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Una cooperativa de propietarios de bosques del Japón: beneficios de la certificación para los bosques pequeños

I. Ota

Ikuo Ota es Profesor asociado de la Facultad de Agricultura, Universidad de Ehime, Matsuyama (Japón).

En el Japón –país de abundantes bosques que en su mayor parte son propiedad de pequeños agricultores–, las cooperativas de propietarios de bosques recurren a la certificación forestal como instrumento para dar nuevo impulso a unas actividades forestales locales en declive.

Con una superficie forestal de 25 millones de hectáreas, equivalente al 66 por ciento de su superficie de tierras, el Japón cuenta entre los países con mayor densidad forestal del mundo. El volumen de madera en pie supera los 4 000 millones de metros cúbicos (Forestry Agency of Japan, 2006). La mayor parte de la madera proviene de bosques de coníferas de plantación, que representan aproximadamente el 40 por ciento de la superficie forestal total del país. Dos importantes especies de plantación son el cedro del Japón (Crytomeria japonica) y el ciprés del Japón (Chamaecyparis obtusa), ambas especies de coníferas nativas. A lo largo de la historia, se han hecho considerables esfuerzos para crear grandes bosques de plantación, en especial en las pendientes empinadas en todas las pequeñas islas del Japón.

El sector privado es propietario de más de la mitad de las tierras boscosas del Japón, y en su mayor parte la propiedad forestal es en pequeña escala. La extensión promedio de la explotación forestal de los 2,5 millones de propietarios que poseen por lo menos 0,1 ha de tierra forestal es de tan solo 2,7 ha, y estos bosque son por lo general fragmentados. Algunos de los 1,5 millones de propietarios poseen menos de una hectárea de tierra forestal.

Para superar las dificultades que derivan de unos patrones de propiedad forestal tan pequeña y fragmentada y permitir beneficios de escala, la labor de las cooperativas de propietarios de bosques se concentra en los propietarios individuales de todo el país. Gracias a los planes forestales que las cooperativas elaboran en nombre de los propietarios, éstos tienen mayores posibilidades de obtener subsidios del gobierno para la plantación de árboles y los cuidados de las masas forestales. Las cooperativas también prestan servicios para el aprovechamiento forestal y el transporte y venta de la madera, y algunas incluso dirigen aserraderos y otras fábricas de elaboración que agregan valor a la madera que proviene de los bosques de sus miembros.

Este artículo describe las actividades y problemas a que debe hacer frente una cooperativa de propietarios de bosques japonesa que ha recurrido a la certificación forestal como instrumento de mercadeo de los productos forestales y medio para estimular a los propietarios de bosques a llevar a cabo una ordenación forestal más activa. La Cooperativa de propietarios de bosques de Yusuhara (CPBY) ha conseguido obtener la certificación otorgada por el Consejo de Manejo Forestal, y ello permite hacer algunas consideraciones importantes acerca de las actividades forestales en pequeña escala.

Los bosques de Yusuhara
I. Ota

LA CERTIFICACIÓN FORESTAL EN EL JAPÓN

La certificación forestal en el Japón comenzó en el año 2000. Desde entonces, el número de certificados de manejo y de cadenas de custodia emitidos por el Consejo de Manejo Forestal ha aumentado progresivamente. En la actualidad, el Consejo ha emitido certificados de ordenación forestal para 24 bosques en el Japón. Hasta junio de 2007, la superficie forestal total certificada por el Consejo era de 276 460 ha. Además, 444 organizaciones han obtenido certificaciones de cadena de custodia. Este número es el tercero en importancia en el mundo después de aquel del Reino Unido y de los Estados Unidos de América. Once de los 24 certificados de manejo forestal han sido obtenidos por cooperativas de propietarios de bosques que desarrollan funciones de gestores de recursos de tierras forestales en régimen de propiedad múltiple. Este tipo de certificación colectiva es una modalidad racional y eficaz de certificación que el Consejo de Manejo Forestal aplica en países como el Japón, donde la mayoría de las propiedades forestales son pequeñas y las tramitaciones individuales resultarían demasiado costosas y complicadas administrativamente.

Como la certificación del Consejo de Manejo Forestal se rige por unas normas muy estrictas y conlleva altos costos, el sector forestal japonés ha estimado que procedía imponer un marco de certificación nacional adicional, creando a este efecto en 2003 el Consejo de Ecosistemas Sostenibles Verdes. En abril de 2007 había en el Japón 41 bosques certificados por este último Consejo, que cubren una superficie total de 391 780 ha. Este plan de certificación es conveniente para las empresas grandes, pero el número de certificados otorgados por el Consejo de Ecosistemas Sostenibles Verdes a las cooperativas de propietarios de bosques ha sido menor que el que les ha emitido el Consejo de Manejo Forestal.

