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El suministro de trozas de meciera tropical de latifoliadas mediante una explotación respetuosa del medio ambiente

R.E. Pulkki

La adopción de prácticas de aprovechamiento respetuosas del medio ambiente puede contribuir a conseguir la ordenación forestal sostenible y a satisfacer la demanda prevista de este tipo de trozas. Los elementos constitutivos de ese sistema mejorado de explotación son una mayor utilización de especies poco conocidas, el establecimiento de limites diamétricos de corta y la reducción de las pérdidas en el bosque. Estas técnicas además suponen un beneficio económico.

Reino E. Pulkki es Presidente del Departamento Forestal, Facultad de Montes, Universidad de Lakehead, Thunder soy, Ontario, Canadá.

Nota: El presente artículo se basa en dos documentos de referencia preparados para el Estudio mundial sobre suministro de fibras (Pulkki, en FAO, 1997a y b).

Los modelos econométricos indican un incremento del consumo mundial de productos forestales sin elaborar. Aunque se estima que en un futuro próximo no existirá un déficit de fibra a nivel mundial (a pesar de que puedan registrarse problemas de escasez a escala regional), es posible que esa consideración general sea engañosa. Si el precio de la madera sin elaborar es lo bastante elevado, se pueden establecer rápidamente plantaciones de especies de crecimiento rápido para satisfacer el aumento de la demanda de fibra de baja calidad (FAO, 1989a; OIMT, 1993; Byron y Perez, 1996). Sin embargo, no es posible satisfacer por este procedimiento la demanda de trozas tropicales de no coníferas de gran diámetro y alto valor y, si continúan las prácticas actuales de explotación, el suministro de fibra puede ser insuficiente.

El presente artículo analiza el impacto de las prácticas de explotación en vigor sobre el suministro futuro de trozas para chapas y trozas de aserrío de madera tropical de frondosas y los posibles efectos de la introducción de técnicas de explotación respetuosas del medio ambiente y de la ordenación forestal sostenible. Se elaboraron dos hipótesis distintas: la primera parte del supuesto de que se perpetúen las prácticas de explotación convencionales no sostenibles, y la segunda se sustenta en la explotación ecológicamente racional en el marco de la ordenación forestal sostenible. El modelo de análisis predice que si se perpetúan las prácticas actuales se producirá una escasez generalizada de madera tropical, pero que esta insuficiencia podría evitarse introduciendo un sistema de aprovechamiento respetuoso con el medio ambiente.

Transporte fluvial de frondosas en Indonesia. Si continúa el sistema actual de explotación forestal, es posible que no haya existencias suficientes de madera de gran diámetro de especies de frondosas para satisfacer la demanda

El impacto, la intensidad y los ciclos de la explotación

El sistema más eficaz de ordenación de los bosques tropicales comporta la protección y el favorecimiento del repoblado preexistente en los claros de tamaño óptimo creados en el curso de la explotación, con la plantación de los mismos cuando no existe repoblado preexistente (Johns, 1992). Para la ordenación sostenible de estos bosques es esencial utilizar técnicas de aprovechamiento respetuosas del medio ambiente, que con frecuencia se conocen también como explotación de impacto reducido (ISTF, 1995, Marsh et al., 1996; Weidelt, 1996). Palmer y Synnott (1992) afirman que «si bien es cierto que diversos sistemas de ordenación forestal son objeto de debate, los silvicultores tropicales defienden unánimemente la utilización de técnicas de explotación de impacto reducido».

