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Sección 2 - Suministro de materiales de madera para viviendas

DIRECCIÓN DE COMERCIO E INDUSTRIAS FORESTALES DE LA FAO, DEPARTAMENTO DE MONTES

AL PRESENTAR una descripción de la situación existente en lo relativo al suministro de madera para viviendas este documento tiene un cometido doble. El primero es el de evaluar los recursos madereros potenciales del mundo y la proporción de los mismos que podría dirigirse al sector de la vivienda. El segundo es el de destacar las causas y las condiciones que favorecen u obstaculizan el suministro de madera para viviendas.

Es esencial efectuar una evaluación minuciosa y precisa de la situación de oferta de madera para poder sentar unas bases sólidas que permitan planificar la acción futura en cuanto al empleo de la madera en la construcción y la edificación. Como es lógico, la perspectiva de una escasez de oferta estimulará los diseños arquitectónicos que reduzcan al mínimo la necesidad de madera y la empleen exclusivamente en sus formas más útiles. En el extremo opuesto, si es probable que el suministro va a ser abundante, se estimularía la adopción de medidas encaminadas a aumentar su empleo en la vivienda.

La situación mundial de la oferta de madera no se presta, sin duda, a generalizaciones tan claras y tajantes, pero conviene saber al menos hacia cuál de esos dos extremos tienden las perspectivas del suministro destinado a la vivienda, con objeto de preparar programas ajustados a la realidad.

La disponibilidad de suministros de madera adecuados y baratos ayudaría a mitigar los problemas con los que se enfrentan los planificadores urbanos y el desarrollo de los recursos madereros aún no utilizados podría fomentar el progreso de las regiones más atrasadas. Se podría distribuir más armoniosamente el emplazamiento de las industrias y de otras actividades si, gracias al empleo de la madera, se pudieran mejorar y ampliar las viviendas y extenderla en las enormes zonas rurales del mundo en desarrollo. Recíprocamente, la creciente población mundial podría sufrir una nueva disminución de la calidad general de la vivienda de no asegurarse un aumento correspondiente del suministro de madera mediante un mejor aprovechamiento de los recursos forestales disponibles. Se dan ciertamente unas situaciones extraordinariamente divergentes en materia de disponibilidad de madera y puede perfectamente ocurrir que determinados países utilicen ampliamente la madera al paso que otros se vean obligados a restringirla a las utilizaciones técnicamente esenciales y económicamente justificables, a pesar de lo cual unos y otros estén haciendo un uso coherente de sus recursos en lo tocante a alcanzar sus objetivos en el sector de la vivienda y a contribuir al desarrollo económico mundial, al adaptar la utilización de la madera a sus ventajas comparativas.

El punto de partida consiste en calcular grosso modo la capacidad física de aportación de madera de los bosques de todo el mundo y sus niveles de producción, pero también es necesario conocer la pauta presente, y la futura probable, de utilización de la madera, ya que no cabe considerar aisladamente el empleo de la madera en las viviendas.

Una exposición global del suministro de madera sólo tendrá sentido si se la sitúa en una perspectiva regional, ya que la distribución de los recursos madereros mundiales es desigual tanto en el plano cuantitativo como en el cualitativo. Lo mismo ocurre con las necesidades de madera, que no siempre coinciden con los recursos disponibles en las diversas regiones. Es preciso efectuar una evaluación en el espacio con objeto de destacar los posibles desequilibrios de la oferta y la demanda regionales y las repercusiones consiguientes para el comercio internacional, los precios de la madera y la creación y desarrollo de industrias de elaboración de la madera en las distintas regiones. Estos factores influyen, a su vez, en la relación existente entre la disponibilidad interregional de madera y las posibilidades de encauzar ese potencial para satisfacer las necesidades mundiales de viviendas.

Los aspectos económicos e institucionales del suministro de madera son un factor determinante de la oferta y la demanda presentes, y de las futuras probables, de madera, así como de sus posibilidades de utilización para viviendas y otras finalidades. Las tendencias del consumo y la oferta de madera están íntimamente relacionadas con las características económicas y demográficas a largo plazo de los distintos países, así como con sus costos predominantes de obtención, producción y distribución de la madera y de su capacidad de elaboración para crear nuevos recursos. Otros importantes factores económicos son la disponibilidad de mano de obra, la competencia técnica, el capital, las divisas y la infraestructura, los precios relativos de los diversos materiales de madera y de los materiales no leñosos competitivos y complementarios, el emplazamiento de los recursos, las industrias y los centros de la demanda y el régimen del comercio internacional. Todos ellos tendrán que ser tomados en consideración al analizar la producción y el suministro efectivos de madera para la vivienda.

Los análisis contenidos en el presente trabajo, que no cuenta con documentos de antecedentes, estarán orientados en el sentido de una evaluación del volumen de madera de que podrá disponer el sector de la vivienda en las distintas partes del mundo. Se calculará esa disponibilidad a partir de la extensión de los recursos forestales, su estado de desarrollo y su capacidad de producción y la posibilidad económica de ampliar e intensificar su producción de madera apta para la vivienda, en relación con la demanda de esos mismos productos.

Producción de madera y recursos madereros potenciales del mundo

Los bosques naturales del mundo son muy extensos y cubren casi una tercera parte de la superficie de tierras del planeta, pero el 40 por ciento, más o menos, son improductivos por su bajo rendimiento económico y la inexistencia de una infraestructura industrial. Los bosques potencialmente productivos de muchas partes del mundo son de difícil acceso y, a menudo, de composición heterogénea, por lo que puede haber en ellos árboles que no se utilizan corrientemente, sobre todo en los trópicos. Los bosques artificiales tienen una extensión insignificante, cubriendo menos del 1 por ciento de las tierras; pero su importancia es grande desde el punto de vista del suministro de madera debido a su fuerte productividad y al hecho de que es posible crearlos en lugares previamente escogidos con objeto de satisfacer una demanda determinada de productos finales.

Los bosques naturales suelen ser de más lento crecimiento y de menor productividad económica que los artificiales, que siempre se pueden someter a una ordenación intensiva con miras a conseguir una producción máxima de un material bastante homogéneo. Sin embargo, aunque muchos bosques naturales no se adaptan especialmente a la producción de madera comercial, no se puede ignorar su utilidad para la sociedad. Regulan el caudal de los ríos y son un refugio para la fauna silvestre, pero, sobre todo, contribuyen a la calidad del medio y son un importante recurso recreativo.

Este documento se ocupa de la producción de madera y, por ello, la atención se limitará a los bosques que son, o podrían ser, fuentes potenciales de madera para la vivienda. Estos representan algo más de la mitad del total de la superficie forestal mundial, que es de unos 3700 millones de ha.

BOSQUES NATURALES

En el momento presente, sólo se explota una parte de la superficie forestal del mundo, pero en un trabajo de evaluación hay que tener en cuenta todos los bosques potencialmente productivos. En el Cuadro 1 se presentan, en forma resumida, los recursos forestales mundiales. Se advierte la enorme riqueza forestal de América del Norte, América Latina y la U.R.S.S. Estas tres regiones tienen las más grandes existencias forestales en formación del mundo. Africa cuenta con la misma superficie forestal, aproximadamente, que América del Norte, pero tiene poco más de la mitad de las existencias en formación de esta última. Los tipos varían desde los bosques degradados de sabana abierta de Africa, Asia y la región del Pacífico, a las masas vírgenes de los grandes bosques de América del Norte, América Latina y la U.R.S.S.

Una tercera parte, más o menos, de los bosques del mundo son de coníferas, limitadas principalmente a las zonas templadas, con un 45 y un 35 por ciento en la U.R.S.S. y América del Norte, respectivamente. Otro 7 por ciento corresponde a Europa y la región del Pacífico juntas. Las tres cuartas partes, aproximadamente, de los bosques de frondosas están situadas en los trópicos, sobre todo en América Latina, Africa central y occidental y el sudeste asiático.

Aunque las coníferas representan menos de la tercera parte de la superficie forestal mundial, les corresponden las tres cuartas partes de la producción de madera industrial. La presencia de bosques de coníferas coincide, en general, con las zonas en las cuales se produce y consume la mayor parte de la madera, tanto globalmente como por persona, principalmente con fines industriales. De hecho, su proximidad a las regiones más pobladas y económicamente adelantadas ha configurado la pauta y naturaleza de la producción de madera. Estas zonas incluyen América del Norte, la U.R.S.S., Europa y el Japón. A lo largo de la parte septentrional de esas regiones se extiende una amplia franja de densos bosques de coníferas, que cubren la mayor parte de las tierras.

Los bosques de coníferas son relativamente fáciles de explotar - extracción, manipulación y elaboración de la madera - y la mayor parte de los bosques de zonas templadas se aprovechan ya, en mayor o menor medida, gracias a una extensa infraestructura de caminos y carreteras, ferrocarriles o canales y ríos, pero estos bosques no están en modo alguno sometidos a explotación excesiva; están mejor protegidos por sistemas eficaces de ordenación destinados a mantener su producción que la inmensa mayoría de los demás bosques del mundo. No se ha agotado aún su capacidad productiva y sigue habiendo en ellos zonas de árboles de edad madura, principalmente en el norte y el este de la U.R.S.S. y en el oeste de América del Norte, que son todavía hoy las grandes reservas de coníferas del mundo.

Fuera de la zona templada septentrional predominan las maderas de especies frondosas tropicales, situadas la mayor parte de ellas en bosques higrofíticos tropicales, pero han sido muy poco explotadas por estar concentradas en regiones poco pobladas y que se encuentran en una fase muy temprana de desarrollo, tales como la cuenca del Amazonas, el Africa centro-occidental y las islas del sudeste asiático. Los bosques higrofíticos tropicales contienen, en una superficie forestal limitada, una gran variedad de especies - un centenar, a veces - que van desde las de crecimiento lento, pesadas y muy duras a las muy blandas, ligeras y de rápido crecimiento, algunas de ellas adecuadas para la construcción de viviendas y otras no. Esta diversidad, unida a su inaccesibilidad, ha obstaculizado su extracción.

CUADRO 1. - SITUACIÓN DE LOS RECURSOS FORESTALES MUNDIALES1

1 Basada en el inventario forestal mundial de 1963 y estudios posteriores.
2 Comprende los bosques improductivos y de protección, que no contribuyen a la producción de madera,
3 Estimación.

Además de los bosques caducifolios y húmedos de los trópicos que contienen maderas de especies frondosas muy preciadas tales como la teca - cuya extensión es bastante limitada, salvo en Asia - la inmensa mayoría de los demás bosques tropicales y subtropicales consisten en tierras forestales abiertas y secas con un volumen muy pequeño por hectárea, como es el caso de la sabana. Casi toda su madera es de pequeño tamaño y tan sólo algunas especies son comercialmente útiles para fines tales como la construcción de viviendas en gran escala. Sin embargo, su extensión es demasiado grande como para que quepa ignorarla, ya que podrían ser mejorados, a condición de contar con las instituciones, la competencia técnica y los recursos de inversión necesarios. En Africa, fuera del Africa occidental, unas tres cuartas partes de la superficie forestal pertenece al tipo de bosque ralo de poco rendimiento, y en América Latina y el sudeste asiático hay amplias zonas de sabana.

Independientemente de su pobre contenido, grandes zonas del mundo carecen casi por entero de bosques. Tal es el caso de casi todo el norte de Africa, el oeste y el sur de Asia y China. Estas regiones, en las que habita una tercera parte, más o menos, de la población mundial, están por tanto gravemente limitadas en su producción y consumo de madera, y tienen necesidad de que se creen en ellas bosques artificiales.

BOSQUES ARTIFICIALES

La creación de bosques artificiales podría remediar la escasez de madera y, sin embargo, casi todas las plantaciones se han efectuado fuera de las regiones menos dotadas de recursos. Unas 500000 ha del total mundial estimado de 80 millones están situadas en Africa septentrional y el oeste de Asia.

En el Cuadro 2 se registra la extensión declarada de los bosques artificiales. Más de 26 millones, de un total de casi 34 millones de ha de la superficie total conocida, corresponden a América del Norte, Europa, Oceanía, Japón y Africa meridional. Muchas de estas plantaciones han entrado ya en producción, aportando, por ejemplo, más de la mitad de la madera que necesitan Sudáfrica y Nueva Zelandia. Sin embargo, se calcula que más de la mitad del total mundial verdadero corresponde a zonas de la U.R.S.S. y de China sobre las que no hay informes.

En las regiones tropicales, los bosques artificiales son casi todos ellos muy recientes, pero las condiciones resultan en este caso especialmente favorables para su crecimiento rápido, el incremento anual medio de las plantaciones de coníferas oscila entre 15 y 30 m3 por ha, frente a 2 ó 5 m3 solamente en las zonas templadas. En el caso de las especies frondosas, las cifras son similares.

Muchas plantaciones se dedican a la obtención de madera para pasta, pero en los países en desarrollo pueden constituir una fuente importante de suministro de madera para todo tipo de utilizaciones, como ocurre en Chile y en Kenia. Una característica de las plantaciones en los trópicos fue la de cambiar a las coníferas - especialmente pinos - debido probablemente a su utilidad para la construcción o la ebanistería, así como para la obtención de pasta.

CUADRO 2. - BOSQUES ARTIFICIALES DEL MUNDO


Superficie estimada, 1965

Superficie declarada, 1965

Total

Coníferas

No coníferas

Millones de ha

América del Norte

10,65

10,65

9,82

0,83

Europa

10

7,34

4,97

2,37

U.R.S.S.

11

-

-

-

Japón

7

7,09

6,38

0,71

Oceanía (desarrollada)

0,80

0,76

0,72

0,04

América Latina

1,60

1,47

0,49

0,98

Africa

2,4

1,76

0,68

1,08

Asia

37

5,16

-

-

de la cual:





Economías de planificación centralizada

31

-

-

-

TOTAL MUNDIAL

80,4

34

(23)

(6)

Aunque los bosques artificiales aportan una gran contribución a la producción de pasta de madera, en muchos de ellos se puede recurrir a rotaciones más largas con la rapidez suficiente para producir madera de construcción barata. En los trópicos, donde se dan unos incrementos de volumen diez veces mayores que en los bosques naturales no mejorados, son ventajosos porque aumentan el suministro en las zonas deficitarias. Aun cuando se utilicen exclusivamente para la obtención de pasta de madera o de leña, pueden mitigar la presión que pesa sobre los bosques naturales y contribuir a que éstos aporten más madera al sector de la vivienda.

PRODUCCIÓN DE MADERA

Según las estadísticas, se extraen todos los años en el mundo unos 1200 millones de m3 de madera industrial y unos 900 millones de m3 de leña. Hay también extracciones no consignadas, principalmente para la obtención de leña, pero también con otros fines - incluida la construcción de viviendas - en Asia, Africa y América Latina (Cuadro 3).

Casi todas las extracciones de madera industrial se realizan en las regiones forestales templadas, predominantemente de coníferas, de América del Norte, Europa y la U.R.S.S., y más de cuatro quintas partes de la misma se aprovecha en las regiones citadas. El 80 por ciento de esas extracciones consiste en madera de coníferas, pero sólo un poco más del 30 por ciento corresponde a países en desarrollo.

En las regiones desarrolladas un 60 por ciento, más o menos, de la producción de madera industrial consiste en trozas de aserrío y para chapas, y esta proporción llega a ser del 65 por ciento en las regiones en desarrollo.

En el Cuadro 4 puede verse la tendencia de la producción mundial de madera durante los 20 años últimos. En este período la producción total de madera ha aumentado en 475 millones de m3 o sea, en un 28 por ciento, aproximadamente. De ese aumento corresponden a los países desarrollados 190 millones de m3 y a los países en desarrollo casi 290 millones. Dos terceras partes del incremento de volumen en las regiones en desarrollo parecen haber consistido en madera para leña, pero una fracción considerable de ese aumento se debe en realidad a una mejor compilación de las estadísticas. El incremento aparentemente reducido de las extracciones totales de las regiones desarrolladas se explica por una sensible disminución de la producción de madera para leña. Así pues, el aumento de la extracción de madera industrial ha sido considerablemente mayor en las regiones desarrolladas, con un total de más de 300 millones de m3 o sea, casi las cuatro quintas partes del aumento mundial total que en las regiones en desarrollo.

CUADRO 3. - EXTRACCIONES DE MADERAS INDUSTRIALES EN 1968


Total de maderas industriales

De las cuales: trozas de aserrío, para chapas y para traviesas

Total de trozas de aserrío en el total de maderas industriales

Total

Coníferas

No coníferas

Total

Coníferas

No coníferas

Millones de m3 (equivalente en madera rolliza)

Porcentaje

América del Norte

412

336

76

266

226

40

65

Europa Occidental

187

138

49

100

77

23

53

Europa Oriental

57

37

20

33

22

11

58

U.R.S.S.

