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HOJAS DE DATOS SOBRE ESPECIES QUE SUFREN EMPOBRECIMIENTO GENETICO JUNIPERUS PROCERA Hochst. ex Endl. 1

Compilado por J.B. Hall
Dirección de Montes
Universidad de Dar es Salaam
Morogoro, Tanzania

Juniperus procera Hochst. ex Endl. (1847), en Synopsis Coniferarum 26.

Sinónimos: Sabina procera (Hochst.) Antoine
Juniperus abyssinica Hort. ex C. Koch

Sombres vernáculos: Enebro abisinio; Mutarakwa
(Kikuyu, Kenya), Ol-tarakwa (Masai, Kenya y Tanzania), Tarakwet (Nandi, Kenya), Tedh (Amharic, Etiopia)

Familia: Cupressaceae

Descripción botánica

Arbol afromontano (White 1978), del que suele haber la especie más alta, que según los informes llega a 50 metros (Pulsen 1975), aunque es más corriente que tenga 30–35 metros. Tronco derecho, pero muy ahusado, a menudo con una torsión pronunciada. Raigal por lo común fuertemente acanalado. Su diámetro llega a dos metros, a veces hasta 2,9 metros.

Corteza: De color pardo claro a pardo rojizo, delgada y fibrosa, con fisuras longitudinales poco profundas y se descorteza en capas delgadas, como de papel.

Ramificación: abundante, saliendo las ramas generalmente cerca del terreno.

Copa: piramidal en su juventud, desparramada en los árboles más viejos.

Ramitas: finas, teretes, de 0,5–1 mm de diámetro, con hojas sésiles, escuamiformes y decusadas.

Hoja: hoja madura gris o glauca, de un milímetro de larga aproximadamente, aguda, escapuchada y carinada en el ápice y con un márgen translúcido estrecho y un glande oleaginoso elíptico en el dorso, cerca de la base. Hojas juveniles en verticilos de tres en los brotes, de 1–2 centímetros de largos, lineares y con la punta en aguijón, siendo decurrentes en la parte inferior sobre la rama. Glande oleaginoso en la superficie abaxial linear, que se extiende hasta tres cuartos de la longitud de la hoja. las hojas juveniles son deciduas. A medida que aumenta la edad de la planta, cambian las hojas gradualmente hasta que se produce el follaje característico del árbol maduro. Se utiliza el término “intermedias” para describir a las hojas no reducidas a la forma adulta, pero con la disposición decusada característica de la hoja adulta.

Inflorescencia: Dioica. Las piñas masculinas solitarias, terminales en ramitas cortas, pequeñas (alrededor de 3 mm de largas), de forma de elipsoidal a subglobosa, de color amarillento, consistente en 5–6 pares de escamas apiculadas decusadas, subdentadas, obtusas o romas, con 2–3 bolsas de polen en cada una. Piñas femeninas solitarias, terminadas en brotes laterales cortos, consistentes en 3–4 pares de escamas carnosas decusadas y con un óvulo solitario y erecto.

Esta especie es anemófila, produciendo grandes cantidades de polen (Coetzee 1967). La dispersión del fruto depende de los vectores animales, probablemente pájaros (Kerfoot 1964).

Fruto: como una baya, globoso o subgloboso, de color pardo rojizo a negro azulado, cerúleo y compuesto de las escamas confluentes, hinchadas y carnosas de la piña femenina, cuyos ápices apenas pueden distinguirse. Cuando está maduro, con un diámetro de 4–8 mm, contiene, 1–4 semillas con una testa leñosa, cada una aplanada o triangular, de color pardo y unos 5 mm de longitud. Es corriente que tenga 1–3 semillas adicionales, más pequeñas, abortadas.

Ilustraciones: véase von Breitenbach (1963) pág. 66; Dale & Greenway (1961) Fig. 1; Eggeling & Dale (1951) Fig. 24; Lewis (1960) Tab. 3A; Melville (1958) Fig. 5. Véase también Chapman & White (1970).
Fotos 13, 14, 15 y 16; Kerfoot (1964) Fotos 1 y 2.

Distribución y ecología

Está ampliamente distribuido desde Arabia en dirección sur hasta Zimbabwe. Su zona de distribución en Etiopia y Kenya es bastante continua; poblaciones aisladas de estas especies extienden su habitat hasta el Cuerno de Africa en el este y Zaire en el oeste. También se encuentran poblaciones al sur de la zona de distribución de la especie, al sur de los 4°30' de latitud sur.

