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Red para el intercambio de conocimientos de la vida silvestre en América Latina

K. D. Thelen

Kyran D. Thelen es Oficial Regional de Montes de la FAO, adscrito a la Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Santiago de Chile.

Aunque algunos países de América Latina han resuelto bastante bien algunos de los problemas que plantean las tierras incultos y la vida silvestre, hasta hace poco tiempo había sido muy limitada la colaboración entre las instituciones y especialistas encargados de manejar dichos recursos en los distintos países. Este artículo examina las disposiciones adoptados para promover el intercambio de información, experiencia y especialistas empeñados en buscar soluciones a los problemas comunes que se presentan al formular programas de fomento de tierras incultas y vida silvestre.

Casi todos los países de América Latina y el Caribe cuentan hoy día con sistemas de áreas protegidas y consideran justificado explotar la vida silvestre como forma lógica de aprovechamiento de la tierra. La política oficial de sus gobiernos refleja la convicción de que las tierras incultas y la vida silvestre debidamente protegidas tienen algo que contribuir al desarrollo económico y social nacional. Se piensa que conservar la diversidad biológica y recabar una amplia gama de productos y servicios de la vida silvestre son objetivos deseables para la nación. Los gobernantes y los administradores no debaten ya la conveniencia de contar con zonas protegidas, sino más bien cuántas habrá, cuál será su extensión, dónde estarán, quién las manejará y protegerá, cuánto costarán y qué beneficios derivarán de ellas los moradores. Con respecto a la vida silvestre, el problema es cómo administrarla para obtener al mismo tiempo productos y servicios en beneficio de la población rural, sin que el rendimiento decaiga.

Redes de cooperación técnica

Hace ya muchos años que los países de América Latina y el Caribe reciben asistencia técnica y ayuda económica, bilateral y multilateral, de países desarrollados. Recientemente se dieron cuenta de que, a pesar de los beneficios que reporta esta ayuda, las técnicas importadas no siempre corresponden por completo a las necesidades y realidades nacionales. Además, la ayuda extranjera es intermitente; si hay recesión económica o desacuerdo de política, se suspende la ayuda y el trabajo queda a medio hacer.

Esta preocupación, combinada con la necesidad de distribuir mejor los conocimientos y la experiencia que acumulan estos países, condujo a la noción de Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo (CTPD). Formularon los principios de esta cooperación 138 naciones representadas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo, celebrada en Buenos Aires en septiembre de 1978. Según esa Conferencia, la CTPD facilita a dos o más países compartir su experiencia voluntaria y deliberadamente para el desarrollo mutuo.

Los presentes en Buenos Aires hicieron resaltar que, en la mayor medida posible, las actividades de CTPD deben ser iniciadas, organizadas, administradas y financiadas por los propios países en desarrollo participantes. No obstante, reconocieron que también países desarrollados, y particularmente organizaciones internacionales, pueden y deben prestar ayuda para poner en marcha determinados programas.

De acuerdo con esto, los gobiernos de la región de América Latina pidieron a la FAO ayuda para poner en práctica este nuevo tipo de cooperación. En 1979, con participación de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe empezaron a constituir redes de cooperación técnica en varios sectores preferenciales. Desde entonces, se han instituido en la región 20 redes de CTPD. En el sector forestal se han creado redes de ordenación de cuencas hidrográficas, agrosilvicultura, áreas protegidas y vida silvestre, y dendroenergía.

Las redes de CTPD permiten a las instituciones de los diferentes países intercambiar experiencias y conocimientos usando para ello sus propios recursos humanos, financieros y técnicos. Gracias a este dispositivo pueden coordinar sus actividades de investigación y desarrollo de técnicas aplicables a la solución de problemas de interés común. Las posibilidades técnicas de unos completan las de otros y así aprovechan eficazmente los recursos de todos, evitando inútiles duplicaciones. Las redes de CTPD también permiten a los países que más hayan adelantado en un aspecto poner su experiencia a disposición de los que se quedaron atrás en ese aspecto en particular.

Las actividades propias de las redes son reuniones técnicas, mesas redondas y seminarios; viajes de estudio, observación e intercambio técnico; cursos de capacitación, seminarios y otras formas de instrucción individual o en grupo; intercambio de información, publicaciones, material audiovisual, etc.; y cooperación en la identificación y proyectación de programas piloto y de demostración.

