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NOTA DEL EDITOR

Los resultados preliminares de la Evaluación de la FAO sobre Recursos Forestales, de 1990, revelan que la tasa anual de deforestación de las zonas tropicales puede haber ascendido a más de 17 millones de hectáreas durante los años 80, en comparación con los 11,3 millones de hectáreas referidas en el Estudio de la FAO, de 1980, para el período 1976–1980. El informe preliminar está basado en datos procedentes de 62 países situados en gran parte en la zona tropical húmeda, que comprende cerca del 80% del área total de bosques tropicales.

Los efectos de la deforestación y de la degradación forestal son diversos y de largo alcance, produciendo impactos ambientales, económicos y sociales. Los bosques sirven para numerosas funciones ambientales, que aún no se conocen plenamente en todos sus aspectos. Nuestra falta de conocimientos sobre el funcionamiento de los ecosistemas, especialmente los forestales tropicales, es aún muy pronunciada, dificultando nuestra capacidad de manipular y manejar los bosques para un uso sostenido y también de diseñar normas para la conservación de tales ecosistemas y de los recursos genéticos que contienen.

Los años que restan de este siglo son de importancia fundamental para una buena ordenación ambiental; el tiempo para actuar se está agotando con rapidez. Es fundamental afrontar el reto que se nos presenta, mediante acuerdos internacionales y una acción vigorosa en el campo, en consonancia con los mejores conocimientos disponibles actualmente, complementados con investigación y estudios para mejorar tal acción.

A petición de su Comité de Montes, la FAO está en proceso de preparación del contenido de un instrumento mundial sobre conservación y ordenación forestal. Un examen de las convenciones existentes y programadas en campos relacionados con estos temas demuestra que no hay una sola convención de carácter integral que trate de todos los tipos de bosques y de todos los aspectos de la ordenación, conservación y desarrollo forestal.

Un instrumento internacional para la conservación y desarrollo de los bosques podría aportar un marco general para unos esfuerzos nacionales de mayor alcance y para reconciliar los enfoques ecológicos y económicos dirigidos a la utilización de los recursos forestales. Al mismo tiempo podría servir como mecanismo para lograr el consenso y compromiso entre países desarrollados y en desarrollo y también para asegurar un aumento indispensable del apoyo y cooperación internacional a aquellas políticas y programas dirigidos a la conservación y desarrollo sostenido de los bosques del mundo y de los recursos que contienen. También podría servir como complemento esencial de otros instrumentos internacionales que tienen importantes implicaciones para la selvicultura, especialmente los referentes al Cambio Climático y a la Biodiversidad, actualmente en preparación.

Dentro del marco de los acuerdos y convenciones mundiales, la FAO considera firmemente que la conservación de los recursos genéticos de plantas y animales constituye una actividad básica y fundamental. Las especies y actividades prioritarias deben definirlas los países donde se encuentran los recursos, en el marco de un programa mundial, a nivel operativo, como el que coordina el Departamento de Montes de la FAO que refleja las opiniones generales de nuestros 158 Gobiernos miembros.

Como consecuencia de lo anterior, consideramos que el desarrollo de las instituciones y la capacitación son piedras angulares de los programas de conservación, apoyados por una circulación libre de información y de materiales genéticos y el intercambio de conocimientos y experiencias. Esperamos que este Boletín, publicado anualmente en tres idiomas, contribuya a difundir información en el campo de los recursos genéticos, como apoyo a tales programas.

Para ayudarnos en esta tarea, recibiremos gustosamente notas breves y artículos que no sobrepason de 3.000 palabras. La Dirección de la Secretaría es:

Jefe de la Subdirección de Desarrollo de Recursos Forestales,
Dirección de Recursos Forestales, Departamento de Montes, FAO,
Via delle Terme di Caracalla, I-00100 Roma, Italia


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