La explotación maderera respetuosa del medio ambiente exige planificar y ejecutar las operaciones de forma adecuada para no alterar la masa arbórea futura y demás vegetación, preservar la fauna silvestre y otros valores forestales no madereros, proteger los cursos de agua y los suelos, favorecer la belleza natural y las oportunidades de esparcimiento y conservar los bosques. El aumento de ingresos derivado de unas operaciones más eficientes que las convencionales compensará los costos adicionales en la planificación, diseño y control, de manera que en el peor de los casos los costos se mantendrán inalterables (Hendrison, 1989; Pinard et al., 1995; Bruenig, 1996). Las técnicas de explotación de impacto reducido sólo se han aplicado esporádicamente y sólo raramente puede hablarse de una ordenación sostenible de los bosques tropicales (FAO, 1989b; Jonsson y Lindgren, 1990). En los lugares en los que no se utilicen técnicas de aprovechamiento que respeten el medio ambiente, el volumen de madera extraído en la segunda y tercera talas será muy inferior al de la primera. Así se desprende de la información relativa a la intensidad de explotación en los bosques alterados por el hombre y en los bosques no perturbados que figura en la base de datos del Estudio mundial sobre suministro de fibras (Pulkki, en FAO, 1997a).

La explotación de los bosques tropicales de especies latifoliadas sigue siendo en su mayor parte ineficaz, despilfarradora y excesivamente destructiva, tanto para los árboles residuales como para la propia estación. Es un sistema de explotación no sostenible que, en las hipótesis elaboradas en el Estudio mundial sobre suministro de fibras, da lugar a una importante reducción de la intensidad de explotación de trozas para chapas y de trozas de aserrío en el segundo ciclo de corta. Previsiblemente, si se perpetúa el sistema actual, el tercer ciclo de corta será aún más reducido o desaparecerá. En cambio, la aplicación de técnicas de explotación y de sistemas silvícolas de impacto reducido estabilizará el rendimiento y redundará en la ordenación forestal sostenible, lo que permitirá obtener ingresos que de otra forma no se conseguirán.

En la actualidad, la intensidad de explotación varía notablemente entre las regiones y países e incluso dentro de estos últimos (Pulkki, en FAO, 1997b). También varía considerablemente el ciclo de corta, pero un lapso de 40 años puede ser sostenible si se aplican técnicas de impacto reducido. Este tiempo permite la incorporación de nuevos árboles a la siguiente clase diamétrica; por ejemplo, de la de 4060 cm a la de 60-80 cm DAP (aumento de diámetro de 0,5 cm por año, en promedio).

Aplicando técnicas de impacto reducido y tratamientos silvícolas adecuados, se considera que, en promedio, es posible una intensidad de explotación de 20 m3/ha en un ciclo de 40 años en los bosques tropicales densos de especies de latifoliadas de Africa y América Latina y el Caribe (Thang, 1986; FAO, 1989a y b; Buenaflor, en FAO, 1989c; Hendrison, 1989; Lamprecht, 1993; d'Oliveira y Braz, 1995; Bruenig, 1996). Sundberg (en FAO, 1978) menciona una intensidad de explotación de 20 m3/ha como umbral económico por debajo del cual el costo relativo de explotación aumenta de forma exponencial. Este umbral económico adquiere una enorme importancia con la extracción de un mayor número de trozas y especies de menor valor y con la aplicación de la explotación de impacto reducido. No sería difícil conseguir una intensidad de explotación de 40 m3/ha en un ciclo de 40 años en los bosques de dipterocarpáceas de Asia y Oceanía. No obstante, es preciso tener en cuenta que estos promedios son generales y prudentes y que la intensidad de explotación y el ciclo de corta efectivos dependerán de la condición del bosque y de las especies de que se trate. Además de aplicar la técnica de explotación de impacto reducido, es necesario comercializar una mayor variedad de especies y perfeccionar la utilización de los troncos.

La aplicación de practicas de aprovechamiento respetuosas del medio ambiente

Aumentar la utilización de especies poco conocidas

En muchas zonas, una serie de especies que antes se consideraban inservibles son ahora una fuente valiosa de materia prima. Una mayor utilización de especies hasta ahora ignoradas es una forma de conseguir que la ordenación de los bosques sea más viable desde el punto de vista económico, dado que al aumentar el volumen de madera extraída aumentan los ingresos por hectárea (Sarre, 1995). De las 19 reseñas resumidas por países que presenta la OIMT (1997), 11 se refieren a iniciativas adoptadas para aumentar la utilización de especies infrautilizadas o poco conocidas para la obtención de trozas para chapa y para aserrío.