289

256

33

156

134

22

54

Japón

49

31

18

32

25

7

65

Oceanía (desarrollada)

18

9

9

14

7

7

78

TOTAL REGIONES DESARROLLADAS

1012

807

205

601

491

110

59

América Latina

44

20

24

34

16

18

77

América Central

9,3

6,5

2,8

7,2

5,0

2,2

77

América del Norte y del Sur

5,3

-

5,3

4,3

-

4,3

81

Brasil

21,1

10,6

10,5

17,8

9,5

8,3

84

América del Sur meridional

8,4

3,4

5,0

5,0

1,5

3,5

60

Africa

34

5

29

16

3

13

47

Septentrional

0,5

0,2

0,3

0,1

0,1

-

20

Oriental

7,4

0,6

6,8

2,3

0,6

1,7

31

Meridional

8,8

4,2

4,6

2,5

2,1

0,4

28

Occidental

16,6

-

16,6

10,8

-

10,8

65

Asia

107

32

75

72

19

53

67

Occidental

11,9

4.5

7,4

5,1

3,5

1,6

43

Meridional

10,8

1,1

9,7

5,7

0,8

4,9

53

Este y sudeste

45,0

2,7

42,3

39,7

1,8

37,9

88

Países de planificación económica centralizada

39,3

23,9

15,4

21,8

13,1

8,7

55

Oceanía (en desarrollo)

0,7

0,1

0,6

0,7

0,1

0,6

100

TOTAL REGIONES EN DESARROLLO

185

57

128

123

38

85

66

MUNDIAL1

1158

840

318

702

516

186

61

TOTAL MUNDIAL

1197

864

333

724

529

195

60

1 Excluidos los países de Asia de planificación económica centralizada.

El incremento absoluto de la producción de madera rolliza industrial ha alcanzado su punto máximo en la U.R.S.S. Pero, en términos cuantitativos, América del Norte sigue siendo la región que va en cabeza, ya que aporta bastante más de un tercio de la producción mundial. En porcentajes, los aumentos mayores de la producción de madera industrial corresponden a la U.R.S.S., Asia y la región del Pacifico y Africa. Africa ha conseguido duplicar holgadamente su producción, seguida muy de cerca por Asia y la región del Pacífico. A pesar de tasas mayores de aumento de la producción de madera industrial en las regiones en desarrollo, la proporción que les corresponde sigue siendo pequeña.

En el Cuadro 5 se exponen los cambios registrados entre 1960-62 y 1967-69 en el régimen de producción de madera industrial, que en conjunto ha aumentado a un ritmo inferior al 2 por ciento anual. Ese ritmo de crecimiento ha sido mayor en los países en desarrollo, con un promedio aproximado del 5 por ciento anual. Pero la mayor parte corresponde a los países desarrolla. dos que produjeron 123 millones de m3, esto es, más de dos terceras partes del aumento total. Así pues, si se mantienen las tendencias actuales, el mundo seguirá recurriendo en fuerte proporción a los recursos forestales de las zonas templadas para su obtención de madera industrial.

El ritmo de crecimiento de la madera para pasta y de otros tipos de madera industrial es mayor que el de las trozas de aserrío. No obstante, las trozas constituyen con mucho el elemento más importante (tres quintas partes del total) y, cuantitativamente, les corresponde el máximo aumento - más de 70 millones de m3 - durante el decenio último, siendo muy importante la contribución de los países en desarrollo. En esos países, la producción de trozas de aserrío ha crecido en una proporción más de tres veces mayor que la que corresponde a la madera para pasta y a otros tipos de madera industrial, al paso que en los países desarrollados los aumentos absolutos en el caso de las trozas de aserrío y la pasta de madera han sido aproximadamente los mismos, mientras ha disminuido la extracción de madera para puntales de minas.

CUADRO 4. - EXTRACCIONES MUNDIALES DE MADERA - DISTRIBUCION Y EVOLUCION, 1950-52 Y 1967-69

El fuerte ritmo de crecimiento de la madera para pasta en los países desarrollados implica que una proporción mayor de la extracción corresponde a la madera de tamaño más pequeño. Esto reviste especial importancia en las regiones, como Europa, en que gran parte de la producción adicional ha de lograrse mediante una intensificación de la producción forestal. Es también importante en este sentido la proporción creciente que corresponde a las maderas de especies frondosas en las zonas de bosques mixtos, lo cual resulta muy acusado en Europa y en el Japón. También en América del Norte y en la U.R.S.S. se produce actualmente una mayor cantidad de madera para pasta de frondosas. En los países en desarrollo, el crecimiento no se ha debido necesariamente a una intensificación de la utilización, sino que se ha basado en gran medida en la exportación de maderas tropicales de calidad en forma de trozas de grandes dimensiones. Así ocurre sobre todo en Africa occidental y en las islas del sudeste asiático, en donde la producción industrial fue elevada.

ESPECIES MADERERAS PRIMARIAS Y SECUNDARIAS

Se alude muchas veces en el presente trabajo a las llamadas especies secundarias (que se pueden llamar apropiadamente especies menos conocidas o menos utilizadas). En los bosque tropicales, especialmente en los higrofíticos, hay una gran variedad y se estima que muchas especies no son comercializables, por lo que sólo se aprovecha un pequeño incremento, incluso en los bosques relativamente accesibles. Es evidente que, si se explotara un mayor número de especies, aumentaría el suministro de madera procedente de los recursos tropicales existentes, y por ello puede resultar útil examinar las causas posibles de los problemas y sus soluciones.

CUADRO 5 . - PAUTA DE LAS EXTRACCIONES DE MADERA INDUSTRIAL, 1960-62 Y 1967-69

1 1960-62 = 100
2 Excluidas las economías de Asia de planificación centralizada.

Una primera causa puede consistir en sus propiedades; por ejemplo, la densidad, la durabilidad natural (resistencia a los insectos), el curado y la aptitud para trabajar la madera. Se alega en contra de muchas de esas maderas su fuerte contenido de sílice y la existencia de granos entrelazados, pero esas dificultades se pueden reducir utilizando instrumentos adecuados de corta. El mayor contenido medio de lignina de las especies tropicales ha desaconsejado su empleo para la fabricación de pasta de madera, pero la utilización de especies frondosas de las zonas templadas se ha ampliado ya considerablemente gracias a los progresos tecnológicos y todo parece indicar que también las especies tropicales, en mezclas adecuadas, podrían resultar aptas para la fabricación de pasta.

Después de los oportunos ensayos y pruebas, se ha visto que hay varias especies secundarias aptas para una explotación comercial, pero no tienen gran aceptación debido a los gustos muy arraigados de los consumidores. La clasificación de las maderas tropicales en primarias y secundarias tiene orígenes históricos. Sólo se buscaban y codiciaban para su exportación especies tales como la caoba auténtica, la caoba africana, la aniba, la teca y el «greenheart», debido a su durabilidad, dureza, color, finura de grano y estas pautas de explotación se mantienen en los bosques tropicales. Ahora bien, el progreso tecnológico, unido al agotamiento de las existencias y a la presión de la demanda, ha ensanchado la gama. Cada vez se emplean más especies como el lauán, el meranti, la seraya, el ocume, el obeche y el utile, incluso en la fabricación de paneles. El lauán de Filipinas y del sudeste asiático constituye casi el 65 por ciento de las importaciones de madera de especies frondosas en los Estados Unidos, pero en los mercados europeos resulta relativamente menos fácil introducir las nuevas especies porque la reputación ha de conquistarse primero y los compradores han de tener confianza tanto en su idoneidad técnica como en la continuidad de su suministro.

Con esto no se pretende decir que la existencia en los bosques tropicales de maderas comerciales y no comerciales sea un mito, pero esa clasificación no tiene por qué permanecer indefinidamente estática ni tampoco cabe aplicarla universalmente.

Muchas especies de maderas tropicales secundarias pueden contribuir a abastecer la industria de la vivienda si se crean las instalaciones adecuadas para aplicar los necesarios tratamientos de conservación. Las perspectivas son ya muy prometedoras en ciertas partes de Malasia donde ya hay unas 50 instalaciones de tratamiento. Una proporción menor de las frondosas naturalmente duraderas tales como el chengal (Balanocarpus heimii) , el balau (Shorea) y el resak (Vatica) se utilizan actualmente en esa zona y, después de someterlas a tratamiento, se aprovecha ya un número mayor de frondosas de peso medio, por ejemplo, el kerium (Dipterocarpus) y el kempas (Koompassia malacensis).

Como las especies difieren en su idoneidad para diversos usos en las viviendas, una clasificación adecuada contribuiría grandemente a su más pleno aprovechamiento, y también la firme tendencia a una mayor elaboración en el propio país.

Algunas especies secundarias se han clasificado así porque suelen ser de pequeñas dimensiones, no aptas actualmente para la industria de la madera aserrada y de los paneles. También en este caso se podrían remediar esas dificultades si las industrias de elaboración de los trópicos pudieran recurrir a unas técnicas modernas mejor adaptadas a las condiciones locales. Incluso en la forma de madera aserrada, los laminados de madera de diversas especies pueden adaptarse a muy distintas exigencias, pero esto requiere una perfecta clasificación y la introducción de otros progresos, por ejemplo el encolado. Así pues, es posible emplear en mayor cantidad las llamadas especies secundarias. La experimentación y la innovación deben apuntar a la creación de nuevas técnicas y la adaptación de las ya existentes en los países desarrollados. Los países en desarrollo han prestado mucha menos atención a estos aspectos que al aumento de la proporción de especies forestales comercializables en el bosque. En ciertas zonas puede estar incluso justificado crear bosques artificiales de las especies y tamaños deseados, en vez de pretender el dilatado, y a veces costoso, proceso de la exclusiva regeneración natural de las llamadas especies primarias.

Pautas de utilización de la madera

Las pautas de utilización de la madera en el mundo han sufrido cambios considerables. Hay que señalar, en primer lugar, el gran aumento de la cantidad de madera industrial consumida, que ha pasado de unos 800 millones de m3 en 1950 a unos 1200 millones en 1958. En segundo término, se ha pasado cada vez más de los productos no elaborados a los elaborados y de los sólidos a los reconstituidos, tales como los tableros de partículas y los de fibra. Otro fenómeno análogo ha sido la utilización creciente de las especies de frondosas para la madera aserrada, así como para los productos reconstituidos. En tercer lugar, los cambios acaecidos en las pautas de utilización de la madera han sido más espectaculares, y el consumo adicional se concentra más en los países económicamente desarrollados, a los cuales corresponden más de las dos terceras partes del aumento mundial del consumo de madera entre 1960-62 y 1967-69.

La distinción entre países desarrollados y países en desarrollo resulta útil tanto en el examen del suministro, consumo y elaboración de la madera como en el del crecimiento económico e industrial en general. Los niveles de ingresos, la estructura industrial y las tasas de crecimiento demográfico, y a veces el aumento de los ingresos por habitante, son tan distintos que contribuyen en muy gran medida a explicar las diferencias de intensidad y las modificaciones registradas en las pautas de utilización de la madera.

En términos generales, América del Norte, Europa, la U.R.S.S., el Japón, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica e Israel constituyen las regiones y países desarrollados A efectos del presente trabajo, Israel y Sudáfrica, si bien clasificados como países industrializados, han quedado incluidos en sus regiones geográficas respectivas. El resto del mundo, con los países de América Latina, Africa y Asia, se considera en fase de desarrollo.

En los países en desarrollo viven las dos terceras partes, más o menos, de la población mundial, pero el grueso del producto interno bruto (PIB) del mundo corresponde a los países desarrollados, cuyo poder adquisitivo es mucho mayor, con un PIB medio por persona de unos 1500 dólares EE.UU., frente a menos de 150 dólares en los países en desarrollo. La clasificación adoptada en el presente trabajo es la siguiente:


Población (millones)

Porcentaje de la población


Países desarrollados

1063,6

30


CL EC I1

(721,7)

(20)

América del Norte, Europa Occidental, Japón, Oceanía

CL EC III

(341,9)

(10)

Europa Oriental, U.R.S.S.

Países en desarrollo

2504,0

70


CL EC II

(1655,3)

(46)

América Latina, Africa, Asia

CL EC III

(848,7)

(24)

Asia (continental)

TOTAL MUNDIAL


3567,6

100

1 CL EC I = países de economía de mercado desarrollada; CL EC II = países en desarrollo; CL EC III = países de planificación económica. desarrollados y en desarrollo.

LA UTILIZACION DE LA MADERA Y LA VIVIENDA

El Cuadro 6 presenta la pauta del consumo mundial en 1968 de todos los tipos de utilización de la madera aserrada y de los paneles de madera. A efectos de comparación, el Cuadro 7 presenta las cifras de utilización de la madera para viviendas.

La madera aserrada sigue siendo, cuantitativamente, la forma más importante, con mucho, de utilización de la madera. En el momento actual, le corresponde en equivalente en madera rolliza el 88 por ciento de los productos derivados de la madera empleados en el mundo, frente a un 9 por ciento por lo que respecta a los contrachapados (incluidas las chapas de madera) y un 3 por ciento de los demás paneles a base de madera, tableros de fibra y tableros de partículas. Un análisis según las regiones señala, sin embargo, bastante claramente las tendencias actuales debidas a la influencia del desarrollo económico, y en las cuales la mayor eficiencia del empleo de la madera, el aumento de los costos laborales y otros inciden en el tipo de utilización.

CUADRO 6. - MADERA ASERRADA Y PANELES A BASE DE MADERA: CONSUMO TOTAL EN 1968


Madera aserrada

Contrachapados y chapas

Otros paneles de madera

Total

Millones de m3 (medida real)

América del Norte

108,3

17,4

7,2

132,9

Europa

84,1

6,2

12,6

102,9

U.R.S.S.

103,1

2,1

1,9

107,1

Japón

41,8

4,6

0,9

47,3

Oceanía (desarrollada)

5,6

0,2

0,5

6,3

TOTAL REGIONES DESARROLLADAS

342,9

30,5

23,1

396,5

América Latina

13,4

0,8

0,5

14,7

Africa

4,2

0,3

0,2

4,7

Asia1

28,0

0,9

0,7

29,6

TOTAL REGIONES EN DESARROLLO

45,6

2,0

1,4

49,0

TOTAL MUNDIAL

388,5

32,5

24,5

445,5


Millones de m3 (equivalente en madera rolliza)

Regiones desarrolladas

598,8

67,1

23,1

680,0

Regiones en desarrollo

86,6

4,4

2,8

93,8

TOTAL MUNDIAL

676,4

71,5

25,9

773,8

1 Incluida China.

En las regiones desarrolladas, la madera aserrada representa el 87 por ciento de todos los tipos de utilización de madera elaborada, los contrachapados y las chapas casi el 10 por ciento, y los demás paneles a base de madera el 3 por ciento. Pero se puede hacer una importante distinción más, desglosando las cifras de la U.R.S.S., donde corresponde a la madera aserrada el 96 por ciento de todas las modalidades de utilización de la madera, lo cual deja una pauta de utilización de los productos derivados de la madera en los países de economía de mercado de un 83 por ciento para la madera aserrada, y un 17 por ciento para los paneles de madera. Como cabía prever, el empleo de esos paneles alcanza su punto máximo en América del Norte, donde equivalen ya al 20 por ciento del total de madera elaborada utilizada; en Europa, debido principalmente al rápido desarrollo de los tableros de partículas, les corresponde ya el 15 por ciento. En el Japón y en los países desarrollados de Oceanía, la madera aserrada es aun más importante relativamente y supone el 89 por ciento de la utilización de madera.

En los países en desarrollo, los salarios bajos y el escaso grado de industrialización han mantenido el empleo de paneles de madera a un nivel bajo. Hoy en día equivale únicamente al 8 por ciento. A la madera aserrada le corresponde 88, 90 y 94 por ciento, respectivamente, de todos los tipos de utilización de madera en Africa, América Latina y Asia (incluida China), respectivamente. La imperfección de los datos sobre el consumo no permite, sin embargo, formular conclusiones definitivas, con la salvedad de que las formas más elaboradas de madera se utilizan poco en esas regiones.

