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INVENTARIO FORESTAL MUNDIAL 1963

INTRODUCCION

En el presente decenio, la atención del mundo está centrada en los problemas del desarrollo y es necesario aunar todos los esfuerzos con objeto de tener idea cabal de los recursos disponibles para una población en constante aumento. Contribución a ese esfuerzo común es el Inventario Forestal Mundial de 1963, el más reciente de los preparados en cumplimiento de la recomendación formulada en el sexto período de sesiones de la Conferencia de la FAO el año 1951 sobre la compilación y la publicación, a intervalos de cinco ańos, de los datos disponibles sobre los recursos forestales del mundo entero. La evaluación mundial de esos recursos es requisito indispensable para su aprovechamiento racional. Las tierras forestales representan en extensión cerca de un tierco de las tierras del globo, pero su distribución es muy desigual y las posibilidades de aprovechamiento varían mucho de unos casos a otros. Abarca la denominación de tierras forestales zonas tan distintas como la tundra ártica, las selvas pantanosas ecuatoriales, los matorrales del desierto, los bosques naturales de las laderas de las montañas, las plantaciones homogéneas de determinadas especies y la lujuriante jungla tropical. Los usos que se dan a la riqueza forestal van desde la extracción de materias primas para un grupo de industrias cada vez más variadas hasta la obtención de postes y leña para el consumo doméstico; desde la ordenación de cuencas hidrográficas y la modificación de las condiciones climáticas locales hasta la protección de la fauna y la flora naturales o la satisfacción de las necesidades de esparcimiento. Para el aprovechamiento óptimo de una riqueza tan grande y de aplicaciones tan variadas es necesario disponer de datos precisos sobre los recursos forestales del mundo, sobre la extensión de los montes y sobre el volumen de material en crecimiento, sobre composición y productividad y sobre las normas vigentes en materia de propiedad y explotación. Para que los países puedan coordinar sus políticas forestales como aconseja la interdependencia cada vez mayor de todas las naciones, es menester que esos datos sean susceptibles de comparación internacional. A esas exigencias trata de responder la presente publicación.

ALCANCE DEL ESTUDIO

El presente Inventario Forestal Mundial difiere de los anteriores en varios aspectos. Obedecen esas diferencias a la triple necesidad de extender las indagaciones a zonas forestales sobre las que no se habían publicado datos en anteriores inventarios; de determinar en lo posible la significación de los datos publicados, y de obtener informes más precisos sobre ciertos extremos de importancia. Se ha procurado mantener la comparabilidad con anteriores estudios, pero el lector deberá proceder con prudencia en esos cotejos. Las observaciones siguientes darán idea de la naturaleza y la importancia de las modificaciones introducidas.

El progreso de las encuestas forestales, fomentado en los últimos años por el desarrollo de la fotografía aérea, por el uso de calculadoras electrónicas, por el mejoramiento de los métodos de obtención de muestras y por la aparición de nuevos instrumentos de medida, ha permitido reunir abundantes datos sobre los recursos forestales que no están todavía en explotación. El progreso de la legislación ha ensanchado asimismo el ámbito de aplicación de la política forestal a zonas de acceso difícil, incluso con los medios actuales. Como era inevitable, la amplitud de esos progresos ha variado mucho de unos países a otros, pero aun así de ha considerado bastante importante para extender las indagaciones a ciertas zonas todavía inexplotadas o inasequibles. Los cuestionarios utilizados para la formación del inventario comprendían preguntas sobre régimen de propiedad, aprovechamiento y silvicultura en todas las tierras forestales y sobre la densidad, la composición, el material en crecimiento y el incremento anual de todas las extensiones de montes con excepción de las vedadas a las cortas de carácter industrial. Para facilitar la comparación con anteriores inventarios se pidieron asimismo datos sobre densidad, composición, material en crecimiento e incremento anual de los “montes en explotación”. Se ha prescindido, en cambio, del concepto de “montes accesibles” por la imposibilidad de definir con sencillez y claridad suficientes para los fines de un estudio como el presente la accesibilidad física o económica.

La extensión del estudio a zonas forestales cuyas características apenas se conocen en muchos casos obligó a tomar precauciones suplementarias contra el riesgo de mezclar datos de significación distinta. Se ha establecido, por tanto, una distinción entre los datos obtenidos de inventarios o encuestas forestales sistemáticas basadas en la medición de muestras representativas y los que correspondían a simples cálculos aproximados sobre zonas forestales en las que no se han practicado inventarios ni encuestas sistemáticas, pero acerca de las cuales se ha reunido alguna información por distintos métodos de reconocimiento extensivo. El porcentaje de datos procedentes de inventarios se indica en todos los cuadros de densidad, composición y material en crecimiento.

Extremo nuevo e importante, investigado en el estudio de 1963, es la extensión de “tierras forestales no arboladas”, entendiendo por tales las tierras en que todos los árboles han sido talados o destruidos por el fuego, pero que serán repobladas en un plazo previsible, y las tierras que por su naturaleza no se prestan a la aforestación, como caminos vecinales, arroyos y pequeñas extensiones de agua. Se ha considerado oportuno determinar la extensión de esas zonas y deducirla de la superficie total acerca de la cual se citan en el estudio datos sobre densidad, composición y material en crecimiento.

Otra novedad del inventario es el desglose de todos los montes de coníferas y frondosas y de los montes mixtos en tres grandes categorías con arreglo al volumen de material por hectárea: montes de menos de 50, de 50 a 150 y de más de 150 m3/ha. Se consideró necesario ese desglose para dar una primera aproximación de la composición cuantitativa de los montes y para precisar algo más el significado de los datos sobre densidad de cimas y sobre material en crecimiento. Se consideró asimismo conveniente completar esa información coń un desglose semejante de “plantaciones recientes y masas jóvenes” para indicar la medida en que la escasa riqueza volumétrica de ciertas zonas forestales se debe a operaciones de plantación recientes y no a malas condiciones de crecimiento.

Debidamente informado de la magnitud de la empresa acometida en el presente estudio y de algunas de sus dificultades, el lector estará en mejores condiciones para apreciar en su justo valor los datos contenidos en el Inventario Forestal Mundial de 1963.