En los lugares donde la intensidad de explotación es baja, las especies infrautilizadas pueden ser un recurso adicional importante para la obtención de trozas (Yeom, 1984). No obstante, es preciso tener en cuenta que una explotación más intensa puede ocasionar una mayor alteración (Wagner y Cobbinah, 1993) y derivar en una reducción de los rendimientos en los ciclos de corta subsiguientes y en una gestión forestal no sostenible (FAO, 1989a). Se ha de impedir la posibilidad de irrumpir en el bosque antes de que haya concluido el turno para aprovechar una especie que en ese intervalo ha adquirido interés comercial (Jonsson y Lindgren, 1990).

Establecimiento de límites en el diámetro mínimo de corta

Existe una tendencia a reducir los límites de corta con el fin de aumentar la intensidad de explotación, lo cual puede afectar gravemente a la regeneración de los bosques tropicales de especies distintas de las coníferas en los que se aplican sistemas silvícolas policíclicos (Thang, 1986; d'Oliveira y Braz, 1995). También es preciso mantener una cubierta forestal suficiente para reducir la erosión (dada la intensidad de las lluvias tropicales), mantener el bosque como un ecosistema resistente a los incendios y controlar la invasión de la estación por plantas trepadoras y especies colonizadoras de escaso valor. Es necesario adaptar el límite mínimo de corta a las características de la bioecología silvícola de cada especie y cuando no existen datos que justifiquen reducirlo, se debe mantener en los niveles actuales (diámetro mínimo de 50-60 cm). Bruenig (1996) afirma que en los bosques de dipterocarpáceas, el tamaño mínimo de tala no debe ser inferior a 60 cm.

Reducción de las pérdidas en los bosques

Según los autores, las pérdidas durante las operaciones de explotación forestal oscila entre el 30 por ciento (Silitonga, en FAO, 1987b; Gerwing, Johns y Vidal, 1996; Scharpenberg, en FAO, 1997c) y el 50 por ciento (Dykstra, 1992; Noack, 1995) del volumen de trozas extraído. Las variaciones en los índices de recuperación mencionados en la literatura especializada se deben a la eficacia operativa y a la capacidad de los trabajadores, así como a la existencia de mercados para las trozas de menos valor y a las diferencias en la definición de madera comercializable.

Una fuente importante de despilfarro son los árboles apeados y tronzados que no se encuentran durante la operación de arrastre. Por ejemplo, Mattsson-Marn y Jonkers (en FAO, 1981) comunicaron que en el curso de las operaciones que habían estudiado, el operario encargado de la labor de arrastre no había encontrado 11 m3/ha de trozas (el 20 por ciento del volumen apeado). La adopción de técnicas de aprovechamiento respetuosas del medio ambiente y la cartografía de los árboles apeados y de las direcciones de corta permite reducir significativamente la pérdida de trozas. En un tramo en que las operaciones de extracción se habían planificado correctamente, el volumen perdido se redujo de 11 m3/ha a 5,5m3/ha (Mattsson-Marn y Jonkers, en FAO, 1981).

