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5. Probable situación del sector forestal al 2020

Dadas las tendencias mostradas a lo largo de las últimas tres décadas, tanto dentro del sector forestal, como de las fuerzas impulsoras que lo afectan, se visualiza una situación de dicho sector caracterizada por:

Además de los planes de manejo, así como de la adopción de criterios e indicadores, las escasas áreas de bosque natural estarán sujetas a criterios de acceso, uso y manejo con fines de conservación, así como a regímenes de gestión que limitarán mucho más la extracción de madera y productos no maderables. La ejecución y consolidación de las estrategias de conservación de la biodiversidad también abrirá nuevas oportunidades para la producción en zonas de uso múltiple, donde las opciones forestales pudieran agregar atributos ambientales que hasta hoy no poseen, sobre todo si se adoptan criterios e indicadores de manejo en corredores biológicos o ambientales que conectarían las áreas naturales protegidas ó unidades de conservación.

Por la relevancia ambiental, zonas de regeneración natural también estarán sometidas a esfuerzos de conservación y manejo local con el fin de garantizar la provisión de servicios ambientales críticos, particularmente del agua para consumo humano. Si las tendencias institucionales actuales se mantienen, sobre todo a nivel local, aumentará mucho más el rol de las municipalidades y de las comunidades locales en acciones, arreglos y estrategias de manejo de recursos forestales.

En la deforestación, la dinámica generada por la urbanización seguirá impulsando cambios en el uso del suelo, particularmente en zonas cafetaleras próximas a centros urbanos y a corredores logísticos y maquileros que aumentarán la presión por la tierra para fines industriales, residenciales y comerciales. Esto, adicionalmente presionará por el aumento en el precio de la tierra, constituyendo una restricción más para las inversiones forestales.

La silvicultura continuará teniendo un peso limitado en la producción. En esto incidirán las limitaciones de extracción derivadas de los regímenes de gestión de las áreas de bosque natural, secundario y regenerado, así como del alcance limitado de la extracción de madera proveniente de plantaciones. De continuar el conjunto de restricciones estructurales y sectoriales que han limitado el desarrollo forestal durante las últimas tres décadas, la cobertura bajo plantaciones forestales seguirá siendo limitada, aún considerando los impactos de los actuales programas de fomento e incentivos para el desarrollo productivo y competitivo de la actividad forestal.

El dinamismo de ramas industriales como las de productos de la madera, papel, cartón y otras ramas afines continuará, independientemente de la capacidad interna de provisión de materias primas. Esto se verá mucho más facilitado por las tendencias de mayor liberalización del comercio regional y continental, que implicarán un mayor acceso de las industrias salvadoreñas a materias primas provenientes de la actividad forestal de los socios comerciales. Esto también supone la apertura de nuevos mercados para exportaciones salvadoreñas, en donde El Salvador necesitará ampliar su oferta exportable de productos forestales para nichos de mercado, sobre todo selectivos, más que masivos.

La actual crisis del café ya ha resultado en una reducción de la superficie cubierta por sistemas agroforestales de café con sombra, derivando en usos no agrícolas y sustitución de cultivos, que van desde proyectos turísticos, hasta plantaciones forestales, árboles frutales y plantas ornamentales. Dado el escenario actual de reducción de los sistemas agroforestales de café con sombra puede visualizarse un escenario al 2020 con un mayor grado de reducción de este tipo de cobertura. Esta transformación se dará principalmente en las zonas de potencial turístico y en aquellas más cercanas a centros urbanos. Esta tendencia es probablemente inevitable ya que el valor de la tierra para estos usos siempre será mayor a lo que pudiera ofrecer la producción de café, aún cuando los precios internacionales mejoren. Por lo tanto, los cafetales en zonas peri-urbanas, de atractivo turístico y/o en corredores logísticos, se verán reducidos al 2020.

La permanencia de los cultivos alternativos no puede predecirse de manera tan clara, ya que están sujetas a las incertidumbres del mercado. Sin embargo, se espera que las iniciativas de cafetaleros que ya han logrado insertarse en nichos de mercados alternativos, tales como de comercio justo, de producción orgánica, de producción ecológica - que además han acudido a la diversificación de sus plantaciones como estrategia paralela a los mercados alternativos- contribuirán al mantenimiento de importantes zonas cafetaleras. En este punto, es importante encontrar opciones de diversificación que mantengan cobertura arbórea, tal como las plantaciones forestales y frutales. Un reemplazo completo hacia monocultivos que no incluyan cobertura arbórea, probablemente tendría consecuencias sobre recursos como el agua y el suelo, de tal manera que las opciones forestales -en un sentido amplio- pudieran tener un papel clave en la búsqueda de tales opciones.

La revalorización de los servicios ambientales ha cobrado mayor importancia en las iniciativas de desarrollo y conservación que están dando paso a propuestas de gestión territorial. Esta tendencia se verá mucho más reforzada al 2020, por lo que más proyectos, actividades y políticas estarán relacionadas con la gestión de los recursos naturales bajo este enfoque. Dada esta tendencia, la dinámica sectorial (agrícola, ganadera y forestal) tenderá a buscar mecanismos de mayor compatibilización con la provisión y/o mantenimiento de servicios ambientales. Esto posiblemente abra nuevas oportunidades para que los actores forestales tengan la posibilidad de ser parte de mecanismos de compensación y además obtener posibles beneficios de proyectos relacionados con los servicios ambientales. En ese sentido, opciones vinculadas a la innovación forestal tendrán oportunidades inéditas que vinculen objetivos de producción y de provisión de servicios ambientales, tales como las plantaciones forestales mixtas. El manejo de múltiples propósitos de los bosques también aparece como una oportunidad, incluso asociando actividades de ecoturismo y turismo rural.

El Plan Nacional de Ordenamiento y Desarrollo Territorial es todavía una propuesta. Sin embargo, el país ya entró en una tendencia de gestión territorial que será mucho más marcada hacia el 2020. En esto son particularmente relevantes las emergentes dinámicas locales, microregionales y territoriales que se han desatado en distintas zonas del país y que están fuertemente asociadas a los procesos de descentralización, así como de las estrategias locales y/o microregionales de desarrollo. Más allá de su dimensión sectorial, el ámbito forestal en El Salvador del 2020 tendrá mayores interacciones con las estrategias, políticas y acciones de ordenamiento y desarrollo territorial, tanto a escala nacional, como a escala local-microregional. El rol de las municipalidades aumentará, no sólo por su participación en ordenanzas, sino también por el rol de las mismas en la gestión de planes regionales y microregionales más integrados.

Con estas perspectivas, el sector forestal del 2020 deberá superar en gran parte las restricciones que a lo largo de tres décadas han limitado su desarrollo y otras nuevas que en conjunto, marcarán la naturaleza del sector forestal salvadoreño, el cual deberá enfrentar la encrucijada de aumentar la producción, eficiencia y calidad de los productos forestales maderables y no maderables, para una población crecientemente más urbana, en un contexto de crisis prolongada de las actividades productivas del agro que desincentiva las inversiones de largo plazo, de un redimensionamiento de las políticas ambientales con claras expresiones institucionales de uso del territorio, así como de nuevos marcos institucionales y de gestión local.

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