LA RESPUETAS

Los datos reunidos con ocasión de este quinto estudio de alcance mundial presentan diferencias muy apreciables respecto de los obtenidos en los dos estudios anteriores. El número de países que cumplimentaron el cuestionario fue algo menor que en 1958 (105 en vez de 130, es decir, una disminución del 19%). Ello no obstante, la disminución de la extensión total de tierras forestales correspondiente a las contestaciones directas recibidas de los países ha quedado limitada a un 5%, pues la mayoría de los países que no cumplimentaron el cuestionario apenas tienen recursos forestales. Esa ligera disminución del número de contestaciones no era completamente inesperada y se debe, cuando menos en parte, a las dificultades pasajeras con que tropiezan las administraciones públicas en los nuevos países independientes.

Por otra parte, muchos países de gran riqueza forestal facilitaron información más abundante, más detallada y más precisa. Otras circunstancias que han contribuido a la mayor abundancia de datos han sido el alcance también mayor de los informes facilitados por los países a las Comisiones Regionales Forestales de la FAO y el considerable aumento de la documentación enviada por los especialistas en inventariado con ocasión de misiones especiales. Es de advertir, sin embargo, que esa información no tuvo en todos los casos utilidad directa para el estudio, por la diversidad de estructuras adoptadas.

La mayor complejidad del presente estudio permitió mejorar la congruencia de los datos reunidos, cuyo mayor detalle puso de manifiesto considerables diferencias no sólo entre los informes facilitados por distintos países sino entre los correspondientes a 1958 y 1963. Las verificaciones efectuadas cerca de las administraciones nacionales indicaron en algunos casos que los datos facilitados en 1958 se consideraban ya desprovistos de validez, circunstancia que debe tenerse muy presente al cotejar las cifras de los cuadros de base del presente documento y los del correspondiente a 1958. Sería, naturalmente, exagerado afirmar que los resultados de los estudios de 1958 y 1963 no son comparables, pero conviene señalar que las grandes diferencias observables en el caso de ciertos países no obedecen tanto a variaciones efectivas de los recursos forestales como a un conocimiento más preciso de esos recursos o a una aplicación más estricta de las definiciones.

En conjunto, los resultados obtenidos gracias a las modificaciones introducidas en el alcance del estudio han sido superiores a lo que se esperaba, aun cuando no cuadraran muy bien en todos los casos con los datos reunidos en los inventarios forestales de distintos países. Como ya se había observado en anteriores estudios, los países que disponen de inventarios detallados suelen resistirse más a facilitar evaluaciones indirectas, fundadas en los resultados de esos inventarios, que algunos otros en donde las encuestas sistemáticas están aún menos adelantadas. Ese comprensible prurito de exactitud llevó incluso a ciertos países a dejar sin contestación algunas preguntas para no facilitar datos indirectos que les parecían demasiado inexactos por comparación con los resultados de sus inventarios. Por la misma razón, muchos países calificaron esos datos indirectos de “estimaciones” y no de “datos inventariados”, aunque con arreglo a las definiciones antedichas se basaran de hecho en resultados de inventario. En algunos casos en que la estructura de los inventarios nacionales difería considerablemente de la adoptada para el Inventario Forestal Mundial, no fue posible habilitar a tiempo todos los recursos necesarios para dar a los datos la forma pedida, operación que representaba a veces un trabajo considerable. Por todos esos motivos, los datos publicados en el presente volumen respecto de algunos países son más incompletos que los contenidos en los respectivos inventarios nacionales. Ha sido necesario, además, consignar en las “Notas sobre Países y Regiones” ciertos datos a los que no se pudo dar cabida en los cuadros principales, muchas de cuyas cifras ha sido preciso explicar con notas de pie de página. Esa abundancia de notas dificultará la lectura y la interpretación de los datos del presente volumen, pero resulta indispensable por razones de presentación.

Como los datos disponibles sobre algunos extremos eran muy incompletos, no se han calculado en todos los cuadros estadísticos los totales regionales y mundiales, que se han tenido en cuenta, sin embargo, para el análisis que sigue. Por análogas razones se han corregido ciertos totales teniendo en cuenta los informes disponibles sobre la interpretación especial dada por ciertos paises a algunos conceptos. Esas correcciones se indican en las “Notas sobre Regiones y Países”. Se califican de “datos recibodos” todos los obtenidos mediante cuestionarios y los tomados de estadísticas oficiales o de informes de expertos. En los análisis se hacen frecuentes referencias a regiones más industrializadas (América del Norte, Europa, U.R.S.S., Zona del Pacífico) v menos industrializadas (América Latina, Africa y Asia); conviene advertir que esa clasificación se ha establecido exclusivamente para los fines del presente inventario y que corresponde a una apreciación muy general del grado medio de industrialización de cada una de esas regiones.

ANALISIS DE LOS RESULTADOS

Tierras forestales y montes

Los lectores de los Inventarios Forestales Mundiales de 1953 y 1958 recordarán que la definición de “tierras arboladas” utilizada para esos dos estudios corresponde casi exactamente a la de “tierras forestales” empleada para el actual y que era muy general, pues abarcaba extensiones de tierra de superficie desconocida en las que los árboles habían sido talados o incendiados. El estudio de 1963 ha permitido determinar la extensión de buena parte de esas tierras desarboladas y excluirlas por primera vez del cálculo del volumen mundial de recursos forestales. Los resultados fueron muy inesperados: muchos países declararon como zonas desarboladas grandes extensiones de tierras forestales (hasta un 50% en algunos casos). Parece que se piensa repoblar “en un futuro previsible” muchas de esas zonas, que probablemente seguirán desarboladas durante algunos decenios. Ciertos países incluyeron asimismo en la categoría de “tierras no arboladas” algunas extensiones que nunca han tenido árboles pero que están comprendidas en los planes de plantación, e incluso ciertas zonas en las que no hay perpectiva ninguna de aprovechamiento forestal pero cuya administración incumbe a los servicios oficiales de montes. Con arreglo a las definiciones utilizadas en el presente inventario, esas tierras deberían considerarse “no forestales”. Los datos de superficie de zonas forestales citados en el Cuadro 1 se han calculado partiendo del supuesto de que las tierras forestales no arboladas representan en cada región el mismo porcentaje de la extensión total de tierras forestales que en los países de la región que han facilitado datos sobre el particular. Resulta de esos nuevos datos que la extensión mundial de las tierras forestales es sobre poco más o menos la indicada en el Inventario Forestal Mundial de 1958, es decir, 4.100 millones de hectáreas aproximadamente, pero que la superficie de montes propiamente dichos oscila con toda probabilidad alrededor de 3.800 millones de hectáreas.