En general, para formular y aplicar programas se procede a un estudio a fondo de la situación en cada país interesado, realizado por sus propias instituciones nacionales, seguido de un seminario de especialistas de todos esos países para analizar en grupo la situación en el contexto de toda la región o subregión. En el seminario, los participantes colectivamente llegan a conclusiones, proponen soluciones viables y determinan el programa de trabajo que deben llevar a cabo en colaboración todos los países.

Capibara (Hydrochoerus sp.)

El Capibara

El Capibara (Hydrochoerus sp.) es el roedor de mayor tamaño de todo el mundo. Adulto llega a tener 1,3 m de largo y a pesar 50 kg. Es semiacuático y se encuentra a orillas de los ríos y lagos de América del Sur, desde Panamá hasta el norte de la Argentina. Se alimenta de plantas acuáticas y de corteza de los árboles. De ahí su nombre, ya que capibara quiere decir «señor de las hierbas». La carne de capibara es muy nutritiva; tiene muy buen sabor, olor y contextura. El animal propiamente dicho es dócil y fácil de domesticar, muy apreciado por la gente del campo.

El cuero de capibara, debidamente curtido, tiene multitud de usos; comercialmente sirve para fabricar bolsas y guantes. La grasa, muy rica en yodo, se utiliza en la preparación de medicamentos.

El capibara abunda en la región indicada. Su gran tamaño, unido a la facilidad con que se captura y cría en cautividad. aconsejan su explotación sostenida como fuente de alimento e ingreso para la población rural.

La Red regional de cooperación técnica en parques nacionales, otras áreas protegidas, flora y fauna silvestres

Respondiendo a la clara necesidad de mejorar la conservación y el fomento de áreas incultas y de su fauna, y dada la declarada confianza de los gobiernos en que esto se lograría eficazmente compartiendo conocimientos y experiencia, en junio de 1983 se celebró una reunión en Santiago de Chile, en la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, en la que participaron representantes de ocho países. Después de analizar los problemas comunes de ordenación de tierras incultas y vida silvestre, acordaron constituir la Red regional de cooperación técnica en parques nacionales, otras áreas protegidas, y flora y fauna silvestres. Cada país designó una institución coordinadora y se eligió un coordinador regional. Se pidió a la Oficina Regional de la FAO que contribuyera a organizar la red y que actuara de secretaría técnica.

Los objetivos generales de la red son: colaborar en la eficaz ordenación de las áreas protegidas y de su vida silvestre; facilitar la formación de una base regional de datos sobre recursos bióticos; colaborar en la protección de una muestra debidamente representativa de la diversidad biológica; mejorar la formación de personal capaz de manejar las áreas protegidas y su vida silvestre; y cooperar para lograr que las áreas protegidas y su vida silvestre contribuyan a mejorar las condiciones socioeconómicas.

Con el fin de facilitar el intercambio de información entre países, la red ha formulado un programa de comunicaciones que incluye la preparación, publicación y distribución de documentos técnicos; la redacción de un boletín técnico y de una circular informativa; una lista computadorizada de especialistas e instituciones; el intercambio de documentación técnica nacional, y el intercambio de especialistas, tanto para visitas de estudio como para proporcionar asistencia técnica.

La red considera que los sectores preferentes son: los sistemas nacionales de tierras incultas protegidas; los programas internacionales de áreas protegidas y vida silvestre en grandes cuencas biogeográficas y en áreas fronterizas protegidas; la investigación de la vida silvestre en áreas protegidas; la conservación in situ de recursos genéticos; la participación local en la ordenación de áreas protegidas; la interpretación del ambiente y el aprovechamiento de la vida silvestre para el desarrollo rural.

Por lo que hace al sector de la vida silvestre, entre las diferentes posibilidades se decidió concentrar los esfuerzos en su aprovechamiento para el desarrollo rural.

Vida silvestre para el desarrollo rural

A pesar de la importancia que tradicionalmente ha tenido la vida silvestre como fuente de alimento e ingreso en América Latina, hasta hace poco tiempo no se había prestado suficiente atención a su aprovechamiento sostenido en beneficio de la población rural. Con algunas excepciones notables - la vicuña en el Perú - las tentativas de manejar la vida silvestre en provecho de la población local han sido modestas y limitadas a un pequeño número de especies. La mayoría de las iniciativas se encaminó a la caza y captura de animales vivos con fines comerciales, científicos y deportivos.

