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Bosques para todos - Un proyecto de aldeas agroforestales en el nordeste de Tailandia

J. Amyot

J. Amyot es un destacado especialista en Ciencias Sociales de la Universidad de Chulalongkorn, Instituto de Investigaciones Sociales, Bangkok Tailandia. Este artículo se basa en el informe escrito para la FAO sobre el proyecto forestal realizado en el nordeste de Tailandia.

La invasión de las zonas de reservas forestales a causa del avance de la agricultura constituye un problema en muchos países. En el decenio de 1970, el Gobierno de Tailandia puso en marcha un programa que se proponía responder a las necesidades de los pequeños agricultores y, al mismo tiempo, rehabilitar los bosques, autorizando un aprovechamiento agrícola reglamentado de las reservas forestales junto con actividades de bonificación de tierras con fines forestales.

OFICIALES DEL PROYECTO INSPECCIONAN LA PRODUCCION DE LOS VIVEROS - árboles para las actividades de rehabilitación de tierras y agrosilvicultura

En 1979 se emprendió un proyecto silvícola experimental PNUD/FAO con objeto de determinar el proceso de ejecución de ese programa.

La fose inicial del proyecto concluyó a fines de 1986. El presente artículo es una versión resumida del informe de evaluación del proyecto preparado para la FAO por el autor. En él se describe qué es lo que se pretendía conseguir con el proyecto, con qué medios y cuáles fueron los resultados, cuando los técnicos forestales decidieron trabajar en pro del desarrollo junto con los pequeños agricultores.

Se presto especial atención a los objetivos socioeconómicos del proyecto ya que, para todos los interesados, éstos presentaban mucha mayor complejidad que los problemas forestales de carácter técnico.

· Aunque la principal orientación de la política forestal de Tailandia ha sido la conservación y el control de los bosques por razones ambientales y económicas, la creciente presión demográfica sobre la tierra y la necesidad de mejorar la difícil situación de la población rural pobre y sin tierras han obligado recientemente a centrar la atención más bien en consideraciones sociales.

El quinto plan nacional (1981-86) se distinguía de los anteriores en que insistía más en la distribución de los ingresos y en la lucha contra la pobreza que en el crecimiento económico. Entre otras cosas, trataba de resolver el problema de la presión demográfica - causante de la invasión de las reservas de los bosques - impulsando un programa ampliado de aldeas forestales.

En el marco de este programa, a las personas que han invadido tierras forestales y que viven dispersas se les da la oportunidad de asentarse en aldeas organizadas en las zonas forestales reservadas y degradadas, se les autoriza a cultivar la tierra considerada apta para la agricultura y se les prestan asistencia técnica y servicios públicos. Las tierras no asignadas a las aldeas se rehabilitan para crear bosques productivos. El quinto plan nacional propuso como objetivo la creación de 100 nuevas aldeas durante el plazo que abarcaba su planificación.

La Ley Forestal de 1974 establece las condiciones en que las tierras forestales invadidas pueden explotarse con fines no forestales, como, por ejemplo, fines agrícolas. El plan del Real Departamento Forestal (RDF) destinado a aplicar esta política fue autorizado por orden ministerial en 1981. En ella se autorizaba al Director General del RDF a conceder a los solicitantes el usufructo de hasta 15 rai (2,4 ha) de tierras de reservas forestales. El plan, conocido con el nombre de Sor Tor Kor - sigla tailandesa del titulo de usufructo creado con este fin - se tiene habitualmente en cuenta en los proyectos forestales patrocinados por el RDF, cuyo número era de 75 en 1984.

Previendo las dificultades de este nuevo planteamiento, desde un comienzo el Gobierno recabó la ayuda del PNUD y de la FAO a fin de disponer de medios eficaces para ejecutar el plan. En consecuencia, en 1979 se inició un proyecto experimental en el marco de un programa de asistencia técnica del PNUD, con la FAO y el RDF como organismos de ejecución. El titulo oficial era: Desarrollo de actividades diversificadas de rehabilitación forestal en el nordeste de Tailandia (proyecto del PNUD N° THA/81/004). La fase 11 del proyecto finalizó en septiembre de 1986.

Antecedentes

El lugar de ejecución del proyecto estaba situado en el sector noroccidental de la reserva forestal nacional de Khao Phu Luang, en la provincia de Korat, y abarcaba una zona de 8997 ha, es decir, el 8 por ciento aproximadamente de la superficie total de la reserva. Korat es la provincia de acceso a la región nororiental, que es la más pobre de las cuatro regiones de Tailandia y se caracteriza por la aridez del suelo, la inclemencia del tiempo y la escasez de agua.

El objetivo inmediato del proyecto era rehabilitar los recursos forestales naturales en el 40 por ciento de la superficie y, al mismo tiempo, promover el desarrollo socioeconómico y aliviar la pobreza de las personas que hablan ocupado las tierras forestales, como condición previa para el establecimiento de bosques cultivados. Los aspectos socioeconómicos del proyecto (en forma de insumos que permitieran aumentar los beneficios en efectivo, asignación de tierras, obras de infraestructura y servicios) tenían por finalidad convencer a los agricultores a reasentarse permanentemente, a cultivar el restante 60 por ciento de la zona del proyecto apta para la producción agrícola, y, finalmente, a participar voluntariamente en actividades forestales (utilizando técnicas agroforestales) para complementar los ingresos en efectivo derivados de dicha producción y del empleo en la silvicultura.

