Gestion de un sistema de informacion sobre los mercados

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Si el sistema de información se empieza sin una base previa, es aconsejable limitar su alcance a unos pocos productos importantes y a determinados canales de comercialización, y tratar de reunir diariamente información que se pueda distribuir el mismo día o al día siguiente a más tardar. El objetivo debe ser prestar un servicio regular y fiable cuya utilidad reconozcan los usuarios. Una vez esté funcionando eficientemente el servicio, podrá abordarse su ampliación a nuevos productos y mercados.

En los mercados participantes podrán exponerse informes diarios, de los que se distribuirán copias a los comerciantes y otras partes interesadas.

Los informes contendrán los datos siguientes:

Precios: los precios más altos, los más bajos y los más corrientes de cada producto, con mención de las variedades y clases comercializadas en cada mercado. El precio más frecuente (o modal) es importante como índice de las tendencias del mercado.

Oferta: el volumen disponible para la venta en cada clase del producto; si no es posible aportar datos exactos, puede utilizarse un sistema normalizado de clasificación, por ejemplo una escala de 1 a 5 en la que 3 corresponda a la oferta media y 5 a un exceso considerable de oferta.

Movimientos: salidas y entradas de partidas (incluidas las importaciones) en los mercados importantes, especialmente de las ciudades, por volumen o por número de partidas.

Resumen: observaciones generales sobre cualquier variación de las pautas del comercio o sobre factores que, como las condiciones climáticas o la situación del tráfico, pueden afectar al comercio a corto plazo.

La reunión de información debe encomendarse a una persona que conozca bien el comercio de frutas y hortalizas. Es importante asegurar la coherencia de las evaluaciones subjetivas, lo que resulta difícil cuando éstas proceden de distintos observadores.

 


Capacitación y apoyo técnico

Formulacion de un plan

Los métodos que se pueden aplicar para mejorar un sistema de comercialización son casi infinitos? por lo que es fundamental determinar ante todo cuál de ellos es más adecuado para la situación de que se trate.

Antes de emprender un programa de mejora de la comercialización hay que realizar un estudio de la situación existente. Sobre esa base podrán definirse después las metas de la mejora y podrá formularse un plan de acción. Es preferible encomendar el estudio a un grupo auspiciado por el gobierno, que conozca bien los mecanismos de comercialización de los productos hortofrutícolas pero que no tenga intereses directos de propiedad ni de gestión en el sector. Sin embargo, la cooperación activa de los grupos que participan en el comercio de frutas y hortalizas es esencial para el buen éxito del estudio.

En el estudio deben evaluarse cuantitativa y cualitativamente los aspectos ineficientes de las actuales operaciones de comercialización; las carencias de los servicios, y todas las debilidades imputables a deficiencias de organización.

Han de definirse los objetivos sociales y económicos a los que se aspira, y clasificarse las deficiencias del presente sistema por orden de importancia en relación con esos objetivos. También es necesario calibrar la gravedad de cada deficiencia desde el punto de vista técnico, y evaluar las posibles soluciones técnicas.

El plan de desarrollo puede ser a corto, a mediano o a largo plazo. Puede abarcar todo el sistema de comercialización, pero por lo general se limita a productos concretos o a un subsistema de la cadena de comercialización. En él deben describirse, con sus costos y beneficios económicos, varias opciones para la mejora de los mecanismos de comercialización. Debe contener un calendario de aplicación de los distintos componentes: procedimientos necesarios de organización y gestión; objetivos que hay que alcanzar; delegación de responsabilidades prácticas en determinados particulares o grupos.

Aunque puede incumbir al gobierno la coordinación de ese plan, la labor de seguimiento, y ano la financiación de algunas partes, debe delegarse en instituciones del sector, como una autoridad del mercado o una asociación de agricultores. La dependencia excesiva del control y la financiación gubernamentales puede dificultar la gestión eficiente de una empresa comercial.

