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El bosque de Usutu: veinte anos después

J. Evans

Julian Evans es el Director del Programa de aprovechamiento forestal de tierras del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), Londres, Reino Unido. La presente exposición se basa en dos trabajos 1) EVANS J., 1986 The productivity of second and third rotations of pine in the Usutu Forest, Swaziland. Commonwealth For. Rev., 65(3):205-214, y 2) EVANS, J. y WRIGHT, D. 1987. The Usutu Pulp Company - development of an integrated forestry project Conf. on Sustainable Development, Regent's College, Londres, abril de 1987, IIED. Pueden obtenerse ejemplares del segundo trabajo dirigiéndose al IIED, 3 Endsleigh Street, Londres WCIH ODD, Reino Unido. Precio: 3,50 libras esterlinas.

El autor agradece al Sr. W H. Rodgers, Director General, y al Sr. Spencer Brook, ex Director de Montes en Usutu, por sus observaciones y la asistencia prestada en la preparación de este articulo.

En 1967, se publicó en el N° 84 de Unasylva un artículo en el que se describía el proceso de establecimiento y explotación del bosque de Usutu y de una fábrica de posta de madera en Swazilandia («Planificación de un programa forestal integrado», por William F. Hastie y John MacKenzie). Por aquel entonces, las actividades forestales descritas se venían llevando a cabo desde hacía unos 17 años.

Han transcurrido otros dos decenios, y casi la mitad de las plantaciones forestales de Usutu están en su tercer turno y proporcionan la materia prima necesaria para una producción anual de unas 180000 toneladas de pasta de madera kraft sin blanquear. El autor de este artículo participa desde 1968 en el seguimiento de la productividad a largo plazo de turnos sucesivos de las plantaciones de pinos de Usutu. Se informa aquí de los resultados de esos estudios, y se evalúan las consecuencias ambientales de la transformación de unas 52000 ha de pastizales del alto Veld prácticamente en un monocultivo de pinos.

EL ROSQUE DE USUTU - corta de aclareo de pinos de dieciocho años

FIGURA 1. Mapa de ubicación del bosque de Usutu en Swazilandia

· El bosque de Usutu abarca una superficie de 52000 ha de plantaciones predominantemente de pinos en el alto Veld de Swazilandia, en el Africa austral (véase Fig. 1). Esas plantaciones suministran la materia prima necesaria para una producción anual de unas 180000 toneladas (secadas al aire) de pasta de madera kraft sin blanquear, en una fábrica situada en el medio del bosque a orillas del río Usutu. La pasta se exporta a todo el mundo y, después del azúcar, es el producto de exportación más importante de Swazilandia. Desde hace 25 años se viene fabricando ininterrumpidamente pasta de madera en el marco de este proyecto y, como actividad económica, representa en general alrededor del 20 por ciento de las exportaciones del país y un 12 por ciento aproximadamente de su PNB. La empresa es propiedad conjunta de la Commonwealth Development Corporation y la Courtaulds Ltd, con una participación del Gobierno swazi.

Breve historia La actividad de ordenación y aprovechamiento forestal en Usutu fue iniciada por la Colonial (actualmente Commonwealth Development Corporation [CDC]) en 1948, a raíz de un informe encargado por Sir Evelyn Baring, entonces Alto Comisionado de los territorios de Bechuanalandia, Basutolandia y Swazilandia. Este pidió al Dr. Ian J. Craib, silvicultor sudafricano y entonces Director General de Peak Timbers (una nueva empresa forestal en el norte de Swazilandia), que estudiara la posibilidad de aprovechar con fines forestales 55000 ha de pastizales del valle del Gran Usutu.

Después de un informe favorable, la CDC financió la compra de esas tierras, y en febrero de 1950, al final de la estación húmeda, se efectuaron las primeras plantaciones. En el decenio siguiente, hasta 1958, se fomentaron 42000 ha principalmente entre 1951 y 1957, creándose así la mayor masa de bosque artificial de Africa. Las especies dominantes fueron Pinus patula y P. elliottii, con una pequeña proporción de P. taeda. Los cultivos se desarrollaron bien en las condiciones de Swazilandia, alcanzando un promedio de 20 m de altura en 12 años y una productividad de 15-25 m3/ha/año.

Inicialmente se tenía la intención de fabricar papel kraft (el empleado en las bolsas de papel sin blanquear, cajas de cartón, etc.) para el mercado sudafricano. Sin embargo, el desarrollo de esta industria en Sudáfrica satisfizo esa demanda, por lo que en 1959 se decidió formar una sociedad en participación con la Courtaulds Ltd para utilizar las plantaciones de pinos en la producción de papel kraft sin blanquear para su exportación a mercados de ultramar. Se construyó una fábrica de pasta con una capacidad de producción anual prevista de 90000 toneladas que equivalía al rendimiento estimado del bosque. La fábrica inició la producción comercial en 1962 utilizando árboles de 11 a 13 años de edad. En aquel momento, probablemente se trataba del único caso en el mundo en que un inversionista privado se había arriesgado a penetrar en el sector de las plantaciones forestales con objeto de transformar todos los árboles en pasta y/o papel (Hastie y MacKenzie, 1967).

