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Capítulo 11. Manejo de malezas acuáticas


Introducción
Manejo
Conclusiones
Referencias


A.H. Pieterse

Introducción

Por el contrario a los problemas de malezas en medios terrestres, los cuales generalmente están relacionados con los agroecosistemas, los problemas de malezas en los habitats acuáticos usualmente no se refieren a la competencia entre plantas deseables (cultivos, ornamentales) y las indeseables por el hombre. Los problemas causados por las malezas que interfieren con el crecimiento de las plantas de cultivo en campos inundados (p.ej. malezas en campos de arroz), son una excepción en este particular. Sin embargo, las condiciones de estos relativamente superficiales habitats acuáticos, los que como regla no están permanentemente inundados, difieren considerablemente de aquellos cuerpos acuáticos con aguas profundas, tales como los canales, ríos y lagos. Con algunas excepciones, las especies de malezas dominantes son también diferentes. En general, se puede concluir que el papel de las malezas acuáticas en campos inundados, que también se definen como agroecosistemas acuático, es más comparable a la mayoría de las situaciones que crean las malezas en los habitats terrestres.

Este capítulo tratará exclusivamente el manejo de malezas acuáticas en cuerpos acuáticos permanentes. Según Pieterse (1990), estas malezas pueden ser definidas como plantas acuáticas que, al crecer en abundancia, son indeseables por quien maneja el lugar donde inciden. En este contexto se debe observar que, cuando las plantas acuáticas se presentan con bajas densidades, resultan usualmente beneficiosas al ecosistema acuático. Ellas producen oxígeno, proporcionan un habitat adecuado para los peces y otros organismos, purifican el agua al extraer los compuestos tóxicos y atrapan las partículas de sedimento.

Según su forma de crecimiento, las malezas acuáticas pueden ser divididas en categorías diferentes. Mayormente basado en Deny (1985), una clasificación modificada en cinco grupos principales ha sido propuesta por Pieterse (1990):

Grupo 1.

Malezas libremente flotantes (libre flotante con la mayor parte de sus tejidos de hojas y tallos al nivel o sobre la superficie del agua) como por ejemplo Eichhornia crassipes (Mart.) Solms. (jacinto de agua), Salvinia molesta Mitchell (salvinia) y Pistia stratiotes L. (lechuguilla acuática).

Grupo 2.

Malezas emergentes (plantas enraízadas con la mayor parte de sus tejidos de hojas y tallos sobre la superficie del agua), por ejemplo Phragmites australis (carrizo común), Typha spp. (macío) y la forma de crecimiento emergente de Alternanthera philoxeroides (Mart.) Griseb. (maleza caimán).

Grupo 3.

Malezas enraízadas con hojas flotantes (plantas enraízadas con la mayoría de su hojas al nivel de la superficie del agua), por ejemplo Nymphaea spp., Nymphoides spp. y la forma de crecimiento flotante de la maleza caimán.

Grupo 4.

Malezas sumergidas (la mayoría de sus tejidos vegetativos por debajo de la superficie del agua; éstas suelen estar enraízadas o fijas al fondo del cuerpo acuático por órganos similares a las raíces), por ejemplo Hydrilla verticillata (L.f.) Royle, Potamogeton spp., Elodea spp., Ceratophyllum spp. y Myriophyllum spp.

Grupo 5.

Algas (plantas inferiores unicelulares o filamentosas, sin tejidos diferenciados que crecen al nivel o por debajo de la superficie del agua), por ejemplo Microcystis spp., Spirogyra spp., y Hydrodiction spp.

Los efectos dañinos de las malezas acuáticas pueden ser directos o indirectos. Al nivel del pequeño agricultor, los efectos directos generalmente incluyen:

- obstrucción de las corrientes de agua de los canales para la irrigación y el drenaje
- obstáculo al transporte por botes y barcos
- interferencia con la pesca
- disminución de las posibilidades de lavado y baño para la población

Un efecto indirecto importante es la formación de habitats favorables para el desarrollo de vectores de enfermedades humanas, tales como malaria y schistosomiasis (bilarzia).

