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3. IDENTIFICACIÓN DE LOS GRUPOS INTERESADOS SUS CONCEPCIONES DEL VALOR


Los distintos grupos son afectados en distintas maneras por un cambio propuesto del uso forestal. Los grupos afectados se denominan “grupos interesados”. Si el cambio se lleva a cabo, ciertos grupos interesados percibirán valores negativos (costos) originados por el cambio, otros percibirán valores positivos (beneficios). Algunos grupos interesados observarán ambos valores, y será el balance a determinar si un grupo pertenece al lado del costo neto o del beneficio neto de la ecuación.

También la escala del cambio propuesto determina hasta cierto punto cuáles son los grupos que serán interesados. Por ejemplo, un cambio insignificante en una pequeña área remota puede no atraer la atención de los grupos ambientalistas nacionales, mientras que un cambio mayor exactamente de la misma naturaleza lo liaría. No se decide cuáles son los grupos interesados por las medidas de rendimiento, sino que, más bien, éstos dependen de consideraciones sobre insumos/tecnologías. Por ejemplo, podemos estar estudiando cambios que añadirían aproximadamente 10,000 m3 de madera a la economía nacional. Si esta cantidad es producida por miles de pequeños e independientes aserraderos, podemos individuar un conjunto de grupos interesados. En cambio, si se produce en un grande y moderno aserradero, se puede identificar otra serie de grupos interesados.

Como primer paso tenemos que identificar los grupos interesados involucrados o afectados por el cambio propuesto y, luego, definir sus diferentes concepciones de valor que deberán ser conciliadas con el proceso decisorio. ¿Hasta qué punto son complementarias las varias perspectivas? ¿Hasta qué punto están en conflicto?

Para dar un ejemplo de típicos grupos forestales interesados, supongamos que se propone talar un bosque. Los grupos interesados son obviamente los leñadores, la población indígena que viven la superficie forestal, los ciudadanos del país o de la provincia a la que pertenece el bosque, grupos ambientalistas y, posiblemente, los consumidores de los productos madereros, en el caso que el incremento de la corta origine menores precios para los consumidores.

Las concepciones de valor de estos grupos interesados varía continuamente. Por un lado algunos verán valores positivos y otros valores negativos de un determinado cambio. La importancia y la magnitud de los valores individuales y globales involucrados varía según cada caso. En otras palabras, no se deben tomar en consideración sólo los valores unitarios asociados con las distintas perspectivas de los grupos interesados, sino que también los valores globales implicados en cada caso. Además, como dicho anteriormente, se deben considerar los cambios a lo largo del tiempo.

Las distintas concepciones de los valores forestales de los usuarios

No se atribuyen valores opuestos sólo a los bosques y a sus usos. Cada individuo atribuye distintos valores a todos los recursos, bienes y servicios. El recuadro 3.1 representa un ejemplo de las múltiples concepciones de valor que se pueden atribuir a un bosque.

No importa cuantas concepciones de valor individuemos, lo que importa realmente, al fin de la acción, son las concepciones de valor de las personas que van a determinar lo que ocurre con el bosque. Es a estas personas que deciden a las que hay que proporcionar la información obtenida por los análisis de los valores forestales y de los beneficios y costos.

¿Quiénes son los que toman las decisiones? Los bosques son propiedades controladas y utilizadas por varios grupos. Aquí nos interesan los bosques públicos de distintos tipos - bosques bajo la responsabilidad de las comunidades, de las autoridades regionales o estatales, o de los gobiernos nacionales -

Sin embargo, es necesario llamar la atención sobre un punto: a veces el encargado público de tomar las decisiones es distinto a quien es de facto el que toma la decisión, que puede ser inclusive objeto de la política forestal pública. Por ejemplo, en algunos bosques remotos, los verdaderos tomadores de decisiones pueden ser los agricultores que rozan y queman el suelo, si el gobierno no dispone de medios efectivos para controlar el desmonte del bosque. Por lo tanto, para resolver los problemas de deforestación de los suelos forestales públicos causados por los agricultores que rozan y queman el bosque o que viven en sus márgenes, hay que comprender la perspectiva de valor económico de este grupo. (Se tratará este aspecto a continuación).

