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5. PERFIL DE ALIMENTACION. TILAPIA.

5.1 Antecedentes y desarrollo del cultivo.

El cultivo de la tilapia se inició en México en 1964, con la importación de los primeros ejemplares procedentes de la Universidad de Alabama, EE.UU. confinándose al centro de acuacultura tropical de Temascal, Oaxaca (Morales, 1974). Las especies introducidas identificadas son: Tilapia rendalli, Oreochromis mossambicus y Oreochromis aureus (Arredondo, 1983), las cuales fueron distribuídas ampliamente en una gran cantidad de cuerpos de agua naturales y artificiales en las zonas tropical, semitropical y templada del país, instituyendo así las primeras acciones de fomento a su cultivo. Posteriormente en 1978 se importaron de Panamá, Centro América, las crías de O. niloticus y en 1981 los primeros organismos de O. hornorum y de una línea albina de O. mossambicus para la producción de hibrídos (Arredondo y Guzman, 1986); la última introducción fué efectuada en 1985, al donar la Universidad de Sterling, Escocia, 500 ejemplares de O. niloticus (línea roja), al país.

Actualmente las tilapias se encuentran en la mayoría de los cuerpos de agua del país, siendo los más relevantes los que se localizan en las entidades de: Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tamaulipas, ocupando ya el primer lugar en la producción pesquera de aguas continentales con un 40% de la producción nacional (Secretaría de Pesca. Dirección General de Acuacultura, 1988).

Las especies presentes en México son: T. rendalli, O. mossambicus, O. urolepis hornorum, O. aureus, O. niloticus y el híbrido de O. hornorum x O. mossambicus.

Es importante subrallar que no obstante que O. mossambicus, presenta una mayor incidencia en los centros acuícolas que producen crías de tilapia, si tomamos como punto de referencia el número de alevines y crías producidos anualmente, el primer lugar lo ocupa O. aureus, siendo sustancialmente mayor que cualquiera de las otras especies (Programa Nacional de Acuacultura 86–88). La producción de crías ha tenido un incremento del 40.8% promedio anual, pasando de 19 millones en 1983 a 66 millones en 1987, el cual ha sido generado en 28 de los centros acuícolas con que cuenta el sector público.

La producción de carne ascendió a 78,920 toneladas en 1987 con un incremento promedio anual del 9.9%, habiéndose alcanzado esta cifra gracias al esfuerzo de 400 unidades de producción tanto del sector social como del privado (fig. 11).

Las producciones alcanzadas se sustentan en los sistemas de cultivo intensivo, para la producción de crías; e intensivo, semiintensivo y extensivo para la producción de carne.

5.2 Perfil de los centros y unidades de producción.

Para esta especie fueron realizadas un total de 13 encuestas, abarcando 5 entidades federativas del país, correspondiendo 8 encuestas al sector público y 5 al social (fig. 11). Conviene señalar que a excepción de 3 centros acuícolas que iniciaron sus trabajos de producción desde hace más de 20 años, los restantes son de creación reciente, habiendo iniciado sus actividades hace apenas 5 años (anexo 4, tabla 4.1).

5.2.1 Infraestructura y agua.

En el cultivo de la tilapia, la fase de alevinaje no se contempla como una etapa definida dentro del proceso, ya que una vez que se efectúa la reproducción, los alevines permanecen junto a sus progenitores hasta que los primeros reabsorven el saco vitelino alcanzando un peso de 0.1 gr. y en casos extremos hasta 0.4 gr; posteriormente son separados e introducidos en estanques denominados de crianza o bien en corrales, manejándose en el 40% de los casos estanques rústicos con superficies unitarias de 2,000 a 5,000 m2; otro 30% en estanques de concreto con superficies unitarias de 5.5 hasta 640 m2; un 10% más usa estanques semirústicos con superficies promedio de 640 m2; y en cuanto a corrales, que se emplean en el 20% de los centros y unidades, éstos son de 4 a 24 m3 (anexo 4, tabla 4.2). En lo que se refiere al uso del agua, el 70% de los casos reporta un gasto equivalente al requerido para la reposición de agua perdida por evaporación y en el 30% restante registra un gasto entre el 10 y el 70% de recambio de agua por día. En lo que corresponde a la aereación ésta es practicada en el 30% de los casos por períodos que van de 4 a 5 horas/día (anexo 4, tabla 4.3).