ACTIVIDADES SILVOPASTORALES - en algunas plantaciones del proyecto se autorizaron actividades controladas de pastoreo

Como preparación del proyecto se llevaron a cabo diversos estudios; encuestas socioeconómicas; un estudio sobre los suelos y sus usos potenciales; un inventario forestal; un estudio sobre legislación y políticas forestales, y otro sobre aplicaciones agroforestales. Se establecieron contactos con diversos organismos provinciales y de distrito, y con los servicios de extensión agraria, desarrollo comunitario, salud pública, educación no académica, pesca, así como bancos, etc.

La vegetación natural de la zona del proyecto está formada por árboles de especies xerofíticas perennifolias y de especies caducifolias mixtas. Un inventario forestal llevado a cabo en 1980 presentaba, en la zona del proyecto, la clasificación de tierras que figura en el Cuadro 1.

La superficie forestal todavía existente tenía por término medio 59 árboles por hectárea y 30 m3 de madera comercializable por hectárea. Era generalizada la práctica de corta ilegal por comerciantes madereros, agricultores y productores de carbón vegetal. Las zonas de bosques ocupadas apenas contenían árboles de valor comercial. En los últimos tiempos, algunas de las tierras agrícolas y de las superficies taladas se hablan abandonado por agotamiento del suelo y estaban siendo invadidas por hierba imperaba.

Según una encuesta económica hecha en 1982, el número de hogares era de 1293 con una población total de alrededor de 8000 personas. El 69 por ciento de los residentes entrevistados habían emigrado a la zona del proyecto uno o dos años antes, mientras que el 31 por ciento restante llevaba allí tres años o más, y algunos hasta 30 años. Aunque había algunos asentamientos relativamente antiguos, la zona se caracterizaba principalmente por la existencia de explotaciones dispersas.

Aunque la tala de árboles para la industria maderera es un factor importante de deforestación de la zona, desde mediados del decenio de 1950 influyó también en este sentido la promoción del maíz como importante producto de exportación. La rentabilidad del cultivo del maíz era alta en los primeros años, ya que el suelo de los bosques recién talados era muy fértil y la productividad era considerable incluso sin la aplicación de fertilizantes.

Un grupo que desempeñó un papel importante en la zona fue el de los trabajadores que participaban en la construcción de caminos, sobre todo la carretera 304, entre 1966 y 1969. Muchos de ellos eran campesinos procedentes de otras zonas productoras de maíz, que se quedaron para cultivar este producto una vez finalizada la construcción de la carretera, y rápidamente difundieron en sus lugares de origen la noticia de que podían encontrarse nuevas tierras fértiles en los bosques de Khao Phu Luang. El resultado fue una gran afluencia de cultivadores de maíz, decididos a asentarse permanente mente en unas tierras que compraban a los anteriores ocupantes o desmontaban ellos mismos, sobre todo quemando los árboles y arbustos que quedaban en ellas.

En una encuesta por muestreo de 1982, la mayoría de los agricultores entrevistados ser propietarios de parte o la totalidad de la tierra que trabajaban pero, de hecho, todos estaban asentados ilegalmente en tierras de dominio público - las reservas forestales nacionales - y, por entonces, no habla ningún dispositivo legal para regularizar su ocupación. Sin embargo, la población rural reconocía como válidas las declaraciones de propiedad y, por lo tanto, los declarantes podían utilizar la tierra como cualquier otro propietario, explotándola ellos mismos, vendiéndola, arrendándola, transmitiéndola en herencia, etc. Casi la mitad de estos «propietarios» pagaba también a la Oficina del Distrito la contribución territorial correspondiente a sus tierras, y el hecho de que aceptaran esos pagos y que se entregara un recibo se interpretaba al menos como reconocimiento implícito, por parte de un organismo público, de sus derechos como propietarios.

Objetivos y resultados del proyecto

Rehabilitación forestal La rehabilitación forestal para proteger el medio ambiente y lograr beneficios económicos, fue un aspecto central del proyecto. Las especies seleccionadas fueron sobre todo Eucalyptus camaldulensis (procedencias Petford y Katherina) y Leucaena leucocephala. Cada año se preparaban entre 200 y 300 ha de bosques naturales degradados para la plantación de los plantines criados en viveros. Se limpiaba la vegetación rasante con aperos manuales y/o tractores, mientras que la vegetación leñosa se cortaba y almacenaba para su utilización como leña o madera.

En las zonas donde se practicaba la agrosilvicultura, las operaciones eran realizadas por los propios agricultores, utilizando aperos manuales. En otras zonas, se contrataban jornaleros. Tenían prioridad en este sentido los residentes en la zona del proyecto, ya que estas oportunidades de empleo debían formar parte del plan general de desarrollo socioeconómico de la zona. Sin embargo, nunca fue posible contratar bastantes trabajadores locales para realizar las labores de plantación, por incompatibilidad con las actividades agrícolas. En consecuencia, hubo que contratar numeroso personal de otros lugares. Otro factor que determinó la falta de participación local fue el hecho de que la remuneración no se recibía en muchos casos hasta varios meses después de haber realizado el trabajo.

Durante la ejecución del proyecto se repoblaron unas 1163 ha de terreno.