Recuadro 3.1. Mismo bosque, distintos valores de uso.

Como Longman y Jeník (1987: 7-8) han señalado, la misma zona de bosque puede ser considerada por las distintas personas como:

  • una fuente de divisas,

  • un lugar donde cazar animales salvajes para la alimentación,

  • una zona de recreación y educación

  • terreno para una grande plantación,

  • protección para las cuencas,

  • lugar para nuevos asentamientos,

  • reserva forestal para la regeneración natural,

  • posible estancia para el pastoreo de animales,

  • una zona donde descubrir nuevas especies,

  • una fuente de materias primas para la industria, y

  • una fuente de leña, forraje, medicinas, materiales de construcción, alimentos y otras cosas.

En general el administrador público o el que toma las decisiones tiene un razonable control sobre lo que sucede en el bosque. En estos casos, las concepciones de los valores de todos los grupos con requerimientos legítimos sobre cómo utilizar el bosque (es decir los grupos interesados) deben ser tomadas en consideración y ponderadas.

Los principales grupos interesados por los valores forestales

Para los propósitos de esta discusión, hemos identificado cuatro categorías principales de personas que tienen intereses diferentes en los valores de los bosques naturales. Éstas son:

1. Grupos que tienen intereses comerciales en partes o aspectos específicos del bosque. Estos grupos están interesados en los valores de mercado o de cambio asociados con la utilización de ciertas partes del bosque, p. ej., las industrias madereras o los consumidores de las maderas que se venden en el comercio.

2. Los habitantes forestales locales interesados en los valores de subsistencia/supervivencia. Estos grupos están interesados en el bosque porque es el medio donde viven y es su fuente de sustento y vida, p. ej. la población indígena.

3. Los grupos ambientalistas y los usuarios no consumidores. Estos grupos están interesados en el bosque para la protección de un ecosistema o para salvar una especie particular o grupos de especies. Están también interesados en los valores educativos, recreativos y espirituales asociados con la conservación forestal. Puede tratarse de grupos locales, nacionales o internacionales.

4. Los agricultores nómades, ganaderos y otros que tienen interés en ¡a suelo donde crece el bosque. Estos grupos probablemente atribuyen un valor negativo a los árboles y animales del bosque que ellos quieren desmontar; es decir, preferirían que no existieran. Para ellos el bosque representa una molestia: dejarlo en pie implica un costo, en él hay animales peligrosos, es el hábitat de los animales e insectos que atacan a sus cultivos agrícolas adyacentes, dificulta los desplazamientos y la construcción de carreteras, obstaculiza el camino del progreso y de la expansión agrícola y ganadera. Desde el punto de vista de estos grupos el bosque, que crece en el suelo que ellos desean, tiene un valor negativo que equivale, al menos, al costo que implicaría desmontarlo. Dicho esto, tenemos también que evidenciar que en realidad el bosque tiene un valor positivo para el agricultor que roza y quema y que utiliza la rotación de cultivos para aprovechar el barbecho forestal. Esto se debe a que el bosque renueva los nutrientes del suelo, haciendo que pueda proporcionar productos inclusive en el periodo de barbecho. Además, para estos agricultores, el bosque que se encuentra cerca de sus terrenos agrícolas, puede tener valor como fuente de combustible, alimento, fibra y forraje. Volveremos a hablar de este tipo de relación de valores más tarde.

Se podrían preguntar por qué no han sido incluidos el gobierno y el sector público en los grupos con intereses especiales en el valor del bosque. La respuesta es que hemos considerado que los intereses legítimos del gobierno deberían ser una combinación de los distintos intereses de la sociedad, es decir de los grupos mencionados y posiblemente también de otros.

Asimismo, el gobierno debería defender los intereses de los grupos futuros que no tienen voz, es decir, las generaciones futuras de los grupos arriba mencionados. En efecto, es teniendo esto en consideración que los gobiernos deberían perseguir no sólo objetivos de eficiencia económica, sino que también aquellos objetivos asociados con la sostenibilidad y equidad en la distribución de los beneficios.

