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Los animales de trabajo y el desarrollo sostenible

J.C. Chirgwin

El autor es Oficial de Producción Animal, Rumiantes Mayores y Animales de Trabajo, Servicio de Producción Animal, División de Producción y Sanidad Animal, FAO, Roma, Italia.


Antecedentes historicos
Los animales de trabajo y su aporte al desarrollo agricola y rural
Equilibrio productivo y bienestar perdurable
Conclusiones
Bibliografía

Los animales de trabajo han ejercido una funcion considerable en el desarrollo cultural y económico de la humanidad desde épocas muy antiguas. Sin embargo, con la difusión de la industrialización las máquinas fueron desplazando rápidamente a los animales en muchas regiones, debido a su gran potencia, velocidad y facilidad de uso. La mecanización y los productos industriales han permitido poner en marcha sistemas de producción agrícola intensivos, similares a los industrializados, con los que se consiguen altos rendimientos. Los modelos de producción intensiva han sido adoptados ampliamente en los países de economías fuertes que tienen acceso a servicios especializados y a insumos que provienen en su mayor parte de procesos industriales. Las explotaciones de este tipo usan una gran cantidad de productos industriales, lo que limita su adopción en las regiones menos desarrolladas.

Para hacer frente a la creciente demanda de alimentos generada por la expansión demográfica, es indispensable estudiar sistemas de producción alternativos. Una opción de gran interés es el perfeccionamiento de modelos de explotación cuya tecnicidad se base en el uso eficiente los recursos locales. La agricultura mixta semiintensiva, que corresponde a este patrón, persigue fomentar la integración del manejo técnico-comercial de la finca y el uso de los recursos de propósitos múltiples, y reducir racionalmente el empleo de factores de producción que exigen inversiones cuantiosas y un ingente consumo de energía fósil no renovable.

Antecedentes historicos

La humanidad ha tenido que luchar a lo largo de toda su historia por asegurar a todos los individuos un nivel adecuado de alimentación. La evolución de las modalidades de vida y el progreso socioeconómico se deben en buena medida al desarrollo de la agricultura. Los animales de uso agrícola se integran bien a las labores de cultivo, plantación y transporte de muchas pequeñas empresas productoras de carne, leche, huevos, lana, cueros y pieles. Aportan además estiércol para fertilizar el suelo. La agricultura mixta permitió en el pasado poner en pie una economía rural fuerte en comunidades que gozaban de gran poder político (Recuadro 1). En Europa, el campo y la ciudad se desarrollaron en forma complementaria hasta fines del medioevo, en virtud de un equilibrio entre las fuerzas económicas y políticas. Dicho equilibrio se alteró con la introducción de la industrialización y el inicio de la explotación masiva de la energía fósil. La intensa emigración hacia las ciudades generó en éstas una enorme demanda de alimentos. Para mantener una fuerza laboral numerosa con un bajo nivel salarial, el precio de los alimentos tenía que ser bajo. Estas condiciones provocaron el desarrollo de una agricultura intensiva (Recuadro 2). Gracias a las máquinas, los abonos artificiales, los medicamentos y otros productos químicos fue posible aumentar tanto los rendimientos unitarios como la extensión cultivada y el número de animales criados. En la finca, el motor reemplazó al animal de trabajo y a un gran numero de operarios agrícolas. La empresa agrosilvo-pecuaria se volvió progresivamente dependiente de productos, servicios y mercado de origen urbano. Además, por ser la ciudad la sede del gobierno, se creó en ella un mercado que creció rápidamente, caracterizándose este desarrollo por un marcado sesgo en favor de intereses políticos y económicos de influyentes círculos urbanos.

RECUADRO 1
La evolución de la economía y la organización rural y urbana

Durante la prehistoria, la introducción de prácticas culturales agrícolas redujo el resultado aleatorio de la caza y la recolección de alimentos silvestres. Esta innovación tecnológica permitió iniciar una vida sedentaria, que evolucionó hacia el establecimiento, primero de villorrios y posteriormente, en épocas históricas, de ciudades.

Los animales domésticos jugaron un papel muy importante en la producción agrícola y la economía rural. Tuvo lugar, hacia finales del medioevo, una división del trabajo, en la cual sectores de la población que ya no participaban directamente en las labores de producción de alimentos pudieron asegurar su sustento como artesanos o comerciantes.

En Europa, desde el medioevo hasta los tiempos modernos, existió entre los sectores rural y urbano un cierto equilibrio en términos de poder económico y político. El campo, explotado por medio de una agricultura mixta que comprendía los bosques y ríos, producía alimentos, piensos, combustible y diversos materiales de uso doméstico; muchos de estos productos eran transformados artesanalmente en las fincas o en los molinos, telares y curtiembres de las aldeas. Campesinos y aldeanos no sólo proporcionaban la mano de obra necesaria a estas empresas, sino que constituían también la fuente privilegiada por las autoridades políticas para reclutar sus soldados. El sector urbano, en cambio, ofrecía las condiciones más apropiadas para emplazar el gobierno, y ser la sede de la religión institucionalizada. En las ciudades también se impartía educación en los colegios, se fomentaba el trabajo académico y el arte, y se establecieron organizaciones artesanales, que mantuvieron un mercado donde se efectuaban transacciones comerciales y se ofrecían servicios de finanzas.

RECUADRO 2
El acceso a la energía fósil y la intensificación agrícola

En el siglo XVIII la humanidad entró en una nueva etapa al desarrollar tecnologías para utilizar en forma masiva los depósitos de energía fósil. Se inició en esta época la fabricación de máquinas en gran escala. Los pueblos que construyeron una base industrial adquirieron un creciente poderío económico, militar y político.

