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Un acervo genético leñero en peligro

Christel Palmberg

Christel Palmberg está a cargo de procura de semillas y recursos genéticos en el Departamento de Montes de la FAO.

Son pocas las especies arbóreas de las zonas áridas y semiáridas que genética y botánicamente se han estudiado lo suficiente para su eficaz empleo para leña. Actualmente se realizan los primeros esfuerzos por lograrlo.

En los países en desarrollo, más de 1 500 millones de personas dependen de la leña para cocinar los alimentos y para la calefacción de las viviendas (Arnold, 1978; Arnold y Jongma, 1978). En algunas zonas tropicales áridas y semiáridas existe ya actualmente un peligroso desequilibrio entre las necesidades y las disponibilidades de leña, En otras zonas se está generando gradualmente un déficit debido al aumento de la población. Los efectos de la consiguiente escasez de leña son numerosos y acumulativos; terminarán por repercutir en todos los aspectos de la vida rural. Tradicionalmente los árboles y arbustos de las zonas rurales no sólo sirven para leña sino que también dan sombra, reparo, materiales de construcción, alimentos y forrajes y son fuente de una amplia gama de importantes productos, tales como gomas, resinas y medicamentos. A largo plazo, el agotamiento de la vegetación natural aumentará la fragilidad ecológica, contribuirá a la gradual degradación de la base de recursos y de los mismos recursos naturales.

Además, a la vasta gama de soluciones interrelacionadas de orden institucional, educativo y tecnológico, que actualmente se buscan al problema, es evidente que también a los aspectos biológicos corresponderá un papel predominante en las soluciones que se den a la «crisis energética del pobre» (Eckholm, 1975). Es preciso desplegar una acción vigorosa para proteger, conservar y utilizar eficazmente los recursos naturales existentes.

Desde que se creó el Cuadro de Expertos de la FAO en Recursos Genéticos Forestales, en 1968, se han realizado notables adelantos en la exploración, recolección, evaluación, conservación y utilización de recursos genéticos forestales (FAO, 1975a, 1978; Palmberg, 1980a; PNUMA, 1980).

En primer lugar, de conformidad con las necesidades predominantes, se estudiaron en particular las especies colonizadoras de crecimiento rápido adecuadas para su plantación en gran escala (FAO, 1969, 1972). Existía ya cierta comprensión de las formas de variación y de la biología de estas especies. Además, su conservación y utilización se veían facilitadas por el conocimiento de metodologías de almacenamiento de semillas y de técnicas para hacer y manejar plantaciones y/o rodales naturales.

Aunque insistió en la importancia de seguir estudiando las especies de plantación de crecimiento rápido, el Cuadro de Expertos de la FAO, en su tercera reunión celebrada en 1974, recomendó ampliar las actividades para que se incluyeran además especies de crecimiento más lento adaptadas a lugares específicos, como los que se encuentran en zonas áridas y semiáridas (FAO, 1974a).

Con el acelerarse de la crisis de la leña, en su cuarta reunión celebrada en 1977, el Cuadro de Expertos reforzó sus recomendaciones, instando a que se tomaran medidas cuanto antes en relación con las especies arbóreas cultivadas para obtener leña, alimento y forraje, para proteger los suelos, dar sombra y reparo y utilizarlas en la agrosilvicultura (FAO, 1977). El Cuadro de Expertos preparó además una breve lista de las especies prioritarias de estas categorías (véase Cuadro 1), favoreciendo deliberadamente las especies de las zonas áridas y semiáridas donde es probable que las medidas de carácter ambiental produzcan más efectos.

Basándose en las recomendaciones del Consejo Internacional de Recursos Fitogenéticos (CIRF), y con su asistencia financiera, el Departamento de Montes de la FAO inició en 1979 un proyecto de conservación y mejor utilización de los recursos genéticos de especies arbóreas, con el objeto de mejorar la calidad de la vida rural. Se insistió principalmente en especies productoras de leña. Luego de una fase inicial que consistió en estudios sobre el terreno de las necesidades y posibilidades, se dio comienzo a una segunda fase, la fase operativa, en enero de 1981.

