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ESTABLECIMIENTO Y ORDENACION DE RODALES DE CONSERVACION EX SITU

En su 7a Reunión de diciembre de 1989, en Roma, el Cuadro de Expertos de la FAO en Recursos Genéticos Forestales solicitó a la FAO reunir, para un acceso fácil, la información técnica publicada en una serie de documentos de la FAO y de otras fuentes, sobre el establecimiento y ordenación de rodales de conservación ex situ. Como primer paso para atender esta solicitud, la presente nota resume la información encontrada en una serie de documentos publicados y sin publicar, citados en las referencias.

Los rodales de conservación pueden establecerse o demarcarse in situ o ex situ. Siempre que se garantice la seguridad de la tenencia de la tierra en el ámbito natural de la especie o procedencia, la conservación in situ es un método eficaz de conservación de especies y procedencias. Sin embargo, la presión creciente sobre las tierras y el cambio programado o sin programar del uso de las tierras, han hecho con frecuencia difícil o imposible el conservar especies o procedencias valiosas en su estación natural. En tales casos, la conservación ex situ tendrá que complementar o a veces sustituir a la conservación in situ.

NATURALEZA DE LOS RODALES DE CONSERVACION EX SITU

A diferencia de los cultivos agrícolas alimenticios, en los que el almacenamiento y regeneración regular de la semilla constituye una metodología normal de conservación ex situ, los árboles forestales longevos no hibridados están biológicamente mejor adaptados a la conservación en una colección viviente. La idea de establecer rodales de conservación ex situ se desarrolló en los años sesenta y setenta de este siglo y consiste en: (i) muestreo al azar de la población a conservar; y (ii) establecimiento de una serie de rodales de unas 10 ha. de dimensión, que se mantienen separados entre si y de las especies y procedencias potencialmente hioridadoras, y que se ordenan y utilizan para la producción de semilla y otros materiales reproductores. Cada uno de los rodales de conservación ex situ estará sujeto durante su período de vida a presiones variadas de selección natural y artificial, con lo que puede considerarse que corresponden a la estrategia de subalineación y desarrollo de poblaciones múltiples, recomendada por Namkoong et al (1980), Namkoong (1982) y otros, para lograr unas pérdidas alélicas mínimas con el tiempo, en poblaciones valiosas de árboles forestales.

CRITERIOS PARA LA SELECCION DE MATERIAL GENETICO

Los rodales de conservación ex situ son costosos de establecer y mantener y, por ello, su utilización generalmente se limita a especies y procedencias de valor socioeconómico comprobado. La estrategia puede emplearse también para proteger especies y procedencias que están en peligro de contaminación genética, procedente, por ejemplo, de plantaciones masivas de árboles en su proximidad inmediata, con la consiguiente hibridación de especies y procedencias de origen no local.

ESTACION

La seguridad de la tenencia tiene la máxima importancia en la elección de estaciones. Por consideraciones genéticas (véase lo anterior) y también como garantía contra las pérdidas, cada especie o procedencia debe plantarse como mínimo en dos o tres estaciones. Debe comprobarse la adaptabilidad a la estación de la especie o procedencia y el rodal debe ser capaz de producir material reproductor en las condiciones ambientales que representa (en general y preferentemente, semillas). Cuando sea posible, las estaciones elegidas deben ser también representativas de las estaciones potenciales del país para la plantación de especies y procedencias, aumentándose con ello el valor económico inmediato de los rodales de conservación (a largo plazo) mediante la producción potencial de semilla para fines de plantación. Al objeto de facilitar la protección y ordenación de los rodales, debe asegurarse un acceso permanente a los mismos. Como se espera que cada uno de los rodales mantenga una población diferenciada, tienen que estar además exentos de contaminación de polen procedente de fuentes externas, debiendo aislarse de especies y procedencias potencialmente hibridadoras si están sujetos a polinización abierta (véase la próxima sección sobre aislamiento).

