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4 SEGURIDAD ALIMENTARIA


En la presente sección se abordan las tendencias registradas en la seguridad alimentaria durante el decenio pasado. Una salvedad importante es que no se dispone de la información necesaria para efectuar evaluaciones directas de la seguridad alimentaria, sino que las conclusiones derivan de observaciones indirectas. Otra observación pertinente para el caso de Costa Rica es que la cuestión de la inseguridad alimentaria no ha ocupado un lugar importante en el programa político, aunque la pobreza como tal es un tema permanentemente abordado.

4.1 Tendencias en la ingesta alimentaria y el aporte calórico

Con respecto a la seguridad alimentaria, hay dos cuestiones básicas importantes: el poder adquisitivo de los consumidores y la disponibilidad de alimentos. Los sueldos son el indicador básico del poder adquisitivo. El Cuadro 8 muestra los sueldos de los trabajadores agrícolas (los más bajos de la escala) en colones corrientes y equivalentes dólares de los Estados Unidos. Se están desplegando esfuerzos permanentes para mantener el poder adquisitivo. Desafortunadamente, como también aparece en el Cuadro 8, la tasa de desempleo y el número de los desempleados van en aumento.

Cuadro 8. Tasa de desempleo y sueldo agrícola, 1992-2000

Año

Tipo de cambio (¢/$)

Desempleo total

Desempleo agrícola

Jornal de los trabajadores agrícolas

(%)

(%)

Colones

dólares EE.UU.

1992

134,2

4,1

3,0

707

5,27




801

5,97

1993

142,8

4,1

3,6

841

5,89




883

6,18

1994

157,1

4,2

3,6

954

6,07




1 039

6,62

1995

180,3

5,2

3,4

1 143

6,34




1 254

6,95

1996

208,4

6,2

4,3

1 353

6,49




1 462

7,02

1997

233,3

5,7

4,1

1 579

6,77




1 740

7,46

1998

258,0

5,6

3,4

1 862

6,74




1 984

7,22

1999

286,5

6

5,3

2 113

6,93




2 210

7,38

2000

308,7

5,2

4,1

2 324

7,53




2 444

7,92

Fuente: SEPSA, BCCR.

En conjunto, la disponibilidad de alimentos es satisfactoria ya que la producción interna y las importaciones aportan suministros suficientes. Sin embargo, como aparece en el Cuadro 9 las importaciones de alimentos están aumentando a un ritmo fuerte. Los volúmenes y valores totales de las importaciones de alimentos se duplicaron entre 1990 y 2000, y para algunos productos se han duplicado con creces. Mientras el volumen de las importaciones aumentó dos veces y medio, gracias a los bajos precios internacionales los costos totales de las importaciones de productos agrícolas aumentaron sólo 1,9 veces. La estrategia orientada a las exportaciones ha resultado, pues, satisfactoria hasta ahora, aunque reina una gran incertidumbre al respecto.

Los datos indican que en el suministro total de cereales básicos se ha experimentado un cambio importante. Las importaciones representan la mayor parte del suministro total. La dependencia respecto de estas importaciones es moderada, aunque los precios son bajos y el país obtiene divisas suficientes. Hay dos observaciones que formular al respecto.

La primera es que los productores que abandonaron los cereales básicos pertenecen a dos grupos principales: los que optaron por otras alternativas, y los que continuaron produciendo cereales. Estos últimos están peor, porque sus ingresos básicos siguen siendo bajos. Es mejor la situación de los que optaron por ingresos complementarios no agrícolas.

La segunda observación es que si se demuestra que el país no logra aumentar sus ingresos en divisas, sería aconsejable examinar la posibilidad de seguir produciendo por lo menos una parte de los cereales básicos, especialmente cuando se prevé que aumentarán los precios internacionales, debido a las condiciones atmosféricas. En Costa Rica hay regiones en las que se puede producir, y hay grupos de productores que lo pueden hacer con competencia. Puede que para ello sea necesario asistencia técnica e investigación.

