Página precedente Indice Página siguiente


La agri-silvicultura en Uganda

Muhammed Afzal Chaudhry y Salim Silim

MUHAMMED AFZAL CHAUDHRY y SALIM SILIM trabajan en la Facultad de Agricultura y Montes de la Universidad de Makerere, Uganda.

La agri-silvicultura es una técnica de producción en la que se combina el cultivo agrícola con el crecimiento y la protección de los bosques. Este procedimiento, que pudiera llamarse «agroforestería», se practica en diversas formas primitivas desde que el hombre aprendió a cortar los bosques y a cultivar la tierra, y recibe diferentes nombres en diferentes partes del mundo. En el Africa occidental y central, la costumbre ancestral es la agricultura nómada o migratoria, que entraña la constante destrucción de superficies de bosque mediante la corta y la quema, seguida por el cultivo de plantas agrícolas sobre las cenizas del bosque destruido, y puede considerarse como el principio rudimentario de esta técnica. En Kenya se llama shamba; en algunas partes de Europa y en una gran parte de América Latina se la llama squatter planting (siembra intrusa). Un procedimiento similar en el que intervienen los campesinos que habitan en los bosques y las poblaciones tribales, se conoce en Asia como sistema taungya. El origen del sistema taungya se remonta a 1862, cuando los colonos británicos emplearon a las tribus Taungya de Birmania para cultivar plantaciones de teca junto con los campos de arroz. En Indonesia, Malasia y otros países tropicales del sudeste de Asia, el sistema empleado es muy similar al cultivo migratorio del Africa occidental. Los procedimientos que se siguen en Bangladesh se llaman en el idioma vernáculo local, con mucha propiedad, jhooming, que significa dar vueltas y vueltas sin fijarse en ningún sitio, porque los agricultores cambian de campo cada año, trasladándose por toda la superficie disponible. Son diversas las formas de cultivo migratorio que siguen destruyendo los bosques, degradando las tierras y provocando erosión en gran escala en muchas partes del mundo. Existen, aproximadamente, 3 600 millones de hectáreas sometidas actualmente al cultivo migratorio en todo el mundo, y se cree que unos 250 millones de personas viven merced a ello.

El concepto actual de agri-silvicultura es, de hecho, una forma de conciliar los intereses antagónicos de quienes se dedican a la agricultura y a la explotación de los bosques y, asimismo, un medio de encauzar en forma constructiva los nocivos sistemas de cultivo migratorio. Ello implica el establecimiento de un ciclo agrícola y silvícola al mismo tiempo, de forma que se pueda aprovechar la mano de obra del cultivo migratorio para el establecimiento y mantenimiento de los árboles. Esta fórmula se ha convertido en una simbiosis útil y resulta muy popular, siempre que las condiciones sean idóneas, para fomentar el desarrollo económico y social de las poblaciones que viven dentro o cerca del área de bosque y, simultáneamente, evitar la degradación del suelo y de la vegetación. Esta técnica desempeña una función importante en la silvicultura tropical. Como forma de aprovechamiento de la tierra, su objetivo es la utilización integrada de los recursos de tierra disponibles, para obtener la mayor cantidad de productos y de servicios. La agri-silvicultura se pro pone establecer, de distintas formas, una armonía entre la agricultura y la silvicultura. Decididamente, la cosa no es fácil y, algunas veces, los planes no se llegan a materializar por completo. Disponer de administradores pacientes, flexibles e inteligentes que comprendan a los agricultores de los bosques, con sus tradiciones y sus necesidades humanas, y simpaticen con ellos, es uno de los elementos más importantes para el éxito de un sistema de agri-silvicultura.

En Uganda, el sistema no tiene una larga historia. Empezó como una forma de aprovechamiento de árboles, cultivando una especie frondosa, Maesopsis eminii (Musisi), entre los árboles de cacao para darles sombra parcialmente en sus primeros años de crecimiento y obtener por añadidura madera. Más tarde se aplicó el sistema taungya en pequeña escala en el bosque di Kifu, para regenerar algunos árboles indígenas. También se aplicó para la introducción de pinos exóticos en la plantación de Mwenge, cerca de Fort Portal, y en otros lugares, con diferente éxito. Actualmente se practica en los distritos de Sebei y Lira, donde se han sometido a técnicas de agri-silvicultura algunas plantaciones en gran escala de pinos y cipreses. Una de ellas es el bosque de Kachung, sobre el que se centra este estudio.