Sistemas mejorados de extracción en Sri Lanka. La reducción de las pérdidas en el bosque es un factor importante para asegurar el suministro sostenible

En las operaciones de explotación también se producen desperdicios debido a la utilización de métodos deficientes y a las técnicas de apeo y tronzado que ocasionan la fractura de los árboles talados (Hendrison, 1989). Se estima que el volumen de desechos originado por las pérdidas en el apeo y el tronzado es del 6,58,5 por ciento de la madera utilizable (FAO, 1989b; Winkler, en FAO, 1997d), produciéndose además una pérdida importante de valor. La formación de los operarios es un factor esencial para reducir los desechos y la pérdida de valor durante la explotación maderera. Uhl et al. (1997) afirman que la capacitación de los operarios permite reducir las pérdidas durante el apeo y el tronzado en un 300 por ciento, mientras que Winkler (en FAO, 1997d) sitúa la reducción en 120 por ciento. Por su parte, DeBonis (1986) indica que aplicando técnicas adecuadas de apeo y tronzado se puede conseguir un aumento del volumen de madera en el aserradero que oscila entre el 15 y el 30 por ciento.

Pérdidas fuera del bosque

También se producen pérdidas de madera en los cargaderos de los caminos, en los puertos de exportación, en los depósitos de los aserraderos y durante el proceso de elaboración. Por ejemplo, Kilkki (en FAO, 1992) señala en un estudio realizado en Papua Nueva Guinea que entre el 10 y el 35 por ciento del volumen de exportación permaneció en el puerto al no cumplir con las normas de calidad para la exportación.

El rendimiento de la madera elaborada en el aserradero representa tan sólo el 33 por ciento del volumen de trozas entregadas (Gerwing, Johns y Vidal, 1996; Uhl et al., 1997). Según Noack (1995) la madera aprovechable en el aserradero oscilaba entre el 36 y el 57 por ciento, cifra que debe situarse al menos en el 50 por ciento en el aserrado de trozas de madera tropical de frondosas de gran diámetro (Uhl et al., 1997) y cabe esperar, en general, unos rendimientos del 56-68 por ciento (Niedermaier, 1984).

Daños al rodal residual durante la explotación

Reducir el daño a los árboles residuales y al repoblado preexistente durante la explotación maderera es esencial para el éxito de los sistemas silvícolas policíclicos. Sin embargo, en la práctica apenas se presta atención a este aspecto y los daños que se registran en las operaciones de explotación convencionales (durante la corta y el arrastre de la madera) son excesivamente elevados. El porcentaje de árboles residuales que resultan dañados es del 33-70 por ciento en las zonas de mayor intensidad de explotación: más de 30 m3/ha (Ulh y Viera, 1989; Pinard et al.; 1995, Dykstra et al., 1996). En las zonas donde la intensidad es menor (en Africa, donde se talan uno o dos árboles por hectárea) los daños al rodal residual son del 10-20 por ciento (White, 1994; Scharpenberg, en FAO, 1997c). Sin embargo, los daños causados a los árboles no aumentan en proporción directa con la intensidad de corta (Verissimo et al., 1992).

La aplicación de técnicas de impacto reducido permite aumentar la intensidad de explotación con una reducción significativa de los daños ocasionados a la masa residual. Así, Buenaflor (en FAO, 1989c) comprobó que en la explotación incontrolada, con un volumen de tala de 23 m3/ha, resultaron dañados el 67 por ciento de los árboles residuales, mientras que en una zona de explotación controlada, el volumen dañado era sólo del 22 por ciento con una extracción de 32 m3/ha.

Es inevitable que se ocasione algún daño a la masa residual en las operaciones de tala y, en consecuencia, existe un umbral máximo de intensidad de explotación por encima del cual resulta difícil mantener la integridad del rodal en la corta por entresaca. Watanabe (1992) señala que el umbral es el 30 por ciento del área basimétrica del rodal.

