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Ambiente

Se mide la respiración del bosque

En un articulo de la periodista Marlise Simons, publicado en el número del International Herald Tribune del 5 de junio de 1987, se informa de que, a mediados de mayo, científicos del Brasil y de los Estados Unidos completaron una operación de campo de seis semanas de duración en los bosques higrofiticos tropicales de la cuenca del Amazonas para investigar y medir los efectos de los bosques en la atmósfera.

La expedición fue una empresa conjunta del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil y de la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de los Estados Unidos, y en ella participaron 60 científicos de los Estados Unidos y 90 del Brasil, entre ellos, geólogos, físicos, biólogos y meteorólogos.

Usando los medios tecnológicos mas recientes, como aviones, satélites espaciales y equipo de láser, los científicos intentaron medir los tipos y cantidades de gases, partículas y otros compuestos que la vegetación forestal intercambia con el aire circundante. Según se informa, los experimentos encontraron algunas muestras del aire más puro y del agua más limpia que se conocen.

Según la autora, «en un bosque al noroeste de Manaus se realizaron ensayos las 24 horas del día. Cada tres horas se lanzaban globos libres con instrumentos y un aparato transmisor de radio para registrar el ozono, la temperatura y la humedad. Se habían instalado globos cautivos a 500 y a 1500 metros. Con instrumentos montados en el suelo y en torres se seguía día y noche la respiración de la jungla, que se iniciaba en el barro, los residuos y la vegetación viva, y se elevaba luego a través de la cubierta forestal».

Esa investigación es parte de un proyecto de ámbito mundial, patrocinado por la NASA, que intentará cuantificar la contribución de los sistemas vivos de la tierra a los compuestos más importantes de la atmósfera.

Parque ecológico para salvar el patrimonio arqueológico

Es casi imposible enumerar los usos y beneficios que se obtienen de las plantas. A medida que aumentan los estudios e investigaciones, todavía se descubren nuevos usos, propiedades y ventajas.

Recientemente, un equipo formado por el Instituto per il Medio ed Estremo Oriente (ISMEO), la Fundación Lerice y la Universidad de Roma en colaboración con la Universidad de Aquisgrán, República Federal de Alemania, ha trabajado en la región del Sind, en Pakistán, para rescatar los restos de la civilización arapiana en Mohenjo Daro.

Contemporánea de las grandes ciudades mesopotámicas, Mohenjo Daro se encuentra sepultada en el valle del río Indo. Fue construida 2000 años a. de C., con el material más abundante y al alcance de la mano arcilla - sobre plataformas gigantes para protegerla de las frecuentes inundaciones del Indo. Mohenjo Daro es hasta hoy parte de un enigma, ya que no se conoce su escritura. En la construcción de la ciudad se utilizaron por primera vez ladrillos, es decir arcilla cocida. Se consideraba de avanzada arquitectura, y estaba muy bien organizada sea por su red vial que por el sistema de cloacas y drenajes.

Desde principios de siglo se han realizado numerosos esfuerzos para conocer y sacar a la luz los misterios que encierra. Los arqueólogos al realizar las excavaciones se encuentran con el siguiente problema: la napa freática ha cambiado su nivel, y es actualmente más superficial; en consecuencia el agua sube por las paredes, en las cuales se depositan las sales que contiene. Todo esto hace que las paredes se disgreguen, imposibilitando cualquier tipo de excavación.

En los últimos 20 años se han construido alrededor de la ciudad muros de contención y canales de drenaje, una pista de aterrizaje y un laboratorio, y se instaló una serie de bombas para hacer descender la napa freática.

Para el proyecto de investigación en la cuenca amazónica del Brasil, se utilizaron instrumentos muy perfeccionados situados sobre el apara y sobre la perra, así como en las capas atmosféricas inferiores y superiores, para medir la influencia de los bosques ares higrofíticos en la composición química de la atmósfera

Basándose en el estudio fitosociológico de la zona, el Prof. Giovanni De Marco, geobotánico de la Universidad de Roma, ha determinado que existe una distribución espacial de la vegetación. Se trata de «leer» el terreno a partir de los vegetales que allí crecen. Adobes, ladrillos, terreno aluvional, arena y ripio proporcionan distintos sustratos para el desarrollo de las plantas.

El aporte de la geobotánica en el contexto multidisciplinario en la zona arqueológica de Mohenjo Daro tiene una doble finalidad. La principal es proporcionar los conocimientos básicos para la construcción de un parque ecológico, y al mismo tiempo dar un soporte a las investigaciones arqueológicas.

El primer paso de esta investigación es profundizar los conocimientos actuales sobre la vegetación, individuando la relación existente entre vegetación y ambiente (suelo, salinidad, humedad, clima, estructuras arqueológicas, etc.).

