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Expansión de la explotación y las industrias forestales en los países subdesarrollados

NILS A. OSARA

Estudio sobre las perspectivas, realizado por el nuevo Director de Montes y Productos Forestales de la FAO

LA PLANIFICACIÓN a largo plazo viene intentándose sistemáticamente en la dasonomía desde hace más tiempo, probablemente, que en cualquier otro dominio; aunque esta planificación afectaba inicialmente sólo a la explotación de ciudades forestales, grandes o pequeñas, en épocas más recientes se ha ampliado hasta abarcar países enteros e incluso regiones geográficas.

La planificación se ha convertido en uno de los principales capítulos del programa de la Dirección de Montes y Productos Forestales de la FAO. Desde principios del decenio 1950-59 la Dirección ha realizado en colaboración con las Comisiones Económicas Regionales de las Naciones Unidas y con instituciones y organizaciones nacionales, una serie de análisis regionales sobre las tendencias y perspectivas generales de los montes y las industrias cuya materia prima es la madera, estos análisis se han visto facilitados por los rápidos perfeccionamientos conseguidos en las estadísticas madereras y en los inventarios forestales nacionales. Al Sexto Congreso Forestal Mundial, que se celebrará en 1965 ó 1966, se presentará una estimación general de las perspectivas mundiales.

Toda esta labor de evaluación de las riquezas forestales, en relación con las necesidades a largo plazo, constituye actualmente una excelente base de estudio para formular el programa de la FAO y orientar de sus servicios de asesoramiento y de ayuda a los países miembros. Sus resultados influyen en el desarrollo económico general y ponen de manifiesto la conveniencia de contribuir con nuevos medios de ayuda a que los países subdesarrollados emprendan programas a largo plazo de expansión de sus industrias forestales.

Cuando a principios de 1950 la Secretaría de la FAO inició su labor de proyecciones sobre las necesidades y la demanda de productos forestales, fueron muchos los que censuraron o se opusieron a esta idea o que, en todo caso, pusieron en duda el valor de tales análisis: se insistió en los riesgos y dificultades que supone estimar en el futuro el aprovechamiento de la madera o las cortas; las conclusiones de los estudios se consideraron exageradas, etc. La nueva valoración de las tendencias y perspectivas de la madera en Europa (1950-75), actualmente en curso, ha permitido por primera vez comparar lo que sucedió efectivamente con las estimaciones anticipadas. Esta comparación comprueba que las estimaciones del estudio anterior, de 1953, se aproximaban a la realidad mucho más de lo que se esperaba aunque pecando más bien por defecto; hay ciertas discrepancias, pero se explican en gran parte por el hecho de que en el estudio anterior se utilizaron cifras que subestimaban el crecimiento económico de Europa.1

1 GLESINGER, EGON, FAO, Unasylva 17 (2), 1963.

En la actualidad se observa un cambio de actitud hacia las proyecciones de la FAO, y una de las razones a que puede atribuirse es, ciertamente, la de que las estimaciones esenciales hasta ahora verificadas se han revelado de una precisión satisfactoria; otra razón es sin duda el convencimiento, cada vez más extendido de que la necesaria planificación a largo plazo no puede efectuarse sin proyecciones ni valoraciones. NO es exagerado decir que, tanto los industriales y economistas como los administradores forestales de todos los países, se muestran positivamente interesados en esos estudios y proyecciones.2

2 En algunos medios se ha criticado a la Secretaría de la FAO por la actual superproducción en la industria papelera de pasta y papel. Se considera que la Organización ha estimulado exageradamente el aumento de producción; sin embargo, una atenta lectura de las publicaciones de la FAO permite obtener otra conclusión: por ejemplo, la World demand for paper to 1975 (publicada en 1960) demuestra que el aumento de la producción de pasta, proyectado ya en 1959, bastaría para satisfacer la demanda probable en 1965. El aumento excesivo de producción desde 1950 se ha producido, de hecho, a posar de las advertencias de la FAO.

La planificación forestal a escala nacional resulta mucho más fácil y racional cuando puede calcularse el empleo futuro de la madera con un margen de error aceptable, digamos del 10 por ciento. Así ha sucedido, en líneas generales, con las conclusiones del primer estudio sobre tendencias y perspectivas de la madera en Europa. Se comprende fácilmente la significación de este pequeño margen de error si se recuerda que tratándose de montes, los márgenes usuales son mucho mayores, de acuerdo con el alcance del pronóstico.