Daños causados a la estación en las operaciones de explotación

Al igual que ocurre respecto de la masa residual, también son excesivos los daños causados a la estación en el marco de la explotación convencional de los bosques tropicales de especies distintas de las coníferas. En condiciones de una elevada intensidad de explotación (más de 30 m3/ha) entre el 10 y el 25 por ciento de la superficie está afectada por los caminos, las vías de saca y los puntos de carga (FAO, 1989a; Hendrison, 1989; Uhl y Viera, 1989; Verissimo et al., 1992; Winkler, en FAO, 1997d). En las zonas donde la intensidad es menor (menos de 20 m3/ha) resulta afectado el 6-13 por ciento de la superficie (Uhl et al., 1991; White, 1994; Scharpenberg, en FAO, 1997c). Bruenig (1996) concluye que cuando la densidad de caminos y vías de arrastre es excesiva y, por tanto, la compactación y erosión son muy elevadas, los ciclos de corta de 25-50 años no son sostenibles y son más realistas los ciclos de 60-100 años.

Servicio de capacitación en Zimbabwe. También es esencial reducir el desperdicio en el proceso de elaboración

La aplicación de técnicas de explotación de impacto reducido supone un impacto menor en la estación. En un estudio realizado por Winkler (en FAO, 1997d) en una zona en la que se aplicaban prácticas de explotación convencional, el 14,4 por ciento de la superficie estaba ocupada por caminos, vías de arrastre y puntos de carga, mientras que en las zonas en las que se utilizaban las técnicas de explotación de impacto reducido, sólo el 4,5 por ciento de la superficie resultaba afectado. Marsh et al., (1996) obtuvieron resultados similares: en las zonas en las que se aplicaban estas técnicas se dedicaba únicamente el 3,8 por ciento de la superficie a la construcción de vías de arrastre, frente al 12 por ciento en las estaciones adyacentes donde se utilizaban métodos convencionales. Malvas (en FAO, 1987a) llegó a la conclusión de que cuando los caminos, las vías de arrastre y los cargaderos están ubicados en los lugares adecuados y con una distancia óptima entre ellos, sólo el 5 por ciento de la superficie resultaba dañada. Es importante señalar que normalmente la planificación adecuada de las vías de arrastre favorece la regeneración y la existencia de una cubierta de copas adecuada (ISTF, 1995).

Modelos de suministro de trozas para chapa y trozas de aserrío

Para estimar la disponibilidad de trozas para chapas y de trozas de aserrío de madera tropical de frondosas se elaboraron dos modelos: el primero correspondiente a los bosques no alterados por la acción humana y el segundo a los bosques perturbados por el hombre (excluidas las plantaciones). Para la primera hipótesis se utiliza información de la base de datos del Estudio mundial sobre suministro de fibras de la FAO relativa a las intensidades de explotación y ciclos de corta y se parte del supuesto de que continuarán aplicándose las mismas técnicas que en la actualidad y que la intensidad de explotación se reducirá de forma progresiva y significativa a causa de la corta selectiva y de los daños ocasionados a los árboles residuales y a la estación.

La segunda hipótesis se sustenta en la aplicación de técnicas de aprovechamiento respetuosas con el medio ambiente y parte de una intensidad de explotación prudente de 20 m3/ha en un ciclo de 40 años en los bosques tropicales húmedos y densos de Africa, América Latina y el Caribe. Para los bosques húmedos de dipterocarpáceas de Asia se asumió una intensidad media de corta moderada, de 40 m3/ha en un ciclo de 40 años.

Descripción del modelo

Para hallar el volumen comercial disponible teóricamente a largo plazo, en cada clase de bosque se multiplica la superficie forestal por la intensidad de corta. Se calcula la proporción de trozas de aserrío y de trozas para chapas de especies distintas de las coníferas procedentes de cada clase de bosque dividiendo el volumen comercial disponible en cada clase entre el volumen comercial disponible en todas las clases de bosques. A continuación, se multiplica la media de la producción de trozas para chapas y de trozas para aserrío de un país determinado (1990-1995) por los porcentajes de ambos tipos de trozas para estimar el volumen de madera procedente de cada clase de bosque. La parte de la producción de cada clase de bosque se divide por la intensidad de explotación para calcular la superficie en la que se realizan operaciones de aprovechamiento durante el año. No obstante, para mantener la sostenibilidad a largo plazo, la superficie máxima explotada en un bosque alterado por la acción humana no puede exceder de la superficie disponible dividida entre el número de años que configuran el ciclo de corta. Por ejemplo, en Camerún el bosque latifoliado denso alterado por la acción humana tiene una superficie disponible que equivale a la superficie de bosque explotada. Si no se cumple esta condición en la asignación del volumen inicial, el modelo reduce progresivamente el volumen explotado en cada bosque alterado por el hombre que es objeto de una explotación excesiva.