CUADRO 7. - PRODUCCIÓN Y UTILIZACIÓN DE MADERA PARA CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS EN 1968


Producción

Consumo

Saldo

Millones de m3 (equivalente en madera rolliza)

PAÍSES DESARROLLADOS


Madera aserrada de coníferas

204,5

202,2

+2,3


Madera aserrada de frondosas

46,1

48,2

-2,1


Contrachapados y chapas

25,2

27,5

-2,3


Otros paneles de madera

11,0

11,0

-

TOTAL PAÍSES DESARROLLADOS

286,8

288,9

-2,1

PAÍSES EN DESARROLLO

América Latina





Madera aserrada de coníferas

6,5

6,3

+0,2


Madera aserrada de frondosas

7,2

6,9

+0,3


Contrachapados y chapas

0,7

0,7

-


Otros paneles de madera

0,2

0,2

-

TOTAL AMÉRICA LATINA

14,6

14,1

+0,5

Africa


Madera aserrada de coníferas

1,4

2,3

-0,9


Madera aserrada de frondosas

2,5

1,9

+0,6


Contrachapados y chapas

0,2

0,2

-


Otros paneles de madera

0,1

0,1

-

TOTAL AFRICA

4,2

4,5

-0,3

Asia1


Madera aserrada de coníferas

9,8

13,7

-3,9


Madera aserrada de frondosas

17,5

13,2

+4,3


Contrachapados y chapas

1,8

07

+1,1


Otros paneles de madera

0,3

0,3

-

TOTAL ASIA

29,4

27,9

+1,5

TODOS LOS PAÍSES EN DESARROLLO


Madera aserrada de coníferas

7,7

22,3

-4.6


Madera aserrada de frondosas

27,2

22,0

+5,2


Contrachapados y chapas

2,7

1,6

+1,1


Otros paneles de madera

0,6

0,6

-

TOTAL PAÍSES EN DESARROLLO

48,2

46,5

+1,7

RESUMEN MUNDIAL


Madera aserrada de coníferas

222,2

224,5

-


Madera aserrada de frondosas

73,3

70,2

-


Contrachapados y chapas

27,9

29,1

-


Otros paneles de madera

11,6

11,6

-

TOTAL MUNDIAL

335,0

335,4

-

1 Incluida China.

Lo que sorprende, sin embargo, es que el 88 por ciento de toda la madera elaborada sea consumida por el 30 por ciento de la población mundial que vive en las regiones desarrolladas, a pesar de que casi el 60 por ciento de las existencias en formación de todo el mundo estén enclavadas en las regiones en desarrollo. Preciso es reconocer que la distribución de las zonas forestales es muy desigual, sobre todo en el mundo en desarrollo, pero no por ello deja de ser cierto que la pauta de utilización de la madera viene determinada principalmente por las posibilidades económicas de hacer llegar el producto desde el bosque y la fábrica hasta el consumidor.

Cuando se examina el empleo de madera en el ramo de la vivienda, tal como figura en el Cuadro 7 (en su equivalente en rollizas), es interesante destacar que la pauta de utilización de la madera en la vivienda se ajusta muy de cerca a la pauta de utilización total de madera, por lo menos en las regiones desarrolladas, en las cuales los porcentajes de utilización total de la madera aserrada, los tableros contrachapados y los demás paneles a base de madera son de 87, 9 y 4 por ciento, respectivamente. En el caso de los países en desarrollo, la proporción de madera aserrada empleada en el sector de la vivienda es de un 96 por ciento, frente a un 92 por ciento del empleo total de maderas elaboradas pero, como se ha dicho antes, es posible que esta cifra no sea plenamente significativa.

Otra conclusión que se desprende de los cuadros 6 y 7 es que el 42 por ciento de toda la madera aserrada utilizada va destinada a la vivienda en la parte desarrollada del mundo, frente a un 52 por ciento en los países en desarrollo. Las cifras respectivas de los contrachapados son de un 45 y un 34 por ciento, y las de los paneles a base de madera del 43 y el 18 por ciento. En el plano mundial, las cifras son las siguientes: 44 por ciento de madera aserrada, 44 por ciento de contrachapados y 41 por ciento de los demás tipos de paneles. Generalizando aún más, se puede decir que el 44 por ciento de toda la madera elaborada en el mundo se dedica actualmente al sector de la vivienda, esto es, un 43 y un 50 por ciento, respectivamente, en las regiones desarrolladas y en desarrollo, lo cual representó en 1967-69 un total de 335 millones de m3 (en equivalente de madera rolliza), 289 millones de los cuales se emplearon en el mundo desarrollado y 46 millones en el mundo en desarrollo.

Esta pauta del consumo está en consonancia con las características y la disponibilidad de los distintos productos. En general, el empleo de madera aserrada por habitante guarda relación con el PIB por habitante, pero su uso disminuye conforme aumentan los ingresos. Esto se debe en gran medida a los paneles y otros productos fabricados con otros materiales no leñosos, que sustituyen a la madera aserrada debido a sus ventajas tecnológicas y de otro tipo, entre ellas la facilidad de manipulación, que es un factor importante dados los crecientes costos de la mano de obra en los países desarrollados.

La demanda de paneles sigue creciendo rápidamente y las ventajas de su instalación a un costo reducido son de gran importancia en los países industrialmente más adelantados, dado el bajo elemento de mano de obra que entra en su fabricación y utilización. Incluso en ciertos países en desarrollo, los paneles pueden tener una gran aceptación para la vivienda debido a la escasez de madera aserrada fácilmente disponible y a sus propiedades más idóneas, tales como su homogeneidad y su resistencia a las plagas. Además, los tableros de fibra y los de partículas se pueden fabricar con maderas de baja calidad, que se prestan poco o nada a la elaboración de madera aserrada. Por esas razones, los paneles de madera de gran espesor - contrachapados de coníferas, tableros de partículas y tableros enlistonados - en particular, seguirán siendo competidores importantes de la madera aserrada.

MADERA ROLLIZA

La madera rolliza es una madera no elaborada, que se emplea sobre todo para la construcción de viviendas rurales, y para puntales en las minas, postes y cercas. A diferencia de otros productos de madera industrial, la parte que corresponde en su consumo mundial a los países en desarrollo es considerable. Como el grueso de la población vive en zonas rurales, es probable que siga aumentando esa proporción durante bastante tiempo, si bien a un ritmo más lento.

El lento ritmo del aumento del empleo de madera en rollos para la vivienda se explica por el hecho de que, al aumentar los ingresos, es sustituida progresivamente como material principal de construcción por materiales elaborados, y su empleo sólo persiste en las construcciones tradicionales y aisladas. Para esos fines, los postes seguirán siendo un material de construcción importante y ampliamente utilizado. El efecto global de este hecho es que el aumento del consumo en los países en desarrollo, por muy difícil que resulte de evaluar en términos absolutos, puede continuar durante un espacio de tiempo considerable.

Economía del suministro de productos de madera para la vivienda

La aportación de productos derivados de la madera al sector de la vivienda entraña toda una sucesión de actividades que empiezan con los árboles que crecen en los bosques y culminan en su consumo con fines de construcción y mantenimiento de casas. Entre medias están las operaciones de extracción, corta, elaboración ulterior, mercadeo y distribución. Intervienen en esa cadena de actividades propietarios y administradores de los bosques, explotadores forestales, transportistas, directores o propietarios de aserraderos y otros industriales de la madera, entidades de financiación, comerciantes y constructores de viviendas. En las economías de mercado se trata principalmente de obtener con todo ello unos beneficios. En las de planificación centralizada se persigue el objetivo de alcanzar en las diferentes fases de esa sucesión de operaciones unos niveles de producción que permitan llegar a las metas fijadas en punto a los productos finales, reduciendo al mismo tiempo los costos al mínimo.

La reducción al mínimo de los costos y la elevación al máximo de los beneficios pueden ser el anverso y el reverso de una misma moneda. Los criterios aplicables al suministro de productos madereros habrán de ser muy semejantes: elevar al máximo el bienestar humano mediante el empleo de los recursos disponibles de modo tal que la producción de madera resulte lo más eficiente posible.

CAPACIDAD DE RENOVACIÓN DE LOS RECURSOS MADEREROS

Las masas forestales constituyen un recurso natural renovable que se puede producir y aprovechar con carácter perpetuo. Así pues, a diferencia de lo que ocurre en el caso de los yacimientos de minerales y de otras materias primas no renovables, las existencias de madera no tienen por qué agotarse con el uso, si son objeto de una ordenación juiciosa.

Distintas unidades de materia prima maderera son aprovechables en diferentes unidades de tiempo y no brindan grandes perspectivas de sustitución entre dos momentos distintos, es decir, unos recursos no explotados en el pasado no podrían ser aprovechados en el futuro. El hecho de haber descuidado durante mucho tiempo las selvas vírgenes del mundo no ha aumentado las existencias madereras, ya que puede no producirse incremento alguno al menguar con los años los árboles más viejos, y el incremento bruto queda neutralizado por la mortalidad y otras pérdidas que se producen cuando llegan los bosques a su equilibrio ecológico. Por ello, únicamente aprovechando esos recursos para satisfacer las necesidades de construcción de viviendas y de otro tipo pueden hacerse productivos. Los bosques del Amazonas y de la parte oriental de la U.R.S.S. tienen más carácter de existencias que de recursos en renovación. Sólo pueden aportar un suministro de madera después de ser puestos en producción, pero, de ser explotados como se explota una mina de carbón, es muy posible que acabaran por no poder desempeñar ya ese papel característico de recurso renovable.

A primera vista puede parecer que la producción de madera debe ajustarse al incremento de crecimiento neto en virtud de una política de rendimientos madereros sostenidos, pero una producción rígida periódicamente sostenida no resulta adecuada si se tienen en cuenta las presiones y exigencias en constante evolución que pesan sobre los recursos. El concepto del suministro de madera sostenido es, no obstante, útil como base inicial a partir de la cual se puedan introducir prudentemente modificaciones en función de las tendencias a largo plazo de los costos y la demanda. No sirve de mucho fijar la producción a un nivel que perpetúe el equilibrio físico si no guarda relación con las necesidades humanas. Se puede mejorar la tasa de restauración plantando árboles de crecimiento rápido y sustituyendo por otros los bosques improductivos, rejuveneciendo las masas viejas mediante la corta y reduciendo las pérdidas de madera. En otras palabras, se puede aumentar considerablemente el crecimiento neto mediante el pleno aprovechamiento de los recursos potenciales.

Ahora bien, el tiempo que se necesita para renovar los recursos madereros hace que la situación del suministro de madera en un futuro remoto esté cargada de incertidumbre. Sin embargo, las perspectivas de renovación permiten a la sociedad eludir la escasez y el agotamiento económicos de esos recursos.

RELACIONES ENTRE EL PRECIO Y EL COSTO DE OBTENCIÓN

El empleo de la madera en la industria de la construcción de viviendas no viene determinado simplemente por los recursos potenciales de madera. El costo, o el esfuerzo, que entraña la obtención de madera constituye un factor decisivo. Si la madera es barata, se empleará en mayor cantidad. El costo de producción es, por tanto, una característica esencial de la situación de la oferta de madera. Entran en juego al respecto dos elementos importantes: el costo de la materia prima y el de su elaboración. La baratura de la madera dependerá de su facilidad de extracción y transporte hasta las instalaciones de elaboración y de su distribución.

Una gran parte de los recursos forestales del mundo potencialmente capaces de suministrar materias primas para la construcción de viviendas no se aprovecha debido a su inaccesibilidad económica. Sería posible explotarlos, pero pagando un alto precio. De la rentabilidad de las inversiones consiguientes en comparación con las de otros sectores de la economía dependerá que valga la pena o no pagar ese precio: se trata, pues, de una decisión de asignación de recursos. Unos bosques potencialmente productivos que no se aprovechan carecen de valor intrínseco. Sólo cabe utilizarlos en conjunción con otros factores de la producción, tales como la mano de obra competente y el capital, que son escasos, y su aprovechamiento ha de estar justificado por el precio de los productos extraídos.

Los bosques ya en explotación tienen otras características. Se ha hecho una inversión para su desarrollo, y la madera en pie es un capital que se puede dedicar a fines económicos: por lo tanto, la madera en pie de los bosques accesibles tiene un valor cierto, y cada metro cúbico extraído habrá de ser evaluado en su forma de madera en pie. Además de su precio, hay otros muchos elementos de costo que vienen determinados en gran medida por: la composición y constitución de las masas; el emplazamiento de los bosques; el terreno y los medios de comunicación.

Los bosques integrados por un pequeño número de especies que tienen características similares y árboles de tamaño uniforme se pueden explotar intensivamente. En ellos resulta posible cortar un volumen mayor por unidad de superficie, con los beneficios de escala y la posibilidad de recurrir a la mecanización. Los bosques en los cuales pocas de sus numerosas especies son comerciales requieren una explotación más extensiva, por lo que el costo es mayor y quizás prohibitivo.

El emplazamiento de los bosques es un factor importante, ya que, dado lo voluminosa que es la madera, su transporte es antieconómico, excepto cuando se trata de especies valiosas. La cercanía a los centros industriales no sólo reduce los costos de transporte, sino que facilita también el acceso a unos mercados propicios. El emplazamiento incide asimismo en los costos de transporte y alojamiento de los trabajadores, de su manutención y de los instrumentos de trabajo.

La existencia de buenas líneas de comunicación en los bosques y alrededor de ellos disminuye el costo. Sin embargo, en los terrenos montañosos puede no ser tan grande la densidad de caminos forestales debido a la posibilidad de que las trozas rueden o se deslicen sobre la nieve o floten en el agua. También resulta fácil en las zonas montañosas el manejo de grúas de cable portante o de transportadores en plano inclinado. En ciertos bosques tropicales, los costos son muy altos debido a la necesidad de contener constantemente el crecimiento del sotobosque, y también a las fuertes lluvias y al suelo pantanoso.

Estos factores se ponen de relieve en los distintos y contrapuestos niveles de suministro de madera labrada que se obtienen de los bosques de frondosas tropicales y de los de coníferas de las zonas templadas. Estas últimas son mucho más accesibles económicamente, lo cual estimula la producción comercial intensiva, a pesar del escaso volumen de las existencias en formación o de los índices de crecimiento. Por ello, la mayor contribución de los bosques de las zonas templadas a la oferta mundial de madera se debe a su mejor aprovechamiento gracias a los costos más bajos de producción.

Ahora bien, la accesibilidad económica es relativa y cambia al compás del desarrollo económico general. Por el hecho de subir los precios de los productos forestales o de disminuir los costos de aprovechamiento, transporte o extracción, pueden llegar a ser accesibles unos bosques que antes no lo eran. Recíprocamente, la baja de los precios o la subida de los costos pueden reducir la accesibilidad económica. En muchos países europeos, el éxodo de las poblaciones rurales ha reducido la mano de obra forestal, agravando la presión que una subida de salarios ejerce sobre las operaciones forestales en la mayoría de los países de altos ingresos y haciendo por ello que la accesibilidad económica dependa en gran medida de una mejora de la productividad.

Pero quedan todavía zonas muy extensas, incluso en las regiones templadas, en que la accesibilidad es, ante todo y sobre todo, un problema de creación de una red de transportes. En la U.R.S.S. se están haciendo actualmente grandes inversiones para abrir inmensos bosques en el norte y este del país, y es probable que en Canadá, en el oeste y en el norte, se logre explotar zonas muy grandes de bosque gracias al desarrollo de las comunicaciones.

En Africa, Asia y América Latina, la necesidad de ampliar la accesibilidad física reviste mayor importancia. La incapacidad de aprovechar los inmensos bosques de América Latina se debe en gran medida a la falta de accesos, pero actualmente se han ampliado las carreteras de uso permanente, por lo que la situación está mejorando. En Africa, al aumentar la explotación de los bosques, resulta necesario ampliar la red de transporte. Con toda probabilidad, el desarrollo de los ricos recursos forestales de Gabón y de Camerún quedará facilitado por la gran carretera de norte a sur. En el sudeste asiático, más de 1 millón de ha han pasado a ser accesibles durante los diez años últimos gracias a una mejora de las comunicaciones. Esta mejora de las comunicaciones, unida a la reciente inversión en extracción y el arrendamiento en gran escala de los bosques, contribuirá a que aumente el suministro de madera que procuran.

El costo del transporte puede llegar a equivaler al 80 por ciento de los costos totales de obtención de la madera. Otra característica conexa consiste en que en las operaciones forestales predomina el factor trabajo y en muchas partes del mundo están aumentando los costos de obtención debido, en parte, a que la productividad de la mano de obra no aumenta con una rapidez suficiente que permita contrarrestar la subida de los salarios, sobre todo en los países desarrollados, en los que se ha prestado ya especial atención a las técnicas de ahorro de mano de obra. En los países en desarrollo, en cambio, es todavía inmenso el margen de reducción de los costos que se puede obtener con un aumento de la productividad. En el terreno socioeconómico, sin embargo, la explotación forestal podría seguir orientándose con provecho a un predominio de la mano de obra, de modo tal que puedan hacerse revertir a los consumidores los elevados costos empresariales. La vía principal para reducir costos de materia prima es remediar la inaccesibilidad física con una infraestructura óptima.