Nadie pone en duda la gravedad de la situación de los recursos genéticos de las especies productoras de leña. Sin embargo, ha sido difícil obtener apoyo financiero para este proyecto. Los proyectos a los que se da prioridad en el desarrollo internacional hoy día son los que piden los gobiernos de los países en desarrollo para satisfacer necesidades urgentes a corto plazo. Paradójicamente, es posible que no se vean necesidades más generales, que son graves a largo plazo y esencialmente internacionales. Se trata del ejemplo clásico de que los árboles no dejan ver el bosque... a los forestales. Además, los proyectos nacionales que ponen en juego cantidades ingentes de recursos financieros y físicos tienden a hacer que se eliminen los proyectos que no sólo son de largo plazo de alcance internacional sino que no implican la utilización de grandes sumas de dinero. El presente proyecto, por ejemplo, cuesta aproximadamente 400 000 dólares EE.UU. por dos años, de los cuales 253 003 provienen del CIRF y el resto del Programa Ordinario de la FAO, principalmente de los fondos para semillas del Departamento de Montes. Generalmente, no se financian proyectos con cargo al presupuesto del Programa Ordinario. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo sufraga la mayoría de los proyectos de la FAO. Y la cifra de 450 300 dólares para un proyecto de dos años de duración es, por cierto, pequeña.

Dado que en las regiones áridas hay que enfrentar problemas de leña más difíciles que en las tierras bajas húmedas tropicales, o en las tierras del trópico, se decidió dar prioridad en el proyecto a los 600 millones de ha de montes áridos y semiáridos que reciben menos de 500 mm de lluvia anual (NAS, 1980) y además a aquellas zonas de las regiones tropicales que tienen sequías estacionales con seis o más meses sin lluvia.

Cuadro 1. 41 especies arbóreas de ambientes áridos y semiáridos que revisten especial importancia para la producción de leña

Especies

Utilización**

* Acacia albida

Fo Le As

* A. aneura

Fo Le Co ES

* A. saligna (sin. A. cyanophylla)

Le Co ES

A. ligulata

Le Co ES

*A. nilotica

Fo Le As

A. peuce

Le Co ES

A. salicina

Le Co ES

* A. senegal

Le As

* A. tortilis

Le As

Anacardium occidentale

Al As

Argania sideroxylon

Fo Le ES

* Atriplex spp.

Fo ES

* Azadirachta indica

Le Co As

Calligonum spp.

ES

Casuarina decaisneana

Le Co ES

Cerotonia siliqua

Fo Le

Conocarpus lancifolius

Le Co ES

Eucalyptus astringens

Le Co ES

E. brockwayi

Le Co ES

* E. camaldulensis

Le Co

E. gomphocephala

Le Co ES

E. intertexta

Le Co ES

E. leucoxylon

Le Co

E. loxophleba

Le Co ES

* E. microtheca

Le Co ES

E. occidentalis

Le Co ES

E. ochrophloia

Le Co ES

E. salmonophloia

Le Co ES

E. salubris

Co ES

E. sargentii

Le Co ES

E. sideroxylon

Le Co

E. tereticornis

Le Co

* Gleditsia triacanthos

Fo Le Co ES

Haloxylon spp.

Fo Le ES

Kochia spp.

Fo ES

* Leucaena leucocephala

Fo Le As ES
(para zonas más húmedas)

Morus alba

Al Le As

* Prosopis spicigera (sin. P. cineraria)

Fo Le Co ES

* Prosopis spp.

Fo Le Co ES

Tamarix aphylla

Le Co ES

Zizyphus spp.

Fo Le ES

* Elegidas como especies prioritarias para mejorar el medio ambiente agrícola y la vida rural.
** Al = Alimento; Fo = Forraje, Le = Leña; Co = Cortaviento; ES = Estabilización de suelos; As = Agrosilvicultura.

Fuente: Informe de la cuarta reunión del Cuadro de Expertos de la FAO en Recursos Genéticos Forestales. 1980. Roma.

El principal objetivo del proyecto FAO/CIRF es servir de catalizador para reunir información genética sobre las especies de las zonas áridas y semiáridas y ayudar a los países en la aplicación práctica de los resultados de que se vaya disponiendo.

