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Es hora de fabricar papel en los trópicos

El 55% de los bosques densos del mundo se encuentra en los países en desarrollo, pero sólo el 4% de la pasta de madera del mundo procede de ellos. Hasta ahora, la falta de tecnología para aprovechar las masas mixtas de frondosas tropicales para fabricación de pasta y papel ha sido uno de los factores principales de este desequilibrio. Hoy día ya no ocurre esto, y ha llegado el momento, según afirma el autor, de que los inversionistas en la producción de pasta y papel de los países industriales y los gobiernos de los países en desarrollo adapten sus recíprocos intereses y construyan mas fabricas papeleras en las naciones de los trópicos ricas en bosques.

K.F.S. King

K.F.S. King es Subdirector encargado del Departamento de Montes de la FAO. Este artículo es una adaptación de un discurso pronunciado en marzo de 1975 en la reunión del American Paper Institute's Pulp, Fiber and Raw Materials Group, celebrada en Nueva York.

Los últimos análisis realizados por la FAO sobre las tendencias mundiales del consumo de pasta y papel indican que, en 1985, el consumo anual será casi el doble que en 1973. Encuadrada en esta perspectiva tendrá que examinarse la disponibilidad de materias primas para la fabricación de pasta en los países en desarrollo, así como el potencial de estos países para producir dichas materias primas.

Las existencias de los bosques del mundo comprenden unos 300000 millones de m3 de madera. El incremento anual de estos bosques se calcula en 3000 millones de m3. Se pronostica que, para 1985, el consumo de madera para todos los usos industriales será de 1900 millones de m3. Para la industria de la pasta y el papel, en particular, la estimación es que en 1985 se necesitarán alrededor de unos 800 millones de m3.

Si se comparan las estimaciones del incremento anual de los bosques del mundo con las de las necesidades para 1985, se verá que el incremento es mayor que las necesidades. Sin embargo, si se comparan las demandas regionales con los recursos regionales, resultará evidente que, en algunas regiones, especialmente en Europa occidental y Japón, se producirán (y en algunos casos ya se han producido) graves déficit locales.

Además, una proporción no despreciable de los bosques está situada en zonas en las cuales podría ser imprudente, por motivos de conservación de suelos y aguas, por ejemplo, cortar toda la cantidad que, al parecer, pudieran justificar los porcentajes de crecimiento de los bosques.

Los países en desarrollo poseen el 55% de las tierras de bosque denso del mundo, pero únicamente el 4% de la pasta de madera que el mundo produce procede de estos bosques. ¿Cuáles son las razones de este manifiesto abandono de lo que constituye, al parecer, una reserva notable y valiosa de materia prima leñosa?

Una de las razones es que muchos de los países en desarrollo no pueden, por sí solos, aportar con sus propios recursos financieros el capital que hace falta para establecer fábricas de pasta viables. En las economías de los países en desarrollo escasean con frecuencia las divisas; los mercados locales suelen ser demasiado pequeños para ab. sorber la producción de las grandes fábricas que han recomendado expertos cuyos criterios están condicionados por las normas que rigen en las economías de los países desarrollados y, por consiguiente, se ven obligados a exportar la producción excedentaria. Ya se sabe que esta industria se caracteriza por lo fluctuante de sus necesidades y por sus períodos de capacidad excesiva. El riesgo es demasiado grande para que estos países puedan actuar aisladamente. Por consiguiente, recurren a los países más industrializados para inversión de capitales en esta actividad.

En este caso, observamos una resistencia similar, que no se debe forzosamente a la falta de capital y a la escasez de divisas, sino a una amalgama de factores, algunos políticos, otros económicos y otros técnicos.

Muchos países en desarrollo son inflexibles, a mi juicio con razón, en su voluntad de controlar la explotación y el desarrollo de sus recursos naturales. Esto no excluye (y, según mis informes, no se proponen que excluya) que no estén dispuestos a asociarse con financieros de los países desarrollados, o a establecer con dichos financieros relaciones de propietario/gerente. Efectivamente, tales relaciones y asociaciones existen, y hay pruebas de que pueden funcionar en beneficio mutuo del inversionista y de los países afectados por estas relaciones. El factor esencial es, al parecer, la estabilidad política, pero incluso esto es discutible.

Sea como fuere, estas consideraciones sociopolíticas han constituido, a mi juicio, la mayor dificultad para el establecimiento de fábricas de pasta en los países en desarrollo. Al parecer, el obstáculo principal ha sido hasta ahora el estado de la tecnología de la industria.