Capacitacion del personal de comercializacion

La carencia de personal capacitado constituye una limitación importante para la mejora de los mecanismos del mercado en los países en desarrollo. Un requisito previo para todo programa de desarrollo de la comercialización es la presencia de personas experimentadas en todos los aspectos del comercio de productos hortofrutícolas. El personal que haya de trabajar en la ejecución del programa de mejora debe estar capacitado en las diversas tecnologías de apoyo y en sistemas de gestión. Se necesitarán experiencia y conocimientos para establecer un servicio de asesoramiento a los agricultores y a las empresas encargadas de la manipulación después de la cosecha; y asimismo para administrar las instalaciones de almacenamiento y los centros de embalaje, y organizar las instalaciones del mercado.

Los agricultores y los comerciantes necesitarán no sólo capacitación en las nuevas tecnologías que se introduzcan, sino también información sobre la necesidad de mejoras continuas en los mecanismos de comercialización.

Para que puedan desarrollarse satisfactoriamente los mecanismos de comercialización, la capacitación de todo el personal que ha de trabajar en su funcionamiento ha de convertirse en un objetivo nacional prioritario. Sin embargo, la capacitación ha de considerarse como una actividad a largo plazo: a la capacitación inicial han de seguir experiencias de trabajo práctico y nuevas actividades de capacitación a niveles cada vez más avanzados.

Ha de impartirse capacitación adicional al personal de los servicios de extensión, que también ha de adquirir suficientes conocimientos sobre las actividades de comercialización para poder prestar asistencia a los agricultores.

Los comerciantes y las entidades encargadas de la manipulación después de la cosecha deberán asimismo disponer de toda la información necesaria.

Servicios de investigaciones de mercado

Los departamentos de investigaciones de mercado son cada vez más útiles a los gobiernos para:

Esos departamentos han de realizar estudios de preinversión y de viabilidad para los planes gubernamentales, pero también pueden prestar servicios similares para proyectos privados de importancia para el país.

Aunque sus actividades requieren un economista especializado en comercialización, el departamento debe disponer también de especialistas en todos los demás aspectos relacionados con la comercialización de frutas y hortalizas, como la agronomía, las tecnologías poscosecha, la planificación urbana y la ingeniería civil.

Asistencia a los pequeños agricultores

Puesto que en los países en desarrollo son pequeños agricultores los que producen la mayor parte de las frutas y hortalizas, todo programa destinado a mejorar los mecanismos de comercialización ha de comprender planes para hacer más eficientes las actividades de esos productores. Los esfuerzos en ese sentido coincidirán con las políticas nacionales de desarrollo, pues la mayoría de los países otorga importancia prioritaria a mejorar la situación económica y la calidad de vida de los pequeños agricultores.

Problemas que se plantean No es fácil lograr el rápido desarrollo económico de los pequeños agricultores, cuya situación se caracteriza por:

Esos son algunos de los obstáculos que se oponen al desarrollo general y que hay que abordar en primer lugar para que los pequeños agricultores puedan incorporarse a la corriente principal de la actividad económica de los países en desarrollo.

Programas de mejora

El objetivo inmediato de un programa de mejora de la comercialización suele ser el de generar mayores ingresos para los agricultores mediante la reducción de los costos de producción y de comercialización; la reducción de las pérdidas poscosecha mediante la introducción de métodos más adecuados de cultivo y de manipulación; el logro de precios más altos en el mercado mejorando la calidad de los productos; y la enseñanza de estrategias de comercialización.

No es posible alcanzar todos esos objetivos al iniciar un programa de mejora de la comercialización. Ha de procurarse ante todo individuar y abordar los principales obstáculos que se oponen al progreso, y hay que tener presente que no todos los agricultores tienen los mismos problemas. Por consiguiente, en el programa que se proponga a cada agricultor deberán abordarse sus problemas, sugerirse soluciones y compararse los costos con los beneficios probables.

Es fácil identificar problemas tales como el mal estado de las carreteras, pero lo es mucho menos reorientar la oferta del producto para adaptarla a las necesidades del mercado. Para que sea eficaz, el programa para los pequeños agricultores debe consistir en un conjunto coherente de propuestas técnicas y logísticas; no bastarán unos cuantos cambios inconexos y superficiales.