Para la fase de engorda se emplean estanques de concreto (42%) con dimensiones unitarias de 90 a 1600 m2, estanques rústicos (42%) de 1500 a 5000 m2, y jaulas flotantes (16%, anexo 4, tabla 4.2). En el caso de la estanquería, el 70% de los encuestados reportan el empleo de agua sólo para la reposición de niveles y el resto (30%), considera el recambio del 10 al 50% del volumen/día.

Para la fase de reproductor se utilizan en un 56% estanques rústicos con superficies unitarias de 2000 a 5000 m2, en los que en general se repone el nivel de agua perdido; el 44% restante utiliza estanques de concreto con áreas por unidad de 100 a 900 m2, en los que se contempla la reposición de niveles, así como también recambios del 50 a 65% del volumen de agua/día.

Con lo que respecta a la calidad del agua, se reportan valores de temperatura extremos de 25 a 32°C, y una concentración de oxígeno que oscila entre los 2.5 y 8.0 mg/lt (anexo 4, tabla 4.3).

5.2.2 Patrón de alimentación.

Para la alimentación de los cíclidos en sus diferentes fases de cultivo, son usados diversos productos comerciales, elaborados por 6 fabricantes del ramo, que son: Aceitera Tapatía, Purina, Apiaba, Alver, Fiderusa y Conasupo; además del empleo de una dieta casera. De los anteriores se advierte un mayor uso de los alimentos elaborados por Purina (38%), aunque según se registra, no son los específicos para la especie; Aceitera Tapatía (20%), y los de Alver (16%; fig. 12, anexo 4, tabla 4.5).

La mayoría de los centros y unidades de producción se ven obligados a reprocesar los alimentos destinados a las crías, en cuanto a su presentación, moliendo, triturando y tamizando para obtener el tamaño de partícula requerido (1 a 6 mm). En la fase de engorda los alimentos se utilizan en su presentación original (5 a 6 mm) en algunos casos, y en otros elaboran su propia dieta (mezcla de gallinaza + pulido de arroz + zacamel*; fig. 12, anexo 4, tabla 4.5).

En lo que concierne al suministro de los alimentos balanceados, estos son administrados a una tasa de alimentación que va del 3 al 8% diario, con una frecuencia de 1 a 4 veces/día para la fase de crianza; en la de engorda, a una tasa que va del 2 a 7% diario, con una frecuencia de 2 a 7 veces al día; y en la de reproductor la tasa de alimentación es de 2 a 3%, suministrando el pienso de 1 a 3 veces/día.

* Zacamel = subproducto de la caña de azúcar.

El factor de conversión alimenticia, se tiene calculado solo en el 30% de los casos y oscila entre 1.4 y 2.5 para las diferentes fases de cultivo. Los tiempos dedicados al suministro y preparación de los alimentos, son de 10 minutos hasta 4 horas, dependiendo del tipo de alimento y del tamaño de las instalaciones (fig. 13).

La composición proximal de los alimentos usados difiere notablemente, así por ejemplo, para la fase de crianza se contemplan niveles de proteína de 20 a 32%. Así mismo, los costos de éstos son muy variables teniendo un precio de 30 mil pesos/ton. ($15.19 U.S. dlls/ton; 13% de proteínas) el más barato, y el más caro de 500 mil pesos/ton ($253.26 U.S. dlls/ton; 32% de proteína; anexo 4, tabla 4.4).

En algunos casos se emplea alimento vivo para la fase de cría, obteniéndolo en cultivos específicos o bien por captura, los organismos empleados para este fin son: Daphnia pulex, rotíferos, Artemia salina, Azola sp y Elodea sp. (anexo 4, tabla 4.6).

5.2.3 Fertilizantes y estrategia de aplicación.

En los centros y unidades de producción se emplean fertilizantes tanto orgánicos (desechos fecales de vacunos, porcinos, bovinos y aves), como inorgánicos (superfosfato triple, triple 17 y urea); en el caso de los primeros éstos se suministran frescos, secos o fermentados; los inorgánicos se disuelven previamente en agua para despues incorporarlos a los estanques. Comúnmente se recurre a la combinación de fertilizantes, utilizando 2 o más de ellos para dicho proceso. La frecuencia de aplicación es quincenal, mensual, trimestral o semestral, de acuerdo a los criterios considerados por los responsables de los centros o unidades de producción. Los problemas derivados del uso de fertilizantes registrados fueron: florecimiento de algas, bajas de oxígeno, costo elevado de los inorgánicos, y escasa disponibilidad (anexo 4, tabla 4.7).