A partir de 1800 el uso de las máquinas comenzó a influir significativamente en el desarrollo económico de los países en vías de industrialización. El establecimiento de fábricas en los centros urbanos ejerció una demanda progresiva de mano de obra; se inició una emigración de campesinos y aldeanos, que llegarán a constituir un nuevo sector social: la mano de obra asalariada. El uso de máquinas en las fincas resolvió los problemas tradicionales de falta de mano de obra en ciertas épocas críticas, por ejemplo para la cosecha de cereales a fines del verano. Las máquinas autopropulsadas suplantaron a los animales en tareas muy pesadas y que requieren ser concluidas con rapidez.

El sistema industrial urbano se desarrolló aceleradamente y a expensas del sector rural, que fue perdiendo su poderío económico. Este traslado de riquezas del campo a la ciudad será el preludio de un considerable cambio en el equilibrio del poder político dentro de cada país. El intercambio de información y la difusión de noticias fueron controlados definitivamente a partir de los centros urbanos. Con la implantación de un sistema nacional de educación, basado en valores de la población urbana, la continuidad de las tradiciones locales y el resguardo de la cultura de las comunidades se confiaron a las ciudades.

En los últimos 300 años las actividades agrícolas tradicionales han ido perdiendo importancia, sobre todo en los países industrializados. Este fenómeno se registra también en otros países, aunque en menor escala. En este período han aparecido nuevas tecnologías agrícolas, que requieren grandes cantidades de insumos industriales y el uso de máquinas. Se han empleado nuevas variedades vegetales y razas de animales especializadas. Mediante un buen manejo técnico-comercial, y con un marco político-económico adecuado, estas actividades agrícolas mejoraron mucho el nivel de producción, pero redujeron la demanda de mano de obra local. El sector agrícola se ha vuelto cada vez más dependiente de los centros urbanos en cuanto al suministro de insumos, de servicios y a su demanda de productos agropecuarios. Se constató además un enorme aumento del consumo de energía fósil y de la degradación ambiental.

1. Población y producción agrícola mundial, 1961-1992 - World population and agricultural production, 1961-1992 - Population et production agricole mondiales, 1961-1992

Fuentes de energía utilizadas para el cultivo de la tierra - Sources of energy used for land cultivation - Sources d'énergie utilisées pour labourer la terre.

Fuente: Adaptado de Agrícultural macanization in relation to production, employment and income in developing countries excluding China. FAO, Roma, 1979.

3. Los aperos y su eficiencia de transmisión de la fuerza animal - Harness design and the transmission efficiency of animal power - Les modèles de harnais et l'efficacité de la transmission de la force animare

Fuente: Adaptado de W. Micuta, La collera suiza para los países en desarrollo, Revista mundial de zootecnica, Nº 76, FAO, Roma, 1993.

El proceso de intensificación del trabajo agrícola observado en los países industrializados se expendió rápidamente en los países cuyas economías eran fuertes y que disponían de cierto poder político a nivel internacional. No ocurrió lo mismo en los países en desarrollo. En estos últimos no existen ni los recursos ni las condiciones de mercado para establecer masivamente unidades de producción capaces de aplicar las normas del modelo agrícola intensivo. Fuera de dichas restricciones se han planteado también últimamente problemas de índole ecológica y de sostenibilidad, que han puesto en entredicho los resultados de este tipo de agricultura.

Desde los años setenta, el ritmo de expansión mundial de las actividades productivas intensivas ha comenzado a ser cuestionado en cuanto a su sostenibilidad (Figura 1). La crisis del petróleo condujo a una toma de conciencia del carácter no renovable de estos recursos, y se debió aceptar que el acceso a éstos limitaría aún más las posibilidades de crecimiento y desarrollo equilibrado de los países no industrializados (Recuadro 3).

En los años noventa, los efectos ambientalmente nocivos de las actividades industriales, la pesca, la explotación forestal y la agricultura intensiva han puesto de manifiesto daños enormes que se agregan ahora a los problemas tradicionales de sobrepastoreo, erosión y salinidad. Muchas de estas actividades han sido promovidas por proyectos dirigidos específicamente a la exportación de productos, y financiados con créditos extranjeros. La expansión de actividades comerciales intensivas ha ocasionado la tala incontrolada de bosques, la sobre-explotación de la pesca y una grave contaminación con productos provenientes de la industria. La emisión de sustancias dañinas, la acumulación de productos agroquímicos tóxicos tanto en el suelo como en el agua, la pérdida de fuentes de biodiversidad genética, la emigración rural, las tierras agrícolas subutilizadas o abandonadas y el crecimiento descontrolado de los centros urbanos son los grandes problemas actuales y futuros que deberá enfrentar la humanidad, pues representan un desafío para el desarrollo sostenible de los países.

Es preciso encontrar ahora el justo equilibrio socioecológico para lograr el sustento de una población mundial en aumento. Se estima que durante el próximo siglo su número se estabilizará, pero habiendo alcanzado ya los 12 000 ó 15 000 millones de habitantes. El tipo de agricultura necesaria para lograr alimentar a dicha población deberá combinar un acceso generalizado y equitativo a los medios de producción, junto con una política muy severa que impida el derroche de recursos no renovables y asegure el control y la supresión de los daños provocados por la contaminación ambiental.