El desarrollo de masas densas de plantas acuáticas en los cuerpos acuáticos utilízables por el hombre (muchas veces para varios propósitos) está generalmente relacionado con el patrón normal de sucesión. Algunas de las malezas acuáticas más problemáticas son esencialmente colonizadoras primarias de los ecosistemas acuáticos. Particularmente en los cuerpos acuáticos construidos por el hombre, existen factores frecuentemente muy favorables para el desarrollo de las plantas acuáticas (poca profundidad de las aguas, aguas estancadas, alto contenido de nutrientes). Adicionalmente, la eutrofícación (o sea un incremento del contenido de nutrientes en el agua, lo cual está frecuentemente relacionado con las actividades humanas) y/o la diseminación de las especies fuera de su habitat natural puede jugar un papel importante. Un ejemplo lo es el jacinto de agua, cuya productividad en su área original de crecimiento en América del Sur está marcadamente limitada por los agentes de control biológico. En áreas fuera de SudAmérica, donde el jacinto de agua ha sido introducido, la maleza es generalmente una plaga de importancia económica.

Manejo


Control físico
Control químico
Control biológico
Control integrado
Usos prácticos


Idealmente, el manejo de malezas acuáticas debe ser, ante todo, de preocupación de todos los involucrados a fin de prevenir su crecimiento excesivo. Esto implicaría que las medidas de control se inicien en un momento cuando aún las malezas acuáticas no representan un problema. Por ejemplo, creando condiciones de crecimiento menos favorables (disminuyendo la intensidad de la luz al plantar árboles, alterando el nivel del agua, previniendo la entrada de nutrientes, etc.), o manteniendo la vegetación a un nivel bajo, que no propicie un crecimiento intenso. Generalmente, tales medidas preventivas al nivel de pequeños agricultores son difíciles de lograr. Usualmente, los agricultores se inclinan más a tomar medidas cuando el crecimiento denso de las malezas acuáticas resulta evidente. Además, no es siempre factible para ellos realizar medidas preventivas. Todo dependerá del tipo de cuerpo acuático (su tamaño, área, profundidad del agua, etc.) y de la forma de crecimiento de las malezas (que en sentido muy general puede ser considerado idéntico al de varias categorías o grupos ya mencionados en la introducción). Por ejemplo, extrayendo las plantas que ocasionalmente aparecen, o sea algunas que flotan libremente como el jacinto de agua, generalmente se requiere menos fuerza de trabajo que para la extracción de las plantas sumergidas o enraízadas. En este aspecto, se debe tomar en consideración que el desarrollo de la vegetación sumergida es muchas veces mucho más explosivo que la de las plantas enraízadas o flotantes.

Un aspecto importante en la prevención del desarrollo de la densa vegetación de malezas acuáticas es prever la ulterior diseminación de las especies exóticas en áreas aún no infestadas. La población local, que incluye los agricultores, no siempre conoce de la amenaza potencial y el daño de las especies recién introducidas. Un ejemplo real es la diseminación gradual del jacinto de agua en las partes meridionales de Egipto, donde, de no precederse rápido, podrá eventualmente tener lugar la invasión del jacinto de agua en el lago Nasser. La acción gubernamental debe tener por objetivo concientizar a la población local y estimularla a tomar medidas adecuadas. En Egipto meridional, esto puede lograrse mediante la destrucción de cada planta sencilla de jacinto de agua.

Medidas físicas, químicas y biológicas de control pueden ser adoptadas para el manejo del crecimiento de las malezas acuáticas:

Control físico

Los métodos de control físicos incluyen el uso de herramientas que se manejan manualmente, así como la maquinaria sofisticada. En la agricultura de bajos insumos, el uso de maquinaria no es apropiado debido a sus altos costos. Las herramientas manuales, sin embargo, pueden ser medios importantes de control bajo estas circumstancias, especialmente en áreas donde la fuerza laboral es relativamente barata. La técnicas manuales de control de las malezas acuáticas han sido recientemente reseñadas por Wade (1990). En lo que se refiere al uso de herramientas manuales en regiones tropicales, el uso de guadañas de cadena, guadañas de aclareo, cuchillas de canal, tenedores y rastrillos de excavación ha sido descrito en detalle por ILACO (1978) y Druijff (1979) (ver Fig. 1). Se ha hecho énfasis, en relación con la incidencia de la bílarzia en muchas áreas tropicales, que se debe utilizar herramientas con asas manuales largas, que hace posible cortar las malezas a distancia, sin que los operadores tengan que entrar al agua.