La reserva forestal de Kachung, de una extensión de 35,4 km², se halla situada a 27 km al sur de la ciudad de Lira, a lo largo de la carretera Lira-Soroti. En esta zona hay cada año dos períodos de precipitaciones pluviales máximas y un período seco de 3 a 5 meses. Los períodos húmedos duran desde abril a mayo y desde agosto a septiembre. La humedad relativa, al mediodía, se calcula en 3065%, durante la temporada seca, y entre 60 y 95% durante la temporada lluviosa. Las temperaturas son bastante elevadas con un máximo de 29,5 a 35 °C durante la temporada seca y de 21 a 29,5 °C durante la temporada de lluvias. La temperatura mínima nunca desciende a menos de 15,5 °C. El suelo es principalmente laterítico, con margas arcillo-arenosas pardorrojizas, en algunos lugares, sobre las lateritas. Antes de proclamarse reserva, esta vasta extensión de sabana se utilizaba como tierra comunal de pastoreo. Después, en 1938 se inició la plantación de Chlorophora excelsa, Khaya grandifolia y Gmelina arborea, que prosiguió sin éxito hasta 1950. Seguidamente se pasó a hacer ensayos de plantación de coníferas, que empezaron a dar resultados hacia 1970. Poco después se inició la labor de plantación de Pinus caribaea en gran escala y de Pinus patula y Pinus oocarpa en escala limitada.

No hay datos definitivos que indiquen exactamente cuándo se inició la agri-silvicultura (taungya) en esta plantación. Se cree que comenzó en 1966-67, cuando, a instancia de algunos maestros de una escuela primaria vecina, los campesinos que vivían en la zona forestal se decidieron a cultivar algunas tierras que les ofrecía el Departamento de Bosques. Inicialmente los trabajos comenzaron a escala relativamente pequeña. Esta situación prosiguió hasta el fin de los años sesenta, cuando el Departamento de Bosques decidió ampliar la operación aplicando una nueva estrategia. Los jefes de las aldeas locales intervinieron para convencer a la población local de que cooperara con el Departamento de Bosques haciéndose cargo de parcelas para practicar el sistema taungya. Al principio la respuesta de la población local fue más bien tibia y sólo un puñado de agricultores se unieron al grupo anterior. Sin embargo, en 1970-71 fueron muchísimas las gentes que se hicieron cargo de parcelas. Esto se debió principalmente a que los agricultores se dieron cuenta de que la zona era productiva desde el punto de vista agrícola. A partir de entonces, el interés de la población ha crecido año tras año.

En general, las gentes utilizan las tierras circundantes del bosque de dos maneras fundamentales:

· Para cultivos agrícolas alimentarios: mijo africano (Eleusine coracana), guandú (Cajanus cajan), algodón (Gossypium sp.), sorgo (Sorghum vulgare), simsim (Sisamum indicum) y maní (Arachis hypogaea), varios tipos de frijoles, yuca, batatas, diversas hortalizas locales, y algunos bananos dulces.

· Para la cría de ganado vacuno y algún otro animal doméstico: cabras, ovejas y aves de corral. Los bovinos solían pastar en terrenos comunales reservados a este propósito, lejos de las zonas agrícolas. Como no hay peligro de que invadan los huertos cultivados de otras personas, los hatos de bovinos se dejan libres todas las mañanas y se recogen al atardecer. Las ovejas y cabras pastan sin pastores, pero se las ata cerca de las habitaciones, salvo durante la temporada seca, en que también se las deja libres. El aprovechamiento de las tierras de pastoreo se hace sin ninguna planificación.

La gente trabaja el campo con una azada, que localmente se llama «azada lango», debido a que la mayoría de los habitantes de la zona pertenecen a la tribu Lango. Este tipo de azada consiste en una hoja en forma de corazón ajustada a un mango bastante largo. Estas azadas se emplean exclusivamente en la zona de la tribu Lango. Son muy pocos los agricultores que poseen arados tirados por bueyes.