El caimán

El caimán (Caiman crocodilus) es el cocodrilo de América Latina. Reptil semiacuático que alcanza un par de metros de longitud, abunda dondequiera que hay agua, desde los pantanales de Colombia y Venezuela hasta las selvas amazónicas.

A pesar de que en casi todos los países de tau región hay legislación que prohibe la caza y la venta del caimán, se calcula que no menos de un millón de pieles entran anualmente en el comercio internacional. Lamentablemente, además de agotar el recurso, este tráfico ilegal apenas reporta beneficios a los cazadores indígenas; el grueso de las utilidades queda en manos de los intermediarios y de los fabricantes de productos acabados. La explotación racional de este recurso natural podría ser de provecho para mucha gente en el campo. Bastarla una parte razonable del valor de las pieles para proporcionarle cierto ingreso en efectivo, y la carne le suministraría las necesarias proteínas.

Además de la indicada utilidad socioeconómica, el caimán contribuye eficazmente a mantener el equilibrio ecológico de los sistemas acuáticos que puebla. Por ejemplo, tienda a limitar la población de Serrasalmus sp. (pirañas) que, incontrolada, decimaría otras especies.

Caiman (Caiman crocodilus)

Además, las instituciones de la región nunca intercambiaron los limitados conocimientos que en la práctica existían a nivel nacional.

No obstante, a pesar de faltarles experiencia, muchos países reconocieron la necesidad de incrementar la productividad sostenida de la vida silvestre e iniciaron programas de ordenación de la misma con los fines de conservarla y aprovecharla, tanto en condiciones naturales como en semicautividad.

Después de analizar las oportunidades y limitaciones existentes en la región, sobre todo en los sectores a que se ha prestado menos atención, los participantes en la red de CTPD decidieron redactar un programa especial de acción para promover la ordenación de la vida silvestre en beneficio del desarrollo rural.

Especies que merecen preferencia

Con el fin de sacar el mayor partido posible de los recursos disponibles, se decidió empezar con el reducido número de especies que hubiera demostrado más posibilidades de dar un rendimiento sostenido y de ser fuente adicional de alimento y de ingreso para la gente del campo.

En primer lugar, se hizo una encuesta de los proyectos y programas nacionales de ordenación de la vida silvestre. En segando lugar, se fijaron criterios para determinar si las especies seleccionadas tienen capacidad para ser explotadas sostenidamente y si tienen, o a la larga pueden tener, importancia socioeconómica para la gente del campo.

La tortuga acuática

Tortuga acuática (Podocnemis genus)

Los huevos, la carne y el aceite de las tortugas acuáticas del género Podocnemis son en América Latina importante fuente de alimento para los habitantes de las riberas del Amazonas, Orinoco y Essequibo. Desempeñan una importante función ecológica en la cadena alimentaria, ya que comen más que nada frutas y semillas forestales arrastradas por el agua de ríos y arroyos.

Antes muy abundantes. pero víctimas de una explotación abusiva - comercialmente se usan para fabricar cosméticos, jabones, cremas, etc.- y de la destrucción de las zonas de puesta, varias especies de tortugas acuáticas están a punto de extinguirse.

Aunque la cría en cautividad no es económicamente factible, bastarla proteger las zonas de puesta para que enseguida se repusieran las poblaciones alcanzando un nivel el en que resulte viable su aprovechamiento sostenido. Las tortugas ponen anualmente nidadas de un centenar de huevos. Al igual que ocurre con los cocodrilos (véase el artículo correspondiente en la pág. 21) los huevos y las tortugas recién nacidas son muy vulnerables, pero las tortugas adultas casi no tienen más enemigo natural que el hombre.

Estos criterios exigen que las especies:

· existan por lo menos en dos países de la región;

· existan en abundante número, o den pruebas manifiestas de recuperación, si se trata de especies excesivamente explotadas con anterioridad;

· sean fuente de productos de los que hay o pueda haber elevada demanda;

· sean muy apreciadas por la gente del campo, particularmente como fuente de alimento;

· reflejen alguna experiencia de ordenación;

· sean importantes en su ecosistema;

· tengan posibilidades para el comercio internacional;

· sean capaces de adaptarse a cambios de hábitat; y

· tengan posibilidades de dar trabajo a la gente del campo.

Se pidió información actualizada a las instituciones y expertos de cada país. Esta información abarcaba las especies con respecto a las cuales había en marcha estudios o proyectos de cierta importancia para la producción con rendimiento sostenido bajo condiciones naturales o en semicautividad. Con base en esa información se hizo una primera selección de especies (géneros en algunos casos).

Posteriormente, en octubre de 1985, la red organizó un seminario de expertos de los países participantes. Dichos expertos pasaron en revista la información disponible, dieron su aprobación oficial a la selección de especies y empezaron a redactar pautas para la ordenación. En el espíritu de la CTPD el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Universidad Agraria Nacional acogieron al seminario en su sede de La Molina, Perú.

Los participantes en el seminario convinieron en que el caimán, el capibara, el coipo, el guanajo, la iguana, la tortuga acuática y la vicuña son las siete especies o grupos que mejor satisfacen todos los criterios. No obstante, dada la limitación de los recursos disponibles, recomendaron que la labor inicial se concentrara en el capibara. En vista de que muchos de los países en que hay capibara también se interesan por la ordenación del caimán y de la tortuga acuática y de que varias instituciones estaban trabajando con respecto a las tres especies, se decidió que lo más eficaz sería dirigir las actividades a esas tres especies. Las tres tienen un largo historial de aprovechamiento por parte de la gente del campo y son importante fuente de proteína animal y de productos de los que hay considerable demanda en los mercados nacionales e internacionales (véanse los recuadros, donde se describen a grandes rasgos esas tres especies).

Seminario internacional

Con el fin de redactar pautas concretas para la ordenación de las tres especies, en diciembre de 1987 se organizó un seminario al que concurrieron más de 50 especialistas de los más experimentados de la región de América Latina. Se había elegido a la Universidad de Sao Paulo, Brasil, por su experiencia en la ordenación del capibara, como sede organizadora del seminario. La Oficina Regional de la FAO respaldó técnica y económicamente el seminario a través del Proyecto FAO/PNUD sobre Tierras Incultas, Vida Silvestre y Areas Protegidas de América Latina.

En el seminario se examino, con respecto a las especies elegidos, el caudal de conocimientos existente en cada país sobre su biología (alimentación, reproducción, sanidad); comercialización (valor de la carne, pieles y otros productos); repercusiones sociales, económicas y culturales; condición jurídica; consideraciones sobre la conservación, incluyendo el papel de las áreas protegidas; prioridades para la investigación, y aspectos institucionales, incluida la necesidad de capacitación en ordenación y conservación. Para cada especie se redactaron orientaciones generales sobre ordenación y se establecieron acuerdos sobre numerosos aspectos técnicos que exigirían acción por parte de la red.

El caso del caimán

Por ejemplo, el seminario puso de manifiesto que la mayor parte de los países necesitaría legislación que reglamentara la explotación del caimán. La red está ahora facilitando el intercambio de documentación referente a políticas y reglamentos sobre el caimán y otros cocodrilos y está disponiendo el envío de especialistas que colaboren en redactar la legislación nacional pertinente.

Una consideración básica en la ordenación del caimán (y otros cocodriláceos) es decidir si es preferible emprender programas de cría extensiva, es decir, in situ, o intensiva, es decir, en cautividad. Actualmente, casi todos los países de la región están experimentando alguna forma de cría en cautividad, bien sea con huevos y cocodrilos pequeños capturados, o con adultos encerrados. Venezuela, el único país que cuenta con un sistema legal de aprovechamiento extensivo, comparte su experiencia con los demás países.

Cuba, en cambio, tiene considerable experiencia en la cría de cocodrilos en cautividad y ha preparado, con ayuda de la red, un proyecto para crear un centro regional de capacitación de técnicos en la ordenación de ese importante recurso.

El seminario también determinó un orden de preferencia para las investigaciones sobre cada una de esas especies. Por ejemplo, para el caimán en condiciones naturales se necesita investigación referente a problemas taxonómicos de la especie y de las subespecies; alcance y distribución de la especie; metodología eficaz para el recuento de poblaciones silvestres, e influencia de la territorialidad sobre la ordenación. Con base en ese orden de preferencia se asignaron las actividades de investigación a los diferentes países miembros, teniendo en cuenta los expertos de que cada uno dispone; la información resultante será distribuida en toda la región.

Para cada una de las tres especies se están compilando ahora manuales regionales que contienen lo más reciente en materia de pautas para la ordenación y de antecedentes e información varia. Cuando se terminen, representarán la base lógica de todas las actividades que se emprendan para la ordenación de esas especies.

Intercambios técnicos

Estimulante corolario de la red ha sido la intensificación del intercambio directo entre los países de la región. Por ejemplo, el Brasil ha recibido la visita de expertos de varios países para estudiar la cría del capibara en cautividad. Un experto de Venezuela ha instruido a varios especialistas argentinos en la explotación del capibara en condiciones naturales de modo que produzca un rendimiento sostenido.

También hay intercambio en otros aspectos, algunos con finalidades muy concretas. Por ejemplo, un experto costarricense ayudó a Chile a formular un plan para la ordenación de un raro colibrí en la isla de Juan Fernández; y Argentina ayudó a Chile a determinar el hábitat de la nutria de río. Otros son más generales, como el de un especialista chileno de la Universidad de Valdivia enviado para ayudar al Gobierno del Uruguay a planear un sistema de parques nacionales y zonas protegidas.

También se presta atención a las áreas protegidas por su importancia cultural. Por ejemplo, Colombia ha ayudado a Costa Rica a planear un monumento histórico. Para el porvenir se piensa ya en otras muchas actividades en diferentes sectores, como el del turismo en áreas protegidas, intercambio a largo plazo de animales silvestres e instrucción de guardas o monteros para parques.

También son dignas de mención las oportunidades que algunos países ofrecen a otros para participar en cursos nacionales de capacitación. Por ejemplo, la Argentina ha acogido alumnos de otros varios países en la escuela de capacitación de guardas para parques de Bariloche. Chile y Perú proporcionaron instructores para enseñar en Argentina materias que no conocían los técnicos de este país. Análogamente, expertos brasileños impartieron cursos de conservación de la vida silvestre en el Perú.

Este intercambio de personal se lleva a cabo de acuerdo con una fórmula que requiere relativamente pocos fondos, sobre todo de divisas. El país que presta el especialista sigue pagándole su sueldo, mientras que el país que lo recibe, le facilita la vivienda y sufraga sus gastos locales. Los gastos de viaje corren, con frecuencia, por cuenta de la Secretaría de la red, sita en la Oficina Regional de la FAO.

También se usan fondos de otras fuentes. Por ejemplo, en vista del éxito que ha tenido la red de CTPD, el Gobierno de España piensa proporcionar fondos para intensificar las actividades de capacitación.

Aunque el intercambio de personal tiene, por supuesto, importancia para la solución de problemas apremiantes, el envío constante y regular de publicaciones y documentos constituye el grueso de los intercambios. El resultado de las investigaciones, los planes de ordenación y los informes técnicos contienen información muy útil para los expertos de cada país, que ahora, por primera vez, pueden aprovechar la experiencia de sus colegas para resolver sus propios problemas.

Conclusiones

La Red regional de cooperación técnica en parques nacionales, otras áreas protegidas y flora y fauna silvestres ha demostrado su eficacia para la resolución de problemas comunes. Un aspecto de esta iniciativa es la labor antes descrita sobre aprovechamiento sostenido de la vida silvestre. Actividades análogas se llevan a cabo en otros sectores de la red. Los resultados han despertado considerable interés y entusiasmo y actualmente todos los países de América Latina participan en alguna de sus actividades.

Las redes de Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo tienen limitaciones, sobre todo por lo que hace a finanzas, por lo cual conviene considerarlas complemento, y no substituto, de otras formas más tradicionales de asistencia técnica.

Como dijo en 1978 uno de los participantes en la Conferencia de Buenos Aires: «la misión de la CTPD es tender puentes en el Sur, sin cortar los que nos unen con el Norte». No por eso hay que subestimar las oportunidades que ofrecen dichas redes de apoyar y enlazar entre sí a las instituciones y especialistas de América Latina que buscan soluciones a los múltiples problemas nacionales y regionales que se plantean en materia de ordenación de tierras incultas protegidas y fauna silvestre.


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