Naturalmente, en muchos casos los funcionarios del gobierno siguen sus propios intereses. En estas situaciones, como individuos, ellos deberían pertenecer a grupos interesados especiales.

Se puede pertenecer a más de un grupo

Frecuentemente se crea confusión porque la mayoría de las personas pertenece a más de un grupo interesado. Es así como los consumidores de productos forestales, que están interesados en el costo monetario de los bienes o servicios específicos que consumen, pueden ser también fervorosos ambientalistas que defienden sinceramente la protección forestal contra el abuso y los usos no sostenibles del bosque. En general, estos intereses opuestos se refieren a distintas superficies forestales o a distintos aspectos de la explotación forestal. Por ejemplo, un individuo puede ser un importante consumidor de los productos forestales de los bosques templados y también un apasionado defensor de la conservación de la selva tropical y de su biodiversidad. Éstas son dos concepciones de valor coherentes desde un punto de vista evaluativo y significa que una persona se identificará con una concepción de valor u otra según la superficie forestal y el caso en cuestión.

A medida que el desarrollo continua, las personas cambian de perspectiva de valor. Es así que cuando los agricultores paran de practicar la agricultura de roza y quema, sus concepciones de valor pueden cambiar. Con el tiempo pueden salir del grupo que considera el bosque principalmente un medio de sustento y pasar al grupo que evalúa el bosque según los bienes y servicios comerciables que ofrece al mercado. Del mismo modo, a medida que las poblaciones locales comienzan a tener acceso a las medicinas presentes en el comercio, pueden reducir los valores que atribuyen a las plantas medicinales que antes recogían. Esta dinámica de los valores crea mayores dificultades para la ecuación de evaluación, especialmente en el caso de la silvicultura, donde son necesarias perspectivas a largo plazo.

A continuación examinaremos los intereses de valor de los cuatro grupos más importantes que hemos identificado, recordándonos de la superposición de los individuos en varias categorías.

Los intereses de los grupos comerciales

Tal vez este es el grupo más fácil de tratar en términos de medidas de valor económico. Los intereses comerciales se refieren a los valores de mercado de los bienes y servicios procedentes del bosque. Por ejemplo, los leñadores están interesados en el valor de la madera, mientras que los caucheros y los recolectores de los distintos productos comerciales están interesados en los valores asociados a sus productos en situaciones forestales específicas; así como las compañías de ecoturismo están interesadas en los valores que pueden obtener por medio de rutas específicas, superficies, especies, etc. Paralelamente a estos grupos productores, existen naturalmente los consumidores de las productos comerciales - consumidores de maderas, papel, gomas, óleos, frutas, viajes recreativos, etc. de origen forestal. Éstos también tienen un interés legítimo por los valores o los precios que pagan por los productos (bienes y servicios) procedentes del bosque.

Los productores comerciales están interesados sólo en los valores de mercado - lo que ellos tienen que pagar para obtener los productos que quieren del bosque, lo que tienen que pagar para prepararlos para el mercado y lo que realmente obtienen cuando los venden en el mercado. Del mismo modo, los consumidores de la impresionante serie de productos existente en el mercado procedentes de los bosques están interesados por los precios de mercado - cuánto tienen que pagar para obtener los productos y servicios que quieren. (Recuérdese que muchos de estos consumidores pertenecen a otros grupos interesados).

Los valores de sustento y supervivencia de los habitantes forestales

Para las personas que viven en el bosque o en sus cercanías, su valor deriva tanto de los productos procedentes del mismo, como de los valores espirituales y culturales del ambiente forestal. Más específicamente, el bosque proporciona madera, fibra y otros materiales para la construcción de las casas, estructuras de almacenaje y utensilios agrícolas. El bosque es el hábitat de una vasta gama de plantas y animales que proporcionan combustible, alimento, medicinas y productos negociables, que a veces originan ingresos y trabajo para el núcleo familiar; además es fuente de agua. Teóricamente a todas estas funciones se les puede atribuir una medida monetaria de valor, utilizando distintas técnicas para fijar precios sombra, aunque las medidas monetarias sean algo muy lejano para la mayoría de habitantes forestales. Asimismo, el ambiente o el ecosistema forestal constituye el contexto religioso y social de la vida y del ritual de sus habitantes, que corresponden a valores que no deberíamos ni siquiera intentar medir en términos económicos.