El sistema de tenencia de la tierra en la zona es consuetudinario, tanto para el cultivo como para el pastoreo. La tierra pertenece, en general, a una tribu, clan o familia. En algunos casos pertenece a varias personas de una misma familia, y más tarde la heredan sus descendientes, lo que con frecuencia conduce a posibles fragmentaciones.

Toda tierra que haya permanecido diez años sin ocupar puede ser ocupada por un individuo, una familia o un clan. Para que pase a ser propiedad, la ocupación tiene que durar mucho tiempo y la tierra ha de aprovecharse efectivamente durante dicho período sin que ninguna otra persona la reclame. A pesar del sistema consuetudinario de tenencia, las tierras, en virtud de las leyes ugandesas, se consideran de dominio público, están confiadas a la Comisión de Tierras del Gobierno de Uganda, y son administradas por el Comité de Tierras del Distrito. Como la presión demográfica es más bien baja, actualmente no se tropieza con graves problemas de tierras en esta zona. Sin embargo, existe una gran demanda de tierras fértiles, que están ya escaseando.

Para cultivar la tierra, se limpia mediante repetidas quemas de toda la vegetación existente, se ara, se siembra o planta, se escarda y por último se recoge la cosecha, limpiando luego el suelo mediante una nueva quema.

Los langos tienen un sistema comunitario de cultivo de la tierra, conocido como wang tic en su idioma, que recibe nombres diversos en las diversas partes del distrito de Lango. Por ejemplo, en torno a la reserva forestal se le llama alulu. Se trata de una forma de labranza muy antigua. Todos los hombres y mujeres de cualquier edad de un caserío o grupo de caseríos que son capaces de efectuar labores de labranza se organizan en un wang tic y eligen a un jefe, que se encarga de la organización de las labores, y fija el orden en que han de utilizarse los «huertos». El área abarcada dependerá del tamaño del wang tic. Durante las labores de azada, se asigna a cada persona una superficie determinada y, en general, se ayuda a los que se quedan rezagados. Después de las labores, el propietario del huerto tiene que servir cerveza local (Kongo ceke o lacoi) y, en algunos casos, una comida.

Después de demarcar la zona anual de plantación y de siembra, el Departamento de Bosques procede a la tala inicial al final de la temporada seca. Se corta toda la vegetación de sabana existente, excepto algunos árboles de especies valiosas. Los árboles cortados se venden como leña o se convierten en carbón vegetal, que luego se vende. En general se evitan las quemas, para impedir que provoquen un incendio forestal grave.

El Departamento de Bosques termina las operaciones de plantación antes de permitir la entrada a los agricultores. Las especies forestales se plantan con un espaciamiento de 3 x 3 m, esperando para ello a que empiece la temporada de las lluvias. La asignación de tierras a los agricultores suele hacerse por riguroso orden de llegada. La superficie máxima que se adjudica a cada agricultor (en general una familia) depende de su capacidad, que se calcula tomando en consideración el tamaño de la familia y su condición social. Cuanto más numerosa sea la familia y mejor su condición social, mayor se considerará su capacidad de trabajo. Mientras se procede a la asignación de las parcelas, los arrendatarios que deseen ser vecinos pueden pedir parcelas colindantes.

No se deja que los arrendatarios quemen nada en su parcela. Pueden dedicarse a cualquier cultivo anual, a excepción de los cultivos perennes que sofocan los arbolitos plantados. El número de años que un arrendatario ha de conservar su parcela no se establece al principio. El período máximo dependerá del grado de cierre de las copas, del tipo de cultivo agrícola que se produzca, y de la fertilidad del suelo. Generalmente, al cabo de tres o cuatro años el agricultor tiene que cambiar de lugar. Durante el tiempo en que ocupa la parcela, el agricultor debe vigilar la plantación forestal.

La demanda de tierras ha aumentado gradualmente. Casi toda la superficie adjudicada se halla situada a lo largo de la carretera Lira-Soroti. El censo de los arrendatarios por sexo y edad revela que una buena proporción (el 60%) procede de fuera de la zona de bosque, y son mujeres de media edad. Los trabajadores procedentes zona boscosa suelen ser, en cambio, varones jóvenes.

