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6. Conclusiones, prioridades y estrategias para el desarrollo sostenible del sector

En El Salvador, la dinámica de la cobertura forestal se ha visto afectada por una serie de factores que deben ser tomados en cuenta en las estrategias y políticas de desarrollo forestal futuras. Análisis recientes de imágenes de satélite muestran una situación inédita, donde la cobertura forestal densa ha tendido a aumentar durante la última década. Si bien se requiere mucha más investigación y verificación de campo, pareciera que en El Salvador están emergiendo procesos inéditos que también son oportunidades para fomentar el manejo sostenible de áreas bajo cobertura arbórea en el país.

Durante las últimas tres décadas, en El Salvador se han implementado una diversidad de estrategias para el desarrollo forestal, que heredaron capacidades técnicas e institucionales importantes de apoyo a las actividades forestales. En esas décadas, los enfoques prácticos basados en la reforestación y plantaciones forestales evolucionaron rápidamente, incorporando alternativas socioeconómicas más incluyentes, en particular, opciones vinculadas con el fomento y adopción de sistemas agroforestales, árboles de uso múltiple y estrategias de manejo comunitario de bosque, entre otras.

Desde los setenta, la preocupación por la protección de los recursos naturales estuvo presente en las estrategias forestales y a finales de los noventa, las nuevas agendas vinculadas con los servicios ambientales, como en el caso de la captura de dióxido de carbono, también promovieron la preparación de propuestas de desarrollo forestal con fines energéticos e industriales. Sin embargo, a lo largo de tres décadas, en El Salvador ha persistido un conjunto de restricciones y un contexto que han limitado fuertemente opciones de desarrollo forestal basadas en inversiones de largo plazo, lo que ha derivado en una reducida participación de las plantaciones forestales. En esto incide fuertemente el cambio económico y la crisis del agro salvadoreño, que limitan fuertemente dichas inversiones, aunque, paradójicamente, también abre oportunidades para estrategias innovadoras de cobertura arbórea y de revalorización de los servicios ambientales.

La silvicultura muestra un estancamiento que no ha impedido el desarrollo de la industria de la madera y de papel. De hecho, estas ramas industriales muestran una tendencia creciente que es explicada por el rol de las importaciones para abastecer de materias primas los requerimientos industriales. A pesar que la balanza comercial de productos forestales es deficitaria, existe un nivel importante de exportaciones, sobre todo de productos de papel y cartón. Las tendencias en el aumento de la demanda que supone la creciente urbanización, el contexto desfavorable para las inversiones de largo plazo, así como las tendencias de conservación y servicios ambientales, ponen al sector forestal en una encrucijada de cara a aumentar la producción de productos forestales -maderables y no maderables- y de servicios ambientales.

A lo largo de tres décadas, el marco institucional también se ha transformado. Se cuenta con una nueva Ley Forestal y se está replanteando el marco institucional del sector, que incluye la creación de la Comisión Forestal, la aprobación e implementación de nuevos mecanismos de fomento e incentivos, así como la adopción de esquemas de gestión que incluyen criterios e indicadores para el manejo forestal sostenible. Todo esto, orientado a lograr mejores condiciones de competitividad, que es la orientación principal de la política forestal coordinada entre los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente.

En el caso de los bosques naturales y áreas susceptibles de conservación, todavía evoluciona la propuesta de gestión que supondrá cambios importantes en los derechos de acceso, uso y usufructo de los productos forestales maderables y no maderables. Por otra parte, las políticas y estrategias ambientales también abren nuevas oportunidades para el desarrollo forestal, tal como ocurre con las Tierras Kyoto y el Corredor Biológico Mesoamericano, que pudieran representar adicionalidades (económicas y ambientales) a la producción forestal, aunque esto requerirá la construcción de mecanismos y estrategias mucho más coordinadas a distintos niveles.

Por el conjunto de iniciativas e intentos existentes vinculados a la gestión, uso y manejo de cobertura arbórea, el sector forestal salvadoreño incluye una diversidad de actores y opciones. En este sentido, las perspectivas forestales del país apuntan a un sector forestal sui generis que se desarrolla a través de un espectro amplio de estrategias que van desde sistemas agroforestales, estrategias de regeneración natural, plantaciones forestales, hasta el manejo de bosques de múltiples propósitos (aprovechamiento de madera, leña, eco-turismo, servicios ambientales y conservación). Varias de estas iniciativas muestran un potencial que se vincula crecientemente a los servicios ambientales provenientes de bosques y sistemas agroforestales como el café bajo sombra. Iniciativas como las de café bajo sombra y del manejo de bosque en Cinquera, tienden a buscar mecanismos que beneficien a las comunidades, a la vez que se logran objetivos de conservación. Con relación a estas experiencias innovadoras vistas en conjunto, cabe señalar:

• Las comunidades rurales pueden ser actores claves en el manejo de plantaciones, de bosques y de sistemas agroforestales, si estas actividades les generaran productos y beneficios para sus medios de vida. Estos productos pueden ser servicios ambientales que son compatibles con un cierto grado de conservación, tal como la provisión y conservación de agua (como en el caso de La Montañona). Estos escenarios producen el doble beneficio de apoyar a los medios de vida de las poblaciones rurales en un contexto de crisis, a la vez que se contribuye a mantener una cobertura arbórea de importancia para el país.