La especie aparece en tierras altas y zonas montañosas, de unos 1 750 metros de altitud; en habitáculos particularmente favorables pueden encontrarse hasta a 3 500 metros. Los detalles relativos a la altura a que puede crecer esta especie se complican por la interacción de la temperatura, la extensión del terreno alto y la estación. En montañas aisladas y en otros lugares donde las temperaturas bajas prevalecen a altitudes desusadamente bajas, se ha comunicado que se encuentra la especie a sólo 1 350–1 400 metros.

J. procera se da en rocas tan diversas como arcillas (Gilliland 1952), neises y granitos del basamento (Chapman y White, 1970) y basaltos (Greenway 1955), pero especialmente en estos últimos. La concentración del árbol en áreas de rocas volcánicas es una consecuencia de la historia de su entrada y propagación en Africa; no hay ninguna manifestación directa de que se limite a determinados tipos de roca.

En cuanto al tipo de suelo, hay pocos datos, pero es evidente que el drenaje debe ser bueno y que la especie raramente crece en suelos más pesados que la arcilla arenosa. En otros aspectos, este árbol tolera suelos de gran diversidad. La profundidad del suelo no es un factor crítico.

El factor climático principalmente restrictivo parece ser la temperatura, ya que J. procera se limita a estaciones que tengan una temperatura media anual inferior a 19°C. En Africa oriental, esta temperatura corresponde a una altitud mínima de 1 350–2 000 metros. Más lejos del Ecuador, se reduce la temperatura mínima que la especie tolera sin que el límite inferior de la media anual pueda bajar de 7–10°C. Existe una clara relación entre la distribución de la especie y la pluviosidad, hallándose entre 400 y 1 200 mm la media anual óptima de precipitaciones. Este árbol crecerá en zonas de lluvia más abundante en condiciones de plantación, en las que se suprimen artificialmente las especies competitivas. En condiciones naturales, con regímenes pluviales que en 8 o más meses precipiten ≥ 50 mm de agua y con una pluviosidad media anual de ≥ 1 000 mm, J. procera no puede competir con otras especies. Igualmente, la especie no es competitiva, en condiciones naturales, en zonas de una pluviosidad media anual de 800–1 000 mm y de 5 o más meses secos al año, con ≥ 50 mm de precipitaciones. Donde la media anual sea inferior a 800 mm, parece haberse establecido el árbol en todas las estaciones de temperatura idónea a las que ha llegado. Con una media anual de 600 mm de lluvia, o menos, la ventaja competitiva respecto a otras especies es más fuerte. No obstante, en áreas con menos de 600 mm de precipitaciones acuosas, las zonas en que puede encontrarse la especie reciben la humedad adicional de la niebla y las nubes bajas.

Posible utilidad

La madera de J. procera es de textura fina, fibra recta y dureza media. El duramen es muy resistente a las termitas (von Breitenbach, 1963) y durable, en el terreno, frente a la podredumbre. Se trabaja fácilmente, acepta un buen pulido y se encola y se corta bien.

La madera de J. procera se usa principalmente para la construcción, postes de trasmisión y de otra naturaleza, lápices, entarimados y estructuras de madera expuestas a la intemperie (von Breitenbach, 1963; Ojiambo, 1978). La madera se utiliza también para mobiliario, y hay algunas perspectivas de que se emplee en la fabricación de tableros duros y tableros de partículas (Utilization Section, 1966). Además de lo dicho, anteriormente se destilaba del aserrín aceite de madera de enebro y se utilizaba en la industria cosmética (Dale y Greenway 1961).

Situación actual

Las poblaciones existentes se hallan en peligro. En Zimbabwe, un solo árbol sobrevive actualmente (Wild y Grandvaux Barbosa, 1967); en Zaire y Malawi es muy bajo el número de los ejemplares que quedan en muchas poblaciones (Robyns, 1946; Chapman, 1957; Kerfoot, 1964, Chapman & White 1970).

Razones de su disminución en algunas zonas

El cambio de los sistemas de aprovechamiento de la tierra, la discontinuidad del habitat de la especie, junto con los incendios devastadores que obstaculizan la regeneración; la presión del ramoneo, particularmente de búfalos y elefantes; la explotación maderera para el consumo nacional y la exportación (véanse, por ejemplo, Ojiambo, 1978; Utilization Section 1966; Robyns, 1946; Chapman, 1957); la sustitución gradual de especies locales por otras exóticas de crecimiento rápido en la silvicultura de plantación.