Conclusiones generales de los estudios de la FAO

De los estudios sobre tendencias y perspectivas ya publicados y de los resultados provisionales de dichos estudios, todavía sin publicar, pueden obtenerse unas cuantas conclusiones generales:

1. El consumo de madera aserrada y de otras maderas de construcción, etc., aumenta, si bien lentamente, y no al mismo ritmo que el producto nacional bruto (PNB). La conclusión es que se están utilizando otros materiales a expensas de la madera maciza.

2. El consumo de papel y sus productos ha aumentado - y continuará aumentando - muy rápidamente, en muchos países más que el PNB. Las cifras del consumo mundial de papel y de cartón (con exclusión del cartón y de la pasta soluble) son - o se calcula que son - las siguientes:

Año

Millones de toneladas métricas

1938

28,4

1948

36,3

1955

56,1

1960

74,2

1965

90

1975

141

En otras palabras, se espera que el consumo se duplique aproximadamente entre 1960 y 1975.

3 Hay un grupo de productos relativamente nuevos - madera contrachapada, tableros de fibra, tableros de madera aglomerada y otros paneles a base de madera - que están obteniendo gran éxito. Estos productos sustituyen con frecuencia a la madera aserrada y han creado nuevas formas de utilización de la madera. En 1960 la producción mundial fue de 16 millones de toneladas aproximadamente, y se espera que la demanda aumente de dos y media a tres veces para 1970.

4. En el decenio 1950-59 se registraron interesantes novedades en Europa. Tomando como base los equivalentes en la madera en rollo de las cifras comerciales de los productos primarios forestales, es evidente que Europa es en la actualidad un gran importador de madera y que se espera que continúe aumentando este saldo de importación.

Ante tales tendencias ¿cómo podrán satisfacerse mundialmente - sobre todo en Europa - las necesidades cada vez mayores de madera o de fibra? He aquí algunas respuestas evidentes:

1. Los bosques de coníferas sin explotar que existen todavía, en abundancia, en la U.R.S.S. y en Canadá (y, en menor extensión, en otras regiones del mundo).

2. En las regiones donde en la actualidad se encuentran las principales industrias de pasta podrían obtenerse mayores rendimientos forestales aplicando métodos silvícolas más intensos a los actuales bosques, así como ampliando los programas de plantaciones. Una utilización más racional de la madera en la industria y un menor empleo de la misma como leña, permitirían también aumentar las existencias.

3. En regiones más cálidas, la plantación de bosques de coníferas de crecimiento rápido donde lo aconsejen las condiciones, permitiría una mayor producción de madera y de fibras de coníferas en un plazo relativamente corto.

4. Las existencias de fibras cortas son, al parecer, ilimitadas. En muchas regiones se dispone de madera de frondosas y de bagazo, pujas, y otros productos análogos en tales cantidades que no pueden consumirse completamente en la actualidad. La plantación de especies de hoja ancha y de crecimiento rápido, como Eucalyptus y Populus, permitiría aumentar todavía más rápidamente la producción de fibras cortas.

5. Como resultado del rápido desarrollo de la técnica, las fibras cortas van ganando importancia y la industria papelera ya no depende completamente, como hace unos cuantos años, de las fibras largas de madera blanda.

La conclusión que se desprende de una visión mundial de conjunto no es la de que vaya a haber escasez de madera o de fibras; probablemente, nuevos montes artificiales de especies de crecimiento rápido desempeñarán una importante función en el campo forestal mucho antes de que empiecen a aprovecharse los bosques hasta ahora inexplotados.

La influencia de la situación europea

Una valoración más precisa de la situación europea demuestra que para 1975 Europa (excluida la U.R.S.S.) necesitará probablemente de 80 a 110 millones de metros cúbicos de madera rolliza industrial (o de su equivalente en fibras) más que en 1960, sin que pueda calcularse qué proporción de este aumento podrá producirse en la propia Europa por medio de una silvicultura intensificada, etc., y qué proporción habrá que importar de otras regiones. La experiencia del decenio 1950-59 demostró que la producción europea podía satisfacer las crecientes necesidades de madera rolliza en mucho mayor grado de lo que habían creído posible importantes economistas forestales europeos, y que todo lleva a suponer que ocurrirá de nuevo lo mismo. Es probable que todas las posibilidades ya mencionadas, es decir, intensificación de las prácticas silvícolas, reducción de las pérdidas debidas a la corta y el transporte disminución de la leña y aumento de la repoblación, contribuirán al aumento de la producción industrial. Además, parte de las tierras que ahora se utilizan para la agricultura se convertirán probablemente en montes, la producción de papel quizás se independice todavía más de las fibras largas de alta calidad, etc. Pero es evidente que un aumento de producción de madera industrial en Europa requerirá grandes esfuerzos e inversiones de capital.