A base de la lista preparada por el Cuadro de Expertos de la FAO y de conformidad con los deseos expresados por los colaboradores potenciales, se ha dado prioridad a la exploración, colección y conservación de algunas especies escogidas de los géneros Acacia, Eucalyptus y Prosopis (FAO, 1980a). Algunos países recolectarán también semillas de algunas especies simpáticas, tales como Atriplex, Azadirachta y Capparis (véase Cuadro 2).

Los países que colaboran en las fases de exploración y recolección. conservación y evaluación son: Australia (recolección y conservación solamente), Chile, India, Israel, México, Perú, República Democrática Popular del Yemen, Senegal y Sudán. También se beneficiarán con el proyecto otros países situados en zonas áridas y semiáridas, pues se dará amplia difusión a la información y a los resultados. Además, las semillas que sobren de la cantidad necesaria para plantar una red de ensayos en los países colaboradores se entregarán a los países interesados en evaluarlas, entrega que se hará por estricto orden de llegada de las solicitudes.

Se ha determinado que las especies arbóreas tropicales y subtropicales, exploradas y recolectadas durante el último decenio por los gobiernos colaboradores bajo la coordinación de la FAO, estaban en peligro de disminución, extinción o contaminación genética, al menos en una parte de su área de distribución natural. Aunque no se halle en peligro de extinción el acervo genético, a menudo la población se ha reducido tanto que son muy limitadas las cantidades de semillas (FAO, 197380; FAO, 1975c; Keiding y Kemp, 1978; Palmberg, 1980a).

Los expertos forestales de todo el mundo actualmente reconocen que la variación intraespecífica de las especies arbóreas puede ser tan grande y en algunos casos mayor que la variación entre especies que son parientes cercanas. A menudo se ha observado que poblaciones marginales o aisladas poseen características especificas (por ejemplo, resistencia a la sequía o tolerancia a suelos alcalinos o salinos), valiosas para programas de plantación en lugares similares en otros países o regiones (Stern y Roche, 1974).

La principal amenaza a as especies arbóreas de las zonas árida y semiárida es la destrucción de los ecosistemas naturales, a causa del cambio de las formas de uso de la tierra y del aumento de la presión ejercida por el hombre.

Sólo se puede armonizar la especie y la procedencia con el lugar y el fin perseguido y asegurar además su conservación, tanto a nivel de procedencia como de especie, si existen conocimientos básicos sobre la biología, la distribución y variación natural de especies potencialmente útiles (FAO, 1975a; Burley y Styles, 1976; Sneep y Hendrikson, 1979; Lamprey, 1975). Ya que la variación genética no se manifiesta necesariamente in situ, son de fundamental importancia la exploración taxonómica y genecológica, seguida de un muestreo sistemático en toda el área de distribución natural y de una evaluación en ensayos sobre el terreno de una gama de lugares de plantación potenciales (Palmberg, 1980b; Willan, 1973).

La importancia práctica de la exploración y evaluación sistemáticas ha quedado demostrada en forma convincente por varios ensayos de especies y procedencias internacionalmente coordinadas (Palmberg, 1980a). Los primeros ensayos se iniciaron a mediados de los años sesenta empleando lotes de semillas de procedencias de Eucalyptus camaldulensis, especie australiana que desde hace decenios está muy difundida y se planta como especie exótica para leña, cortavientos, postes, estacas y madera palpable. Los resultados de los ensayos en 32 lugares de 18 países, demostraron que los aumentos potenciales de productividad que podían lograrse simplemente seleccionando las procedencias más adaptadas a las condiciones ambientales del lugar, podían ser considerables: del 300% en Nigeria y del 800 % en Israel, por ejemplo (Lacaze, 1970, 1978; Turnbull et al., 1980).

Estos resultados espectaculares se habían previsto. Además de su valor práctico para la preparación de programas de conservación y utilización de E. camaldulensis en Australia y fuera de Australia, estos resultados han servido para recalcar la urgente necesidad de que se tomen medidas sistemáticas en relación con otras especies de zona árida, necesidad agudizada por las escaseces crecientes de leña y por las inversiones cada vez mayores en las plantaciones de especies leñeras que actualmente se hacen por lo general con semillas de las procedencias que se encuentran más a mano.