Ahora bien, la accesibilidad física no es el único factor que influye en la mayor explotación de los bosques. Al subir los precios, llega a ser interesante económicamente aprovechar recursos para los cuales no había antes demanda alguna. Es muy probable que persistan las tendencias actuales en este sentido, habida cuenta de la creciente demanda prevista de madera, y pueden cobrar mayor auge mediante el desarrollo de las economías tropicales. Casi todos los países en desarrollo de gran riqueza forestal empiezan a comprender cada vez más claramente la contribución que podrían aportar sus recursos madereros a la acumulación de capital productivo, la obtención de divisas, la diversificación de la economía y el empleo de la mano de obra rural excedente. Todo ello traería un desarrollo más rápido de los recursos madereros tropicales. Es asimismo probable que las industrias de elaboración se sientan estimuladas, cuando la falta de ese estímulo ha frenado la disponibilidad de productos elaborados de madera en los países en desarrollo. La creación y modernización de las instalaciones de elaboración reduciría el costo de los productos finales de madera, y en lo que respecta a la vivienda, tienen especial importancia los aserraderos y la industria de fabricación de paneles.

ESTRUCTURA Y ECONOMÍA DE LA INDUSTRIA DE ELABORACIÓN

Los aserraderos utilizan aproximadamente las dos terceras partes de la materia prima elaborada por la industria y están creciendo lentamente. Las industrias de fabricación de paneles crecen muy deprisa, pero, en comparación, siguen siendo de poca importancia. La industria del aserrado crea un valor mucho menor de producción por metro cúbico de materia prima, pero ofrece ciertas ventajas gracias a las cuales resulta fácil montarla en las fases iniciales de desarrollo, sobre todo en las zonas de gran riqueza forestal. Emplea menos capital y divisas que los demás tipos de industrias forestales primarias. No necesita grandes conocimientos técnicos y puede ser competitiva en una escala relativamente pequeña. Por estas razones, casi todos los países prestan su apoyo a una cierta proporción de actividades de aserrado, y el suministro de madera aserrada ha de resultar relativamente fácil en las zonas dotadas de buenos recursos en materias primas.

El aspecto del suministro de madera es un obstáculo más importante cuando se trata de proporcionar madera aserrada adecuada para construcción de viviendas que para la propia elaboración. Esto se debe a que los costos de las trozas para aserrío entregadas en el aserradero pueden equivaler a unas dos terceras partes de los costos de producción.

Sin embargo, algunos aspectos de la industria del aserrado deben ser tomados en consideración para reducir al mínimo el costo. Está, en primer lugar, el emplazamiento de los aserraderos. Este factor exige un examen constante para adaptarlo a los cambios en el suministro de materias primas, por un lado, y de los centros de demanda, por otro, con objeto de controlar siempre el aumento de los costos de transporte. En la U.R.S.S., por ejemplo, existía una divergencia creciente entre la concentración de la capacidad de aserrado en el oeste y el sur del país y de las reservas de madera en el norte y el este, pero este desequilibrio ha quedado rectificado mediante una muy considerable expansión de dicha capacidad en el norte y en el este. Los reajustes de emplazamiento son bastante fáciles de realizar, dado que el desembolso de capital suele ser pequeño. En muchas zonas, resulta útil montar aserraderos desmontables que pueden trasladarse de una zona de extracción a otra. Otra posibilidad consiste en el aserrado a mano, al que corresponde aproximadamente la mitad de la producción de madera aserrada en algunos países asiáticos y africanos y que economiza el aprovechamiento de los escasos recursos, al paso que utiliza grandes cantidades de una mano de obra relativamente abundante y barata.

El tamaño de los aserraderos no es un factor tan decisivo como en otras industrias de elaboración de la madera. No obstante, en los países adelantados, con altos costos de mano de obra, tienen importancia las economías de escala, especialmente cuando los aserraderos de mayor volumen pueden integrarse con industrias que utilizan los residuos de la madera. Con todo, muchas grandes serrerías pueden perder la ventaja de las economías de escala debido al aumento de los costos de obtención de la madera.

Muchos aserraderos son demasiado pequeños para que su mecanización y automatización resulten económicos. Los más grandes, que utilizan equipo para ahorro de mano de obra, son prácticos en las zonas de costo elevado de la mano de obra, pero en los países en desarrollo persistirán probablemente las ventajas competitivas de unas serrerías más pequeñas y bien distribuidas que utilicen abundante mano de obra. Unicamente cuando se exploten para la exportación unos recursos grandes y concentrados de trozas de aserrío, resultarán ventajosos los aserraderos de tamaño mayor provistos de maquinaria, incluso en el caso de las economías que tienen un sobrante de mano de obra.

Los costos de aserrado están determinados, en muy gran medida, por el tipo de madera que se somete a elaboración. Las coníferas proporcionan un suministro homogéneo y concentrado de trozas uniformes de tamaño medio o pequeño, que se pueden manejar mecánicamente y aserrar en dimensiones normalizadas. En el extremo opuesto están las masas vírgenes de frondosas tropicales, que tienen un rendimiento superior reducido de maderas comerciales en grandes trozas, de dimensiones desiguales, que hay que manipular y aserrar a mano. Estas diferencias influyen fuertemente en la estructura de los costos, tanto los de la materia prima como los de elaboración.

Una posibilidad de reducir los costos de elaboración consiste en fabricar pasta con los residuos, pero esto requiere la integración con instalaciones de fabricación de pasta con predominio del capital. No obstante, podrían reducirse los costos de la madera aserrada si se reducen al mínimo las pérdidas de transformación, lo que es más fácil en las regiones en desarrollo deficitarias en madera, en las cuales hay también una demanda de calidades inferiores de madera aserrada.

El número de aserraderos existentes en todo el mundo es muy grande, y no se dispone de cifras exactas, pero también es extraordinaria la gama de tamaños de los aserraderos. Asimismo, la industria de los paneles de madera varía en punto a tamaño y estructura, pero no en la misma proporción. Su empleo de capital es más intensivo y las normas de producción más altas. Está concentrada en los países desarrollados, a seis de los cuales (la República Federal de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón y la U.R.S.S.) corresponden más de las dos terceras partes de la capacidad mundial, que ascendió a 46 millones de tm en 1969. Solamente de 1969 a 1971 se espera un aumento global de capacidad del 16 por ciento. Este vigoroso crecimiento contrasta con el de la industria de los aserraderos.

De los tres tipos de paneles, los tableros contrachapados suponen algo más de la mitad de la capacidad total. En Asia, incluido el Japón, equivalen al 87 por ciento, pero en Europa y en Oceanía sólo a una cuarta parte, más o menos. En esas dos regiones, corresponde a los tableros de partículas y los de fibras la parte más importante. Esos tres tipos de productos se fabrican en mayores cantidades en América del Norte, que tiene aproximadamente el 40 por ciento de la capacidad de producción de todo el mundo. La proporción de Europa se acercará probablemente más a la de América del Norte. Asia viene en tercer lugar y progresa constantemente. No es probable que varíe la proporción que corresponde en conjunto a la U.R.S.S., América Latina, Africa y Oceanía en relación con su 12 por ciento actual, si bien es probable un aumento, sobre todo en el caso de la U.R.S.S.

También en el caso de la industria de los contrachapados es el costo de la materia prima el elemento económico más importante, como lo pone de manifiesto el hecho de que la proporción mayor corresponde a la madera de coníferas. Los contrachapados de coníferas suponen más del 85 por ciento en América del Norte, cuyas instalaciones de elaboración tienen por término medio una capacidad anual de 47000 m3 Incluso en América Latina, más de la mitad de la producción de contrachapados corresponde a las coníferas, porque los bosques de esta región, aun siendo de frondosas en su mayor parte, son en gran proporción inaccesibles.

En Africa, se utilizan principalmente especies de frondosas para la fabricación de chapas y contrachapados, aunque hay instalaciones de elaboración de coníferas en algunos países, como Etiopía y Marruecos. En Asia se producen a la vez contrachapados de coníferas y de frondosas. En el Japón aumentó en un 40 por ciento la capacidad de producción entre 1967 y 1969, alcanzándose la cantidad de 7 millones de m3 Casi el 98 por ciento de los 4 millones de m3 producidos en Europa son de contrachapados de frondosas elaborados con especies de zonas templadas muy preciadas, como el roble y el haya, y con una cantidad creciente de frondosas tropicales de importación.

Tradicionalmente ha sido la industria maderera más exigente en cuanto a las maderas que utilizaba, pero en los últimos años se ha ensanchado la gama de esas especies y son ahora menos rigurosos los requisitos en punto a la materia prima empleada por lo que se refiere a gran parte de los contrachapados de calidad inferior. Los progresos logrados en las técnicas de elaboración han llevado asimismo a utilizar especies únicamente disponibles en diámetros pequeños, que dan un rendimiento porcentual menor y requieren más horas de trabajo por unidad de producción, pero la ventaja estriba en su costo reducido. Sin embargo, el grueso de la producción mundial sigue basándose en el pequeño número de especies - tales como el abeto de Douglas y las frondosas - que responden a los requisitos de alta calidad y grandes dimensiones.

Las fábricas más importantes empiezan a depender cada vez más de las trozas importadas, y gran parte de la expansión se ha localizado cerca de los puertos, por lo que la industria de contrachapados depende grandemente del comercio de productos y materias primas. Prescindiendo de América del Norte y de la U.R.S.S., se exporta una cuarta parte, más o menos, de la producción mundial de contrachapados y una gran proporción se fabrica con trozas importadas.

Es probable que las pequeñas fábricas de contrachapados sigan teniendo razón de ser en los países ricos en madera y de salarios bajos, pero surgen en ellos dificultades debidas al problema de los altos costos de la cola y de la calidad variable de un producto que no satisface los requisitos que se exigen para la exportación. El rendimiento fabril de los contrachapados es bastante bajo, las pérdidas de transformación van del 50 al 70 por ciento y, si no se encuentran salidas económicas para los residuos, las largas distancias de transporte de las trozas pueden encarecer rápidamente los costos de producción. También crecen los problemas de obtención de materiales en los países tropicales que suministran trozas para chapas al mercado mundial y los costos de exportación a Europa han subido vertiginosamente.

Las industrias de los tableros de fibras y de partículas tienen una gran ventaja ya que, dada su uniformidad de calidad, pueden ser producidos con materiales de calidad inferior, incluidos entre ellos los residuos de la madera y la madera en rollos pequeños, con lo que dan mayor eficacia al aprovechamiento global de la materia prima. A pesar de esta circunstancia, se enfrentan cada vez más en muchos países con la competencia de la industria de la pasta y el papel en su afán de conseguir las materias primas disponibles y, por ello, están subiendo actualmente los costos y se aspira ahora a reducir o a limitar otros costos, por lo que las economías de escala revisten en este caso un importante factor.

La industria de los tableros de fibra presenta unas economías de escala considerablemente mayores y un empleo de capital más intensivo que la de los tableros de partículas. La capacidad media de producción de las fábricas de tableros de fibra es variable: 33000 tm en Europa, 54000 en América del Norte, 22000 en América Latina y 11600 en Asia (excluido el Japón). La capacidad media de los tableros de partículas es en esas regiones un 40 por ciento, por lo menos, más pequeña. Pero se tiende en uno y otro caso a una expansión unitaria. Hay fábricas pequeñas, sobre todo de tableros de partículas, en países en desarrollo tales como Costa de Marfil, India, Somalia, Tanzania, Zaire y Uganda. Estas gozan de protección arancelaria contra los productos extranjeros, o bien se orientan hacia unos mercados interiores más pequeños, con poca competencia para la obtención de la materia prima y de los paneles fabricados de materias no leñosas. Por ello, la presión competitiva es menos fuerte que en las industrias dedicadas a la exportación, como las de Taiwán y la República de Corea, que tienen fábricas mucho más grandes.

MERCADEO Y DISTRIBUCIÓN

La madera que se emplea en la construcción de viviendas se extrae en general muy lejos de los centros de población, por lo que las dos características principales del mercadeo son, primero, el transporte de la materia prima hasta las fábricas de elaboración y después hasta el consumidor final. La primera entraña la recogida de la madera en superficies forestales muy extensas. Este problema reviste inmensas proporciones en los países en desarrollo que cuentan con bosques tropicales, en los cuales la infraestructura de transporte suele ser insuficiente.

Una vez aserradas o convertidas en paneles las materias primas, el problema de la distribución puede re saltar relativamente sencillo porque los mayoristas y los detallistas están en contacto bastante directo con los consumidores y pueden adecuar sus existencias conforme a la demanda.

El mercadeo, como mecanismo de intercambio y comunicación de información, puede tener repercusiones considerables en la disponibilidad de productos derivados de la madera para la vivienda. Además de fomentar su empleo en las zonas ricas en recursos madereros, podría contribuir a aumentar el suministro en las zonas deficitarias. Una de sus funciones concretas consiste en ajustar el régimen de mercadeo de la madera mediante la constitución de reservas, con objeto de que la oferta y la demanda estén equilibradas cuando un momento de demanda baja coincide con una producción máxima. Esto es muy importante porque la producción de los bosques es estacional, entrañando problemas de almacenamiento, control de existencias, deterioros, emplazamiento y rotación. Todo ello aumenta los costos, debido en parte al hecho de que la madera es voluminosa y difícil de almacenar durante largos períodos sin que sufra deterioro, sobre todo en los trópicos.

Otro aspecto importante es la exactitud y rapidez con que las instituciones de mercadeo traducen las exigencias y necesidades de los consumidores a fin de que los productores puedan reorientar sus metas de producción. Pero, además, quienes cultivan los bosques y elaboran la madera tienen que clasificar sus productos en función de su calidad. A este respecto, el emplazamiento de las fuentes en relación con los mercados constituye un elemento importante para determinar la idoneidad a efectos de construcción de viviendas de las especies, formas, tamaños y calidad de la madera en pie y de las trozas. En centros urbanos en muchos países en desarrollo se aceptan trozas y productos de calidad inferior a la habitual para aserrío, procedentes de bosques situados cerca de los mercados, e incluso las tablijas y especies menos conocidas se necesitan para la construcción de viviendas. Así pues, las organizaciones de mercadeo podrían aumentar el suministro efectivo para uso interno, y exportar las calidades superiores. Para lograr esos objetivos, es preciso mejorar considerablemente la clasificación de las maderas y reajustar los precios, con objeto de adaptarse a los gustos e ingresos de los consumidores nacionales y extranjeros.

Una clasificación eficaz mejoraría la uniformidad de los productos de madera para la vivienda dedicados a distintas utilizaciones. Aunque aumentarían con ello los costos, la mayor homogeneidad consiguiente de las distintas calidades puede contribuir a un aprovechamiento más pleno de los recursos accesibles. En virtud de la pendiente de los precios, disminuiría el empleo de materiales de gran calidad cuando los productos de calidad inferior resulten satisfactorios. La disponibilidad de un suministro seguro de calidades uniformes reconocidas reviste extraordinaria importancia para el éxito del empleo nacional de la madera y de sus productos.

Estos y otros aspectos del mercadeo inciden directamente en las perspectivas futuras de la utilización de madera en las viviendas. La popularidad de los materiales sucedáneos se debe a las técnicas eficaces de mercadeo empleadas por las industrias interesadas. Es difícil que quienes explotan los bosques influyan directamente en la demanda del consumidor final, pero, de todas maneras, están implicados en esta cuestión; una solución posible consistiría en integrar las operaciones de explotación, extracción y elaboración de los productos finales.

El aflujo de la madera y de sus productos desde el bosque hasta el consumidor último, especialmente en su forma tradicional y en el comercio internacional, se ha visto durante mucho tiempo complicado por el gran número de elementos que en él intervienen y que suelen tener intereses distintos, a saber los explotadores de los bosques, aserradores, exportadores, agentes, importadores, detallistas y constructores, cada uno de los cuales toma sus márgenes de beneficio que, unidos a los costos sucesivos de transporte, manipulación, almacenamiento, selección y, a veces, elaboración ulterior, además de los de financiación, confluyen en el precio que ha de pagar el último consumidor del producto.

En los últimos años se ha efectuado, sin embargo, un esfuerzo muy notable en Europa y América del Norte por llegar a la integración de estas diferentes funciones y a la fusión de los intereses combinados con las economías globales mediante nuevas técnicas tales como el empleo de contenedores y de grandes envases y otros métodos de mejorar la manipulación; el empleo de barcos de carga a granel y de instalaciones modernas en puntos de destino, así como la aceleración de todo el proceso con objeto de reducir los costos de inventario.

