Página precedente Indice Página siguiente


Opciones en materia de ordenación los bosques tropicales: Diversidad social y extensión en el Amazonas oriental

P.H. May y M. Pastuk

Exposición de las actividades de extensión realizadas con dos grupos que compiten por los recursos en el municipio de Paragominas, Brasil.

Peter H. May es profesor de economía ecológica y política agraria en la Universidad Rural Federal de Rio de Janeiro. Ha ocupado los cargos de Oficial forestal (Productos forestales no madereros) en la FAO y Oficial de programa en la Fundación Ford. En la actualidad es consultor de bancos de desarrollo, donantes bilaterales y ONG sobre desarrollo económico y ordenación del medio ambiente.

Marilia Pastuk es socióloga ambiental y consultora. Tiene muchos años de experiencia en educación ambiental y estudios de impacto en la cuenca del Amazonas, y ha trabajado, entre otras entidades, para la FAO, el PNUMA y la Organización de Estados Americanos (OEA).

«Islas» de biodiversidad en la Amazonia brasileña

Las opciones relativas al aprovechamiento de los recursos forestales son diferentes para los distintos grupos sociales. Por consiguiente, el suministro e intercambio de información entre usuarios de recursos con respecto a estas opciones deben reflejar esta diversidad. En el presente articulo se describen dos experiencias recientes en materia de extensión forestal en Paragominas, municipio del Amazonas oriental del Brasil, que han tenido en cuenta percepciones e intereses locales diversos. El primer ejemplo muestra cómo la investigación participativa permitió cuantificar el uso y valor de los productos forestales no madereros para las comunidades locales, de manera que se justificara la ordenación sostenible de los recursos forestales con el fin de obtener beneficios no madereros, reduciendo la necesidad de un avance constante de la agricultura y una explotación destructiva de los bosques para obtener madera. En la segunda experiencia, las actividades de extensión demostraron a los madereros y autoridades locales las ventajas técnicas y económicas de una explotación sostenible de la madera reduciendo la necesidad de convertir a los bosques en pastizales, los cuales a su vez se estaban degradando rápidamente. El desafío que se presentaba era determinar los distintos modos en que los planteamientos de la extensión forestal permiten satisfacer las necesidades de distintos grupos con exigencias al parecer contrapuestas. En la medida en que la extensión recoge diversas opciones en materia de intervención humana en un mismo ecosistema, puede mejorar la distribución de los beneficios resultantes del aprovechamiento local de los recursos dentro de la sociedad.

Algunos productos forestales como la palma babasú son importantes para la economía local

Diversidad y sostenibilidad

Desde junio de 1992 cuando se celebró, en Rio de Janeiro, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), los programas de utilización y ordenación sostenibles de los recursos forestales han tomado cada vez más en consideración la conservación de la diversidad biológica. Por diversidad biológica suele entenderse la conservación de las especies animales y vegetales y la variabilidad genética tanto dentro de las especies así como los ecosistemas y el hábitat. Sin embargo, una definición práctica de la diversidad debería abarcar también la diversidad cultural humana. Gente diferente expresa de diferentes modos sus necesidades de recursos y sus relaciones con los recursos forestales. En el curso de los años, los grupos locales adquieren a menudo un amplio conocimiento de la diversidad biológica y de sus usos. Los programas relacionados con las actividades forestales y la conservación en zonas forestales naturales recurren c recientemente a estos conocimientos locales en el marco de un proceso participativo.

Un concepto fundamental para la conservación de la diversidad biológica es el carácter cada vez más interdependiente del mundo. Aunque esta interdependencia puede facilitar el acceso de las personas a bienes y servicios beneficiosos con un costo inferior, también puede redundar en un aumento de la presión sobre una base de recursos naturales ya frágil. La vinculación de las zonas boscosas a los mercados internos, que a su vez se ven cada vez más afectados tanto por la competencia como por el creciente acceso a los mercados internacionales, plantea un problema para quienes se interesan por la sostenibilidad de los recursos forestales tropicales.

