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Introducción

DEL 5 AL 16 DE JULIO DE 1971 se celebró en Vancouver, Canadá, una Consulta mundial sobre el empleo de la madera en la construcción de viviendas. El Gobierno del Canadá actuó como hospedante y principal organizador de la Consulta, que fue patrocinada conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Centro de Vivienda, Construcción y Planificación de las Naciones Unidas (UNCHBP) y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), en colaboración con la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO).

Asistieron a la consulta más de 250 participantes procedentes de 57 países y, además de la FAO, el UNCHBP, la ONUDI y la IUFRO, los demás organismos y entidades internacionales representados fueron el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Oficina de Cooperación Técnica de las Naciones Unidas (OTC), la Confederación Europea de Industrias Elaboradoras de la Madera, la Asociación Mundial de Organizaciones de Investigación Industrial (WAITRO) y la Alianza Cooperativa Internacional.

Esta Consulta fue la primera de su índole que exigió la participación de tantos ministerios, organizaciones y entidades en la tarea de ofrecer un foro para mancomunar ideas e intercambiar experiencias acerca de la manera de utilizar uno de los recursos naturales más importantes del mundo (los bosques) para satisfacer una de las necesidades más acuciantes de la humanidad (la vivienda).

Se expusieron ideas acerca de una gran diversidad de materias: dasonomía, tecnología de la madera, arquitectura, ingeniería, elaboración de madera aserrada y productos de la madera, industria de la construcción, planificación y financiamiento. Esta integración de disciplinas dio el panorama de las condiciones reales que hoy rigen en la industria de la vivienda.

Las ideas fundamentales subyacentes a la Consulta fueron en un principio concebidas por la FAO: la madera es uno de los materiales de construcción más importantes en el mundo y, en los últimos años, de la mitad a los dos tercios de la producción mundial de madera aserrada se han utilizado en la vivienda y en otros tipos de construcciones. Los paneles a base de madera y otros productos de la madera también se han venido utilizando cada vez más en muchos países. La dasonomía y las industrias forestales y el sector de la construcción se hallan, por lo tanto, íntimamente vinculados entre sí. Pero en casi todos los países en desarrollo existe un fallo en este vínculo. Una industria forestal moderna y eficiente exige un mercado para sus productos, pero tal mercado sólo puede crearse si a ellos se dirigen los productos adecuados. Existe una interdependencia entre industrias y mercados, exigiendo las primeras la existencia simultánea de los segundos. Se opinó que esta situación, que de hecho constituye un circulo vicioso, sólo podría resolverse reuniendo ambos sectores como tema común de deliberación, lo cual fue precisamente el objetivo primordial de la Consulta.

Por otra parte, una gran proporción del mundo va acercándose rápidamente a una situación explosiva. La población urbana de los países en desarrollo está creciendo a un ritmo hasta ahora desconocido. Decenas de millares de advenedizos, forzados a vivir en barracas miserables, no tienen participación ni representación alguna en las sociedades en que viven. Al mismo tiempo, existen recursos forestales no explotados que podrían ofrecer a estas personas trabajo y vivienda.

Al parecer, existe un notable desnivel de conocimientos en las técnicas de utilización de la madera como material de construcción en las diferentes partes del mundo. Esto, unido a la influencia de técnicas y costumbres propias de países industrializados implantadas sin la adaptación debida, ha creado un cierto grado de resistencia contra el empleo de la madera en muchos países del mundo en desarrollo que cuentan con abundantes recursos forestales. Es evidente que existe la necesidad de esclarecer los factores que se oponen a una utilización más amplia de este recurso natural renovable y de intercambiar información y experiencias en un plano internacional. Fue para conseguir esto para lo que se convocó la Consulta.

En la reunión de apertura, los participantes recibieron la bienvenida del Hon. Jack Davis, Ministro del Canadá para el Medio Ambiente, en nombre del Gobierno del Canadá; de Stephane Hessel, Auxiliar del Administrador del PNUD, en nombre de los organismos patrocinadores; y de Walter H. Gage, Presidente de la Universidad de la Columbia Británica en cuyo recinto se celebró la Consulta.

