Página precedente Indice Página siguiente


Misión en el Sahel

Pierre Terver

Pierre Terver, forestal profesional, dedicó veinte años de su vida a la labor del desarrollo agrícola. Cuando se jubiló de la FAO era Subdirector General encargado del Departamento de Desarrollo.

La grave sequía que ha prevalecido en el Sahel desde 1972 ha llevado a la comunidad internacional a prestar ayuda urgente en masa. Ha demostrado también la necesidad de una reevaluación de los problemas del Sahel. Se ha hecho evidente que el estudio debe abarcar un contexto más amplio, que rebase las consideraciones de mera protección. Especialmente deberá tenerse en cuenta la necesidad de lograr el desarrollo económico y social de los países en cuestión sobre la base de actividades oficiales bien proyectadas y organizadas y de asistencia exterior.

En una reunión de la Comisión Forestal Africana de la FAO celebrada en Nairobi en febrero de 1972, las delegaciones de Alto Volta, Malí y Senegal pidieron a la FAO que les ayudara, mediante prospecciones y proyectos, a resolver los graves problemas que plantea el avance del desierto, y a evitar el proceso de erosión de los suelos en la zona saheliana. El Organismo Sueco para el Desarrollo Internacional (SIDA) manifestó inmediatamente que estaba dispuesto a participar en dichas actividades, bajo el patrocinio de la FAO, y a sufragar la primera misión FAO/SIDA para estudiar estos problemas sobre el terreno.

Se creó un comité internacional para combatir la sequía en el Sahel - Comité permanent inter-états de lutte contre la sécheresse au Sahel (CILSS) - y una de sus primeras iniciativas fue averiguar en contacto directo con los gobiernos de los países interesados de qué manera creían que se podrían realizar los reconocimientos y proyectos. En una reunión de jefes de Estado celebrada en Ouagadougou (Alto Volta), se acordó establecer una estructura orgánica cooperativa para realizar la citada labor en todo el Sahel. La Misión se amplió también para abarcar, además del Alto Volta, Malí y Senegal, Mauritania, Níger

La importancia de la misión FAO/SIDA al Sahel estriba en su enfoque multidisciplinario de la protección de tierras, unido al desarrollo agrícola de una extensa, frágil y compleja combinación de ecosistemas que se extienden sobre una vasta superficie desértica y semidesértica. Esto es lo que el autor de este artículo, que dirigió la Misión, expone a continuación.

PAISAJE DEL SAHEL A 300 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR, CON AFLORAMIENTOS ROCOSOS AL FONDO; para ordenar estas tierras terrán que colabor especialistas en diversas disciplinas.

Siempre he creído que la investigación orientada exclusivamente a la protección del medio ambiente era discutible como objetivo del desarrollo, pero en el Sahel la necesidad de proteger el medio ambiente y de salvaguardar la ecología es evidentemente uno de los factores de los cuales depende el desarrollo. A pesar de que el potencial de producción agrícola del Sahel es incierto, ha de servir de medio de vida no sólo para la actual población, sino también para las generaciones futuras. La necesidad de aumentar el desarrollo agrícola, y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente y los enfoques a corto y largo plazo, que algunas veces entran en pugna entre sí, forman todos parte del problema saheliano.

Tanto la FAO como la SIDA me escucharon con comprensión al exponer estos problemas, y el resultado ha sido que el cometido original de la misión al Sahel se haya modificado en un sentido más interdisciplinario, lo que ha permitido el estudio de los aspectos generales ecológico-forestales y de protección de tierras con perspectivas razonables de desarrollo a largo plazo.

Camaradería

Una vez conseguido esto, la misión se trasladó sobre el terreno, y allí se sometió a prueba rigurosa nuestro sistema amplio y a largo plazo, en primer lugar por parte de los directores de los servicios forestales nacionales. Su reacción inicial fue la de frustración y yo, forestal de profesión, no pude por menos de coincidir con ellos. El espíritu de camaradería internacional que caracteriza a los forestales no es una vana expresión, sino que permite el intercambio de ideas con mayor frecuencia y comprensión. Las dificultades con que se enfrentan los directores de los servicios forestales en el Sahel son reales. A pesar de ello, reconocieron la solidez de nuestros argumentos y comprendieron la necesidad de abordar la cuestión en forma integrada. Para todos nosotros se trataba de conseguir una especie de síntesis que nos permitiera resolver este complejo problema y, en líneas generales, esto es lo que se acordó.

Problemas vastos

Ninguno de los factores que influyen en los problemas del Sahel - como ningún proyecto de desarrollo en esta parte de Africa - puede estudiarse o tratarse aisladamente. Todos ellos son componentes de un complejo único y vasto. El final de nuestros esfuerzos no debe limitarse a lograr un equilibrio ecológico o un desarrollo técnico-económico, sino que también debe tender a salvar vidas humanas y a garantizar la futura supervivencia de las poblaciones del Sahel.

