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EL ABETO DAMMAR (AGATHIS PHILIPPINENSIS) DE SAMAR, FILIPINAS, EN CURSO DE DESAPARICION

por

Saturnina C. Halos y Eduardo B. Príncipe
Instituto de Investigaciones Forestales
Laguna, Filipinas 3720

INTRODUCCION

El abeto Dammar o árbol del copal de Manila (Agathis philippinensis), llamado antes A. alba (Reyes, 1938) es una de las pocas especies madereras coníferas propias de las Filipinas. Es muy apreciado por su resina, conocida en todo el mundo por copal de Manila. Su madera es magnífica para la fabricación de paneles y está muy cotizada en el mercado internacional. También se ha propuesto como material para pasta y papel por razón de sus fibras largas.

Sin embargo, esta especie está desapareciendo a marchas forzadas; su explotación está prohibida actualmente por el gobierno filipino. No obstante, el abeto Dammar puede desaparecer naturalmente incluso si se le deja tranquilo porque en estos últimos años dos concesionarios privados han referido que dentro de sus áreas están muriendo. En este artículo se informa sobre las observaciones hechas respecto de la segunda concesión, en la que resulta que están muriendo éstos árboles.

Las observaciones sobre árboles moribundos se efectuaron en una concesión maderera de Samar, Filipinas (12°21'N, 125°07'E). La mayoría de las observaciones se hicieron dentro del radio de un kilómetro de la carretera construida para la explotación, con una longitud que llegaba hasta los 30 kilómetros.

Los árboles en pie se perforaron con una barrena de acero y, cuando se señalaba la pudrición del duramen, se cortó transversalmente el tronco con una sierra de dientes articulados. Se examinaron los árboles en pie para comprobar si el duramen estaba podrido. Se midió el diámetro normal de todos los árboles examinados.

RESULTADOS Y ANALISIS

A. Arboles moribundos

En el Cuadro 1 se resumen nuestras observaciones sobre los árboles de abeto Dammar moribundos, enfermos y saludables. De dicho cuadro resulta que los árboles enfermos y muertos son de enorme tamaño con un diámetro medio de 189 cm. Todos los demás árboles muertos que se encontraron en la zona tienen aproximadamente ese diámetro. No se hallaron enfermos o moribundos árboles de menos de 100 cm de diámetro. El suelo o la micro ubicación tal vez no tengan importancia en la muerte de los árboles, puesto que se encontró un caso en que un árbol saludable de 95 cm de diámetro convivía con un árbol enfermo cuyo diámetro era de 180 cm.

Cuadro 1. Diámetro y estado de salud de los abetos Dammar examinados

ArbolDiámetro (cm)Estado de salud y observaciones
1185Talados muertos, corazón blando, termes que lo colonizaban desde el tronco a la copa.
2189Igual que el No 1.
3207Arbol en pie muerto, termes colonizando los troncos.
4187Arbol enfermo en pie, corona verde y sana salvo un ramo muerto, tiene ramas epicórmicas, hojas cloróticas, base hueca, duramen manchado a 8 metros de la base del tronco, corteza cerca de la base de color pardo oscuro.
5180Arbol en pie enfermo junto a un árbol sano (No 6), enorme, copa verde exuberante, sin ramas muertas, corteza vecina a la base de color pardo oscuro, duramen blando, sámago saludable.
6  95Arbol en pie sano, copa enorme, ninguna rama muerta, ninguna señal de pudrición interna, corteza de color blanco grisáceo.
7  81Arbol en pie sano, copa enorme, ninguna señal de pudrición del duramen, parte de la base cubierta de musgo verde y trepadoras.
8  64Arbol en pie sano, enorme copa, ninguna rama muerta, ninguna pudrición del duramen, corteza de color blanco grisáceo.
9  50Arbol en pie sano, enorme copa sano, ninguna señal de pudrición interior, corteza de color blanco grisáceo.

De estas observaciones deducimos que los síntomas visibles del avance de la muerte son los siguientes: El primer síntoma visible es la decoloración pardo oscura de la corteza en torno a la zona basal de los árboles viejos demasiado grandes. Según resulta del cuadro, los árboles sanos tienen la corteza blanco grisácea. Los árboles enfermos, cuando se los abre cerca de la base, tienen un duramen polvoriento. Una a una, las ramas van muriendo lentamente al desprendérseles las hojas, las ramitas y los ramos. Si se abre el tronco del árbol, se lo encuentra poblado por termes en el extremo de la base (véase Figura 1). Como quiera que la pudrición del duramen avanza y la colonia de termes aumenta, el árbol acaba muriendo. Como todos los árboles afectados son de gran diámetro, se supone que los árboles viejos, demasiado maduros, se vuelven menos resistentes a los microorganismos o a las plagas, y permiten que éstos penetren en el tronco desde el subsuelo.