La mayoría de los países en desarrollo están situados en los trópicos. La mayor parte de los bosques naturales de los trópicos están en las zonas húmedas. Estos bosques tropicales húmedos se suelen caracterizar por la multiplicidad de especies que crecen juntas en estrecha mezcolanza. Además, los árboles de los bosques tropicales mixtos no producen las maderas utilizadas tradicionalmente para la producción de pasta, con características a las cuales se ha adaptado la tecnología ideada en el mundo desarrollado que está situado en la zona templada.

Sin embargo, durante los últimos cinco años aproximadamente, se han logrado notables progresos en la tecnología de la pasta y el papel. Se ha demostrado que de las masas mixtas de frondosas tropicales se puede obtener, sobre una base práctica y comercial, pasta de gran calidad apropiada para una gran variedad de usos finales. Los últimos trabajos realizados en Francia en el Centre technique forestier tropical de París, y en Suecia en el Stora Kopparberg en Falun, confirman estas conclusiones. Como es lógico, la pasta que se obtiene de las frondosas tropicales también puede utilizarse mezclada con pasta que sea de fibra larga.

Actualmente, las opiniones difieren en cuanto a la naturaleza, sistemas de explotación y corta, que serien más adecuados y económicos para mantener el grado de uniformidad necesario en el suministro de madera que puede obtenerse del bosque. Uno de los sistemas que actualmente se siguen consiste en separar, en la fase posterior al desmenuzado, la mezcla de densidades de maderas las cuales se hayan desechado.

A mi juicio, estos problemas, que aún subsisten, pueden resolverse. Hoy día existe la base científica necesaria para el aprovechamiento económico de las mezclas de frondosas tropicales. Se ha demostrado la viabilidad comercial de la empresa y lo único que queda por hacer es negociar acuerdos entre los inversionistas potenciales y los propietarios de los bosques de los países en desarrollo.

Los países industrializados prevén escaseces de papel en 1985 y los países en desarrollo ricos en bosques necesitan sus propias fábricas de pasta y papel; es posible satisfacer a ambos

Si lo que algunos pueden considerar optimismo por mi parte está justificado, una gran parte de la demanda mundial de pasta hasta 1985, considerada en su aspecto puramente físico, podrá satisfacerse con los suministros procedentes de los bosques mixtos tropicales de los países en desarrollo, pero ésta seria una opinión demasiado simplista, por las siguientes razones:

En primer lugar, es necesario que en los países en desarrollo se registre un considerable adelanto en. la infraestructura para que el productor tenga acceso a las zonas de bosque tropical.

En segundo término, si se quiere practicar una explotación forestal científica, y las conocidas interrelaciones entre bosque, suelo y agua han de constituir la base de las prácticas de aprovechamiento de la tierra, si se desea intentar reducir al mínimo la frecuencia de las inundaciones y sequías, así como el entarquinado de ríos y embalses, y si se quiere dejar margen para otros aprovechamientos del bosque que no sean los de productión, no puede suponerse que la cantidad de madera disponible en los bosques naturales de los países en desarrollo para la producción de pasta se acerque mucho a la cifra que arrojan los datos antes presentados.

En tercer lugar, en los países en desarrollo es cada vez mayor la demanda de nuevas tierras para la producción de alimentos. Inevitablemente, una parte de éstas procederá de zonas actualmente cubiertas de bosque.

En cuarto lugar, una gran parte de las masas vírgenes todavía sin explotar en los trópicos están constituidas por árboles grandes, valiosos y decadentes que pueden dedicarse a la producción de productos finales especializados que, a priori, podrían reportar mayores ingresos que si se utilizaran para la fabricación de pasta.

Por último, la misma ubicación de algunos de estos bosques probablemente milita en contra de su explotación comercial en un futuro previsible.

No nos proponemos alarmar con esta lista. La presentamos únicamente para poner de relieve que no se puede contar para la industria de la pasta y el papel con todos los bosques naturales de los países en desarrollo.

Los bosques artificiales y las plantaciones han de complementar los suministros y, de hecho, cabe afirmar que en algunas localidades constituirán la fuente principal de suministro.

Las ventajas de las plantaciones forestales se conocen bien:

1. La elección de especies puede hacerse para diversos fines y tecnologías específicas; cabe acomodar los bosques a las necesidades de la nación.

