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7. PERFIL DE ALIMENTACION. CAMARON.

7.1 Antecedentes y desarrollo del cultivo.

Los estudios sobre el camarón en el Pacífico mexicano se iniciaron en la década de 1940 a 1949, generando trabajos descriptivos de la pesquería y una gran cantidad de datos estadísticos (Reséndiz, 1981). Los primeros ensayos sobre la biotecnología del camarón se remontan al año de 1970 cuando se construyeron los primeros estanques rústicos experimentales en la Laguna del Huizache, Sinaloa. Fué en 1970 cuando prácticamente se inició el cultivo en México, basándose en dos modelos de desarrollo tecnológico, el primero encausado al cultivo intensivo del camarón azul Penaeus stylirostris en la Unidad Experimental de Puerto Peñasco, Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad de Sonora (CICTUS), Sonora, y el segundo orientado al cultivo semiintensivo en estanquería rústica en el Estado de Nayarit (Arredondo, 1987).

Durante los últimos 12 años, la producción de camarón, generada de la pesquería en los litorales de México, se ha mantenido relativamente estable siendo ésta cercana a las 73 ton. anuales. En 1984 México fué el primer productor en América Latina y el séptimo a nivel mundial con 72,996 ton. (Programa Nacional de Cultivo de Camarón, SEPESCA 1987).

Dicha producción ha sido originada por el sector social, ya que la captura y cultivo de camarón en México estan reservados a las sociedades cooperativas, incluídas las ejidales y las comunales (Ley Federal de Pesca). De las producciones registradas sólo el 5% proviene de la actividad acuícola, de lo cual se infiere que actualmente ésta actividad no se ha desarrollado plenamente (Arredondo, 1987, op cit).

La producción registrada en 1987 es de 2,139 ton., la que se generó en 65 unidades de producción distribuídas en 6 entidades del litoral Pacífico y 2 del litoral del Golfo (fig. 21); se cuenta además con 5 laboratorios para investigación y desarrollo tecnológico.

En el país existen 8 especies de camarón con amplias posibilidades para el cultivo y son: Penaeus vannamei, Penaeus stylirostris, Penaeus setiferus, Penaeus californiensis, Penaeus aztecus, Penaeus brasiliensis, Penaeus duorarum y Penaeus dentalis. De estos, 3 han sido sujetos a cultivo, P. stylirostris, P. vannamei y P. californiensis, habiéndose logrado un desarrollo tecnológico mayor en los 2 primeros.

Los sistemas de cultivo empleados en México son: extensivo, semiintensivo e intensivo.

Extensivo. Se caracterizan por utilizar estanques o encierros con grandes extensiones de agua, en donde se confinan los organismos a bajas densidades para que logren llegar a la talla comercial, aprovechando únicamente la producción natural del ecosistema para ello. Se estima que de la captura total de camarón a nivel nacional el 10% proviene de éstos cultivos; los rendimientos en kg/ha son de 50 kg de camarón entero en tapos y encierros y en bordería de 300 kg/ha. En este tipo de cultivo sólo se realiza una cosecha anual.

Semiintensivo. Esta tecnología se caracteriza por el empleo de estanques de diferentes dimensiones, considerando la utilización de fertilizantes, alimentación suplementaria y recambio de agua. En este caso las postlarvas son adquiridas del medio silvestre o del laboratorio: los rendimientos en kg/ha son 500 a 700 de camarón entero por cosecha.

Intensivo. En este se consideran 2 etapas, la primera comprende la reproducción y la producción de postlarvas y la segunda que es el desarrollo hasta la talla comercial. En este caso el control de los parámetros ambientales, la alimentación, la fertilización y el manejo son estrictamente controlados. Los rendimientos en ton/ha son de 2.5 a 6 por cosecha.

7.2 Perfil de las unidades de producción.

La información recabada corresponde a la encuesta de 18 granjas camaroneras distribuidas en 6 entidades federativas, correspondiendo el mayor número al Estado de Sinaloa (fig. 21). De éstas, 6 desarrollan el cultivo a nivel extensivo utilizando en el 80% de los casos el camarón blanco (P. vannamei); ll lo desarrollan a nivel semiintentivo empleando en el 78% P. vannamei; y sólo una trabaja a nivel intensivo con P. stylirostris (anexo 6, tabla 6.1).

7.2.1 Infraestructura y agua.

Se utilizan diferentes tipos de instalaciones para la fase larval que sólo se contemplan en el sistema intensivo, se emplean tanques de concreto cubiertos, con volúmenes unitarios que van de 3.6 a 4.2 m3 y recambios de agua del 300% por día, utilizando además aereación durante las 24 horas del día. La fase de preengorda se desarrolla en el 100% de los casos en estanquería rústica con dimensiones por unidad que van de 0.03 hasta las 10 has, con recambios del volumen de agua del 2 al 10% por día para el cultivo semiintensivo y del 100% por día para el intensivo (anexo 6, tabla 6.2).