Cuadro 1. Clasificación de las tierras en la zona del proyecto

Clase

Porcentaje de la superficie total

1980

1975

Bosque xerofítico intacto de especies perennifolias

7,32

22,80

Bosque xerofítico invadido de especies perennifolias

1,64

1,61

Tierras agrícolas

58,90

41,58

Zonas de corta y quema

32,01

33,87

Recursos hídricos

0,07

0,07

ADQUIRIENDO NUEVOS CONOCIMIENTOS - se organizaron cursos de extensión para las mujeres

La región nororiental... se caracteriza por la aridez del suelo, la inclemencia del tiempo y la escasez de agua.

Consolidación de las comunidades campesinas y distribución de tierras La estrategia de desarrollo socioeconómico tenía una doble finalidad: consolidación de las comunidades rurales en un contexto agroforestal, y distribución de tierras en el marco del programa STK.

El objetivo inicial era establecer seis aldeas agroforestales, a las que se añadió una séptima en 1985. Se dotaba a cada centro comunitario de una infraestructura básica, tanto física como social, de un conjunto de insumos para el desarrollo agrícola y de los servicios necesarios en relación con la salud, educación, etc.

Se dio gran prioridad a la construcción de caminos. Durante la ejecución del proyecto se construyeron y repararon aproximadamente 70 km de caminos de bastante buena calidad, que permitían el acceso directo a la mayor parte de las aldeas. Se construyeron también presas y estanques para embalsar el agua con destino al consumo local.

El ritmo de ocupación de las nuevas aldeas fue más lento de lo previsto, por las dificultades que hubo para convencer a algunos agricultores de que cambiaran de residencia, y los problemas que comportó la dispersión de los agricultores para organizar y elegir dirigentes. Al final de 1986, se habían asentado en las aldeas agroforestales 317 familias, es decir, una quinta parte de la población que habitaba en la zona del proyecto.

Además de la asignación de 15 rai de tierra a cada familia en el marco del programa STK, el proyecto proporcionó otros 10 rai (1,6 ha) por familia en forma comunal, sobre todo para el cultivo de frutales.

Durante el periodo del proyecto, se reconocieron y deslindaron 1832 ha de tierras antes de la distribución y se entregaron 920 documentos STK. En relación con la superficie total de la zona del proyecto (5704 ha aptas para la agricultura), la superficie deslindada representaba un 32 por ciento y en ella vivía el 59 por ciento de las 1560 familias que habla en la zona al final de 1985.

Lo que más tiempo requería era convencer a los habitantes de que aceptaran la norma que limitaba la concesión de tierras a 15 rai. Otro aspecto que representaba dificultades era el destino que debía darse a las parcelas de los que reivindicaban tierras estando ausentes. En lugar de imponer su criterio y provocar conflictos, los oficiales del RDF preferían mostrarse flexibles y pragmáticos, identificar las parcelas que podían distribuirse sin demasiadas dificultades, y dejar las decisiones definitivas sobre los casos problemáticos para el momento en que pudieran encontrarse soluciones adecuadas.

Sigue autorizándose a los agricultores residentes a explotar las tierras todavía no asignadas, hasta su adjudicación final como tierras asignadas mediante documentos STK o como tierra comunal. Los agricultores pueden también utilizar temporalmente las tierras destinadas a actividades de repoblación forestal pero todavía no plantadas.

Agrosilvicultura El problema concreto que debía resolver el proyecto era crear una situación económicamente viable para los agricultores que sólo tenían derecho a cultivar 2,4 ha de tierras agrícolas y, al mismo tiempo, alcanzar los objetivos forestales de protección y rehabilitación de los bosques naturales. Resultaba sencillamente imposible conseguirlo teniendo como única base el monocultivo del maíz, sobre todo si se utilizaban técnicas de corta y quema.

La solución propuesta por el proyecto era que los agricultores adoptaran sistemas más adecuados de explotación de la tierra y desarrollaran varias actividades complementarias para aumentar los ingresos agrícolas, por ejemplo industrias domésticas y trabajo a tiempo parcial en la plantación de árboles.

Se consideraba de gran importancia la diversificación de los cultivos anuales. Los principales cultivos complementarios propuestos eran el algodón, el frijol mango, la soja, el ricino, el maní, el arroz de montaña y el kenaf. Aunque al finalizar el proyecto el maíz continuaba siendo el cultivo más importante, se había avanzado algo en la diversificación de los cultivos.

Las actividades de promoción en el sector general de la agrosilvicultura y de las prácticas relacionadas con ésta, incluían la plantación de árboles frutales y de especies forestales para el consumo propio de los productores; actividades ganaderas y apicultura en los bosques, y la producción de carbón vegetal.

El proyecto produjo sus propias semillas y plantas y realizó investigaciones y ensayos sobre el terreno para determinar qué especies de árboles se adaptaban mejor a las condiciones ecológicas locales, y qué utilidad podían tener para la población en un contexto agroforestal. Las principales variedades promovidas fueron las mismas utilizadas para la rehabilitación forestal, a saber Eucalyptus camaldulensis y Leucaena leucocephala. En las zonas aptas para la apicultura se promovió también, como fuente de polen, la plantación de Calliandra calothyrsus y de Eucalyptus deglupta. El proyecto suministró 167950 plantines a los agricultores y a las escuelas, dentro y fuera de la zona del proyecto, atendiendo las peticiones hechas.

...y rápidamente difundieron la noticia de que había nuevas tierras fértiles en el bosque de Khao Phu Luang.

