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Extensión forestal: organización de un programa

Bengt Stymne

Bengt Stymne, profesor de la Escuela de Economía de Estocolmo, Suecia. El presente articulo es un extracto de un documento presentado a la Consulta de Expertos FAO/SIDA sobre Administración Forestal para el Desarrollo celebrada en Roma del 2 al 11 de febrero de 1983.

COSECHANDO LOS FRUTOS DE LA EXTENSION plantones locales para el programa gubernamental de reforestación (FIONA McDOUGALL)

1. Un organismo central

En las actividades de extensión forestal debe haber una entidad central encargada de formular y coordinar la política correspondiente. El tamaño y las funciones de esa entidad pueden depender, por ejemplo, del grado en que la extensión forestal esté concentrada en un solo organismo o difundida entre muchos. Sin embargo, debe haber al menos un funcionario de categoría superior responsable de la extensión forestal.

Si no puede establecerse un ministerio especial encargado de la extensión forestal, debe elegirse entre subordinar la oficina de extensión forestal a los servicios que se ocupan o de la agricultura o de la silvicultura. Un argumento en favor de la primera alternativa es que con frecuencia existe ya una red de extensionistas agrícolas. Además, es a menudo difícil establecer una distinción neta entre cultivos agrícolas y forestales, especialmente en las zonas tropicales.

Un argumento en contra de dicha alternativa es que los problemas, actividades y presupuestos agrícolas son tan enormes que tienden a minimizar las consideraciones forestales. Si las tareas de extensión forestal se ponen bajo la dependencia de la administración silvícola, puede obtenerse fácilmente el personal con los conocimientos especializados necesarios para las actividades de ordenación silvícola y forestal. Por otra parte, un objetivo tradicional de la administración forestal es la protección de los bosques, que puede haber creado ya actitudes y prácticas que hacen difícil la cooperación con los agricultores.

Sin embargo, puede haber instituciones alternativas para coordinar la extensión forestal; por ejemplo, un ministerio (o departamento) encargado del desarrollo rural integrado, y un ministerio a cargo de la conservación de los recursos naturales. Una ventaja de este tipo de solución es la probabilidad de que la extensión forestal se acepte fácilmente como parte de una campaña general para hacer participar al público en el desarrollo y la conservación; una desventaja es la posibilidad de que reciban más atención áreas distintas de la silvicultura.

DEMOSTRACION DEL MODO DE PLANTAR Thea oIeosa extensión forestal en la provincia de Huan (F. BOTTS)

Otra decisión relacionada con un programa de extensión forestal es el nivel de su funcionario principal. Una solución es que este funcionario dependa directamente de un ministro y tenga la misma categoría que los funcionarios encargados de la silvicultura y de la agricultura. Otra es que el funcionario de extensión forestal dependa, por ejemplo, del jefe de la administración forestal y tenga el mismo rango que los encargados de la investigación, las industrias forestaIes y las principales divisiones territoriales. Una tercera solución es que el funcionario principal encabece una dependencia funcional y dependa, por ejemplo, del jefe de las actividades de silvicultura.

Cuanto más alto sea el rango del funcionario encargado de la extensión forestal, mejor será su acceso a los niveles superiores de decisión política y más evidente será la importancia que el gobierno concede a la extensión forestal. Sin embargo, un rango inferior puede ser una buena solución si el adscribir la extensión forestal a dependencias ya existentes para los recursos permite una mejor coordinación. El encargado de las actividades de extensión puede, por ejemplo, depender directamente del jefe de la organización territorial, dando preferencia a la extensión y dejando de lado la protección. Como la escasez de fondos y de personal capacitado son problemas muy comunes, esa estrategia - que implica un cambio de los objetivos y de las operaciones de un organismo de nivel superior - es una válida alternativa a la creación de una organización completamente nueva.

La siguiente cuestión que debe resolverse es el número y el tipo de funcionarios y los recursos que deben asignarse a la oficina central encargada de la extensión forestal. La solución depende de las tareas que debe realizar esa oficina, la importancia asignada a la extensión forestal y el ritmo de expansión que se considere posible. Si la función de la oficina es sobre todo la coordinación de otros organismos y la orientación teórica, se necesitan sólo algunas personas capaces de entrar en contacto con los demás. La oficina debe tener ciertas facultades en relación con los fondos que pueden asignarse a diferentes organismos para actividades de extensión forestal.

Conviene mencionar una función especial de la oficina central de coordinación. La política de extensión forestal puede plantear enormes complicaciones jurídicas. Deben promulgarse nuevas leyes sobre propiedad, derechos de uso de la tierra y participación en los beneficios, a fin de que la población rural tenga interés en participar en la ordenación forestal. Puede ser necesaria una legislación para definir lo que se espera de los encargados de los diferentes tipos de tierra y para proteger sus derechos. En consecuencia, parece aconsejable incluir la labor jurídica entre las principales funciones de una oficina central coordinadora de la extensión forestal.