En su alocución, el Hon. Jack Davis expresó su agrado por el hecho de que la FAO hubiera elegido el Canadá como país hospedante para la Consulta. El Canadá es un país que siempre ha utilizado ampliamente la madera en la construcción de viviendas y sus ingenieros y arquitectos han llegado a un grado muy notable de perfección en este sector. El Canadá tiene experiencia de muchas técnicas, tipos de diseño y tratamientos que convierten a la madera en un material de construcción altamente adaptable y muy popular; sin embargo, para llegar a tal punto había tenido que recorrer la misma senda que hoy recorren los países en desarrollo. Según la experiencia canadiense, los prejuicios que hoy existen en los países en desarrollo contra el uso de la madera en la construcción de viviendas podrían vencerse fácilmente. Subrayó las ventajas de la madera desde un punto de vista ambiental. La madera no solamente es un recurso natural renovable procedente de bosques que, además, ofrecen medios de recreo y otros beneficios, sino que también es un material que se restituye a la naturaleza cuando su aprovechamiento es completo.

El segundo orador, Stephane Hessel, manifestó ante los presentes que los esfuerzos internacionales desplegados lo largo de los últimos 15 años para combatir el subdesarrollo han enseñado mucho y que el Segundo Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo abriría nuevas perspectivas y daría forma a nuevos métodos basados en tal experiencia. Hoy se reconoce que el objetivo último no es imponer a los países en desarrollo una modalidad de vida propia de los países desarrollados. «No existe», declaró a símbolo más evidente de la total ineficacia de este concepto, ni invitación más poderosa a no aceptarlo, que esas horrendas proliferaciones urbanas que pueden presenciarse por doquiera en los países en desarrollo, esa anárquica penetración del cemento y el acero en medio del bosque y de la sabana, esos costosos y estériles intentos de resolver el problema de la vivienda, la construcción de escuelas, los servicios comunales, la urbanización y la colonización rural mediante un trasplante de modelos que las poblaciones del mundo industrializado, aunque han de vivir entre ellos, cada vez encuentran más defectuosos.

Por otra parte, el mundo en desarrollo no precisa de dogmas ni de la imposición de rígidas normas científicas elaboradas en los centros de investigación de los países industrializados, como si el desarrollo pudiera ser el resultado de algún tipo de ecuación universal según la cual la transferencia de tecnología y de capital engendraria ipso facto el desarrollo económico, la productividad industrial y el bienestar. La nueva estrategia del Segundo Decenio para el Desarrollo se basa en el concepto de la «programación por países», que exige que la ayuda prestada a cada país beneficiario se adapte a la medida de sus problemas concretos y de sus peculiares características culturales y sociales. Este concepto constituye la base en que habrían de apoyarse todas las deliberaciones de la Consulta.

La Consulta se dividió en ocho secciones técnicas que comprenden: necesidades, tendencias y perspectivas de la vivienda; suministro de materiales a base de madera para la construcción de viviendas; productos de madera y su empleo en la construcción de viviendas; problemas relacionados con el fomento del empleo de la madera en la construcción y posibles soluciones (sección dividida en dos subsecciones que se refieren a los aspectos técnicos y legislativos y a los aspectos de reglamentos y ordenanzas, respectivamente); diseño, técnicas de construcción y costo de las viviendas con elementos de madera; la madera en la construcción de viviendas en los países en desarrollo; fomento del empleo de la madera en las viviendas; y coordinación de la investigación y actividades futuras. Basándose en documentos especiales y de antecedentes cuya preparación se solicitó de distintos especialistas, se prepararon ponencias de la Secretaría para dichas secciones técnicas, las cuales, modificadas en ciertos casos como resultado de los debates en la Consulta, constituyen la parte fundamental del presente informe. Las conclusiones y recomendaciones de las secciones en su forma aprobada en la sesión plenaria se incluyen después de cada ponencia.


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