Pronto se observó claramente que el consumo de madera de la fábrica, en una proporción de unas 5,5 t de madera recién cortada por cada tonelada de pasta desecada producida, representaba un aprovechamiento insuficiente del potencial de crecimiento del bosque. Esto, unido al deseo general de potenciar al máximo la producción y obtener mayores economías de escala, condujo a una constante expansión de la capacidad, habiéndose llegado en la actualidad a unas 180000 toneladas anuales, es decir casi el doble de lo originalmente previsto. A mediados del decenio de 1970, y en los primeros años del de 1980, se amplió un poco la superficie del bosque, plantando nuevos árboles y adquiriendo pequeñas superficies de plantaciones, con lo que se ha llegado a las 52000 ha actuales. En 1986, la productividad del bosque, que es superior a 900000 toneladas de madera recién cortada por año, equivalía en términos generales a las necesidades anuales de consumo de la fábrica al nivel actual de producción.

Debe observarse que la forestación de tierras yermas en Swazilandia era el único medio de obtener madera para la industria. La cubierta forestal natural representa menos del 5 por ciento de la superficie total, y la proporción es aun menor en el alto Veld, donde se concentra en barrancos escarpados e inaccesibles. Esto hace que el valor de la fauna silvestre de los pastizales del alto Veld sea bajo, y que casi todo lo que se mueva corra el riesgo de ser cazado debido a la falta de cubierta natural.

Formación del bosque

Adquisición de la tierra Una característica importante del proyecto es que la forestación se efectuó en tierras del alto Veld compradas directamente a colonos europeos y, más recientemente, a propietarios absentistas sudafricanos; ambos grupos dedicaban esas tierras sobre todo al pastoreo. No se desplazó prácticamente a ningún campesino swazi. También se arrendaron superficies de tierra a la nación Swazi la cual, a su vez, posee acciones en la Usutu Pulp Co. La calidad de la tierra es desigual, pero el terreno escarpado y frecuentemente pedregoso hace que gran parte de esa zona sea inadecuada para la agricultura, al mismo tiempo que la calidad de los pastizales no es muy alta. La naturaleza de la mayor parte de los suelos permite que las raíces penetren profundamente, pero también son áridos y pobres, con bajos niveles de bases intercambiables. La adquisición de unas 48000 ha de tierra, de las cuales 42000 ha fueron forestadas (el resto era terreno no apto para la plantación, cortafuegos, carreteras y terreno para las aldeas), habla costado, hasta el momento de la creación de la Usutu Pulp Company en 1959, 920000 rands sudafricanos, lo cual equivale a unas 10 libras esterlinas por hectárea.

Actividades silvícolas La creación del bosque - cultivo de las plántalas, plantación, mantenimiento y protección y otras actividades auxiliares - representó una inversión hasta 1959 algo superior a 2 millones de libras esterlinas. Se formaron uno o dos viveros en cada uno de los cinco bloques principales que, en la primera mitad del decenio de 1950, permitieron sostener un programa de plantación anual que requería de 4 a 7 millones de plántalas. De 1950/51 a 1958/59 se plantaron anualmente 2022, 4253, 6242, 6296, 5960, 5126, 4144, 3307 y 1733 ha, respectivamente.

Estructuras y mejoras Antes de construir la fábrica de pasta de madera y establecer la aldea Bhunya, hubo que financiar dos aspectos importantes relacionados con la actividad forestal:

· vivienda: las tierras que se estaban forestando quedaban lejos de Mbabane, la capital de Swazilandia (que era la ciudad más cercana), por lo cual fue necesario establecer una pequeña aldea en Mhambanyati para el personal de la compañía encargado de las actividades de supervisión, formado fundamentalmente por expatriados, y pequeñas aldeas para la mano de obra industrial cerca de los lugares de plantación en cada bloque. Dichas aldeas, junto con varias comunidades menores para los empleados forestales, tienen tiendas, servicios médicas y sociales y escuelas, aunque el Gobierno se ha hecho cargo de algunas de estas últimas.

· acceso: habla muy pocas carreteras en la zona, y sólo dos eran aptas para el tránsito de vehículos de motor. El mejoramiento y ampliación de una red de carreteras ha sido y sigue siendo un objetivo de inversión importante. Actualmente existen unos 4000 km de carreteras, de los cuales 1500 km son caminos de grava transitables durante todo el año, y 64 km de carreteras asfaltadas por cuenta de la compañía.

Hasta 1959 este tipo de inversiones en infraestructura ascendía a unas 700000 libras esterlinas.

Ampliación del bosque y gastos de explotación actuales Como se indicó más arriba, las plantaciones se han ampliado en 10000 ha en virtud de diversos acuerdos financieros y de arrendamiento, que no se cuantifican aquí. La compañía posee en total unas 67000 ha. de las cuales 55000 ha están cubiertas de bosques productivos.

Los gastos de explotación del bosque, es decir los necesarios para mantener un recurso constantemente productivo, inclusive las actividades de extracción y restablecimiento y otras operaciones silvícolas, además de la importantísima protección de la plantación, no han sido hechos públicos por la compañía. Sin embargo, el costo de la madera para pasta entregada a la fábrica es uno de los más bajos del mundo.