Cuadro 1 - Categorías de la tierras
Millones ha.

RegionesTierras forestalesMontes (estimación)Superficie de las tierras
%
TotalNo productivosProteccion
América del Norte  750  710  29010187538
América centrale    76    71    20  -  27226
América del Sur  890  830  51020176047
Africa  710  700  40020297024
Europa  144a 138    16a  1     47129
U.R.S.S.  910a 738a  28a 10   214434
Asia  550  500  16010270019
Región del Pacífico    96    92    40  4  84211
 Mundo4126377914647513034   29
  Más industrializadas19001678  37425533232
  Menos "22262101109050770227

a Datos recibidos.

Se consideran incluidas en las tierras forestales algunas cuyo tipo de vegetación sólo puede calificarse de forestal en la acepción más lata del término y cuya extensión superficial se indica por primera vez en el presente inventario. Son esas tierras las de uso no agrícola con una densidad de cimas comprendida entre 0,05 y 0,09. En los anteriores estudios sólo se pidió a los países que indicaran la extensión de esas tierras de tan escasa densidad de arbolado, incluidas en la superficie total de montes en explotación. En el estudio de 1963 se hizo extensiva esa pregunta a todos los tipos de montes y las contestaciones recibidas, cuya precisión varía de unas regiones a otras, dan alguna idea de la superficie total de las citadas zonas (véase más adelante el apartado relativo a la densidad de cimas), que según parece representan 100 millones de hectáreas del total mundial de tierras forestales y corresponden en proporción de 50 millones de hectáreas aproximadamente a la región de Africa.

Un tipo de montes de importancia secundaria para los efectos de los inventarios es el constituido por las reservas de protección forestal en las que están prohibidas todas las cortas industriales. El régimen de protección legal establecido para esos montes hace poco probable que puedan contribuir a la producción forestal, aunque su importancia es capital desde el punto de vista de las restantes ventajas que representan para la población. En consecuencia, se ha restado la extensión de las reservas de la superficie total de zonas forestales acerca de las cuales se habían pedido datos sobre densidad de cimas, composición, material en crecimiento e incremento anual. En el Cuadro 1 se indican las estimaciones de la extensión mundial de las reservas de protección.

Otra pregunta muy importante - la relativa a la extensión de montes improductivos - se hizo también extensiva a todas las zonas forestales. Se pidió a los países que utilizaran al efecto sus definiciones respectivas, tomando como orientación las indicaciones de carácter general insertas en el cuestionario. Se obtuvieron abundantes contestaciones que indican la existencia de evaluaciones de las zonas improductivas en numerosos países. Es evidente que esas evaluaciones corresponden a una gran diversidad de criterios y que, si en unos casos abarcan todos los montes actualmente inexplotados, se limitan en otros a los que seguramente no podrán ponerse nunca en explotación en las circunstancias previsibles. Ello no obstante, las cifras de extensión de montes improductivos han de corresponder en todos los casos a zonas que en la actualidad no producen nada, lo que permite sin duda emplearlas para obtener indicaciones útiles (véase el Cuadro 1). De los datos recibidos se desprende que pertenecen a esta categoría el 40% de los montes del mundo (el 50% en las regiones menos industrializadas y el 20% en las de mayor grado de industrialización). Acaso sea posible determinar en ulteriores estudios la proporción de esos montes en la actualidad improductivos que, a juzgar por los indicios disponibles, ha de seguir siéndolo indefinidamente; se obtendría así una idea de sus posibilidades de aprovechamiento económico que, vista su gran extensión, quizá sean muy grandes.

Cuadro 2 - Superficie por habitante
ha.

Regiones19631958
MontesTierras forest.Tierras arboradas
América del Norte3.43.83.8
América centrale  0.971.01.4
América del Sur5.35.77.3
Africa2.42.43.4
Europa  0.32  0.33  0.34
U.R.S.S.3.34.04.1
Asia  0.28  0.30  0.32
Región del Pacífico5.45.76.5
 Mundo1.21.31.4
  Más industrializadas1.92.12.2
  Menos industrializadas  0.90  0.951.1

La importancia del desarrollo forestal en las regiones menos industrializadas queda todavía más patente si se comparan sus cifras de superficie forestal por habitante (0,9 ha.) con las correspondientes a las regiones más industrializadas (1,9 ha.). Esa diferencia no justifica, sin embargo, interpretaciones alarmistas, pues la extensión de las zonas forestales es menos importante que otras características como la composición y el índice de crecimiento. Lo que sí es alarmante es la disminución de la superficie forestal por habitante como consecuencia del crecimiento demográfico. En el Cuadro 2 se comparan las cifras de 1963 con las obtenidas en 1958 (véase también el Diagrama C.). El problema alcanza su máxima gravedad en las regiones menos industrializadas, particularmente en Asia, que representa más de la mitad de la población mundial y que mal podría sufrir las consecuencias de una reducción ulterior de la superficie forestal por habitante, pues sus recursos forestales son ya muy pobres. Como a juzgar por todos los indicios el aumento de la población ha de durar todavía mucho tiempo, es evidente la necesidad de desplegar grandes esfuerzos para incrementar la productividad de los montes actuales y para plantar especies de crecimiento rápido en las zonas susceptibles de aforestación.

Régimen de propiedad

Se dan en el inventario datos bastante completos sobre el régimen de propiedad existente en las tierras forestales del mundo entero. De los informes recibidos acerca de 3.100 millones de hectáreas (que corresponden a un índice de cobertura a del 75%) se desprende que el 77% de esa extensión corresponde a tierras de propiedad pública y el 23% a tierras de propiedad privada. Las proporciones respectivas de esos dos tipos de propiedad en diferentes países y regiones están influidas, naturalmente, por los sistemas económicosociales, por lo que convendrá usar con prudencia las cifras totales. En Europa, por ejemplo, el 47% de las tierras forestales son de propiedad pública, pero esa proporción resulta de promedios del 94% en la Europa oriental y del 34% en la Europa occidental. Del mismo modo, la cifra correspondiente de Asia está muy influida por la supresión de la propiedad privada en la China continental.