Este desafío es especialmente importante respecto al avance de las actividades agrícolas y madereras en la región oriental del Amazonas, en Brasil. En esta región, la construcción de carreteras y las actividades mineras que se iniciaron en el decenio de 1960 atrajeron a colonos de otras partes del país con la promesa de nuevas tierras, oro y empleo. Cuando llegaron, entraron en contacto con poblaciones ribereñas y grupos indígenas aislados cuya baja densidad de población, estilo de vida y de subsistencia y conocimiento de los suelos, vegetación y medio ambiente natural, etc. les habían permitido coexistir armoniosamente con esos bosques tropicales densos que representaban «islas» de biodiversidad en el Amazonas. Estas «islas», en las que sobrevivían especies desaparecidas en otras partes de la región durante el período de prolongada sequía que había convertido amplias zonas del Amazonas en sabanas, estaban amenazadas por el «desarrollo» en forma de expansión de la extracción de madera, agricultura migratoria de subsistencia, cría de ganado vacuno y otras fuerzas antropogénicas.

La impresión general era que el desarrollo rural exigía la sustitución total del uso forestal de la tierra por otras formas de aprovechamiento, en particular cultivos o pastizales. En el curso de este proceso, se extraía madera como subproducto de la expansión agropastoral. A pesar de la existencia de cientos de especies de frondosas, los madereros se centraban en la explotación de un número limitado de especies de interés comercial, como la caoba y el cedro. Después de la tala, los ganaderos plantaban gramíneas (pasto colonião), y quemaban frecuentemente los pastos para retrasar la regeneración de los bosques. Sólo plantaban cultivos blancos como el arroz y la yuca, mediante la técnica de la corta y quema, para su propio consumo y para el mercado. Al avanzar hacia una economía monetaria, empezaron también a recolectar productos forestales no madereros de un número limitado de especies, como la palma de babasú (para obtener aceite y carbón vegetal) y la nuez del Brasil (véase Unasylva, 42[165], Productos forestales). Además, se alentó a grupos de indígenas, mediante incentivos jurídicos y económicos, a convertir los bosques y sabanas que habían aprovechado durante siglos en tierras de cultivo y pastos.

Al mismo tiempo, el movimiento ambientalista, en un intento de evitar la deforestación, inició campañas para «proteger» los bosques naturales contra todo tipo de uso, posición a menudo extrema e insostenible.

Sin embargo, estos esquemas han empezado a modificarse, debido en parte a la protesta internacional por la deforestación de la región y en parte a la búsqueda por las comunidades locales y empresas comerciales de alternativas económicamente más viables a largo plazo. Los madereros, criticados por la degradación de los bosques y las prácticas dispendiosas de extracción de la madera, han respondido aumentando espectacularmente el número de especies utilizadas y ensayando técnicas innovadoras de gestión. Los ganaderos están tratando de recuperar los pastos degradados para evitar la invasión de los bosques restantes. Los nuevos colonos de la zona confían ahora en encontrar medios para superar a corto plazo los obstáculos (tanto técnicos como sociales) que les habían conducido a una deforestación continua, con el consiguiente ciclo de pobreza y migración repetida. Han organizado cooperativas comunitarias y establecido sistemas agroforestales para producir madera y frutos de árboles autóctonos. Las instituciones de investigación y los agentes de extensión están desempeñando un papel fundamental en este proceso de transición.

La reciente tendencia a fomentar la plantación u ordenación de cierto número de especies perennes, así como sistemas de producción que puedan integrarse mejor con la ecología local, en lugar de centrarse en la protección restrictiva de ecosistemas o en la conversión de bosques naturales en plantaciones de monocultivos o en tierras destinadas a usos no forestales, refleja un importante cambio en la actitud tanto de los técnicos y encargados de formular políticas de desarrollo agrícola y forestal como de los ambientalistas. Las personas que se ocupan de todo tipo de cuestiones relacionadas con el desarrollo están tratando de definir una amplia serie de posibles usos ecológicamente sostenibles. Sin embargo, el problema consiste en encontrar opciones que sean mutuamente compatibles para grupos con intereses contrapuestos en las mismas tierras forestales.

Este desafío se volvió particularmente agudo en el Amazonas oriental. En esa región, organizaciones no gubernamentales han iniciado actividades experimentales de investigación sobre uso de tierras forestales e intervención comunitaria en el municipio de Paragominas, en el Estado de Pará. Representantes de pequeños asentamientos agrícolas y de grandes empresas madereras han tratado de establecer modelos alternativos de aprovechamiento de la tierra que protejan más la base de recursos forestales. Estas experiencias indican posibles modos de conciliar en los trópicos necesidades contendientes en recursos.