El aumento más inmediato en el suministro de madera industrial procederá, indudablemente, de la sorprendente cantidad de madera (10,7 millones de metros cúbicos en 1960, una tercera parte de la producción forestal total) que todavía se emplea como leña. El coste de la mano de obra es el factor más importante, y algunas veces el único, que determina el precio real de la leña. Por una parte, los salarios aumentan constantemente en Europa, por la otra, los combustibles distintos de la madera están actualmente más baratos y son más fáciles de obtener que nunca. Sería contrario a todas las reglas económicas que el uso de los combustibles sólidos y líquidos, en particular de los gases liquidados, no aumentara a expensas de la leña. Así ha ocurrido ya en cierto número de países. Debe admitirse, por otra parte, que las maderas clasificadas habitualmente como leña suelen ser de baja calidad comparadas con la madera normal para pasta, así como el hecho bien sabido de que, actualmente, en ciertos países la madera de frondosas de pequeño tamaño no encuentra salida a ningún precio en el mercado. Sin embargo, la industria de la celulosa ha empezado ya a modificar sus ideas acerca de lo que puede considerarse madera para pasta, y, por otra parte, hay nuevos productos como las pastas semiquímicas y los tableros de fibra y de partículas que pueden fabricarse totalmente o casi totalmente a base de maderas de calidades inferiores. El hecho importante es la posibilidad de que gran parte de la producción forestal utilizada como leña se aproveche ahora definitivamente como madera industrial.

Conviene, sin embargo, tener presente un factor importante. Tanto en Europa como en otras regiones análogas, son cada vez mayores los gastos que ocasiona el aumento de la producción de madera industrial por todos los medios técnicamente disponibles. Estos gastos tendrán evidentemente un límite, si es que se quiere que la producción sea lucrativa. La madera industrial de producción nacional competirá con los productos derivados que se producen fuera de la región; esta competencia sólo podrá sostenerse mientras las medidas adoptadas para el fomento de la producción nacional se justifiquen económicamente. Es evidente que, en ciertos casos, los programas de plantación y mejoramiento de la explotación podrán y deberán emprenderse por motivos que no sean sólo de carácter económico. Pero, según las perspectivas, al menos la madera para pasta producida en los nuevos bosques artificiales en los trópicos tenderá a conquistar una fuerte posición de competencia con respecto a los actuales precios europeos.

Desarrollo de los bosques artificiales

Suele repetirse con frecuencia la perogrullada de que el rápido crecimiento de la población mundial y el aumento de los niveles de vida exigirán cantidades cada vez mayores de madera y fibras. Durante los próximos años, el mayor aumento continuará registrándose, indudablemente, en los países desarrollados que ya cuentan con un nivel de vida bastante elevado. Posteriormente, los llamados países en desarrollo, que contienen la gran mayoría de la población mundial, adquirirán una importancia creciente. En conjunto puede esperarse que la demanda total de madera y de fibras llegue a tal punto que sean necesarios nuevos medios para satisfacerla. Como ya se ha dicho, Europa se encuentra actualmente ante la posibilidad de tener que aumentar sus importaciones de fibras o de maderas. Frente a esta situación, los bosques tropicales y subtropicales constituyen una de las más importantes riquezas existentes. Una mejor explotación de estos bosques permitiría, teóricamente, atender las crecientes necesidades mundiales durante un largo período. Todavía más prometedoras serían las nuevas plantaciones de especies de crecimiento rápido. En diferentes partes del mundo se han conseguido resultados sorprendentes con especies de Eucalyptus o Populus, Pinus, Cupressus, Araucaria y otras muchas.