RECUADRO 3
La agricultura industrializada y los factores que limitan su adopción en los países en desarrollo

El modelo de una producción agrícola intensiva, paradigma de las operaciones comerciales, se ha exportado ampliamente a países no industrializados desde los años veinte, convirtiéndose sin embargo en un plan agresivo a escala mundial sólo después de 1945. Las ventajas de este modelo representan uno de los escasos aspectos que han sido proclamados con igual fervor tanto por partidarios de empresas capitalistas como de colectivos socialistas. En la práctica, se ha constatado que la agricultura intensiva sólo ha sido útil para aquellos productores que representaban el grupo más ricamente dotado en reservas de capital, con las mejores tierras, acceso a la tecnología, sostén financiero y contactos privilegiados para llegar a mercados locales y/o de exportación, que les permiten asegurar un nivel de beneficio económico suficiente.

La introducción de la agricultura intensiva y los cambios ocurridos en el sector rural de los países industrializados explican la falta de interés de mucha gente por el uso de animales como fuente de energía para las actividades agrícolas. Pero esta falta de interés no radica en razones técnicas, a pesar de las limitaciones del uso de la fuerza animal, sino que obedece más bien a un rechazo que se basa en el supuesto no comprobado localmente de que las máquinas pueden reemplazar totalmente el trabajo animal, bajo cualquier tipo de condiciones de uso y sin efectos adversos. Afortunadamente ahora se dispone de suficientes resultados prácticos para corregir esta falsa apreciación. Informaciones provenientes de países en desarrollo y especialmente de pequeños campesinos, mencionan el frecuente uso inapropiado y la introducción inoportuna de máquinas en explotaciones en las cuales la opción animal de trabajo continúa siendo la alternativa técnicamente más racional y sostenible. Bajo ciertas circunstancias, sobre todo en el sector rural, el uso de animales resulta ser también la opción económicamente más viable.

Considerando las posibilidades de desarrollo futuro de la humanidad, será necesario valorar cómo restablecer un equilibrio entre el potencial y las necesidades de los sectores rural y urbano. Se deberá averiguar la forma de incrementar el nivel de producción del sector agrosilvopecuario mediante el manejo y uso óptimos de recursos vegetales, animales y naturales; de fijar objetivos nacionales que reflejen las necesidades de la población, y de aprovechar al máximo la destreza e imaginación -aún poco explotadas- de las comunidades campesinas.

Los animales de trabajo y su aporte al desarrollo agricola y rural

Crecimiento demográfico y producción de alimentos

Los índices de producción mundial de alimentos relativos a las últimas décadas muestran que, no obstante el fuerte crecimiento demográfico, la disponibilidad promedio de alimentos per cápita ha aumentado levemente (FAO, 1994; Figura 1). Sin embargo, la distribución de éstos entre las diversas regiones del mundo y dentro de los diversos países es muy desigual. Es por ello que grandes sectores de la población todavía sufren escasez de alimentos.

La mayor disponibilidad actual de productos agrícolas esenciales para la subsistencia de la población es atribuida con facilidad a los avances tecnológicos de la agricultura comercial intensiva. Estos avances incluyen la existencia de mejores semillas, el mayor uso de fertilizantes y otros productos químicos, la mecanización, el uso de animales de granja con elevado potencial genético para producir carne, leche, huevos, lana, etc., y la aplicación de normas de manejo correspondientes a modelos de producción intensiva. Si bien estos caracteres distinguen a la mayoría de las explotaciones agropecuarias en países altamente industrializados, cabe señalar que no se aplican a países donde predomina un sistema productivo mixto, que incluye, en proporciones variables, la producción de subsistencia y la producción comercial para el mercado local. En países de economías en desarrollo el progreso responde más bien al mejor manejo del conjunto de los recursos locales y a un uso apropiado de insumos manufacturados. Los insumos y el empleo de maquinaria en las labores agrícolas tienen una repercusión limitada a nivel del gran número de productores de los países en desarrollo, pero sí aportan beneficios significativos a las explotaciones mejor dotadas que constituyen en dichos países una selecta minoría.

El objetivo de aumentar la disponibilidad de alimentos está vinculado a dos principios fundamentales: establecer una base equitativa de la distribución mundial de alimentos para asegurar las necesidades vitales de la población; y producir eficazmente sin comprometer el equilibrio ecológico de los recursos renovables ni derrochar los recursos no renovables. A la luz de estos principios, el esfuerzo productivo para contribuir a un desarrollo sostenible de la producción agrícola debe orientarse a lograr un mejor manejo de los recursos locales.

Los sistemas de producción y el uso de los recursos locales

El empleo de animales de trabajo en la agricultura comercial contemporánea se considera generalmente como un anacronismo, una señal de falta de tecnificación y una alternativa ineficiente a las faenas de la tierra. Esta opinión es en realidad totalmente infundada, ya que es difícil poder comparar los resultados de los sistemas de producción en que se emplea la energía animal con los de aquellos en que sólo se hace uso de máquinas. Desgraciadamente, los países que aún emplean en gran escala la fuerza animal en la agricultura comercial no llevan recuentos estadísticos, y por consiguiente falta la información necesaria para poder efectuar un análisis válido. La carencia de estadísticas oficiales genera en los servicios técnicos de los países en desarrollo una grave desinformación y una tendencia a minimizar el impacto positivo del empleo de animales en funciones productivas que son esenciales para el progreso.

Para elevar la productividad del sector agropecuario de los países en desarrollo será necesario utilizar mejor y más intensamente el conjunto de los factores locales de producción. El productor deberá integrar y complementar de manera apropiada los productos obtenidos de sus cultivos, el ganado y las plantaciones de árboles.

La importancia del trabajo animal en el mundo y una estimación de la proporción de superficies de tierras cultivadas mediante la energía humana, animal y mecánica en los países en desarrollo y en los países desarrollados industrializados se presentan en la Figura 2. Se observará que en el conjunto de los países en desarrollo los animales continúan siendo la fuente de energía más importante (52 por ciento).