Aún cuando son frecuentes las reclamaciones por la producción insuficiente de alimentos básicos, la experiencia ha demostrado que la seguridad alimentaria de un país o de un pequeño productor agrícola no consiste en producir todos los alimentos que se consume.

Cuadro 9. Costa Rica, importaciones de los principales productos agropecuarios, 1990-2000 (en miles de dólares EE.UU.)


1990

2000

toneladas

miles de dólares

toneladas

miles de dólares

Maíz

200 512

26 473

483 451

53 855

Trigo

124 445

22 290

239 756

40 549

Soja

75 348

20 423

228 793

49 652

Arroz

18 247

2 901

65 073

10 697

Filete de pescado entero

13 804

13 976

20 291

17 556

Cebada

10 690

4 172

17 906

4 741

Cereales

1 371

4 022

5 889

13 938

Cacao en grano

76

83

208

171

Total

426 246

91 439

1 041 076

173 603

Fuente: FAO.

Con respecto a la utilización de los datos de FAOSTAT para abordar la cuestión de los cambios registrados en el aporte calórico, no existen cálculos hechos al menos por dos razones. La primera es que en Costa Rica difiere mucho la alimentación de los diversos sectores de la población y, no habiendo datos desglosados, no es suficiente una cifra promedio para evaluar la situación de los sectores aquejados de mayor inseguridad alimentaria.

La segunda razón es que en el régimen alimenticio interviene cada vez una variedad mayor de productos, mientras que los cereales básicos han perdido importancia relativa en la ingesta directa. Por ejemplo, las importaciones de maíz se destinan básicamente para el consumo de los animales. Para calcular el aporte directo e indirecto de calorías para cada sector de la población, se deberían poseer datos desglosados sobre las necesidades alimentarias, de los que en realidad no se dispone.

Utilizando un método elaborado por Pomareda (1998), se realizó una encuesta para evaluar los cambios percibidos en la situación de la seguridad alimentaria en los años anteriores en los cinco países centroamericanos. Costa Rica se clasificó mejor entre todos los países de la región. El método utiliza un número determinado de indicadores, agrupados en cuatro esferas principales: producción de alimentos básicos; eliminación de las distorsiones del mercado; generación de ingresos; y balanza de los ingresos netos de divisas.

Se pidió a los dirigentes de las organizaciones de la sociedad civil y de las asociaciones de productores agrícolas que manifestaran su opinión acerca de las diversas variables indicadas dentro de cada criterio, clasificándolas de 0 a 10 en 1990 y en 1997. Costa Rica ganó en todos los indicadores de seguridad alimentaria.

Hubo pequeñas ventajas en la producción de alimentos básicos, porque la disminución de la producción de cereales y de carne de vacuno compensó los aumentos de la producción lechera y avícola. En el desarrollo de mercados se registraron mejoras significativas. También hubo aumentos netos en los ingresos, debido principalmente al ajuste del sueldo mínimo y al incremento de los ingresos medios por habitante, aunque no hubo avances en la reducción absoluta de la pobreza. En relación con la disponibilidad de divisas (para importar alimentos), también hubo mejoras, ya que las exportaciones agrícolas aumentaron más que las importaciones. Las importaciones de alimentos disminuyeron también su parte en las exportaciones totales, pero como otras importaciones habían aumentado mucho más, el déficit comercial global del país se agravó.

Estos indicadores de la seguridad alimentaria deberían volverse a calcular para disponer de datos más recientes sobre las ganancias o pérdidas. El autor considera que no se han registrado nuevas ganancias importantes en ninguno de los grupos de indicadores, pero se trata sólo de una hipótesis que debería verificarse.

4.2 Tendencias en la pobreza y la desnutrición

La distribución de los ingresos revela que el 20 por ciento de la población vive bajo la línea de pobreza. Esta cifra es preocupante, ya que en el pasado Costa Rica ha hecho grandes inversiones sociales y durante los últimos 15 años ha logrado una tasa de crecimiento de los ingresos medios por habitante aceptable. Aunque la incidencia de la pobreza disminuyó del 27 por ciento en 1990 al 20,3 por ciento en 2000, el número absoluto de los pobres no ha disminuido.