Cuadro 3 - Propiedad de las tierras forestales

Regiones19631958
CoberturaPúblicaPrivadaCoberturaPública
%Million ha.%Million ha.%%
América del Norte87476731735657
América centrale62  2145  26  560
América del Sur69341562692754
Africa4025079  682286
Europa99  6747  779945
U.R.S.S.100   910100      -100  100  
Asia5628392  255793
Región del Pacífico86  2126  622760
 Mundo752369777004680

Se observa a este respecto diferencias importantes por relación con los datos publicados en el Inventario Forestal Mundial de 1958; no estará de más recordar, sin embargo, que las cifras de ese último estudio se referían solamente a los bosques accesibles. Así, por ejemplo, el mayor índice de cobertura obtenido en América del Norte ha permitido comprobar que los montes de propiedad pública de esa región son mucho más extensos de lo que podía creerse.

En Centroamérica, por el contrario, el aumento considerable del índice de cobertura (del 5% al 62% del total de zonas forestales) ha puesto de manifiesto la importancia de los montes de propiedad privada. En la zona del Pacífico, el mejoramiento de la cobertura indica que la proporción de montes de propiedad pública en esa región es menor que en cualquier otra.

El aspecto más importante de esos datos es que prueban, sin lugar a dudas, la preponderancia de los montes de propiedad pública en el conjunto del mundo. Aun cuando la mitad de las tierras forestales sobre las que todavía no se dispone de datos resultara ser de propiedad privada, la proporción de los montes de propiedad pública no bajaría del 70%. Convendría, por tanto, dedicar en ulteriores estudios mayor atención a las peculiaridades del régimen de propiedad pública. Por lo que respecta al detalle de los datos sobre montes de propiedad privada, no se han registrado variaciones importantes. La informacíon sobre el arbolado de los predios agrícolas indica que su importancia es menor de lo que se pensaba, lo que se explica seguramente teniendo en cuenta que ninguno de los “bosques inaccesibles” sobre los que se han reunido datos en el presente estudio pertenecen a explotaciones de ese tipo. Esa explicación no es valedera, sin embargo, para la región de Europa, donde prácticamente todos los montes se consideraban ya “accesibles” y donde los pertenecientes a predios agrícolas han bajado del 55 al 35% del total de tierras forestales de propiedad privada. Los porcentajes correspondientes son del 40% en América del Norte y del 20% en Africa; en el resto del mundo la proporción de ese tipo de montes es desdeñable. Los datos reunidos no indican que haya aumentado desde 1958 la proporción de montes de propiedad industrial; en realidad, las cifras obtenidas acusan demasiadas diferencias respecto de las anteriores para que sea posible sentar conclusiones generales. Un sector que deberá estudiarse más a fondo es el desglose por superficie de los arrendamientos forestales, factor de considerable importancia en los regímenes de propiedad privada y en los montes pertenecientes a corporaciones públicas distintas del Estado.

a Se entiende por cobertura en este apartado y en los cuadros que lo acompañan el porcentaje de tierras forestales (o de montes, en su caso) a que se refieren los datos citados. En los datos del estudio de 1958 el índice de cobertura se refería al total de tierras forestales o de tierras forestales arboladas (y no solamente al de montes en explotación o bosques accesibles).

Ordenación

En los anteriores Inventarios Forestales sólo se hacía referencia a un tipo de ordenación: el correspondiente a reglamentos de explotación. En el último estudio se dedicó atención a la ordenación de los montes para los que no se habían establecido planes de esa naturaleza. Se pidió a los países que indicaran la superficie de montes sujeta a otros tipos de ordenacíon, a saber la explotación limitada por disposiciones legales (relativas, por ejemplo, a límites de tamaño o a licencias de corta) o por estipulaciones contractuales (cuando en las condiciones de concesión se especifican normas para intervenir la explotación). Los resultados, cuyo índice de cobertura es muy elevado, dan una idea radicalmente distinta de la situación reinante en el mundo en materia de ordenación forestal. Como se verá en el Cuadro 4, hay grandes extensiones de montes sujetas a tipos de ordenación distinta de los reglamentos de explotación. En ciertas regiones, principalmente Suramérica, Africa y la zona del Pacífico, esos tipos de ordenación parecen en la actualidad mucho más generalizados que la explotación reglamentada; de la importancia que tienen en las regiones más industrializadas se desprende, por otra parte, que ocupan un lugar destacado en las economías forestales desarrolladas.

Cuadro 4 - Estado de la ordenación

Regiones1963 (Montes)1958 (Montes explotados)
CoberturaPlanes de explotaciónLegales y contractualesOtros montesCoberturaPlanes de explotación
%Millones ha.% 
América del Norte1285  -   -2640
América centrale71  7 (2)  ..15  2
América del Sur6710105  445  9  3
Africa6113873751416
Europa976269    39566
U.R.S.S.100   300  438      -86312  
Asia355959  5543100  
Región del Pacífico99  745  3721  9
 Mundo61570  805  91535548  

Los datos del Cuadro 5 indican la extensión de las concesiones en un corto número de países donde esa forma de ordenación está particularmente difundida. En escala mundial, por el contrario, el régimen de concesiones abarca una proporción muy pequeña (el 4%) de la extensión total de montes intervenidos en virtud de ordenaciones contractuales o de derecho público. Esa particularidad se debe seguramente en parte a la existencia en casi todos los países de disposiciones legales sobre los acuerdos de concesión, que en algunos casos han debido declararse como correspondientes a la ordenación “legal” más que a la “contractual”.

Al sentar conclusiones sobre los progresos registrados desde 1958 en materia de reglamentos de explotación, es preciso extremar la prudencia, como puede verse por los datos que a continuación se citan respecto de las distintas regiones. Excepción hecha de las Américas, cuyos datos merecen un examen especial (véase lo que sigue), la extensión de montes de explotación reglamentada parece haber disminuido en todas las regiones (de 503 a 401 millones de hectáreas), pese a la considerable mejora del índice de cobertura. Esa dismiución parece indicar que gran parte de las zonas declaradas en 1958 como montes de explotación reglamentada estaban sujetas en realidad a otros tipos de ordenación. La información solicitada acerca de estos últimos tipos ha esclarecido la significación de las cifras anteriores, como puede verse sobre todo en el caso de la U.R.S.S. y de los restantes países de Europa donde el índice de cobertura no ha variado mucho y donde, a juzgar por los datos actuales, los distintos sistemas de ordenación forestal abarcan 870 millones de hectáreas, de las que 360 millones corresponden a montes de explotación reglamentada. Lo mismo ocurre visiblemente en el caso de Africa y del Pacífico donde, por el contrario, ha mejorado mucho el índice de cobertura. Las cifras correspondientes a Asia requieren alguna explicación. No se recibió ningún dato de Indonesia ni de Birmania, que en 1958 habían declarado una superficie forestal de 135 millones de hectáreas en total, de las que 25 millones correspondían a montes de explotación reglamentada. Por otra parte, Tailandia hizo saber con ocasión del último estudio que los 19 millones de hectáreas clasificadas en 1958 en la categoría de montes de explotación reglamentada estaban en realidad sujetas a otros tipos de ordenación. La disminución de la superficie de montes de explotación reglamentada en todas esas regiones es, por tanto, puramente aparente.