Impacto del bosque en el medio ambiente

Clima Se ha creado una gran superficie forestal en tierras que nunca habían tenido ese carácter, al menos en épocas históricas. Forma parte de una superficie aun mayor de bosque «nuevo» tal vez de hasta unas 300000 ha, en una zona de 100 × 300 km que se extiende a lo largo del escarpe de Drakensburg del Africa sudoriental, donde las precipitaciones son suficientes para el desarrollo de un bosque productivo.

Que el establecimiento de un bosque como éste haya influido en las características climáticas regionales, por ejemplo aumentando la pluviosidad o la nebulosidad, es muy difícil de demostrar. Es creencia popular, carente en gran medida de base experimental, que los bosques tienen efectos beneficiosos tan grandes como ésos, y la deforestación lo contrario, pero en el caso de Usutu no puede ni afirmarse ni negarse.

Fertilidad del suelo El bosque de Usutu es productivo, y las tasas de crecimiento de las plantaciones de pinos son elevadas. La actividad forestal es intensa, con turnos cortos, ningún aclareo ni aumento de las aplicaciones de fertilizantes, e inmediata replantación después del periodo de extracción. A pesar de la opinión común de que aumentan el valor del suelo, tales actividades, que algunas personas denominan cultivo de árboles, pueden dañar los suelos fundamentalmente de tres maneras:

· suprimiendo nutrientes al extraerse grandes cantidades de biomasa (unas 350 toneladas de madera y corteza cada 16-18 años);

· alterando las características del suelo, por ejemplo, al disminuir el pH derivado de una hojarasca y humus uniformes: la capa de ramillas, ramas y agujas secas y en descomposición que cubren la superficie;

· los efectos directamente dañinos derivados de la extracción de los troncos, la cual causa apisonamiento y erosión localizados.

Hay pruebas de que cada uno de estos tres efectos se ha producido en algunos lugares. Investigaciones recientes (Morris, 1983) indican que las reservas de fosfatos se han reducido mucho en un 15 por ciento aproximadamente del bosque, en suelos de descomposición de roca gabbro. Sin embargo, también se ha observado que esos suelos responden bien a la fertilización con fosfatos, lo cual hace posible su mejoramiento.

Comparaciones de nueve parcelas a intervalos de nueve años indicaron un pequeño descenso del pH en la superficie del suelo (3,96 a 3,87), pero ningún cambio apreciable en el subsuelo. El espesor medio de la hojarasca (agujas y ramillas) se duplicó durante ese periodo, pasando de 5 a 11 cm.

La extracción de troncos con tractores pesados en suelos muy húmedos provocó, en algunos casos, un fenómeno de apisonamiento y la ulterior disminución del crecimiento de los nuevos cultivos. En los últimos años, un mayor control de la extracción y una menor mecanización, junto con un uso más frecuente de yuntas de mulas, han permitido en gran parte superar ese problema. Cabe señalar que ha aumentado considerablemente el número de yuntas de mulas en los últimos diez años, lo cual ha facilitado la extracción de troncos en laderas empinadas, ha reducido la dependencia de maquinaria pesada y, por supuesto, ha generado empleo, aparte de haber causado menos daños al suelo.

Para evaluar el efecto de las actividades de plantación y silvícolas en la fertilidad del suelo, el criterio más importante es examinar los rendimientos de cosechas sucesivas a fin de determinar si un cultivo y el modo en que se cuida mejoran o empeoran las condiciones para el siguiente. La Compañía ha realizado un estudio a fondo de este aspecto, del que se informa más adelante.

En términos más generales, la cubierta forestal ha reducido el riesgo de erosión del suelo dentro de sus limites, y ha permitido aprovechar productivamente tierras que anteriormente rendían muy poco.

Aportación de agua El bosque de Usutu se encuentra casi en su totalidad dentro de la cuenca del río Gran Usutu. Aunque sólo representa una pequeña parte de la superficie total, dentro de Swazilandia ocupa una proporción considerable ya que el río corre a través del alto Veld. La plantación productiva, por una parte, utiliza más agua que los antiguos pastizales, y por la otra, la aportación de agua es menor en las partes forestadas de la cuenca, lo cual podría considerarse un efecto indeseable o el precio que se ha de pagar por poseer tal bosque productivo, ya que algunos de los cultivos del Veld medio e inferior dependen del riego.

No existen datos sobre los posibles efectos del bosque de Usutu, aunque la presa GS9, situada a unos 8 km al sur de la fábrica de pasta, permite controlar el caudal. Se ha observado una estrecha relación entre el caudal y las precipitaciones en las distintas estaciones (véase Fig. 2), pero los efectos totales son difíciles de separar de la pluviosidad anual, que en los últimos años ha sido muy inferior a la media, como en gran parte del resto de Africa. También ha de tenerse en cuenta que el caudal del río en invierno ha sido afectado por la construcción de embalses, la forestación y las necesidades de agua de las ciudades situadas al otro lado de la frontera en Sudáfrica.

