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ANTECEDENTES


La FAO presta servicios a sus 184 Estados Miembros en una amplia serie de cuestiones relacionadas con la nutrición, la alimentación y la agricultura. Dadas las disparidades y diferencias que existen entre los países globalmente, no puede sorprender que los intereses de los países miembros de la FAO no siempre coincidan. Al ejecutar su mandato y aplicar sus programas, la FAO debe considerar todos los intereses y elegir las medidas más adecuadas. Esa pluralidad de puntos de vista de sus miembros es precisamente los que enriquece la labor de la Organización. La FAO proporciona un foro neutral en donde pueden expresarse los diversos intereses, para crear posiciones firmes y justas ampliamente apoyadas por la comunidad internacional.

La inocuidad de los alimentos y su reglamentación son una importante preocupación internacional. La gran publicidad dada a los problemas de esa inocuidad ha dado origen a una situación general de desconfianza entre los consumidores, la industria alimentaria y las instituciones públicas establecidas para salvaguardar el suministro de alimentos. El activismo de los consumidores se ha visto impulsado en gran parte por los países desarrollados, pero sería erróneo deducir de ello que los ciudadanos del mundo en desarrollo no se preocupan por los posibles riesgos para sus alimentos. Con frecuencia faltan datos sobre el nivel de contaminación de los alimentos y, en muchos casos, las organizaciones de consumidores se muestran inactivas. Hay una laguna informativa - a nivel nacional e internacional - con respecto a las preocupaciones de los consumidores y ciudadanos de los países en desarrollo por la inocuidad de los alimentos.

Con la institucionalización del mercado globalizado y las disposiciones vinculantes de los acuerdos de la OMC con respecto a la calidad e inocuidad de los alimentos en el comercio internacional, los gobiernos de los países en desarrollo se preocupan cada vez más por las normas y reglamentaciones internacionales en materia de inocuidad alimentaria que dificultan la entrada de sus alimentos en los mercados internacionales. Recelan de la posibilidad de que las normas de inocuidad alimentaria se utilicen como obstáculos técnicos para el comercio. En cambio, los consumidores y los organismos reguladores de los países desarrollados se preocupan por que la deficiente capacidad de los países en desarrollo conduce a una disminución del nivel de protección que ofrecen las normas internacionales. Todos se dirigen a la FAO y otras organizaciones internacionales interesadas en busca de orientación.

La Comisión Mixta FAO/OMS del Codex Alimentarius desempeña una función esencial en la formación de un consenso internacional sobre las cuestiones de normalización alimentaria. Un verdadero consenso, sin embargo, depende de la participación efectiva de todas las partes: muchos países en desarrollo carecen de la experiencia y los conocimientos técnicos altamente especializados en diversos aspectos de la ciencia de la inocuidad alimentaria necesarios para influir en el proceso de elaboración de normas alimentarias internacionales en la misma medida que la mayoría de los países desarrollados.

El análisis de riesgos ha recibido un amplio apoyo internacional como marco en que deben adoptar las decisiones relacionadas con la inocuidad de los alimentos. Responde al llamamiento internacional para que las medidas sobre inocuidad alimentaria se basen en datos científicos y en la transparencia, principios que se recogen en el Acuerdo de la OMC sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias. La Comisión ha venido adoptando constante y progresivamente el marco del análisis de riesgos en todo el proceso del Codex, y ha reconfirmado la función fundamental de la ciencia en sus procesos de normalización. Sin embargo, esa función fundamental de la ciencia en las decisiones sobre inocuidad de los alimentos no excluye la necesidad de considerar la ética. Todo el proceso de análisis de riesgos implica juicios de valor que deben explicarse para garantizar la transparencia y lograr la confianza del público en las normas de inocuidad alimentaria. No tratar satisfactoriamente esa cuestión socavará los esfuerzos por facilitar el consenso internacional en las cuestiones relacionadas con la buena gestión de la inocuidad de los alimentos.

Una comprensión más clara de las funciones de la ciencia y de la ética en la adopción de decisiones sobre inocuidad de los alimentos es importante para todas las partes que intervienen en la elaboración de normas de inocuidad alimentaria a nivel nacional e internacional. Para que la FAO y la OMS desempeñen eficazmente sus mandatos en materia de inocuidad alimentaria, deben esforzarse por mantener su fiabilidad y neutralidad a los ojos de todos los países miembros. Reconociéndolo así, la FAO, en colaboración con la OMS, decidió organizar la Consulta de Expertos sobre inocuidad de los alimentos: ciencia y ética, como parte de su esfuerzo continuado por abordar adecuadamente los aspectos éticos de la inocuidad de los alimentos.


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