Se puede observar que la vegetación puede tener un rol útil a los fines de conservar el lugar, esencialmente de dos faunas:

· hacer descender la napa freática utilizando freatófitas como bombas biológicas, y

· modificar el microclima por medio de una forestación adecuada, en modo tal de disminuir o minimizar el efecto de la evaporación del agua que asciende por capilaridad a través de las paredes, y de la erosión eólica.

Para lograr tales propósitos las especies serán elegidos en base a dos características: autoecológicas, es decir que sean compatibles con las condiciones ambientales del lugar, y fenológicas, de modo que resulten más eficaces en los períodos de máxima exaltación de los factores que concurren a determinar los efectos a controlar.

Para salvaguardar la flora local y el paisaje, en la elección de las especies se deben evitar en lo posible las alóctonas, es decir, extrañas al ambiente originario, al mismo tiempo que se tratan de con servar las funciones ornamentales propias de un parque.

Los arboles del parque ecológico de Mohenjo Daro no sólo se comportarán como bombas biológicas, ayudando a secar el terreno para permitir las excavaciones arqueológicas, sino que podrán asegurar una mayor estabilidad del medio ambiente mediante la mitigación de los efectos de las variaciones meteorológicas con la formación de un microclima estable.

Indirectamente la presencia de los árboles permitirá el desarrollo de la fauna silvestre. Se introduce además, una nueva estrategia para la conservación de los recursos fitogenéticos.

Griselda Gómez, Roma

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Acumulación de cubierta muerta de eucaliptos

Cuando leí el Estudio FAO: Montes N° 59 (The ecological effects of eucalyptus) no consideré muy necesario comentar la afirmación, basada en la experiencia de Malawi, según la cual la cubierta muerta del eucalipto no se descompone con tanta rapidez como al de los bosques indígenas de Brachystegia. Cuando he visto que esa afirmación se hacia de nuevo en Unasylva, 38 (152) («¿Los eucaliptos son ecológicamente nocivos?») me decidí a escribirle.

El Dr. C.A. Jocqué fue quien formuló la afirmación original como resultado de las observaciones que recogió durante un breve periodo cuando escribió Malawi: A terrestrial baseline study of the Visphya pulpmill project area, informe interno de la FAO que se cita en el Estudio FAO: Montes N° 59. No lo tengo a mano pero, si recuerdo correctamente, Jocqué observó una acumulación de cubierta muerta en las plantaciones de eucaliptos cerca de Chinteche, localidad que tiene el clima más cálido y húmedo de Malawi. Jocqué no observó una acumulación similar de cubierta muerta en el bosque circundante de Brachystegia semiperenne, y sugirió que la razón de la diversa acumulación de cubierta muerta era la diferencia en la actividad biológica.

Lo que no señaló es que en el bosque de Brachystegia se realiza una quema controlada todos los años, de ser posible, y que esa quema se habla efectuado unos dos meses antes de sus observaciones. Los chubascos y el nuevo crecimiento de hierbas hablan eliminado superficialmente las señales de la quema controlada, en la que se consume toda la cubierta muerta. Las plantaciones de eucaliptos se hablan protegido cuidadosamente del fuego desde su iniciación.

Cuando el Departamento de bosques vio el informe, yo escribí, como Conservador Jefe, al Dr. Jocqué para señalar la importancia del fuego en sus observaciones sobre las diferencias en la acumulación de cubierta muerta. En nuestra reunión siguiente tuve la impresión de que iba a enmendar su informe. Al parecer, Poore y sus colaboradores se refirieron a la versión no enmendada cuando prepararon el Estudio FAO: Montes N° 59.

Es lógico que la actividad biológica sea más intensa en el bosque indígena, ecológicamente diverso, que en una plantación de eucaliptos adyacente. Sin embargo, no creo que el componente no leñoso de la cubierta muerta de eucaliptos en Chinteche tardara en descomponerse para formar una masa más o menos homogénea mucho más de 12 meses, dadas las condiciones de humedad.

Desde luego, la cubierta muerta de eucalipto no parecía ser más espesa, a medida que pasaban los años sin incendios.

No es mi intención hacer un elogio excesivo del eucalipto; las especies de que actualmente disponemos en la zona montañosa, fría y seca de Lesotho son sin duda motivo de preocupación para los ganaderos, los encargados de la conservación de suelos y el personal forestal por sus efectos sobre la flora herbácea indígena, que requiere luz. Pero tampoco deseo que se consideren perniciosos los eucaliptos en las zonas cálidas y húmedas por unas conclusiones incorrectas derivadas de unas observaciones muy breves en Malawi.

E.D. May
Maseru, Lesotho


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