Figura. Cuatro tipos de herramientas manuales recomendadas por ILACO (1978) y Druijff (1979) para el control de malezas acuáticas en pequeños cursos de agua. A = guadaña de cadena; B = guadaña de aclareo; C = cuchillo de canal; D = tenedor de excavación (Dibujos con ayuda de ordenador: S.A. Pieterse).

Una guadaña de cadena consiste de 5-10 cuchillas de hierro interconectadas, de una longitud aproximada de hasta 50 cm, que están unidas sueltamente una de otra. En cada uno de las dos hojas exteriores hay una apertura para atar una cuerda. Al tirar de las cuerdas alternativamente, que se debe hacer por dos hombres (uno en cada orilla) las cuchillas se mueven en forma de zig zag sobre el fondo de la corriente de agua y, sí las cuchillas están bien afiladas, la vegetación será bien cortada. Las malezas ya cortadas son recogidas por un tercer hombre para alejarlas del agua. Una guadaña de aclareo se compone de una cuchilla fijada a un brazo curveado de acero, dotada de asas ajustables. La misma es muy adecuada para cortar las malezas que crecen a lo largo de la orilla del cuerpo acuático. Esta se opera con tirones cortos, que la diferencia de la guadaña ordinaria, que es operada con barridas largas y regulares. Un cuchillo de canal se compone de un cuchillo de aproximadamente 50 cm de longitud, fijado a una asa o mango de madera. Una cuerda de aproximadamente 2 metros de longitud es fijada al mango o asa, exactamente por debajo de la cuchilla. Este es operado por dos hombres. Uno sostiene el mango y lo mueve de arriba a abajo, de tal manera que el cuchillo corte las malezas que crecen de la orilla hacia el agua. El otro hombre hala el cuchillo hacia adelante con la cuerda. Un tenedor de excavación se utiliza para sacar las malezas enraízadas en el fondo o para extraer plantas grandes libremente flotantes como el jacinto de agua.

La experiencia de este autor es que los funcionarios de políticas en los países en desarrollo pueden ser algo escépticos acerca de la utilización del control manual, ya que en la mayoría de los países occidentales esta práctica ha sido reemplazada por el uso de máquinas. Sin embargo, en los países del Tercer Mundo con fuerza laboral de bajo costo, el uso de los instrumentos manuales es muchas veces el método más económico, particularmente en pequeños cursos de agua.

Control químico

Generalmente no es aconsejable el uso de productos químicos en o cerca de los cuerpos acuáticos, ya que esto puede provocar riesgos al ambiente y a la salud humana. Esto es importante, en particular, en áreas densamente pobladas en los países en desarrollo, donde la población suele vivir en estrecho contacto con el agua. Además, la aplicación de herbicidas en la mayoría de los casos requiere de equipos relativamente sofisticados, los que son relativamente caros. Sin embargo, en situaciones de emergencia, los herbicidas menos dañinos pueden proporcionar una solución a corto plazo. Recientemente, los principales herbicidas utilizados en el agua o cerca de ésta, han sido discutidos por Murphy y Barrett (1990). Estos autores también dan una extensiva reseña del impacto ecológico del uso de los herbicidas en aguas frescas, incluyendo su toxicidad directa e indirecta sobre plantas no objeto de control, micro-organismos, invertebrados, peces y animales superiores.

Control biológico

Se puede concluir que el control biológico de las malezas acuáticas, similar al control biológico de malezas terrestres, ha sido en general no muy importante. Sin embargo, algunos de los mayores éxitos del control biológico de las malezas en general han sido obtenidos con malezas acuáticas. Estos progresos son aquéllos que tienen que ver con el uso selectivo de insectos que inciden en habitats originales de la maleza caimán (el crisomélido Agasicles hygrophila), del jacinto de agua (los curculiónidos Neochetina eichhorniae y N. bruchí, así como la polilla Pyralida taladradora del tallo Sameodes albiguttalis) y la salvinia (el curculiónido Cyrtobagous salviniae), respectivamente.

En las áreas donde estas malezas acuáticas han sido introducidas el potencial para el control biológico es generalmente muy favorable. Con respecto a la maleza caimán, el uso efectivo de A. hygrophyla está restringido a formas flotantes de la maleza en áreas con temperaturas relativamente altas (Buckingham et al. 1980). Además, se debe tomar en consideración que los insectos limitan el crecimiento en mayor o menor grado de estas malezas, pero en la mayoría de los casos son incapaces de eliminar la vegetación problemática completamente en el cuerpo acuático. En este sentido, Cyrtobagous salviniae es un agente excepcionalmente agresivo. En un período de un año, este picudo destruyó cerca de 18, 000 toneladas de Salvinia molesta en el lago Moondarra en Australia (Room et al 1981) y se pronostica que controlará exitosamente el crecimiento de la salvinia en la mayoría de las áreas tropicales y sub-tropicales del mundo (Room 1986).

Se ha recomendado introducir estas especies de insectos en todas las áreas donde el jacinto de agua, la salvinia o la maleza caimán están ocasionando problemas. Los insectos han sido estudiados en detalle y su especificidad de hospederos ha sido fehacientemente demostrada. Los costos son bajos y, aunque medios adicionales de control pueden ser necesarios, el efecto de estos insectos es perdurable, a menos que las malezas objeto de control sean completamente erradicadas. En tal caso, es obvio que los insectos también desaparecerían. En caso de reinfestación será necesario liberar una nueva colonia del agente de control. Nuevas colonias de A. hygrophila pueden ser obtenidas del International Scientific and Industrial Research Organization (CSIRO) en Australia, el National Biological Research Center (NBRC) en Tailandia y del Departmento de Agricultura de EE.UU. (USDA), mientras que colonias de N. eichhorniae son obtenibles de CSIRO, USDA y del Instituto Internacional de Control Biológico (IIBC) en Trinidad, y colonias de C. salviniae se pueden solicitar al CSIRO (Harley y Forno 1990).

Agentes biológicos específicos para el control de otras especies de malezas acuáticas aún no están disponibles. El picudo curculiónido Neohydronomous pulchellus, que ha sido colectado en América del Sur y que sustancialmente redujo el crecimiento de Pistia stratiotes en Australia, puede ser una excepción en este aspecto (Harley y Forno 1990).

Al contrario de la especificidad de los insectos antes mencionados, la carpa (Ctenopharyngodon idella), un pez fitofago, ataca casi todas las malezas acuáticas presentes. Por consiguiente, éste resulta un buen medio para mantener bajo control el excesivo crecimiento de la vegetación compuesta por varias especies de malezas y formas de crecimiento. Sin embargo, la carpa prefiere plantas con tejidos suaves, tales como las plantas sumergidas y otras pequeñas de libre flotación. Desafortunadamente, el jacinto de agua es de poca preferencia por la carpa, pero de no haber otras plantas, los peces pequeños se alimentarán de las raíces y los más grandes de raíces, hojas y peciolos del jacinto. Una ventaja adicional de la carpa herbívora es también su buen sabor como pez, lo cual puede servir como fuente de alimento para la población local. Es por eso que la carpa herbívora es teóricamente un medio ideal para el manejo de malezas acuáticas en la agricultura de bajos insumos. Lamentablemente, el manejo de la carpa es extremadamente difícil. El pez es fuertemente afectado por los factores ecológicos, tales como temperatura, contaminación del agua y depredadores. Además, en áreas densamente pobladas no es siempre factible prevenir la pesca excesiva o en balde.

Las carpas herbívoras requieren condiciones muy específicas para desovar y en general no se multiplican fuera de su habitat original en China y Siberia. No obstante, la reproducción artificial es relativamente fácil en una unidad de reproducción. El desove puede ser inducido por inyecciones de hormona bajo condiciones anestésicas y la fertilización de los huevos puede ser realizada in-vitro. Después, el joven pez debe criarse hasta un tamaño que permita su liberación segura, lo que depende de la presencia del pez depredador. En los Países Bajos, el pez debe tener unos 30 cm de longitud para prevenir la depredación por lucio. Por otro lado, en canales de irrigación en Egipto es posible reproducir peces relativamente pequeños, ya que grandes peces depredadores están escasamente presentes (Khattab y El Gharably 1986). La utilización de la carpa herbívora en la agricultura de bajos insumos requiere que las autoridades locales proporcionen el pez gratuitamente o a bajos costos, lo que obliga a tener unidades de reproducción y personal para operarlas.

El manatí (Tríchechus manatus), un mamífero que ha recibido amplia publicidad como agente para el manejo de malezas acuáticas, es también una especie en peligro de extinción, dado su bajo nivel reproductivo, pero resulta cuestionable su uso como agente de control de malezas acuáticas. A pesar de ser descrito como un animal voraz de muchas malezas acuáticas en anteriores publicaciones, esto ha sido objeto de discusión por parte de Etheridge et al. (1985).

Control integrado

Como los métodos de control aplicados por separado no son siempre efectivos, es sumamente ventajoso combinar varios procedimientos de manejo. Un posible enfoque es la combinación del control manual (con el uso de herramientas manuales) con el control biológico. Los insectos específicos para el control del jacinto de agua, la salvinia o la maleza caimán deben ser particularmente incluidos en este contexto, los que, al menos, ayudan a mantener un baja tasa de crecimiento de las malezas y, por consiguiente, la extracción manual será menos prolongada y tediosa. Una combinación a base de la liberación de la carpa herbívora y la extracción manual es también otra posibilidad. La carpa herbívora generalmente no se alimenta mucho de las malezas con tejidos relativamente duros o de plantas emergentes que crecen fuera del agua. Sin embargo, es relativamente fácil extraer pequeñas poblaciones de malezas con herramientas manuales.

Una combinación a base de aplicaciones herbicida (2, 4-D) y del picudo Neochetina eichhorniae para el control del jacinto de agua ha sido probada en los EE.UU. (Haag 1985). El herbicida no afectó directamente los picudos y sucedió que los adultos del insecto se trasladaron de las plantas tratadas con el herbicida a las no tratadas en las áreas adyacentes. Sin embargo, en opinión de este autor, la aplicación de herbicidas debe evitarse lo más posible dentro o cerca de los cuerpos acuáticos, por lo que sólo aplicaciones menores del 2, 4-D pueden ser consideradas bajo estas condiciones. Este herbicida es poco costoso y no muy tóxico, pero no debe olvidarse que el mismo no debe usarse en áreas próximas a cultivos de plantas dicotiledóneas.

Usos prácticos

Con respecto a los altos costos del manejo acuático de malezas, varios estudios han sido realizados sobre las posibilidades de uso práctico, para compensar, al menos parcialmente, los costos de la extracción de las malezas. Al respecto debe verse la reciente reseña de Joyce (1990). La investigación se ha desarrollado particularmente sobre el jacinto de agua. Una desventaja es que el contenido de agua de las plantas acuáticas es muy alto (en el jacinto de agua es más de 90%), lo cual implica que el transporte del material húmedo es bastante costoso. De aquí se puede concluir que para usos prácticos es apenas posible desarrollar tal sistema sobre una base económica. Usos prácticos potenciales de las malezas acuáticas para los pequeños agricultores generalmente incluyen:

(1) Producción de biogás;
(2) Alimento para animales;
(3) Producción de compost y acolchado

La producción de biogás comsiste en la descomposición controlada de las plantas por una bacteria anaeróbica productora de metano. Las plantas trituradas convenientemente son ubicadas en un tanque sellado con el inoculo de la bacteria, el cual, después de un cierto período de tiempo, produce una mezcla de gas consistente en aproximadamente 70% de metano y 30% de dióxido de carbono. Este proceso tiene la ventaja de utilizar la humedad de las plantas acuáticas, la que es requerida para la fermentación. El biogas quema pronto y se puede utilizar para cualquier aplicación, donde el gas natural es utilizado: para cocinar, como fuente de calefacción y de energía. Sin embargo, el biogas no puede ser comprimido en cilindros a menos que se separe el dióxido de carbono. Por lo tanto, no es práctico usarlo para combustible de máquinas. También se debe tomar en consideración que su uso requiere supervisión continua para mantener la producción de metano. A pesar que la adquisición del equipo para la fermentación puede ser simple y barata, la construcción requiere conocimientos técnicos, además de mantenimiento cuidadoso.

Numerosas ensayos fallidos se han hecho en la alimentación de los animales con la masa de las plantas acuáticas. Esto es debido al alto contenido de humedad y minerales (sodio, hierro, potasio y calcio se presentan con niveles de 3 a 100 veces más altos que los hallados en los forrajes producidos en medio terrestre) en las malezas acuáticas. No obstante, cuando las plantas están parcialmente deshidratadas y ensiladas, son normalmente aceptadas por el ganado vacuno y ovino. Las malezas acuáticas son aceptadas también por lo s animales cuando estas son utilizadas como suplemento o mezcladas con otros forrajes.

Mucha atención se ha prestado al uso de las malezas acuáticas como material de compost, en particular del jacinto de agua. Sin embargo, los resultados han sido variables en gran medida, lo cual está probablemente relacionado con la extensión del período de pre-secado de las plantas. La mayoría de las operaciones exitosas para producir composts a partir de malezas acuáticas comprenden la adición de suelo, ceniza, material vegetal fibroso y estiércol seco.

Las plantas acuáticas al ser utilizadas como acolchado reducen la erosión, suprimen las malezas, disminuyen la evaporación y aumentan la humedad del suelo y el contenido de materia orgánica. El transporte es, sin embargo, el factor limitante. Esto puede solucionarse parcialmente si las plantas son secadas bajo los efectos de los rayos solares en las orillas del cuerpo acuático antes de su transportación.

Conclusiones

La agricultura de bajos insumos está usualmente relacionada con los pequeños agricultores, los que poseen limitados fondos. En lo que se refiere al manejo de malezas acuáticas en la agricultura de bajos insumos, se debe observar que los pequeños agricultores no son generalmente responsables de las operaciones de irrigación y drenaje de grandes canales o del manejo de embalses. En la mayoría de los países estos grandes cuerpos acuáticos son administrados por autoridades gubernamentales. Es por eso que los problemas de malezas acuáticas abordados en el contexto de esta información principalmente se refieren a pequeños canales y embalses.

Para mantener los pequeños cursos de agua libres de malezas, puede ser útil plantar árboles a lo largo de las orillas. Generalmente, una disminución de la intensidad de luz marcadamente reduce el crecimiento de las malezas. Se debe también evitar el arrojo de desechos y de aguas de albañal en el agua del embalse, ya que esto conduce a la eutrofícación (aumento de nutrientes en el agua) y el estímulo subsiguiente del crecimiento de las malezas. Si una densa vegetación está en desarrollo, se recomienda el uso de herramientas manuales para extraer las malezas del agua.

En lo concerniente al control biológico, sería muy ventajoso introducir los insectos específicos, ya disponibles, en áreas afectadas por el jacinto de agua y la salvinia. La maleza caimán puede ser también controlada con el uso de insectos, pero con la excepción de EE.UU. y Australia, esta maleza no es un gran problema. Existen otros agentes biológicos para el control de otras plantas acuáticas, pero desde un punto de vista práctico tales especies aún no son importantes como plagas.

Desde un punto vista puramente teórico, el uso de la carpa herbívora en el control de malezas acuáticas es un atractivo alternativo, pero es muy cuestionable si se debe recomendar para su uso al nivel del pequeño agricultor, ya que en la mayoría de los casos su manejo será difícil.

Los usos prácticos de las malezas acuáticas, como actividad de apoyo en el control de malezas, no parece ser factible en general, salvo que se utilicen para compost o acolchado, y siempre que la distancia para su traslado no cree problemas de transportación.

Referencias

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