EXTRACCION DE TRONCOS CON MULAS - los animales reducen al mínimo los daños causados en los suelos

FIGURA 2 Variación anual de las precipitaciones (media de seis puntos de observación del bosque de Usutu) y del caudal del río (medio y mínimo en la presa GS9)

Sin embargo, la posibilidad de una menor aportación de agua de las cuencas forestadas hizo que el Gobierno sudafricano estableciera en 1968 un comité interdepartamental encargado de investigar las consecuencias hidrológicas. La investigación se concentró sobre todo en los efectos de las plantaciones de pinos y de eucaliptos establecidas en los antiguos pastizales en el suministro de agua. Cabe mencionar las siguientes conclusiones y recomendaciones (Malherbe, 1968): «...la existencia de una vegetación freática densa, es decir plantas con raíces en contacto permanente con las aguas subterráneas, entraña que gran cantidad de vapor de agua vaya a parar a la atmósfera a troves de la transpiración, independientemente de que esta vegetación sea autóctona o exótica, de frondosas o de coníferas; la sustitución de dicha vegetación por una cubierta menos densa y con raíces menos profundas entrañará una pérdida menor y, por lo tanto, una mayor aportación de agua de río durante la estación seca».

Flora y fauna silvestres Se ha hecho hincapié en la importante transformación que han experimentado las tierras del alto Veld, que de pastizales claros de mala calidad se han convertido en un bosque denso de pinos, aunque atravesado por cortafuegos, carreteras y promontorios que ofrecen numerosos microhábitat. Las dos consecuencias principales para la fauna y flora silvestres han sido las siguientes:

· una gran superficie de hábitat «nuevos», mucho más diversos desde el punto de vista estructural que los pastizales;

· la no intervención del hombre en gran parte del bosque durante la mayor parte del tiempo. En pocas palabras, la gran superficie forestal creada constituye actualmente un excelente refugio para la fauna silvestre.

No se ha efectuado un seguimiento sistemático de la fauna, pero el autor de este articulo ha podido observar durante diecinueve años, a partir de 1968, que ha aumentado el número y la variedad de animales a medida que el bosque ha ido envejeciendo, y actualmente es muy superior al existente en los antiguos pastizales. Aunque el bosque es un monocultivo, pueden observarse las especies siguientes: siete especies de antílope y gamo, monos, mandriles, puercoespines, osos hormigueros, galagos, jabalíes verrugosos, gallinas de guinea, linces, liebres saltadoras, hirax de las rocas, dos especies de mangostas, rateles, zorros cama, chivatas y cervales. Estos animales son poco comunes o no existen en el alto Veld adyacente, que sigue siendo el tipo de tierra característico antes de la forestación. No parece que ello se deba a que el propio hábitat de la plantación proporcione gran cantidad de alimentos o lugares de cría adicionales, sino a que las plantaciones grandes ofrecen abrigo y refugio del hombre. En el bosque de Usutu, la caza está prohibida, el monocultivo resulta relativamente poco atractivo para el establecimiento del ser humano, y la distancia que puede abarcar la vista, el oído o el olfato es reducida, por lo cual los animales están más seguros y protegidos. Cuando la población de una especie crece, también aumenta el número de sus depredadores, la cadena alimentaria se refuerza y la vida silvestre se enriquece. En las partes de los trópicos densamente pobladas, la relativa exclusión del ser humano de las plantaciones forestales puede hacer de éstas un refugio importante para muchas aves y animales. El alto Veld del Africa meridional es muy extenso; la forestación localizada, aun con especies exóticas en régimen de monocultivo, parece haber facilitado el desarrollo de la fauna silvestre, aunque, por supuesto, al no existir un inventario detallado previo a la plantación, es imposible afirmar que haya habido un aumento neto.

En otras partes se ha registrado un crecimiento de ciertas especies de animales silvestres grandes debido a la forestación, inclusive el retorno del leopardo a las mesetas de Nyika y Viphya en Malawi y del jaguar en Venezuela. En ambos casos, se trata de un resultado directo de la plantación de pinos en pastizales o en sabana pobre.

Posibilidades de lograr una producción forestal sostenida

Plantación en régimen de monocultivo El bosque de Usutu sigue siendo uno de los ejemplos más intensivos de plantación forestal del mundo: turnos breves, ningún aclareo, elevada productividad y grandes zonas de monocultivo de pinos. Una comparación muy precisa del crecimiento en distintos turnos no ha demostrado la existencia de una disminución general o considerable de la productividad, con la excepción señalada más abajo. Si este resultado se considera a la luz de la serie reciente de años secos, las perspectivas para las plantaciones forestales en las zonas tropicales y subtropicales son buenas.

En 1968 se iniciaron investigaciones sobre el mantenimiento de la productividad a largo plazo en turnos sucesivos de pinos en el bosque de Usutu de Swazilandia; el denominado «problema de la disminución de la productividad en el segundo turno». Por entonces, alrededor de la tercera parte de las 42000 ha de bosque existentes estaba en su segundo turno. Dicha investigación y las evaluaciones posteriores de 1973, 1977 y 1986 mostraron que Pinus patula crecía mucho más al principio del segundo turno, pero que al final del turno la productividad general no era muy diferente del anterior. Estos resultados, junto con un examen de los efectos de las variaciones de la pluviosidad, se publicaron en la Commonwealth Forestry Review (Evans, 1975; 1978).