• Nuevas opciones que pueden relacionarse al sector forestal, tales como la compensación por servicios ambientales y el eco-turismo, muestran un gran potencial, no sólo porque son compatibles con las prioridades de una gran diversidad de actores rurales, sino porque también representan opciones que están siendo apoyadas por la cooperación internacional. Sin embargo, la naturaleza de estas iniciativas, además que son relativamente nuevas y poco conocidas, tienden a ser más complejas. Por lo tanto, es necesario repensar los apoyos técnicos que estos procesos requieren y la oferta institucional que el Estado puede brindar.

Las dinámicas ambientales nacionales no pueden ser percibidas aisladamente de las tendencias e influencias regionales y globales. Estos factores han tenido gran influencia en la dirección de esfuerzos e iniciativas tanto gubernamentales, como de la cooperación externa y están definiendo en gran medida las orientaciones estratégicas futuras que tendrán una expresión de gestión territorial y sectorial.

Iniciativas como el Corredor Biológico Mesoamericano, la propuesta de Tierras Kyoto y el Plan Nacional de Ordenamiento y Desarrollo Territorial, se espera que tengan una influencia directa sobre el desarrollo forestal y la definición de políticas y estrategias ambientales en el país. Analizadas en conjunto, con relación directa al desarrollo del sector forestal, estos esfuerzos muestran oportunidades y desafíos que deberán tenerse en cuenta en las estrategias y programas de desarrollo forestal, al menos en dos sentidos:

• Primero, pudieran canalizar recursos para actividades del sector forestal, lo que supondría compatibilizar las estrategias de desarrollo forestal con los objetivos de estas iniciativas, las cuales fundamentalmente tienden a la conservación. Aquí se vuelve importante desarrollar propuestas novedosas que puedan cumplir adecuadamente objetivos productivos y de conservación. Por ejemplo, el plan de manejo de múltiples propósitos que se está discutiendo para el bosque de la Motañona, el cual incluiría la extracción de madera en algunas zonas, así como la protección de otras zonas para el eco-turismo y los servicios ambientales.

• Segundo, las iniciativas de ordenamiento territorial y el control de estas por las municipalidades pudieran traer nuevas limitaciones para el desarrollo de plantaciones comerciales, que se sumarían a las ya señaladas por Galloway y Cannon. Nuevamente, estas tendencias apuntan a la necesidad de desarrollar opciones de múltiples propósitos que cumplan algunas metas de conservación y ordenamiento territorial.

La generación y compensación por los servicios ambientales, a través del proyecto ECOSERVICIOS, también cobrará mayor importancia en el país en los próximos años. Con relación a esta iniciativa el sector forestal también tiene el desafío de proyectar su desarrollo hacia la generación y provisión de servicios ambientales. Nuevamente, esto implicaría buscar manejos novedosos que además de la generación de productos forestales, logren mostrar una clara contribución a la provisión de servicios ambientales, tales como la provisión y conservación de agua, la conservación de la biodiversidad y el paisaje. El desafío para el sector incluye también la actualización de conocimiento que visualice las actividades forestales dentro de los paisajes rurales.

Por la capacidad de El Salvador para importar productos forestales para hacer frente a la creciente demanda interna y ante un escenario internacional de liberalización comercial y establecimiento de tratados comerciales, el sector forestal salvadoreño deberá hacer un esfuerzo importante para sentar las condiciones que le permitan fomentar la producción interna e insertarse competitivamente en nichos selectivos de productos forestales, como los mercados certificados.

Más allá de los productos forestales, El Salvador debe enfrentar el desafío de la provisión de servicios ambientales internos, que además de no poder importarse -a diferencia de la madera- se presenta un escenario de mayor urbanización, de profundización del cambio económico y de persistencia de la crisis en las zonas rurales. A pesar de todo esto, en el país existen oportunidades que apuntan no sólo a una mayor revalorización forestal, sino también a la necesidad de un marco integrador e incluyente que vincule estratégicamente las lecciones, iniciativas, experiencias y actores del sector forestal salvadoreño.

En ese sentido, El Salvador debe asumir un conjunto de prioridades a partir de sus características y particularidades de cara al desarrollo forestal, algunas de las cuales se detallan a continuación:

• El escenario de gestión de los recursos forestales y del territorio en las próximas décadas requerirá una mayor coordinación de estrategias, programas, proyectos y acciones entre la diversidad de actores, tanto del gobierno central, de los gobiernos locales, de organizaciones no-gubernamentales, de productores forestales y de grupos comunitarios.

• Acompañamiento a productores forestales (privados y comunitarios) en la adopción de criterios e indicadores de manejo que mejoren las condiciones de productividad, calidad y competitividad (interna y externa) de los productos forestales, así como la provisión de servicios ambientales.

• En una lógica sectorial, la política forestal deberá ser mucho más agresiva para poder superar el contexto desfavorable que restringe las inversiones de largo plazo en El Salvador.

• De cara al desarrollo productivo de la actividad forestal, se requiere contar con estrategias sostenidas de inteligencia de mercados (internos y externos) para identificar nichos que contribuyan a la sostenibilidad y aumento de las plantaciones forestales.

• El fomento y desarrollo forestal requerirán de mecanismos y opciones innovadoras que viabilicen inversiones de largo plazo en un contexto de fuertes restricciones socioeconómicas.

• Contar con instrumentos sistemáticos de apoyo a la toma de decisiones, lo que supone articular la información de interés forestal con el sistema de estadísticas nacionales, incluyendo el sistema de cuentas nacionales, las encuestas de hogares de propósitos múltiples, las encuestas económicas, la información ambiental, la información energética, las estadísticas de comercio exterior, los registros de plantaciones forestales y de planes de manejo de bosque natural, así como canales de divulgación como un sistema de información forestal y anuarios forestales.

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