Una vez que se han determinado las zonas explotadas en un año concreto, se revisan las zonas de bosque inalteradas y las zonas perturbadas para determinar la base del cálculo para el año subsiguiente (es decir, de la zona total de bosque no alterada por la acción humana se deduce la superficie que ha sido explotada y se añade a la zona de bosque perturbada por el hombre). En el Cuadro 1 se ofrece un cálculo indicativo del primer año para el Camerún.

CUADRO 1. Superficie forestal de latifoliadas explotada en el Camerún (ejemplo)


Bosque denso no alterado por la acción humana 1

Bosque denso alterado por la acción humana 1

Bosque ralo no alterado por la acción humana 1

Bosque ralo alterado por la acción humana 1

Total

Superficie de bosque disponible (ha)

6 894 000

4 000 000

0

1 876 000

12 770 000

Intensidad de explotación (m3/ha)

7,0

3,5

2,0

0,5

-

Ciclo de corta (años)

-

30


50

-

Volumen de madera comercial disponible (m3)

48 258 000

14 000 000

0

938 000

63 196 000

Superficie disponible (ha)

-

133 333

-

37 520


Parte de la producción

0.7882

0,2036

0

0,0082

1,000

Volumen de los distintos tipos de bosque (m3)

1 806 907

466 666

0

18 760

2 292 333

Superficie de bosque explotada (ha)

258 130

133 333

0

37 520

428 983

Zona forestal revisada (ha)

6 635 870

4 258 130

0

1 876 000

12 770 000

1 Se refiere a superficie forestal latifoliada.
Nota: En 1995 el total de la producción de trozas de aserrío y de trozas para chapas fue 2,3 millones de m3.

Los valores esenciales son la producción media de trozas de aserrío y de trozas para chapas que figura en la base de datos FAOSTAT y las estimaciones de la base de datos del Estudio mundial sobre suministro de fibras relativas a las zonas disponibles para la producción de madera, así como las intensidades de explotación y los ciclos de corta por clases forestales. Todos los demás valores se han calculado.

El modelo continúa la explotación hasta que no exista ninguna zona de bosque inalterada o hayan transcurrido 500 años. El volumen explotado una vez que toda la superficie forestal de producción ha sido alterada por la acción humana representa el rendimiento sostenible a largo plazo, en el supuesto de que los ciclos de corta sucesivos produzcan el mismo volumen que el segundo ciclo. No obstante, esto no se puede asegurar en el caso de las operaciones de explotación incontroladas y sin planificar convencionales, típicas de los bosques de latifoliadas tropicales y teniendo en cuenta la posibilidad de que existan operaciones de explotación ilegales y la deforestación.

Limitaciones del modelo

El cálculo de la superficie anual de aprovechamiento se basa en la extensión de bosques tropicales de latifoliadas existente para la producción comercial de trozas para chapas y trozas de aserrío, así como en la intensidad de explotación y los ciclos de corta para cada clase de bosque, información contenida en la base de datos del Estudio mundial sobre suministro de fibras. Se da por supuesto que la superficie forestal dedicada actualmente a la producción seguirá siendo bosque productivo, excepto en aquellos lugares en los que ya se han establecido las zonas oficiales de transformación forestal, por ejemplo, Malasia e Indonesia. Por otra parte, no se tiene en cuenta la deforestación ni la degradación de los bosques que se pueda registrar, dado que se desconoce qué clases de bosque están afectados. El agotamiento de los bosques ocasionado por las prácticas de explotación convencionales se toma en consideración reduciendo la intensidad de aprovechamiento en los bosques alterados por la acción humana.