LA COOPERATIVA DE PROPIETARIOS DE BOSQUES DE YUSUHARA: UN ÓPTIMO EJEMPLO DE CERTIFICACIÓN

Yusuhara es una municipalidad pequeña, escasamente poblada, situada en una zona montañosa remota de la Prefectura de Kochi, en la isla de Shikoku, en el sudoeste del Japón. Su población es de unas 4 200 personas, cifra que equivale a menos de la mitad de la población que había 50 años atrás. La superficie de la municipalidad es de 23 651 ha, de las que 21 321 ha (el 90,1 por ciento) están cubiertas de bosque denso.

La CPBY –la única de su índole en Yusuhara– fue creada en 1956. Actualmente la integran 1 245 hogares miembros y unos 40 empleados a jornada completa, y 30 obreros forestales por contrata. La estructura organizativa de la cooperativa consta de cuatro secciones: asuntos generales, producción forestal, ordenación forestal y elaboración de la madera. Las actividades relacionadas con la certificación forestal son llevadas a cabo por la sección de producción, que se ocupa de las operaciones de explotación forestal y de raleo, y por la sección de ordenación, que se encarga de la plantación de árboles, deshierbe y construcción de caminos. La cooperativa administra una instalación de clasificación de trozas y un aserradero, que están bajo la responsabilidad de la sección de elaboración de la madera.

En octubre de 2000, la CPBY recibió la declaración de certificación forestal del Consejo de Manejo Forestal por intermedio de SmartWood. Era el segundo bosque del Japón que obtenía la certificación del Consejo; y el primero caso en que la certificación se concedía a un bosque perteneciente a una cooperativa de propietarios de bosques que actuaba como gestor de recursos. En el momento de la evaluación, se requería cumplir con unas diez condiciones durante un período de uno a cinco años, pero el rendimiento general en materia de ordenación forestal de la cooperativa era elevado. La alta puntuación se pudo atribuir principalmente a dos factores: una larga tradición de buenas prácticas forestales en el Japón, y el denuedo con que la CPBY había cumplido las nuevas normas ambientales internacionales durante un período de numerosos años.

RENDIMIENTO ECONÓMICO CONSEGUIDO GRACIAS A LA CERTIFICACIÓN

La certificación del Consejo de Manejo Forestal se tradujo en diversos cambios para la CPBY. Los periódicos forestales y los medios de comunicación locales informaron repetidamente de los excelentes resultados conseguidos por esta pequeña cooperativa de propietarios. Yusuhara y su cooperativa no tardaron en hacerse famosas, y esta notoriedad sirvió de estímulo para alzar la moral del personal de la cooperativa y de los trabajadores, y aumentó a su vez la motivación de los propietarios de bosques. Dado que las actividades forestales suelen ser escasamente remuneradas, y son ocupaciones rudas y peligrosas, los trabajadores no sienten orgullo por su oficio. La certificación proporcionada por el Consejo de Manejo Forestal parece haber contribuido a que esta situación pueda cambiar.

Los beneficios económicos solo se hicieron patentes al cabo de unos tres años. Inicialmente, la superficie forestal certificada era de solo 2 250 ha y la producción de madera con certificación por el Consejo de Manejo Forestal era muy poca. Por otra parte, la demanda de los compradores habituales de trozas y madera aserrada con etiqueta de certificación era casi nula. Si la carencia de beneficios económicos hubiese continuado, la contabilidad de costos y la comprobación anual de cuentas habrían planteado problemas a una organización tan pequeña como la CPBY. Sin embargo, la cooperativa siguió ampliando su superficie forestal certificada e interesando a un mayor número de propietarios de bosques; en la actualidad, casi todos los miembros de la cooperativa forman parte del grupo certificado por el Consejo de Manejo Forestal (Figura 1). El aumento de la superficie forestal certificada y de la membresía ilustra la progresiva comprensión del valor que reviste, entre los propietarios de Yusuhara, la certificación otorgada por el Consejo de Manejo Forestal. El gobierno de la ciudad también aportó recursos humanos y presupuestarios en apoyo de la expansión del bosque certificado por el Consejo de Manejo Forestal.