No se ha llegado todavía a una estructura definitiva general de mercadeo y de distribución a partir de esas iniciativas, y con toda seguridad seguirán funcionando sistemas muy diversos para satisfacer las diferentes necesidades, pero lo importante es mantener y mejorar la competitividad de los productos de la madera en sus diversos sectores de mercado - especialmente en el de la construcción de viviendas - mediante la introducción, en el momento más oportuno, de técnicas más perfectas de fabricación, mercadeo y transporte. Para ello será preciso que las organizaciones competentes hagan constantes comparaciones con las estructuras y condiciones con las industrias de los productos competitivos, a fin de descubrir rápidamente los puntos débiles.

COMERCIO INTERNACIONAL

El puesto predominante que ocupa la madera aserrada en el comercio internacional de productos de la madera, a pesar de su ritmo relativamente más lento de expansión, se pone claramente de manifiesto en las cifras del Cuadro 8.

Los incrementos de los valores unitarios de la madera rolliza y, en menor medida, de la madera aserrada se deben a la mayor demanda y a los costos más altos de los suministros adicionales de trozas procedentes de bosques menos accesibles, así como al aumento de los costos de mano de obra. También puede haber contribuido a ello la mayor calidad media de las exportaciones. Las operaciones de extracción requieren un empleo intensivo de mano de obra y los aumentos de la productividad, tanto en la extracción como en los aserraderos, no han sido tan grandes como las subidas de salarios. Otros factores importantes son el gran volumen de la madera rolliza y de la aserrada, las mayores distancias de transporte de las trozas y el carácter en gran parte interregional de su comercio. Así, la proporción que corresponde en los fletes a la madera rolliza industrial es la más elevada: por término medio, alrededor del 30 por ciento del valor c.i.f.

CUADRO 8. - EXPORTACIONES MUNDIALES EN 1968. AUMENTO CON RESPECTO A 1960


Cantidad

Aumento con respecto a 1960

Valor

Aumento con respecto a 1960

Millones de m3 (equiv. rollo)

Porcentaje

Millones de dólares EE.UU

Porcentaje

Madera rolliza

70,9

99

1445

132

Madera aserrada

92,2

34

2251

40

Paneles

16,7

174

930

133

Durante los diez años últimos, el índice de valor de los paneles apenas se ha mantenido al mismo ritmo que su índice cuantitativo porque los precios han estado sometidos a una presión muy fuerte, sobre todo a partir de 1965. La industria de los tableros ha podido asimismo contener relativamente las subidas de precios recurriendo a un mayor empleo de los residuos de la madera y mejorando la eficiencia global mucho más deprisa que la industria de la madera aserrada. Los mayores aumentos de las exportaciones de chapas y de contrachapados corresponden a las regiones en desarrollo, que cuentan con una mano de obra barata. Pero incluso en ellos se han creado industrias teniendo muy presentes las economías de escala, por lo que no han repercutido en el comercio internacional los aumentos globales de los costos en el caso de las exportaciones de paneles. Además, como en lo que respecta a la pasta y el papel, los fletes no son una carga muy pesada.

En el Cuadro 9 se presentan las principales corrientes del comercio de productos de la madera empleados en la construcción de viviendas, en 1960 y 1968, con las magnitudes, tendencias y dirección del comercio. Lo que no se ve en ese cuadro es que a los países de economía de mercado desarrollados correspondieron casi las tres cuartas partes del valor total (unos 10000 millones de dólares EE.UU.) del comercio mundial de paneles de madera, madera aserrada y madera rolliza industrial en 1968. Sin embargo, los países en desarrollo, en su conjunto, sólo tuvieron un pequeño déficit comercial en 1969. En los países de planificación económica centralizada, el valor total del comercio es mucho menor, pero tienen, no obstante, un excedente de unos 500 millones de dólares.

El cuadro señala la espectacular expansión de las exportaciones de trozas de coníferas, que han pasado de 4,2 millones de m3 en 1960 a 21,6 millones en 1968, es decir, un aumento del 410 por ciento. En 1969 apenas hubo aumento. El aumento absoluto de las exportaciones de trozas de frondosas ha pasado de 13 millones de m3 en 1960 a 29 millones en 1968, esto es, un incremento de 123 por ciento. Los datos de 1969 indican un aumento ulterior de 5 millones de m3 y se espera un nuevo aumento.

El Japón ocupa una posición muy destacada como importador de trozas. Su comercio de trozas de coníferas equivale al 76 por ciento del total mundial, lo cual es casi el doble de la proporción que le correspondía hace apenas 8 años. El comercio de trozas de coníferas entre los países de la Europa Occidental representó tan sólo el 6 por ciento del comercio mundial en 1968, en comparación con el 26 por ciento del año 1960.

El sudeste asiático domina las exportaciones de trozas de frondosas con 20 millones de m3 o sea cerca del 68 por ciento del total. Casi el 70 por ciento de esa cantidad va a parar al Japón y países vecinos, por ejemplo, la República de Corea, Taiwán y Singapur. Europa Occidental (en gran parte, Francia, la República Federal de Alemania e Italia) es el principal importador de los 5,5 millones de m3 de trozas de frondosas africanas, principalmente de Costa de Marfil.

En 1968, el 96 por ciento de la madera aserrada de coníferas procedió de países desarrollados. A Canadá la U.R.S.S. y Suecia, tomadas en conjunto, correspondieron las dos terceras partes del total mundial de 46 millones de m3 Entre los países en desarrollo sólo destacan Brasil y Honduras, que exportaron en total 1,8 millones de m3 Europa Occidental es el importador principal y en ella sobresale el Reino Unido con más de 9 millones de m3 en 1968. Aunque no rebasan todavía los 2 millones de m3 las exportaciones norteamericanas al Japón son casi 6 veces mayores que en 1960.

El aumento del comercio de madera aserrada de especies frondosas de 1960 a 1968 fue especialmente acusado en los países en desarrollo, a quienes corresponde una proporción que se acerca a la de los países desarrollados. La de los países de economía de mercado desarrollados es más de dos veces y media mayor que la de los países de planificación económica centralizada, pero el ritmo de crecimiento de estos últimos, con un aflujo de productos procedentes de Europa Oriental, ha sido superior.

Las exportaciones del sudeste asiático a Europa Occidental se han duplicado con creces de 1960 a 1968, y han aumentado considerablemente las destinadas a América del Norte y al Japón, siendo Malasia y Singapur los principales exportadores, con más de 1,71 millones de m3.

El sector de más rápido desarrollo es el de los paneles. De un valor total de 400 millones de dólares en 1960, han llegado a 930 millones en 1968. Los países en desarrollo contribuyen a esa cifra de un modo considerable y creciente. El Lejano Oriente (excluido el Japón) aumentó sus exportaciones de chapas y contrachapados desde 855000 m3 (26 por ciento) en 1965 a 1,71 millones de m3 (36 por ciento) en 1968. Esas exportaciones van destinadas esencialmente a los países desarrollados y permiten adquirir valiosas divisas, a pesar de que sus importaciones de trozas han aumentado hasta unos 6 millones de m2 con objeto de poder llegar al ritmo actual de exportaciones de paneles de madera.

CUADRO 9. - PRINCIPALES CORRIENTES DEL COMERCIO, 1960 Y 1968

Producto

Procedentes de

Enviados a

Cantidad

Exportaciones mundiales

1960

1968

1960

1968

Millares de m3

Porcentaje

MADERA ROLLIZA

Trozas de coníferas







Exportaciones totales



4205

21564

100

100


América del Norte

Japón

846

10076

20

47

U.R.S.S.

Japón

768

4728

18

22

América del Norte

América del Norte

500

1387

12

6

Oceanía en desarrollo

Japón

181

1361

4

6

Europa Occidental

Europa Occidental

1156

1359

27

6

U.R.S.S.

Europa Oriental

426

684

10

3

Trozas de no coníferas







Exportaciones totales



13284

28922

100

100


Asia/Lejano Oriente en desarrollo

Japón

5225

13265

39

46

Asia/Lejano Oriente en desarrollo

Asia/Lejano Oriente en desarrollo

1112

6321

8

22

Africa en desarrollo

Europa Occidental

4043

5465

30

19




Millares de m3 (a)



MADERA ASERRADA

Madera aserrada de coníferas







Exportaciones totales



36326

47539

100

100


Europa occidental

Europa Occidental

12649

14158

35

30

América del Norte

América del Norte

9032

13385

25

28

U.R.S.S.

Europa Occidental

3039

4218

8

9

Madera aserrada de no coníferas







Exportaciones totales



4563

6409

100

100


Europa Occidental

Europa Occidental

773

1179

17

18

Asia/Lejano Oriente en desarrollo

Europa Occidental

363

766

8

12

América del Norte

América del Norte

466

55410

9


Africa en desarrollo

Europa Occidental

336

527

7

8




Millares de m3



PANELES

Contrachapados y chapas







Exportaciones totales



1817

4740

100

100


Asia en desarrollo

América del Norte

195

1478

11

31

Europa Occidental

Europa Occidental

431

863

24

18

América del Norte

Europa Occidental

91

406

5

9

Japón

América del Norte

263

358

14

8




Millares de tm



Tableros de fibras y tableros de partículas







Exportaciones totales


1025

2274

100

100



Europa Occidental

Europa Occidental

628

1301

61

57

Europa Oriental

Europa Occidental

15

142

1

6

Europa Occidental

América del Norte

96

122

9

5

Las importaciones de paneles de madera siguen estando concentradas fuertemente en Europa y América del Norte. En 1968 correspondió a Europa el 42 por ciento de las importaciones mundiales de chapas y contrachapados, el 71 por ciento de las de tableros de fibra y más del 95 por ciento de las importaciones comerciales de tableros de partículas. La proporción de América del Norte en el comercio de chapas y de contrachapados fue de un 48 por ciento en 1968, y de un 20 por ciento la correspondiente a los tableros de fibra.

En 1968, las exportaciones mundiales de todos los productos forestales, con un valor de 11000 millones de dólares, se acercaron mucho a otras exportaciones principales, tales como la de los productos siderúrgicos. Las exportaciones han representado así más de la cuarta parte del valor de la producción forestal total (45500 millones de dólares). Pero el comercio de paneles, madera aserrada y madera rolliza sólo importa 4700 millones de dólares. Esta proporción relativamente pequeña desempeña un papel importante en el suministro de los productos madereros utilizados en la vivienda e influye considerablemente en sus precios en los países de fuerte exportación, y ano más en los importadores de madera aserrada tales como el Reino Unido. Además, las exportaciones de los tres principales productos derivados de la madera están en aumento.

Ahora bien, la estructura arancelaria no favorece la importación de madera elaborada para la vivienda. Son pocos los países que permiten la entrada en su territorio de paneles que no hayan pagado unos aranceles ad valorem bastante altos. Sin embargo, la ventaja relativa, sobre todo de los países en desarrollo del este y del sudeste asiático, en su elaboración interior de chapas y de contrachapados, es de tal orden que están enviando suministros mucho mayores a los importadores tradicionales e invadiendo nuevos mercados de los países desarrollados. Este intercambio comercial podría llegar a ser más importante si se liberalizaran los aranceles de los países desarrollados. Ahora bien, ello traería como consecuencia una disminución proporcional de las exportaciones, cada vez mayores, de trozas de frondosas tropicales. Excepto en unos cuantos países, como el Japón y los Estados Unidos, la importación de madera aserrada no suele sufrir esa carga de los aranceles, y es probable que continúe el crecimiento de las exportaciones, sobre todo de madera aserrada de frondosas. A pesar de los nuevos sectores manufactureros creados en algunos países en desarrollo, sus exportaciones a los países desarrollados se concentrarán en la madera aserrada. Las grandes compañías madereras y concesionarios pertenecen a los países desarrollados, en los que han creado instalaciones de elaboración secundaria más eficientes.

La creciente demanda de trozas y de madera aserrada en los países desarrollados ha favorecido la expansión de los suministros de diversas procedencias tropicales. Ghana y Nigeria, que fueron los precursores de este tipo de exportaciones, han aminorado considerablemente su producción, debido, en parte, a dificultades cada vez mayores y a los costos crecientes en la producción de las especies y tamaños de mayor demanda. En cambio, Costa de Marfil, Gabón, Camerún y la República Popular del Congo están consolidando sus exportaciones. El aumento de la demanda de materias primas en los países desarrollados ha estimulado, sin embargo, una expansión sin precedentes de las exportaciones de productos derivados de la madera, especialmente de trozas y de paneles, del sudeste asiático, que ha pasado a ser la principal región proveedora del mundo en desarrollo.

Existe un intenso comercio intrarregional en las regiones desarrolladas, por ejemplo de Canadá a los Estados Unidos, pero no entre los países en desarrollo, con la salvedad del Lejano Oriente y de un contado número de países latinoamericanos. Esto es lógico, dado que los países en desarrollo que tienen excedentes de madera los exportan para obtener divisas fuertes para los países desarrollados.

El comercio basado en los bosques artificiales es todavía reducido, pero aumentará ciertamente (si bien con más rapidez en el caso de los productos no dedicados a la construcción como, por ejemplo, la pasta), conforme se vayan creando más plantaciones y lleguen éstas a su momento de madurez. Además, los bosques artificiales han reducido y reducirán cada vez más las importaciones de productos madereros para la vivienda en diversos países. Los países del Mediterráneo, oeste y sudeste asiáticos ganarían mucho adoptante esta estrategia.

Ordenación de los recursos madereros y del medio ambiente

La eficiencia en el empleo de los recursos madereros tiene que estar relacionada con cuestiones políticas e institucionales - modificación de leyes, responsabilidades, régimen de propiedad e industria de elaboración.

Debido a la renovabilidad de los recursos madereros, la producción comercial no tiene por qué destruirlos. Por el contrario, puede aumentarlos y mejorarlos, si bien cabe la posibilidad de que una explotación no científica lleve a su agotamiento, como ha ocurrido en los bosques de la costa oriental del Brasil. Si un recurso no es apropiado, como en el caso de las grandes zonas forestales de propiedad pública o municipal, especialmente en muchos países en desarrollo, puede invitar a que se le aplique el mismo tratamiento inicial que se aplicó a los bosques norteamericanos que se suponían ilimitados. Es, pues, necesaria la integración de los diversos modos posibles de aprovechar los bosques, incluida la prohibición de la producción comercial de madera en ciertas zonas apartadas para dedicarlas a las reservas de la fauna silvestre y a bosques de protección de cuencas hidrográficas.

No tiene por qué haber una pugna entre la conservación bien concebida y la economía. Una evaluación racional debe ser el producto de tres análisis principales: posibilidades técnicas, aceptación social y beneficio económico. Los valores extracomerciales constituyen un elemento importante en las decisiones relativas a la ordenación de los recursos madereros y han pasado a ser tema de actualidad en el contexto más general que se asigna a la problemática de la conservación, a saber, la calidad del medio.

La ordenación de los recursos madereros y los efectos sobre el medio del aprovechamiento se ponen de manifiesto en las instalaciones recreativas al aire libre, las zonas acotadas la flora y la fauna silvestres, el paisaje, el aire y el agua. De todos estos efectos la contaminación es el que más preocupa en los países industrializados. Sin embargo, la producción de madera no tiene por qué contribuir a la contaminación. Es más, la investigación indica que los bosques no explotados o poco aprovechados engendran más anhídrido carbónico que los que están sometidos a una explotación intensiva. Estos últimos, debido a la mejor salud de sus masas arbóreas y a la menor mortalidad y descomposición, tienen un mayor vigor fotosintético y producen relativamente más oxígeno. Además, casi ninguna de las industrias de elaboración mecánica de madera desprende esos elementos contaminantes que han dado triste fama a las grandes fábricas de pasta de madera. Incluso los procedimientos de elaboración de la pasta han sido ya perfeccionados mediante técnicas de recuperación y refinado, por lo que sus afluentes pueden quedar reducidos al mínimo - por supuesto, a un determinado costo, como ocurre con otras muchas industrias químicas. Esas medidas se pueden aplicar en la práctica mediante disposiciones legislativas y normas de política fiscal y monetaria.

Lo que hay que conciliar con las metas fijadas a la producción de madera es la prestación de los servicios propios de los bosques, tales como las posibilidades de recreo y el suministro de agua clara y limpia - cuya demanda está aumentando con el incremento de los ingresos, la población y el tiempo libre. Esto puede traer consigo la consiguiente reducción de la superficie disponible para la producción de madera. No obstante, esto puede compensarse no sólo recurriendo a un aprovechamiento múltiple, que puede no resultar siempre práctico, sino también mediante el aprovechamiento intensivo de los inmensos bosques restantes potencialmente productivos y a través de la creación de bosques artificiales en lugares adecuados.