Medidas de protección recomendadas

Prospección y evaluación mediante la práctica de e nsayos de procedencias de extensas zonas de distribución, coordinados internacionalmente, que probablemente promoverán la adopción de medidas de conservación y el mayor uso de J. procera en la silvicultura de plantación.

Prácticas mejoradas de explotación en las masas naturales, y protección de las zonas contra el fuego y los animales domésticos y salvajes para permitir la regeneración natural.

Cultivo

Al principio de este siglo, se establecieron algunas plantaciones, especialmente en Kenia, hasta que, durante los años sesenta, llamaron más la atención las especies de crecimiento más rápido. Recientemente, sin embargo, se ha reanudado el interés por J. procera y se han hecho nuevas plantaciones en Tanzania; a diferencia de las anteriores, interesa más hoy día tratar de identificar las procedencias buenas.

La semilla se encuentra fácilmente (Mugasha 1978), pero tiene una viabilidad breve: de 6 a 12 meses. Un kilo de semillas contiene 42 750 almendras; la germinación, seis semanas después de la recolección, es de un 40 por ciento aproximadamente (von Breitenbach, 1963).

La información fenológica es limitada, pero Mugasha (1978) comunica la existencia de una semilla en Shume en los Usambaras (4°42'S, 38°12'E; 1860 m) de enero a mayo (es decir, en la segunda mitad de la estación lluviosa) y en el Monte Kilimanjaro, en Rongai (2°58'S, 37°27'E; 2 130 m) hacia fines de julio (es decir, en la primera mitad de la estación seca).

Las plantitas están dispuestas para la plantación después de 1–2 años en el vivero (von Breitenbach, 1963; Mugasha, 1978). En el terreno, se aconseja (von Breitenbach, 1963) un espaciamiento inicial cerrado, con el fin de limitar el desarrollo de una copa baja, y posteriormente se mejora la forma con una serie de podas tempranas; en Tanzania se ha procedido a estas podas a los 2,5 5 y 6 años (Borota 1971b). El aclareo inicial en Tanzania ha sido del 50% en 5 años. Es esencial que se eliminen las malas yerbas, al menos una vez al año, durante la fase de establecimiento.

Borota (1971a, b, 1975) y Mugasha (1978) han dado las siguientes cifras de rendimiento, registradas en plantaciones de Tanzania en Kigogo (8°45'S, 35°15'E; 1 800 m sobre el nivel del mar) y Lushoto (4°47'S, 38°17'E; 1 560 m sobre el nivel del mar):

Altura (m):    
LocalidadEdad (años)MediaMedia de las dominantesArbol mejor
Kigogo34,813(0,37)1-14,5(0,42)
Lushoto  3,5-  5,2(1,49)-
 11,7-10,8(0,92)12,5(1,07)
 20,3-17,4(0,86)-
 58   32(0,55)--
Diámetro (cm):    
LocalidadEdad (años)MediaMedia de las dominantesArbol mejor
Kigogo34,815,7(0,45)1-20,3(0,58)
Lushoto11,7-16,9(1,44)22,0(1,88)
 20,3-17,9(0,88)-
 58   -47   (0,81)-

1 Las cifras entre paréntesis son los incrementos medios anuales.

BIBLIOGRAFIA

Borota, J. (1971a). The growth of the tree species at Kigogo arboretum. Tanzania Silviculture Research Note, 20, 1–7.

Borota, J. (1971b). The growth of tree species in Lushoto arboretum. Tanzania Silviculture Research Note, 23, 1–24.

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Wild, H. & Grandvaux Barbosa, L.A. (1967). Vegetation Map of the Flora Zambesiaca area, 1:2 000 000. Supplement to Flora Zambesiaca.

1 Se ha sugerido (por ejemplo, Lewis 1960; Kerfoot 1975) que esta especie no es separable de J. excelsa Bieb., cuya zona de distribución se extiende hasta Asia Central. En este trabajo se mantiene la opinión tradicional del grupo taxonómico africano, en espera de que haya una aceptación oficial más extensa del concepto más amplio propuesto para J. excelsa.


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