2. Se puede elegir la ubicación de estos bosques no sólo para aprovechar las condiciones físicas y climáticas más apropiadas para el crecimiento de una determinada especie, sino también para aprovechar los servicios portuarios y otros elementos de la infraestructura y la disponibilidad de mano de obra, tanto especializada como no especializada.

3. Generalmente los porcentajes de crecimiento de las plantaciones suelen ser muy superiores a los de los bosques naturales.

4. El costo de producción por unidad de madera es a menudo más bajo cuando se trata de una plantación que en el caso de una masa natural.

5. Resulta más económico la aplicación de métodos silviculturales, como la fertilización y el mejoramiento de árboles, en el caso de plantaciones que en el de bosques naturales.

Estas afirmaciones se basan en los resultados y datos compilados por la FAO en el curso de los años.

Naturalmente, los porcentajes de crecimiento varían según la especie, variedad, estación, pluviosidad, temperatura, duración del periodo vegetativo y tratamiento aplicado. Pero es indudable que los incrementos medios anuales de las plantaciones en los trópicos son considerablemente superiores a los que se obtienen en las zonas templadas.

Por ejemplo, en las zonas templadas septentrionales y en los países mediterráneos de estación seca marcada, el incremento medio anual para las coníferas oscila entre 2 y 5 m3 por ha al año y, en cambio, en los trópicos y subtrópicos, este incremento anual varía entre 15 y 30 m3 por ha al año.

Más concretamente, existen muchas zonas, situadas entre los 30° Norte y los 30° Sur del ecuador, en las cuales Pinus caribaea da un incremento anual que oscila entre 17,5 y 21 m3 por ha al año, sin corteza, hasta la edad de por lo menos 15 años. En las tierras altas de Kenia, Pinus patula y Cupressus lusitanica producen 18 m3 por ha al año, y Pinus radiata 24 m3. En el Brasil, el rendimiento medio de Pinus elliottii, de 35 años, es de aproximadamente 22 m3 por ha al año, con un mínimo de 16 y un máximo de 34 m3.

También son notables los porcentajes de crecimiento de las especies frondosas. Los eucaliptos, que figuran entre las especies frondosas de crecimiento más rápido, dan un incremento anual comprendido entre 20 y 30 m3 por ha al año. Las parcelas de Gmelina arborea y Maesopsis eminii en Malawi y los países del Africa occidental tienen un incremento medio anual de 30 m3 por ha al año.

Estos porcentajes de crecimiento permiten, como es lógico, turnos muy cortos en los bosques de plantación de las regiones tropicales y subtropicales. Los turnos de producción de madera para pasta oscilan normalmente entre 10 y 15 años; en las zonas templadas, sin embargo, suelen hacer falta de 20 a 30 años.

PAPEL DE IMPRESION DE ALTA CALIDAD EN UNA FABRICA DE ITALIA; toda la pasta ha sido importada del Canadá

Aunque los datos de la FAO sobre la superficie de bosques artificiales de especies apropiadas para la fabricación de pasta no comprenden todos los países, se sabe dónde se han realizado ensayos de establecimiento de plantaciones y qué resultados se han conseguido. En la FAO y en distintos países, existe, por lo tanto, un gran acervo de información que puede utilizarse para el establecimiento inmediato de plantaciones.

rotaciones de 20-30 años en zonas templadas en el trópico duran sólo 10-15 años

Los porcentajes de crecimiento que he citado se han obtenido sin recurrir a la fertilización. Sin embargo, hay pruebas de que, especialmente en los primeros días de vida de una plantación, se pueden hasta cuadruplicar los incrementos medios anuales mediante la aplicación de fertilizantes.

Los trabajos recientemente efectuados en el centro de Java son buen ejemplo de ello. Allí acostumbra recabar la ayuda de los agricultores para el establecimiento de plantaciones de teca. Los agricultores plantan los árboles forestales y, entre las hileras de éstos, siembran diversos cultivos alimenticios. Principalmente con miras a aumentar los rendimientos de los cultivos alimenticios. se aplican fertilizantes al suelo en el momento de la plantación. El resultado incidental es que los porcentajes de crecimiento de los árboles han aumentado cuatro veces durante el primer año.

Esto es doblemente importante. Aparte del aumento material del rendimiento temprano, el bosque logra una espesura completa más rápidamente: la vegetación herbácea queda suprimida, y los costos de los cuidados culturales disminuyen. De los cálculos que he hecho, sobre la base de la experiencia javanesa, resulta evidente que, aunque los fertilizantes se apliquen únicamente a la masa, el mayor crecimiento resultante y la reducción de los costos de los cuidados culturales compensarían con creces el costo del fertilizante, así como el de su aplicación.