Al cabo de esta expansión lenta pero constante, la cooperativa empezó a recibir pedidos directos de madera aserrada certificada para construcción de viviendas provenientes de constructores con conciencia ecológica de zonas urbanas como Osaka. La información de que la CPBY era un suministrador de madera aserrada que había recibido la certificación del Consejo de Manejo Forestal se difundió por recomendación verbal. En 2003, los constructores terminaron siendo los mayores compradores de los productos de la cooperativa (Figura 2). Antes de 2003, el aserradero de la CPBY enviaba sus productos principalmente a mayoristas y mercados de subasta, como solía ser común en el Japón. Es importante destacar la diferencia de precio promedio de la madera aserrada para los distintos compradores. En 2005, los mayoristas pagaban un precio promedio de 33 882 yenes (280 $EE.UU.) por metro cúbico; en los mercados de subasta el precio era de 22 811 yenes (189 $EE.UU.), mientras que para los constructores el precio era de 85 958 yenes (710 $EE.UU.).

Resulta difícil determinar qué proporción del precio más alto pagado por los constructores corresponde a la certificación por sí misma y qué proporción al tratamiento específico del que además son objeto los productos. La CPBY vende a los mayoristas y mercados de subasta postes y vigas que no han sido secados en cámara, pero a los constructores vende, por pedido especial, productos de madera aserrada que han sido secados en cámara y reaserrados. Por lo tanto, el costo de producción de la madera aserrada que se vende a los constructores es de por lo menos 15 000 yenes (124 $EE.UU.) superior por metro cúbico, pero la diferencia de precio de venta es suficiente para que una negociación directa con los constructores resulte rentable para la cooperativa.

Fundándose en las perspectivas futuras anunciadas para este nuevo mercado, y deseosa de ampliar su capacidad de producción, la CPBY puso en funciones en 2005 nuevas sierras y una instalación de secado. Ese mismo año la cooperativa sometió sus operaciones a una ulterior evaluación por el Consejo de Manejo Forestal. La certificación ha sido sin duda alguna un factor determinante en el repunte que han conocido las actividades forestales en este pueblo rural y en la expansión económica de la cooperativa de los pequeños propietarios de bosques.

1
Tendencias de la certificación otorgada por el Consejo de Manejo Forestal, por superficie forestal y número de componentes de la Cooperativa de propietarios de bosques de Yusuhara
2
Variaciones en los destinos de la madera aserrada producida por la Cooperativa de propietarios de bosques de Yusuhara

CONCLUSIONES

El pago de un precio de la madera certificada superior al precio de mercado es por cierto una cuestión controvertida. Los beneficios económicos derivados de la certificación pueden conseguirse tanto si el precio es superior al del mercado como si no lo es. La experiencia de la Cooperativa de propietarios de bosques de Yusuhara muestra una manera más de realizar ganancias económicas mediante la certificación. Los intermediarios son renuentes por lo general a comprar una madera certificada por un precio más alto. En tal caso, los constructores con conciencia ecológica (o los constructores cuyos clientes tienen conciencia ecológica) que precisan madera certificada no la conseguirán comprándola en los almacenes de los minoristas sino en aserraderos certificados. La contratación directa entre el aserradero y el constructor tiene sentido en tal situación y es beneficiosa para ambas partes. Es este un mercado especializado que se está desarrollando en consonancia con la toma de conciencia ambiental en el Japón actual.

La certificación forestal se ha traducido en aún otra ventaja para los pequeños propietarios de bosques: la confianza en sí mismos. Para muchos es un incentivo para ordenar mejor el bosque. Los bosques de Yusuhara se han embellecido año tras año porque los cuidados culturales han sido mayores, especialmente en las operaciones precomerciales y comerciales de raleo. Todos los años, representantes de más de 100 empresas, organizaciones y gobiernos locales visitan Yusuhara para ver los bosques certificados por el Consejo de Manejo Forestal y observar las prácticas de ordenación forestal locales.

La certificación del Consejo de Manejo Forestal ha sido un factor fundamental que explica los buenos resultados alcanzados por los pequeños propietarios de bosques del Japón, y puede también prometer resultados igualmente favorables para los propietarios de bosques de otros países.

Los constructores pagan precios más altos por la madera aserrada certificada: la madera aserrada con la etiqueta del Consejo de Manejo Forestal sale del aserradero de la cooperativa y está lista para ser enviada a un constructor   La moral y el orgullo profesional del personal de la Cooperativa de propietarios de bosques de Yusuhara están más altos gracias a la obtención de la certificación forestal
 
I. Ota
I. Ota

Bibliografía

Forestry Agency of Japan. 2006. Forest and forestry white paper. Tokio. [En japonés.]


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