En general, la competencia por el aprovechamiento de la tierra se manifiesta de distintos modos en los países en desarrollo. Nace de la ampliación de las tierras dedicadas a explotaciones agrícolas y al pastoreo. Se calcula que en América Latina de 6 a 10 millones de ha de bosques son desbrozadas todos los años para dedicarlas a tierras de cultivo. Se estima asimismo que el sistema de la agricultura migratoria ha acabado con más de 100 millones de ha de bosque alto espeso en Africa al sur del Sáhara. Este tipo de agricultura está muy difundido en los trópicos y lleva a la degradación de los bosques productivos, que se convierten en montes de sabana, si no se controlan con sistemas, como el Taungya, que permitan pasar de los cultivos agrícolas a los arbóreos después de unos años de aprovechamiento agrícola.

También se producen pérdidas de bosques, debidas a la construcción de carreteras y de pantanos, y a los planes de recolonización agrícola como, por ejemplo, el plan del Triángulo Jungka, de Malasia, que se propone cortar la madera y replantar los bosques con caucho y palmera de aceite. A veces, esas pérdidas resultan inevitables, pero a menudo se pueden eludir si se aplican planes integrados de aprovechamiento de la tierra. Esos planes no existen en la inmensa mayoría de los países en desarrollo. Hay una característica muy positiva, sin embargo, y es el reciente empleo de cultivos agrícolas de elevado rendimiento, en particular en Asia. Al atribuir menos importancia a la agricultura extensiva, se pueden dedicar a la plantación tierras marginales y contener la invasión de los bosques existentes. Esto equivaldría a la reducción de las tierras de cultivo lograda en los países desarrollados gracias al aumento de la productividad.

PÉRDIDAS DE MADERA

Un modo de aumentar el suministro potencial efectivo de madera consiste en reducir las pérdidas de madera en pie y durante su transformación industrial. Además de las pérdidas debidas al intrusismo, el desrame, las quemas y el ramoneo, endémicos en muchos países en desarollo, las causadas por los incendios, las tormentas, los aludes y otros fenómenos naturales, como las enfermedades y los insectos, son también inmensas. Son grandes las pérdidas debidas a la muerte y descomposición de bosques extramaduros y no explotados, en los cuales el incremento debido al crecimiento natural y las pérdidas casi se equilibran. Así pues, sólo cabrá reducir las pérdidas cuando se abran esos bosques a la producción de madera, y se puedan introducir medidas de protección.

Es difícil calcular con exactitud las pérdidas de madera en los bosques, sobre todo los que no están sometidos a un control de inventario, pero se suele admitir que, en términos absolutos, corresponden a la U.R.S.S., América del Norte y América Latina las perdidas más grandes, y a Europa las mínimas, lo cual es una consecuencia, entre otras cosas, de la existencia de masas extramaduras y de la gran intensidad de explotación forestal, respectivamente. En los Estados Unidos, la mortalidad anual equivale a unos 150 millones de m3 o sea, la tercera parte, más o menos, del incremento neto. Esas pérdidas son proporcionalmente un poco más altas en el caso de la madera de aserrío, casi la mitad de las cuales se deben a las enfermedades y a la acción de los insectos y sólo es imputable a los incendios un 7 por ciento de ellas. Los factores atmosféricos y otras causas análogas como, por ejemplo, las tormentas y aludes, provocan una tercera parte, aproximadamente, de las pérdidas, pero no se desperdicia toda la madera muerta dado que, a menudo, se puede recuperar una proporción importante de la misma, lo que depende de la superficie damnificada y de la distancia y la velocidad con que se pueden movilizar los hombres y el material. Una mayor inversión, destinada a facilitar el acceso a las masas más valiosas, y la adopción de medidas preventivas reducirán la mortalidad, pero la protección y prevención totales o la recuperación de las pérdidas no están siempre justificadas económicamente.

Perspectivas del suministro de madera para la vivienda

El Cuadro 10 presenta un resumen de la situación mundial del suministro de madera para la vivienda en 1968 y sus perspectivas posibles para 1985, basado en estudios regionales sobre las tendencias y perspectivas de la producción y la oferta en los principales países consumidores de madera y dotados de recursos forestales.

PRODUCCIÓN ACTUAL

La estimación de la producción actual de madera para la vivienda se basa en la producción global de madera industrial y en sus pautas de utilización.

En términos generales, la proporción de madera utilizada en la vivienda en las regiones desarrolladas es del 25 al 65 por ciento para la madera aserrada y del 30 al 60 por ciento para los paneles. En las regiones en desarrollo, los porcentajes son respectivamente del 25 al 45, del 20 al 35 y del 10 al 15 por ciento para la madera aserrada, los contrachapados y los demás paneles a base de madera. Esas variaciones son más amplias cuando se toman en consideración las subregiones y los distintos países. En las regiones desarrolladas, por ejemplo, la proporción de madera aserrada y de paneles de madera empleados en la vivienda en América del Norte es relativamente mayor que la correspondiente a Europa. Se ha tenido en cuenta este tipo de variaciones al calcular los datos regionales y subregionales. No obstante, las cifras antes citadas permiten apreciar las dimensiones relativas del volumen de la utilización actual de madera industrial en el ramo de la vivienda.

PRODUCCIÓN POTENCIAL

Resulta difícil calcular la producción potencial a causa de las posibles consecuencias de los cambios tecnológicos, la desviación con respecto a los niveles de inversión planificados o supuestos y la modificación de la situación política e internacional las cuales sólo pueden preverse hasta un cierto límite. Pero, en todo caso, los estudios llevados a cabo sobre las reservas disponibles y las proyecciones de la oferta futura proyectada permiten evaluar, en términos generales, los recursos potenciales del sector maderero para la vivienda en las distintas partes del mundo.

Se parte del supuesto de que no se producirán importantes cambios políticos internacionales que puedan influir significativamente en los precios, y de que la economía mundial seguirá creciendo, si bien con disparidades entre los países en desarrollo y los desarrollados, de modo tal que el régimen de utilización de la madera se ajustará a las tendencias ya esbozadas. Esto se refleja en una demanda derivada de materias primas para la construcción de viviendas y de otros productos madereros, según figura en el Cuadro 10; se supone asimismo que los aserraderos no constituirán un factor de limitación para la elaboración de la madera disponible y que aumentará la elaboración en las regiones en que están enclavados los recursos madereros. El aumento global de la producción permitirá fomentar la exportación de esas regiones como modo de conseguir ingresos en divisas.

Ello guarda relación con el supuesto de que la demanda de algunas maderas tropicales seguirá creciendo en la mayor parte de las regiones desarrolladas.

La consecución de los objetivos proyectados en las diversas regiones del mundo dependerá de su panorama económico global, de los programas de construcción de viviendas y del crecimiento de las industrias madereras y de otros sectores competitivos. Se han tenido presentes estos factores al evaluar la oferta probable.

En lo que respecta a las regiones en desarrollo es probable que aumente ligeramente la producción actual en el oeste, el sur y el este asiáticos, en América Central y en el norte, este y sur de Africa. En estos países las cantidades en cuestión no son muy grandes y la presión demográfica sobre los recursos madereros es muy fuerte. En algunas de las regiones citadas, los medios de producción y de elaboración están relativamente bien acreditados y los pedidos pendientes en los programas de construcción de viviendas son muy considerables, o bien existe una escasez general de madera. Esas regiones están ya aprovechando considerablemente sus recursos forestales productivos, aunque con algunas excepciones, como Turquía, pero están en marcha también proyectos de extensión de las labores forestales. En el sudeste asiático y Africa occidental, la producción futura superará a la actual en casi todos los casos, habida cuenta de las tendencias a la intensidad de explotación de los bosques que se aprovechan ya actualmente y de la extensión de la explotación a nuevas zonas forestales. Los incrementos absolutos más pequeños de la oferta de madera para la vivienda en el Brasil y en los países septentrionales de América del Sur, en proporción a su muy fuerte potencial, se deben en gran medida a las dificultades previstas para abrir a la explotación nuevas zonas forestales debido a su inaccesibilidad.

Para 1985 se dispondrá del equivalente en madera rolliza de unos 400 millones de m3 de materias primas madereras para el ramo de la vivienda, gracias a la intensificación de la explotación de los bosques que se aprovechan ya actualmente y a la extensión de la explotación a las zonas relativamente mas accesibles de bosques todavía sin explotar. Esto supondrá un aumento de 65 millones de m3 con relación a la producción de 1968. El grueso de ese aumento corresponderá a los países desarrollados, principalmente América del Norte y la U.R.S.S., y equivaldrá probablemente a las dos terceras partes del incremento total, a pesar del amplio potencial de recursos madereros para la vivienda en muchos países en desarrollo.

NECESIDADES DE MADERA PARA LA VIVIENDA

Como se ha dicho, está aumentando actualmente el consumo de madera industrial en general y también el de los productos madereros empleados en el ramo de la vivienda. Parece razonable la afirmación de que los mercados para una oferta adicional de madera son bastante seguros, partiendo del supuesto de que el aumento de los ingresos y el crecimiento demográfico compensarán holgadamente toda posible reducción del consumo por habitante.

CUADRO 10. - NECESIDADES Y DISPONIBILIDADES DE MADERA PARA LA VIVIENDA


Situación calculada, 1967-69

Perspectivas para, 1985

Necesidades

Disponibilidades

Diferencia

Necesidades

Disponibilidades

Diferencia


Millones de m3 (equivalente en madera rolliza)

REGIONES DESARROLLADAS


América del Norte

107.1

114.6

+ 7.5

132

138

+ 6


Europa

49.2

41.0

- 8.2

60

49

- 11


U.R.S.S.

73.1

82.6

+ 9.5

84

93

+ 9


Japón

53.9

29.1

- 24.8

46

29

- 17


Oceanía

5.6

6.3

+ 0.7

7

8

+ I

TOTAL REGIONES DESARROLLADAS

288.9

273.6

- 15.3

329

317

- 12

REGIONES EN DESARROLLO

América Latina

14.1

14.7

+ 0.6

23

24

+ 1


América Central

3.3

3.0

- 0.3

5

4.5

- 0.5


América del Sur septentrional

2.0

2.2

+ 0.2

4

4

-


Brasil

5.9

7.0

+ 11

9

11

+ 2.0


América del Sur meridional

2.9

2.5

0.4

5

4.5

- 0.5

Africa

4.5

5.8

+ 1.3

10

10

-


Septentrional

0.9

0.2

- 0.7

2.0

0.3

- 1.7


Oriental

0.9

0.9

-

2.0

1.7

- 0.3


Meridional

1.2

1.0

- 0.2

2.0

1.5

- 0.5


Occidental

1.5

3.7

+ 2.2

4.0

6.5

+ 2.5

Asia

27.9

41.3

+ 13.4

44

56

+ 12


Occidental

3.4

2.8

- 0.6

6

3.5

- 2.5


Meridional

2.0

1.9

- 0.1

4

2.5

- 1.5


Sudeste y Este

10.5

24.6

+ 14.1

18

36

+ 18


Economías de planificación centralizada

12.0

12.0

-

16

14

- 2.0

TOTAL REGIONES EN DESARROLLO

46.5

61.8

+ 15.3

77

90

+ 13

TOTAL MUNDIAL

335.4

335.4

-

406

407

-

A los fines del presente trabajo, se han calculado las previsiones del consumo de madera para la vivienda con arreglo a determinados supuestos. El primero se refiere a la necesidad de construir un promedio de 10 casas por cada 1000 personas todos los años en los países desarrollados - norma sugerida por el UNCHBP. Algunos países (incluidos Suecia, Malasia, Singapur y el Japón) han construido últimamente a un ritmo todavía mayor, al paso que otros se han quedado muy rezagados. En 1965, se edificaron en toda Europa unas 7,1 viviendas por cada 1000 habitantes (unas 10 en Europa septentrional y 5 en Europa meridional). En cuanto a las regiones en desarrollo, la base tomada para 1985 oscilaba entre 5 y 6 por 1000, pero, dentro de las distintas regiones, esa variación pasaba a ser de 4 a 7 por 1000. Se ha supuesto una cifra más alta en el caso de China, debido a la importancia que asignan a la vivienda los países de planificación económica centralizada. En cuanto a los países desarrollados, se han podido abarcar prácticamente todos los tipos de construcción de viviendas gracias a la información disponible. Se ha empleado, además, una cierta cantidad de madera rolliza para la edificación de estructuras secundarias, y a veces únicamente provisionales, así como para la instalación de cercas, etc., y los datos al respecto son muy incompletos. No es, pues, posible hacer una evaluación segura de esta utilización de la madera rolliza y como, en todo caso, no es probable que surjan dificultades de suministro, se ha excluido este elemento del cálculo de las necesidades de los países desarrollados y de sus disponibilidades de madera.

En los países en desarrollo ha sido preciso, debido a la falta de datos estadísticos completos, especialmente para las zonas rurales, hacer los cálculos partiendo exclusivamente de la construcción de viviendas en las zonas urbanas, dejando de lado el tipo de vivienda construido fundamentalmente con los materiales que están fácilmente al alcance de los habitantes de las zonas rurales y que no figuran en los datos conocidos de producción o de consumo. En los países en desarrollo existe asimismo un empleo, que no consta en ningún registro, de madera rolliza en la construcción de viviendas en general y que, por falta de esos datos, hay que excluir de los cálculos.

En el caso de los países en desarrollo, esas exclusiones representan un volumen considerable de madera fácil mente disponible en muchas zonas, si bien se da una grave escasez en el nordeste de Africa y en el oeste y el sur de Asia, seria interesante disponer de más información al respecto. Los países en desarrollo deben tener muy presente este importante elemento al hacer su examen general de las necesidades de madera para el sector de la vivienda.

Otro factor de importancia es la cantidad de madera que entra en cada vivienda y que puede variar extraordinariamente, si bien se ha podido llegar a generalizaciones partiendo de las estimaciones hechas para distintas partes del mundo. El volumen varía asimismo en función del tipo de casa.

Se han empleado tres hipótesis de trabajo para los países en desarrollo, al calcular la utilización alta, media y baja por unidad de vivienda (Cuadro 11), que corresponden, en general, a un consumo de madera aserrada y de paneles de 7, 2,5 y 0,8 m3 o sus equivalentes en madera rolliza de 12,5, 4,5 y 1,5 m3 respectivamente. Conforme a estos supuestos, se calcularon sus necesidades para 1985 partiendo de la base de las series oficiales de proyecciones demográficas prolongadas hasta 1985. Para los países desarrollados, además de hacer hipótesis similares sobre el parámetro demográfico, se han introducido reajustes, con objeto de tener más rigurosamente en cuenta las perspectivas y tendencias conocidas, y por ello las necesidades de esos países se indican sólo en un nivel único.

CUADRO 11. - NECESIDADES DE MADERA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS ACTUALES (1968) Y FUTURAS (1985)


1968

1985

Necesidades actuales

Necesidades estimadas con arreglo a distintas hipótesis de utilización de madera por casa

Perspectivas de las necesidades (nivel posible)

Superior 12,5

Media 4,5

Inferior 1,5


Millones de m3 ®

M3/vivienda

Millones de m3 ®

América Latina

14,1

36

13

4

23


América Central

3,3

11,3

4,1

1,4

5


América del Sur septentrional

2,0

5,0

1,8

0,6

4


Brasil

5,9

15,0

5,4

1,8

9


América del Sur meridional

2,9

4,5

1,6

0,5

5

Africa

4,5

34

12

4

10


Septentrional

0,9

6,6

2,4

0,8

2


Oriental

0,9

8,8

3,2

1,1

2


Meridional

1,2

4,1

1,5

0,5

2


Occidental

1,5

14,1

5,1

1,8

4

Asia

27,9

225

92

31

44


Occidental

3,4

7,5

2,7

0,9

6


Meridional

2,0

47,3

17

5,7

4


Sudeste y este

10,5

51,6

18,6

6,2

18


Economías de planificación centralizada

12,0

149

54

18

16

TOTAL REGIONES EN DESARROLLO

46,5

325

117

39

77

En el caso de Europa, se ha calculado un promedio equivalente a 14,1 m3 de madera rolliza para 1968, y se ha supuesto que disminuirá en 1985 hasta los 12,5 m3 por vivienda. En cuanto al número de nuevas viviendas por 1000, se calcula que se pasará de las 7,2 de 1968 a 8,5 en 1985.