Según la FAO, pese a una tendencia decreciente el uso de la fuerza animal en comparación con el empleo de tractores en la preparación del terreno para la siembra a escala mundial seguirá siendo considerable. Se prevé que en el año 2000, en diversas regiones, los respectivos aportes de la tracción animal y de la tracción mecánica serán del 25 y del 4 por ciento en Asia; del 12 y del 11 por ciento en el Medio Oriente; del 13 y del 28 por ciento en América Latina; y del 8 y menos del I por ciento en Africa (FAO y Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1989).

El transporte y la propulsión de máquinas estacionarias son otros aportes importantes de los animales de trabajo. Ramaswamy (1994) estima que en la actualidad hay en el mundo unos 20 millones de carretones tirados mediante fuerza animal. Dennis (1993) indica que las actividades de transporte en Africa requieren un esfuerzo de entre 280 a 900 horas anuales por persona adulta, es decir hasta 3 horas diarias, y que la carga total transportada diariamente por diversos medios equivale a 100 kg/km (Cuadro 1).

El criterio frecuentemente empleado hoy para elegir el tipo de transporte responde a una combinación entre la comodidad y la rapidez de servicio, sin prestar mayor atención al costo en términos de energía. En los Estados Unidos durante los años setenta, cada kilo de insumo agrícola debía recorrer en promedio 640 km antes de ingresar al predio; el ferrocarril proveía un 60 por ciento de ese servicio, y el 40 por ciento restante se efectuaba en camiones (Pimentel, 1980). El costo en energía por tipo de transporte se resume en el Cuadro 2.

En comparación con los vehículos motorizados, el potencial de los animales de trabajo para suplir las necesidades de transporte a corta y mediana distancia se encuentra subutilizado en numerosas regiones del mundo. Si bien en algunos lugares parte del transporte se efectúa utilizando animales, en muchos otros éstos se podrían aprovechar mejor, sobre todo en actividades vinculadas con pesadas labores domésticas que son ejecutadas cotidianamente por mujeres y niños. En el Cuadro 3 se indican las contribuciones de ciertos animales a las necesidades de transporte. Un empleo más eficaz de la energía animal podría no sólo reducir el número de jornadas de trabajo agobiador del campesino sino además contribuir a aumentar la productividad y la sostenibilidad agrícolas.

1 Actividades de transporte en países al sur del Sahara - Transport activities in sub-Saharan countries - Les activités de transport dans les pays de la région subsaharienne

Tipo de transporte

Tiempo empleado para el transporte (horas/año)

Esfuerzo de transporte (km/año)

Trabajo doméstico (acarrear agua y recoger leña)

600-1500

20-60

Transporte agrícola

200-450

6-10

Motivos sociales (salud, visitas)

180-600


Total anual por familia

1200-1500

30-65

Total anual por adulto

280-900

75-25

Fuente: Adaptado de Dennis, 1993

2 Energía utilizada en el transporte de suministros agrícolas - Energy used to transport farm supplies - Energie utilisée dans le transport des intrants agricoles

Tipo de transporte

kcal/kg/km

Fluvial

0,08

Por ferrocarril

0,12

Por camión

0,83

Por avión

6,63

Fuente: Pimentel, 1980

3 Modalidades de transporte y posibles aportes de los animales de trabajo - Types of transport and potential contributions of draught animals - Modalités de transport rural et contributions potentielles des animaux de trait

Modalidad de transporte

Cantidad de carga transportada (kg)

Distancia recorrida1 (km)

Sobre la cabeza (una mujer adulta)

20-30

3

Carro propulsado manualmente (dos personas adultas)

300-400

2

Burro de carga

40-75

10

Carreta tirada por un bovino de raza N'Dama2

600-1000

0,25 (5 viajes/día)
(4-6 meses/año)

Carro tirado por un par de bueyes o burros

500-1000

8

Carreta cañera tirada por tres pares de bueyes de raza Romana Rojo3

5000 (+2000 de tara)

2-3 (3 ó 4 viajes/día)
(6-7 meses/año)

Fuente: Adaptado de Shetto, 1992
1 Valores promedios.
2 M'Peek, 1994
3 Chirgwin, 1994

No debe olvidarse la importancia de la reproducción de los animales de trabajo ni sus aportes en términos de productos como la carne, leche, cueros y pieles, estiércol, etc. El respeto estricto de las normas de manejo permite que el trabajo animal consiga propósitos múltiples. Las hembras pueden trabajar sin efectos adversos sobre su gestación y durante la lactancia siempre que reciban una suplementación alimenticia. En el siglo pasado en Europa, el buey que se descartaba a temprana edad como animal de trabajo constituía una fuente apreciada de carne de calidad.

Proyectos de fomento de la tracción animal

A partir de los años setenta, como consecuencia de la crisis del petróleo, se establecieron proyectos para el desarollo de la tracción animal en diversas instituciones nacionales, y en el contexto de los planes de fomento agrícola de las organizaciones internacionales.

La ejecución de dichos proyectos dio resultados decepcionantes, porque se partió de una concepción errónea para planificar el uso de la fuerza animal. En muchos casos los animales se emplearon como un simple sustituto de los tractores, ya que el acceso a estos últimos quedaba fuera del alcance del pequeño campesino.

En los proyectos relativos a los cultivos para exportación se propuso el uso de bueyes para arar la mayor cantidad posible de terreno, pero no se incluyó su empleo para otras operaciones de cultivo o para el transporte. Este error de planificación fue la causa de que los animales quedasen abandonados a su suerte por largos períodos después de finalizar de arar.