UN VIVERO COMBINADO CON LA ACTIVIDAD FORESTAL la tradición de la comunidad favorece el desarrollo de la taungya

Para evaluar los efectos del cultivo intercalado en la principal especie de árboles plantada, que en Kachung es Pinus caribaea, se procede a mediciones u observaciones en zonas casi coetáneas sometidas a agri-silvicultura durante períodos de tiempo diferentes. Debido al tamaño de las parcelas disponibles, se incluyó en el estudio el 100% de la superficie total de cada tipo.

Este sistema agroforestal tiene consecuencias benéficas sobre el estado de las plantaciones forestales, gracias sobre todo a la eliminación de la vegetación de malas hierbas, cuyas raíces y brotes compiten fuertemente con los árboles perennes en las zonas donde no se practica la agri-silvicultura o donde se practica solamente desde hace un año. En esos casos, las malas hierbas no se eliminan bien o reaparecen con facilidad. En esta zona, las malezas más abundantes son: Imperata cylindrica (cogón), Acacia hockii, Hyparrhenia rufa, Acacia mellifera, Grewia trichocarpa, Vangueria opiculata, Asparagus flagellaris y Combretum spp.

Imperata cylindrica es una maleza oprimente que tiende a crecer en formas puras, excluyendo a casi toda otra vegetación. Es muy difícil combatirla durante el primer año de cultivo, a causa de sus fuertes rizomas.

Todos los cultivos agrícolas que se han ensayado hasta ahora con este sistema han resultado prometedores, y su rendimiento es mejor que en las tierras situadas fuera del bosque. El cultivo agrícola tiene que interrumpirse cuando se cierra la espesura de la cubierta de copas. En ambos tipos de tierras se manifiesta una tendencia descendente en la producción, como consecuencia de la lixiviación del suelo y del agotamiento de la fertilidad.

Efecto del sistema taungya sobre los ecosistemas locales

Como los agricultores desbrozan e] terreno mediante un penoso trabajo, les gustaría disponer durante más tiempo de la parcela para el cultivo. Esto suele provocar en los agricultores un sentimiento de hostilidad hacia los árboles. Algunos incluso llegan a descuajar materialmente los árboles mientras sachan la tierra vecina. En algunos casos se han visto malezas amontonadas encima de los arbolitos. En otros casos se prendieron fuegos para matar las malas hierbas que hablan reaparecido después del primer año. Pero todos estos casos son excepciones, más bien que la regla, y estas tendencias son fácilmente controlables.

Hasta la fecha, no se han producido graves ataques de plagas o enfermedades ni en los árboles ni en los cultivos agrícolas que crecen junto a ellos. En abril de 1977 se registró, sin embargo, un ataque de saltamontes en el mijo. Al parecer se trató de un ataque de amplitud regional, que no se limitaba al área de bosques, aunque algunos de los agricultores alegaron que el ataque era más grave en el bosque. Tampoco hay pruebas de ataques a los cultivos agrícolas por parte de monos o de animales ramoneadores presentes en la reserva forestal.

Aunque los trabajos del suelo han mejorado su aireación y su capacidad de retención de agua, en las laderas se observó una ligera incidencia de erosión, especialmente en los terrenos donde los cultivos agrícolas eran todavía jóvenes. No obstante, los agricultores locales y los trabajadores forestales opinan que la sustitución de la vegetación exuberante de malas hierbas con cultivos agroforestales ha mejorado mucho la estética de la zona. La mayor producción agrícola y rapidez de crecimiento de los árboles representan una importante contribución socioeconómica para la región.

En general, la gente que interviene en el sistema (los agricultores y el Departamento de Bosques) están satisfechos con el rendimiento obtenido de los cultivos en estas tierras, con el sistema actual de adjudicación de parcelas y con la forma en que se laboran hoy día. Se ha ido estableciendo una especie de sistema de cultivo en cuarteles. Los empleados del Departamento de Bosques comprueban continuamente el estado de los árboles, aunque algunos agricultores intentan impedirles el paso sobre sus campos. Debido a las condiciones económicas generales de los agricultores, el cultivo mecanizado es una posibilidad muy remota, a menos de que algún otro organismo tome la iniciativa.

