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3 EXAMEN DEL COMERCIO ALIMENTARIO Y AGRÍCOLA


3.1 Comercio agrícola y alimentario total

Como ya se ha mencionado, el comercio agrícola ha mostrado una tendencia positiva, y Costa Rica goza de un creciente excedente comercial de productos agrícolas. Sin embargo, debido a que el comercio de otros productos y servicios ha crecido más deprisa, la parte correspondiente a las exportaciones e importaciones agrícolas en el total de las exportaciones e importaciones va disminuyendo (Cuadro 6).

Cuadro 6. Comercio agrícola y alimentario (promedios anuales)

Período

Importaciones

Exportaciones

Exportaciones netas

Productos agrícolas

Productos alimenticios

Total

Productos agrícolas

Productos alimenticios

Total

Productos agrícolas

Productos alimenticios

Total


en millones de dólares EE.UU. por año

1985-1990 (A)

625

484

6 745

3 828

1.947

5 780

3 202

1 463

-966

1990-1995 (B)

992

837

12 232

4 949

3 376

8 797

3 957

2 538

-3 435

1995-2000 (C)

2 472

2 129

24 140

10 932

7 390

16 582

8 460

5 261

-7 558


Tasas de crecimiento por año (%)

Período A

4.66

4.72

4.70

4.78

4.81

4.71

-

-

-

Período B

4.68

4.71

4.69

4.73

4.75

4.73

-

-

-

Período C

4.61

4.63

4.60

4.67

4.66

4.67

-

-

-

Fuente: FAO.

La transformación de la agricultura primaria ha permitido un aumento considerable de las exportaciones de productos agrícolas no tradicionales. El Cuadro 7 muestra los datos correspondientes a las categorías principales, a saber los productos agrícolas, pecuarios y pesqueros. Los productos tradicionales han disminuido su importancia relativa, mientras que los productos no tradicionales han crecido, aunque a una tasa decreciente. Las exportaciones totales de productos agrícolas alcanzaron su nivel máximo en 1998 y desde entonces han ido descendiendo.

No existe una explicación concluyente sobre cuál es el factor más importante que influye en la disminución de la tasa de crecimiento de las exportaciones agrícolas. Por lo general, se barajan cuatro hipótesis: que el modelo se está agotando; que los incentivos a las exportaciones (CAT) disminuyeron en 1999 y se eliminaron en 2000; que la competencia internacional aumenta a medida que otros países latinoamericanos y asiáticos entran en los mercados de exportación de productos agrícolas no tradicionales; y que están bajando los precios internacionales de algunos productos de exportación, como el café.

Cuadro 7. Exportaciones totales y exportaciones de productos agrícolas por subsectores (en millones de dólares EE.UU.), 1990-2000


1990

1991

1992

1993

1994

1995

Total

1 361,4

1 502,9

1 833,7

1 941,7

2 251,6

2 701,8

Total de productos agropecuarios

975,1

1 126,7

1 334,4

1 453,1

1 449,2

1 928,6

Productos agropecuarios

820,9

949,0

1 114,2

1 177,9

1 244,5

1 712,5

Productos pecuarios

100,9

126,3

122,8

167,5

98,0

88,8

Productos pesqueros

53,3

51,5

97,4

107,7

106,6

127,4



1996

1997

1998

1999

2000a

Total


3,5

4 217,9

567,8

6 576,9

5 820,7

Total de productos agropecuarios


2 099,3

2 191,5

2 474,5

2 098,0

1 846,1

Productos agropecuarios


1 756,7

1 805,0

2 053,6

1 875,9

1 650,9

Productos pecuarios


108,5

102,0

126,6

81,3

79,6

Productos pesqueros


234,1

284,6

294,2

140,7

115,6

a Estimado.

Fuente: SEPSA.

Las Figuras 2 y 3 muestran las exportaciones de algunos productos así como su diferente valor añadido por unidad de peso. Las exportaciones agrícolas no tradicionales han crecido mucho más deprisa que los productos tradicionales.

El caso más interesante es el de la pesca marina y la acuicultura, cuyas exportaciones y valor añadido por tonelada han crecido. En esta misma línea figuran sectores importantes como los productos lácteos y los productos de otras agroindustrias. También son importantes las frutas, particularmente los bananos, aunque su valor por tonelada es bajo.