Cuadro 5 - Ordenación controlada mediante concesiones

Países seleccionadosSuperficie 1000 ha.En porcentaje de legales y contractuales
Congo (Brazzaville)1000  6
Filipinas327370
Ghana284970
Honduras brit.  30220
Japón12554  83
Liberia  64826
Nepal1424100  
Nigeria  762100  
Sabah1866100  
Somalia1000100  
Surinam128581
Tailandia12033   53
Zambia607060

Los datos sobre reglamentos de explotación en América del Norte se limitan a los montes de propiedad pública o industrial de los Estados Unidos; en el inventario de 1958 las cifras correspondientes se referían a los montes en explotación en el Canadá. Cabe suponer que en el conjunto de la región hay por lo menos 130 millones de hectáreas de montes de explotación reglamentada. En Centroamérica y en América del Sur la gran diferencia de los índices de cobertura hace extremadamente difícil la comparación directa entre los datos obtenidos en 1958 y en 1963 acerca de los reglamentos de explotación.

Este desglose regional de los datos comunicados, junto con una serie de hipótesia prudenciales sobre la extensión de los montes acerca de los cuales se recibió información en 1958, constituye una base suficiente para afirmar que en 1963 había alrededor de 1.500 millones de hectáreas de montes (casi un 50% de la extensión total acerca de la cual se han recibido datos), cuya explotación se hace con una u otra forma de intervención; la extensión de los montes de explotación reglamentada resulta ser del orden de 650 millones de hectáreas.

Densidad de cimas y composición

Las anteriores consideraciones del presente análisis se han limitado a la política forestal. Para tener idea cabal de las ventajas que ha reportado el mayor alcance del nuevo inventario es menester, sin embargo, considerar los datos sobre características físicas de los recursos forestales del mundo. Empieza a ser posible dar una idea general del conjunto de esa inmensa riqueza natural. La cobertura del estudio dista mucho todavía de ser completa, pero acusa una considerable mejora por relación a 1958, año en que los datos se referían exclusivamente a los montes en explotación; los índices de cobertura han pasado del 7 al 55% en los datos sobre densidad de cimas, del 37% al 68% en los relativos a composición y del 35% al 55% en los referentes al material en crecimiento. Si se tiene en cuenta que el presente inventario es el primero que se practica con ese mayor alcance, los resultados son muy alentadores y cabe esperar mejoras ulteriores a medida que los países vayan familiarizándose con el nuevo método de investigación.

Cuadro 6 - Densidad de cimas

RegionesCoberturaBuenaMediaMediocreMuy Mediocre
%%%%%
América del Norte27543016-
América centrale132944189
América del Sur707219  9-
Africa293720367
Europa945132116
U.R.S.S.100   156025-
Asia175129155
Región del Pacífico55473914-
 Mundo554236202

La utilidad de los datos suplementarios resulta particularmente notable en el caso de la densidad de cimas pero, como se verá en el Cuadro 6, es mucho mayor en unas regiones que en otras y queda todavía por hacer una ardua labor de inventario. De los datos obtenidos en las tres regiones de mayor índice de cobertura (América del Sur, Europa y la U.R.S.S.) se desprende claramente que los montes “mediocres” son de importancia secundaria y que los “muy mediocres” sólo se declaran en Europa y corresponden en proporción mayor del 80% a dos países, acaso como consecuencia de circunstancias locales. Por lo que respecta a la zona del Pacífico, el estudio de los informes facilitados por los países indica que la mayoría de las zonas forestales sobre las que no se dispone aún de datos corresponden probablemente a montes “buenos” o “muy mediocres”. Por lo que se refiere a las regiones restantes, los datos disponibles son demasiado escasos para que puedan sentarse conclusiones generales, pues sólo se han recibido informes de algunos países que acaso no sean representativos. Por el contrario, los datos relativos a Africa se refieren a 23 países situados en distintas partes del continente y parecen indicar que alrededor del 40% de los montes africanos pertenecen a las categorías de “mediocres” y “muy mediocres”.

En el Cuadro 7 se reproducen los datos recibidos sobre composición, que se refieren al 68% del total de montes del mundo. Las cifras correspondientes a montes mixtos son sin excepción evaluaciones por defecto, pues en todas las regiones donde se encuentra ese tipo de montes algunos países clasifican todas las zonas de arbolado mixto como montes de coníferas o de frondosas, según las especies predominantes. Ello no obstante, se han reunido datos suficientes para practicar evaluaciones útiles de la extensión total de los montes de coníferas y de frondosas en la mayoría de las regiones. Es de advertir, sin embargo, que las cifras disponibles respecto de Centroamérica y Asia dejan todavía un margen de incertidumbre considerable.

Cuadro 7 - Composición

RegionesDatos recibidosEstimaciones globales b
CoberturaConíferas aFrondosas a Montes mixtosTotalConíferasFrondosas
%Millones has.Millones ha.
América del Norte61237 138(58)700440260
América centrale21  3  11..  71  35  36
América del Sur70  3459(17)810  10800
Africa62  4454-680    4676
Europa100   73  51(13)137  80  57
U.R.S.S.100  553 175  -728553175
Asia4541162  (8)490  90400
Región del Pacífico76  3  62  (2)  88    4  84
 Mundo689171512  (98)3704  1216  2488  
  Más industrializadas    1653  1077  576
  Menos industrializadas    2051  139 1912  

a Incluídos ciertas superficies de montes mixtos (véase cuadro III).
b Incluídos todos los montes mixtos.

Alrededor de la tercera parte de la extensión total de los montes del mundo corresponde a las estaciones de coníferas, que abundan sobre todo en la zona templada del hemisferio septentrional donde la U.R.S.S. con un 45% y América del Norte con un 36% representan más del 80% de los recursos mundiales de coníferas. Otro 7% corresponde a Europa y a la zona del Pacífico, mientras que las regiones menos industrializadas sólo disponen entre todas de 140 millones de hectáreas de coníferas, es decir, poco más del 10% del total mundial.