Por varias razones, la respuesta inicial a estas medidas de extensión forestal fue poco entusiasta. Al no haber grave escasez de leña en la zona, no se comprendía claramente la necesidad de plantar árboles con este fin. Además, muchos opinaban que no ganarían nada plantando árboles, ya que estaba prohibido cortar árboles en una reserva forestal. El mismo concepto de agrosilvicultura resultaba extraño para unos agricultores dedicados al cultivo del maíz y convencidos de que si plantaban árboles en sus tierras tendrían problemas para arar con tractor. Sin embargo, poco a poco fue aumentando el interés por la plantación de árboles. Según una encuesta por muestreo llevada a cabo en 1985, al menos el 56 por ciento de los agricultores habla comenzado a plantar setos alrededor de sus fincas, y el 51 por ciento había empezado a plantar árboles. Sin embargo, sólo el tres por ciento habla participado en el establecimiento u ordenación de arboledas en las aldeas.

Aunque en 1985 la práctica de la plantación de árboles estaba ya bien arraigada, la silvicultura en cuanto tal no se había convertido todavía en fuente de ingresos, lo que probablemente desalentaba esta actividad.

Producción de carbón vegetal Mientras que la idea de plantar árboles para venderlos en su momento a las industrias madereras fue recibida con cierto escepticismo por los agricultores, la posibilidad de utilizarlos para fabricar carbón para el propio consumo o para la venta les resultó atractiva desde un comienzo. Los agricultores comprendían bastante bien el valor económico de los árboles utilizados con este fin y estaban familiarizados con el proceso de fabricación. Según una encuesta en 244 hogares realizada a comienzos de 1986 en la zona del proyecto, más del 60 por ciento de las familias tenían como único combustible el carbón; otro 27 por ciento utilizaba al mismo tiempo carbón y leña. La mayor parte del carbón consumido lo producían los propios interesados con madera de los bosques locales y utilizando hornos tradicionales de tierra, bastante primitivos y de bajo rendimiento.

El comercio del carbón vegetal ha sido siempre considerado con recelo por el RDF. Se presume que, en principio, toda circulación considerable de ese carbón guarda relación con la corta ilegal de árboles. Por otra parte, el carbón vegetal es un producto esencial en Tailandia, sobre todo en las zonas rurales donde las fuentes alternativas de energía para cocinar - por ejemplo, la electricidad o el gas licuado - no existen o son demasiado caras. Por consiguiente, se impone con urgencia normalizar su producción.

El proyecto adoptó un planteamiento con dos objetivos. En primer lugar, se alentaba a los productores locales de carbón vegetal a no depender de los bosques naturales y a utilizar especies cultivadas establecidas por ellos mismos. En segundo lugar, el proyecto trató de mejorar la producción introduciendo tecnologías de mayor rendimiento pero baratas. La meta era satisfacer la demanda local de carbón vegetal sin tener que recurrir a actividades ilícitas.

Se decidió promover en la zona del proyecto la carbonera de barro en forma de colmena. En el primer semestre de 1986 se enseñó a 14 agricultores a construirla y manejarla, con la intención de que después enseñaran a otros lo aprendido. El experto en dendroenergía del proyecto preparó un sencillo manual ilustrado sobre la construcción y funcionamiento de las carboneras, que luego se distribuyó entre los campesinos.

Se hizo una pequeña encuesta entre 68 agricultores para determinar su actitud ante la construcción de carboneras. Las objeciones aducidas contra esta iniciativa fueron las siguientes: falta de dinero (34), falta de espacio (10) y miedo a enfrentarse con el RDF (22). Ninguna de estas razones correspondía a la realidad, ya que las carboneras se podían construir con mano de obra exclusivamente familiar, ocupaban muy poco espacio y habían recibido la aprobación del RDF, con la única condición de que, para producir el carbón, se utilizara solo madera de las plantaciones privadas de los agricultores. Sin embargo, es posible que la resistencia tuviera causas más profundas. Como ya se ha indicado, el carbón vegetal se utiliza mucho en la zona del proyecto y la producción ilícita es lo bastante abundante como para satisfacer la demanda. La verdadera dificultad reside pues en convencer a la población de que sustituya sus prácticas forestales destructivas por la nueva industria familiar de producción de carbón a partir de la madera de los árboles de sus propias plantaciones, y utilizar un nuevo modelo de carbonera más eficiente.

Actividades silvopastorales Para promover las actividades silvopastorales, el proyecto permitió a los agricultores llevar el ganado, en determinadas condiciones, a las plantaciones de árboles. Para mediados de 1986 la ganadería habla adquirido un papel importante, y habla hatos de hasta 40 y 50 cabezas. Unas 16 ha de bosques cultivados se sembraron con hierba de Guinea y otras plantas forrajeras para mejorar los pastos.

Plantación de frutales Al iniciarse el proyecto, y en señal de buena voluntad, se distribuyeron entre los agricultores plantines de frutales. En mayo de 1982, 28 agricultores y dos miembros del personal del proyecto recibieron capacitación en materia de propagación vegetal.

Hasta abril de 1986 se hablan distribuido entre los agricultores unos 60000 plantines, y se estimaba en 590 ha la superficie ocupada por huertas de frutales. Se cultivaban numerosos tipos de frutales y otras especies arbóreas, como por ejemplo el coco, el anacardo y el bambú (para recolectar los brotes comestibles). Las frutas que encontraron mayor aceptación fueron el mango, la jaca, el anón pelón y el tamarindo dulce, pero se cultivaban también papayas, banano y limas.

Para 1986 varios agricultores que hablan plantado frutales al comienzo del proyecto ya obtenían ingresos de esa actividad. Un agricultor a quien se visitó a mediados de 1986 habla vendido mangos por valor de 40000 baht (1540 dólares EE.UU.) y habla comprado un camión para llevarlos al mercado.

