lograr en materia de seguridad alimentaria, Documento Nº 14. En Documentos técnicos de referencia de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Vols. 2 y 3. FAO. 1999. Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (25o período de sesiones). Inversión en la agricultura para la seguridad alimentaria: situación y necesidades de recursos para alcanzar los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CFS:99/Inf.7). Roma.

7 La expresión más correcta sería «consumo alimentario aparente medio nacional», ya que los datos proceden de las hojas de balance de alimentos nacionales y no de encuestas sobre consumo. En el presente capítulo, la expresión «consumo de alimentos per cápita» se utiliza en este sentido.

8Muy superior al 5 por ciento anual, según la FAO. 1996. Op. cit., nota 6, Documento Nº 14.

9 USDA. 1999. United States Action Plan on Food Security. Solutions to Hunger. Washington, D.C.

10 OCDE. 1996. Shaping the 21st century - the contribution of development cooperation. París.

11 Banco Mundial. 2000. Informe sobre el desarrollo mundial 2000: Lucha contra la pobreza.

12La FAO había presentado las perspectivas de la agricultura y la alimentación hasta 2010. 1995. Agricultura mundial: hacia el año 2010. Estudio de la FAO. Roma, FAO, y Madrid, Ediciones Mundi-Prensa.

13 Fuente: FMI. 2000. Government Financial Statistics Yearbook 2000. Washington, D.C. En la fuente del FMI se documentan 59 países que informaron al menos durante un año en el período 1990-1998 y un máximo de 52 países que informaron en un determinado año, siendo sólo 20 los que lo hicieron en 1998.

14 También en este caso se excluye la Categoría 2 debido a que el promedio simple está dominado por los datos de un país, Kuwait.

15 Hay que señalar que la relación de «apoyo» es válida para hacer comparaciones entre países o grupos de países, pero no indica el trato de la agricultura (en lo que respecta al gasto público) en relación con otros sectores de un país. No todas las partidas presupuestarias se destinan a categorías funcionales de actividades.

16 S. Fan, P. Hazell y S. Throat. 1999. Linkages between government spending, growth and poverty in rural India. IFPRI Research Report No. 110. Washington, D.C., IIPA.

17La reducción del total de préstamos para los países en desarrollo «tradicionales» es más acusada si se excluyen los concedidos por el Banco Mundial y el BERD a los países en transición.

18 Esta sección se ha tomado de FAO. 1999. Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (25o período de sesiones). Inversión en la agricultura para la seguridad alimentaria: situación y necesidades de recursos para alcanzar los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CFS:99/Inf.7). Roma.

19 Op. cit., nota 17.

20 FAO. 1996. Seguridad y asistencia alimentaria, Documento No 13. En Documentos técnicos de referencia de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, Vol. 3. Roma. Esta estimación se basa en la hipótesis, aunque no sea realista, de que los alimentos se pueden orientar perfectamente a los beneficiarios seleccionados.

21 Banco Mundial/UNICEF/UNESCO, citado en Ending malnutrition by 2020: an agenda for change in the millennium. Informe final de la Comisión del SCN/CAC sobre los desafíos de la nutrición en el siglo XXI.

22Véase, por ejemplo, una reseña de las investigaciones disponibles en: J. Strauss y D. Thomas. 1998. Health, nutrition and economic development. J. Economic Literature, 36(2): 766-817.

23 FAO. 1998. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 1998. Roma.


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