Las riquezas forestales actuales o futuras de las zonas tropicales se encuentran, en gran parte, situadas en los países «en desarrollo». Muchos de estos países se enfrentan con el problema de una balanza comercial desfavorable entre las materias primas exportadas y los bienes manufacturados importados, problema agravado por el empeoramiento del comercio de exportación. Sólo unos cuantos disponen de minerales en cantidades suficientes o de yacimientos petrolíferos en explotación; en su mayoría son de carácter agrícola.

Ahora bien, no obstante las grandes zonas donde imperan el hambre y la desnutrición, el comercio agrícola se enfrenta actualmente con graves problemas de excedentes. Los países en desarrollo pueden encontrar nuevas oportunidades para la exportación satisfaciendo el «hambre de madera»del mundo. Estas oportunidades están ya, de hecho, estudiándose y no es sorprendente que muchos de los países recientemente independizados estén investigando con la máxima celeridad las posibles cantidades de celulosa y de otros productos industriales derivados de sus materias primas que podrían destinar a la exportación en el mercado mundial.

Tocante a la producción futura de fibra de madera las perspectivas parecen ser favorables a las sabanas o praderas comunes donde la cantidad y distribución de las precipitaciones son aptas para el cultivo de especies coníferas, y donde la repoblación forestal no requeriría grandes gastos por concepto de aclareo, como sucede con los bosques higrofíticos. Esta valoración no se basa exclusivamente en consideraciones teóricas: se han efectuado plantaciones en gran escala en lugares situados en regiones muy diversas, acerca de los cuales se ha informado en muchos artículos aparecidos en Unasylva. Las regiones más conocidas se encuentran en Brasil, Chile, Sudáfrica y Africa oriental, Australia, Nueva Zelandia y países mediterráneos. Ya se han establecido industrias en gran escala sobre la base del suministro maderero de algunas de estas plantaciones. La poderosa industria de pasta de papel de los Estados meridionales de los Estados Unidos es un buen exponente de las potencialidades de las zonas cálidas.

Un ejemplo en Africa oriental

La cuestión que se plantea es el coste de la producción de la madera industrial que puede obtenerse de las plantaciones antes citadas. Como ya se ha dicho, entre otros factores, la comparación entre precios y costes influirá decisivamente sobre la medida en que resulte beneficioso movilizar las riquezas madereras de una región como Europa. Al parecer se dispone de muy pocos datos sobre el coste real de la producción en los bosques artificiales de las regiones tropicales o semitropicales, y una respuesta práctica relativa a la madera para pasta quizá sólo pueda obtenerse estudiando las industrias ya basadas en materias primas procedentes de tales plantaciones. En el precio real de la pasta de madera pueden, no obstante, influir factores locales o transitorios que tienen que ver poco o nada con el coste efectivo de la producción. Algunas fábricas monopolizarán la madera procedente de estas plantaciones; otras funcionarán en regímenes económicos que, por los bruscos cambios que experimenta el valor de su moneda, harán difícil cualquier cálculo.

Durante su visita a Tanganyika en el invierno de 1962 el autor de este trabajo pudo obtener información directa sobre los costes de las plantaciones en Las sábanas o en las praderas del Africa oriental.3 Esta información sirvió como base para calcular el coste de la producción de pasta de madera de coníferas, cuyos resultados indicamos sucintamente más adelante.

3 Información facilitada principalmente por el Sr. Charles Cree, entonces Principal Conservador Adjunto de Bosques, Tanganyika, y el Sr. W. G. Dyson, funcionario del Servicio Forestal de Kenia.

Para los cálculos se tomó como base la producción de una fábrica de celulosa de una capacidad anual de 150.000 toneladas, que corresponden a 750.000 metros cúbicos de madera para pasta. Se adoptaron las tres variantes: A, B y C que se indican a continuación:


A

B

C

Rendimiento medio anual de la plantación (m.³/Ha.)

10

15

20

Rendimiento anual correspondiente de pasta (Tm./Ha.)

2

3

4

Superficie forestal teórica necesaria (Ha.)

75 000

50 000

37 500

Superficie de repoblación forestal anual, con una rotación de veinte años (Ha.)1

3 750

2 500

1 875

1 Esta superficie equivale a la zona desboscada anualmente, suponiendo que no se han efectuado claras en una rotación.

Se supone que las siguientes estimaciones de los costes, expresados en dólares de los Estados Unidos, es válida para cada variante. Son promedios aproximados de las cifras reales dadas.