Muy distinta es la distribución de los montes de frondosas, cuya extensión total es del orden de 2.500 millones de hectáreas y representa las dos terceras partes de la superficie forestal mundial. La proporción correspondiente en ese tipo de montes a las regiones más industrializadas es algo inferior al 25%. El grueso de los recursos de frondosas (alrededor de 1.900 millones de hectáreas) está en las regiones menos industrializadas, pero se reparte de manera muy desigual, pues corresponde en proporción superior al 75% a Suramérica y Africa (y más especialmente al Oeste y al centro de Africa), mientras que el resto se encuentra sobre todo en el Asia sudoriental.

Material en crecimiento

El Cuadro 8 y el Diagrama B se han preparado con los datos recibidos, que abarcan ya el 55% de la extensión mundial de zonas forestales. Es de advertir que estos datos comprenden la casi totalidad de los montes de coníferas y que no es probable, por tanto, que los futuros estudios arrojen grandes aumentos del material en crecimiento en esos montes; queda, por el contrario, un volumen considerable de estaciones de frondosas sobre las que no se dispone de dato alguno. Como por otra parte los datos relativos a montes de coníferas proceden en proporción del 75% de inventarios, es probable que los progresos ulteriores se refieran más bien a cuestiones de detalle que a variaciones importantes de los totales volumétricos. La mayoría de los datos sobre frondosas son, por el contrario, cálculos aproximados y dejan, en consecuencia, un margen considerable de perfeccionamiento. Resulta esta situación de la circunstancia ya mencionada de que los montes de coníferas están en su mayor parte en las regiones más industrializadas donde los datos sobre material en crecimiento son muy completos y proceden en su mayor parte de inventarios; la mayoría de los montes de frondosas están, en cambio, en regiones donde ocurre exactamente lo contrario. Las observaciones que anteceden bastarían para demostrar, si aun fuera necesario hacerlo, la importancia de emprender en los países menos desarrollados un esfuerzo general de evaluación de recursos.

Los totales correspondientes a las distintas regiones indican la enorme riqueza forestal de tres de ellas: América del Norte, América del Sur y la U.R.S.S. En esta última, los inventarios abarcan la totalidad de las zonas forestales, pero en América del Sur las cifras se basan en gran parte en los cálculos aproximados de los expertos que trabajan en la zona; aun así, esas cifras dan indicaciones de gran interés. Las cinco regiones restantes no representan más que una séptima parte del total de datos comunicados; esa deficiencia se debe en parte a un bajo índice de cobertura. El total relativo a Asia debe utilizarse con mayores reservas pues no comprende el material en crecimiento en varios países de espesas selvas tropicales (Birmania, Indonesia y Malaya). La escasa representatividad estadística de eses total queda patente si se considera que es inferior en un 20% aproximadamente al citado en el inventario de 1958, que abarcaba sobre poco más o menos la misma extensión de montes igual.

Cuadro 8 - Material en crecimiento
1000 millones m3 (con corteza)

RegionesCoberturaTotalConíferasFrondosas
 Inv.a Inv.a
 %  % %
América del Norte624433(42)11(59)
América centrale14     0.8     0.235     0.654
América del Sur5178     0.5  177  5
Africa12     3.8     0.122     3.7  7
Europa9812     7.661     4.359
U.R.S.S.100   7966100  13100  
Asia4517     6.0501120
Región del Pacífico70     3.8     0.4..     3.4..
 Mundo55238  114  77124  24

a Porcentaje de los datos tomados en inventarios.

Complemento útil de los datos obtenidos sobre material en crecimiento en las tierras forestales del mundo son los correspondientes promedios por hectárea en el mundo entero y en las distintas regiones (véase el Cuadro 9). Esos promedios se han calculado tomando como base los datos recibidos sobre volumen total de material en crecimiento y adolecen, por tanto, de las mismas deficiencias estadísticas de estos últimos datos, pero, interpretados con las debidas precauciones, dan indicaciones muy interesantes de los respectivos órdenes de magnitud.

Cuadro 9 - Material en crecimiento
m3/ha. (con corteza)

Regiones1963 (Montes)1958 (Montes explotados)
CoberturaTotalConíferasFrondosasCoberturaTotalConíferasFrondosas
 %   %   
América del Norte62100  105  9056100  135  60
América centrale14807085  48565100  
América del Sur51185  140  190  19125  170  120  
Africa1245554510254520
Europa9890958095809070
U.R.S.S.100   110  120  7563105  125  70
Asia459085904590110  90
Región del Pacífico7060945823655070

Si se comparan los datos de 1963 con los de 1958 (relativos, como queda dicho, a los montes en explotación) puede hacerse una observación interesante: el aumento del volumen por hectárea declarado respecto de los montes de frondosas de América del Norte, Europa y la U.R.S.S. Como esos datos proceden en buena parte de inventarios con índices de cobertura adecuados, los aumentos pueden considerarse significativos. Entre las posibles explicaciones, la menos aceptable sería suponer que los montes en explotación son más representativos que los inexplotados de las zonas de arbolado más pobre. También cabe suponer que el mejor aprovechamiento permite en determinados países extender a mayor número de especies las determinaciones de material en crecimiento, pero acaso la explicación más lógica sea que los métodos modernos de inventario ponen de manifiesto una situación más favorable que la aceptada anteriormente.

Como en el caso de los totales volumétricos, los datos relativos a América del Sur sobresalen de los demás. Las evaluaciones acerca de las inmensas selvas brasileñas demuestran, una vez más, su extraordinaria riqueza de recursos. Las cifras relativas a Africa y a Asia se basan, por el contrario, en índices de cobertura muy bajos y pecan probablemente por defecto.

Se reúnen por primera vez en el nuevo inventario datos sobre la distribución de las zonas forestales en distintas categorías, según las cifras de volumen por hectárea. Esos datos son demasiado escasos en la mayoría de las regiones para permitir la obtención de totales significativos, pero en Europa abarcan el 65% de la extensión total de montes y merecen un detenido estudio. Como puede verse en las cifras del Cuadro 10, los datos relativos a los montes europeos indican claramente que el índice de material en crecimiento es más bajo en las estaciones de frondosas, pues no llega a 50 metros cúbicos por hectárea en cerca del 50% de su extensión total. Por el contrario, casi la mitad de los montes de coníferas tienen de 50 a 150 metros cúbicos por hectárea. Es evidente la gran utilidad de esos datos que, con un índice mejor de cobertura, contribuirán a dar une idea más precisa de los recursos forestales del mundo.