Debido a la distribución por edades y a la falta de plantas jóvenes del primer turno, todas las comparaciones anteriores de la productividad entre distintos turnos se basaron en pares de parcelas de características casi idénticas y en el análisis del tronco de los árboles seleccionados. La adopción de este método indirecto, con sus numerosos supuestos, requería un gran número de pares de parcelas para lograr una precisión razonable. El método no era ideal, pero era casi la única alternativa existente en ese momento. Evans (1984) ha examinado detalladamente los métodos de obtener datos comparativos que puedan utilizarse en estudios de la productividad a largo plazo.

La investigación cuyos resultados se examinan en este trabajo ha representado un aumento considerable de la precisión. Debido a la brevedad del turno de los árboles cuya madera se utiliza para la fabricación de pasta en Usutu (1518 años), se ha talado y regenerado la mayor parte de las parcelas que originalmente se utilizaron para calcular la productividad a largo plazo. Ya se han restablecido muchas y, por primera vez, se ha evaluado la productividad de los cultivos exactamente en el mismo lugar en cada turno, a la misma edad y utilizando los mismos procedimientos de medición y convenciones (por no mencionar el mismo investigador). En efecto, hoy es posible la observación de Lewis (1967) en el sentido de que el mejor método de comparar dos turnos es efectuar mediciones exactamente en los mismos lugares.

Comparaciones de la productividad efectuadas en 1986

Eran posibles cuatro comparaciones del crecimiento en los distintos turnos:

· el tercer turno comparado con el segundo de Pinus patula a los seis años de edad (25 parcelas);

· la productividad a los seis años de edad cuando Pinus taeda ha sustituido a P. patula en el tercer turno (nueve parcelas);

· el segundo turno comparado con el primero de P. patula a los 12 años de edad; primer informe de la productividad del segundo turno en parcelas restablecidas en los mismos lugares que en el cultivo anterior (24 parcelas);

· segundo turno de Pinus elliottii comparado con el primero (diez parcelas).

Trabajos experimentales Se restablecieron setenta parcelas de productividad a largo plazo con los tipos de cultivos indicados más arriba (dos parcelas estaban en otros rodales). Se consiguió una gran precisión ya que se habían hecho levantamientos de ellas durante la investigación anterior, salvo en un pequeño número de casos en que el restablecimiento sólo fue aproximado (con un margen de error de unos 20 m) con arreglo a su presunta posición en mapas de gran escala. Que la ubicación de muchas parcelas era exacta lo demostró el descubrimiento de un antiguo pozo en el suelo, o de troncos cortos utilizados en análisis anteriores.

Se utilizaron parcelas de las mismas dimensiones e iguales procedimientos de evaluación que los descritos por Evans (1975), es decir una selección y medición cuidadosa de tres árboles representativos por la distribución de su diámetro, excepto en el caso de las parcelas de P. elliottii, en las que sólo se midió la altura máxima. El análisis estadístico fue directo comparando los datos de la productividad en los distintos turnos mediante la prueba «t» en pares de parcelas.

Las investigaciones realizadas desde 1968 permitieron observar en una parte del bosque de Usutu, el bloque A, que representa alrededor del 20 por ciento de la superficie total, resultados muy inferiores en el segundo turno a los de otras partes. Efectivamente, en dicho bloque el rendimiento en volumen llegó a ser inferior en un 20 por ciento al de los otros cuatro bloques, donde las diferencias entre turnos fueron muy pequeñas. Después de 1977 se examinó más a fondo este «efecto de bloque», cuya causa parece ser la escasez de nutrientes en el suelo, la cual se debe a las características geológicas del subsuelo más que a una manipulación de los datos del autor. Por esta razón los datos con tenidas en los Cuadros 1, 3 y 4 se subdividen con arreglo a la formación geológica.

Cuadro 1: Productividad del tercer turno de Pinus patula a los seis años

Turno

Bloque A

Bloque D

Suelos complejos de Usushwana (9)1

Suelos graníticos (6)2

(10)

TPH (troncos por ha)

Altura media (m)

Volumen por ha (m3)

TPH (troncos por ha)

Altura media (m)

Volumen por ha (m3)

TPH (troncos por ha)

Altura media (m)

Volumen por ha (m3)

Primero3


8,02



6,31



6,65


Segundo

1273

8,33

49,52

1216

6,56

27,77

1309

7,93

50,34

Tercero

1023

7,59

34,66

1237

7,23

33,73

1287

8,31

52,37

Variación porcentual


- 8,9

- 30,0


+ 10,2

+ 21,5


+ 4,8

+ 4,0

Valor «t»


- 1,90

- 2,86


1,65

3,09


1,98

0,68

Significatividad


(*)

*


no signif.

*


(*)

no signif.