La estrategia general del actual proyecto FAO/CIRF se desenvuelve en varias etapas que se consideran esenciales para todo programa fructífero de recursos genéticos, a saber: (a) exploración y recolección; (b) evaluación; (c) conservación y (d) utilización. Entre las diversas actividades se hallan la capacitación, la difusión de informaciones y la coordinación general.

Exploración y recolección

A menudo se dice que la realización de plantaciones de leña no presenta problemas técnicos mayormente graves. Los programas de plantación de especies no industriales, y especialmente de especies leñeras de zona árida, por lo general se desarrollan aún a nivel de especie más bien que a nivel de procedencia, lo cual se debe principalmente a falta de información biológica de base. Con excepción de algunos eucaliptos (Turnbull, 1978), son pocas las especies arbóreas tropicales de zona árida y semiárida que se han explorado suficientemente bien desde el punto de vista botánico y genecológico y han proporcionado una sólida base para su eficaz utilización y conservación.

Cuadro 2. Asignaciones nacionales para colectas de procedencias

Nueve países que cooperan en el proyecto FAO de recursos genéticos de especies arbóreas de zonas áridas y semiáridas

País

Especie

Observaciones

Australia

Eucalyplus camaldulensis Dehnh

11 nuevas procedencias recolectadas para el proyecto, especialmente en las zonas áridas.

E. microtheca F. Muell

73 lotes de semillas recolectadas para la evaluación de la primera etapa.

Acacia aneura F. Muell. ex Benth

5 procedencias recolectadas a principios de 1980.

Chile

Acacia caven Mol.


Atriplex repanda Phil.


Prosopis tamarugo F. Phil.


Prosopis spp. («Algarrobo»)

Puede abarcar varias especies: P. atacamensis, P. siliquastrum, P. chilensis, P. burkartii.

India

Acacia nilotica (L.) Willd. ex Del

ssp. indica/var. vediana; var. jaquemontii; var. cupres-siformis

A. senegal (L.) Willd

«Raza del país»

A. tortilis Hayne

«Raza del país» según algunas fuentes, pero en realidad puede ser A. raddiana Savi.

Prosopis cineraria (L.) Druce


(sin. P. spicigera L.)


Israel

Acacia albida Del.


A. raddiana Savi


(sin. A. tortilis (Forsk) Hayne ssp.


raddiana (Savi) Brenan)


A. tortilis Hayne


(sin. A. tortilis (Forsk) Hayne ssp.


tortilis (= Hayne) Brenan)


México

Atriplex canescens


Prosopis spp. («Mezquite»)

Puede abarcar varias especies: P. juliflora, P. glandulosa, P. alba, P. torreyana.

Perú

Capparis angulata


Prosopis spp. («Algarrobo»)

Puede abarcar varias especies: P. chilensis, P. limensis, P. juliflora.

Senegal

Acacia albida Del.


A. nilotica (L.) Willd. ex Del

incl. var. adansonii

A. raddiana Savi


A. senegal (L.) Willd.


A. tortilis Hayne


Sudán

Acacia nilotica (L.) Willd. ex Del

ssp. nilotica; ssp. tomentosa; ssp. Astringens

R.D.P. del Yemen

Prosopis cineraria (L.) Druce


Acacia nilotica (L.) Willd. ex Del

«Raza del país»

A. senegal (L.) Willd.


A. tortilis Hayne


A. tortilis Hayne

«Raza del país»

En la nomenclatura de Prosopis spp. y de algunas especies tropicales de Acacia existe una gran confusión. Esta se ha agudizado por obra de las primeras introducciones de origen desconocido que han pasado de un país a otro y asimismo por la introgresión y la formación de «razas del país», es decir, plantaciones exóticas que se han adaptado en diverso grado a las condiciones locales, por selección natural y a veces artificial. Dado que es importante lograr una pronta aclaración, se ha incluido en el presente proyecto FAO/CIRF una sección sobre exploración y taxonomía.