Cabe decir, en conclusión, que el Inventario Forestal Mundial de 1963 representa un gran paso en la determinación del material en crecimiento en las distintas zonas forestales del mundo. Inevitablemente, se preguntará el lector: ¿ es posible calcular el volumen total de material en crecimiento ? Ensamblando cuidadosamente todos los datos obtenidos, teniendo en cuenta su mayor o menor validez estadística y cotejándolos con los datos de carácter general recogidos en los informes de los expertos en inventarios sobre las zonas excluidas del presente estudio, puede aventurarse lo que cabría calificar de “conjetura razonable” acerca de ese total, que sería del orden de 340.000 millones de metros cúbicos, correspondientes en proporción de 135.000 millones a los montes de coníferas y de 205.000 millones a los de frondosas.

Cuadro 10 - Superficie por volumen, Europa
(coeficiente de información 65%)

  Regiones con
menos de 50 m3/ha.50–150 m3/ha.Mas de 150 m3/ha.
 Millones ha.
Coníferas152615
Frondosas1412  6

Incremento anual y cortas permisibles

Los datos sobre incremento anual siguen siendo muy incompletos en la mayoría de las regiones. El incremento anual es una magnitud de medición difícil, cuya evaluación exige recursos considerables tanto para el acopio de datos directos como para su análisis estadístico. Por eso se limitan muchas veces los esfuerzos de evaluación a encuestas sobre el incremento en determinadas zonas de montes particularmente interesantes; los resultados de esas encuestas no pueden hacerse extensivos sin más al resto de las zonas forestales de un país. Otro obstáculo que entorpece el análisis regional de esos datos es que unos países facilitan cifras de incremento bruto y otros de incremento neto, concepto este último que en ningún caso puede aplicarse provechosamente a los montes inexplotados en equilibrio, donde su valor es por definición nulo. Por todas esas razones no parece llegado todavía el momento de sentar conclusiones generales de alcance regional o mundial, aun cuando los datos reproducidos en los Cuadros 4 y 5 sobre distintos países sean de indiscutible interés y, utilizados con las debidas precauciones, constituyan una base óptima para cualquier comparación entre países determinados.

Se pidieron asimismo datos sobre el volumen de cortas permisibles, definido como la cantidad total de madera rolliza que puede extraerse durante un año, con arreglo a las políticas forestales establecidas en los distintos países. Muchos de éstos facilitaron datos cuyo análisis resultó erizado de dificultades. El espacio de tiempo a que se refieren los datos varía mucho de unos países a otros; en algunos casos se ha comunicado el volumen medio efectivo de las cortas anuales efectuadas en los últimos años y en otros los promedios previstos para plazos futuros de mayor o menor duración; en los datos de un tercer grupo de países, los promedios de períodos ya transcurridos se confunden con las previsiones para años venideros. También es muy variable la cobertura de los datos, que en unos casos se refieren a la totalidad de los montes y en otros se limitan a los de propiedad pública o a las plantaciones. Una última dificultad es que ciertos países excluyen de sus evaluaciones de cortas permisibles las de ciertos tipos (por ejemplo, las de leña). Son tantas las salvedades necesarias para apreciar en su justo valor los datos recibidos, que seguramente valdrá más efectuar las comparaciones entre distintos países tomando como base el detalle de las respectivas estadísticas nacionales. Es evidente que mientras no se armonicen los conceptos básicos no será posible mejorar la cobertura ni la comparabilidad de los resultados obtenidos en las compilaciones internacionales.

Aprovechamiento de los recursos forestales

Las estadísticas de corta han sido siempre menos satisfactorias que las relativas a otros tipos de aprovechamiento de recursos forestales. Es inevitable, en efecto, que no quede constancia de ciertas cortas y que se efectúen para el consumo local o para uso inmediato, otras que no entran en el ciclo de producción industrial. Por esas razones, los datos suelen ser bastante incompletos y en la mayoría de los casos han de corregirse repetidas veces; de ahí que se haya indicado en los cuadros estadísticos del presente inventario un promedio trienal (el correspondiente al período 1960–62) que se ha utilizado también como base para evaluar la producción actual de madera rolliza. Los resultados de esa evaluación se resumen en el Cuadro 11.

En el período 1960–62, el promedio mundial de cortas anuales fue del orden de 1.900 millones de metros cúbicos, de los que, según los datos disponibles, corresponden más de 1.000 millones (el 54%) a los usos industriales y casi 900 millones a la extracción de leña. Alrededor de un 80% de todas las cortas de leña se efectúan en las regiones menos industrializadas y corresponden, en proporción también del 80%, a especies frondosas.

En la comparación de los datos sobre producción de leña con las cifras de población de los dos grupos de regiones no se observa ninguna diferencia significativa en el volumen de producción por habitante, que es de 3 m3 en las zonas más industrializadas y de 2,7 m3 en las de menor grado de industrialización. En los países donde más elevado es el producto nacional bruto por habitante (los de América del Norte y los de Europa), la cifra correspondiente es del orden de 2 m3 por habitante. Puede observarse, sin embargo, que, independientemente del grado de desarrollo económico, las especies frondosas se utilizan mucho más que las coníferas para las cortas de leña; aun en las regiones más industrializadas, cuyos recursos forestales corresponden en proporción de dos tercios a los montes de coníferas, las cortas de leña corresponden en igual proporción a especies frondosas. Un elemento determinante de esa disparidad parece ser la asequibilidad, cosa lógica tratándose de un producto de gran volumen y de escaso valor por relación a su peso; es interesante, pues, comparar los datos de consumo por habitante con las cifras de superficie forestal por habitante, que son dos veces mayores en las regiones más industrializadas que en las de menor grado de industrialización. Aun cuando también se utilizan para las cortas de leña los árboles situados fuera de las zonas forestales, los datos disponibles demuestran la intensidad de la explotación a que las citadas cortas someten esos recursos tan escasos en las regiones menos industrializadas.