La producción de trozas para chapas y trozas de aserrío se mantiene constante, de acuerdo con la media que figura en la base de datos FAOSTAT para el período 19901995. No se consideran las operaciones de explotación ilegales ni las operaciones no documentadas. Debido a todo ello, se puede pensar que los resultados del modelo son optimistas.

CUADRO 2. Superficie forestal disponible para la producción maderera y el rendimiento sostenido a largo plazo cuando todos los bosques hayan sido alterados por la acción del hombre 1


Bosque disponible no alterado por la acción humana (ha)

Bosque disponible alterado por la acción humana (ha)

Superficie forestal total de especies distintas de coníferas disponible (ha)

Producción media durante el período 1990-95 (m3)

Rendimiento sostenido a largo plazo (m3)

Producción durante el período 1990-95 (%)

Africa

59 569 000

112 938 000

172 507 000

17 133 116

29 767 301

174

Asia y el Pacífico

53 000 000

91 911 000

144 911 000

97 605 368

57 223 831

59

América Latina y el Caribe

42 150 000

122 500 000

164 650 000

33 822 618

47 632 039

141

Total

154 719 000

327 349 000

482 068 000

148 561 102

134 623 171

91

1 Sobre la base de la intensidad de explotación y los ciclos de corta indicados en el Estudio mundial sobre suministro de fibras.

CUADRO 3. Zonas forestales regionales disponibles inicialmente para la producción de madera, y rendimiento sostenido a largo plazo una vez que la zona se ha convertido en bosque alterado por la acción humana 1


Bosque disponible no alterado por la acción humana (ha)

Bosque disponible alterado por la acción humana (ha)

Superficie forestal total de especies distintas de coníferas disponible (ha)

Producción media durante el período 1990-95 (m3)

Rendimiento sostenido a largo plazo (m3)

Producción durante el período 1990-95 (%)

Africa

59 569 000

113 238 000

172 807 000

17 133 116

51 512 929

301

Asia y el Pacífico

53 000 000

91 911 000

144 911 000

97 605 368

113 614 500

116

América Latina y el Caribe

42 150 000

122 500 000

164 650 000

33 822 618

80 625 107

238

Total

154 719 000

327 649 000

482 368 000

148 561 102

245 752 536

165

1 Sobre el supuesto de la aplicación de técnicas de explotación de impacto reducido un ciclo de corta de 40 años e intensidades de explotación de 20 m3/ha en los bosques tropicales densos de latifoliadas de Africa, América Latina y el Caribe, y de 40 m3/ha en la mayor parte de los bosques de dipterocarpáceas de Asia.

Análisis y conclusiones

El modelo indica que se registrarán importantes variaciones a nivel nacional. En algunos países, la extracción de trozas para chapas y trozas de aserrío es en la actualidad muy inferior al rendimiento sostenido a largo plazo que señalan las estimaciones (es decir, en esos países el nivel permitido de extracción una vez que todo el bosque haya sido alterado por el hombre es más de un 200 por ciento superior al nivel actual de extracción). En otros países, especialmente en Africa y Asia, el volumen actual está ya muy por encima de los niveles sostenibles de rendimiento a largo plazo. A nivel regional, y asumiendo que continúen las técnicas de explotación y ordenación forestal que se aplican en la actualidad (Cuadro 2), se puede afirmar que en Asia y Oceanía habrá un déficit importante en el suministro de este tipo de trozas. En esas regiones, el rendimiento sostenido a largo plazo que prevé el modelo es tan sólo el 59 por ciento de los niveles de extracción actuales, aun sin considerar la deforestación y la explotación ilegal. Parece que en Africa, gracias sobre todo a la extensa superficie forestal disponible en la República Democrática del Congo, todavía existe margen para una cierta expansión (el rendimiento sostenido a largo plazo se sitúa en 30 millones de m3, y el nivel actual alcanza tan sólo los 17 millones de m3). En América Latina y el Caribe existe un mayor equilibrio entre las previsiones establecidas respecto del rendimiento sostenido a largo plazo y el nivel actual de explotación, pues aunque el volumen de extracción correspondiente al rendimiento sostenible supera a los niveles actuales de explotación, una parte de ese excedente desaparece si se tienen en cuenta la deforestación y la explotación ilegal. Parece que a escala mundial habrá una escasez de trozas para chapas y de aserrío especies tropicales de latifoliadas, dado que el rendimiento sostenido a largo plazo es sólo el 9 1 por ciento del nivel de extracción actual establecido de forma oficial.