La principal característica del Sahel - un potencial muy escaso y sumamente precario para la producción agrícola nos ha movido a considerar la zona no simplemente como marginal, sino más bien como el «hinterland» de zonas más ricas, que a menudo son ecológicamente complementarias. Por esta razón, consideramos necesario sustituir el concepto de estrategia que abarque únicamente el Sahel por otra de desarrollo global y de ordenación de tierras, que comprenda territorios que rebasen los límites del Sahel. Esto, a nuestro juicio, podría ofrecer la oportunidad de emprender toda una serie de proyectos cuyo objetivo sea la integración económica del Sahel árido con ecosistemas incluidos en la zona y un elevado potencial de producción - los valles fluviales del Senegal y el Níger, y la cuenca del Chad, por un lado, y el Sahel y las zonas vecinas complementarias (zona sudano-saheliana y trópicos húmedos), por otro.

Errores del pasado

Esta opinión refleja también los errores cometidos en el pasado en materia de ordenación de tierras. Estos errores son comprensibles porque se han producido bajo la presión de la crisis y la urgencia. No obstante, nos llevan a condenar todos los programas de acción local o sectorial o los proyectos que no se hayan concebido como parte de la protección del medio ambiente articulada con un plan de desarrollo, o que no se encuadren en un programa coordinado de este tipo.

Entre el tipo de errores cometidos anteriormente que quisiéramos se evitaran en el futuro figuran la perforación de pozos en forma arbitraria y sin coordinación; las medidas fragmentarias de cría de ganado; la política de producción de alimentos con vistas a conseguir la autarcía, y otras medidas equivocadas similares que han tenido por consecuencia una degradación cada vez mayor de la cubierta vegetal y de la tierra, e incluso ha llevado a una desertificación localizada. Concebidos como beneficios a corto plazo para determinados sectores, tales iniciativas han resultado ser, a la larga, fracasos. En consecuencia hoy día se considera que el Sahel necesita políticas coordinadas de ordenación agrícola, ganadera y de pastizales, forestal y piscícola, y que han de formularse y realizarse sin desatender las necesidades de la población y la existencia de una fuerte presión demográfica sobre la tierra en determinadas zonas.

Un amplio plan

La inmensidad del Sahel y la rapidez con que avanza la degradación de la tierra, junto con las dificultades e incertidumbres financieras y técnicas en cuanto a los efectos a largo plazo de los proyectos, nos han llevado a buscar un equilibrio entre los costosos proyectos protección del medio ambiente y las medidas tendentes al desarrollo de la producción agrícola.

Por tanto, en lo que se refiere a las actividades de protección del medio ambiente, no se trataba de actuar en todas partes y en gran escala inmediatamente. Para permanecer en los dominios de lo posible y lo práctico, habrá que programar la labor, fragmentarla después en sus partes componentes y, por último, escalonarla durante un cierto tiempo. Se eligieron proyectos de acción prioritaria teniendo en cuenta la gravedad de la degradación de la tierra, así como su relación con el desarrollo general.

El Sahel comprende seis países políticamente independientes: Senegal, Mauritania, Malí, Alto Volta, Níger y Chad, los cuales, aunque vinculados entre sí mediante los acuerdos del Comité interestatal para la sequía de la zona saheliana (CILSS), no poseen individualmente los tipos de recursos necesarios para poner efectivamente en práctica un plan único, integrado e interdisciplinario de protección y producción. Es, pues, necesario que cada uno de estos países elabore su política forestal y sus programas nacionales de acción, en lo que todos coinciden.

Dentro del cuadro de una política de este tipo, que abarque todo el Sahel, la Conferencia de Ouagadougou preconizó una a Operación Frente Verde D, con miras a modificar el macroclima y establecer barreras contra el avance del desierto del Sáhara en dirección norte-sur. Para lograrlo, hay que emprender proyectos de plantación de masas artificiales y de repoblación. Pero, a juicio de la misión, era también necesario confirmar algunas observaciones, ya antiguas, sobre la invasión del desierto. No parece que haya pruebas que confirmen la teoría de un avance frontal del Sáhara como resultado de factores climáticos, mientras que es a todas luces evidente una desertificación atribuible a la influencia del hombre cuyas consecuencias sobre la tierra están aumentando en lugares concretos, tanto dentro del Sahel como a grandes distancias del borde del Sáhara.

¿Cómo se define el Sahel?

La zona saheliana del Africa occidental no es fácil de definir. Etimológicamente, «sahel» es una palabra árabe que significa costa o, por extensión, borde o frontera. Se emplea para designar al territorio que limita con la parte meridional del desierto del Sáhara, desde Mauritania al Chad.