B. Regeneración de las Especies

En este lugar concreto no se observaron plantitas silvestres o brinzales debajo de los árboles grandes y maduros de la selva virgen. Pero en las zonas ya explotadas, donde se había revuelto el suelo en torno a los árboles, había plantitas que crecían debajo de las copas abiertas y cerradas de los árboles madre con diámetros de 50, 64 y 81 cm. Los brinzales que crecían en zonas totalmente abiertas eran cloróticos y aparecían achaparrados, mientras que los pocos brinzales bajo sombra mostraban un follaje verde y aspecto sano.

Por consiguiente, las semillas de abeto Dammar que caen del árbol madre germinan en sus alrededores sólo si se cultiva el suelo. Los brinzales resultantes son muy saludables, sobre todo cuando se transplantan al vivero. También parece necesaria una cierta sombra para su mejor crecimiento (Earl Cone, comunicación personal).

La regeneración natural del abeto Dammar todavía no se ha estudiado en las Filipinas. En el Centro FORI de Zamboanga de Investigaciones no Madereras, se encuentran abetos Dammar de toda clase de tamaño en masas naturales (Jesus Benzon, comunicación personal). Esto puede atribuirse a factores tales como diferente clima, distinta vegetación y una diversa conformación edáfica. Incluso el tamaño definitivo del árbol puede estar determinado por esos factores ya que los abetos mayores hallados en Samar sólo tienen unos 2 metros de díametro mientras que los mayores árboles conocidos de las selvas filipinas alcanzan los 3 metros.

La ausencia que se ha observado de brinzales debajo del Agathis philippinensis de las selvas vírgenes de Samar es análoga a la observada en el caso del A. Australis Salisb., especie que se da en el norte de Nueva Zelandia en torno a Auckland (Mirams, 1957). Al igual que el A. philippinensis, el A. australis invade la vegetación secundaria que brota después del aclareo. En una fase de la sucesión secundaria, el A. australis está representado por toda clase de tamaños. Este último caso no se observó porque la corta y extracción en la concesión de Samar ha comenzado apenas hace tres años.

El Agathis philippinensis se da a altitudes de 800 metros y más en varias islas, que representan toda la serie de condiciones climáticas existentes en Filipinas. Así también, ordinariamente se encuentra entremezclado con especies dipterocárpeas, salvo en zonas limitadas de 5 hectáreas, más o menos, donde crecen masas puras. Ambas condiciones se han observado en Samar. Se han formulado dos hipótesis contrastantes por lo que respecta a la mezcla de coníferas y angiospermas en el monte hidrofítico tropical. Una sostiene que las selvas mixtas de coníferas y angiospermas no corresponden a la vegetación clímax contemporánea, pues ésta es propia de un bosque de angiospermas. Esta hipótesis se basaba en estudios sobre la ecología de diversas especies de Agathis, Dacrydium y Podocarpus. Se cree que las coníferas siguen a las angiospermas en la sucesión secundaria consecutiva a la destrucción del monte alto o como parte del fenómeno secular de cambio a más largo plazo (Robbins, 1962). Por otro lado, Whitmore (1966) en sus estudios sobre la ecología de la A. macrophylla, concluye que esta conífera constituye un componente normal de la vegetación clímax del monte hidrofítico. No depende para su supervivencia de la destrucción general del bosque sino que se comporta más bien de modo análogo a las angiospermas, compitiendo satisfactoriamente con ellas.

Vale la pena realizar ulteriores estudios sobre la ecología y regeneración natural del abeto Dammar en vista de su importancia económica. En efecto, los resultados de esos estudios pudieran tener hondas repercusiones sobre nuestra prohibición corriente contra la tala de abetos Dammar. En zonas donde se verifica la primera hipótesis, con dicha prohibición no se logra asegurar la regeneración natural de la especie. De ahí que nuestra política tal vez exija un plan supervisado para la regeneración del abeto Dammar. Sin embargo, en zonas donde se da la segunda hipótesis, debería imponerse esa prohibición y hacerla cumplir estrictamente. Un estudio recién aprobado en el Instituto de Investigaciones Forestales de Filipinas se está llevando a cabo para determinar la incidencia de la pudrición del tocón en diferentes clases de tamaño de abetos e investigar la regeneración natural de esta especie en los distintos climas de Filipinas.

LITERATURA CITADA

Anónimo 1948 Pure almaciga forest found in Oriental Misamis. Forestry Leaves 2:39

Mirams, R.V. 1957 Citado en: Whitmore, T.C. 1966. The social status of Agathis in a rain forest in Melanesia. J. Ecol. 54: 285–301

Reyes, L.J. 1938 Philippine Wood Tech. Bull. No 7. Bureau of Printing, Manila. pág. 47–48

Robbins, R.G. 1962 Citado en: Whitmore, T.C. 1966. The social status of Agathis in a rain forest in Melanesia. J. Ecol. 54: 285–301

Whitmore, T.C. 1966 The social status of Agathis in a rain forest in Melanesia. J. Ecol. 54: 285–301

Figura 1aFigura 1b
Figura 1aFigura 1b

Figura 1a. Primer plano del corte transversal de un abeto Dammar muerto (Agathis philippinensis); las grietas del tronco están invadidas por colonias de hormigas blancas.

Figura 1b. Un abeto Dammar sano (Agathis philippinensis)


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