Apicultura Al final de marzo de 1982, seis agricultores fueron enviados a la Universidad de Khon Kaen para que siguieran un cursillo de capacitación en los aspectos básicos de la apicultura y fabricación de colmenas, de una semana de duración. Para el final del año se habían comprado 30 colmenas para utilizarlas en la zona del proyecto.

El apicultor del proyecto ofreció a los interesados en esa actividad asesoramiento sobre la explotación de enjambres, métodos de alimentación de abejas, construcción de equipo para actividades apícolas, sistemas de prevención y control de las plagas y enfermedades, plantación de flora apta para la producción de miel. Además, se prestó asistencia a los apicultores para aumentar el número de enjambres, y para la extracción de la miel.

Las actividades apícolas comenzaron en la zona del proyecto en 1984. En junio, otros 10 agricultores siguieron cursos de capacitación apícola, pero el crecimiento de la industria se convirtió en un proceso autoimpulsado, ya que los agricultores ya preparados fueron transmitiendo a otros sus conocimientos. En marzo de 1986 habla 41 apicultores y 350 colmenas. Aunque los que recibieron capacitación eran hombres, cada vez eran más las mujeres que participaban en las actividades apícolas, adiestradas por los varones.

El RDF ha hecho de la promoción de la apicultura un elemento habitual de sus proyectos forestales en las aldeas de todo el territorio nacional, y unos 40 funcionarios destinados a estas aldeas recibieron capacitación en el marco del proyecto.

Concesión de crédito La concesión de crédito agrícola a tipos razonables de interés fue otro de los objetivos del proyecto. Los agricultores de la zona del proyecto no tenían en principio ningún titulo de propiedad de la tierra. Gradualmente se les expidieron certificados STK de usufructo, que legitimaban la ocupación de la tierra, pero los derechos sólo eran transferibles a los herederos naturales. Dada esa limitación, los bancos comerciales no solían aceptar las tierras como garantía de los préstamos, ya que en caso de incumplimiento no podían quedarse con ellas.

A fines de 1982, se entablaron conversaciones con el Banco Estatal de Agricultura y Cooperativas Agrícolas (BAAC) acerca de la posibilidad de conceder préstamos a los agricultores residentes en la zona del proyecto. Varios funcionarios del banco fueron al lugar indicado para examinar con los agricultores las condiciones y problemas generales de los préstamos.

Se pidió a dos grupos de agricultores, uno de 13 y otro de 24 personas, que rellenaran impresos de responsabilidad solidaria para poder ser admitidos como candidatos a los préstamos. Seis del primer grupo y 13 del segundo recibieron con el tiempo préstamos por valor de 1500 a 2000 baht cada uno (58-77 dólares EE.UU.). Las causas de la denegación de algunas solicitudes fueron, aparte del riesgo del crédito, la edad, la ausencia de certificado de matrimonio y la falta de registro de residencia local.

Mientras tanto, se presentaron 60 nuevos candidatos, de los cuales fueron aceptados 24. Los 19 antes citados solicitaron nuevos préstamos, y los obtuvieron. Ante el impecable comportamiento del primer grupo en cuanto al reembolso de los créditos, el limite de éstos se elevó a 3000 baht. La tasa de reembolso del segundo grupo fue también del 100 por ciento, y el banco elevó el tope a 4500 baht (173 dólares EE.UU.).

En el segundo semestre de 1983, 63 agricultores de la zona del proyecto se unieron a la Cooperativa de Lam Phra Phloeng, de reciente formación. Su objetivo principal es conseguir crédito agrícola para sus socios, que deben pagar una cuota de 250 baht (9,62 dólares EE.UU.). Esas cuotas se ingresan en el fondo de préstamos, pero la parte más importante la proporciona el BAAC. En 1983 y 1984 se concedieron 203 préstamos a 140 beneficiarios de la zona del proyecto, con valores que iban de 5000 a 7000 baht (192-269 dólares). Como en el caso de los préstamos del BAAC, el agrónomo del proyecto siguió y orientó el reembolso por parte de los prestatarios, y la tasa de reembolso volvió a ser del 100 por ciento.

En 1985, 39 de los 43 agricultores que hablan recibido y reembolsado los préstamos del BAAC, recibieron otros nuevos por un total de 204500 baht (7865 dólares). Por otra parte, 129 agricultores de los 260 que habían recibido préstamos de la Cooperativa de Lam Phra Phloeng pagaron sus deudas y recibieron nuevo crédito por un valor total de 1025200 baht (39431 dólares).

AGRICULTURA EN EL BOSQUE - el maíz continúa siendo el principal cultivo en la zona del proyecto

Entre julio de 1983 y marzo de 1986, la Cooperativa y el BAAC concedieron un total de 303 préstamos por un valor de 2173500 baht (83596 dólares), lo que demostró que los pequeños agricultores sin escrituras que acreditaran sus derechos de propiedad de la tierra podían oponerse con éxito a la explotación de prestamistas usureros.

Al legalizar su situación con los certificados STK, a los agricultores de la zona del proyecto se les aseguraba su derecho de tenencia. Desde el punto de vista de los bancos, disminuía el riesgo de los créditos por la existencia de un proyecto que ofrecía una garantía general y aseguraba una elevada tasa de reembolso por parte de los agricultores.