1. Red de carreteras principales, casas y otros edificios, maquinaria, equipos y viveros establecidos o adquiridos inicialmente, al precio de 30 dólares E.U.A., aproximadamente, por hectárea. El establecimiento de estas instalaciones puede distribuirse durante el primer quinquenio.

2. Otros gastos para las instalaciones y servicios básicos como caminos forestales (secundarios), renovación de maquinaria y equipo, etc., que ascienden a más de 30 dólares E.U.A. por hectárea, a medida que las operaciones de plantación cobran impulso.

3. El coste de la plantación puede calcularse, con bastante aproximación, en 30 dólares E.U.A. por hectárea, efectuándose las plantaciones al ritmo anual antes citado.

4. Los gastos de conservación y de cuidados de cultivo son de 30 dólares E.U.A., por hectárea y por rotación. El total general de los capitales que hay que invertir incluye, pues, las siguientes partidas:

 

A

B

C

Millares de dólares E.U.A.

Instalaciones básicas durante el primer quinquenio

2 330

1 554

1 165

Coste anual de las instalaciones básicas

2 330

1 554

1 165

Coste de las operaciones de plantaciones

2 330

1 554

1 165

Gastos de conservación

1 165

777

584

CAPITAL QUE HAY QUE INVERTIR DURANTE VEINTE AÑOS

8 155

5 439

4 079

Necesidades anuales de capital durante el primer quinquenio

700-745

465-495

350-365

Necesidades anuales de capital el sexto año

280

185

135

Necesidades anuales de capital el vigésimo año

350

235

175

Dado el carácter de la empresa, debe tenerse en cuenta en los cálculos el interés compuesto, en la forma habitual. Los tipos de interés fueron: 4, 5, 6 y 7 por ciento.

Se resumen en la gráfica los resultados de los cálculos según los cuales el valor de la madera para pasta por metro cúbico apilado depende, en las diferentes variantes, del tipo de interés. Se utiliza aquí la medida apilada porque en el mercado europeo el precio de la madera para pasta se refiere en general al metro cúbico de material apilado. La gráfica revela claramente la importancia de la fertilidad del suelo. Para la variante C es aceptable, en la práctica, incluso un elevado tipo de interés. Debe también tenerse presente que una plantación puede rendir más de 20 metros cúbicos por hectárea y por año.

El coste de las cosechas de madera para pasta depende de la capacidad de rendimiento de la estación y del tipo compuesto de interés sobre el capital. Capacidades de rendimiento: A = 10, B = 15, y C = 20 metros cúbicos de medida sólida sin corteza, por hectárea y por año.

Se trata, naturalmente, de un cálculo aproximado, en cuyo resultado final influyen significativamente el tipo de interés escogido y el período de rotación. Una rotación de veinte años quizá deba considerarse como demasiado larga, porque es bien sabido que los montes artificiales del trópico pueden producir, al cabo de diez o de veinte años solamente, maderas de la calidad requerida para la fabricación de la pasta. Por otra parte, en los bosques de esa edad, la tasa de crecimiento es muy alta y continúa aumentando, por lo que quizás no estaría justificada la interrupción de la producción. Cuanto más breve sea el período de rotación mayor será la superficie cortada cada año, y más cara la replantación anual. En la práctica, puede justificarse, al principio, una rotación más breve o el uso de los productos de aclareo ya que así puede empezarse antes la producción de pasta. En este caso, la producción inicial de pasta podría ser del 50 por ciento de la capacidad total proyectada para la fábrica al cabo de un período de diez o doce años, para aumentar luego el rendimiento hasta llegar a la capacidad total, es decir, al final de la primera rotación. Consideraciones de esta naturaleza pueden influir en los resultados de los cálculos en un sentido todavía más favorable.

Incluso teniendo en cuenta la posibilidad de variaciones bastante grandes en las cifras que sirven de base para el cálculo del coste, la conclusión evidente es que el coste de la producción de madera para pasta en sabana o en praderas, de las zonas tropicales, es realmente muy bajo. Incluso en el caso de la variante más cara, este coste es muy inferior al de la madera en pie para celulosa, por ejemplo, en los países escandinavos. Es de observar, no obstante, que en Europa la madera en pie incluye partidas que no se han tenido en cuenta en el cálculo anterior. Además, naturalmente influyen en el resultado elementos como los impuestos, el precio o la renta de la tierra, el seguro de los bosques, etc., ninguno de los cuales se ha tenido aquí en cuenta.