DISEÑO

El tamaño recomendable de la parcela para los rodales de conservación ex situ establecidos para el mantenimiento de la variación durante muchas generaciones y sujetos a polinización abierta, es ≥ 10 ha. (p. ej 300 × 330 m.). Las parcelas inferiores a 5 ha. puede suceder que no produzcan suficiente polen para reducir la contaminación de los rodales por el polen procedente del exterior. Además, los peligros de variación genética aumentarán fuertemente al disminuir el tamaño de la parcela. La forma de ésta dependerá de la topografía y, sobre todo, de la dirección de los vientos dominantes; sin embargo, generalmente, a fin de garantizar una polinización adecuada dentro de los rodales, el diámetro menor no debe ser inferior a 150 metros. El espaciamiento inicial recomendado en rodales establecidos con especies de plantación corrientes, como los pinos y eucaliptos, es de 3 × 3 m.; ésto permitirá la posibilidad del cultivo mecánico y las claras posteriores. Una orientación adicional sobre su diseño puede tenerse, por ejemplo, de las recomendaciones correspondientes sobre el diseño de huertos semilleros.

AISLAMIENTO

Como se destacó anteriormente, a fin de mantener la diferenciación de la población, los rodales de conservación ex situ deben aislarse adecuadamente del polen contaminante procedente de fuentes externas, incluyendo especies y procedencias hibridadoras o potenciales hibridadoras. El tamaño de los rodales de conservación y, por tanto, la densidad de la nube de polen producida por ellos tendrá una influencia decisiva sobre la contaminación potencial de polen, especialmente (pero no exclusivamente) en las especies que se polinizan por el viento, como los pinos. La forma del rodal, relacionada con los vientos dominantes durante la estación de floración, y el uso de las tierras circundantes, serán también temas importantes a considerar. De este modo, si los vientos son fuertes y constantes durante la polinización, será conveniente garantizar que la “faja de aislamiento” es más ancha a barlovento que a sotavento; en cuanto al uso de las tierras, es evidente que unas áreas despejadas rodeando a los rodales de conservación, son menos eficaces para filtrar el polen externo que, por ejemplo, un bosque de frondosas denso y de varios niveles. Como norma práctica, la FAO ha recomendado la necesidad de una faja mínima de aislamiento de 330 m. alrededor de los rodales de conservación ex situ.

TECNICAS DE VIVERO Y ESTABLECIMIENTO

El material destinado para conservación genética debe ser, y debe continuar siendo, representativo de la población de origen de que procede. En consecuencia, hay que adoptar los mejores sistemas comprobados localmente, para la producción de plantas de semilla y para su plantación de asiento a fin de garantizar la máxima supervivencia y un desarrollo vigoroso. Puede ser conveniente adoptar procedimientos algo más meticulosos, y por tanto más costosos, que las medidas normales que se suelen utilizar para lograrlo.

Los sistemas de siembra, trasplante, riego, sombreado, deshierbe, poda de raíces, abonado, endurecimiento de las plantas, etc., deben seguir las mejores técnicas comprobadas. Cuando no existen problemas de erosión, el sistema preferido de preparación del suelo es el cultivo total, especialmente en climas con escasas precipitaciones y estaciones secas prolongadas. Los rodales hay que establecerlos, si es posible, en laderas suaves, con suelos profundos de buena aireación o, en cualquier caso, los mejores para el desarrollo de las especies a conservar. Hay que dar una atención especial a la extracción y transporte de las plantas; por ejemplo, mojándolas bien antes de salir del vivero para reducir al mínimo el trastorno de la plantación. La reposición de las posibles marras se debe completar entre de 2 y 3 meses después de la plantación inicial. Las condiciones locales impondrán las especies pioneras, herbáceas, etc. que aparecerán después de la plantación y asimismo los métodos apropiados para su eliminación. Se recomienda firmemente la eliminación total de las malezas durante los primeros años, como precaución contra los daños por incendios.

EJEMPLOS DE DIRECTRICES PARA UN REGIMEN SISTEMATICO DE CLARAS

En los años setenta se recomendaba generalmente el diseño de un régimen de claras dirigido a mantener la diversidad del patrimonio genético original, en cada uno de los rodales ex situ, durante toda su vida. Si se pretende tal mantenimiento de la diversidad, el sistema más sencillo de lograrlo es mediante la aplicación de claras sistemáticas, por ejemplo, mediante la eliminación de hileras alternas en una dirección durante la primera clara (50%) y en filas alternas, en ángulo recto, durante la segunda clara (50%). Debe realizarse una tercera clara (50%) en dos etapas, para evitar una apertura repentina y drástica de la cubierta de copas, ya que los árboles serán entonces relativamente grandes. En rodales plantados con un espaciamiento de 3 × 3 m., la sucesión de existencias, en pies por ha., será de 1.111 (en la plantación), 555, 277, 207 y 138. En la Figura 1 se presenta un diagrama explicativo de este diseño especifico.