Costa Rica ha desplegado grandes esfuerzos en la promoción de las exportaciones de productos más rentables. El país dispone de una fuerza laboral con un nivel de instrucción relativamente bueno, un sector privado con una capacidad reconocida y la presencia de inversionistas extranjeros. En este contexto, la búsqueda de valor añadido en la agricultura parece ser el medio más idóneo para sacar provecho de los recursos disponibles. La firmeza del país contra el proteccionismo de los países desarrollados se justifica porque es el principal factor de disuasión de su estrategia exportadora.

Figura 2. Costa Rica, exportaciones de determinados productos agrícolas (en miles de dólares EE.UU.)

Fuente: FAO

Figura 3. Valor unitario de las exportaciones de determinados productos agrícolas

Fuente: FAO.

Con todo, las oportunidades de exportación de productos agrícolas han suscitado en las agroindustrias un interés creciente por exportar productos con valor añadido. Las exportaciones tradicionales de bananos, carne de vacuno y café sin tostar no requerían nuevas inversiones significativas. En cambio, la exportación del café tostado al vacío y envasado así como la elaboración de nueces de macadamia, palmitos, frutas y zumos, alimentos marinos y productos lácteos exigieron nuevas inversiones en la agroindustria.

Como ya se ha indicado, las inversiones privadas extranjeras en la agroindustria han sido la segunda más importante de las inversiones extranjeras, con alrededor de 100 operaciones medianas y una operación grande en los últimos diez años. La Cooperativa Lechera Dos Pinos inauguró una fábrica moderna en marzo de 2001, con una inversión de 70 millones de dólares EE.UU. Algunas inversiones privadas en agroindustrias medianas se financiaron con cargo al fondo gubernamental para la transformación de la agricultura.

La agroindustria nacional se ve acicateada por las importaciones de productos elaborados que, como se muestra a continuación, está creciendo a un ritmo rápido. Algunas agroindustrias han modernizado su tecnología y equipo, y algunas están estableciendo alianzas con empresas de los Estados Unidos y México. Otras están examinando la posibilidad de alianzas con empresas de la industria alimentaria de otras partes, aunque a un ritmo moderado.

3.2 Importaciones agrícolas

También están creciendo vertiginosamente las importaciones de productos agrícolas y productos afines y de insumos. A este respecto, la Figura 4 muestra un hecho interesante, y es que el país está importando en una proporción cada vez mayor productos elaborados, lo que haría pensar que su agroindustria interna está perdiendo capacidad competitiva.

El volumen de los cereales, sin embargo, está creciendo rápidamente a causa de la necesidad de alimentar el sector avícola (Figura 4); pero debido a que sus precios han seguido una tendencia negativa, el valor neto de las importaciones de cereales no ha aumentado tanto. La baja de los precios de estos productos ha hecho que su efecto en los gastos en divisas fuera menos apreciable. Un estudio realizado recientemente (Pomareda, 2001) indica que para el año 2020 las importaciones costarricenses de cereales forrajeros (maíz y soja) requerirán casi el triple de las divisas necesarias en 2000.

Como se observa en la Figura 4, las importaciones de productos de gran valor están aumentando a un ritmo rápido. Entre ellos figuran todos los tipos de productos elaborados, como las pastas alimenticias, los alimentos envasados, los zumos, las cervezas, los vinos, los quesos de gran valor, los chocolates, etc. La creación de cadenas de supermercados extranjeros y sus empresas importadoras favorecen decididamente las importaciones de esos productos, cuyo alto valor unitario (Figura 5) revela que se trata de una combinación de bienes de alta calidad y costosos.

Figura 4. Importaciones de determinados productos agrícolas (en miles de dólares EE.UU.)

Fuente: FAO.

Aunque Costa Rica aplica la progresividad arancelaria, las importaciones de productos elaborados están creciendo deprisa. Además, en algunos casos, se importan productos de gran valor a precios subvalorados y con derechos de importación bajos, a causa de un desglose insuficiente de los códigos aduaneros, o de que los exportadores e importadores los declaran de manera incorrecta. En el caso de los productos lácteos, por ejemplo, los quesos finos entran al país como “otros quesos”, que pagan el mismo arancel que el queso Cheddar, y en la factura de las importaciones se registran con el mismo precio de éste.

Los insumos agrícolas, como los productos agroquímicos y los fertilizantes, también han crecido considerablemente en el costo total de las importaciones. Los datos de la Figura 6 no incluyen las importaciones de maquinaria y equipo, que también son importantes, favorecidas por el arancel relativamente bajo (5 por ciento) aplicado a maquinaria, equipo y productos agroquímicos.

Figura 5. Valor unitario de las importaciones de determinados productos agrícolas y alimenticios (en miles de dólares EE.UU./tonelada)

Fuente: FAO.