Servicios sanitarios La política sanitaria nacional era que los servicios médicos, la atención primaria de la salud, la vacunación de los niños y la enseñanza en materia de sanidad e higiene constituían actividades imprescindibles en las zonas rurales que carecían de tales servicios por su alejamiento y el mal estado de las carreteras. Las autoridades sanitarias de la provincia de Korat hablan decidido poner en práctica este principio en 1985 pero, dada la evidente necesidad de tales servicios, aceptaron, a petición del proyecto, adelantar los planes en dos años.

En los nueve primeros meses recibieron tratamiento 1026 personas, entre hombres, mujeres y niños. Además, se seleccionaron 117 candidatos de 13 aldeas pertenecientes a los tres sectores de la zona del proyecto, y en abril de 1984 se les impartió un cursillo semanal de capacitación en divulgación sanitaria. Nueve de ellos fueron seleccionados como voluntarios sanitarios y recibieron otras dos semanas de capacitación.

Un problema importante para la salud es la calidad del agua. Normalmente, la población utiliza, para beber y cocinar, el agua de lluvia almacenada. El agua que cae del tejado de la casa se recoge en un depósito de cemento. Al comienzo del proyecto había gran escasez de ellos, sobre todo porque los que se vendían en las ciudades eran demasiado caros. Para solucionar el problema, se enseñó a los agricultores a fabricarlos. En consecuencia, aumentó enormemente la disponibilidad de agua potable durante todo el año.

Empresas no agrícolas La capacitación en actividades no agrícolas representaba una buena posibilidad para obtener ingresos suplementarios. Entre octubre de 1983 y febrero de 1985 se celebraron 17 cursillos de capacitación. La mayor parte de ellos iban dirigidos a las mujeres: 13 fueron de costura y dos de cocina y conservación de los alimentos. Uno fue sobre reparación de motores y otro sobre peluquería para hombres.

Las escuelas sirvieron como centros de difusión de las innovaciones propuestas por el proyecto. Además, se tomaron las medidas pertinentes para que las escuelas pudieran disponer de una biblioteca móvil e impartir enseñanza sobre salud y nutrición.

Desarrollo del capital humano Pese a que la silvicultura social y su aplicación tenían ya ciertos antecedentes en Tailandia, a los técnicos forestales del RDF no se les había capacitado para afrontar los aspectos del desarrollo humano y socioeconómico de la misma. Por eso, uno de los objetivos del proyecto era la capacitación del personal.

El grupo al que más directamente se refería esta actividad era el personal del RDF asignado al proyecto. En el tiempo que duró el proyecto eran siete los integrantes de ese grupo. También participaron en esas actividades de promoción profesional otros funcionarios del RDF, y se trató explícitamente de integrar la experiencia docente del proyecto en la totalidad del sistema de éste.

En el marco del proyecto se proporcionó también una formación de tipo más académico. Dos de los directores adjuntos de campo recibieron becas para realizar estudios de licenciatura, uno en silvicultura social en la Universidad de Filipinas en Los Baños, y el otro en planificación del desarrollo rural en el Instituto Asiático de Tecnología, en Bangkok. Se concedieron también a otros directores adjuntos bolsas de viajes de estudios de menor duración (2-3 meses). Cinco realizaron cursillos breves de silvicultura social en la Universidad de Filipinas, en Los Baños. El proyecto patrocinó cuatro viajes de estudio a la República de Corea, Indonesia, Filipinas y Nepal, con objeto de estudiar la experiencia de estos países en el sector de la silvicultura social. En cada viaje de estudios participaron cuatro funcionarios del proyecto y dos agricultores de la zona de éste.

Además, la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Chulalongkorn, Bangkok, organizó cinco cursillos prácticos de capacitación sobre técnicas de comunicación en apoyo del desarrollo, destinados a los funcionarios y otras personas interesadas del RDF y de los organismos públicos colaboradores.

SE DIO GRAN PRIORIDAD A LA RED DE CAMINOS - una mayor movilidad y un mejor acceso a los mercados tienen gran importancia

Evaluación del proyecto

A estas alturas, la única evaluación que puede hacerse es que el proyecto ha iniciado y facilitado un proceso de cambio. Sus efectos totales sólo podrán conocerse en los años próximos.

La repoblación de 1163 ha de bosques degradados ha producido un cambio considerable en la zona del proyecto. En lo que hasta hace poco eran cerros pelados están creciendo árboles jóvenes. El cambio es patente para las personas que visitan la zona y suscita comentarios de aprobación entre los habitantes.

La erosión de los suelos se ha frenado indudablemente en las laderas donde se han plantado árboles. La capacidad de fijación de nitrógeno de los árboles del género Leucaena así como el humus producido por sus hojas han contribuido a mejorar los suelos.

Aunque debería hacerse un nuevo estudio para documentar plenamente los progresos realizados, el análisis económico de las actividades agrícolas demuestra a todas luces lo mucho que ha mejorado la explotación de las tierras en la zona del proyecto. Sin embargo, para que la plantación de árboles y el desarrollo agrícola progresen en la forma prevista, deberá pasar todavía cierto tiempo a fin de que todos los agricultores se convenzan de las ventajas del cambio.

El trazado de las aldeas es ahora menos amorfo por la concentración, espontánea o planificada, de las fincas dispersas en grupos de aldeas, sobre todo como consecuencia del desarrollo de la infraestructura como, por ejemplo, las carreteras y presas.

Los habitantes de las aldeas ocupan ahora legítimamente las tierras. Viven en comunidades funcionales con una infraestructura social normal, participan en actividades comunitarias normales y reciben del Gobierno servicios normales de educación, salud, administración local, seguridad y apoyo agrícola.

