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ESPECIES DE MADERAS TROPICALES INSCRITAS EN LOS APENDICES DE CITES

La Octava Reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), fue celebrada en Kioto, Japón del 2 al 13 de marzo de 1992. En la reunión se consideraron varias enmiendas a los Apéndices del CITES, incluyendo una propuesta para añadir a estos apéndices algunas especies de maderas tropicales.

El Apéndice I de CITES contiene las especies amenazadas de extinción que están o pueden estar afectadas por el comercio internacional. Se pretende con ello que la exportación de estas especies esté sujeta a normas estrictas para que no aumente el peligro de supervivencia, debiendo autorizarse sólo en circunstancias excepcionales para fines no comerciales. El Apéndice II incluye las especies que, aunque no estén necesariamente amenazadas de extinción en la actualidad, puedan Ilegar a estarlo si no se atiene el comercio a una regulación estricta, a fin de evitar “una utilización incompatible con su supervivencia”. La inclusión en el Apéndice II no prohíbe el comercio pero exige a los países exportadores que otorguen permisos con cada envío, certificando que el comercio de la especie no es perjudicial para su supervivencia en estado natural, y requiere a los países importadores que no acepten embarques que no estén documentados apropiadamente.

Como resultado de las negociaciones de la reunión de Kioto se retiraron las propuestas de incluir en los Apéndices l y ll algunas especies de maderas del sudeste asiático (Intsia palembanica y Gonystylus bancanus). En la reunión se adoptó la inclusión de las siguientes especies madereras:

Apéndice l:Dalbergia nigra
  Ambito natural: Brasil
Proponente: Brasil
Apéndice ll:Guaiacum officinale
  Ambito natural: Sudamérica Tropical, Caribe, Puerto Rico y EUA
Proponente: EUA
Pericopsis elata
 Ambito natural: Africa occidental, incluidos Camerún y Zaire
Proponente: Dinamarca & R.U.
La regulación se limitará a las trozas, madera aserrada y chapas.
Swietenia mahagoni
 Ambito natural: Islas Bahamas y Caimán
Proponente: Costa Rica & EUA
La regulación se limitará a las trozas, madera aserrada y chapas.

La inclusión de especies de maderas tropicales en los Apéndices de CITES suscitó cierta controversia. El aprovechamiento y comercio de especies madereras tropicales puede ocasionar a veces la degradación del bosque y de recursos genéticos específicos. La principal causa de la pérdida de especies obedece sin embargo al cambio de uso de las tierras y a la destrucción del hábitat. El comercio, que demuestra el valor comercial de la madera y del bosque, puede tener un efecto positivo y también negativo para la existencia y disponibilidad permanente de una especie. El comercio como tal, no pone en peligro a una especie pero su utilización no sostenible, si puede ocasionarlo.

El aprovechamiento forestal extrae individuos grandes y maduros; aunque la explotación maderera puede dañar a los árboles jóvenes existentes en la masa, las especies madereras no peligran por ejemplo, igual que los orangutanes o las orquídeas, cuyo comercio puede significar el agotamiento de poblaciones enteras, incluyendo adultos y jóvenes. El aprovechamiento de las especies madereras puede hacerse compatible generalmente con la conservación de los recursos genéticos de las especies a utilizar, mediante la planificación, ordenación y control adecuados de las operaciones de aprovechamiento y el tratamiento subsiguiente de los rodales explotados. A los criterios para la inclusión de especies (criterios de Berna), hay que añadir información sobre las posibilidades de una ordenación forestal sostenible de las especies madereras propuestas para inclusión.

En resumen, la inclusión en el catálogo de CITES no debe convertirse en un fin. Si tal inclusión ha de contribuir a la conservación de las especies, debe combinarse con la investigación y ordenación en el campo. Tal como señalaron algunas delegaciones en la Conferencia de las Partes de Kioto, se deben establecer o fortalecer vinculaciones apropiadas, con este fin, entre la Secretaría de la CITES y las organizaciones que actualmente coordinan y apoyan la conservación genética, como la FAO, la UICN y la ITTO.


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