Además, el éxito de un programa de mejora dependerá del establecimiento de un conjunto de servicios de comercialización necesarios para lograr los objetivos de desarrollo: un servicio personal, como el de especialistas en extensión encargados de asesorar a los agricultores; un servicio de información que suministre los datos necesarios para planear una estrategia flexible de comercialización; un servicio de facilitación de recursos, que preste asistencia para la obtención de créditos a la inversión.

Papel de los empresarios

Aunque los diversos apoyos técnicos que se faciliten harán posible introducir mejoras en la comercialización de los productos hortofrutícolas, el ritmo de desarrollo dependerá en gran medida de la velocidad a que esos cambios puedan incorporarse al funcionamiento cotidiano del sistema de comercialización.

Las medidas del gobierno para promover la mejora del sistema de comercialización son importantes, pero sus efectos en el mercado son reducidos. Los que más eficazmente pueden promover el cambio son las empresas comerciales privadas, cuyas ganancias dependen de una gestión eficiente que responda a las necesidades del sector, y que, por consiguiente, están interesadas en apoyar cualesquiera novedades que puedan resultarles beneficiosas.

En los mecanismos tradicionales del mercado, en los que el producto pasa del agricultor a un mayorista y del mayorista al consumidor a través de un comerciante, la actividad de éste se considera necesaria pero sospechosa: es el «intermediario explorador», le atribuyen diversas prácticas ilícitas que perjudican al agricultor; se han constituido incluso cooperativas con la finalidad de eliminar el comercio privado. Aunque los resultados no son concluyentes, las dificultades económicas que enfrentan las cooperativas demuestran que las actividades comerciales requieren considerables aptitudes empresariales, y que las ganancias de los comerciantes son proporcionales a su capacidad para prestar los servicios que necesita el mercado: un gran volumen de negocios a cambio de un margen de beneficio reducido.

Existen, claro está, algunos pequeños comerciantes cuyo único interés es el beneficio a corto plazo y que carecen de la visión, los conocimientos y el capital necesarios para modificar las prácticas existentes. Sin embargo, los comerciantes más experimentados y capaces acogerán con entusiasmo las posibilidades de ampliar los mercados y de aumentar los beneficios por medio de una mejora generalizada de los mecanismas de comercialización.

Está cada vez más generalizada la conciencia de que el beneficio no es sólo un móvil aceptable para promover la eficiencia económica, sino también una aspiración encomiable. Muchas empresas de comercialización apoyadas por el gobierno y muchas cooperativas han fracasado por faltarles el móvil del beneficio y conciencia de la relación costo/eficacia.

Los comerciantes privados tienen plena conciencia de esa relación. De ahí que les corresponda un papel importante en cualquier programa para mejorar el sistema de comercialización.

 


Apéndice I: Caracte rísticas de los cultivos

Frutas

Bananos y plátanos (Musa spp.)

Comprenden:

El plátano: tradicionalmente se cultiva para cocinar como parte de la dieta básica, o para su elaboración y transformación en productos más duraderos, como la harina, que pueden almacenarse y utilizarse posteriormente para usos alimentarios.

El bluggoe: su uso es similar al del plátano, como alimento básico de consumo local.

El banano de postre: comprende las variedades Gros Michel y Cavendish, muy extendidas para su exportación a países templados. El fruto maduro se consume también en el lugar de origen, pero en algunos países se cocina verde, cuando ha alcanzado su pleno desarrollo pero aún no ha madurado, como alimento feculento básico.

Sazón para la cosecha. Las recomendaciones publicadas sobre normas de madurez para la exportación de bananos de postre no se aplican a los bananos que se cultivan para el consumo local. En los distintos países se cultivan muchos tipos de bananos para el consumo local, que se cocinan o elaboran de diversos modos. Si los bananos van a enviarse a mercados urbanos lejanos tienen que recolectarse cuando han alcanzado su pleno desarrollo pero todavía están verdes, sin madurar, lo que reduce el riesgo de deterioro durante el transporte.

Recolección. El método de recolección depende de la altura de la planta. Las variedades que crecen bajas pueden recolectarse cortando el tallo del racimo de 30 a 35 cm por encima de la mano superior. En las variedades más altas, se corta parcialmente el falso tronco de la planta para que el racimo quede al alcance del cosechados pueda así cortarse el tallo. Los racimos recolectados se transportan mejor en bandejas acolchadas a fin de reducir los daños durante la operación.