La misión FAO/SIDA1 a la zona saheliana (octubre 1973 - enero 1974) definió la zona como caracterizada por lluvias estivales, una prolongada estación seca de 8 a 9 meses, y por su aspecto general de estepa con árboles y arbustos. Además, se trata de una zona en que la ocupación principal es el pastoreo. Su agricultura consiste principalmente en el cultivo de cereales. Ambas formas de producción están particularmente expuestas a las vicisitudes climáticas.

1Las características del Sahel que se dan en este trabajo figuran en el Capitulo I del Informe sobre la zona saheliana, estudio del problema de la zona saheliana realizado con vistas a elaborar una estrategia a largo plazo y un programa de protección, restauración y desarrollo, Misión FAO/SIDA, FAO, Roma, 1974.

A continuación se dan algunas de las características fundamentales de la zona saheliana resumidas sobre la base del informe de la misión FAO/SIDA.

Clima

Entre los criterios utilizados para delimitar las zonas ecológicas del Sahel y de los territorios vecinos figuran los parámetros climáticos. En particular, se han empleado las cifras de la precipitación media anual. La zona saheliana propiamente dicha se suele dividir en dos partes: una con una precipitación media anual de 200 a 350-400 mm, y la otra con una precipitación media anual de 350-400 a 600 mm. La precipitación de 350400 mm establece más o menos el límite del cultivo de secano.

El aspecto general, la agricultura y la precipitación media anual del Sahel y zonas vecinas son, en conjunto:

Zona saharo-saheliana (100-200 mm): Vegetación arbustiva muy clara, sin cultivos.

Zona saheliana (200-600 mm): Zona predominantemente pastoral, pero con importantes cultivos cerealícolas, principalmente mijo (entre 300 y 600 mm), y con algunos cultivos de sorgo; se cultiva el maní, pero la producción es insignificante.

Zona sudano-saheliana (600-800 mm): Predominan los cultivos cerealícolas; más el sorgo que el milo. Se cultiva mucho el cacahuete; algo, el algodón, pero la producción es incierta; el ganado sigue abundando. Tanto en la zona saheliana como en la sudano-saheliana predominan las variedades de sorgo y mijo de ciclo corto.

Zona sudanesa (800-1200 mm): Las actividades agrícolas son numerosas y variadas; los cultivos comerciales compiten con el maíz y con variedades de sorgo y mijo de ciclo largo.

Actividades en mosaico

Por lo tanto, la misión ha sugerido que convenía acongojar al CILSS y a los gobiernos de los países sahelianos que procedieran a la planificación del desarrollo del territorio, de manera que se sustituyeran los proyectos de protección zonal por una serie de intervenciones de carácter local. Estas actividades a en mosaico» no deberían limitarse a forestaciones artificiales, sino diversificarse para incluir perímetros de protección, fijación de dunas continentales, y repoblación forestal bajo ordenación especial, combinando proyectos silvopastorales, el cultivo de las palmas Hyphaene thebaica y Borassus aethiopium y la plantación de plantas cauchíferas. Sobre todo, habrá que estimular la plantación de árboles en las tierras de cultivo y en torno a las de pastoreo para crear mejores condiciones, tanto para el cultivo agrícola como para la producción ganadera.

Esto nos lleva a un concepto de ordenación del espacio rural y de la coordinación de las políticas sectoriales que tenga a la vez en cuenta las necesidades de protección y las exigencias de producción.

Los forestales conocen bien, por propia experiencia, que es mucho más fácil proteger contra la acción del hombre y el ganado un bosque de producción que un bosque destinado a fines de protección. El llamado «polígono verde del Níger», descubierto por medio del satélite Skylab, es un ejemplo del tipo de protección que se puede lograr cuando entran en juego intereses económicos. No obstante, en el caso de proyectos de desarrollo del espacio rural, como los que consideramos aquí, las masas artificiales creadas para la protección del medio ambiente suelen ser la única solución, a pesar de su costo elevado y de las dificultades técnicas que su establecimiento entraña.

Desde el punto de vista técnico, ya se han logrado grandes progresos gracias a la investigación forestal, pero ésta ha de continuarse. Por consiguiente, se discutió el papel que puede desempeñar un a Instituto del Sahel».

... por lluvias, habitantes y vegetación

Zona guineana (más de 1200 mm): Sólo representa una pequeña parte de los países de la zona saheliana estudiados por la misión: Senegal, Malí y Alto Volta. Debido a la distribución de la precipitación pluvial, con dos puntos máximos, es posible llevar a cabo dos campañas, así como una mayor variedad de cultivos.

Se han propuesto otros limites, especialmente para la zona saheliana, que algunas veces se ha incluido entre las isoyetas de 100 y 500 mm y otras entre las de 100 y 600, 100 y 400, etc.

El limite inferior de la zona saheliana podría situarse de hecho en 100 mm, sin que esto suponga diferencia alguna para las observaciones de la misión.