Costo y mano de obra

Si no se hubiera adoptado la agri-silvicultura, el Departamento de Bosques tendría que emplear mano de obra propia para realizar todas las operaciones de plantación de árboles. Por ejemplo, el cupo de plantación para 1977 únicamente, según se puede calcular de los registros pasados, hubiera exigido 8120 hombres/día más, para establecer la plantación de Pinus caribaea en más de 116,5 ha durante los primeros tres años. A pesar de una inversión tan grande sólo se hubieran conseguido árboles forestales, que, de todas maneras, se benefician con la agri-silvicultura.

La agri-silvicultura o sistema taungya es un método que procura crear, de varias maneras, una armonía entre el cultivo agrícola y el crecimiento de árboles. Es un compromiso entre dos demandas aparentemente antagónicas. No es fácil, y no siempre da los resultados previstos, pero en los trópicos, donde la presión de la población es cada vez mayor, estos compromisos son la única solución. El cultivo migratorio y la utilización de las tierras sabaneras tienen que integrarse para obtener madera, alimentos, combustibles y otros productos conexos, a dos fines de mejorar la condición económica de los países tropicales en desarrollo. Se cree que hoy día se dedican, en todo el mundo, 3 600 millones de hectáreas al cultivo migratorio y que de ello viven unos 250 millones de personas.

Factores ecológicos

Sólo en Uganda, alrededor del 10% de toda la superficie territorial del país (la sabana) sufre los estragos de los incendios que todos los años provocan los agricultores o pastores migratorios. Son necesarios una serie de cambios en el aprovechamiento de la tierra, en las actitudes y en el destino definitivo de millones de personas. Y la agri-silvicultura permite obtenerlos.

Es indudable que ya la plantación de árboles de por sí produce bastantes modificaciones, sin que intervenga el sistema taungya. El cambio es mucho mayor si las hileras de árboles se intercalan con cultivos agrícolas; su rapidez y dimensión dependen, al parecer, del número de años de cultivo y del tipo de cultivo producido. En la zona de Kachung, después de un año de cultivo agrícola, se produce un repentino y vigoroso rebrote de malas hierbas, herbajes y arbustos. Imperata cylindrica tiende a restablecerse masivamente, y después que ha sido eliminada se produce una rápida invasión de otras especies menos competitivas. Este es el motivo de que las zonas que se cultivan solamente una vez no sean en definitiva muy diferentes de aquellas que no se cultivan en absoluto. Los cambios de vegetación son cada vez más evidentes y permanentes a medida que aumenta el número de labores. El laboreo constante y repetido tiene por consecuencia una reducción de la vegetación, ya que los agricultores hacen esfuerzos incesantes para mantener sus cultivos limpios de malas hierbas. A medida que los pinos crecen y se cierran las copas, se crea una cubierta de vegetación de un nuevo tipo, muy diferente al que existe en las zonas vecinas sin plantar. Los árboles influyen en el medio ambiente porque ofrecen sombra, mantienen la temperatura baja, reducen al mínimo la evaporación de la superficie del suelo, y afectan a la microflora y microfauna del mismo: nace un nuevo microambiente. Imperata cylindrica no puede volver a invadir la zona sombreada por los pinos, ya que esta maleza no tolera la sombra.

El método taungya tiene efectos benéficos en el crecimiento de los pinos. La mayor rapidez de crecimiento se debe a la menor influencia de las malas hierbas, plantas adventicias y otras malezas. El poder competitivo de casi todos los cultivos agrícolas es más reducido que el de la vegetación natural. Los suelos tropicales son muy propensos a la lixiviación de los nutrientes, especialmente cuando el terreno se denuda de su cubierta vegetativa y queda expuesto, bien sea debido al laboreo o por cualquier otro medio. Las sustancias solubles se lixivian continuamente, pasando a las capas más profundas del suelo. Parte de estos nutrientes se pierden en el fondo mientras que el resto es absorbido por las comunidades vegetales de raíces profundas. Como en la zona donde se practica la agri-silvicultura los pinos son las únicas plantas de raíces profundas, ellos son los que absorben dichos nutrientes. Esto puede también explicar, hasta cierto punto, el mayor vigor vegetativo de los pinos.