Manipulación en el campo. En la mayor parte de los países productores de bananos, la fruta suele transportarse al mercado en racimos. Esa práctica ocasiona daños a la fruta durante la manipulación y el transporte, por lo que no es recomendable. Los bananos destinados a mercados urbanos sufren menos danos y tienen mejor aspecto si se cortan por manos y se embalan en cajas adecuadas.

Selección y clasificación. Los bananos muy inmaturos y pequeños, gravemente deteriorados o en vías de descomposición deben desecharse. La clasificación por tamaño y calidad depende de la demanda del mercado. En los mercados urbanos más exigentes (por ejemplo, los supermercados), se pagan a veces precios más altos por la fruta de buen aspecto y clasificada por tamaños.

Embalado. Todos los bananos recolectados deben mantenerse en un lugar seco y a la sombra antes y después del embalado. Conviene realizar el embalado en el propio campo o lo más cerca posible. Es necesario disponer de instalaciones para mantener secos la fruta y los embalajes.

Tan pronto como se cortan del tallo, las manos de bananos deben apoyarse, con la parte curva hacia arriba, sobre las nervaduras centrales de hojas de banano frescas (Figura 37). De esta forma se impide que el látex de la corona cortada contamine la fruta. El látex suele dejar de fluir al cabo de 12 a 15 minutos, después de lo cual los bananos pueden embalarse en cajas de madera o, preferiblemente, de cartón, que puederner de cierre con lengüeta o de tipo telescópico. Las manos enteras de bananos pueden dividirse en manojos de cuatro o más piezas que se pueden embalar de manera más compacta para que haya un peso mayor de fruta por caja.

Las manos o manojos deben embalarse en cajas, con la parte curva hacia arriba, como se indica en la Figura 38, asegurándose de que las coronas de las manos colocadas encima no dañen los bananos de debajo. Las cajas tienen que estar llenas pero no en exceso; de otro modo los bananos se dañarían, pues sería la propia fruta, y no las paredes de las cajas, la que soportaría el peso de las cajas colocadas encima.

Tratamientos después de la cosecha. Los bananos que se venden en el mercado local y los que se venden a los consumidores de los mercados urbanos en un plazo de cuatro o cinco días no requieren tratamientos especiales después de la cosecha.

Si su venta va a tardar más tiempo y la fruta va a venderse madura, puede ser necesario lavarla y sumergirla en fungicida o pulverizarla con él antes de embalarla.

FIGURA 37: Una vez corladas, las manos de los bananos deben apoyarse sobre la nervadura central de una hola para facilitar la salida del látex del fruto.

FIGURA 38: Instrucciones para el embalaje eficiente de los bananos en cajas de cartón.

Almacenamiento. Después de la cosecha, los bananos tienen una vida muy corta si se mantienen a temperatura ambiente. Duran de cuatro a diez días cuando han alcanzado su pleno desarrollo pero están verdes, y de dos a cuatro días cuando están maduros. Tanto los bananos verdes como los maduros son sensibles al frío y sufren daños a temperaturas inferiores a 13 grados centígrados.

Maduración. Aunque los bananos que se cosechan cuando se han desarrollado plenamente pero todavía están verdes suelen madurar a la temperatura ambiente del lugar de cultivo, algunas variedades no llegan a adquirir plenamente el color de piel característico del fruto maduro. Si en los mercados urbanos más exigentes hay demanda de fruta con todo su color, es preferible llevar a cabo la maduración en condiciones controladas a gran escala en el punto de distribución urbano. Esa operación requiere equipo especial, una buena gestión y conocimientos técnicos.

Cuando la operación de maduración se realiza localmente, conviene recurrir al asesoramiento de especialistas.

Cítricos (Citrus spp.)

Comprenden:

Las naranjas, los pomelos y las mandarinas: se utilizan maduros como fruta fresca o para jugo.

Los limones y las limas: se utilizan en cocina o para bebidas cuando están verdes pero plenamente desarrollados, o ya maduros.

