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Suecia: explotación del bosque como recurso renovable

B. Hägglund

Björn Hägglund, ex Director General de Skogsstyrelsen, la Junta Nacional de Montes, es ahora Director Gerente de Stora, la más grande compañía forestal privada de Suecia.

Este artículo afirma que existe la posibilidad de combinar la explotación de los recursos forestales con su conservación. Este ejemplo está tomado de Suecia pero es igualmente representativo de la situación en Finlandia, Noruega y otros países de Europa septentrional.

Aunque Suecia no posee ni siquiera el uno por ciento de los montes cerrados del mundo, produce el 6 por ciento de la madera aserrada y el 4 par ciento del papel. Para la economía nacional, los productos forestales significan un elevado saldo positivo en el comercio internacional, con el cual se pagan las importaciones de petróleo, alimentos, productos químicos, vestuario, etc. El elevado nivel de vida de los suecos se debe, en grandísima medida, a sus bosques.

FIGURA 1 Extensión de bosque como porcentaje de la superficie total de tierra

El desarrollo económico del sector forestal fue acompañado por un crecimiento constante del recurso. Desde que se hizo la primera Encuesta Forestal Nacional (1923-29), el volumen de madera en pie ha aumentado de 1800 a 2800 millones de m³. En la actualidad se extraen unos 65 millones de m³ anuales, cuando el volumen que sería posible extraer de manera sostenida es de, por lo menos, 75 millones de m³ y sigue aumentando.

FIGURA 2 Uso primario de la madera en Suecia durante los cien últimos años

¿Cómo se ha llegado a este resultado? No es posible pensar que Suecia, situada entre los SS y los 69 grados de latitud norte, se preste excepcionalmente bien por sus condiciones biológicas y ecológicas, a la explotación forestal. La explicación se encuentra en el desarrollo social e industrial del país combinado con su cercanía a los mercados de Europa occidental y con su relativamente grande extensión de bosques por persona: aproximadamente tres hectáreas.

EN LA ANTlGÜEDAD

Desde que el ser humano hizo su aparición en Suecia ha vivido en estrecha relación con el bosque. En él cazaba, recogía leña para cocinar, así como madera para las viviendas y otras construcciones. En esta fase de cazar y recoger, el ser humano y el bosque vivían en una armoniosa simbiosis. Pero en cuanto aquél aprendió a domesticar y a cultivar, los bosques eran un obstáculo y por eso los incendiaba. La agricultura migratoria, es decir, basada en cortar y quemar una parcela para plantar en sus cenizas, fue muy practicada en las partes menos fértiles de Suecia. Además, se dejaba al ganado apacentarse en los bosques, lo cual interfería con la regeneración natural.

Al crecer la población y expandirse sus sembrados, empezaron a plantearse conflictos locales, por ejemplo, entre los agricultores y quienes necesitaban madera para la construcción. Desde la antigüedad, el uso de especies valiosas como el roble, muy usado para la construcción de barcos, fue limitado legalmente. En el siglo XVII ya existía toda una legislación que reglamentaba la corta de árboles. No se vigilaba bien, sin embargo, la aplicación de ninguna de esas leyes, que tampoco incluían disposiciones sobre la regeneración de los bosques talados. Por otra parte, cabe reconocer que no hay legislación que impida a una población necesitada cortar árboles para comer, calentarse y construir viviendas, si no encuentra ningún otro modo de satisfacer esos requisitos indispensables para la vida.

Gracias a las más modernas técnicas, el aclareo mecánico resulta económicamente viable y ecológicamente aceptable

DESDE 1800 HASTA 1900

Durante el siglo XIX cambió radicalmente la sociedad sueca. La población crecía más rápidamente que la productividad de la agricultura. Esto fue causa de considerable emigración que, en la segunda mitad del siglo, se dirigió principalmente a los Estados Unidos. Emigró un tercio de la población del país. La carestía causó mayor presión sobre el recurso forestal, hasta el punto que muchos bosques del sur de Suecia fueron devastados. Aunque a escala nacional nunca llegó a faltar madera, la dificultad de transportarla dio lugar a gran escasez en algunas regiones.