Figura 6. Importaciones de insumos agrícolas (en miles de dólares EE.UU.)

Fuente: SEPSA.

3.3 Consecuencias de la estrategia orientada a las exportaciones

Los cambios que se pueden observar más directamente en la agricultura como efecto de la estrategia de desarrollo aplicada se manifiestan en el uso de la tierra: los cultivos tradicionales de exportación se han mantenido más o menos estables, mientras que aumentaron las superficies sembradas con productos de exportación no tradicionales y disminuyeron considerablemente las sembradas con cereales básicos (arroz, maíz y frijoles).

El contingente preferencial para el azúcar en el mercado de los Estados Unidos, el acuerdo sobre el banano y el mercado del café han favorecido a estos cultivos. Sólo en los últimos años la situación caótica creada en torno a los precios del café ejerció una presión sobre algunos agricultores para que se ocuparan menos de las plantaciones y redujeran las superficies sembradas. Estos dos factores han contribuido a una merma de la producción, si bien, como se indicó anteriormente, algunos productores están tratando de mejorar la calidad a fin de obtener precios más altos.

La importancia de los cereales básicos, que son los productos más comunes entre los pequeños productores, han disminuido considerablemente (Figura 7). Sus precios internacionales han ido marcando una tendencia descendente, acompañada de la eliminación de los programas de precios garantizados decidida por el gobierno en el marco de los PAE. Como los pequeños cerealistas no hubieran podido sobrevivir en estas condiciones del mercado, algunos cambiaron de cultivos, mientras que otros optaron por empleos no agrícolas. En la sección siguiente se harán algunas observaciones sobre las consecuencias de esto para la seguridad alimentaria.

En cambio, la producción de otros productos más rentables, como los de los sectores de la producción lechera intensiva y la avicultura, creció considerablemente. Entre los cultivos más rentables figuran también las plantas ornamentales, las frutas y las hortalizas, que no requieren grandes superficies y generan más oportunidades de empleo, especialmente para mujeres, y más ingresos netos por hectárea. Hay que reconocer, sin embargo, que son más riesgosos y generan mayores deudas por hectárea. De ahí que no a muchos productores ha resultado conveniente emprender estas actividades en forma individual, y han recurrido a una fórmula clave para mantenerse en la actividad comercial, que es la de hacer alianzas con los exportadores, aunque ha habido quejas por la distribución de los beneficios.

La actividad productiva que ha crecido más rápidamente ha sido la del sector de los pollos para asar, favorecido por la baja de los precios de los cereales y la alta tecnología y considerable integración vertical de la industria. Además de que se ha visto protegido por la aplicación de un arancel del 150 por ciento aplicado a las partes oscuras de la carne.

Figura 7. Utilización de la tierra para los principales productos agropecuarios, 1990 y 2000

Fuente: SEPSA

El modelo, pues, ha favorecido en general a los productores que desarrollan actividades más rentables para los mercados de exportación y los mercados internos, y ha perjudicado a los que han continuado con la producción extensiva de ganado, de cereales y de otros productos tradicionales. Los productores dispuestos a correr riesgos, los dotados de mayor capacidad administrativa y los que podían contraer deudas gracias al capital y a las utilidades previstas, no sólo tuvieron la posibilidad de elegir los productos sino que también han obtenido ventajas mayores.

Con respecto a la fuerza laboral de la agricultura primaria, el crecimiento de las exportaciones ha creado posibilidades para casi todas las personas dispuestas a trabajar en actividades agrícolas. Ha favorecido principalmente a las personas empleadas en granjas de producción intensiva, dedicadas especialmente a las exportaciones. Sobre todo, ha brindado una gran oportunidad a los trabajadores emigrantes, que de lo contrario hubieran engrosado la población pobre de Nicaragua.

El aumento de la producción agrícola destinada a la exportación y el comercio de productos agropecuarios e insumos fue posible gracias a un notable desarrollo de los servicios, debido al surgimiento de empresas privadas que colmaron la capacidad limitada del sector público para ofrecerlos. Muchas empresas prestan asistencia técnica, administrativa y financiera, con inclusión de servicios tales como desarrollo de productos, laboratorios para residuos, asistencia para el cumplimiento de las normas ARPCC, certificación para las exportaciones, y análisis de mercados.