La precipitación representa únicamente uno de los aspectos del clima. Otros factores, entre ellos el carácter continental, desempeñan también un papel importante que puede modificar las características locales de zonas de igual precipitación. Teniendo en cuenta estas reservas, a juicio de la misión, los limites de las zonas que se dan anteriormente pueden considerarse satisfactorios. Son suficientemente amplios y, además, concuerdan con la opinión de los expertos técnicos locales.

Estructura étnica

Algunas veces se ha expresado la opinión de que la zona saheliana podría definirse por la presencia de tribus pastorales. Si bien estas poblaciones son numerosas, cabe también señalar la presencia de aldeas predominantemente agrícolas, como Soninke, Bambara, Sonhrai, etc., que se encuentran hasta los limites estrictos de la zona; en cambio, algunas tribus pastorales, como la Fulani, viven actualmente en lugares muy alejados de la zona, en Dahomey, Camerún y Costa de Marfil. Sin embargo, la misión ha observado el interés que todas las tribus demuestran por su ganado.

Vida vegetal

Algunos autores han observado que determinadas especies de plantas son características de las zonas saheliana y sahariana. La misión, sin embargo, no ha aceptado que sea posible identificar cada zona por una sola especie característica, dada la diversidad de la cubierta vegetal y la existencia de medios edáficos especiales - por ejemplo, dunas o zonas temporalmente inundadas - que pueden llevar a las especies vegetales muy lejos de su zona normal de distribución. No obstante, cada una de las zonas ecológicas citadas tiene su lista de especies preferidas.

Dificultades por resolver

Todavía hay que resolver muchas dificultades sobre el terreno. La elección de los lugares dependerá de ciertos imperativos técnicos, así como de la satisfacción de las necesidades del hombre y la calidad de su vida. Si fuera posible integrar una masa forestal, incluso establecida principalmente con fines industriales, en un plan global para el desarrollo del espacio suburbano con funciones recreativas, su costo se justificaría más fácilmente. En el Sahel es factible este tipo de combinaciones. Por ejemplo, cerca de las aldeas, y especialmente en las cercanías de las grandes ciudades, existe gran necesidad de leña y las posibilidades de combinar las masas de producción con las de protección son evidentes. En toda esta labor, tanto si se trata de plantación de viveros como de plantaciones de árboles propiamente dichas, uno de los principales factores para lograr éxito, no sólo desde el punto de vista técnico, sino también financiero, lo constituirá la disponibilidad de mano de obra especializada. Si se dispone de viveros que produzcan un número suficiente de plantitas para su plantación en determinadas fechas tope, se evitarían las fuertes pérdidas debidas a las marres y permitiría eliminar costosos riegos.

En general, como es lógico, los servicios forestales requieren asistencia. Pero lo mejor sería que la asistencia exterior, adaptada a las circunstancias actuales, se prestase con fines de capacitación durante la fase de ejecución del proyecto sobre el terreno.

El papel de la misión no era, ni podía ser, efectuar en pocos meses descubrimientos técnicos revolucionarios en el campo forestal. Lo que sí cabía esperar de ella era que compilara, cotejara e insertara, en el marco de lo posible y viable, los numerosos conocimientos adquiridos durante decenios de experiencia. Lo que estimamos más importante, y lo hemos afirmado y repetido con energía, es que en el Sahel no puede hacerse nada por separado, aisladamente y por sí mismo, y que nadie puede trabajar solo en la esfera forestal o en otras disciplinas. Esto de ninguna manera lleva a la conclusión de que los servicios forestales, y sus ingenieros y técnicos hayan de desaparecer y ser sustituidos por servicios y agentes polivalentes. La competencia, los conocimientos técnicos y la experiencia de estos servicios forestales y de su personal son absolutamente indispensables para la supervivencia del Sahel. Pero es igualmente esencial que estos servicios y sus funcionarios aprendan a pensar y a trabajar en estrecha cooperación con sus colegas ganaderos y agrónomos, así como con los ecólogos, economistas y sociólogos, quienes actuarán como asesores y consultores permanentes. Además, esto ha de lograrse en todos los planos, en el campo, entre el personal de categoría superior de los diversos servicios técnicos y entre los planificadores y ordenadores de nivel más elevado de los sistemas nacionales y regionales encargados de la labor de ordenación de tierras y desarrollo agrícola. Por otra parte, es esencial que haya forestales entre el personal de categoría superior que participa directamente en las decisiones finales.

Los forestales figuran entre los que mejor conocen el Sahel, sus poblaciones y sus capacidades y aspiraciones, y que mejor comprenden lo que representa el reciente desastre tanto desde el punto de vista humano como técnico.

UNA BARRERA ROMPEVIENTOS EN UN DESIERTO ARTIFICIAL; otro tipo de silvicultura


Página precedente Inicìo de página Página siguiente