El que los precios de venta de la pulpa o del papel fabricado con materias primas obtenidas de plantaciones como las consideradas en los cálculos anteriores puedan competir en el mercado mundial dependerá, naturalmente, de otros varios factores importantes, entre los cuales pueden citarse, a título de ejemplo: los gastos de extracción y transporte de la madera desde la plantación hasta la fábrica; los gastos de transporte del producto final desde la fábrica hasta los mercados; los gastos de manufactura, etc. Estos gastos dependen de las condiciones de cada país y deben ser objeto de un estudio especial en cada caso. Sin embargo, hay indicios de que si se escogen adecuadamente los emplazamientos de la plantación y de la fábrica, así como el volumen general de la empresa, dichos gastos pueden ser muy razonables, cuando no realmente bajos, comparados con el coste correspondiente de las industrias de la pasta o el papel que actualmente funcionan en las zonas tradicionales.

En los años recientes el precio de la madera de coníferas para pasta (madera rolliza, no residuos industriales), entregada en la fábrica ha oscilado entre 8 y 11 dólares E.U.A. por metro cúbico (medida apilada sin corteza) en los países escandinavos, y 14 y 17 dólares E.U.A. en muchos países importadores de Europa. Si el valor de la madera para pasta en la plantación es, según el diagrama, del 10-15 por ciento, o incluso menos, de los precios anteriores, quedará un amplio margen para cubrir otros gastos, entre ellos los de extracción y transporte de la propia madera desde la plantación a la fábrica.

Un foco para las actividades de la FAO

Aunque los resultados de los cálculos anteriores puedan parecer discutibles bajo ciertos aspectos, muestran en grado suficiente que en las zonas tropicales y semitropicales puede producirse madera de coníferas para pasta a un precio que es sólo una fracción del precio europeo correspondiente. Si el consumo mundial de madera, papel y tableros aumenta verdaderamente al ritmo previsto, la única conclusión a que puede llegarse es que los trópicos desempeñarán una función cada vez más importante en el abastecimiento mundial de madera y de fibra.

Por lo tanto, se justifica el deseo de conocer el efecto que estos hechos ejercerán sobre los países que cuentan con industrias forestales establecidas desde hace mucho y, especialmente, en qué medida afectarán a la situación de Europa. No puede darse una respuesta rápida, y la cuestión tendrá que ser estudiada nuevamente; pero puede anticiparse que mucho antes de que sea posible aprovechar todas las posibilidades que ofrece la técnica para la obtención de un máximo de producción de madera y de fibras dentro de la región europea, se importarán crecientes cantidades de material de los trópicos, a causa de su baratura. El precio de venta de estas importaciones en el mercado pondrá un límite a las razones financieras que se invoquen para justificar nuevas inversiones con destino a la producción forestal interna.

Conviene insistir en que las potencialidades de las regiones tropicales no son los únicos recursos que pueden tomarse en consideración a este respecto. Como ya se ha dicho antes, existen también en otras partes del mundo extensos bosques vírgenes todavía sin explotar y nadie puede predecir exactamente las consecuencias que los progresos científicos y técnicos, tan rápidos en estos últimos años, tendrán sobre su desarrollo.

Las políticas comerciales de los países en desarrollo ejercerán, ciertamente, notable influencia en el futuro régimen del abastecimiento de madera. Habrá que vencer muchas dificultades y hacer grandes inversiones antes de que estos países puedan desarrollar su producción y exportar madera o fibras en gran escala. No parecen probables cambios bruscos. Sólo pocos países estarán en condiciones de resolver, sin aportaciones de otros países, los problemas implícitos en esto. Además, las situaciones políticas actuales no son en muchos casos propicias a las necesarias inversiones en gran escala y a largo plazo.

Por otra parte, tanto desde el punto de vista de las economías de los países en desarrollo como del abastecimiento mundial futuro de maderas y fibras, las perspectivas son tan incitantes que no cabe otra hipótesis que la de que se encontrarán rápidamente medios suficientes para superar todas las dificultades. Su búsqueda será como un foco para la labor de la FAO durante los próximos años.


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