Sazón para la cosecha. Decidir si el cítrico está a punto para ser cosechado plantea algunos problemas a los productores en pequeña escala. Los cítricos no siguen madurando después de la cosecha. Para que alcancen todo su sabor y dulzor tienen que dejarse en el árbol hasta su maduración. En el trópico es frecuente que los cítricos sigan verdes aunque por dentro estén totalmente maduros, y no adquieran en el árbol su color amarillo anaranjado. Esa coloración de la cáscara puede inducirse artificialmente después de la cosecha (eliminación del color verde).

Estos hechos hacen muy difícil tomar una decisión sobre la sazón para la cosecha basándose exclusivamente en el aspecto exterior del fruto en el árbol. Los pequeños productores que comercializan sus propios productos pueden decidir que su fruta está a punto en función de diversas consideraciones, que dependen de las circunstancias, por ejemplo:

El color de la cáscara: la coloración normal constituye una buena indicación de madurez; si la cáscara del producto no adquiere el color habitual, una indicación puede ser la variación del tono de verde de la piel; los limones pasan de un verde oscuro a un tono verdoso plateado cuando maduran.

El tamaño: los cultivadores experimentados pueden evaluar el grado de madurez por el tamaño y por otras características, como leves cambios de color.

El estado de las partes internas del fruto: si se cortan en dos algunas piezas representativas que hayan alcanzado su pleno desarrollo, pueden considerarse maduras si el jugo tiene todo su sabor y está dulce; la pulpa del fruto ha adquirido el color normal; gotea jugo del fruto cortado cuando la sección se mantiene en posición vertical.

Recolección. Aunque la cáscara de los cítricos es relativamente resistente y puede tolerar cierto grado de presión, se corta o agujerea fácilmente, lo que permite la entrada a las graves enfermedades que causan su descomposición después de la cosecha: el moho azul y el moho verde. Es necesario tener en todo momento el mayor cuidado para no cortar ni agujerear la cáscara de los cítricos. Conviene utilizar cortadores o tijeras de podar para separar el fruto del árbol. El fruto puede arrancarse con la mano, pero existe el peligro de arrancar el pedúnculo y dañar así la cáscara, o de estropear el árbol ofreciendo un punto de entrada a las enfermedades de los cultivos. El trozo de pedúnculo que se deje pegado al fruto no debe ser de más de 0,5 cm de longitud. Si el fruto ha alcanzado su pleno desarrollo o está maduro, el trozo de pedúnculo se seca y cae, dejando sólo el cáliz de la flor (capullo) pegado al fruto. Al recolectar los cítricos conviene meterlos en bolsas que llevan colgadas los recolectores o en cubos de plástico.

Manipulación en el campo. La fruta recolectada se lleva en el contenedor de recolección directamente a las instalaciones de embalaje o al punto de reunión en el campo, donde se vuelca en contenedores de campo. El producto debe estar protegido del sol y de la lluvia en todo momento en espera de embalarlo o de trasladarlo a las instalaciones de embalaje.

Selección. Antes de embalar el producto hay que clasificarlo a fin de eliminar todos los cuerpos extraños tales como hojas y ramitas. A continuación, la fruta se inspecciona y se desechan las piezas que no están maduras, no se han desarrollado plenamente, son más pequeñas de lo normal, o están dañadas o en descomposición. Los daños superficiales de la piel pueden tolerarse en la medida en que el mercado los acepte. Los consumidores locales pueden estar más interesados en la calidad del producto que en su aspecto externo.

Clasificación por tamaños. Cuando los cítricos han de embalarse ordenadamente en cajas especiales de cartón, suele convenir clasificarlos por tamaños. Las diferencias entre las categorías dependerán de la variedad de fruta. El tamaño mínimo aconsejable y las diferencias entre las categorías de los distintos productos son:

Producto Mínimo (mm) Diferencia entre las categorías (mm)
Naranjas, limones, mandarinas 50 5-10
Pomelos 70 15-20

En general, las limas no se clasifican por tamaños. Normalmente, los cítricos que se envían al mercado local en cajones de tablas son clasificados por tamaños por el minorista en el punto de venta.