El adoptar mejores prácticas para la extracción de madera puede contribuir a elevar los ingresos de los madereros y mejorar la sostenibilidad

Integración de conocimientos locales en programas de extensión

Cada vez se reconoce más el valor de los conocimientos locales del medio ambiente y los sistemas indígenas de ordenación de los recursos, anteriormente pasados por alto o considerados arcaicos, en una estrategia de aprovechamiento forestal ecológicamente viable. Antiguamente, los servicios de extensión agraria y forestal habían recurrido a la introducción de sistemas y modelos de producción extensiva. Ahora resulta imprescindible empezar con una clara comprensión de las razones que justifican los usos actuales de la tierra. Este conocimiento sólo puede obtenerse trabajando directamente con la población local durante un período prolongado, documentando las prácticas y limitaciones vigentes, estableciendo las razones en las que se basan y promoviendo alternativas únicamente cuando haya quedado claro que serían apropiadas dentro de esos sistemas. Estas iniciativas deben ser sensibles tanto a la capacidad de recuperación de los ecosistemas locales como a los valores atribuidos culturalmente.

Un buen ejemplo de este nuevo planteamiento es la labor que se está llevando a cabo en el río Capim, remoto afluente del Amazonas en el municipio de Paragominas, al sur del Estado de Pará. En el pasado, las familias de estas comunidades recurrían a la agricultura de subsistencia, la extracción de productos forestales no madereros, la caza y la pesca para obtener su sustento, y tenían sólo un contacto muy limitado con los mercados regionales, situados a muchas horas de camino aguas abajo. Recientemente, se ha convencido a los agricultores a que vendan madera en el incipiente mercado del municipio para obtener dinero en efectivo. Dado que la explotación se realizaba de modo ineficiente y que las zonas degradadas se convertían en pastizales o se abandonaban para que se regeneraran cubiertas de maleza, los productos forestales de origen vegetal y animal empezaron a escasear. Sindicatos de trabajadores rurales pidieron a un equipo internacional de investigadores que, en cooperación con el Centro agroforestal del Gobierno para los trópicos húmedos (EMBRAPA-CPATU), les ayudara a salvar sus recursos forestales de la destrucción.

El equipo de investigación empezó por realizar, con participación de la población local, un inventario de la fruta, la caza, el pescado y las plantas medicinales consumidos en 45 hogares durante todo un año. Además, se estudió exhaustivamente la ecología de las poblaciones de cuatro especies forestales no madereras (tres árboles frutales y una especie de la que se obtenía un aceite medicinal), seleccionadas por la comunidad, y se documentaron la distribución, regeneración y productividad de los árboles. En ambos casos, fueron los miembros de la comunidad y no los científicos quienes determinaron los parámetros del estudio y llevaron a cabo un inventario de los recursos y estudios de su aprovechamiento.

Recorriendo una red de caminos forestales de 40 km de longitud con los miembros de la comunidad se pudieron identificar los productos más utilizados. Tras haber recibido capacitación, los miembros de la comunidad trazaron un mapa en el que se indicaba la situación de cada uno de los 200 árboles y siguieron de cerca la fonología de la fructificación durante un período de tres años. Se emplearon imágenes de satélite para situar en un gráfico los distintos campos de los agricultores y distinguir los bosques adyacentes que se habían explotado y degradado, así como las zonas restantes de bosque primario.

Los miembros de los hogares participantes mantuvieron registros diarios de los productos que consumían (indicando el peso en el caso de la caza, el pescado y los productos a base de fibras, y las unidades en el caso de las plantas medicinales y la fruta). En lugar de calcular el valor de los productos únicamente en términos monetarios, se utilizó su equivalencia en un producto localmente esencial (harina de yuca) con el fin de determinar la importancia de estos productos para los ingresos familiares.

Esta información sobre el equivalente en harina de yuca del consumo de productos forestales no madereros se integró en los programas de extensión. Entre las actividades de estos programas se incluyeron debates en grupos pequeños, talleres para toda la comunidad, intercambios entre aldeas, representaciones teatrales y preparación de folletos ilustrados (véase el recuadro). El objetivo de todas estas actividades fue garantizar la comprensión y el dominio de los datos que se habían obtenido a nivel local para que la comunidad pudiera utilizarlos en su lucha por proteger y ordenar los bosques restantes y demostrar y cuantificar el gran valor de éstos para la supervivencia de la comunidad local.