La recolección de semillas para evaluar la variación genética comprenderá inicialmente un muestreo en toda el área de las especies que figuran en el Cuadro 2, a escala bastante aproximativa, es decir, recolección de muestras relativamente pequeñas de semilla de un número relativamente grande de fuentes. Se recolectarán tanto las semillas de los rodales naturales como las de las razas del país. El trabajo de recolectar y evaluar las semillas será realizado por los institutos forestales de los países interesados. La FAO está coordinando esta labor.

Es posible que resulte necesaria una segunda etapa de recolección muestreando con una retícula más fina partes limitadas del área de distribución de la especie, una vez que estén disponibles los resultados de los ensayos de procedencias de la primera etapa. En la segunda etapa o, alternativamente, en una etapa posterior, se pueden mantener separadas por los árboles madre las semillas de las recolecciones para poder evaluar la variación genética dentro de una procedencia y también entre procedencias.

Los gradientes ambientales se utilizarán inicialmente para determinar el número y la ubicación de las poblaciones a maestrear. El muestreo dentro de cada población se hará al azar. Siempre que sea posible, se recolectará semilla de por lo menos 25 árboles, separados por una distancia no inferior a 100 metros, para evitar el parentesco genético de los árboles madre. Habrá que proceder con cuidado especial al maestrear dentro de poblaciones especies capaces de reproducirse por hijos de raíz, como Acacia albida.

Evaluación

Después de la recolección de muestras en toda el área de distribución, se plantarán los ensayos de especies y procedencias, destinados a revelar una variación genética potencialmente útil, el grado de adaptabilidad a una gama de condiciones ambientales y el valor económico o social de las especies y procedencias.

En sentido propio, la conservación abarca tanto la conservación como la utilización. Por ejemplo, algunas especies arbóreas se encuentran en peligro por exceso y otras por falta de pastoreo.

El número exacto de lugares y el trazado estadístico que se usará dependerán en parte de la cantidad de semilla disponible. Los países colaboradores han designado inicialmente más de 40 lugares potenciales en los que estarían dispuestos a ensayar la. especies y procedencias (FAO, 1980b).

El diseño estadístico que es más probable que se recomiende es un diseño de «bloque completo al azar». Las ventajas de este robusto diseño son: su idoneidad para una amplia gama de situaciones experimentales y la facilidad de análisis e interpretación de los resultados de los ensayos, así es que queda margen para una o más poblaciones malogradas (Burley y Wood, 1976).

La decisión de regenerar con especies no autóctonas debiera tomarse con mucho cuidado. Hay que incluir siempre especies locales de evaluación. Sólo si las especies exóticas se revelan notablemente superiores a las nativas para todos los fines, ensayadas en igualdad de condiciones ambientales (empleando las mejores técnicas de vivero, de plantación y de manejo), conviene dar prioridad a dichas especies exóticas en los programas de plantación. La conservación de muestras representativas de las especies nativas siempre debería ser objeto de alta prioridad.

Conservación

La principal amenaza a las especies arbóreas de zona árida y semiárida es la destrucción de los ecosistemas naturales corno consecuencia de los cambios de métodos de utilización de la tierra y el aumento de la presión ejercida por el hombre. Como lo demuestra el Libro Rojo de datos de la UICN, que clasifica, por ejemplo, algunas especies entre las que corren peligro por sobrepastoreo y otras por falta de pastoreo (UICN, 1978a), el elemento clave de la conservación es un manejo apropiado con miras al aprovechamiento constante del recurso más bien que a la protección o conservación pasiva.

Cualesquiera que sean las estrategias que se escojan, la conservación debe formar parte integran e del desarrollo. Debe tomar en consideración tanto a los utilizadores de los recursos como a los recursos mismos (Sastrapradja, 1978). La conservación, en sentido propio, abarca por consiguiente tanto la conservación como la utilización de dichos recursos (Palmberg, 1980a).

Una transacción entre los objetivos biológicos, tecnológicos, socioeconómicos y administrativos es inevitable. al escoger estrategias para la conservación y utilización de los recursos genéticos. Esto supone comparar los valores en competencia sopesándolos y lograr a la vez flexibilidad y seguridad para cambios futuros de los mercados del medio ambiente (Namkoong, 1 978; Lamprey, 1 975; UICN, 1978b).