He tratado de demostrar que en el mundo existe una creciente demanda de pasta y papel, y es más que probable que continúe. En América del Norte tal vez no haya un saldo negativo en la situación de la oferta y la demanda por lo que se refiere a la materia prima para la pasta y el papel, pero en otras partes del mundo, especialmente en Europa occidental y el Japón, habrá indudablemente un déficit cada vez mayor. Es muy difícil que este déficit pueda cubrirse recurriendo a las fuentes tradicionales.

En cambio, los bosques naturales del mundo en desarrollo contienen materias primas leñosas que pueden utilizarse para la producción de pasta. Además, en los países en desarrollo existe potencial para una rápida expansión de las plantaciones de especies de crecimiento rápido. La evaluación de este potencial no se basa en hipótesis a priori sobre las condiciones de clima y suelo, sino en ensayos realizados en diversos lugares de muchos países durante varios años. De hecho, en algunos países en desarrollo ya se han establecido en gran escala algunas plantaciones industriales.

Como es lógico, los gobiernos de los países en desarrollo se dan perfecta cuenta de la favorable situación que en ellos existe en lo tocante al suministro de materias primas. También se han percatado de los efectos de gran alcance que el establecimiento de fábricas de pasta y papel puede tener en su desarrollo económico. Por consiguiente, han preparado estudios sobre la factibilidad de producir pasta y papel en sus países, a veces con objeto de aprovechar las masas mixtas de frondosas tropicales, y otras con el de utilizar las frondosas o coníferas cultivadas en plantación.

Se han preparado estudios de este tiro, por ejemplo, para Brasil, Chile, Guyana, Surinam y Venezuela, en América del Sur; para Gabón, Ghana, Costa de Marfil, Malawi, Nigeria, Tanzania y Zambia, en Africa; para el Irán, en el Cercano Oriente; para Birmania, India, Indonesia, Papua Nueva Guinea y Tailandia, en Asia. Es evidente que los gobiernos de casi todos estos países necesitarán ayuda financiera, técnica y directiva para que sus planes puedan llevarse a cabo. La FAO esta dispuesta a prestar ayuda en la tarea de poner en contacto a gobiernos y posibles inversionistas, con la esperanza de que estas fábricas puedan establecerse.

La estrategia para el fomento de la producción de pasta en las economías en desarrollo debe basarse en los dos tipos generales de bosque de que disponen dichos países. Los pronósticos de la FAO indican que, si el actual retraimiento no empeora, ya en 1978 la escasez de papel será grave. Si la capacidad actual de producción de pasta y papel no aumentara, la situación en los años siguientes a 1978 empeorará rápidamente. La nueva capacidad de producción que habrá que establecer para mitigar las escaseces debe situarse preferentemente en los países en desarrollo, donde existen materias primas, y utilizar en primer lugar las especies frondosas que crecen en las masas mixtas tropicales. Al mismo tiempo, en estos países habrá que establecer plantaciones para la producción de madera para pasta, con objeto de satisfacer la creciente demanda de madera, ajustarse a los cambios que se producirán en las prácticas de aprovechamiento de la tierra a medida que estos países se desarrollen, y evitar la necesidad de cortar zonas hoy día inaccesibles y cuya explotación para la producción de madera para pasta pudiera resultar demasiado costosa.

las plantaciones y las frondosas tropicales mixtas: fuente de pasta del futuro, que está a las puertas

Existen los conocimientos científicos necesarios para el cultivo de árboles en los países en desarrollo; se conoce la tecnología para la utilización de las mezclas de frondosas tropicales, y la demanda de pasta y papel va en aumento y seguirá intensificándose. Por lo tanto, se dispone de casi todos los elementos necesarios para un satisfactorio establecimiento de fábricas de pasta. A mi juicio, también se puede conseguir el capital necesario para la inversión en estos proyectos. Sin embargo, queda todavía un requisito previo y es que los inversionistas comprendan los deseos, esperanzas y aspiraciones de los pueblos de los países en desarrollo, y que los dirigentes de estos países en desarrollo se den cuenta de las motivaciones en que se basan las politices y prácticas de los inversionistas. En resumen, todo depende de que se adapten los intereses en beneficio mutuo de ambas partes. En los últimos años, mi experiencia ha sido que esta adaptación es factible.


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