Generalmente, la utilización y ordenación de los componentes del bosque por parte de sus habitantes responde a una elaborada estructura de restricciones y deberes que son el resultado de los valores atribuidos a la vegetación forestal mediante asociaciones espirituales y culturales. A este propósito los bosques poseen valores positivos y negativos: como protectores y proveedores y como zonas temidas o freno del desarrollo.

Un reciente estudio sobre una situación de África occidental sintetizó de la siguiente manera el balance de intereses y valores forestales:

“Parecería que [para los pobladores locales] el monte alto tiene poco valor. En términos prácticos, la mayor parte de los productos forestales de sustento proceden de los bosques secundarios. Sin embargo, el gran valor atribuido a los 'matorrales', en comparación con el monte alto, va más allá de las consideraciones prácticas. Para los habitantes rurales de Mende, la vida social comienza y termina en el límite de la roza forestal. La energía obtenida de la transformación del bosque en granjas y arbustos es la principal fuente de poder en la sociedad (...) el granjero que está por talar los árboles para construir una granja (...) invocará la comprensión de los antepasados y de los espíritus de la tierra por el daño inevitable que causará a los arbustos. La recuperación de los matorrales del período de cultivo (...) es una señal de que la bendición ancestral no se le ha negado” (Davies y Richards 1991).

Por lo tanto, en la realidad, la supervivencia, las ganancias y los impactos ambientales, sociales y culturales están íntimamente relacionados. Las decisiones de los individuos responden a una reacción de conjunto, más que a la evaluación de los costos y beneficios de cada uno por separado. Su atención está focalizada invariablemente en las necesidades locales del momento y no en los valores más importantes del bosque, ni en sus difusos beneficios o tanto menos en sus futuros beneficios.

Para sus habitantes gran parte del valor del bosque se debe a su importancia en ayudar a mantener la estabilidad y a controlar los peligros. Sus usuarios se interesan por aquellos productos - como las frutas y el follaje - que están disponibles continua o anualmente. No se interesan por el valor de aquellos productos, como la madera o el junco, que están disponibles sólo en el futuro o de vez en cuando[2]. La inseguridad de posesión o de accesibilidad refuerza esta atención por los valores económicos de corto plazo. Si no se tiene ninguna certeza de disponer de cosechas futuras, se les atribuye poco o ningún valor.

En general, el acceso a los mercados aumenta el valor del bosque como fuente de ingresos para la población local. Sin embargo, muchos de los productos forestales son bienes de valor reducido y son susceptibles a los precios y a los costos del transporte. Los productos como las frutas son perecederos y por consiguiente se pueden vender sólo localmente. La naturaleza estacional de las existencias de muchos productos origina fácilmente desequilibrios de oferta/demanda y caídas de los precios. Es por este motivo que, con el pasar del tiempo, pueden verificarse significantes fluctuaciones de valor.

Frecuentemente, la facilidad de emprender actividades forestales conduce a un exceso de capacidad y de producción. Con las mejorías en las infraestructuras rurales, se están introduciendo, en los mercados de muchos productos forestales, alternativas de bajo costo de productos hechos por el hombre o cultivados en plantaciones. Aunque algunos tipos de productos, como la carpintería y la artesanía, tienden a prosperar y a ser más competitivos, la mayoría no lo hace (Fisseha 1987). Por lo tanto muchas actividades forestales tienen un valor reducido. Son vulnerables a la competencia o a la disminución de los costos de la materia prima. Representan sólo una base frágil y débil para el sustento y es probable que fracasen o sean abandonadas en favor de otras actividades de sustento que proporcionan una mayor seguridad de ingresos y posibilidad de crecimiento. Como dicho anteriormente, para las comunidades que se encuentran en las cercanías de los bosques, el papel de los productos forestales puede cambiar rápidamente, aumentando o disminuyendo su dependencia respecto a los bosques. Por lo tanto, los encargados de tomar decisiones deben recordarse que los modelos de uso de un determinado periodo pueden significar poco respecto a los futuros valores que les atribuirán la población local o de las cercanías. Por consiguiente, los análisis tienen que basarse en la compresión de los modelos de cambio dinámico que caracterizan la utilización de los productos forestales.

Los valores de los ambientalistas y de los turistas defensores de la naturaleza.

Los grupos ambientalistas tienen una variedad de intereses en los bosques. Estos intereses pueden comenzar desde la preocupación por las repercusiones de la deforestación sobre el cambio climático, la reducción de la biodiversidad y la pérdida de las especies, hasta llegar a la preocupación local de mantener los valores estéticos del paisaje forestal o de salvar una zona específica de bosque nativo. Para estos grupos, sólo estos usos y atributos pueden ser prolongados a lo largo del tiempo, ya que no causan la degradación del bosque y contribuyen a su valoración. Asimismo, sostienen que el valor de un bosque intacto probablemente es diferente al conjunto de valores de los bienes y servicios originados por el mismo.

Muchos ambientalistas piensan que estos valores no son y no pueden reflejarse en modo satisfactorio a través de términos económicos o monetarios. En efecto, ellos afirman que el intento de atribuir valores económicos a los bosques acaba dando medidas parciales o incompletas del valor forestal, erróneas y que pueden engañar la toma de decisiones. Es por esto que muchos grupos ambientalistas se oponen a los intentos de considerar el bosque con una perspectiva económica convencional y prefieren otro métodos (más cualitativos) de valoración.

Las concepciones de valor de los que están interesados en la tierra donde crece el bosque: agricultores de subsistencia, ganaderos, etc.

Para muchos grupos, el mayor valor que ven en un bosque es el potencial productivo de la tierra donde éste crece. Este valor - en términos económicos y desde el punto de vista de los posibles usuarios del suelo - se puede medir por el valor de capital del suelo en los otros usos deseados; esto es, el valor actual de los ingresos netos anuales o periódicos obtenidos con la utilización del suelo para esos objetivos, menos el costo de desmontar el bosque y plantar nuevos cultivos.

Para estos grupos, lo mejor que puede suceder es que el gobierno decida abrir los suelos forestales al establecimiento o a la transformación para otros usos. Frecuentemente, a los gobiernos les interesa expandir “las fronteras de la civilización”. Proporcionan subvenciones para desmontar el terreno para la expansión agrícola, el desarrollo hidroeléctrico, la construcción de carreteras, etc.. Estos subsidios se convierten en un factor clave para establecer el valor económico de la superficie desmontada para el que se establece o para el usuario. Naturalmente, estos subsidios pueden influenciar también las concepciones de valor de los grupos que quieren utilizar el bosque como tal, p. ej., los leñadores, los caucheros, los ambientalistas y los interesados en la recreación.

A menudo, los que están interesados en el suelo forestal acaban influenciando el cuerpo legislativo para proteger los suelos forestales de los asentamientos y de otros propósitos. En aquellos casos en que ya ha sido tomada la decisión de desmontar la zona para la colonización o para otros usos, el trabajo de evaluación del administrador forestal público o del administrador del suelo es más sencilla: no se tiene que preocupar de comparar los valores con o sin el bosque. Si la decisión no ha sido tomada, el trabajo de evaluación es valorar las posibles pérdidas originadas por la roza, es decir, los costos de oportunidad implicados.


[2] Recientemente algunos estudios han adoptado técnicas de actualización, que proporcionan una manera de sumar los valores atribuidos a los productos disponibles en distintos periodos de tiempo, para poderlos expresar en términos de una equivalente hipotética media anual de flujo. Sin embargo, si bien sea útil para la evaluación económica del bosque en términos de precios de mercado y de valores comerciales, ésta no es una medida significativa de su valor anual para los usuarios, cazadores o recolectores que viven del bosque. Para ellos son pertinentes sólo los valores inmediatos y la seguridad de un flujo continuo de bienes y servicios útiles.

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