La falta de previsión mermó la eficacia de proyectos de mecanización destinados a promover el uso frecuente tanto de animales como de tractores en las labores productivas. En la práctica, estos bienes se utilizaron de manera oportunista e irresponsable, y ello se tradujo en un trabajo de escaso rendimiento y en una fuerte reducción de la vida productiva de los animales y las máquinas.

Esta excesiva simplificación del modelo elegido para utilizar animales en los proyectos de mecanización tuvo otros aspectos negativos. Se ignoró la falta de afinidad cultural y de pericia de muchos de los eventuales usuarios; se evaluó mal el apoyo logístico requerido localmente de parte de la comunidad artesanal para aportar aperos y cuidados zootécnicos a los animales; y no se supo integrar el animal de trabajo con las demás labores productivas del mundo rural. Todo ello contribuyó a que el animal se considerase como un simple factor externo, de uso ocasional y que se justificaba mantener en buen estado sólo cuando debía trabajar.

Arando la tierra con una yunta criolla en Bolivia - Ploughing the lana with criollo cattle in Bolivia - Bœufs de trait labourant la terre en Bolivie (Foto/photo: A. Conti)

Caravana de dromedarios en Afganistán - Camel caravan in Afghanistan - Caravane de chameaux en Afghanistan (Foto/photo: F. Mattioli)

Elefantes trabajando en labores de madereo en Tailandia - Using elephants for logging work in Thailand - L'utilisation des éléphants pour le débardage en Thailande (Foto/photo: F. Botts)

La llama usada como animal de transporte en Bolivia - Llamas used as pack animals in Bolivia - L'utilisation des lamas comme bête de somme en Bolivie (Foto/photo: FAO)

Los estudios de Shetto (1992) acerca de las condiciones de explotación en el Africa oriental y meridional ejemplifican los efectos de una planificación inadecuada de las actividades alternativas propuestas a los pequeños campesinos para el uso de la fuerza animal en las labores de cultivo. Las necesidades de mano de obra y de energía animal en cada período de labores se ofrecen en el Cuadro 4. Se mencionan tres modalidades de cultivo en que se utiliza exclusivamente mano de obra; el reemplazo mínimo de mano de obra usando los animales solamente para arar; y el uso integral de la energía animal durante todo el período de cultivo, que se subdivide en cuatro etapas.

La disponibilidad total de mano de obra «efectiva» mensual de una familia compuesta de 4,3 equivalentes/hombre, se estima en 614 horas (722,4 = [4,3×28 días × 6 horas]) menos un 15 por ciento de tiempo no productivo). La cantidad de mano de obra por hectárea al trabajar sin animales se estima en 1 080 horas, o bien en 412, 292, 196 y 180 horas respectivamente, en cada período sucesivo de cultivo. Estas cifras indican que cuando no se emplean animales, la mano de obra familiar es el factor que determina la superficie de tierra que es posible sembrar: ésta no puede exceder de 1,5 ha (614/412); para las etapas posteriores la familia dispone de suficiente mano de obra para cultivar bien 1,5 ha.

Al incorporar parcialmente el uso de animales sólo para arar la tierra, la familia debe dedicar 148 horas a concluir la preparación y la siembra, con lo cual puede sembrar 4,1 ha (614/148). Pero a partir del período siguiente todas las operaciones se efectúan sólo a mano, sin ayuda de animales; por ello el deshierbe se convierte en el nuevo factor restrictivo de la cantidad de tierra que se puede cultivar: ésta no puede exceder de 2,1 ha (614/292). Esto se debe a que el campesino acepta la compra de animales y un arado para cultivar más terreno (hasta 4,1 ha en este caso), pero por falta de capital y por no creerlo indispensable no invierte en la compra de equipos para el deshierbe y la siembra. La restricción impuesta por el deshierbe a mano (2,1 ha), suele no tomarse en consideración, y ello redunda en que el terreno sembrado (hasta 4,1 ha) no se cultive adecuadamente. El deshierbe es insuficiente, los rendimientos bajan, y partes de la parcela cultivada se pierden. Así, lo que inicialmente parecía ser un potencial aumento de la base productiva se transforma ulteriormente en un retroceso.

El uso integral de los animales en las labores de cultivo (arar, cruzar, sembrar, fertilizar, deshierbar) y en el transporte de la cosecha, resuelve las dificultades de manejo en los períodos de cultivo subsiguientes. Es por ello importante identificar el momento cuando la mano de obra es indispensable para ejecutar una labor de cultivo específica. Cuando se hace un uso integral de animales, la fase crítica se presenta en el segundo período: en éste la demanda de mano de obra restringe el cultivo bien trabajado a 7,5 ha (614/82), a pesar que la familia podría haber sembrado 9,6 ha (614/64).

Los aspectos negativos del empleo de los animales en forma parcial son los siguientes:

· inducir costos elevados a causa de los prolongados períodos en que los animales permanecen inactivos;

· mantener durante la mayor parte del año a los animales en malas condiciones físicas, con una alimentación y cuidados cotidianos inadecuados;

· obtener del animal un trabajo mediocre y hacerle padecer maltratamiento.

Errores de este tipo eran frecuentes en los programas de empleo de animales de trabajo elaborados en el pasado. Aun hoy, el potencial de desarrollo que representa la fuerza animal todavía sigue mal utilizado, y los mediocres resultados de programas de promoción mal concebidos han contribuido a desacreditar esta opción tecnológica, y a reforzar el prejuicio de que es una alternativa anacrónica.

Equilibrio productivo y bienestar perdurable

La sostenibilidad como un concepto global

El desarrollo agrícola sostenible no responde simplemente a un enfoque técnico-comercial de los sistemas de producción aplicados en una finca; con dicho enfoque se persigue ante todo alcanzar buenos resultados inmediatos o a corto plazo. Sin embargo, la necesidad de asegurar una continuidad de los beneficios raramente es considerada.

El desarrollo sostenible tampoco puede limitarse a un análisis parcial, circunscrito a un sistema de manejo macroeconómico de uno o de varios países con estructuras socioeconómicas y estrategias productivas similares. El concepto de sostenibilidad implica responsabilizarse por los problemas que se plantean en el mundo en su totalidad, tomando en cuenta el uso excesivo de los recursos no renovables, reduciendo la desigualdad de acceso a los recursos productivos, evitando su uso ineficaz, y favoreciendo una limitación del empleo de sustancias que inducen efectos secundarios nocivos aunque puedan temporalmente incrementar los niveles de producción.

RECUADRO 4

Los aperos para animales

Los aperos o arneses son instrumentos que permiten a un animal transportar Una carga, tirar o empujar un objeto. El diseño y los materiales utilizados deben consentir una transmisión eficaz del esfuerzo para efectuar un trabajo adecuado, cómodo y sin riesgos. Los aperos deben ser de preferencia sencillos y resistentes; estar construidos con materiales disponibles localmente, de manufactura accesible a campesinos y artesanos, y ser fáciles de mantener y remendar. Los centros artesanales aseguan el aprovisionamiento de aperos según las necesidades de la comunidad rural, a precios módicos, y ello genera una fuente de empleo especializado y estable para la gente de campo. La Figura 3 muestra el efecto del ángulo de tiro respecto a la eficiencia de la transmisión del esfuerzo; el enganche en la parte inferior de la collera uncida al animal (ángulo de 15°) aumenta la eficiencia de trasmisión de la fuerza y facilita la faena.

4 Necesidades de mano de obra para faenas del ciclo de cultivo su substitución por energía animal - Manual labour requirements in cropping activities and substitution by animal power - Les besoins en main-d'oeuvre dans le cycle des cultures et sa substitution par la traction animale

 

Mano de obra sólo

Uso parcial de animales

Uso integral de animales

Mano de obra

Animales

Mano de obra

Animales

Período de 0-4 semanas


Arar:








- Rotura:


Mano de obra

300

36

-

36

-


Animales: 2

-

-

72

-

72


- Cruza:


Mano de obra

-

-

-

10

-


Animales: 2

-

-

-

-

20


Sembrar:


Mano de obra

84

84

-

18

-


Animales: 2

2


-

-

-


Fertilizar:


Mano de obra

28

28

-

-

-


Subtotal: horas/ha

412

148

72

64

92

Período de 5-9 semanas


Deshierbar:


Mano de obra

266

266

-

56

-


Animales: 1

-

-

-

-

56


Pulverizar



26

26

-

26

-


Subtotal: horas/ha

292

292

-

82

56

Período de 9-12 semanas


Deshierbar:


Mano de obra

170

170

-

14

-


Animales: 1

-

-

-

-

14


Fertilizar:



26

26

-

26

-


Subtotal: horas/ha

196

196

-

40

14

Periodo final


Cosechar:

Mano de obra

180

180

-

180

70


Subtotal: horas/ha

180

180

-

180

70

TOTAL GENERAL (horas/ha)


1080

816

72

366

232

Fuente: Adaptado de Shetto, 1922.

Para conseguir un desarrollo sostenible se debe recurrir a intervenciones que se asocian a metas y rendimientos más bien modestos. Se debe promover además una creciente participación del sistema biótico en la generación de alimentos y otros productos, optimizando el aporte de todos los recursos vivos del sistema productivo: plantas, animales, microorganismos y la comunidad humana. Es preciso que el empleo de insumos manufacturados y de máquinas sea analizado minuciosamente, para obtener de ellos una complementaridad con el sistema biótico y un aporte positivo a largo plazo.

Los animales de trabajo como elemento de las actividades sostenibles

El empleo de animales de trabajo en las fincas, bosques, estancias y plantaciones presenta múltiples aspectos de interés técnico-comercial y sociocultural. Los animales están disponibles localmente y son accesibles económicamente; la base de su mantenimiento proviene de productos de la finca y pastizales vecinos; el trabajo que desempeñan complementa y substituye parcialmente el esfuerzo humano para realizar labores muy pesadas. Los animales transforman los residuos de la cosecha de manera productiva y eficaz, y aportan abono orgánico en forma de estiércol que refuerza la fertilidad del suelo.

El uso de animales crea oportunidades de empleo no sólo para quienes intervienen directamente en su utilización y cuidado, sino para las pequeñas empresas que preparan la siembra y asisten en las labores de transporte; o para quienes ejercen oficios especializados amansando a los animales y enseñándoles las rutinas de trabajo, o para los artesanos que trabajan en la manufactura y mantenimiento de equipos y aperos.

Sistemas de producción y uso eficiente de los aportes en energía

Los modelos de producción agrícola intensiva industrial, como la producción avícola y de cerdos, las lecherías en confinamiento y el cultivo en invernadero, permiten alcanzar altos niveles de producción mientras se disponga de fácil acceso a insumos manufacturados, un manejo técnico-comercial altamente especializado y un servicio mecanizado eficiente y rápido. Al comparar los niveles de producción de diversos sistemas, expresándolos en función de rendimiento por hectárea, por cabeza animal o por mano de obra, es difícil no reconocer la superioridad del modelo intensivo de alta especialización.

5 Ciclo de cultivo completo de una hectárea de maíz usando tres sistemas de producción: energía aportada y energía cosechada - Complete production cycle for one hectare of maize under three different production systems: energy balance input/output - Cycle complet de production d'un hectare de maïs selon trois systèmes agronomiques: énergie apportée et énergie récoltée

Sistemas de producción

Labor sólo manual: corte y quema1 Rendimiento: 2 000 kg/ha

Tiro animal + conductor en parcela de cultivo continuo2 Rendimiento: 2 000 kg/ha

Labor mecanizada total + conductor en finca de cultivo intensivo con riego3 Rendimiento: 7 100 kg ha

Aportes de trabajo: horas/ha

Humano: (485 kcal/hora)

1150 horas

400 horas

21 horas

Dos bueyes (4000 kcal/hora)

-

200 horas

-

Motorizado (153000 kcal/hora)

-

-

21 horas

Variables energéticas: (kcal/ha)

Energía en el producto total (x) (3480 kcal por 1 kg de maíz)

6960000 kcal

6960000 kcal

24708000 kcal

Fuentes de energía:

Renovable

Fósil

Renovable

Fósil

Renovable

Fósil

Factores de producción

Trabajo:


- Humano:

557750

-

194000

-

10185

-


- Animales:

-

-

800000

-

-



- Motorizado: combustible

-

-

-

-

-

7102115

Equipos: Mat. + Fabr.+ Rep.4

-

16570

-

41424

-

990000

Insumos: Mat. + Fabr.

-

36192

-

816192

-

4298742

Aporte por fuentes de energía

557750 (91%)

52762 (9%)

994000 (54%)

857616 (46%)

10185 (0,1%)

12390857 (99,9%)

Energía total (y) en los factores de producción (kcal/ha)

610512

1851616

12401042

Relación entre energía en el producto (x) dividido por la energía en los factores de producción (y) (kcal/ha)

11,4

3,7

2,0

Energía fósil requerida (litros de combustible diesel) para producir 1 000 kilos de maíz: (en equivalentes de combustible diesel con 11 400 kcal/litro)

2,3

37,6

153,0

1 Enteramente manual. Equipos: azada, desmalezador, machete. Semillas, estiércol.
2 Manual y tiro animal. Equipos: arado, cultivador sembradora. Semillas, fertilizantes 60N, 20P estiércol
3 Enteramente mecanizado: tractor de 50 hp, arado, rastra, sembradora/fertilizadora, pulverizadora, cosechadora, camión de transporte. Semillas, fertilizantes (NPK: 168/35/25), insecticidas, fungicidas, herbicidas. Electricidad, bombas de riego.
4 La energía incorporada en los equipos es la energía contenida en la materia prima ya elaborada por la industria (Mat.), agregando el costo de ensamblaje en la fábrica de equipos (Fabr.) y el costo de mantención y reparación (Rep.).

Sin embargo, para evaluar las ventajas de un sistema en términos de eficiencia global y de sostenibilidad es preciso considerar otros aspectos, como el costo de producción expresado en unidades de energía.

Un ejemplo, en el que se modifican ligeramente los datos presentados por Pimentel y Burgess (1980), ilustra cómo el enfoque global del productor en cuanto a su empresa (en este caso el cultivo de maíz), condiciona la elección de los factores de producción y determina la eficiencia global del uso de la energía (Cuadro 5). Los valores estimados aquí para los aportes de las diversas fuentes de trabajo son similares, pero no idénticos, a los presentados por Shetto (1992) en el ejemplo comentado anteriormente.

En el primer modelo productivo se emplea solamente mano de obra para el cultivo del maíz, que se destina en su mayor parte al autoconsumo familiar. El campesino practica la corta y quema de tierra virgen, explotando el nivel de fertilidad natural del suelo. La continuidad del sistema requiere disponer de amplias reservas de tierra, que permitan largos períodos de descanso (5 a 20 años).

Los utensilios manufacturados se limitan a herramientas de hierro muy simples: azadas, desmalezadores, machetes. Para la fertilización se aplican pequeñas cantidades de estiércol, cenizas y materia orgánica descompuesta. Con este sistema, una familia de 4 a 6 personas puede cultivar 1,5 ha produciendo 3 toneladas de maíz al año.

En el segundo modelo se recurre al uso integral de animales de trabajo, para todas las labores de cultivo y de transporte durante el ciclo completo de la siembra a la cosecha. Es necesario adquirir y mantener un par de animales y sus aperos y equipo (arado, cultivadora, sembradora). La aplicación de estiércol se acompaña con 60 kg de N y 20 kg de P2O5, lo cual aumenta considerable mente el apporte de insumos manufacturados. Una familia de 4 a 6 personas puede cultivar hasta 7 ha produciendo 14 toneladas de maíz.

El modelo enteramente mecanizado corresponde a una empresa comercial que se propone maximizar su producción y substituir la mano de obra por trabajo mecanizado. Los tractores con todos sus implementos de cultivo, aspersión y cosecha permiten reducir la mano de obra y acelerar las faenas. El transporte se realiza en camiones y tractores. Se riega mediante bombas eléctricas o de petróleo. La fertilización (NPK: 170/35/25), la aplicación de productos de protección química y el deshierbe se efectúan con máquinas. La cosecha es mecanizada y el producto se condiciona en secadores. Los rendimientos obtenidos son muy altos: 6 a 7 toneladas de maíz por hectárea, y el cultivo puede cubrir vastas extensiones.

RECUADRO 5

Indices críticos para comparar sistemas de producción

Los datos contenidos en el Cuadro 5 sobre las alternativas de cultivo y producción de maíz resumen las opciones relativas a las oportunidades de trabajo de la comunidad rural en actividades productivas, el nivel de uso de fuentes de energía renovable, y el consumo del conjunto de factores de producción generados por complejos industriales (insumos, más uso de equipos y combustible).