Vivero forestal; obsérvese el sistema de riego automático y el equipo de fertilización en el fondo

En el siglo XIX, con la industrialización de Europa, creció la demanda de madera. Cuando, alrededor de 1850, se liberalizaron los reglamentos comerciales, el mercado europeo se abrió a las exportaciones nórdicas. Se intensificó rápidamente la explotación de los bosques vírgenes de coníferas del norte del país. Las compañías madereras compraban o alquilaban a los campesinos sus bosques, con frecuencia a precios irrisorios, ya que aquellos no conocían el verdadero valor de su recurso. Al cabo de pocos decenios, las compañías habían comprado el 25 por ciento de las tierras arboladas de Suecia. Se planteaban graves problemas sociales cuando los campesinos quedaban sin tierra y tenían que abandonar su hogar para buscar trabajo en las crecientes fábricas. Fue una época penosa, pero necesaria, durante la cual se reestructuró la vida económica del país. Los pobres pagaron el precio de la industrialización y del elevado nivel de vida de las generaciones subsiguientes.

Al mismo tiempo, se plantearon dos problemas políticos claves. Uno estaba relacionado con el derecho de las compañías de comprar tierra a los campesinos; el otro tenía que ver con la regeneración obligatoria después de la tala rasa. Este último problema se discutió en el Parlamento Sueco durante más de 50 años hasta que finalmente sólo en el siglo XX - se encontró la solución.

DESDE 1900 HASTA 1945

En 1903, el Parlamento adoptó una ley forestal que declaraba obligatorio proceder a la regeneración de los bosques talados. En 1906, siguió otra ley que prohibía a las compañías madereras adquirir más tierra de la que ya tuvieran. En cierto modo fue un compromiso político, ya que los agricultores que aún poseían tierra aproximadamente la mitad de los bosques restantes - y que eran políticamente fuertes, aceptaron la ley silvícola como «precio» para conservar indefinidamente su tierra. Esos fueron los cimientos de la moderna política nacional de tierras: una ley que especificaba quién tenía derecho a comprar tierra y otra que enumeraba los deberes del dueño para con ella.

No hay ley que valga si no se vigila su aplicación. Con este fin, en 1905, se crearon las Juntas Forestales de Distrito. Desde un principio estas juntas actuaban independientemente de la gestión de los bosques del Estado. Sus principales instrumentos fueron la extensión y el servicio, y con ellos promovieron las actividades de silvicultura y reforestación que sirvieron de base para la reconstrucción de los recursos forestales suecos.

En Suecia central, reforestación de un bosque talado, con plantones ya arraigados y un tupo para la plantación

Los adelantos iniciales estuvieron íntimamente ligados a dos factores claves: Mejorar el rendimiento de la agricultura. Se produjeron alimentos en cantidad suficiente. Tierras liberadas del cultivo se dedicaron a silvicultura y a pastos, con lo que ya no fue preciso apacentar en la misma medida al ganado dentro de los bosques. Esto fue importantísimo para el ulterior desarrollo.

La fabricación de pasta y papel abrió mercados a los árboles antes descartados por demasiado pequeños. Así se crearon incentivos para el aclareo de los bosques y, de manera más general, se colocó la base para una mejor silvicultura que también permitió acortar los turnos de rotación.

El progreso se controlaba mediante la Encuesta Forestal Nacional, muestreo de todos los bosques realizado siguiendo los principios de la estadística matemática. La primera de esas encuestas comenzó en 1923, año en que se decretó una prohibición absoluta de cortar rodales jóvenes. Tanto la sociedad como la industria empezaron a promover la reforestación y la silvicultura como obra de interés nacional. Se crearon organizaciones no gubernamentales con esas actividades como meta.

No todo fue progreso. A principios de este siglo habían ideas contradictorias en materia de silvicultura. Se popularizó el concepto de corta de aclareo en vez de la corta rasa. Aunque la investigación demostró que la corta rasa era necesaria para estimular las actividades microbianas y redistribuir los nutrientes que son indispensables para regenerar suelos agotados en climas fríos, en realidad se practicó la corta de aclareo en gran escala. Una de las causas de este desacierto fue el bajo precio de la madera durante todo el decenio de 1930. Como resultado, durante todo ese período se plantaron muy pocos bosques nuevos, circunstancia que había de tener repercusiones duraderas. Entre ellas se cuentan la escasez actual de bosques de edad media y la posible falta de bosques listos para la corta final en el porvenir. Esta «decadencia de edad» ha afectado poderosamente toda la moderna silvicultura de Suecia.

Tala rasa mecanizada, con corta de ramas y troceado automáticos

Uno de los fenómenos que más impulsó el desarrollo forestal posterior fue la formación de numerosísimas asociaciones de propietarios de bosques a partir de 1930. Su objeto era racionalizar las actividades, instruir a los propietarios y fortalecer su posición en las negociaciones acerca de precios. En el sur del país las asociaciones instalaron fábricas propias para la transformación de la madera rolliza. La idea dominante era incrementar la demanda de madera y, de ese modo, aumentar el valor de los bosques.

DESDE 1945 HASTA LA FECHA

En 1948 se promulgó una nueva legislación forestal que añadía el racionamiento de bosques viejos a los reglamentos anteriores sobre regeneración y corta de formaciones jóvenes. Con el racionamiento se aseguraba un reparto equitativo de puestos de trabajo y de madera en pie para todas las regiones del país.

A partir de 1945 se evidenciaron las desventajas de la corta de aclareo y, desde entonces, la tala rasa es la que más se practica. Empezando poco después de 1950 se llevaron a cabo grandes campañas para la restauración de los suelos del norte del país. Enormes extensiones pobladas sólo con arbolado remanente fueron taladas por completo, a veces con herbicidas, escarificadas y después replantadas.

Esta restauración dio buenos resultados desde el punto de vista silvícola pero fue muy censurada por personas ajenas a la profesión forestal, que consideraban perjudiciales los nuevos y a veces ecológicamente dudosos métodos mecanizados de extracción. Llegaron a plantearse verdaderos conflictos que culminaron a mediados del decenio de 1970, en que el uso de herbicidas en silvicultura adquirió importancia política, llegándose finalmente en 1976 a prohibir su uso. Además, en 1975 se agregaron a la legislación forestal disposiciones sobre conservación de los recursos naturales. El Parlamento adoptó en 1979 una nueva ley que reglamentaba las cortas precomerciales, el uso de diferentes raíces genéticas, etc. La nueva ley era también más específica y concreta que las anteriores. Por ejemplo, se exigía que la regeneración produjera un mínimo de plantas sanas por hectárea, un cierto número de años después de emprendida. Al mismo tiempo, se hicieron extensos inventarios forestales con el fin de determinar, entre otras cosas, qué bosques no se ajustaban a las exigencias de la nueva ley. Esta combinación de legislación e inventarios fue una importante herramienta en manos de las autoridades forestales, y la situación silvícola de los bosques mejoró mucho en el decenio de 1980.

La Encuesta Forestal Nacional fue poco a poco perfeccionada y ha facilitado considerablemente el equilibrio de los bosques. Ha permitido vigilarlos a escala nacional y regional para evitar que se corte más de la cuenta, para que se practique la silvicultura debida, etc. La Encuesta se mantiene siempre al día y sus datos son muy precisos. También ha permitido pronosticar cómo crecerían los bosques bajo distintos regímenes de ordenación. Se estudian los efectos de diferentes programas silvícolas y de posibles nuevos reglamentos.

FIGURA 3 Crecimiento de los bosques comparado con la corta, en Suecia

La Encuesta y sus resultados se usan continuamente para determinar cuestiones de política forestal. Constituyen una garantía de que el bosque podrá ser explotado indefinidamente si se armonizan las dimensiones de la industria forestal sueca con el rendimiento sostenido a los niveles actual y pronosticado.