Muchas de las nuevas aldeas están creando una infraestructura e instituciones de servicios para atender las necesidades del conjunto de la comunidad, sobre todo por iniciativa de los propios campesinos.

Gracias a la mejora de las carreteras y a la disponibilidad de transportes públicos, han mejorado enormemente las comunicaciones dentro de la zona y con el exterior.

Ha aumentado también la capacidad de almacenar agua de lluvia, ya que los campesinos fabrican sus propios depósitos de cemento. La proporción de viviendas con servicios higiénicos ha pasado de menos del 10 por ciento a aproximadamente el 25 por ciento. La mayor parte son letrinas con pozo negro.

Como ya se ha indicado, desde mediados de 1984 ha funcionado en la zona del proyecto un sistema de atención primaria de la salud. Los centros sanitarios de los subdistritos, tres en total, se utilizan cada vez con más frecuencia, sobre todo porque en el pasado la falta de carreteras dificultaba el acceso a ellos.

En el ejercicio agrícola de 1985, el maíz continuó dominando la producción agrícola, pero comenzaron a adquirir importancia otros productos que hasta 1981 sólo se cultivaban en cantidades insignificantes.

Las actividades no agrícolas representan otra fuente de ingresos para la población de la zona del proyecto. En la encuesta económica realizada aparecen las siguientes actividades: empleo dentro del proyecto para atender las plantaciones de árboles; trabajos ocasionales; comercio; producción de carbón vegetal; pesca, y otros. Esta última categoría no especificada incluye probablemente actividades como la apicultura, carpintería, conducción de vehículos, confección, etc. En este contexto, la única actividad de una parte considerable de las 300 familias incluidas en la muestra (52 por ciento) era el trabajo ocasional, probablemente como mano de obra asalariada en las grandes explotaciones; seguían en importancia el empleo en actividades del proyecto y el comercio. Los datos sobre el número e ingresos de las familias dedicadas a la producción de carbón vegetal son poco fiables, ya que tal como se practicaba era ilegal, y reconocer esa actividad seria en la práctica una autoacusación.

En conjunto, la población considerada mostraba una actitud muy positiva hacia el proyecto. A la pregunta de qué intervenciones valoraban más y consideraban más importantes, el primer lugar en las respuestas correspondió invariablemente a la construcción de carreteras; en segundo lugar se mencionó la capacidad del proyecto como medio para obtener de numerosas fuentes otros beneficios relacionados con el desarrollo.

Al fomentar la silvicultura comunitaria lo que se pretende es que la participación popular en la plantación de árboles contribuya al restablecimiento de los recursos forestales nacionales. Así está comenzando a ocurrir en la zona del proyecto, con gran entusiasmo en el caso de los frutales, de forma mucho más irregular en el de las demás especies.

Otras innovaciones propuestas en relación con la silvicultura demostrarán probablemente su importancia en el futuro; por ejemplo, la plantación de especies forestales por particulares para la posterior venta de la madera a las industrias consumidoras de ese producto; la utilización de los arboles como material de construcción o para la producción de leña o carbón vegetal, o la plantación intercalada de cultivos comerciales y de árboles.

El problema de las explotaciones y de la tenencia de la tierra

Dos problemas que hasta ahora se han resistido a los intentos de solución son la redistribución de las tierras en conformidad con la legislación y los reglamentos vigentes, y la enorme disparidad en cuanto a ingresos y dimensión de las explotaciones entre los agricultores de la zona del proyecto.

En la práctica, los ocupantes de las tierras siguieron afirmando sus derechos de propiedad, y utilizándolas como si fueran los propietarios legales.

Mientras duró el proyecto, la superficie media de las explotaciones de todas las categorías de agricultores pasó de 24,85 a 31,37 rai. Las de los agricultores marginales pasaron de 5 a 8,16 rai, lo que representó una mejora de su situación y les permitió salir en parte de su estado marginal. En el caso de los grandes agricultores, la superficie media de sus explotaciones experimentó un aumento espectacular, de 59,5 a 92,85 rai.

Aumentó también la disparidad entre los agricultores en cuanto a la superficie total de sus tierras. La mitad de los incluidos en la muestra tenía menos de 20 rai, mientras que en 1981 sólo el 42,5 por ciento se encontraba en esa situación.

En la zona del proyecto no se puede hablar de propiedad de las tierras en sentido jurídico, sino únicamente de derechos de usufructo basados en los certificados STK. Sin embargo, en la práctica, los titulares de las tierras siguieron afirmando sus derechos de propiedad y utilizándolas como si fueran los propietarios legales, vendiéndolas o arrendándolas según su conveniencia.

El problema es que el cultivo del maíz continúa siendo la actividad básica de los agricultores, y aunque los ingresos de esta actividad han aumentado en parte gracias a la introducción de mejores prácticas, ello se ha logrado sobre todo mediante una expansión de la superficie cultivada.

La situación a largo plazo propuesta en el programa de silvicultura social consiste en incluir a todos los productores de la zona del proyecto en el programa STK; cada explotación de 15 rai seria económicamente viable gracias al desarrollo de actividades relacionadas con la agrosilvicultura. La política del programa STK en relación con la dimensión autorizada de las explotaciones nunca ha tenido mucha aceptación en la zona del proyecto, y parece poco realista suponer que unos agricultores que controlan el 68 por ciento de las tierras agrícolas todavía no asignadas (en 1986) van a renunciar a ellas sin oponer resistencia.