La experiencia del río Capim ejemplifica los esfuerzos de las comunidades que viven en los bosques por establecer sistemas eficaces de ordenación que permitan aumentar los beneficios asegurando, al mismo tiempo, la conservación de la base de recursos. Los métodos de extensión empleados tuvieron la virtud de estimular a los miembros de la comunidad a dar rienda suelta a su imaginación y utilizar sus conocimientos para empezar a planificar a más largo plazo el modo de aprovechar mejor los recursos que controlaban. La sensibilidad hacia los conocimientos locales y la conciencia espacial fueron factores decisivos para determinar los recursos y productos de los árboles, en los que debían centrarse las pruebas de ordenación y comercialización. Por supuesto, será imprescindible un análisis cuantitativo del valor potencial de toda la gama de productos forestales, comercializados o no, para que las comunidades puedan adoptar decisiones racionales a largo plazo sobre las opciones relativas al uso de los recursos forestales. Y, sin que el valor de la ordenación, explotación y comercialización de productos forestales no madereros aumente hasta superar al de la madera, no es probable que las comunidades los elijan como objetivo principal del aprovechamiento forestal.

Mientras tanto, la presión sobre las zonas de Paragominas ano cubiertas por bosques continúa aumentando a medida que los madereros extienden sus actividades hacia el oeste. Los intentos de reducir los efectos destructivos de las prácticas de extracción de madera son el tema del segundo estudio.

Demostración de métodos sostenibles de explotación de la Madera

Durante el último decenio, la degradación y la destrucción de recursos forestales en otras partes del Brasil han hecho que se preste más atención a la cuenca del Amazonas como fuente de madera. Paragominas es ahora el centro de la zona más intensamente explotada de la Amazonia: en la estación seca, que dura siete meses, funcionan más de 200 serrerías las 24 horas del día. Los madereros se abren paso hacia el oeste, dejando un rastro de vías forestales, nuevos pastizales, riberas desnudas del río Capim y cuencas fluviales degradadas.

Los ganaderos y madereros de Paragominas provienen de la región sudoriental del Brasil donde la transformación de los densos bosques costeros en campos para el ganado y los cultivos se produjo hace decenios o incluso siglos, o de las sabanas centrales, donde los bosques son inexistentes. Por este motivo, con frecuencia no consideran el bosque tropical húmedo como un recurso digno de conservación y ordenación, sino como un obstáculo, y se apresuran a talarlo para dedicar la tierra a otros usos.

Además, sus prácticas de explotación son a menudo ineficaces. Hasta hace poco, casi todos los madereros descartaban la posibilidad de volver un día a la misma tierra para explotarla de nuevo. Su objetivo era extraer las trozas más valiosas antes de convertir la tierra en pastizales mediante la quema, sin esforzarse por promover la regeneración o evitar la degradación (por ejemplo, planificando las operaciones de corta para evitar el desarraigo de otros árboles valiosos o reduciendo la amplitud de las talas para abrir caminos, etc.). Las ganancias para los madereros y para los propietarios de las tierras, especialmente cuando estaban respaldadas por incentivos fiscales del Gobierno, eran suficientes para sufragar el costo de la expansión de los pastizales.

Sin embargo, posteriormente la preocupación mundial por la deforestación tropical empezó a reflejarse en la política de recursos naturales aplicada en Brasil, y progresivamente se eliminaron los incentivos que favorecían la conversión de los bosques en pastos. Desde finales del decenio de 1980, investigadores asociados con el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (IMAZON) han colaborado con los madereros en la búsqueda de técnicas sostenibles para la explotación y aprovechamiento de especies de frondosas tropicales. Técnicos forestales que participaban en el «Proyecto Madera» del IMAZON realizaron una serie de estudios en Paragominas que permitieron comprender mejor las razones del comportamiento de los madereros y granjeros y sirvieron como base para determinar otros usos de la tierra. En lugar de arremeter contra sus prácticas, el equipo de investigación comprobó que eran racionales, dada la combinación de incentivos del mercado, información técnica y equipo disponible en la región. Al no poder abordar los problemas más amplios de los incentivos del mercado y el régimen de tenencia de la tierra, el IMAZON emprendió un programa para mejorar la base técnica de la ordenación forestal en la zona.