A diferencia de las plantas agrícolas que se conservan de ordinario almacenando la semilla, la conservación de los árboles y arbustos forestales se efectúa por lo general en rodales de conservación in situ o ex sita. Esta diferencia obedece principalmente a dificultades de orden práctico. Los bancos de genes agrícolas pueden regenerar fácilmente sus colecciones de semillas cada vez que su viabilidad experimenta una baja del 15 % a lo sumo (Wang, 1978; CIRF, 1976), pero el largo período vegetativo que transcurre en la mayoría de las especies arbóreas antes de que puedan producir semilla viable hace que el de la regeneración de la semilla sea un proceso demasiado prolongado y costoso.

Recogida de semillas de Casaurina decaisneana en Australia: la selección, base de un buen manejo forestal

Como se hizo notar en la Consulta de Expertos FAO/PNUMA sobre Conservación in situ de Recursos Genéticos Forestales, celebrada en Roma en diciembre de 1980 (FAO, 1981), la conservación in situ y ex situ son complementarias. El método in situ puede ser el único posible o realista para las especies clímax que carecen de importancia económica inmediata y para aquellas cuyas técnicas de almacenamiento de semilla y plantación se desconocen. En cambio, el método ex situ suele ser inestimable para la conservación de especies sometidas a fuertes presiones en sus áreas de distribución natural y también para aquellas que pueden no ser de interés inmediato en sus países de origen, pero que en otros tienen una importancia socioeconómica comprobada; por ejemplo, Acacia albida en Israel (FAO, 1980b). Se utilizarán ambas estrategias para la conservación genética de las especies que abarca el presente proyecto.

La conservación in situ es el método más conveniente, con tal de que no sólo se dé suficiente protección a un área, sino que además el material genético conservado se ponga a disposición para su empleo tanto dentro como fuera del país de origen (FAO, 1975a; Frankel, 1978; Lamprey, 1975).

Donde esté en peligro una población y no sea factible la conservación in sita, debido, por ejemplo, a fuerte presión de la población, a prioridades cambiantes en la utilización de la tierra o al peligro de que el acervo genético local se contamine con polen externo (Libby et al., 1975), será necesaria una recolección temprana de cantidades sustanciales de semilla u otro material de reproducción para plantar después los rodales de conservación ex sita.

Hay poca información sobre las formas de variación y sobre las interacciones genotipo/medio ambiente de las especies que abarca este proyecto. Además, por lo general han sido objeto de una utilización no registrada y de una selección negativa en diverso grado que deja los peores individuos como genitores de la generación siguiente. Por eso, en las colectas de semillas con fines de conservación, se recomendará el muestreo al azar dentro de las poblaciones (o sea el muestreo de la variación más que el muestreo selectivo). Esto significará evitar un ulterior estrechamiento de la base genética y mantener frecuencias de los genes específicas de las procedencias (Frankel, 1970; Namkoong et al., 1980; Burley y Namkoong, 1980).

Aunque se ponga mucho cuidado en evitar una selección viciada en la etapa de recolección, las frecuencias de los genes cambiarán con el tiempo en los rodales de conservación ex situ en función de la selección natural (Namkoong et al., 1980). Este problema se podrá superar en parte, emplazando los lotes en un cierto número de países y ambientes donde las presiones de selección varíen y favorezcan diferentes combinaciones genéticas.

En la mayor parte de los países colaboradores se han iniciado ya por lo menos algunas medidas de conservación. Aunque en general los gobiernos e institutos que colaboran tienen conciencia de la importancia de la conservación, fuertes presiones sobre la tierra justificarán un método más sistemático de conservación tanto in situ como ex sita. Como se observó más arriba, una planificación y acción eficaz dependerá, sin embargo, de un conocimiento más detallado de la distribución, la variación y el grado en que se ven amenazadas las especies y procedencias del caso.

Hasta la fecha han sido identificadas por los países colaboradores las siguientes especies que requieren medidas urgentes (FAO, 1980c):

· Acacia caven, Atriplex repanda y Prosopis chilensis, en la región de Coquimbo, en el norte de Chile.
· Algunas procedencias de Acacia albida en Israel.
· Acacia tortilis y A. nilotica en algunas partes de su área de distribución en el Sudán.
· Prosopis cineraria en la República Democrática Popular del Yemen.

