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Resumen I - Evaluación de conceptos para la mejor utilización de los recursos madereros tropicales

R.L. Youngs y M. Chudnoff

R.L. YOUNGS es Director del Laboratorio de Productos Forestales del Servicio Forestal de los Estados Unidos, Madison, Wisconsin. M. CHUDNOFF se ocupa de las propiedades técnicas de la madera en el citado laboratorio.

Tanto los bosques de clima templado como los bosques tropicales poseen una flora arbórea rica, pero en las zonas templadas la mayor parte de los bosques están formados por unas pocas especies, que son también las que más se cortan. Por consiguiente, de superficies relativamente pequeñas se pueden extraer grandes cantidades de maderas vendibles. En gran parte de los trópicos, la corta se ha concentrado también en unas cuantas especies, pero únicamente se dispone de pequeñas cantidades adecuadas para los mercados locales y exteriores. Con frecuencia, el 90% del volumen de bosque consiste en una mezcla de centenares de especies que se consideran inutilizables. Para complicar más este deficiente aprovechamiento de los recursos, no se cuenta con ningún sistema silvícola que resulte atractivo desde el punto de vista económico para mantener el suministro de las especies actualmente más solicitadas.

La tradición

Desde principios de siglo, se han efectuado evaluaciones de las propiedades físicas, mecánicas, químicas y anatómicas de miles de maderas, especie por especie. Casi todas son tropicales. Al parecer, existe poca relación entre la información técnica disponible y las posibilidades comerciales de una especie o grupo de especies. El que los procedimientos de ensayo estén o no normalizados carece de importancia.

Las especies comerciales en gran demanda que se cortan en las zonas tropicales de América, Africa occidental y Asia sudoriental presentan una notable variedad de propiedades: pueden ser atractivas o carentes de interés, muy resistentes o poco resistentes, muy duraderas o perecederas, muy aptas para el tratamiento mecánico o muy poco aptas, fáciles o difíciles de secar. Las únicas características comunes a todas estas especies son el gran tamaño de las trozas y su mayor frecuencia en el bosque. Por ejemplo, de las 4 000 especies arbóreas que crecen en Filipinas, solamente 316 se clasifican como árboles grandes y únicamente 60 de ellas se obtienen en cantidad. Desde el punto de vista comercial, el tamaño de árbol y su abundancia tienen más importancia que las propiedades tecnológicas de la madera.

Uso final

Como las especies menos utilizadas son pocas y muy dispersas, se está tratando de aumentar las concentraciones volumétricas, reuniendo las especies de propiedades similares para un determinado uso final. En Australia, se han creado sistemas para agrupar muchas especies en unas cuantas clasificaciones estructurales. Allí y en Inglaterra se están efectuando investigaciones para definir las propiedades de elaboración y uso final que convienen para fines tales como ebanistería, entarimado y construcción naval. En Francia y en el Japón se está utilizando el análisis de los componentes principales para definir mejor el posible uso final de una especie o grupo de especies. Pero cabe preguntarse si esta orientación sirve para resolver el problema. Hace unos tres decenios se ensayaron a fondo unas 30 especies procedentes de un país sudamericano, todas ellas disponibles en cierta cantidad. Se documentaron las características apropiadas para una amplia variedad de usos finales así como las oportunidades de combinar varias especies. Sin embargo, hoy día únicamente se eligen cinco de estas especies para la corta principal.

Las maderas, lo mismo que los otros recursos naturales, se utilizan corrientemente en orden descendente de su calidad económica. Esto vale tanto para el consumo interior como para las exportaciones a los mercados extranjeros. La experiencia indica que las elevadas tasas actuales de consumo de madera no obligan necesariamente a prescindir de ella en períodos futuros, sino más bien a incurrir en costos cada vez mayores debido a que empiezan a utilizarse cada vez más maderas de calidad inferior. Estas fuerzas han estimulado a encontrar técnicas que permitan retrasar los aumentos de costos:

· intentando reemplazar los materiales (utilizando caoba africana en vez de caoba de Honduras; meranti rojo claro en vez de okumé);

· tratando de economizar sobre las materias primas (transformando los núcleos de mondadura en madera aserrada, y conviniendo los residuos en paneles; sustituyendo los productos de madera sólida por chapas decorativas de palo rosa);

· ensayando técnicas de producción completamente diferentes (evolución de la industria de la pasta y el papel, pasando de unas pocas especies apropiadas para un solo método de fabricación de pasta al aprovechamiento de todas las especies, utilizando varios sistemas de conversión en pasta).

Los progresos tecnológicos que hacen más homogénea la base de recursos, como en la fabricación de pasta que se cita como ejemplo, reducen al mínimo o suprimen las restricciones que antes se creían inevitables en la heterogeneidad del bosque, pero estas mejoras tecnológicas suelen exigir ingentes insumos de capital. Para los mercados locales, tal vez la preocupación se haya concentrado excesivamente en el problema de las especies menos utilizadas. A medida que las especies preferidas empiecen a escasear, otras especies irán teniendo más interés para dicho mercado. Las especies menos utilizadas seguirán siéndolo hasta que llegue su turno de aceptación en el mercado.

Conceptos de utilización

Los ejemplos de sistemas basados en las especies o en las especies tolerantes ilustran la preocupación que suscitan actualmente los problemas relacionados con el mejor aprovechamiento de los recursos forestales tropicales. Los sistemas basados en las especies se ocupan principalmente de agrupar las maderas para aplicaciones estructurales, pero también del concepto de especies para una determinada función, en el que se describen las propiedades importantes para la manufactura y el rendimiento para un determinado uso final, y luego se enumeran las especies que pueden utilizarse para ello. Los sistemas tolerantes en cuanto a las especies pueden ilustrarse con los usos evidentes para leña y carbón vegetal; la incisión para mejorar la absorción de preservativos de la madera; la agrupación de los componentes estructurales según su resistencia basándose en la densidad o tensión mecánica, y los sistemas de elaboración que hacen factible, desde el punto de vista económico, la utilización de cualquier mezcla de especies para producir un amplio surtido de productos de papel y paneles.

Las mejoras tecnológicas pueden contribuir a interrumpir el actual proceso de selectividad escalonada de especies, y esto puede conseguirse concentrándose en problemas tales como la creación de sistemas de desecación rápida de la madera que permitan el empleo de cualquier combinación de especies mezcladas; la creación de sistemas de preservación de la madera capaces de proteger especies impermeables pero perecederas, utilizando sustancias que no sean nocivas para el ser humano; la creación de sistemas de fabricación de papel que no dependan del suministro de coníferas; la creación de nuevos sistemas de ensambladura para maderas estructurales densas, y otros muchos. Pero incluso sin este tipo de mejoras, hoy en día existen posibilidades de comercializar grandes volúmenes de recursos forestales. Si no se usa con restricción y cuidado, este potencial puede transformarse en instrumento de devastación del bosque, pero permite asimismo a los ordenadores forestales toda una serie de opciones para mantener un medio forestal productivo.

«Cualquier árbol/el árbol entero»

Los conceptos de comercialización por especies, comercialización por usos finales, agrupaciones de especies, y el uso de «cualquier árbol/el árbol entero» pueden todos ellos desempeñar un importante papel para una mejor utilización de las maderas tropicales. Pero el concepto de «cualquier árbol/el árbol entero» es el que ofrece mayores posibilidades de resolver los problemas de comerciabilidad de las especies menos utilizadas en el presente decenio.


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