5.2.4 Problemática del patrón de alimentación.

Los problemas derivados del esquema de alimentación registrados, con mayor frecuencia son: el costo elevado de los alimentos y difícil disponibilidad regional, deficiencias en la presentación de éstos (empaque no hermético, vida útil muy corta), almacenaje inadecuado, difícil disponibilidad regional; en una proporción no menos importante, se reporta la necesidad de un control de calidad de los alimentos, disponibilidad de ingredientes para aquellos que en pequeña escala elaboran sus propios alimentos, carencia de laboratorios equipados y presencia de aflatoxinas en los piensos empleados. De acuerdo a lo anterior, seria lógico pensar en una elevada incidencia de enfermedades, sin embargo sólo se reportaron algunos problemas de exoftalmia y obscurecimiento de la piel (fig. 14), debido probablemente a que la fertilización aporta los nutrientes faltantes.

5.2.5 Bases de cultivo.

En la etapa de crianza, se manejan densidades diversas que están en función del criterio de los responsables técnicos, así como del tipo de instalaciones en cada caso; en corrales se reportan de 1500 a 2500 orgs/m3, en estanques rústicos de 30 a 40 orgs/m2 y en estanques de concreto de 40 a 160 orgs/m2, registrándose una tasa de crecimiento de 4.4 a 13.3% de biomasa/día, y una sobrevivencia promedio del 87%. En la fase de enqorda, las densidades varían de 5 a 25 orgs/m2 en estanques de concre to, de 0.4 a 7 orgs/m2 en estanques rústicos y en jaulas es de 138/m3; en este caso las tasas de crecimiento son de 1.6 hasta 7.4% de biomasa/día, reportándose una sobrevivencia promedio del 90%. Con lo que respecta a la fase de reproductor, las densidades manejadas son de 1 a 2 orgs/m2 en estanques de concreto y de 0.12 a 1.6 orgs/m2 en estanques rústicos; las tasas de crecimiento registradas son de 0.2 a 1.5% de biomasa/día, estimándose una sobrevivencia del 96% en promedio (fig. 15, anexo 4, tabla 4.8).

5.3 Discusión y recomendaciones.

La utilización de alimentos no específicos para una especie ocasiona que no se satisfagan los requerimientos nutricionales o que por el contrario se desperdicien los productos empleados, repercutiendo ésto en el costo de producción, tal es el caso cuando se suministra alimento para bagre, por ser este el único disponible para peces en la región, como sucede en algunos centros del norte del país (Sonora). Asi mismo, conviene señalar que el proceso de fertilización, que para la especie es muy importante, requiere ser analizado y optimizado dado que representa un recurso interesante para la alimentación que definitivamente podría reducir los costos de producción al disminuir la cantidad de alimento balanceado.

Con respecto a lo antes señalado, conviene remarcar la falta de programas definidos tanto de alimentación como de fertilización para el establecimiento de convenios con los fabricantes que garanticen la adquisición calendarizada de dichos insumos, evitando con esto la serie de limitantes observadas.

Por otro lado es necesario proporcionar los elementos necesarios al desarrollo de la actividad como son, de acuerdo a los reportes: laboratorios, equipos diversos y silos adecuados ya que en muchas ocasiones éstos también se tienen que usar para resguardar las artes de pesca y utensilios empleados en actividades diversas.

Como se ha podido apreciar, no se tiene un programa de alimentación establecido para el suministro adecuado del pienso, desconociéndose la eficiencia de los mismos; el seguimiento a través de registros, la investigación de aspectos básicos y la dotación del material solicitado, son parámetros fundamentales para el avance de la tecnología.

Aunado a lo anterior es necesaria la capacitación apropiada de los técnicos dedicados al ramo, la comunicación entre ellos, y la divulgación de sus conocimientos y experiencias a las personas interesadas tanto del sector social como del privado.

Como último punto, es muy importante que los jefes de centros conozcan los costos reales de la producción.


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