Figura 1. Diagrama de la secuencia de las claras (Wood 1980)

PRIMERASEGUNDA
Figura 1Figura 1
TERCERATERCERA
(Primera etapa)(Segunda etapa)
Figura 1Figura 1

Aunque un método de claras totalmente sistemático sería el más eficaz para la conservación de la diversidad biológica de cualquier rodal, su aplicación estricta puede traducirse en la pérdida de fenotipos superiores que podrían ser valiosos en un programa local de mejora genética. Pueden adoptarse medidas de cierta flexibilidad en el régimen de claras para atender tales necesidades de carácter inmediato; por ejemplo, aceptando el mantener en el rodal hasta 10 árboles (sobresalientes) elegidos por hectárea.

En relación con las anteriores recomendaciones, elaboradas por la FAO en los años setenta, hay que señalar que, siempre que los rodales de conservación se establezcan en una serie de estaciones separadas (>3), que posean condiciones ambientales variadas y que estén sujetos a distintos criterios de selección, las claras sistemáticas pueden no ser necesarias para conseguir su máximo valor de conservación. Como los cambios en las frecuencias genéticas, provocados por las claras selectivas varían entre rodales, la probabilidad de una pérdida alélica será, en general, mínima, si cada rodal de conservación que representa a una población determinada, está sujeto a una fuerte presión de selección por distintas características y rasgos.

CONCLUSIONES

La clave del éxito en el uso de los rodales de conservación ex situ, incluye las siguientes componentes:

  1. muestreo cuidadoso y representativo de la población original a conservar;

  2. manipulación meticulosa de las semillas y del material de vivero; establecimiento y manejo meticuloso de la plantación, utilizando metodologías comprobadas;

  3. utilización de rodales de conservación ex situ individuales cada uno de 10 ha. o más, dando la debida atención a su emplazamiento y forma para promover el desarrollo de rodales bien adaptados y sanos, (incluyendo la adaptación fisiológica y fenológica), en los que se garantice la máxima fertilización cruzada entre individuos; y en los que se filtre al máximo el polen exterior;

  4. repetición de cada rodal de conservación en un mínimo de 3 estaciones, garantizando la conservación de la diversidad genética mediante claras sistemáticas o mediante la aplicación de presiones de selección divergentes en cada una de ellas.

REFERENCIAS

DANIDA 1984 Forest Seed Centre, Provenance Seed Stands and Provenance Conservation Stands. Compiled by R.L. Willan. Technical Note No 14 - May. 1984.

FAO 1977 Prescripciones recomendadas para el establecimiento y ordenación a largo plazo de rodales de conservación y selección ex situ. Anexos 7/1 y 7/2. In: Cuarta Reunión del Cuadro de Expertos de la FAO en Recursos Genéticos Forestales. Celebrada en Canberra, Australia, 9–11 de marzo de 1977. FAO, Roma.

Guldager, P. 1975 Ex situ conservation in the tropics. In: The methodology of conservation of forest genetic resources. FAO, FO:MISC/75/8.

Namkoong, G; Barnes, R.D. % Burley, J. 1980 A Philosophy of Breeding Strategy for Tropical Forest Trees. Tropical Forestry Papers No 16. Commonwealth Forestry Institute, Oxford, U.K. 67 pp.

Namkoong, G. 1982 Challenging Tree Breeding Theory. In: Proceedings from IUFRO Joint Meeting of Working Parties on Genetics About Breeding Stretegies including Multiclonal Varieties. Escherode/Sensenstein, Germany, pp. 155–161.

National Research Council. 1991 Managing Global Genetic Resources, Forest Trees. National Academy Press, Washington, D.C. 228 pp.

Wood, P. Conservation of Forest Genetic Resources in Selected Countries in Africa. Report on Consultant Mission, FAO, Rome. 100 pp. (Sin publicar).


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