Los cultivos agrícolas, a una determinada profundidad, compiten también por los nutrientes con las plantitas jóvenes de pino. El mijo, bien cuidado y en un suelo fértil, si se lo deja establecerse, forma una tupida red de raíces adventicias y una densa vegetación de las partes aéreas. Por consiguiente, es esencial conceder al principio a los pinos algunas ventajas sobre el mijo, retrasando tal vez la siembra del mijo o no sembrándolo durante el primer año. Los pinos pueden competir fácilmente con el mijo a partir del segundo año. Con Cajanus cajan (guandú) se necesitan también idénticas precauciones, ya que crece formando una especie de matorral que en 3 ó 4 meses alcanza más de 1,5 m de altura y tiende a superar a los pinos, además de extraer gran cantidad de nutrientes del suelo. Sin embargo, uno de los resultados más evidentes del método taungya es que el rendimiento por unidad de superficie de los cultivos agrícolas aumenta durante el primer año. Esto se debe a que todavía no se ha perdido por lixiviación la fertilidad del suelo (el hecho de que no se haya labrado es una forma de barbecho, y ya se sabe que el barbecho es la mejor manera de mantener los suelos tropicales, a falta de fertilizantes). Mientras más prolongado sea el periodo de barbecho, mejor será; el rendimiento de la tierra aumentará de manera sorprendente, cualquiera que sea el tratamiento fertilizante. Durante el segundo año el rendimiento del cultivo agrícola disminuye y a partir del tercer año permanece casi constante, lo cual se debe a la disminución de la disponibilidad de nutrientes. El rendimiento puede aumentarse si, de algún modo, el laboreo se hace a una profundidad mayor que la de la capa utilizada el primer año. Las labores pueden proseguirse durante unos cuatro años, que es lo que tardan los pinos en cerrar su cubierta de copas.

Efectos socioeconómicos

Si bien la agricultura comunitaria se practica en la región de los langos desde hace mucho tiempo, el sistema se ha organizado mejor gracias al método taungya. En la agricultura comunitaria tradicional, los shambas (huertos) se hallan dispersos, pero con el sistema taungya se concentran más cerca unos de otros. La equidad en cuanto a terreno, condiciones de trabajo y distancia que hay que recorrer ha contribuido mucho a eliminar envidias innecesarias y a que la población se organice mejor. Así, por ejemplo, en las fiestas que los trabajadores de la reserva forestal organizan con motivo de las Navidades, la Pascua, etc., se acoge con gusto a los de fuera y, a su vez, la gente que vive en las cercanías del bosque invita a sus fiestas a los trabajadores forestales y a los agricultores taungya. Esta forma de agricultura ha contribuido decididamente al desarrollo social de la comunidad.

El mijo y el guandú son los principales cultivos alimentarios del norte de Uganda y pueden producirse como cultivos agri-silvícolas.

El sistema taungya tiene el efecto tangible de ahorrar los costos de las operaciones de forestación. Otra de sus ventajas es que aumenta la rapidez del crecimiento de los árboles, lo que da por resultado un mayor rendimiento con rotaciones más breves. No sólo el Departamento de Bosques obtiene ganancias directas, sino que el propio agricultor gana más con el mayor rendimiento de sus cultivos agrícolas. Y estos beneficios es posible mantenerlos en forma sostenida, ya que cada año se dedican a la agri-silvicultura nuevas superficies. Este es el motivo de que cada año aumente el número de gente que practica este sistema.

Cabe, sin embargo, observar que la práctica de la agri-silvicultura en Uganda, aunque ha pasado de la infancia, sigue siendo todavía joven. Gracias a una planificación detallada y a una manipulación racional se puede conseguir la combinación de vastas extensiones de tierras y de recursos humanos en un sistema progresivo y productivo. La costumbre de la población de practicar una agricultura comunitaria puede aprovecharse ventajosamente, familiarizándola con la agri-silvicultura. Pueden mejorarse las condiciones y los medios, así como el calendario de plantación, para que los cultivos forestales y agrícolas se ajusten apropiadamente. También hacen falta investigaciones sobre las rotaciones de cultivo apropiadas y sobre las posibilidades de introducir cultivos perennes, como la yuca y el banano del desierto. También hay oportunidades de ayudar a los agricultores mediante el alquiler de tractores, la organización de la venta de sus cosechas y procurándoles aperos agrícolas fundamentales e insecticidas a precios razonables. La práctica de la agri-silvicultura tiene que considerarse como una cuestión de politice y no sólo como un medio localizado de obtener mano de obra gratuita para las zonas boscosas.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente