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Samoa - Ganadería bajo los árboles: un experimento agrosivícola

Dirk Pottier

Dirk Pottier, experto asociado en agronomía de pastos, ha trabajado recientemente en un proyecto PNUD/FAO en Samoa Occidental.

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· El Comité Nacional de Ganadería de Samoa Occidental previó en 1975 que hacia 1985 la cabaña de vacunos del país se elevaría a 45 000 cabezas y dispondría de 18 000 ha de pastos mejorados. La mayoría de los pastizales estarían en plantaciones de coco donde el ganado vacuno ha sido tradicionalmente el «barrendero» que controla las malezas. Ulteriores estudios y previsiones económicas indicaron un potencial de 80 000 ha de pastizales. La mitad de estos pastos estarían situados en tierras forestales (Parker, 1979).

Como la sustitución de los bosques por pastizales montañosos implica tradicionalmente la eliminación de la cubierta arbórea y da lugar a suelos menos estables en las laderas pendientes, probablemente se plantearían en el futuro problemas de inundaciones en las tierras bajas de cultivo y en las aldeas. Se consideró que apacentando ganado vacuno bajo los árboles se aprovecharían mejor los recursos de tierras reforestadas.

A fin de estimar el potencial de engorde del ganado vacuno en un medio forestal y tener una idea de los problemas prácticos y de la logística general del apacentamiento de ganado vacuno en terrenos forestales, se proyectó un experimento de ganadería/silvicultura integrado en Asan, en la parte septentrional de la isla de Savaii.

En los últimos años los agricultores se habían interesado en las prácticas de cultivos intercalados y múltiples. Un sistema agrícola que había recibido atención, tanto en países de clima templado como de clima tropical, era el apacentamiento de ganado vacuno en bosques naturales o en plantaciones (Barr, 1977; Gillingham, Klomp y Peterson, 1976; Knowles, 1975; Knowles y Cutler, 1980: Knowles, Klomp y Gillingham, 1973; Richards y Beverge, 1969). Dado el tiempo relativamente largo que transcurre hasta que los bosques comienzan a dar rendimiento, el intento de combinarlos con la ganadería tiene consecuencias importantes (Parker, 1979; Reynolds, 1978).

· Siempre que el ganado no se introduzca demasiado pronto después de la plantación y, por lo tanto, no dañe los plantones o los árboles en crecimiento, puede eliminar los hierbajos y reducir los costos que entraña la deshierba.

· La ganadería produce ingresos secundarios que, en el período anterior a la corta de los árboles, pueden representar el principal beneficio económico, aparte de la venta ocasional de árboles de aclareo.

· El cultivo de hortalizas o raíces durante los dos primeros años después de plantar los árboles, seguido del apacentamiento de ganado vacuno, puede representar una de las pocas combinaciones que pueden inducir a los dueños de la tierra a replantar árboles, que se consideran inversiones a largo plazo.

· En las regiones tropicales la sombra de los árboles crea un medio mejor para la ganadería que los espacios abiertos, sobre todo porque reduce las molestias del calor, siempre que se encuentren especies adecuadas de pasto que crezcan con poca luz.

· La combinación de ambas actividades cuesta mucho menos que suprimir el bosque por completo para obtener tierra adicional para pastizales, pero en gran parte de segunda clase.

El experimento

En el experimento de Aseu se encontró un lugar apropiado para apacentar el ganado vacuno bajo los árboles en una plantación de caoba (Swiethenia macrophylla) de cuatro años con espacios de 5 x 5 m. En la plantación, aproximadamente el 70°/0 de la zona de pastos era un terreno pendiente con cárcavas aun más inclinadas. El resto era poco pendiente o llano. El suelo era en general poco profundo, asentado sobre lava; por todo el terreno había grandes peñascos esparcidos. Las especies de pastos comestibles predominantes en los cercados eran la hierba ti (Paspalum conjugatum) y la denominada «milla al minuto» (Mikania micrantha).

El experimento comenzó en 1979. Se eligieron 30 novillos Braford de distinta constitución genética y edad (12 a 18 meses) para pastar debajo de las caobas jóvenes. Durante casi un año no hubo problemas, hasta que los novillos comenzaron de repente a atacar a los árboles. La propensión a comer la corteza de la caoba comenzó a manifestarse aproximadamente un mes antes de la estación húmeda (finales de agosto de 1980). Ello hizo suponer al personal forestal que la subida de la savia contribuía a hacer la corteza de la caoba apetitosa. Una vez que el ganado adquirió el hábito de comer la corteza, continuó pelando los árboles todo el año, mientras que otras especies arbóreas existentes en la zona del ensayo - Albizia falcataria, Toona ciliata, Securinega samoana (poumuli) - permanecieron intactas.

El primer grupo de animales fue alejado del lugar del experimento. Se introdujo bajo las caobas un nuevo grupo de novillos, predominantemente Hereford, en plena estación seca. No se dañaron los árboles en la primera zona de pastoreo. Sin embargo, cuando el ganado fue trasladado a la primera parcela de caoba, donde había forraje abundante, comenzó de nuevo a comer la corteza. Una vez más, este período de descortezado coincidió con el principio de la estación húmeda. Resultó evidente que en las condiciones de Samoa, es preciso alejar al ganado de las plantaciones de caoba un mes antes de que comience la estación húmeda. A fin de no comprometer la producción de madera, esas plantaciones deben reconstituirse en la segunda mitad de noviembre.

Trasladado inmediatamente a un rodal de A. falcataria, T. ciliata y S. samoana, el ganado continuó comiendo la corteza de Albizia y, en menor grado, de Securinega (probablemente esas dos especies fueron atacadas en ese momento y no antes porque el número de novillos era el doble: 60 en vez de 30). Sin embargo, Toona no fue afectada. En un último intento de salvar el experimento (octubre de 1981), se llevó el ganado a una plantación de Eucalyptus deglupta pero también los árboles fueron descortezados. Como no quedaba ninguna otra especie arbórea para el experimento, el proyecto se terminó en el mes de noviembre de 1981.

ANIMALES EXTRAVIADOS DESCORTEZAN ALGUNAS CAOBAS DE CINCO AÑOS los daños son más acusados al comienzo de la estación húmeda (DIRK POTTIER)

Daños a los árboles

Como se ha visto, el primer grupo de novillos Braford comenzó a pelar los plantones de caoba sobre todo en septiembre de 1980, después de no haberlos tocado durante casi un año. En consecuencia, más del 80% de los árboles sufrieron daños en la corteza o fueron completamente pelados. Sólo algunos permanecieron intactos. Al mismo tiempo, se observó otro fenómeno relacionado con el descortezado: la exudación de los árboles. Los árboles dañados mostraban, especialmente en los márgenes pero también en las heridas mismas, pequeñas gotas de goma. Algunos árboles pelados no tenían ninguna gota mientras que en otros se observaron mayores concentraciones de goma, similares a las de los pinos.

Se planteó una cuestión: si la producción de goma era una reacción espontánea al recuperarse el árbol de la herida, y la cantidad dependía de la edad de la herida, o si las especies producen y rezuman una goma dulce cuyo olor atrae al ganado. Como ninguno de los árboles intactos rezumaba, se llegó en definitiva a la conclusión que la producción de la goma estaba relacionada con la recuperación del árbol. Sin embargo no debe descartarse la posibilidad de que, debido a la síntesis de una sustancia hasta ahora desconocida, la corteza del árbol resulte más apetitosa al principio de la estación húmeda. La limitación de las instalaciones de laboratorio impidió una investigación a fondo de esta posibilidad.

UNA PLANTACIÓN DE COCOTEROS EN FILIPINAS porqué el ganado no puede pastar aquí (F. MATTIOLI)

Pocas conclusiones pueden sacarse con respecto a la cuestión de por qué el ganado come la corteza de los árboles. Seguramente, una cantidad suficiente de hierba para asegurar la satisfacción de las necesidades diarias de energía y de proteínas del ganado no es la única condición para impedir el descortezado. Otros factores que deben considerarse son un empeoramiento de la calidad del pasto en la estación húmeda debido a poca penetración de la luz, lo cual estropea el sabor del tapiz herbáceo, resultando en comparación más gustosa la corteza de los árboles. En segundo lugar, hay una activación del metabolismo de los árboles al principio de la estación húmeda, que sintetiza una sustancia dulce no identificada (un polisacárido complejo) mejorando en consecuencia el sabor de la corteza. Los informes de Nueva Zelandia sobre el tipo y condición del pasto no son conclusivos (Knowles, 1975; Knowles y Cutler, 1980; Knowles, Klomp y Gillingham, 1973; Knowles y Tahau, 1978).

La composición y la condición del pasto tienen un cierto efecto sobre los probables daños a la corteza. Ejemplo de ello son las diferencias estacionales en los daños causados por el ganado ovino y vacuno. Sin embargo, la variación en la mezcla de pastos, es decir, sabor y contenido de trébol, parece tener un efecto relativamente escaso en primavera en Nueva Zelandia. La menor cuantía de los daños en otoño, comparados con los de primavera, parece depender del contenido de trébol. El retoño de trébol, aparentemente sabroso, desvió la atención de los animales de los árboles; ello fue particularmente evidente en el caso de corderos Romney de engorde. Cuando se introdujeron otros tipos de animales (ovejas Romney secas, cruce BL/Romney, Perendale, terneras frisonas), los daños del ramoneo en relación con la condición de los pastos en otoño no permitieron sacar conclusiones y señalaron un tercer factor los hábitos del ganado vacuno. Rickman (1980), examinando un experimento similar en Fiji, señaló que los terneros nacidos en plantaciones de pino (Pinus caribea) no intentan dañar a los árboles ya que no necesitan período de adaptación al cambio de medio, mientras que otros terneros utilizados en los experimentos y no acostumbrados a Eucalyptus deglupta atacaron sistemáticamente estos árboles.

Hay informaciones muy diferentes sobre el éxito de los ensayos con varias razas y clases de ganado vacuno. Olsen (1973) ha señalado casos de éxito en el apacentamiento de terneros destetados Angus, Hereford y otros animales de leche y de carne entre grandes rodales de árboles muy jóvenes. Se usaron con éxito animales más viejos en rodales de árboles de tres años y más, pero fue necesario mucho cuidado. El uso de salegares para los animales no parece tampoco un medio eficaz para impedir el daño a los árboles. En Asan se acostumbró a los animales al uso de salegares pero sin que hubiera cambios perceptibles en sus hábitos de descortezado. En general, las razas lecheras causan más daño que los Hereford o Angus.

Las informaciones sobre el descortezado son generalizadas y no se limitan a Samoa Occidental. El descortezado por parte del ganado ovino y vacuno ha sido el problema más preocupante de los ensayos de combinación de pastos y coníferas en Nueva Zelandia. Afortunadamente, el pino forma rápidamente una cubierta de resina sobre las heridas en el tronco.

Siempre que el descortezado abarque menos de un cuarto de la superficie del árbol y no afecte a la médula y a los tocones de las ramas podadas ocluidas, los perjuicios a largo plazo son escasos (Knowles y Cutler, 1980). Pero conviene subrayar que el ganado causa daños a árboles de hasta ocho años de edad.

Como resultado de los experimentos en Samoa Occidental, se sometieron a observación cuatro especies de árboles para determinar su compatibilidad con el ganado vacuno en los experimentos:

Caoba (Swiethenia macrophylla) Debido a su cubierta limitada, esta especie es ideal para ciertas prácticas de agrosilvicultura, siempre que se disponga de pastos abiertos para trasladar el ganado durante los períodos críticos, como el que precede al principio de la estación húmeda. La duración prevista de los planes para apacentar ganado bajo la caoba podría ser de ocho a diez años.

Toona Ni T. ciliata ni T. australis fueron dañadas por el ganado. Aunque tienen una cubierta más densa que la caoba, podrían ser ideales para el experimento.

Albizzia Esta especie tiene también una cubierta densa y es de corteza posiblemente sabrosa. Como la corteza de A. falcataria fue considerablemente dañada en una fase del experimento de Asan, no debe considerarse apropiada para la cría de ganado vacuno.

Eucalyptus El ganado tiende a pelar estos árboles incluso sin que haya escasez de pastos. Como E. deglupta crece rápidamente no debe recomendarse para el engorde del ganado vacuno.

Con la excepción de E. deglapta, todas esas especies ofrecen posibilidades interesantes para la combinación con cultivos comerciales como cacao, raíces y bananas. Al tener poca cubierta y no cortarse en unos 25 años, la caoba ofrece buenas posibilidades para los experimentos de agro-silvicultura.

GANADO BAJO LOS ARBOLES ingresos complementarios para los aldeanos (J. VAN ACKER)

Comparación de los pastos mejorados con los naturales

Los forrajes mejorados ofrecen a los animales una dieta más equilibrada y permiten un aumento más rápido de peso y una mayor población por unidad de superficie. En general, no se considera útil sembrar variedades mejoradas de pastos en los bosques, pues es casi imposible impedir que la hierba ti invada el terreno cuando la penetración de la luz es escasa. Tanto el crecimiento de la cubierta de árboles como el del bosque regenerado tenderán a dejar gradualmente gran parte del forraje en la sombra.

Sin embargo, en Samoa Occidental hay muchas pruebas de la vitalidad y persistencia de la hierba Ischaemum indicum a la sombra. Como además esta especie necesita poco fósforo, podría muy bien escogérsela para sembrarla en los bosques, sobre todo en los situados a grandes alturas que a menudo carecen de suficiente fósforo en el suelo para asegurar un buen crecimiento de la hierba.

Otra solución podría ser combinar en el bosque parcelas abiertas sembradas de pastos, o cortafuegos sembrados con especies mejoradas, y el tapiz herbáceo natural del bosque. Otras especies de hierba recomendadas para la investigación de pastos son Brachiaria brinzantha, B. decumbens, B. humidicola y Stenotaphrum secundatum.

Si se considera que el ganado no es un medio para limpiar o barrer zonas aforestadas, sino que además se destina a la producción de carne, es importante realizar aclareos regulares para mantener activa la radiación fotosintética del suelo por encima del 50%, mínimo para poder producir forraje (Macfarlane, 1981).

Este concepto responde a un experimento realizado en Nueva Zelandia y descrito por Knowles y Cutler (1980) según el cual una población de 200 árboles de Pinas radiaba por hectárea al llegar al séptimo año admite aproximadamente el 50% de la ganadería que puede mantenerse en campo abierto. Se estima que este nivel de producción puede durar otros cinco años, después de los cuales la capacidad disminuye rápidamente al cerrarse la cubierta. En este caso, es preciso talar los arbustos ya que la eliminación de los árboles no apropiados para la producción de madera aumentará la penetración de la luz y mejorará la situación de los pastos.

Conviene señalar que las estimaciones hechas para una población final de sólo 110 árboles por hectárea indican aproximadamente el mismo resultado neto final, lo cual significa que el menor rendimiento de madera está compensado por un mayor número de animales. Conservar hasta 50 árboles por hectárea o llegar hasta 400 no parece ser tan rentable. Esta observación entraña la idea de que, si los precios de la carne de vacuno son favorables, puede considerarse la posibilidad de aclareo que permite una mayor rentabilidad del bosque.

Los principales problemas que plantea la introducción de ganadería en los bosques o las plantaciones son una mayor incidencia de los daños del ramoneo a los plantones y el descortezado de los árboles más crecidos. Para que los árboles más jóvenes arraiguen es mejor excluir la ganadería de las plantaciones durante los dos o tres primeros años. Para reducir este período se han ensayado las posibilidades de proteger a los árboles de los animales, pero con poco éxito (Knowles y Tahau, 1978). Para que sea satisfactoria, la protección física debe prolongarse hasta que el árbol alcanza aproximadamente 1,50 m (Gillingham, Klomp y Peterson, 1976). Si bien es un obstáculo eficaz contra los animales, este tipo de protección física es normalmente demasiado caro. Otra posible solución sería pulverizar productos repelentes a base de huevo, que en experimentos con Pinas radiaba han reducido considerablemente la incidencia del ramoneo. Se necesitan más investigaciones sobre los costos y la eficacia de la protección química contra el descortezado.

La agrosilvicultura y el sector rural

Al aumentar la importancia del ganado vacuno para carne y de la industria maderera en Samoa Occidental, es fácil comprender el interés de las aldeas por la agrosilvicultura.

En los últimos años el número de cabezas de ganado vacuno ha aumentado constantemente en las tierras comunales de Samoa Occidental hasta llegar a 9 000. A pesar de este aumento, hay todavía bastantes tierras de las aldeas (pastizales abiertos y plantaciones intercaladas de cocoteros) que pueden recibir ganado.

El experimento de Asan (1979-1981)

Este experimento fue iniciado y realizado por personal del Departamento de Agricultura y Silvicultura de Samoa Occidental y el Proyecto PNUD/FAO Wes/76/003 - Sanidad y Producción Animal. El plan de ayuda bilateral de Nueva Zelandia destacó un administrador para las ultimas fases del experimento en 1981, y el Western Samoan Trust Estafes Corporation prestó 60 novillos Hereford. (Las especies de eucalipto no se incluyen en el cuadro porque no se dispone de datos sobre la transmisión de la luz.)