Cuadro 11 - Extracciones (promedio anual 1960–1962)

 TotalMadera industrialLeña
 TotalConíferasFrondosasTotalConíferasFrondosasTotalConíferasFrondosas
 Millones m3(r) (sin corteza)
América del Norte394295  9934828365  4612  34
América centrale  43  11  32       7.1        4.7      2.4  36      6.3  30
América del Sur181  2615526        9.61715517138
Africa196        4.019222        2.420174      1.6172
Europa3231881352231715210017  83
U.R.S.S.358392  662572263110166  35
Asia380107273122  616125846212
Región del Pacífico  25        6.9  18  16        6.4      9.3        9.2      0.5        8.7
 Mundo1900   9309701021  763258  879167  712
  Más industrializadas1100  782318844686158  25696160
  Menos industrializadas800148652177  77100  62371552

Las extracciones de madera rolliza para usos industriales guardan, como es natural, relación muy estrecha con el grado de industrialización y con el aprovechamiento de los recursos forestales disponibles. Ello no obstante, el análisis del aprovechamiento actual de los recursos forestales en distintos lugares del mundo pone de manifiesto particularidades interesantes. A diferencia de los que ocurre con las cortas de leña, que corresponden principalmente a las especies frondosas, la madera industrial es en proporción del 75% de coníferas y del 25% de frondosas. Este último tipo de cortas se hace principalmente en las regiones más industrializadas, donde representa aproximadamente 875 millones de metros cúbicos al año (86% del total mundial); la cantidad correspondiente a las regiones menos industrializadas es del orden de 145 millones de metros cúbicos solamente (14%). Ese coeficiente de desproporción-del 86% al 14% - difiere de manera significativa de la relación existente entre las superficies forestales de ambos grupos de regiones (45% del total mundial en las regiones más industrializadas y 55% en las de menor grado de industrialización).

El diagram D permite harcerse idea clara de la situación. El aprovechamiento de los montes de frondosas en las regiones industrializadas y de los de coníferas en las de menor grado de industrialización corresponde aproximadamente a las disponibilidades de ambos tipos de especies (el 15% y el 4% respectivamente). Ello no obstante, se observa una increíble disparidad en el aprovechamiento de los recursos de coníferas en las regiones más industrializadas donde el material en crecimiento representa sólo un 30% del total mundial pero alimenta más del 70% de la producción mundial de madera rolliza para usos industriales; en las regiones menos industrializadas, por el contrario, el material en crecimiento de especies frondosas representa más de la mitad del total mundial y sólo da un décimo de la producción mundial de madera rolliza para usos industriales. Aunque esa enorme diferencia en la intensidad de aprovechamiento de los recursos forestales disponibles se conoce desde hace tiempo, los resultados del presente inventario aportan datos nuevos y más precisos para evaluar la tremenda desigualdad del desarrollo de distintas partes del mundo y ponen de manifiesto las grandes posibilidades económicas de la riqueza forestal para el progreso de las regiones menos industrializadas.

CONCLUSION

Pese a todas las omisiones y deficiencias del presente inventario, acaso no sea muy grande la desproporción entre los resultados obtenidos y la finalidad que presidió su preparación: dar una idea general de los recursos forestales del mundo a principios del presente decenio. Los datos reunidos permiten harcerse una idea mucho más cabal que la que hasta ahora se tenía, pero indican con elocuencia y reiteración la inmensa magnitud de los esfuerzos que todavía quedan por hacer para mejorar los conocimientos disponibles sobre los recursos forestales del mundo y sobre algunas amenazas graves que acaso haya que conjurar en breve.

En el análisis de los resultados destacan ciertos extremos, relacionados en buena parte con la distribución y el aprovechamiento de los recursos forestales del mundo. Los graves desequilibrios perceptibles ya en los inventarios de 1953 y 1958 se perfilan con más claridad en el presente estudio. En las regiones más industrializadas, los países de gran riqueza forestal hacen un uso cada vez mayor de esos recursos, intensificando su explotación y extendiéndola a la vez a nuevas zonas. En los países de recursos forestales proporcionalmente menos abundantes se observa la misma tendencia, aunque con distintas características. Esas regiones tienen además a su disposición cerca de las nueve décimas partes de los montes de coníferas del mundo entero cuya relativa homogeneidad facilita la ordenación y el aprovechamiento de los recursos. En las regiones menos industrializadas la explotación de los recursos forestalestiene carácter intensivo en lo que respecta a la extracción de leña, producto básico para las poblaciones de bajo nivel de vida. En cambio, el aprovechamiento industrial de los ingentes recursos forestales de estas últimas regiones, principalmente en lo que respecta a las especies frondosas, es todavía extremadamente bajo y abre grandes oportunidades de industrialización supeditada, sin embargo, al establecimiento de las condiciones de infraestructura y disponibilidades de capital y personal técnico indispensables para que esa riqueza inexplotada contribuya al rápido mejoramiento del nivel de vida de la población.

Considerados en su perspectiva mundial, los datos del presente inventario encierran una advertencia de la mayor gravedad. Las variaciones de los recursos forestales del mundo son procesos lentos y los datos que pueden alegarse para abonar la tesis de que los actuales programas de plantación contrarrestan con verdadera eficacia las presiones destructivas ejercidas sobre esos recursos por una población cada vez mayor tienen en realidad poca fuerza probatoria. En el espacio de un quinquenio, esos supuestos progresos, si de verdad existen, resultan muy pequeños por relación al crecimiento demográfico. Entre 1958 y 1963 el aumento de la población mundial fue del 10,9%, aunque repartido de manera muy desigual: 6,6% en las regiones más industrializadas y 12,7% en las restantes. No hay ningún indicio fehaciente de que ese índice de crecimiento vaya a experimentar mermas considerables en los próximos años. En cualquier caso, las consecuencias no se limitan a la producción de madera; sería ocioso encarecer la importancia de la función protectora de las zonas forestales. La escasez de arbolado puede tener efectos muy perniciosos sobre los climas locales e incluso ocasionar modificaciones irreversibles en el equilibrio del régimen de suelos y aguas, acarreando consecuencias desastrosas de orden económico y social.

No quiere decir esto que todos los montes existentes en la actualidad deban considerarse sacrosantos, pues no lo son a menos que aporten su contribución óptima al bienestar de las colectividades para cuyo servicio existen. Sí es verdad, en cambio, que las mermas de la riqueza forestal sólo deben tolerarse cuando sirvan para mejorar e intensificar el aprovechamiento del suelo. La aplicación inmediata de una política forestal dinámica y basada en la considerable intensificación de los programas de repoblación parece imperativa, igual que la organización de un esfuerzo mundial para elevar el grado de aprovechamiento de los vastos recursos forestales de la zona tropical, si se quiere evitar que la escasez de madera se agudice cada vez más y se haga extensiva a la inmensa mayoría de la población mundial.


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