NOTAS: 1 Indica el número de parcelas estudiadas. 2 Las parcelas de suelos graníticos del bloque A en que la medición se ha hecho a los cinco años de edad únicamente. 3 Datos relativos al primer turno de trabajos anteriores en la parcela de referencia. (*) Significativo al nivel del 90%.* Significativo al nivel del 95%.

Cuadro 2: Productividad de Pinus taeda en el tercer turno a los seis años de edad, después de un segundo turno de Pinus patula (referencia nueva parcelas)

Turno

Especies

TPH

Altura media (m)

Volumen por ha (m3)

Primero

Pinus patula


6,48


Segundo

Pinus patula

1287

7,55

43,70

Tercero

Pinus taeda

1200

7,61

44,64

Variación porcentual



+0,08

+2,15

Valor «t»



0,15

0,18

Significatividad



no signif.

no signif.

Cuadro 3. Productividad del segundo turno de Pinus patula a los 12 años de edad

Turno

Suelos complejos de Usushwana (6 parcelas)

Suelos graníticos (18 parcelas)


TPH

Altura media (m)

Volumen por ha (m3)

TPH

Altura media (m)

Volumen por ha (m3)

Primero

1300

17,69

261,27

1211

16,89

251,25

Segundo

1291

16,70

240,15

1389

16,75

241,26

Variación porcentual


- 5,6

- 8,1


- 0,08

- 4,0

Valor «t»


- 1,44

- 1,22


- 0,32

- 0,75

Significatividad


no signif.

no signif.


no signif.

no signif.

Cuadro 4. Fosfato «disponible» (ppm) en los suelos graníticos y en los suelos complejos de Usushwana

Profundidad del suelo (cm)

Suelos graníticos

Suelos complejos de Usushwana

Evaluación de lugares (46)

Pastizales

Pinos (1)

Evaluación de lugares (9)

Pastizales (1)

Pinos (1)

5-15

2,61

6,80

8,60

1,20

2,55

2,90

40-50

0,72

3,95

4,80

0,32

2,00

2,00

Alrededor de 90

0,61

2,80

2,90

0,31

0,70

1,80

NOTAS: La cifras entre paréntesis indican el número de parcelas utilizadas para calcular la media. El cálculo del fosfato contenido en los suelos de los lugares evaluados se ha basado en los datos del estudio de 1968/69 realizado por el autor utilizando el extractor N° 1 de Bray (ácido escórbico como agente productor). Los datos relativos a los pastizales y a las plantaciones de pinos se han tomado de una comparación hecha por A. Morris utilizando el extractor N° 2 de Bray (Usutu Forest Research Report No. 53, 1983 [Inédito]).

Resultados

Tercer turno de Pinus patula Las 25 parcelas se restablecieron en rodales de tercer turno de p79 - p81 (año de plantación) en los mismos lugares de las parcelas de segundo turno de p63 y p64 en cinco compartimientos. Cuatro de éstos estaban situados en el bloque A del bosque, donde se habla observado claramente un menor crecimiento en el segundo turno. En el Cuadro 1 se compara el crecimiento en el segundo y tercer turnos, y los datos se subdividen como se indicó más arriba.

Con la excepción de las parcelas situadas en los suelos complejos de Usushwana, el crecimiento en el tercer turno es por lo menos comparable con el cultivo anterior, e incluso parecería que es bastante mayor. En los suelos complejos de Usushwana se ha registrado una disminución del crecimiento considerable y estadísticamente significativa.

Tercer turno de Pinus taeda En dos compartimientos situados en distintos bloques del bosque en que crecían algunos de los P. patula de segundo turno más viejos, se tomó la decisión de replantar P. taeda para el tercer turno. Además de incrementar la diversidad de especies y de adaptarse mejor a las condiciones reinantes por encima de los 1400 m de altitud, se confiaba en que al tener ese tipo de pino un ramaje menos persistente no seria necesaria una poda baja, que era costosa pero necesaria para fines de acceso y de protección contra incendios en los rodales de P. patula. Aunque el cambio de esta especie ha reducido el número de parcelas en donde poder estudiar los efectos de turnos sucesivos de una especie (P. patula), es interesante conocer los efectos de la decisión en el crecimiento de los cultivos (véase el Cuadro 2).

Pinus taeda, por lo menos a los seis años de edad, parece que no crece más ni menos que P. patula del turno anterior. Sin embargo, el ramaje está resultando demasiado denso, con el consiguiente hacinamiento; tal vez no se continúe con el ligero aumento de la utilización de P. taeda.

Segundo turno de Pinus patula En estudios pasados del segundo turno (Evans, 1975; 1978) se indicaba el rendimiento de las clases de más edad, en particular las de p63, p64, p67 y pocos de p71, todos los cuales, con excepción del último, se basaban en pares de parcelas análogas. En la investigación actual, se restablecieron parcelas de productividad a largo plazo en rodales de p74, actualmente de 12 años de edad, en los lugares de las antiguas parcelas de primer turno. De esta forma no sólo se obtienen datos más precisos sobre el crecimiento comparativo, sino que además 1974 fue el primer año posterior al abandono de la práctica de quemar los restos de la tala. Se consideró que el hecho de dejar los restos de la corta esparcidos sobre el terreno tenía un cierto efecto protector, aunque el principal beneficio del abandono de la práctica de la quema fue la disminución de la mortalidad por infección de Rhizina. En el Cuadro 3 se presentan los resultados.