Mediante un acuerdo con un propietario de tierras, que estaba por vender los derechos sobre la madera a los interesados en explotarla, el IMAZON estableció una parcela experimental de 50 ha para la investigación y demostración de técnicas sostenibles de ordenación. Entre las actividades previstas se incluían la modificación del sistema silvícola, en particular la reducción del período de rotación de 90 a 30 años, el marcado inicial de los árboles debían talarse, la supresión de trepadoras que de lo contrario habrían derribado los árboles vecinos, el uso de cuñas en la corta directa y la planificación del emplazamiento para reducir al mínimo la amplitud de los caminos y los daños. Para evitar daños en el sotobosque y la compactación del suelo, se prefirió el uso de cablevías al de pesados tractores de oruga. Se vigiló cuidadosamente el esfuerzo adicional que entrañaba la aplicación de estos métodos de ordenación.

Los costos iniciales en la parcela de demostración fueron ligeramente más altos que los registrados en una parcela vecina donde se practicaba simultáneamente la explotación tradicional, mientras que el volumen de madera extraída del bosque era inferior al obtenido con el método tradicional. Sin embargo, aplicando la práctica tradicional, que implicaba un grado más elevado de explotación y un daño considerablemente mayor a los árboles restantes, era necesario un ciclo de rotación de 90 años para que el bosque pudiera recuperarse. Aplicando las prácticas mejoradas, el valor de la producción aumentaba apreciablemente con una rotación de 30 años.

Además, en caso de que continuaran las prácticas de extracción de madera vigentes, los bosques de Paragominas desaparecerían para finales del próximo decenio, lo que daría como resultado una disminución de la base imponible y un hundimiento de la economía local a menos que pudieran establecerse otros sistemas no forestales de carácter sostenible. Con una ordenación sostenible, el busque podía seguir proporcionando materias primas indefinidamente, asegurando de este modo empleo, ingresos y rentas públicas continuados, a diferencia de la perspectiva actual de «pan para hoy y hambre para mañana».

Una vez completados estos estudios, el IMAZON inició una serie de actividades de extensión encaminadas a comunicar los resultados a los madereros y otros grupos. Durante la temporada de la tala, se llevó a cabo una demostración sobre el terreno de técnicas de extracción controlada con la participación de dirigentes de muchas empresas madereras locales. Con apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF-Brasil), se produjo un video de divulgación que se distribuyó ampliamente con fines de educación y capacitación ambiental. En el video, los madereros expresan su entusiasmo por la posibilidad de aplicar técnicas de ordenación menos agresivas y más sostenibles y optan por un mayor aprovechamiento de la madera que anteriormente se consideraba inadecuada para la fabricación de muebles, con el fin de obtener valor añadido y aumentar el empleo local.

El IMAZON está preparando un manual de extensión, en el que se describen prácticas apropiadas, con miras a su amplia distribución y utilización por organismos estatales y federales (véase el recuadro). El manual contiene un análisis financiero que indica que las personas que adopten el sistema sostenible tendrán unos costos iniciales más altos, pero podrán reducir a la larga la superficie forestal que deben ordenar para obtener el mismo valor de la producción de madera, reduciendo de este modo los costos de tierra y transporte.

Métodos innovadores de extensión utilizados en el río Capim

Representaciones teatrales en las aldeas. La escenificación de una situación en la que los actores representaban a un maderero, un agricultor y un comerciante de fruta, mostró que el valor de sólo 7 frutas cogidas de un árbol era superior al valor de ese mismo árbol cortado.

Farmacia forestal Los aldeanos identificaron afecciones frecuentes y plantas que podían utilizarse para contrarrestarlas. Esto propició la selección de 14 plantas con las cuales se creó una farmacia de productos naturales; una mujer de la comunidad se encargó de recoger determinadas cortezas, raíces o aceites. Esta actividad fue respaldada por una representación en la que una mujer enferma era inducida con engaño a comprar medicinas alopáticas, cuando una corteza u hoja que se encontraba en su patio podría haber curado sus males.

Experimento de comercialización. Una comparación de los precios de mercado y rendimientos de frutos forestales con los precios que los madereros pagaban por la madera se tradujo en modestos intentos de vender esos frutos en los mercados locales, los vendedores aprendieron a seleccionar, envasar, situar su puesto, anunciar y fijar precios.