En América del Norte, aunque se prevé un aumento del consumo de paneles a base de madera en el sector de la vivienda, se calcula que disminuirá el consumo de madera aserrada, y la cifra estimada para 1968 es un equivalente de 53,5 m3 de madera rolliza para una tasa anual de construcción de 9 viviendas nuevas por cada 1000 habitantes. En cuanto a las cifras de 1985, los supuestos se basaron en unos estudios norteamericanos, según los cuales se emplearán 49 m3 por vivienda, con una tasa de construcción de 10 por 1000, incluidas las viviendas móviles, las modificaciones y las reparaciones.

En lo que respecta a la U.R.S.S., la cifra calculada para 1968 es de 33 m3 por vivienda, con una tasa de 9,3 unidades por 1000. Para 1985 se ha obtenido una cifra de 29 m3 por vivienda, con una tasa de construcción de 10 viviendas por 1000.

ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LAS PERSPECTIVAS PARA 1985

Suponiendo que para 1985 se pueda alcanzar en todos los países la norma establecida por el Centro de las Naciones Unidas para la Vivienda de construcción de 10 casas por 1000 y que en los países en desarrollo la madera empleada en esas casas sea igual a la de la región que menos madera utiliza en el mundo desarrollado, esto es, 12,5 m3 equivalente en madera rolliza por vivienda, según se ha previsto para Europa para 1985, ello implicaría una disponibilidad de 820 millones de m3 equivalente en madera rolliza de madera para la vivienda, o sea, más del doble del nivel de suministro previsto en las proyecciones para 1985. Semejante imagen ideal no corresponde a las disponibilidades reales. En ella se hace caso omiso de los impresionantes problemas de poder adquisitivo, por un lado, y de oferta, transporte y técnicas de construcción, por otro. El presente trabajo lleva a una situación previsible para 1985 de una población mundial total de 5000 millones de personas, 2000 millones de las cuales vivirán en condiciones de grave escasez de madera. Por desgracia, es necesario adoptar una visión más realista de las perspectivas para 1985.

En las regiones del mundo que se consideran actualmente como desarrolladas, el índice anual de construcción de residencias ha de aumentar desde las 8,6 de 1968 hasta 9,5 en 1985, por cada 1000 habitantes. Esto equivaldría a una cifra total de 12 millones de viviendas construidas todos los años, en comparación con los 9 millones que se edifican en el presente. Con una disminución del 15 por ciento en la madera empleada en cada casa, pasando de 31,7 a 27 m3 equivalente en madera rolliza, se prevé que las necesidades anuales actuales de 290 millones de m3 equivalente en madera rolliza aumentarán hasta 330 millones de m3 en 17 años. Por supuesto, en el mundo desarrollado esas cifras comprenden variaciones muy amplias en la tasa de construcción, que va desde 8,5 por 1000 en Europa hasta 11,5 en el Japón y una utilización de madera de 12,5 a 49 m3 equivalente en madera rolliza en cada casa en Europa y en América del Norte, respectivamente. La cantidad de madera empleada en cada vivienda, que se indica siempre en su equivalente en madera rolliza, abarca todos los tipos de madera utilizada para la construcción, la conservación, las modificaciones y las reparaciones. Por lo que se refiere a los distintos productos derivados de la madera utilizados, puede verse en el Cuadro 7 la proporción que correspondió en 1968, en cada región del mundo, a la madera aserrada y a cada una de las variedades de paneles.

Para el mundo en desarrollo, aunque esta situación supondría un aumento de la construcción anual de viviendas - pasando de 14 a 25 millones - y de las necesidades anuales de madera - de 46 a 77 millones de m3 equivalente en madera rolliza - tan sólo implicaría un incremento de la tasa de construcción anual de viviendas de tipo urbano en el mundo en vías de desarollo (excluida China) desde 4, apenas, en 1968 hasta algo más de 5 por cada 1000 habitantes en 1985, o sea, únicamente un poco más de la mitad de la tasa de construcción de las regiones desarrolladas. Por otra parte, esas casas serian, por término medio, mucho más pequeñas que las de las regiones desarrolladas, como se desprende de la utilización media de madera en cada casa, que seguiría siendo inferior a la sexta parte del promedio correspondiente a las regiones desarrolladas. Es preciso, sin embargo, matizar más esa cifra tan baja de empleo de madera en cada vivienda.

En primer lugar, esa cifra calculada puede ser inferior a la real. Se ha llegado a ella dividiendo la cantidad total de madera empleada en cada caso por la tasa de construcción supuesta de viviendas de tipo urbano; pero también se utiliza en las viviendas de tipo tradicional una cantidad no conocida, pero considerable, de madera, por lo que el total de la madera empleada en el sector de la vivienda puede perfectamente ser hasta una tercera parte más grande. En segundo lugar, la cifra indicada no incluye la madera rolliza, que se emplea todavía ampliamente en los países en desarrollo. En tercer lugar, esta cifra media queda menguada por la utilización muy reducida de madera en ciertas regiones, tales como el sudeste asiático, en donde la disponibilidad de madera es extremadamente escasa en comparación con las necesidades de una inmensa población que, según se calcula, equivaldrá en 1985 al 40 por ciento de la población total del mundo en desarrollo (excluida China) y a más del 20 por ciento del total mundial.

Para poner de relieve hasta qué punto resulta realmente insatisfactoria la meta fijada para 1985 en el caso de los países en desarrollo, se indican en el Cuadro 11 las consecuencias de las distintas metas en materia de vivienda, en función de las tres posibilidades de nivel de empleo de la madera: alto, medio y bajo. El nivel alto equivale al nivel mínimo de utilización de la madera en los países desarrollados. Además de esos tres supuestos, se señalan necesidades posibles para 1985 por lo que se refiere a una meta que se estima ajustada a la realidad del empleo de la madera en cada una de las regiones y subregiones del mundo en desarrollo.

Podría alegarse que la utilización de madera en el sector de la vivienda, que se considera posible alcanzar para 1985, es demasiado baja. Reconocemos en efecto que esto es cierto. Ahora bien, dado el limitado poder adquisitivo que caracteriza a muchos países en desarrollo, es improbable que la oferta de recursos disponibles pueda ser apreciablemente mayor si no aumenta sensiblemente la ayuda prestada en el plano internacional con objeto de que la situación en materia de vivienda esté más en consonancia con las necesidades.

También es preciso examinar las consecuencias que los datos del Cuadro 10 implican en lo que respecta a la oferta. Según los estudios llevados a cabo al respecto, los países desarrollados, en conjunto, esperan aumentar su propia disponibilidad de madera para la vivienda en algo más del 15 por ciento; en América del Norte y en Europa el aumento que se espera es de un 20 por ciento, mientras que el Japón no ha previsto un aumento de su nivel de extracción de madera para viviendas.

Ahora bien, el principal déficit corresponderá a los países en desarrollo, a pesar de que se prevé que en 1985 aportarán todavía a la satisfacción de las necesidades de madera para la construcción de viviendas de los países desarrollados una cantidad total, en cifras de comercio neto, de 12 millones de m3 equivalente en madera rolliza, frente a 16 millones en 1968. Es posible que la oferta total de los países en desarrollo aumente casi en un 50 por ciento en relación con el porcentaje de 1968, con lo cual podría mejorar considerablemente su situación actual al respecto, pero llegarían únicamente a un nivel equivalente, en punto a elementos de madera, a una sexta parte, más o menos, de la que corresponde al mundo desarrollado. Teniendo presentes los recursos disponibles, tal como se indican en el Cuadro 1, no es difícil alegar que una explotación más intensa de los recursos madereros mundiales podría mejorar considerablemente la situación en materia de vivienda del mundo en desarrollo. Ahora bien, este panorama sólo presenta interés si se analiza la relación entre oferta y demanda en un plano regional, o incluso subregional. Las regiones de suministros más reducidos son el Japón, Africa septentrional y meridional y Asia occidental y meridional. Por supuesto, el desarrollo económico del Japón permitirá obtener la materia prima suplementaria por medio de importaciones, aunque hay opiniones opuestas acerca de la magnitud de las posibles importaciones. De las tres regiones en desarrollo que tienen grandes posibilidades de suministro, tan sólo el sudeste asiático cuenta con reservas y con un potencial de producción capaz de contribuir sensiblemente a la satisfacción de sus propias necesidades y dar a la vez una expansión ulterior a sus exportaciones. Por su parte, Africa occidental, que cuenta con unos recursos importantes pero más limitados, no tendrá dificultades para atender a sus propias necesidades, e incluso es posible que pueda aumentar sus exportaciones a Europa y, quizá, a América del Norte. Por último, puede ocurrir que las enormes reservas del Amazonas sigan sin entrar en el comercio internacional en una proporción que se pueda calificar de importante.

En las subregiones que ocupan una situación intermedia en punto a la disponibilidad de madera y cuyos países podrían producir en el plano nacional lo suficiente para satisfacer casi todas sus necesidades inmediatas en el sector de la vivienda, la mejora de las condiciones en ese sector dependerá fundamentalmente del desarrollo económico y de una política forestal que se oriente en el sentido de la oferta. Pertenecen a este grupo América Central, los países septentrionales y meridionales de América del Sur y, en cierta medida, el este y el sur de Africa, aunque hay variaciones significativas dentro de este grupo, así como en el seno de las subregiones. Es posible que se produzca algún volumen de comercio interregional, y las importaciones pueden resolver algunos problemas de demanda local, pero la producción se orientará principalmente a la satisfacción de las necesidades locales.

En el último grupo, los recursos forestales potenciales son excesivamente limitados para satisfacer la demanda. Incluye el norte de Africa y el oeste y sur de Asia, donde, en general, el potencial forestal disponible no existe o es extremadamente bajo. En los países del norte de Africa y del oeste asiático de población media o pequeña, sus ingresos derivados del petróleo pueden darles posibilidades económicas que les permitan importar la madera necesaria para la construcción de viviendas. En cuanto a los demás países, sobre todo los del sur asiático, la madera destinada al sector de la vivienda seguirá escaseando lamentablemente para una población que se calcula que rebasará la cifra de 1000 millones de personas en 1985, o sea, más de la quinta parte de la población mundial. Se estima asimismo que habrá un déficit en la disponibilidad de madera para la vivienda en China, pero debido a la falta de información sobre su situación política y económica, es difícil calibrar el futuro de esa región y sus repercusiones en la balanza comercial mundial. No obstante, la mera existencia en una zona que padece escasez de madera de otro grupo de población que tendrá, según todos los cálculos, más de 1000 millones de habitantes en 1985, deberá ser tenido en cuenta en toda evaluación de la situación futura de la oferta y la demanda de madera en esa parte del mundo.

Así, los supuestos presentados en el presente trabajo predicen que, para 1985, más del 40 por ciento de la población mundial utilizará un 5 por ciento de madera disponible en el mundo para construcción de viviendas.

El Cuadro 10 suscita, sin embargo, otras dos observaciones más: una de ellas relacionada con las corrientes comerciales y la otra con los distintos productos.

No corresponde al presente trabajo trazar una descripción detallada de las corrientes comerciales previsibles en 1985 de la madera utilizable para la vivienda.

Es preciso aclarar el sentido de la columna de ese cuadro que refleja la balanza previsible, para evitar una mala interpretación. Las cifras indican sólo la balanza comercial total neta de madera destinada a la vivienda, en su equivalente en madera rolliza, en las regiones del mundo desarrollado y en las regiones y subregiones del mundo en desarrollo. En ese contexto, una disminución del saldo neto de las importaciones de los países desarrollados de 15 a 12 millones de m3 equivalente en madera rolliza, de 1968 a 1985, no implica una disminución del comercio de madera, sino simplemente un aflujo menos unilateral de madera y de sus productos derivados. Es más, el cuadro indica que Africa dejará de tener un saldo de exportación de madera para la vivienda en 1985, aunque un análisis detallado por subregiones pone de manifiesto una exportación mayor de madera y de sus productos derivados procedentes del oeste de Africa, si bien con unas importaciones contrapuestas en otras regiones, en especial en Africa septentrional. Más característico todavía es el caso de Asia que, en conjunto, puede llegar a tener un saldo total de exportación menor suponiendo que el oeste y el sur de Asia y China podrían convertirse en importadores de mayor envergadura; por otra parte, la evolución de la situación en el Japón, algo diferente de la supuesta, podría influir también considerablemente en la situación previsible en 1985 para el sudeste asiático considerado como proveedor de madera.

Una segunda característica importante que no se advierte en el Cuadro 10 es la clase de productos madereros para la vivienda que serán producidos, consumidos y comercializados. Se suele pensar que la tendencia general irá en el sentido de un mayor empleo de maderas más elaboradas y también que las exportaciones se centrarán cada vez más en productos de mayor valor, que no sólo aportarán ingresos más satisfactorios al exportador, sino que, además, podrán cubrir de un modo más económico la distancia que media entre el productor y el consumidor.

En conclusión de estas consideraciones conviene hacer dos matizaciones para el lector con respecto a las consecuencias de la situación previsible para 1985.

Las perspectivas del Japón merecen especial mención. Se ha indicado que este país necesitará en 1985 un 15 por ciento menos, aproximadamente, de madera para la vivienda, en comparación con la cifra calculada para 1968, sin variación alguna de su oferta interior. Los últimos datos sobre las perspectivas japonesas ponen de manifiesto una utilización considerablemente menor de materiales de madera en el ramo de la vivienda, si bien hay una divergencia de opiniones sobre la tasa di disminución. Las cifras presentadas en el presente documento constituyen un término medio entre esas dos tesis contrapuestas. Hay que tener presente la posibilidad de que la realidad difiera de las estimaciones, sobre todo habida cuenta de las importantes consideraciones comerciales.

Son también inciertas las perspectivas supuestas para China, país en el cual, dada su inmensa población, toda modificación de su estructura comercial puede tener grandes repercusiones en las corrientes regionales de suministro de madera, lo que traerá consigo una situación algo diferente de la prevista en las presentes estimaciones.

CONCLUSIONES

Los recursos madereros potenciales del mundo tienen tales proporciones que se podría alcanzar un suministro considerablemente mayor de madera para el sector de la vivienda. Para poder convertir en realidad ese potencial seria preciso, sin embargo, superar muchos obstáculos. Según las presentes estimaciones, para 1985 se dispondrá de unos 400 millones de m3 Con esto no se quiere decir que no sea posible lograr un suministro mucho mayor todavía, pero esto entrañaría un ritmo más rápido de explotación forestal que el que parece probable, habida cuenta de las actuales operaciones y planes, sobre todo en los países ricos en madera.

Entre los obstáculos, destacan las dificultades que implica la extracción de madera en las reservas forestales más remotas y de su transporte hasta los centros de consumo. Estas dificultades se agravan en el caso de los bosques tropicales, en primer lugar, porque son menos accesibles, y tienen problemas de utilización provocados, principalmente, por la mayor diversidad de composición, y, en segundo lugar, porque están concentrados en países en desarrollo que no cuentan con la infraestructura ni la capacidad de inversión necesarias para abrir y explotar amplias zonas forestales como, por ejemplo, las de la cuenca del Amazonas. Un aumento de la ayuda internacional y de la inversión extranjera (como la que reciben actualmente algunos de esos países para el desarrollo de sus bosques), aplicado intensivamente con arreglo a una buena política forestal, llevaría a un más pleno aprovechamiento de los recursos que todavía no se explotan. Un elemento de importancia en esta utilización consiste en la creación de un centro fijo en los mercados mundiales dedicado a las especies tropicales actualmente menos conocidas.

Las dificultades de aprovechamiento ulterior de las reservas forestales de las zonas templadas, en especial en el Canadá y la U.R.S.S., aun siendo de cierta entidad, resultan mucho menores que en los trópicos. También en los países desarrollados, como en ciertas partes de los Estados Unidos y de Europa septentrional, hay factores económicos que inducen a una explotación forestal más intensiva. A este respecto, cabe citar el hecho de recurrir en mayor medida a los bosques artificiales, sobre todo en los países desarrollados de Oceanía y Sudáfrica, el Japón y el Reino Unido. También en ciertos países en desarrollo, tales como Chile y Kenia, los bosques artificiales aportan una cantidad apreciable de madera. Existen posibilidades similares y una necesidad aún mayor en otros muchos países en desarrollo, a condición de que se disponga de recursos suficientes para crear plantaciones en los lugares más indicados. Ahora bien, incluso si se adoptan desde ahora medidas en ese sentido, pasarán bastantes años antes de que produzcan un suministro adicional de madera adecuado para la construcción de viviendas. La facilidad de aplicación de los paneles seguirá probablemente estimulando su empleo en sustitución de la madera aserrada y también, sin duda, de otros materiales no derivados de la madera en los países de ingresos más altos, aparte de la ventaja suplementaria de la estabilidad relativa de su precio. En cambio, en la inmensa mayoría de los países en desarrollo, las necesidades inmediatas de madera para el sector de la vivienda continuarán entrañando el empleo de formas simples de madera aserrada, que pueden obtener más fácilmente con un ulterior desarrollo de su potencial forestal.