No hay grandes diferencias de productividad entre los dos turnos, aunque es interesante observar que el promedio ligeramente inferior del segundo turno se aproxima mucho al resultado registrado al final del 13° o 14° años en las clases de más edad de segundo turno (Evans, 1978). También hay indicios de que el rendimiento del segundo turno en los suelos complejos de Usushwana es algo menor, pero las diferencias no son estadísticamente significativas.

Segundo turno de Pinus elliottii Hasta ahora no se ha comunicado la productividad del segundo turno de especies distintas de P. patula porque sólo constituyen una pequeña parte del bosque. Sin embargo, cada vez es mayor el número de P. elliottii que se planta, especialmente en terrenos nuevos, y se aprovechó la oportunidad para reunir los pocos datos de que se dispuso de turnos sucesivos. Tales datos procedían de un estudio de evaluación del primer turno llevado a cabo en 1968 en un número limitado de lugares, análogo al efectuado sobre P. patula (Evans, 1974), en el que se habla medido la altura máxima en 38 lugares. Se reubicaron de manera aproximada a diez de éstos en rodales de segundo turno de 9-13 años de edad, y volvieron a medirse las alturas máximas aplicando las mismas convenciones.

Las mediciones se ajustaron a una edad coman de 12 años y se compararon los dos turnos. El promedio de las alturas máximas era de 15,57 y 15,21 m en los turnos primero y segundo, respectivamente. La disminución del crecimiento vertical en un 2,4 por ciento en el segundo turno no era estadísticamente significativa («t» 0,67).

Factores silvícolas De un turno a otro pueden variar muchos factores, pero un nuevo factor importante desde 1979 es la utilización de mejores semillas de Pinus patula. Anteriormente, las semillas se compraban a granel en el Transvaal oriental, probablemente de calidad mixta pues era posible que algunas procedieran de aclareos tardíos de rodales maderables. Los resultados generalmente buenos del tercer turno de P. patula pueden deberse precisamente a la utilización de mejores semillas, a pesar de la irregularidad de las precipitaciones en los últimos años.

LA EXTRACCION POR MEDIOS MECANICOS TIENE UN EFECTO DE APISONAMIENTO DEL SUELO - con la consiguiente disminución del crecimiento del segundo cultivo

YA SE HAN RECOGIDO DOS COSECHAS - la tercera está creciendo

La selección de P. patula en cultivos destinados específicamente a la producción de madera para pasta se encuentra en una etapa inicial, y cabe prever un aumento de los rendimientos. Asimismo, podría ser útil la evaluación a fondo de dos taxones íntimamente relacionados, pero localmente poco conocidos, apropiada para muchos lugares de P. patula, P. oocarpa y P. patula, ssp. tecunumanii, que se está iniciando. En ambos casos se observa una variación del ritmo de crecimiento y de la densidad de la madera con arreglo a la proveniencia (Wright, Gibson y Barnes, 1986).

Con respecto a la pluviosidad, Pinus patula de Swazilandia se encuentra casi al nivel mínimo de lluvia necesario para un crecimiento adecuado, e incluso uno o dos años secos podrían reducir considerablemente su crecimiento. En la Figura 2 puede observarse que los últimos ocho años han sido muy secos. No hay duda de que, si las precipitaciones hubieran sido más regulares durante esos años, los resultados habrían sido mejores que los actuales.

Por último, vale la pena llamar la atención sobre el factor de la competencia de las malas hierbas. El primer turno se estableció en pastizales de hierba densa, y el segundo en un lugar casi libre de malas hierbas, diferencia que probablemente explique el mayor crecimiento inicial en el segundo turno. No se advierte la misma diferencia entre el segundo y tercer turno por haberse establecido en condiciones análogas. Esta ausencia de ventajas relativas, aparte los beneficios que pudieran haberse derivado de no quemar y extender los restos de la tala, pone aun más de relieve los buenos resultados obtenidos hasta la fecha en la mayor parte del tercer turno.

Las conclusiones anteriores no deben inducir a la complacencia; se dispone todavía de muy pocos datos a nivel mundial y, como demuestra esta exposición, debe otorgarse prioridad al seguimiento de los resultados de turnos sucesivos. Se ha registrado una disminución apreciable de los rendimientos en algunos suelos de Usutu de buena textura pero deficientes. Sin embargo, al menos por el momento, sigue siendo válida la conclusión (Evans, 1978) de que la disminución de los rendimientos en el segundo turno es más bien la excepción que la regla.