Embalado. Los cítricos que se venden en los mercados locales y en los mercados urbanos interiores se embalan en diversos tipos de contenedores. Se utilizan banastas, cajas de madera, sacos, bolsas, cajones de tablas de fabricación industrial y cajas de cartón. En la actualidad, la mayor parte de los cítricos de producción comercial en gran escala se embalan en cajas de cartón telescópicas. Las dimensiones exteriores recomendables para las cajas son 50 x 30 x 30 cm. Pueden apilarse a razón de ocho cajas por capa en plataformas de embalado normalizadas de 1 x 1,2 m. La capacidad de esas cajas es de unos 18 a 20 kg.

También pueden utilizarse para los cítricos cajones de tablas siempre y cuando éstos no presenten bordes agudos o astillas que puedan dañar la cáscara de la fruta. Los cajones de tablas no deben exceder los 25 kg de capacidad. Los cajones de mayor tamaño son difíciles de manejar y si se dejan caer pueden dañar gravemente el producto. Las cajas pueden llenarse de cítricos hasta un poco por encima del borde superior de forma que se ejerza sobre ellos una ligera presión al cerrarlas. De este modo se impide que la fruta se mueva dentro de la caja durante el transporte y la manipulación y se tiene en cuenta la merma natural de tamaño.

Tratamientos después de la cosecha. Los cítricos que se producen para los mercados locales o para otros mercados internos no requieren tratamientos específicos después de la cosecha siempre y cuando se manipulen con cuidado y se embalen de manera adecuada. En general, los cítricos de producción comercial para la exportación se lavan, se tratan con fungicida y se enceran en cadenas de embalaje altamente automatizadas. En algunas ocasiones, los cítricos destinados a los mercados urbanos interiores tienen que ser tratados con fungicida. En ese caso hay que lavar y secar la fruta después de seleccionarla, tratarla con el fungicida y dejarla secar antes de embalarla. En los paises en los que algunas variedades de cítricos mantienen su color verde aun después de la maduración no suele ser necesario quitarles ese color para venderlos. Con ello sólo se cambia el color de la cáscara, sin hacerlos madurar por dentro. Esta operación se realiza exponiendo la fruta a gas etileno a una temperatura ambiente controlada. Lo único que se consigue es que suba el precio al consumidor, sin mejora de la calidad.

Almacenamiento. Los cítricos pueden conservarse hasta tres semanas a temperatura ambiente, según la temperatura y la humedad del aire. Si el aire es seco pueden perder humedad y mermar al cabo de unos días. La fruta dañada puede infectarse y descomponerse rápidamente después de la cosecha.

Mangos (variedades de Mangifera indica)

La información siguiente se refiere a los mangos que se cultivan para consumirlos maduros. En algunos paises se comen verdes, sin madurar, o se elaboran en ese estado para la confección de encurtidos y de otras conservas.

Sazón para la cosecha. Los mangos no maduran normalmente si se cosechan antes de que alcancen su pleno desarrollo, aún verdes, en el árbol; serán poco dulces y de escaso sabor. Si la fruta verde plenamente desarrollada se deja en el árbol, madura y termina por caer.

No existe ningún sistema sencillo y fiable para determinar cuándo están los mangos en sazón para la cosecha. Se han señalado diversas características para evaluar el grado de madurez, pero no son válidas para todos los productores ni para todas las condiciones de cultivo. Tienen que interpretarse a la luz de la experiencia local. Esas características son:

Ninguno de estos indicios puede considerarse en todos los casos una prueba fiable de que la fruta está totalmente desarrollada. La observación y la experiencia son la mejor orientación para el pequeño productor.

Recolección. Conviene recolectar los mangos con cortadores o tijeras de podar, dejando como máximo 5 mm de pedúnculo pegados al fruto. Los mangos pueden arrancarse del árbol a mano dejando un pedúnculo más largo, pero después hay que recortarlo a menos de 5 mm. Este método no es recomendable, pues al arrancar la fruta es frecuente que se produzcan daños que causan la putrefacción de la punta del pedúnculo.