En general, los bosques de Suecia se encuentran actualmente en buen estado. El crecimiento es superior en un 30 por ciento a la corta; las zonas en vías de regeneración tienen buen aspecto y la mayor parte de las formaciones jóvenes y de media edad se limpian y aclarean como corresponde. Pero, por supuesto, se plantean algunos problemas. El más grave es la acidificación y contaminación de los suelos por causa de gases atmosféricos; óxidos de azufre y nitrógeno son los que más afectan a los suelos y a los árboles. El problema es de difícil solución ya que la fuente de esos contaminantes son industrias de otros países. Se tendrán que adoptar algunas medidas protectivas en gran escala, como la de encalar grandes extensiones en el suroeste de Suecia.

Aclareo mecanizado en una plantación joven

Otro delicado problema es el de las relaciones del sector forestal con los ambientalistas, las cuales dejan mucho que desear a pesar de que los expertos forestales han evolucionado mucho y toman más en cuenta distintos aspectos de la conservación. Cabe decir que el cambio de la actitud y de los conocimientos de los profesionales no ha sido suficientemente apreciado fuera del sector forestal.

En la actualidad, el interés en conservar la naturaleza se concentra en la sostenibilidad de la diversidad biológica en los bosques y especialmente en la superviviencia de las plantas y animales que están amenazados de extinción. Estas especies suelen estar asociadas con viejos bosques o con biotipos creados por métodos agrícolas que están siendo abandonados. Se suelen usar dos procedimientos. Uno es la creación de reservas naturales, y el otro consiste en prestar especial consideración a los biotipos pequeños y críticos en un ambiente normal. Como ya se indicó más arriba, este último aspecto ha quedado incorporado a la Ley Forestal de 1979. Recientemente se inició una gran campaña educativa para interesar a los propietarios y trabajadores forestales en la conservación de la naturaleza. La campaña «Un bosque más rico» comenzó en 1990 y más de 30000 personas han comprado ya los materiales publicados, a pesar de su elevado precio. Actualmente, los políticos, los ambientalistas y los expertos forestales están firmemente de acuerdo en que la educación es el camino real que conduce a una mejor consideración de la naturaleza en las actividades forestales. Este acuerdo existe al menos mientras se trata de métodos clásicos y corrientes de las actividades forestales. Tratamientos más radicales como excavar sangrías, escarificar, utilizar nuevas especies y árboles mejorados gracias a la genética, etc., son cuestionados por los ambientalistas y deberían ser objeto de declaraciones que aclaren su influencia sobre el ambiente.

La cuestión de las reservas naturales quitar a la explotación forestal extensas zonas para destinarlas a la conservación de la naturaleza - es bastante difícil. Se tropieza con evidentes dificultades para determinar una estrategia de alcance nacional, e incluso para fijar la superficie total de la reserva. Actualmente, el 9 por ciento de la tierra del país está dedicado a reservas o parques nacionales. La mayor norte de las reservas en que hay bosques están a gran altura. Los ambientalistas pretenden que se amplíe considerablemente la superficie protegida, mientras que los expertos forestales, al menos en el norte de Suecia, consideran que las reservas existentes, sobre todo en las montañas, ya constituyen un obstáculo para las actividades forestales productivas y que no se deben ampliar. Este debate, que revela una significativa falta de conocimientos acerca de los requisitos ambientales de cada especie, está destinado a prolongarse por mucho tiempo, con intensidad variable.

Escarda mecanizada en torno de plantones de coníferas muy jóvenes

Y DESPUES ¿QUE?

¿Qué porvenir tiene la industria forestal sueca? Por supuesto, a la larga dependerá de la posición comercial de los productos suecos en el mercado mundial. Suecia produce madera de alta calidad y costo, en general, elevado. La compran casi exclusivamente industrias de muy alta tecnología. La estrategia principal para el futuro deberá ser, ante todo, utilizar esa buena madera para productos de mucho valor, capaces de obtener precios altos. En estos momentos hay bastante optimismo en cuanto a la posibilidad de identificar esos productos y de fabricarlos de manera sostenible. Pero, por supuesto, requisito esencial es que continúe mejorando el rendimiento de las técnicas para poder mantener los costos a nivel razonable comparado con el valor de la madera. También los aspectos ambientales conservarán toda su importancia.

Es indispensable que las partes interesadas en los bosques suecos lleguen a un equilibrio entre producción y conservación basado en el respeto mutuo de los objetivos de cada una. Los aspectos que enlazan positivamente la producción y la conservación son ya bastante fuertes y es necesario robustecerlos aún más. Los ingresos que aporta la industria forestal son los recursos que se necesitan para la conservación; gracias a ésta es posible garantizar la sostenibilidad de la producción. Los bosques tienen otra función positiva: son sumidero del bióxido de carbono, nitrógeno y otros contaminantes que amenazan muchos valores del mundo actual.

Los bosques suecos están situados cerca de las industrias que son fuente de los contaminantes que el viento arrastra a grandes distancias, como son los óxidos de azufre y nitrógeno. Es evidente que esos contaminantes ocuparán un lugar prominente en las futuras discusiones de temas forestales y por ello es absolutamente indispensable reducir significativamente esas emisiones. No obstante, lo único que se puede hacer de manera inmediata es encalar los suelos de los bosques para rebajar su acidez.

CONCLUSIONES

Se pueden sacar algunas conclusiones acerca del estado actual del sector forestal sueco. Tal vez sean aplicables en otros países, pero siempre sin olvidar que el incremento de la industria forestal sueca se basó en varias circunstancias que no se dan en otras partes.

Desarrollo social. El caso de Suecia, al igual que el de otros países, ha puesto de manifiesto lo difícil que es la explotación sostenible mientras no se pueda garantizar la satisfacción de las necesidades elementales de los pobladores. Todo programa de desarrollo forestal a largo plazo debe abarcar la seguridad alimentaria.

Mercados. La silvicultura sueca se basa casi completamente en la utilización industrial de la madera. Para justificar la inversión de capitales en bosques nuevos es indispensable la existencia de un mercado libre para una gran variedad de productos, y más o menos estable en el tiempo. Es evidente que se puede crear un creciente recurso forestal y al mismo tiempo aprovechar en gran escala los bosques para fines industriales. La experiencia de Suecia es muy positiva, y es aplicable en otras partes del mundo.

El proceso político. La clave del proceso político referente a los bosques ha sido el consenso. Con pocas excepciones, las leyes promulgadas progresivamente contenían puntos de vista aprobados por la profesión forestal. Esto es esencial cuando se pretende desarrollar el recurso forestal. Siempre se mantuvieron muy estrechas relaciones entre los propietarios y los ordenadores; en Suecia, se considera que esto es esencial para el fomento forestal. Sin embargo, existen indicios de conflicto en materia de legislación y especialmente en la redacción de leyes para la protección del medio ambiente. Estas leyes, la mayoría de las cuales están separadas del cuerpo de la legislación forestal, empiezan a regular los detalles de las actividades forestales de una forma que es nueva para la profesión y que, en mi opinión, a la larga no resultará acertada. También en este aspecto será necesario el consenso para lograr buenos resultados.

Desarrollo. Los bosques son un recurso auténticamente renovable que pro-porciona numerosos productos y servicios importantes a base de un proceso en que entran sol, agua, dióxido de carbono y diversos nutrientes. Desde el punto de vista del medio ambiente, debe preferirse la industria forestal a cualquier otra manera de abastecer al hombre de las cosas que necesita. En virtud de todo lo anterior, yo creo que asegurar el desarrollo sostenible de los bosques del mundo - y de los suecos será una de las tareas más importantes de los próximos años, y quizás sea una de las verdaderas alternativas para el futuro.


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