La cuestión principal consiste en identificar los grupos más gravemente aquejados de inseguridad alimentaria. La pobreza es mayor en las zonas rurales (23,8 por ciento, frente al 17,1 por ciento en las zonas urbanas), entre los trabajadores sin tierra y los pequeños agricultores que cultivan productos tradicionales. En las zonas urbanas, son los pobres y los desempleados los más afectados de inseguridad alimentaria. En ambos grupos, los sectores más expuestos son los ancianos, las mujeres y los niños.

Entre los trabajadores sin tierra, se pueden identificar dos grupos: los menos instruidos, empleados principalmente en la agricultura, sujetos al carácter estacional del trabajo y al nivel bajo de los sueldos, así como los que no están cubiertos en materia de servicios sociales, entre los cuales figuran el grupo fuerte de los inmigrantes nicaragüenses. El otro sector, el de los trabajadores que no tienen problemas de seguridad alimentaria, comprende a los que están empleados en turismo y otros servicios y, en alguna medida, en actividades agrícolas no tradicionales. Las nuevas oportunidades de empleo constituyen la forma de aliviar la situación de estos segmentos sociales.

Entre los pequeños productores, los más expuestos a la inseguridad alimentaria son los dedicados a cultivos tradicionales, que viven en tierras frágiles, aislados y sin acceso al agua para riego, y suelen ser más vulnerables a los desastres naturales. Otra característica de este grupo es su limitada capacidad para emplearse en actividades alternativas. Desde el punto de vista geográfico, los pobres de las zonas rurales de la provincia de Guanacaste son los más afectados de inseguridad alimentaria. Es la región más expuesta a la sequía y a una inestabilidad atmosférica general, pero también la región en la que el turismo ha crecido a un ritmo más rápido (Proyecto Estado de la Nación, 2000).

Para estos segmentos que viven en situación de mayor riesgo, sin la capacidad de conseguir empleo, la liberalización del comercio no representa ventaja alguna. La forma de prestarles asistencia es a través de programas oficiales de apoyo y socorro. Los programas del Instituto Mixto de Ayuda Social, el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF) y la Comisión Nacional de Emergencia han asignado importantes volúmenes de recursos para prestarles ayuda.

Los beneficiarios más directos de la liberalización del comercio agrícola son los consumidores. Hace 20 años, Costa Rica tenía un suministro limitado de productos frescos de alta calidad y productos alimenticios elaborados de importación muy caros a causa de los aranceles altos de las importaciones y de una competencia insuficiente. En un marco de libre competencia el escenario ha cambiado considerablemente.

Las frutas y hortalizas frescas producidas localmente han aumentado mucho en volumen, variedad y calidad. La presentación de los productos es excelente en los mercados y supermercados, en los que se ofrecen productos frescos envasados al vacío listos para el consumo, complementados con una gran variedad de productos importados, particularmente productos elaborados.

Hay un número creciente de puntos de venta de alimentos. Una cadena alimentaria internacional comenzó a funcionar hace tres años y las tres cadenas nacionales principales aumentaron sus puntos de venta y mejoraron la calidad de sus productos y servicios. Una de ellas acaba de concertar una alianza con una empresa neerlandesa y otra en Guatemala con miras a la creación de un consorcio centroamericano para la distribución de alimentos. La red de distribución de las cadenas de supermercados se ha extendido a las zonas rurales.

En la cesta básica los precios de los alimentos básicos han aumentado menos que otros productos y servicios, lo cual ha beneficiado mucho a la población de menores ingresos. Los grupos de mayores ingresos han aumentado los gastos alimentarios, lo que les ha permitido acceder a una variedad mayor de productos nuevos e importados. También ha aumentado la publicidad de los productos alimenticios, con efectos notables en la demanda. Además, las cadenas de restauración rápida se han multiplicado notablemente en diez años.

Pero hay que reconocer que la publicidad y la facilidad de obtener créditos personales han contribuido a aumentar la deuda por habitante.


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