Las medidas de conservación que se han adoptado hasta la fecha a nivel internacional, para salvaguardar procedencias específicas de las especies de zonas áridas de valor socioeconómico, comprenden la recolección de semillas de dos especies de Eucalyptus camaldulensis y E. tereticornis. Esta acción. llevada a cabo bajo los auspicios de un proyecto FAO/PNUMA con la colaboración de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO), Australia, permitirá la plantación de 11 rodales de conservación ex situ de unas 10 ha cada uno (FAO, 1977; Palmberg, 1980a). Aunque dichos rodales se plantarán en países diferentes de los que colaboran en el proyecto FAO/CIRF, se obtendrá valiosa experiencia práctica en la metodología de plantación y ordenación de dichos rodales.

Utilización

Cabe prever que a medida que se vaya disponiendo de información sobre las fuentes de semilla más adecuadas, se desplazará gradualmente el énfasis de las parcelas semilleros experimentales para evaluación a la utilización de cantidades de semillas a granel y semi a granel de las procedencias que resulten bien adaptadas a los diversos lugares de plantación. Aunque el suministro de cantidades a granel de materiales reproductivos destinados a plantaciones en gran escala seguirá encomendado a los servicios forestales gubernamentales o a los comerciantes de semillas, se proyecta para más adelante conceder ayuda a los países para la adquisición de cantidades de semilla semi a granel (para plantaciones de hasta 500 ha) para plantar rodales de conservación locales, rodales de selección y semilleros y para hacer plantaciones piloto.

Las ventajas que es dable lograr con la mejora genética pueden ser considerables, y tienen un carácter duradero.

El objetivo a largo plazo del mejorador de árboles es producir poblaciones genéticamente óptimas a fin de crear acumulativamente genotipos cada vez mejores y más uniformes para hacer plantaciones (Namkoong, 1978). En la práctica, esto significa que el mejorador reduce deliberadamente la base genética de la población para satisfacer las actuales necesidades, así que se produce un grave conflicto entre los beneficios a corto y largo plazo. Dicho conflicto puede aminorarse manteniendo una jerarquía de poblaciones separadas lado a lado que represente una serie de intensidad de selección creciente gracias al tamaño decreciente de las poblaciones (Burdon et al., 1978). Estas poblaciones, en principio, son las siguientes:

Acerco genético. Población en la cual se mantiene toda la gama de la variación genética.

Población de selección (población base). Población grande (a menudo una plantación de origen conocido) dentro de la cual se seleccionan individuos fenotípicamente superiores. Se sugiere una población mínima de un millón de árboles aproximadamente (500-1 000 ha).

Población de mejora genética. Población derivada de la población de selección que tenga un mínimo de 200 a 300 individuos no emparentados, escogidos por su superioridad genética y utilizados para continuar la mejora genética. Se usa, en su totalidad o en parte, para generar las poblaciones de selección siguientes.

Población de producción de semillas. Población de 30 a 50 individuos derivada de la población de selección o de la población de mejora genética para producir semilla para plantaciones. En los programas de mejora de árboles, las poblaciones de producción de semilla están representadas por lo general por los huertos semilleros.

Según la biología de la especie, se podrá eliminar una de las poblaciones paralelas. Así por ejemplo, en una especie reproducida vegetativamente se eliminaría la población de producción de semilla; además el acervo genético, en algunos casos, puede ser la población de selección. Por otra parte, la presencia de fuertes interacciones genotipo/medio ambiente requerirá que se creen varias poblaciones paralelas de mejora genética y de producción de semillas.

Especies leñeras

La selección y ordenación de las especies arbóreas que se consideran particularmente útiles para leña es el tema de Firewood crops, shrub and trees species for energy production, libro publicado por la National Academy of Sciences, Wáshington, D.C., 1980, y reseñado en la sección de libros de Unasylva, Vol. 33, N° 131, Energía de madera N° 1. En la reseña figuraba una lista de las especies leñeras recomendadas, agrupadas por zonas ecológicas, o sea las más idóneas para el trópico húmedo, las montañas tropicales y las regiones árida y semiárida.