Plagas y enfermedades Uno de los mayores peligros para una plantación es la posibilidad de destrucción por un brote masivo de una plaga o enfermedad. Se ha discutido mucho si el monocultivo está más expuesto a la destrucción por esas causas, precisamente en un momento en que casi en todas partes la agricultura más moderna se caracteriza por una disminución de la diversidad (Way, 1977), es decir por el monocultivo extensivo. Es frecuente la afirmación de que los bosques artificiales de las zonas tropicales son afectados por las enfermedades y las plagas epidémicas en medida mucho mayor que en las regiones templadas. Sin embargo, cada vez es más evidente que con frecuencia se han exagerado los riesgos, especialmente si se tiene en cuenta el éxito de la silvicultura de plantación dondequiera que se haya ensayado. No obstante, Gibson y Jones (1977), en su amplio examen de este tema, en el que se hace especial referencia a las plantaciones forestales tropicales, llegan a la conclusión de que la adopción de sistemas de monocultivo ha tenido como consecuencia directa un aumento del número y la gravedad de las plagas y enfermedades de los cultivos forestales. Sin embargo, señalan que ello se ha debido en gran parte a las condiciones reinantes en las plantaciones, más que al cultivo de una sola especie arbórea.

En Usutu, se han registrado brotes de insectos defoliadores, como Nudaurelia cytherea y Euproctis spp., y tanto el pulgón lanífero como el hongo Rhizina han aparecido por primera vez en Swazilandia en las plantaciones de pinos. Desde hace casi 40 años y después de tres turnos de pinos, ninguna plaga o enfermedad amenaza esta empresa en su conjunto, aunque será prudente realizar observaciones e investigaciones y mantener una buena higiene forestal para reducir los riesgos al mínimo.

Repetibilidad Las plantaciones de pinos en las zonas subtropicales representan un importante recurso industrial en las tierras altas del Africa sudoriental y central.

Todos estos cultivos se están desarrollando generalmente bien, y un proyecto ejecutado en la meseta de Viphya en Malawi durante los decenios de 1960 y 1970 se inspiró en parte en la experiencia de Usutu. En Zimbabwe, la República Unida de Tanzania, Madagascar y Kenya se están llevando a cabo programas análogos de forestación con pinos. Las plantaciones de pinos en los pastizales tropicales y subtropicales son una forma de desarrollo de la industria forestal totalmente viable, práctica y sostenible.

¿Cuales son las razones del éxito?

La elección correcta de las especies No hay duda de que el asesoramiento original para la selección de las especies, teniendo en cuenta la experiencia de Sudáfrica, sirvió de base para el establecimiento del bosque. Las especies utilizadas se adaptaban bien a las condiciones de Swazilandia. Desde entonces se han realizado mejoras, pero no se ha puesto seriamente en tela de juicio que la concentración en las especies Pinus patula y P. elliottii sea correcta.

Silvicultura El objetivo unilateral desde el principio del proyecto es producir únicamente madera para pasta y ha evitado la dispersión de esfuerzos y fondos en operaciones silvícolas innecesarias como la poda alta y aclareo.

Investigaciones La realización a partir de mediados del decenio de 1960 de investigaciones silvícolas a largo plazo ha proporcionado uno de los mejores registros existentes del crecimiento de los árboles. Se parte también del entendimiento de que es necesario conservar la fertilidad del suelo y la productividad de las plantaciones de especies de rápido crecimiento. Al haber hecho una evaluación de la maquinaria apropiada (por ejemplo, para la extracción de madera en terrenos escarpados) y las técnicas de desarrollo (por ejemplo, sistemas de invernaderos), la compañía ha podido limitar el incremento de los costos de producción de la madera. Esta confianza en el valor de la investigación y el desarrollo contribuye cada vez más a la viabilidad a largo plazo de la operación.

Concentración de los recursos La actividad forestal entraña necesariamente un uso extensivo de la tierra. Dos razones del éxito del bosque de Usutu son la concentración de todos los recursos de plantación en un radio de 50 km de la fábrica, y la adopción de prácticas (por ejemplo espaciamiento entre árboles cuidadosamente calculado y tala de aclareo en la época de la cosecha) que potencien al máximo el rendimiento por hectárea y, por consiguiente, reducen al mínimo los costos por tonelada de madera producida y extraída.

La ejecución de programas de mejoramiento genético, la aplicación de fertilizantes en las zonas pequeñas con deficiencia de fosfatos, y el control cuidadoso de las plagas y las enfermedades garantizarán la posibilidad de que el bosque siga produciendo más del millón de toneladas de madera por año necesario. El nuevo almacén de madera de la fábrica, junto con otras importantes mejoras introducidas recientemente, deberían mantener la competitividad del precio de la pasta producida en Usutu. La devaluación de lilangeni en relación con el rand también debería haber contribuido a ello.

Sin embargo, debe ser objeto de preocupación tanto el costo del transporte para los compradores del Lejano Oriente y de Europa occidental como la falta de litoral de Swazilandia en una zona de cierta inestabilidad política. Además, la contracción del mercado de pasta kraft sin blanquear podría poner a Usutu ante la difícil disyuntiva del deseo de mejorar la producción y la necesidad de respetar las normas ambientales.

Sin embargo, ningún elemento del proyecto plantea dudas fundamentales en cuanto a la viabilidad - ambiental, industrial o social - hasta pasado el año 2000. Debe confiarse en que Usutu seguirá siendo uno de los principales activos de Swazilandia y un genuino ejemplo de éxito.

Referencia

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