2. Organizaciones a nivel de campo

En términos generales, la tarea de las organizaciones a nivel de campo es inducir a los administradores de tierras a asumir ciertas funciones en relación con las prácticas de conservación forestal y prestarles servicios y apoyo. Entre las posibles tareas de una organización a nivel de campo pueden mencionarse las siguientes:

· Reunir información sobre modalidades y problemas de uso de tierras en la zona y estimar la necesidad y la producción de leña y otros tipos de productos forestales;

· preparar planes y estrategias para mejorar las modalidades de consumo y de uso de las tierras;

· administrar y coordinar proyectos y tomar medidas para que los fondos recibidos de los órganos centrales y de otras fuentes se usen de manera apropiada;

· convencer a los dirigentes locales, a los agricultores y a otras personas que tengan a su cargo tierras, de la necesidad y ventajas de mejores prácticas forestales;

· identificar al responsable de la administración de una tierra mal explotada o abandonada;

· asesorar y capacitar a los encargados de la gestión de tierras;

· establecer y explotar viveros;

· organizar actividades de plantación y establecer parcelas de demostración;

· ayudar a los encargados de la gestión de bosques a establecer planes de ordenación;

· aprobar planes de ordenación y tomar medidas para su realización;

· prestar asesoramiento y asistencia sobre comercialización de los productos forestales.

No es necesario que la misma organización de campo asuma todas esas funciones, o que un determinado tipo de organización se especialice en una o más de ellas. Hay varias formas prácticas de establecer una estructura orgánica a nivel de campo: servirse de grupos ya existentes; aumentar el personal de los organismos ya existentes; participar en proyectos conjuntos con diferentes organismos patrocinadores; lanzar proyecto especiales de extensión forestal, o establecer una organización de extensión forestal con mayor autonomía a nivel de campo. La principal consideración al elegir la estructura orgánica debe ser establecer una organización de campo que pueda influir en la zona a su cargo y que use el mínimo de recursos normalmente escasos, como el personal capacitado y el material importado.

Pueden distinguirse dos tipos principales de criterios de una organización de campo respecto de la población de una zona determinada. Uno es la ejecución de un programa preconcebido, como la introducción del sistema taungya, la plantación de árboles en tierras públicas, el establecimiento de aldeas forestales, la rehabilitación de cuencas hidrográficas o la plantación de zonas deforestadas. El otro criterio es fomentar la capacidad específica de la zona para su propio desarrollo. Los programas de desarrollo rural integrado pueden considerarse como un intento de aplicar ese último criterio.

Si se adopta el criterio de la ejecución de un programa, puede establecerse una organización a nivel de campo uniforme para todas las regiones. La estructura de esa organización dependerá, naturalmente, de las tareas que haya de realizar. Debe tener el personal calificado, los recursos técnicos y financieros y las facultades administrativas suficientes para realizar su labor. En cambio, si se adopta el criterio de fomento de la capacidad de la propia zona, la organización de campo no debe ser uniforme sino adaptable a las necesidades del desarrollo local.

Cualquiera que sea el criterio elegido, es aconsejable establecer un vínculo entre las actividades de campo y la organización encargada de la extensión forestal a nivel central. Si el programa se ejecuta a nivel local, el vínculo puede consistir en instrucciones y asignaciones presupuestarias desde el nivel superior, e información sobre los progresos y petición de fondos desde el nivel inferior. Si hay una serie más amplia de organizaciones a nivel local que apoyan el desarrollo local, la oficina central debe recibir de alguna manera información sobre lo que sucede en la práctica, a fin de orientar sus propios esfuerzos en apoyo de las actividades más prometedoras y la mejora de otras. El mejor modo de obtener información es que un empleado de la organización central participe en las actividades de campo. Los viajes y las inspecciones sobre el terreno son otras posibilidades.

Normalmente, cuando se establece una organización de campo encargada de actividades forestales, su estructura no es completamente nueva; es más bien un nuevo componente que se añade a una red ya existente. Por lo tanto, cualquier actividad de extensión debe ser precedida de un análisis cuidadoso de la red existente, y del punto en que la inserción del nuevo servicio puede resultar más valiosa.

El resultado de ese análisis puede ser, por ejemplo, que conviene entregar los fondos para la extensión forestal a una organización voluntaria activa en una zona, en vez de establecer un nuevo organismo. Otro ejemplo del uso más eficaz de los recursos para mejorar la silvicultura en una cierta zona es la organización de cursos de capacitación en ordenación forestal destinados a los extensionistas en cuestiones ganaderas.

Especialmente a nivel de campo, la elección de la estructura orgánica es una cuestión que depende más de las condiciones externas que de la satisfacción de requisitos concretos dentro de la propia organización.

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Guía para los países en desarrollo

Artículos útiles sobre las características específicas y distintas fases de iniciación de nuevas industrias de pasta y papel en un país en desarrollo, además de un informe resumido de los debates sobre la cuestión del Comité Asesor (FAO) de Expertos sobre la Pasta y el Papel

Publicación de la FAO

ESTUDIO FAO: MONTES 45 (1983)
(Sólo en inglés)


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