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Editorial: Evaluación de los recursos forestales

El uso de los recursos forestales está indisolublemente ligado a la evaluación de su extensión y estado. Desde la época en que el ser humano inició a cortar las ramas de los árboles para construir su refugio y alimentar el fuego para obtener calor, energía para cocinar sus alimentos y protección contra los animales depredadores, el hecho que los recursos forestales fueran o no suficientes para satisfacer estas necesidades ha sido crucial, una cuestión de vida o muerte.

A medida que el hombre fue evolucionando desde habitante de los bosques hasta criatura industrializada y posteriormente urbanizada, la evaluación de los recursos forestales tendió a centrarse en su valor económico, principalmente como fuente de madera para uso industrial. Recientemente, a medida que se ha ido reconociendo la interrelación entre los bosques y la estabilidad del medio ambiente, la demanda de información procedente de la evaluación de los recursos forestales se ha ampliado ya sea a nivel local que nacional e internacional.

EL presente número de Unasylva se centra en la evaluación de los recursos forestales a nivel mundial llevada a cabo recientemente por la FAO, en la que 1990 ha sido utilizado como año de referencia (una evaluación similar se realizó hace un decenio).

En el artículo de apertura, K. Janz, Oficial Forestal Superior de la FAO para la evaluación y vigilancia de los recursos forestales, presenta una reseña panorámica de la evaluación de los recursos forestales mundiales de 1990. A escala mundial, en el decenio de 1980, los recursos forestales disminuyeron substancialmente, pero en los países industrializados aumentaron ligeramente en términos de superficie total, y en medida considerable en términos de volumen de madera en pie. Por otra parte, en los países tropicales la deforestación ha continuado, e incluso se ha acelerado hasta alcanzar, entre 1981 y 1990, un promedio de 15,4 millones de hectáreas por año. Estos datos no deben servir para atribuir a alguien la responsabilidad de la deforestación, sino para que planificadores, científicos y formadores de opinión comprendan mejor su dinámica y fuerzas motrices, así como la necesidad y el posible ámbito de una acción internacional en favor de una silvicultura sostenible.

K.D. Singh, Coordinador de Proyecto de Evaluación de los Recursos Forestales de 1990 de la FAO, analiza su metodología y resultados. Continuando con la pauta marcada por la evaluación de 1980, el proyecto de 1990 constituye un paso hacia una evaluación continua, ya no periódica, de los recursos forestales utilizando una combinación de datos de campo con datos de telepercepción. Reviste un significado especial el modelo de deforestación desarrollado por el Proyecto, el cual expresa una relación estadística entre deforestación, zona ecológica y densidad de población en la forma de una ecuación diferencial.

EL artículo de A.V. Korotkov y T.J. Peck de la División Mixta CEPE/FAO de la Agricultura y de la Madera analiza los resultados y las consecuencias de la evaluación de los recursos forestales para los países industrializados. El desafío de satisfacer una demanda de información de alcance cada vez más amplio es el tema recurrente de todo el artículo.

La telepercepción por satélite es tal vez el componente de la evaluación de los recursos forestales que se desarrolla más rápidamente. J.P. Malingreau del Instituto para las Aplicaciones de la telepercepción de la CE evalúa en qué medida los procedimientos y las tecnologías actuales de telepercepción pueden satisfacer las necesidades emergentes en el campo de la evaluación forestal, y hace una reflexión sobre la posibilidad de un sistema mundial de información forestal basado en ella.

Al crecer la atención por las funciones ecológicas de los bosques, se ha incrementado en medida considerable, especialmente en Europa, el interés por la posible relación entre la contaminación del aire y el deterioro de los bosques. Numerosos artículos publicados en la prensa han indicado que es inminente, o es un hecho, la decadencia generalizada de los bosques debido a la contaminación ambiental, sosteniendo la necesidad de cambiar la política forestal. En un artículo polémico basado en un decenio de investigación en Alemania, O. Kandler sostiene que la relación contaminación/decadencia de los bosques no puede ser corroborada científicamente.

Por último, J.P Lanly, Director de la Dirección de Recursos Forestales de la FAO, presenta una opinión conclusiva sobre la importancia de la evaluación de los recursos forestales y de la función que desempeña la FAO.

Este número de Unasylva se diferencia de otros por el hecho de que en su mayoría los artículos han sido escritos por miembros del personal de la FAO, lo cual era inevitable en vista de la participación directa de la Organización en la evaluación de los recursos forestales mundiales. Sin embargo, estos artículos se deben ver como punto de partida para la participación de una comunidad mucho más amplia en un proceso dinámico de análisis y difusión de las consecuencias que los resultados básicos de la evaluación tienen a nivel de políticas. Unasylva invita encarecidamente a sus lectores a dar su aporte de información y propuestas para artículos complementarios.

El presente número contiene además un suplemento estadístico especial que reseña las tendencias actuales en la producción y el comercio forestales. En un breve artículo que enlaza el suplemento con el texto principal, R Wardle, Economista Forestal Superior de la FAO, expone la cuestión de la recopilación, el análisis y la utilización de las estadísticas forestales internacionales.


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