Los frutos de los árboles pequeños pueden recolectarse a mano desde el suelo, o utilizando escaleras. Sin embargo, un porcentaje importante de la producción de mangos en pequeña escala procede de árboles viejos y grandes cayos frutos resultan inaccesibles a los recolectores desde el suelo. Esos frutos pueden cosecharse utilizando pértigas de recolección con una bolsa de red suspendida de un aro de metal de 25 a 30 cm de diámetro sujeto al extremo de la pértiga. En general, el aro de la pértiga de recolección lleva incorporado un aparato para cortar o arrancar la fruta del árbol. Existen en el mercado algunas pértigas de recolección industriales, pero normalmente los agricultores se las fabrican ellos mismos.

FIGURA 39: No existe ningún procedimiento seguro para saber cuándo están los mangos maduros para la cosecha.

Para recolectar los mangos, los cosechadoras utilizan escaleras o se suben directamente al árbol y arrojan la fruta a alguien que la recoge desde el suelo (Figura 40).

Manipulación en el campo. Los mangos cosechados deben recogerse en contenedores de campo de no más de 25 kg de capacidad para transportarlos hasta el cobertizo de embalado. La fruta debe mantenerse a la sombra y manipularse con cuidado en todo momento después de la cosecha.

FIGURA 40: Un cosechador, encaramado al árbol, dela caer el manto, y airo cosechador lo recoge con un saco de yute sostenido con las manos y un pie. Luego, balando el saco, dela: rodar suavemente el fruto hasta el suelo.

Selección y clasificación. Antes de embalarlas, hay que desechar todas las piezas dañadas, en descomposición, poco desarrolladas o maduras. Para los mercados locales puede no ser necesaria su clasificación por tamaños.

La fruta que se va a embalar en cajas de cartón tiene que clasificarse por tamaños para poderla empaquetar ordenadamente en capas o embalarla en cajas compartimentadas de una sola capa.

Tratamientos después de la cosecha. Los mangos destinados a la comercialización local no suelen requerir ningún tratamiento después de la cosecha.

La fruta destinada a los supermercados urbanos puede necesitar un lavado si está muy manchada de látex o polvo. Si se lava, tiene que secarse inmediatamente extendiéndola en una capa sobre una red separada del suelo o sobre una rejilla de listones, a la sombra pero en un lugar bien ventilado. Los mangos mojados no deben en ningún caso amontonarse en el suelo ni dejarse al sol para que se sequen.

La antracnosis es la principal causa de descomposición de los mangos después de la cosecha. Se trata de una infección latente que difunden las gotas de lluvia, que recogen esporas de las ramas de las plantas y las trasladan a la fruta, en la que germinan después de la cosecha cuando la fruta madura. La enfermedad no se puede atajar por la mera inmersión del producto en fungicida después de la cosecha. A escala comercial, los mangos destinados a la exportación se sumergen a veces en agua caliente con fungicida para controlar la enfermedad. Ese tratamiento no es adecuado para las operaciones en pequeña escala.

Embalado. Se utilizan diversos tipos de embalajes para los mangos, en función de las necesidades del mercado. La fruta destinada a los mercados locales suele embalarse en banastas o cajones de tablas, que pueden forrarse con paja u hojas. Los embalajes de más de 25 kg son difíciles de manejar con cuidado y pueden dañar la fruta.

En la actualidad, los mangos destinados a minoristas y a supermercados urbanos suelen embalarse en cajas de cartón de 10 a 15 kg de capacidad. La fruta se puede embalar suelta (Figura 21) o en una sola capa, en compartimentos (Figura 23).

Las cajas no deben llenarse en exceso, ya que la fruta de las cajas de abajo puede dañarse por el peso de las cajas de arriba. Si las cajas se llenan poco, la fruta se mueve demasiado, lo que causa magulladuras y arañazos. Los mangos embalados en cajas de cartón pueden venderse al por menor en la misma caja.

Almacenamiento. Los mangos verdes plenamente desarrollados tienen una vida muy corta a temperatura ambiente. Esos mangos sólo pueden tenerse almacenados unas dos semanas a 13 grados centígrados. A temperaturas inferiores, el frío los estropea y ya no se ponen maduros. A la temperatura ambiente del trópico maduran en un plazo de cuatro a siete días. A esa temperatura, sólo duran de dos a cuatro días una vez maduros.


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