En la actualidad se está examinando la política oficial en materia de distribución de terrenos forestales a los agricultores sin tierra, y desde 1980 se han realizado varios estudios al respecto. Se sostiene que en las zonas donde se quiera aplicar esta política, no se cumplen de hecho las normas del programa STK y ni siquiera se pueden aplicar. Las transacciones sobre tierras en el mercado extraoficial continúan haciéndose igual que antes y el RDF carece simplemente del personal y de los recursos necesarios para intervenir con eficacia en este sentido. También se sostiene que, aunque el objetivo de la concesión de certificados STK es consolidar los derechos de propiedad de las personas que han invadido terrenos forestales, muchas veces se consigue el efecto contrario. Antes de la ejecución del proyecto, estas personas se consideraban seguras en sus tierras, convencidas de que, aunque las ocupaban ilegalmente, nadie les arrojaría de hecho de ellas por las consecuencias políticas que ello acarrearía. Ahora se han convertido en centro de la atención y es muy dudoso que puedan conservar más de 15 rai de tierras.

El programa de reforma agraria de Tailandia, administrado por la Oficina de Reforma Agraria (ALRO), adscrita al Ministerio de Agricultura y Cooperativas, constituye una alternativa al modelo del programa STK, que merece la pena examinar en este contexto. Se ejecuta también en zonas forestales degradadas. La diferencia está en que las tierras han dejado de estar clasificadas como reservas forestales y la jurisdicción sobre ellas se ha transferido del RDF a la ALRO. La ocupación de las tierras se legitima mediante un certificado de derecho de usufructo pero, a diferencia de los certificados STK concedidos hasta ahora, los certificados ALRO conceden derechos permanentes.

Otra diferencia básica entre los dos mecanismos es que el programa ALRO reconoce los derechos de las personas que hablan ocupado ilegalmente las tierras, por lo que los ocupantes que deben ceder parte de ellas tienen derecho a recibir una indemnización. Se trata esencialmente de un programa de redistribución de tierras. La superficie máxima autorizada es normalmente de 50 rai (8 ha) por explotación. El resto debe venderse a la ALRO.

Una evolución en este sentido requeriría una nueva definición de la función del RDF y, lógicamente, la participación de la ALRO en la ejecución de los proyectos de silvicultura social.

Enseñanzas del proyecto

A pesar de algunos resultados negativos debidos a factores ajenos al proyecto, los progresos han sido notables.

Los ocupantes sin títulos de las tierras forestales reaccionaron al principio muy negativamente ante el proyecto, ya que según ellos los técnicos forestales no eran sino los encargados de hacer cumplir la ley. Los agricultores velan también el proyecto con temor y suspicacia, ya que éste representaría para ellos el desahucio y la pérdida de sus tierras y medios de vida. Por consiguiente, una de las primeras tareas de los encargados de ejecutar el proyecto fue tranquilizar a la población mostrándole lo infundado de sus temores y estableciendo unas relaciones de confianza mutua. En segundo lugar, hubo que convencer a la población de que aceptara o al menos no ofreciera resistencia a la repoblación forestal prevista en el proyecto, aun cuando se llevara a cabo en tierras que consideraba de su propiedad. Hubo que convencerla también de que aceptara el plan de distribución de tierras previsto en el programa STK. Finalmente hubo que lograr la cooperación y participación de la población en las varias actividades relacionadas con su propio desarrollo socioeconómico.

Como punto de partida se trató de establecer una buena comunicación entre el personal del proyecto y la población de la zona.

El personal del proyecto procuró evitar todo comportamiento autoritario y presentarse más bien como personas comprensivas, portadoras de los beneficios del desarrollo, y como intermediarios dispuestos a transmitir las necesidades y quejas de los campesinos a las autoridades superiores.

Una encuesta efectuada entre la población de la zona del proyecto incluida en la encuesta social demostró la alta opinión que merecía el personal forestal del proyecto. Más del 85 por ciento de las personas incluidas en la muestra estaban satisfechas o muy satisfechas con el personal por su capacidad de convivencia, su corrección, su sentido de la responsabilidad y su preparación y competencia.

Otra característica del proyecto que conviene señalar es su papel de coordinación con los organismos colaboradores del Gobierno y de defensor de la población. No hay duda de que el estatuto especial del proyecto, en cuanto actividad patrocinada por las Naciones Unidas, y la eficiencia del Asesor Técnico Jefe de la FAO, por sus dotes personales y el prestigio de su posición, tuvieron también gran importancia. Las peticiones a los organismos colaboradores recibieron una respuesta más rápida que en otros proyectos del Gobierno.

Finalmente, un aspecto de la ejecución del proyecto que incrementó significativamente su eficacia fue la flexibilidad con que se llevó a cabo. Sin renunciar a la consecución de los objetivos esenciales ni a la ejecución de las actividades programadas, se revisaban continuamente los planes concretos de trabajo teniendo en cuenta las oportunidades y problemas que se iban presentando. Esta flexibilidad era posible porque el proyecto tenía una fuerte estructura descentralizada de gestión, con normas flexibles de actuación que concedían a los directores de campo facultades para controlar la ejecución de los planes de trabajo sin necesidad de consultar continuamente con personas o comités aún más altos para obtener aprobación.

Dada su actitud actual, parece más que probable que el RDF proseguirá las actividades de silvicultura comunitaria en esta zona, y más adelante las replicará en otros proyectos de esta índole.


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