Intensidad de explotación y ciclos de corta sostenibles aplicando técnicas de impacto reducido

Con la aplicación de técnicas de explotación de impacto reducido y la extracción de 20 m3/ha en un ciclo de 40 años en los bosques tropicales densos de latifoliadas de Africa, América Latina y el Caribe, y de 40 m3/ha en un ciclo de 40 años en los bosques de dipterocarpáceas de Asia, el modelo prevé un volumen sostenido de extracción a largo plazo mayor para todos los países, con la excepción de Côte d'Ivoire, Costa Rica, Panamá, Malasia y Viet Nam. Aplicando las técnicas de impacto reducido y con un incremento de la corta de especies infrautilizadas, la mayor parte de los países podrían aumentar los niveles de extracción sostenibles con respecto a las cifras oficiales de producción actuales.

Desde el punto de vista regional (Cuadro 3), la aplicación de técnicas de impacto reducido y de un sistema adecuado de cortas de entresaca daría lugar a un excedente de producción de trozas con respecto a las cifras oficiales de producción actuales. No obstante, el reducido excedente de Asia y Oceanía (el 16 por ciento) es, en realidad, un déficit, si se tienen en cuenta la deforestación y la actividad de extracción.

De acuerdo con el modelo, es evidente que la aplicación de técnicas de impacto reducido y la ordenación forestal sostenible podrían tener una mayor repercusión en la disponibilidad futura de trozas para chapas y trozas de aserrío de latifoliadas. La utilización mejorada de los árboles apeados y un mayor recurso a especies menos conocidas podrían influir también significativamente en el suministro de fibra. No obstante, incluso si se aplican técnicas de explotación de impacto reducido, diversos países se verán afectados a no tardar por una importante escasez de trozas. Si prosiguiera el sistema de explotación actual, que causa un daño excesivo a los árboles residuales y a la estación, la mayor parte de los países sufrirían una inminente escasez de trozas y habría a escala mundial un déficit de trozas para chapas y trozas de aserrío en un futuro muy próximo.

En este artículo se ha intentado demostrar que la adopción de prácticas de aprovechamiento respetuosas del medio ambiente puede contribuir en gran medida a conseguir la ordenación forestal sostenible y a satisfacer la demanda prevista de este tipo de trozas. Los elementos constitutivos de ese sistema mejorado de explotación son una mayor utilización de especies poco conocidas, el establecimiento o restablecimiento de límites diamétricos de corta, la reducción de las pérdidas en el bosque, etc. Estas técnicas no sólo permiten conseguir un sistema de aprovechamiento más inocuo para el medio ambiente, sino que además suponen un beneficio económico a largo plazo. No obstante, para que se generalicen las técnicas de aprovechamiento mejoradas será necesario que exista un compromiso político firme, acompañado de un programa articulado de enseñanza, capacitación, seguimiento y evaluación.

Bibliografía

Bruenig, E. 1996. Conservation and management of tropical rainforests: an integrated approach to sustainability. Reino Unido, CAB International/Cambridge University Press. 339 pp.

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