Factores requeridos para cultivar 1 hectárea de maíz


Labor sólo manual: corte y quema (2 000 kg/ha)

Tiro animal + conductor: parcela de cultivo continuo (2 000 kg/ha)

Labor mecanizada + conductor: finca de cultivo intensivo con riego (7 100 kg/ha)

Trabajo manual (días)

>180

>60

21

Jornadas de uso de animales (días)

-

>30

-

Conjunto de factores industriales, expresados en equivalentes de combustible diesel (litros)

4,6

75,2

1087,0

Energía fósil para producir 1 000 kg de maíz expresada en equivalentes de combustible diesel (litros)

2,3

37,6

153,0

El Cuadro 5 presenta los aportes energéticos requeridos por cada uno de estos tres modelos, la energía contenida en la cosecha de maíz y la relación entre estos dos valores. El cuadro contiene además una repartición entre las fuentes renovables y no renovables (fósil) de energía aportada en los tres modelos de producción de maíz. Estos resultados permiten deducir lo siguiente:

· El trabajo enteramente mecanizado es el único que permite alcanzar rendimientos muy altos pudiendo ser aplicado bastante homogéneamente en grandes extensiones.

· Existe una relación inversa entre los niveles altos de producción y la eficiencia en el uso de la energía. A los dos modelos con los niveles más bajos de producción (2 toneladas por hectárea) corresponden los mejores valores de eficiencia; 11,4 y 3,7 kilocalorías de maíz generadas por cada kilocaloría de insumos aportados. Pero se obtienen sólo 2,0 kilocalorías de maíz para idénticos aportes en el caso de una producción de >7 toneladas por hectárea logrados mediante el modelo altamente mecanizado.

· Los aportes de diversas fuentes de energía se traducen en valores muy diferentes en los tres modelos. El componente crítico, representado por la energía fósil no renovable, equivale prácticamente al 99 por ciento de los requerimientos del modelo enteramente mecanizado. En cambio, en el modelo en que se usa trabajo humano y animal en forma combinada se emplea un 47 por ciento de energía fósil, y en el modelo manual solamente un 9 por ciento. Para producir una tonelada de maíz se precisa el aporte de energía contenida en 2,3, 37,5 y 153 litros de combustible diesel empleando el modelo manual, el que usa trabajo humano y animal, y el modelo enteramente mecanizado, respectivamente.

Conclusiones

· Los requerimientos de trabajo de numerosas empresas productivas o de servicios de transporte pueden ser satisfechos eficazmente haciendo uso de la energía animal, siempre que el ganado haya sido bien adiestrado, que se le maneje adecuadamente y que se le mantenga en buen estado físico.

· La introducción del uso de animales de trabajo en zonas cuyos habitantes carecen de una tradición de manipulación y cuidado del ganado requiere poner en práctica un programa intenso de capacitación de los futuros usuarios, y una prolongada actividad de seguimiento.

· El empleo de la fuerza animal debe plantearse siguiendo un enfoque de sistemas, en el cual se integren todas las labores complementarias de la finca, estancia, huerto, plantación o bosque. Se debe reducir al mínimo todo período de inactividad de los animales y utilizar de forma óptima los recursos locales, asegurando el reciclaje de los nutrientes entre los diferentes niveles bióticos.

· Las necesidades de la familia campesina, en términos del esfuerzo físico, deben ser avaluadas correctamente para determinar la conveniencia y oportunidad de introducir el uso de animales que reemplazan el esfuerzo humano en las labores pesadas.

· El empleo de animales de trabajo implica ocuparse tanto de éstos como de sus aperos y equipos. Es necesario que se apliquen técnicas específicas tanto de manejo diario como de cría, aprendizaje, manufactura, de reparación de equipos y cuidado de los animales.

· La máquina, el animal de trabajo y el hombre cumplen funciones específicas como fuentes de energía; la buena administración de los recursos productivos debe determinar la mejor combinación de estos diferentes aportes para cada caso específico.

· La evaluación del grado de sostenibilidad de los diversos sistemas de producción debe tener en cuenta no sólo la rentabilidad inmediata de la empresa sino la eficiencia del uso de la energía, y muy especialmente el nivel de energía no renovable que es consumido para generar un producto. Al comparar diversos sistemas bajo este punto de vista, el sistema intensivo obtiene rendimientos excepcionales a costa de un derroche de energía no renovable, y resulta ser el de menor eficiencia en convertir la energía de insumos en productos agrícolas.

Para efectuar cambios que generen un mejoramiento perdurable en el uso de los recursos naturales, no basta con tener una visión global bien definida sobre el proceso de desarrollo, ni disponer de tecnologías apropiadas y eficaces. Es preciso contemplar también importantes aspectos del comportamiento humano relativos a la toma de decisiones: la comprensión, voluntad y determinación para i lograr un cambio en las actuaciones y actitudes de la comunidad.

Bibliografía

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M'Peck, E.R. 1994. Les bovins N'Dama - Force motrice, Rapport SOCAPALM, Camerún.

Pimentel, D. 1980. Energy used for transporting supplies to the farm. Handbook of energy utilization in agricultura. CRC Press, Boca Ratón, Florida.

Pimentel, D. y Burgess, M. 1980. Energy inputs in corn production. Handbook of energy utilization in agricultura. D. Pimentel, ed. CRC Press, Boca Ratón, Florida.

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Shetto, R., ed. 1992. Field operations and implements for crop production on small scale farms. UNDP/OPS Regional Programme RAF/92/R51, Harare, Zimbabwe.


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