En la evolución del suministro de los distintos productos forestales empleados en el sector de la vivienda influirán sensiblemente los movimientos relativos de sus precios, tanto entre sí como en relación con los de los demás materiales no derivados de la madera. Las repercusiones del aumento de los costos de extracción y transporte de las trozas desde las zonas menos accesibles, así como la subida de los salarios, serán probablemente mayores en el caso de la madera aserrada, dadas sus pérdidas de transformación, que en el de los tableros de fibra y de partículas, con su alto factor de utilización, por lo que estos últimos adquirirán una ventaja progresiva.

Las tendencias y los niveles de los precios varían, a veces, muy ampliamente, según los distintos países, y si bien en muchos de ellos la subida del precio de la madera aserrada ha sido más lenta que la de los precios generales al por mayor, en otros esta tendencia es la opuesta. En casi todos los países, el precio de la madera aserrada ha subido más deprisa que el del cemento y, de continuar esta tendencia, es posible que reduzca la demanda de madera aserrada. En cambio. los paneles pueden salir mejor parados de la competencia en el mercado de materiales de construcción de los países desarrollados.

La consideración de las acuciantes necesidades humanas en lo relativo a la calidad del medio en las zonas forestales del mundo no tienen por qué ser incompatibles con la mayor producción de madera para la vivienda.

Las consecuencias de este examen de los recursos y perspectivas mundiales de la madera son que los países naturalmente ricos en esa materia prima, así como otros países cuyo nivel de ingresos y situación comercial les permite enjugar todo posible déficit gracias a las importaciones, deberán disponer de un amplio suministro de madera para satisfacer sus necesidades previsibles en el sector de la vivienda, más en los países desarrollados que en los que están en vías de desarrollo. En esos países puede resultar muy apropiado el emprender actividades de promoción del empleo de la madera en el ramo de la vivienda y podrían afectar asimismo al aumento de las exportaciones a los países deficitarios en madera. A pesar de todo, muchos de estos últimos países que tienen posibilidades de importación limitadas, sobre todo en las regiones en desarrollo, seguirán padeciendo una escasez de madera para la construcción de viviendas.

Apéndice

En el Cuadro 1 del Apéndice que figura a continuación se reproducen los datos econométricos relativos a las necesidades de madera calculadas para 1968 (promedio de 1967-69) y estimadas para 1985, partiendo de los principales supuestos presentados en la última parte de este documento. Cabe reconocer que varios de ellos, sobre todo para las regiones en desarrollo, son discutibles ya que se basan en la escasa información e indicaciones de que se disponía al redactar este texto. Aun así, este cuadro facilita un instrumento que permitirá revisar los cálculos según se vaya contando con datos más exactos y completos. Como se sabe, muy pronto se dispondrá de nuevas evaluaciones de las tendencias y perspectivas de la madera en América del Norte y en el Japón, y cualquier otra información pertinente podría insertarse aquí y en el Cuadro 10. A nadie mejor que a los autores les constan los fallos de los datos reproducidos aquí

CUADRO 1. - NECESIDADES DE MADERA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE VIVIENDAS1

1 Con excepción de la madera rolliza, Las necesidades de madera por vivienda y las necesidades totales se expresan en equivalente de madera rolliza.

CUADRO 2. - CLASIFICACIÓN DE LOS GRUPOS REGIONALES POR CLASES DE ECONOMÍA Y POBLACIÓN, 1968

Grupos regionales

Población, 1968

Observaciones


Millones


DESARROLLADOS

1063,6


CL EC I

721,7


América del Norte

221,9


Europa Occidental

383,9

Incluye Yugoslavia

Japón

101,1


Oceanía

14,8

Australia y Nueva Zelandia

CL EC III

341,9


Europa Oriental

104,1


U.R.S.S.

237,8


EN DESARROLLO

504,0


CL EC II

1655,3


América Latina

267,8


América Central

87,2


América del Sur septentrional

36,9

Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Surinam, Venezuela

Brasil

88,2


América del Sur meridional

55,5

Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay

Africa

335,8


Septentrional

80,9


Oriental

93,3

Incluye Rwanda, Burundi y Somalia

Meridional

53,5

Sudáfrica, Swazilandia

Occidental

108,1

Incluye Angola, Zaire

Asia

1051,7


Occidental

76,9

Incluye Cercano Oriente, Afganistán, Israel, Turquía

Meridional

671,4

Ceilán, India, Nepal, Paquistán

Sudeste y este

303,4

Incluye sudeste de Asia, islas del sudeste de Asia, islas del Pacifico

CL EC III

848,7


Asia continental

848,7

Corea (Rep. Dem. Pop.), China, Mongolia, Viet-Nam (Rep. Dem.)

TOTAL MUNDIAL

3567,6


NOTA:

CL EC I = Países de economía de mercado desarrollada
CL EC II = Países en desarrollo
CL EC III = Países de planificación económica centralizada (desarrollados y en desarrollo)

Informe de la Consulta

1. Esta Sección presenta un cálculo de los recursos forestales del mundo por regiones y subregiones. En ella se dan detalles acerca de las tendencias en la producción de las diversas categorías de madera y en la pauta de utilización de la misma.

2. Según este análisis, más de la mitad de los recursos forestales del mundo se encuentran en las regiones en desarrollo, pero la mayor parte de los bosques productivos se hallan en las regiones de desarrollo industrial, estando casi el 90 por ciento situados en la U.R.S.S. y en América del Norte. Los bosques plantados por el hombre constituyen sólo una fracción, pero son de importancia local y ofrecen la posibilidad de proporcionar alivio en el futuro a ciertas regiones donde se haga sentir la necesidad de contar con madera.

3. La producción mundial de madera aumentó en un 25 por ciento aproximadamente entre 1950/52 y 1967/69, pasando de 2000 millones de m3 por año, pero este nivel de aumento representa todavía poco más del medio por ciento de las existencias en formación mundiales estimadas. El ritmo de crecimiento en las regiones en desarrollo (aproximadamente el 45 por ciento durante ese periodo) ha sido mucho más elevado que en las regiones desarrolladas (un 15 por ciento) pero casi el 85 por ciento de la madera industrial en 1967/69 se seguía produciendo en las regiones desarrolladas.

4. Un factor restrictivo de las cifras de producción mundial es que la explotación se concentra, en las zonas tropicales, sobre muy pocas de las numerosas especies con que se cuenta, incluso en bosques de relativamente fácil acceso. Otro factor es la inaccesibilidad de extensos recursos existentes en países en desarrollo, debido a la falta de medios de transporte.

5. El rasgo más notable del sistema de utilización es que los países desarrollados, con sólo el 30 por ciento de la población mundial, consumen el 88 por ciento de toda la madera elaborada para fines industriales, mientras que el resto del mundo, aun poseyendo el 60 por ciento de existencias en formación, consume solamente el 12 por ciento. En lo que se refiere a madera utilizada como combustible, en cambio, los países en desarrollo están utilizando casi el 80 por ciento del consumo mundial, según los cálculos.

6. Sólo una proporción relativamente pequeña de la producción de madera industrial entra en el comercio internacional, pero esta proporción está aumentando y su puesto entre los materiales para vivienda y su influencia en los precios en los principales países exportadores e importadores es importante.

7. Las consideraciones relativas a la conservación del medio ambiente están teniendo una influencia cada vez mayor en la gestión relativa a la producción de madera, pero una acertada administración forestal, con fines de producción comercial, puede justificar el aumento de la producción de madera.

8. Las necesidades mundiales y la producción de madera para viviendas se calculan en unos 335 millones de m3 para 1968, esperándose que esta cifra aumente a más de 400 millones para 1985, correspondiendo el aumento mayor a los países desarrollados, especialmente América del Norte y la U.R.S.S. Se espera que los países en desarrollo tengan un ritmo de aumento relativamente mucho más rápido.

9. Los países desarrollados no deben hallar dificultades en obtener los materiales que necesiten para satisfacer las exigencias de la industria de construcción de viviendas, aunque algunos de ellos - en particular el Japón y algunos países de Europa - tendrán que depender mucho de las importaciones. Parece que de las regiones en desarrollo, Brasil, Africa occidental y el sudeste y este de Asia tienen reservas suficientes para las necesidades de su industria de construcción de viviendas y ano hasta para mantener sus exportaciones, mientras que América Central, América del Norte y del Sur y el este y el sur de Africa podrán cubrir casi todas sus necesidades previstas, aun si en ciertos casos tienen que depender de las importaciones. En el norte de Africa y en Asia occidental y meridional, por otra parte, la oferta potencial está muy por debajo de las necesidades previstas, aunque algunos países norteafricanos y del Asia occidental debieran estar en condiciones de hacer importaciones. En los otros países, especialmente en Asia meridional y China, la escasez de madera para la vivienda seguirá siendo aguda y, en esos países, más del 40 por ciento de la población mundial apenas podrá utilizar para la vivienda el 5 por ciento de la provisión mundial de madera.

10. La Consulta expresó su sentir de que este análisis general de la situación mundial es algo útil y se debe seguir haciendo, poniéndose al día los estudios a medida que cambien las condiciones.

11. Se señaló que la cuestión del suministro puede cambiar sustancialmente mediante el uso más intensivo de la materia prima con que se cuenta, talando una mayor variedad de especies, tamaños y calidades, y utilizando de un modo más completo este material. Hay por, ejemplo, el viejo problema de las especies que actualmente no tienen gran aceptación en el mercado. Se está logrando un importante adelanto, no sólo en la investigación de sus propiedades, su elaboración, preservación y utilización, sino también en el problema de encontrarles aplicación en la vivienda. En realidad, parece que el momento es propicio para lograr grandes progresos en este penoso problema.

12. Se acordó que uno de los sistemas de acción más prometedores era el fomento de las especies llamadas secundarias para hacer frente a las necesidades locales de vivienda en los países en vías de desarrollo. Esto, no sólo ayudaría a resolver un problema local, sino que contribuiría muchísimo a la aceptación de dichas maderas. Además permitiría dedicar a la exportación las especies de mayor valor.

13. En relación con esto, la Consulta consideró de la mayor importancia que los países determinen y establezcan con claridad su política de producción forestal en lo que hace referencia al cultivo, corta y elaboración de la madera para los mercados interiores y exteriores.

14. A fin de acelerar el desarrollo, se requería una difusión y aplicación más eficaces de la información disponible sobre los resultados de la investigación y metodologías técnicas. Sin embargo, era de gran importancia que las tecnologías trasplantadas se adaptasen a las diversas condiciones de cada país y, en relación con esto, era de la máxima importancia establecer un cuadro de personal bien preparado y con una formación adecuada.

15. En algunos países, una solución adecuada al problema del abastecimiento son los viveros de árboles. Incluso en Brasil, donde hay extensiones enormes de bosques tropicales, se ha probado que los viveros de árboles son un medio adecuado de proporcionar madera para las necesidades de construcción de viviendas en extensas zonas del país. En el caso de algunos países en vías de desarrollo, es necesario importar. En el caso de un área importadora se aludió a la posibilidad de introducir unidades de vivienda prefabricadas, mientras que, en otro caso, se puso de relieve la necesidad de implantar un mejor control de la calidad de los materiales importados.

16. En diversas ocasiones se aludió al importante papel del precio cuando la madera debe competir con otros materiales de construcción de viviendas. En muchos casos, el elevado precio de la madera puede limitar su utilización. La creación de una infraestructura adecuada para el transporte de la madera puede resolver los problemas de acceso y del aumento en los costos. A menudo, han contribuido al aumento de los precios ciertas impresiones pesimistas que auguraban una posible escasez en el abastecimiento de madera, con lo que se perjudicó sin necesidad el uso de este material.

17. Los materiales para la vivienda fueron, a menudo, tanto complementarios como competitivos. Por ejemplo, un material disponible localmente, como es el hormigón armado, exigía cantidades de madera considerables para ser aplicado. Sin embargo, las normas para utilizar nuevamente los encofrados son distintas según los países, lo cual influye evidentemente en la cantidad de madera utilizada para tal aplicación.

18. La actitud mundial frente a los problemas sociales y ambientales, actitud que cambia día a día, puede producir una notable repercusión en el desarrollo de la oferta y demanda de madera para la vivienda. Por un lado, las funciones de protección de los bosques y la demanda de lugares de recreo pueden muy bien limitar las posibilidades de oferta, especialmente en las regiones altamente desarrolladas. Por otro lado, las políticas gubernamentales de muchos países en vías de desarrollo, que han atacado el problema de la vivienda de forma decidida y reconocen que una vivienda aceptable es una de las prioridades más urgentes, puede aumentar enormemente la demanda de madera para la construcción.

19. Estos acontecimientos podrían conducir a exigencias de madera para la construcción de viviendas en algunas de las regiones en vías de desarrollo muy superiores a las que se prevén actualmente. Naturalmente, tendría que encontrarse el modo de abastecer estas regiones de un modo u otro.

20. La Consulta instó a los gobiernos de aquellos países en vías de desarrollo con extensos recursos forestales, que luchan por resolver los serios y a veces críticos problemas de proporcionar una vivienda adecuada para sus pueblos, a fomentar una utilización más plena de materiales de madera en la construcción de viviendas, teniendo presente una utilización económica de fondos domésticos limitados o de divisas requeridas para los materiales de construcción.

21. La mayor parte del abastecimiento de maderas tropicales está representada por especies de árboles no conocidas todavía adecuadamente en los mercados de la madera, por lo que existe una verdadera necesidad de laboratorios de investigación para productos forestales que lleven a cabo estudios sobre las propiedades de estas especies y, especialmente, sobre su utilización en la construcción de viviendas, aunque se reconoce que ya existe a este respecto una gran cantidad de información.

22. Es mucho más importante, sin embargo, cotejar los resultados de la investigación y su difusión, de forma que pueda ser empleada inmediatamente por los posibles consumidores. Organismos internacionales tales como la FAO y la IUFRO deberían cooperar íntimamente con los laboratorios de investigación de productos forestales y con los organismos de fomento a fin de acelerar estas funciones y en interés de lograr una aceptación a escala mundial.

23. La Consulta instó a los gobiernos de los países en vías de desarrollo a que alienten y consideren como oportuna la utilización de especies de madera menos conocidas para las viviendas locales, incluso aquellos tipos que requieren un tratamiento esencial previo a su utilización, siempre que sea sencillo y barato. Tales medidas, no sólo permitirían tener disponibles productos de construcción más baratos, sino que ayudarían a situar estos productos como posibles maderas de exportación en los mercados extranjeros. Otra forma de aumentar el abastecimiento local seria haciendo mayor uso de los grados de utilización de las especies más caras para la exportación.

24. La Consulta opina que los gobiernos deberían informar detalladamente, siempre que sea posible, de sus programas de construcción de viviendas a corto y largo plazo, a fin de que las políticas forestales en general, así como la corta y elaboración de los productos de madera, puedan planificarse y evitar así los déficit o superávit en la balanza de la oferta y la demanda.

25. La Consulta solicitó a los organismos internacionales, en especial al Centro de Vivienda, Construcción y Planificación de las Naciones Unidas (UNCHBP) y a la FAO, que recojan, cotejen y difundan regularmente informaciones regionales y mundiales sobre:

a) necesidades de viviendas y construcción de habitaciones, así como sobre la utilización de la madera para estos fines, y

b) posibilidades de la oferta de madera con estos fines, evaluando cuantitativa y cualitativamente los recursos forestales, y examinando las tendencias de la corta, producción y comercialización de dichos productos forestales.

Con este objeto, se instó a los gobiernos a que mantengan y mejoren los datos periódicos sobre la evaluación de la oferta y uso de la madera en la vivienda. Esto podría también requerir el llenar los vacíos existentes en la información disponible, en lo que se refiere a aspectos tales como número y ritmo de construcción de casas rurales tradicionales, así como la utilización de rollizos y otros materiales de construcción en la edificación y estructuras de viviendas.

26. La Consulta instó a los gobiernos a que restrinjan la expansión sin control de la agricultura, especialmente el cultivo migratorio tropical, en las áreas forestales. Esto es particularmente importante al planificar los futuros abastecimientos de materiales para construcción en vista de la cambiante situación, del incremento de las necesidades de la madera y mejora de las perspectivas en el uso de especies, tamaños y calidades que previamente se consideraban sin valor.

27. La Consulta recomendó que los países con inadecuados recursos forestales establezcan, donde las condiciones lo permitan, plantaciones de especies de rápido crecimiento adecuadas para fines de construcción.


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