En lo que respecta a la engorda el 100% de las granjas emplea estanques rústicos con diferentes dimensiones que van de las 2 a las 200 has. por estanque. Los recambios del volumen de agua muestran diferencias de acuerdo al nivel de cultivo, reportándose en el extensivo únicamente la reposición de niveles; para el semiintensivo de 5 a 10% del volumen/día, y en otros se realiza sólo la reposición de nivel; en el intensivo el recambio de agua registrado es del 100% por día (anexo 6, tabla 6.3).

Con respecto a la calidad del agua, se reportan temperaturas que oscilan entre los 24 y los 30°C con un valor promedio de 28°C para las 4 fases de cultivo y en las diferentes granjas; la concentración de oxígeno es de 3.5 a 8 mg/lt con un valor promedio de 5 mg/lt; y con lo que respecta a la salinidad, éstas son muy variables, reportándose del 35 en la fase de larva, de 8 a 35 para la de preengorda, de 5 a 45 para la de engorda y de 35 para la de reproductor (anexo 6, tabla 6.3).

7.2.2 Patrón de alimentación.

Para la fase de larva, la cual se maneja en una sola granja, se emplean para su alimentación organismos vivos cultivados para este fin como son: la Artemia salina y las microalgas, en concentraciones de 2 nauplios/ml y de 20 mil microalgas/ml, manteniéndose estas concentraciones constantes a lo largo de esta fase de cultivo.

De las 18 granjas encuestadas, 12 utilizan alimentos balanceados, observándose que de éstas 9 administran los elaborados por Purina, aunque en un caso el alimento de esta empresa, corresponde a la línea de engorda para cerdos; 2 formulan sus propias dietas y sólo una granja utiliza el alimento producido por Aceitera Tapatía (anexo 6, tabla 6.5).

A excepción de dos casos, en los cuales se aplica fungicida al alimento antes de suministrarlo, en general éste se emplea directamente de acuerdo a la presentación original en las tres fases de cultivo. El tamaño de partícula, que sólo se tiene estimado en 58% de los casos, no se observa específico para las diferentes fases de cultivo, registrándose una variación de l a 10 mm, tanto en la fase de preengorda como en la de engorda (fig. 22).

Las tasas de alimentación registradas muestran valores del 5 hasta 25% en los primeros días de la fase de preengorda y del 4.5 al 8% en los últimos días; para la fase de engorda se registran del 3 hasta el 25% y para la de reproductor del 3%. La frecuencia de distribución es variable, sobre todo entre los cultivos semiintensivos e intensivos, suministrándose en el primero de una o dos veces/día y en el segundo 6 veces/día para preengorda; en la engorda es de 2/día para el semiintensivo y de 3/día para el intensivo (anexo 6, tabla 6.5).

Los tiempos empleados para el tratamiento previo del alimento y el suministro del mismo varia relativamente, dependiendo fundamentalmente de la fase de cultivo y del tamaño de la granja.

El factor de conversión sólo se tiene calculado en el 39% de las granjas, siendo de 1.8 y 3 en la fase de preengorda, de 1.25 hasta 3 en la fase de engorda y de 2.5 en la fase de reproductor (fig. 23).

Las características de los alimentos balanceados en cuanto a su composición proximal difieren entre los alimentos comerciales y los elaborados en las mismas granjas, por ejemplo para la fase de preengorda los primeros consideran un nivel de proteínas del 25 y 32%, mientras que los segundos refieren el 35 y 45%. Con respecto a los costos de los alimentos, se registra una diferencia de más del doble entre el más barato y el más caro, coincidiendo los de mayor costo con los correspondientes a un mayor nivel de proteínas (anexo 6, tabla 6.4).

7.2.3 Fertilizantes y estrategias de aplicación.

En función de que los cultivos extensivos y semiintensivos, dependen en gran parte de la producción natural de los ecosistemas de cultivo, el 50% de los que lo realizan a nivel extensivo y el 81% de los que lo ejecutan a nivel semiintensivo reportan el empleo de fertilizantes, con el objeto de incrementar la productividad. Los fertilizantes empleados en los sistemas extensivos son: la gallinaza, la urea y el superfosfato triple; en el semiintensivo se observa un mayor empleo de fertilizantes inorgánicos (95%), siendo éstos: urea, superfosfato triple y triple 17.

En general el uso de fertilizantes es directo, usándolos secos en el caso de los orgánicos y disueltos en agua en el caso de los inorgánicos; éstos últimos generalmente se complementan entre ellos mismos, así por ejemplo se utilizan 16 kg/ha de urea más 7 kg/ha de superfosfato triple; las dosis administradas son muy diversas: de 10 a 67 kg/ha, dependiendo de la frecuencia de aplicación, la cual se realiza al inicio dèl cultivo en dosis única, o mensualmente, dependiendo de la etapa y tipo de cultivo, así como de la transparencia del agua (anexo 6, tabla 6.6).