La mayoría de las especies arbóreas estudiadas hasta la fecha sufren de depresión del crecimiento por consanguinidad. Por consiguiente, será indispensable mantener una amplia base genética en las poblaciones de selección para dejar margen al apareamiento entre no parientes. Por consiguiente, las pequeñas parcelas que se plantan, por ejemplo, con el propósito primordial de realizar ensayos de especies y procedencias no debieran utilizarse nunca como la única base para la selección y la continuación de la mejora genética, aunque una parte del material genético seleccionado en dichas parcelas puede emplearse para enriquecer las siguientes poblaciones de mejora genética.

La selección y la mejora genética de características tales como la alta supervivencia, la resistencia a las plagas y enfermedades, el crecimiento rápido y la forma aceptable del tronco, en condiciones de lugar dadas, son de valor universal para cualquier fin. Otras características deseables de las especies leñeras son las siguientes (Burley, 1978; Willan, 1977):

· Alto peso específico. Multiplicando el peso especifico por el rendimiento en volumen se obtiene el rendimiento en peso seco por unidad de superficie que es probablemente el criterio más importante para la leña. Al efectuar las estimaciones iniciales, hay que tener en cuenta que el peso específico de especies de crecimiento rápido con rotaciones cortas puede ser diferente al de los rodales naturales maduros o sobremaduros.

· Elevado valor calorífico de la leña. Este valor es inversamente proporcional al contenido de humedad y directamente proporcional al contenido de extractos. Donde hay escasez de leña, es probable que se use la leña apenas se corta y por eso el valor calorífico de la leña verde es más importante que el de la seca; cuando existe la oportunidad de secar la leña antes de usarla, tendrá importancia su durabilidad natural durante el período de secado.

· Alta capacidad de rebrote. Esto permitirá distribuir el costo de plantación entre varias rotaciones.

· Aceptación local. Los árboles sin espinas son más fáciles de manejar y transportar; es más aceptable la leña que arde sin exceso de chispas y cuyo olor es agradable. Las especies que suministran productos adicionales u otros servicios tales como alimentos, piensos, abrigo y mejora o protección de los terrenos, gozarán de prioridad en los programas de mejoras.

· Potencial. La actual superficie total de las plantaciones no industriales (leñeras, cortavientos, protectoras, etc.) se estimó en 1975 en 3,3 millones de ha, basándose en un estudio que abarcaba 97 países en desarrollo en América Latina, Africa al sur del Sáhara y el Lejano Oriente (Lanly y Clement, 1979). Suponiendo que la aportación de la leña al suministro de energía habrá de mantenerse al actual nivel per cápita en idénticas condiciones de uso, en los países en desarrollo solamente, se necesitarían unos 50 millones de ha más de plantaciones leñeras para satisfacer la demanda prevista para el final de siglo. El costo de la plantación en dichos países (a los niveles de 1980) es de 200 a 2 000 dólares por hectárea (FAO, 1980c; Anón., 1980a), o sea un total de 10 a 100 mil millones de dólares.

Si se descarta la posibilidad muy real de costosos fracasos debidos a especies y procedencias no adecuadas, los costos básicos de plantación serán los mismos, independientemente de la fuente de semilla utilizada. La selección y el uso de las especies y procedencias óptimas aumentarán, por otra parte, varias veces la producción potencial, y estas mayores ventajas pueden multiplicarse por selección y mejora genética intrapoblacional.

Son de importancia relativamente secundaria las inversiones que se necesitan con urgencia en investigación intensiva de especies y procedencias, y mejora genética y conservación de especies leñeras, si se las considera a la luz de las proyecciones de la superficie y los costos mencionadas, y si se tienen en cuenta las utilidades potenciales que ponen en evidencia los resultados de la selección y la mejora genética de especies arbóreas indústriales (Carlisle y Teich, 1978). Sin embargo, los recursos de que actualmente se dispone son totalmente insuficientes.

Las regiones que en la actualidad causan más preocupación están situadas en las zonas de clima árido y semiárido. Es de esperar que el proyecto FAO/CIRF ayude a concentrar la atención en las necesidades urgentes y mundiales de acción, exploración, recolección, evaluación y conservación sistemática de las especies arbóreas de la zona seca que anteriormente eran poco conocidas.

Referencias

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