Hay empresas involucradas más directamente en la producción que prestan servicios para el diseño y la instalación de invernaderos (para plantas ornamentales, flores y pequeñas hortalizas), la instalación de sistemas de riego, la polinización con abejas, los preparativos de la tierra, etc.. En el sector de las exportaciones, hay un número creciente de empresas involucradas en el transporte de productos, almacenamiento frigorífico, funciones burocráticas y asuntos afines. Además, algunas empresas jurídicas se han especializado en la solución de controversias y diferencias comerciales.

Está claro que el aumento del comercio agrícola ha tenido un efecto importante en el sector de los servicios, lo que desafortunadamente se pasa por alto cuando se hace referencia a la importancia de la agricultura.

3.4 Efectos en el medio ambiente

Es difícil analizar el impacto ambiental en la agricultura, atribuido a la intensificación del comercio. En el caso de la agricultura, hay que distinguir dos aspectos. En conjunto, el modelo de las exportaciones agrícolas comporta prácticas agrícolas más intensivas que requieren más mano de obra, más productos agroquímicos y más materiales plásticos por hectárea. Además, en algunas zonas se extrae más agua de los acuíferos para permitir la producción agroindustrial. Por consiguiente, es posible que en Costa Rica el modelo agro-exportador haya tenido el efecto de acelerar el agotamiento de los recursos.

Sin embargo, todas las empresas involucradas en la agricultura con fines de exportación se han vuelto más responsables con respecto a las prácticas ambientales, ya que esto influye sobre su imagen y sobre las relaciones con los consumidores extranjeros. Además, la gestión adecuada de los residuos y la aplicación de los sistemas ARPCC permiten una producción con menos residuos en los productos y menos efectos en el medio ambiente. La certificación con la ISO 14 000 y otros sistemas está creciendo entre las empresas que producen para el mercado de exportación. Además, se han creado programas internos como el de la “bandera ecológica” para alentar una producción limpia.

El interés por el agroturismo y el ecoturismo, así como las expectativas por el mercado de las contrapartidas de las emisiones de carbono, también están motivando en las empresas agrícolas prácticas ambientales racionales. Costa Rica lleva la delantera en América Latina en materia de ecoturismo y en la venta de servicios de retención de carbón en el marco de acuerdos con varias naciones desarrolladas.

Aunque el modelo seguido produce efectos positivos visibles, tiene también sus inconvenientes. El aspecto más importante es el del congestionamiento de los caminos, debido principalmente a tres factores: el incremento del número de los camiones pesados utilizados para transportar productos desde los puertos a las zonas de producción, a los mercados locales y a los mercados centroamericanos y mexicanos; el aumento del número de los vehículos familiares importados; y la insuficiente inversión en caminos. Éstos son algunos de los factores principales que influyen en la pérdida de competitividad de las empresas y en el aumento de los costos privados, a causa de la pérdida de tiempo y de los daños ambientales.

El segundo efecto del aumento del comercio es la presión sobre el consumo de bienes importados, que cuenta con un fuerte respaldo publicitario, y que trae aparejada una disminución de los ahorros y de las inversiones personales. La cuantía de la deuda personal por razones de consumo se ha duplicado en 10 años, cuando los ingresos por habitante crecieron solamente en un 30 por ciento.

Además, la presión sobre los recursos naturales no es insignificante (Segura y Moreno, 2002). La intensificación del consumo, el aumento de las inversiones industriales, una agricultura más intensiva, el incremento del turismo, la gran afluencia de trabajadores y el creciente número de vehículos son todos factores que están comprometiendo la calidad de los acuíferos, del aire y de los suelos. Problema que se ve agravado por una gestión inadecuada de los residuos, la tolerancia de los residuos industriales, y las emanaciones del transporte público. La “imagen verde” de Costa Rica (con un 35 por ciento del territorio constituido por parques nacionales) no va de acuerdo con su programa gris en materia de medio ambiente.

Como consecuencia, la sostenibilidad del modelo suscita una preocupación creciente en la sociedad civil. El aumento de las emigraciones, el congestionamiento de los caminos, el incremento de la delincuencia y la gestión de los residuos aparecen cada vez más frecuentemente en los debates públicos. El comercio exterior absorbe todavía una gran parte del programa de políticas, lo cual es importante porque urge responder al interrogante de hasta qué punto habría que alentar el comercio, siendo que conspira contra la calidad de la vida.

3.5 Crisis externas

Las crisis externas a veces han favorecido y otras veces han perjudicado la estrategia comercial de Costa Rica. A continuación se presenta un breve comentario al respecto.