Los costos de los fertilizantes inorgánicos, observan una diferencia muy amplia, por ejemplo la urea que en una granja se compra a 90 mil pesos/ton ($45.58 U.S. dlls/ton), en otra se compra a 129 mil pesos/ton ($65.34 U.S. dlls/ton). En lo que se refiere a los orgánicos éstos se obtienen por donación.

La problemática derivada del efecto de la fertilización es reducida y sólo el 17% de los que la practican reportan dificultades por: costo elevado del fertilizante, florecimiento de algas y bajas en el nivel de oxígeno (anexo 6, tabla 6.6).

7.2.4 Problemática del patrón de alimentación

De las granjas que emplean alimentos balanceados, el 73% refiere algunos problemas que inciden directamente en el esquema de alimentación, como son en orden de importancia: el costo elevado del alimento, calidad inadecuada del mismo (compactación del pellet deficiente, tamanos de partícula inadecuados, presencia de hongos, desconocimiento de la vida útil y características de almacenaje), y la necesidad de servicios de mantenimiento.

En lo que se refiere a las enfermedades nutricionales, sólo 2 unidades registraron, y en muy baja proporción, la coloración blanquecina del abdomen del camarón por infestación viral, comúnmente llamada camarón de leche, atribuible al exceso de alimentación.

7.2.5 Bases del cultivo.

La actividad, como ya ha sido mencionado, se realiza bajo tres sistemas de cultivo que contemplan 4 fases de desarrollo. En la fase de larva, que únicamente se realiza en el sistema de cultivo intensivo, se maneja una densidad de 100 mil org/m3, registrando una sobrevivencia del 50% en un período de 54 días. En la fase de preengorda, que se lleva a cabo en el sistema de cultivo semiintensivo, las densidades usadas son de 30 a 166 orgs/m2, con un peso inicial individual que varía de 0.001 a 0.5 grs; la duración de esta fase es de 28 a 84 días, observándose una sobrevivencia de 50 a 85%; los valores de las tasas de crecimiento que se registran son muy amplios y van de 2.6 a 23.6% de biomasa/día. Para el caso del sistema intensivo la densidad es de 80 orgs/m3 registrándose una sobrevivencia del 80% en un período de 70 días.

En la fase de engorda, que se contempla en los 3 sistemas de cultivo, las densidades son de 3 org/m2 en el sistema extensivo, de 6 org/m2 en el semiintensivo y de 40 org/m2 en el sistema intensivo. El peso individual de siembra de los organismos es en promedio de 1.7 grs, en el sistema extensivo, en el semiintensivo de 1.2 grs, y en el intensivo de 1.0 gr, observando en estos 2 últimos las mayores tasas de crecimiento (2.2 y 2.1% de biomasa/día, respectivamente), y las sobrevivencias más elevadas (67 y 80%, respectivamente). El período de duración del cultivo en promedio es de 138 días en los 3 sistemas de cultivo.

En la fase de reproductor, que sólo se realiza en el sistema intensivo, la densidad es de 6 org/m2 con un peso individual de 40 grs y una sobrevivencia reportada del 99% (fig. 24: anexo 6, tabla 6.7).

7.3 Discusión y recomendaciones.

El cultivo de este crustáceo en el país es una actividad muy reciente, que requiere ser apoyado mediante la elaboración e implementación de metodologías de cultivo que se fundamenten en las experiencias obtenidas y rescatadas a través de los registros precisos de las diferentes granjas. Así, mediante el registro de parámetros tales como la calidad del agua, densidad, tasas de crecimiento y mortalidad, incidencia de enfermedades, costo de los alimentos y fertilizantes, etc., se podrán establecer las metodologías de cultivo adecuadas, evaluar la eficiencia de los alimentos y fertilizantes así como el costo de producción, rentabilidad del cultivo, etc., todo lo cual redundará en beneficio del cultivo.

En lo concerniente a los alimentos utilizados, las cuales difieren marcadamente en cuanto a la composición proximal (sobre todo en lo que se refiere al contenido de proteínas), tamaño de partícula, estabilidad, compactación del pellet, y calidad (vida útil, presencia de fungosis, etc), representan un serio problema que perjudica al desarrollo del cultivo, ya que éstos representan el mayor costo de la producción, además de ser la base que sustenta el desarrollo del cultivo. La integración de fungici das con el alimento para prevenir o contrarrestar la fungosis en el alimento, debe evitarse.

Una alternativa a seguir es que los acuacultores en coordinación con las instituciones de investigación, implementen un programa nacional tendiente a obtener las formulaciones óptimas para que se alcancen los rendimientos máximos por unidad de área.


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