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Editorial

Empleos verdes

En 2009 el mundo está enfrentando una crisis económica y financiera. ¿Qué significa para el sector forestal? ¿Cómo puede responder este sector?

El Secretario General de las Naciones Unidas –en su informe ante la Conferencia sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos en el desarrollo (junio de 2009)– afirmó que el ingreso mundial per cápita podría caer en un 3,7 por ciento en 2009. El creciente desempleo podría llevar a la pobreza a centenares de millares de personas, especialmente en los países en desarrollo.

La crisis ya causó efectos nefastos en el sector forestal en todo el mundo: contracción en la demanda de productos forestales, ralentización y cierres de industrias. Menos inversiones y reajustes presupuestarios podrían dificultar más el acceso al financiamiento para la conservación y la ordenación forestal. La crisis podría alejar la atención y los fondos de los principales problemas mundiales del cambio climático y la degradación ambiental.

La Resolución adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la Conferencia de junio, reconoce que «la respuesta a la crisis representa una oportunidad de promover iniciativas para lograr una economía verde... [para] enfrentar el desarrollo sostenible y los desafíos y oportunidades ambientales, incluyendo la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, la transferencia de financiación y tecnologías a los países en desarrollo y la ordenación sostenible de los bosques».

En la Semana Forestal Mundial (16-20 de marzo de 2009; véase la pág. 56), la FAO realizó un evento especial sobre los «Impactos de la turbulencia económica sobre el sector forestal», explorando oportunidades de inversión en la generación de empleos forestales. Los primeros cinco artículos de este número de Unasylva son adaptaciones de las ponencias en este evento.

En el artículo de información general, C.T.S. Nair y R. Rutt afirman que las inversiones dirigidas al sector forestal podrían generar 10 millones de nuevos empleos en el mundo y analizan los costos de inversión requeridos.

T. Presas expone brevemente los desafíos y oportunidades de la crisis, desde una perspectiva industrial. Señala que la recesión probablemente alterará la estructura y modelo empresariales de la industria mundial de productos forestales; y esta industria se debería preparar hoy para enfrentar estos cambios futuros.

El artículo, enriquecido con gráficas, de R. Taylor detalla el impacto sobre la industria maderera norteamericana. Explica el colapso del mercado inmobiliario, paralelo al de la construcción y del mercado de productos madereros. Describe opciones para que la industria, propietarios de bosques y gobiernos ayuden a que el sector forestal recobre energías tras la crisis.

Los Estados Unidos, con la nueva Ley de Recuperación y Reinversión (principios de 2009) asignaron 1 150 millones de USD para proyectos de estímulo del sector forestal. A.R. Kimbell y
H. Brown describen cómo invierte estos fondos el Servicio Forestal de los Estados Unidos, en programas para restaurar los bosques y protegerlos del fuego y otras amenazas, mejorar las instalaciones recreativas y generar empleos para la juventud.

En América del Sur, la industria forestal contribuye sustancialmente al producto interno bruto (PIB) en muchos países densamente boscosos. I. Tomaselli examina el potencial para desarrollar el papel de los bosques en la renovación económica de la región, concentrándose en la contribución de las plantaciones forestales al empleo.

Del otro lado del mundo, en Asia y el Pacífico, J.R. Matta examina la variedad de trabajos que se podrían crear en India aumentando la financiación del sector forestal con la Ley Nacional de Garantía del Empleo Rural, que garantiza 100 días-persona de empleo a las poblaciones rurales, inversión que también contribuiría a lograr las metas nacionales de embosquecimiento.

El Programa filipino de desarrollo de las tierras altas presentado en 2009 –descrito por J.L. Atienza, Jr.– amortiguará el impacto de la crisis financiera mundial, mitigando el hambre y reforzando la adaptación a los efectos del cambio climático. Este programa generará miles de empleos en la restauración de bosques y humedales y está también conectado a los programas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas forestales.

La crisis ha ralentizando enormemente también el rápido crecimiento reciente del sector forestal de China. La contracción en la demanda de productos forestales ha producido ralentización y cierres en la industria, golpeando particularmente a las pequeñas y medianas industrias madereras. Q. Ma, J. Liu y W. Du analizan las políticas adoptadas por el gobierno para estimular la inversión en el sector forestal, aumentar la demanda interna y crear un ambiente empresarial favorable.

El continente africano ha sido sacudido también, con contracción en la demanda de los países importadores que ha obligado a que las empresas retiren las concesiones y despidan a los trabajadores. Esta crisis agudiza la dependencia de las comunidades rurales de los productos forestales no madereros (PFNM) en cuanto a autoempleo, ingresos y sustento. J.C. Tieguhong et al. describen la elaboración de un marco jurídico para el uso comercial de los PFNM en África Central, para proteger los derechos de acceso de las poblaciones y evitar los posibles impactos negativos del uso intensivo de los bosques.

Por último, R.N. Heath y S. Chipeta describen las medidas de respuesta propuestas en Sudáfrica, incluyendo la implementación acelerada de programas con elevado coeficiente de mano de obra para rehabilitar los bosques degradados, controlar las especies invasoras y el manejo del fuego. Los autores ponen en evidencia que las medidas de protección de las industrias nacionales y del empleo no deben poner en peligro, involuntariamente, el crecimiento de los demás países y de la economía mundial.

Tarde o temprano superaremos esta crisis. Sin embargo, el mensaje de este número de Unasylva seguirá siendo apropiado. Con inversiones estratégicas, el sector forestal puede contribuir mucho a la generación de empleos, apoyar los medios de vida, la renovación ambiental y a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.

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