La crisis centroamericana de los años ochenta y comienzos de los años noventa limitó las oportunidades comerciales dentro de la región, pero brindó a Costa Rica la oportunidad de desarrollarse más deprisa que sus asociados. Como consecuencia, cuando se restableció el orden en la región, las exportaciones costarricenses destinadas a otros países de América Central crecieron más rápidamente que las importaciones. Actualmente, Costa Rica tiene una balanza comercial positiva con el resto de América Central.

La crisis económica de Nicaragua durante el decenio del ochenta, e incluso ahora, ha acarreado resultados ambiguos para Costa Rica. Por un lado, Nicaragua es un mercado muy limitado porque sus condiciones de pobreza y su considerable deuda externa limitan el poder adquisitivo de la población. Por otro lado, los trabajadores que emigran de Nicaragua a Costa Rica han hecho posible la producción agrícola, especialmente de exportación. Sobre el gobierno recaen los costos del desplazamiento, los disturbios y otras consecuencias perjudiciales, pero el sector privado percibe los beneficios de esta fuerza laboral.

Costa Rica firmó un acuerdo de libre comercio con México, que comenzó en diciembre de 1994. Desafortunadamente, la crisis mexicana surgió justo antes de la Navidad de ese año, y en ese momento el interés mexicano por las importaciones de productos costarricenses era casi nulo. Para México era mucho más importante resolver el problema de las relaciones con los Estados Unidos en el marco del TLC. En los meses y años posteriores se ha visto claramente que Costa Rica salió perdiendo en su relación comercial con México. Lo que no se sabe es en qué medida están contribuyendo a las exportaciones a otros países las inversiones mexicanas en Costa Rica, que son cuantiosas (ocupan el segundo lugar en orden de importancia).

Como el comercio de Costa Rica con los países asiáticos es reducido, la crisis asiática de 1997-1998 ha tenido efectos directos limitados en la demanda neta de las exportaciones costarricenses. Puede haber tenido algunos efectos en las importaciones de los Estados Unidos procedentes de Costa Rica, pero no hay documentación al respecto.

En 1998, Costa Rica se vio afectado por el huracán Mitch, pero en menor medida que otros países centroamericanos. Por un lado, resultó perjudicada la producción agrícola, principalmente el arroz y el melón en las zonas septentrionales del Pacífico y el frijol en las zonas centro-septentrionales. Pero por otro lado, los graves daños provocados por el huracán en Honduras, El Salvador y Nicaragua, favorecieron las exportaciones de productos agroindustriales costarricenses a esos países. Lo cual contribuyó, además, a crear una demanda más permanente de dichos productos.

Más recientemente, la baja de los precios del café ha tenido efectos devastadores en la economía local, que se sienten a nivel del empleo, de los ingresos agrícolas y de los ingresos en divisas. La reacción ante esta situación se ha manifestado en una menor dedicación a los cafetales (menos insumos) y en una ligera reducción de las superficies plantadas. Pero ha motivado a algunos productores a buscar actividades agrícolas y no agrícolas complementarias, mejoras en la calidad del café y una mayor integración vertical.

El desastre del 11 de septiembre influyó durante un tiempo en la disminución del turismo. Afortunadamente, la situación se ha recuperado, y en febrero de 2002 (que es la temporada de punta del verano) la afluencia de turistas había alcanzado un nivel semejante al del año anterior. Los efectos se notan enseguida en los hoteles, los restaurantes y, en general, en la afluencia de moneda extranjera.

Entre los factores externos que tienen importancia para la agricultura y la seguridad alimentaria en Costa Rica, cabría mencionar la tendencia negativa de los precios internacionales de los cereales. Esto ha favorecido las importaciones y, por lo tanto, el auge de la producción de carne de aves de corral, carne de cerdo, y huevos.

Aunque las crisis externas mencionadas no han sido cuantificadas, es indudable que han tenido efectos importantes en el comercio de los productos agropecuarios. En algunos casos han favorecido las exportaciones, y en otros las han tenido perjudicado. Además, por el lado de la demanda hubieran tenido consecuencias en la seguridad alimentaria, a causa de sus efectos en los ingresos de los consumidores urbanos y rurales, en la disponibilidad de productos y en la generación de divisas.

Lo que cabe señalar es que si bien el cometido del presente análisis es observar las transformaciones de la agricultura a largo plazo, existen efectos transitorios que pueden ser importantes para las personas y las familias. Los desastres naturales provocan la pérdida de activos de capital de las familias ubicadas en determinados lugares; los bajos precios del café excluyen de la producción a los agricultores para los cuales la producción de café es la única fuente de ingresos; los bajos precios de los cereales benefician a los avicultores, etc. En otras palabras, la visión global impide ver las situaciones particulares.


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