Parcela

Especie

Edad (años)

Superficie (ha)

Densidad (árboles/ha)

Transmisión estimada de la luz (%)

Novillos apacentados días/ha

1

Caboa/Tonal/ Albizza/Poumuli

5

55

400

50-55

200

2

Toona

6

56

400

30-35

72

3

Caoba

6

40

300

70-75

112

4

Caoba/Toona

6

-

400

50

-

Los efectos y las reacciones observadas durante los dos años del experimento pueden resumirse como sigue:

1. Un aumento considerable del peso vivo del ganado. Descortezado de la caoba después de un año de pastoreo sin incidentes, coincidiendo con el final de la temporada seca.

2. Considerable presión sobre los pastos (número fijo de cabezas durante cuatro meses y medio) en una situación de bosque cerrado, por lo que el ganado perdió peso. No se produjeron daños a los árboles, aunque el ganado habla adquirido anteriormente el gusto por la corteza de la caoba.

3. La parcela recibió una población fija durante dos meses y medio. La condición del nuevo ganado era excelente. No se produjeron daños a la caoba durante ese periodo prolongado de pastoreo.

4. Los daños a la caoba se produjeron menos de una semana después de que el ganado se mudó a esta parcela y fueron seguidos de ligeros daños a arboles Poumuli y un gran descortezado de Albizzia falcataria. En este caso, el descortezado coincidió también con el fin de la estación seca.

Muchos hatos de ganado vacuno de las aldeas pastan en zonas muy pobladas de arbustos, que podrían convertirse fácilmente en plantaciones de árboles con pasto para el ganado. Para ello sería necesario persuadir a los jefes de las aldeas de que esa modalidad de ordenación de la tierra redunda en beneficio de la aldea. Con el incentivo de un aumento de los ingresos derivados de las operaciones madereras en tierras de las aldeas (Leung Wai, 1982) la ventaja y el provecho mutuo de combinar los pastos, la ganadería y los árboles resultan evidentes.

El incentivo de combinar la producción de madera y la de carne es un aumento de los beneficios a largo plazo. Sólo cuando este tipo de uso de la tierra ofrezca más beneficios netos que la agricultura o la silvicultura solas, se aceptará la agrosilvicultura a nivel de las aldeas.

Sin embargo, una evaluación del rendimiento económico de la silvicultura combinada con la ganadería es difícil por la falta de información precisa. No obstante, un estudio económico indica que, incluso con rendimientos agrícolas razonablemente altos e hipótesis bastante pesimistas de producción forestal, la combinación de la ganadería y los árboles es probablemente de un 20 a un 25 % más rentable que la ganadería sola.

Para obtener resultados rentables es preciso superar los problemas que entraña el pastoreo en los bosques. Una vez que se ha asegurado la compatibilidad entre el ganado y los árboles eligiendo el tipo adecuado de árboles, la rentabilidad del plan de combinar la ganadería con la silvicultura depende de la gestión apropiada de la primera. Ello es particularmente cierto cuando los animales no están debidamente controlados y comienzan a vagabundear y a causar perjuicios en los cultivos cercanos, o cuando no hay pastos libres disponibles durante los períodos críticos, que ocasionan problemas como el descortezado.

Dado que se necesita más dinero en las aldeas y hay una conciencia cada vez mayor de que las tierras con potencial para la producción agrícola comercial en gran escala son las tierras comunales de las aldeas, la agrosilvicultura podría convertirse muy pronto en una práctica generalizada.

Conclusiones

En este experimento de Asan la producción de madera de caoba y el pastoreo del ganado vacuno se combinaron con éxito durante nueve meses del año, pero no durante los tres restantes, que es cuando se plantearon problemas.

Casi la mitad de los árboles de caoba afectados murió en el plazo de un año después de los daños de septiembre de 1980. Los árboles restantes parecen sanos pero es inevitable una pérdida de calidad de la madera. Sin embargo, desde el punto de vista de la ganadería, los resultados fueron sorprendentes y los problemas sanitarios se redujeron a un mínimo, lo cual demuestra que el ganado puede ser muy útil para controlar el tapiz herbáceo de los bosques y, al ofrecer mayores oportunidades de trabajo, para mejorar el tenor de vida de la población dedicada a la silvicultura.

A pesar del potencial que un medio forestal ofrece para el engorde del ganado vacuno, el proyecto debió terminar en 1981, después de dos años, ya que las pérdidas económicas debidas a la reducción de la producción de madera ya no podían tolerarse por más tiempo. Aunque el experimento no tuvo un éxito completo, indica que en las condiciones apropiadas, las tierras forestales pueden usarse para complementar el pastoreo si se dispone también de pastos abiertos.

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