Demostraciones itinerantes. Por invitación de las comunidades vecinas amenazadas por la presión de las actividades madereras se organizaron talleres itinerantes, dirigidos por miembros de las comunidades (sobre todo mujeres) y un investigador, así como paseos por el bosque con las comunidades patrocinadoras. Esta labor se complementó con una breve sátira teatral en la que miembros de la comunidad local eran engañados para que cambiaran sus derechos de explotación de la madera en amplias zonas por productos o servicios de valor inferior (por ejemplo, derechos sobre la madera de 20 hectáreas por una cocina perfeccionada).

Folletos ilustrados. Folletos ilustrados sobre especies de plantas forestales ofrecieron a los miembros de la comunidad, tanto analfabetos como alfabetizados, información etnobotánica, ecológica y comercial pertinente y presentada de modo accesible.

Carteles. Los participantes elaboraron carteles con imágenes e información sobre los miembros de la familia para determinar el consumo de productos forestales no madereros y el valor de estos productos; posteriormente se compararon los ingresos obtenidos por comunidades donde se habla extraído la madera y comunidades con bosques, mostrando la superioridad de estas últimas.

Difusión de técnicas de explotación durables en Paragominas

MANUAL TECNICO. El objetivo del Manual sobre ordenación forestal es proporcionar un instrumento didáctico para la divulgación de técnicas sostenibles de extracción de madera. Abarca la elaboración de inventarios forestales, planes de aorta (incluida la corta orientable y la eliminación de trepadoras antes de la corta), planes de arrastre e indicaciones sobre la reducción de los costos que podría lograrse en la producción y transporte de madera. El Manual está dirigido a directores y trabajadores de empresas madereras, propietarios locales de tierras, personal de organismos públicos y alumnos de escuelas forestales de Paragominas.

VIDEO. «Manejo forestal en Paragominas». El objetivo del video es informar a un amplio público sobre la necesidad y posibilidades de aplicar técnicas sostenibles para la extracción de madera realizando demostraciones prácticas mejoradas como base para la vigilancia y certificación. En el video se presentan imágenes de prácticas madereras no controladas y técnicas mejoradas de ordenación, entrevistas con empresarios de explotaciones madereras favorables a prácticas sostenibles y presentaciones gráficas sobre las posibles ventajas económicas de estas prácticas. El video se utilizó como parte de un programa de educación ambiental en escuelas públicas, se mostró a trabajadores de organismos públicos, se transmitió por una red nacional de televisión y fue utilizado por la ONG en campañas de capacitación y sensibilización de la opinión pública.

Conclusiones

Los madereros y las comunidades que habitan en los bosques descritos en el presente artículo compiten por el aprovechamiento y dominio de la misma base de recursos en Paragominas. Fomentar usos complementarios de la tierra capaces de conciliar los intereses que compiten por los recursos es un importante desafío para quienes deben ordenar los bosques tropicales. El éxito de las actividades de extensión relacionadas con los productos forestales no madereros entre las comunidades del río Capim y sus vecinos será inútil si no va acompañado de esfuerzos por promover prácticas sostenibles de extracción de la madera en zonas reducidas, de modo que se ejerza menos presión sobre tierras esenciales para las comunidades que dependen de los bosques.

Los resultados de las iniciativas de investigación y extensión descritas anteriormente representan un paso adelante en la búsqueda de opciones sostenibles que permitan conciliar usos contrapuestos de los recursos forestales en la cuenca del Amazonas. Pero es necesario que se examinen otras posibilidades y que los éxitos vayan acompañados de cambios en las políticas y las fuerzas del mercado que actualmente ofrecen pocos incentivos para la adopción de prácticas sostenibles de ordenación forestal. Estos cambios exigen una labor de divulgación no sólo entre los madereros y los habitantes de los bosques, sino también entre los encargados de formular políticas y la opinión pública en general, con el fin de hacer comprender el valor de la conservación y del uso prudente de los bosques.

Para mayor información:

· Shanley, P., Luz, L. y Galvão, J. Translating dry data for forest folk: science offers incentives for conservation. (inédito). Puede solicitarse a The Woods Hole Research Center/EMBRAPA, Av. Perimetral, s/n, 66.000, Belém, Brasil. Teléfono/Fax: (5591) 2269368).

· Manual sobre ordenación forestal. (en preparación). Instituto do Homem e Meio Ambiente da Amazônia (IMAZON), Rod. do Coqueiro - Conj. Residencial Pau D'Arco, casa 9, 66017-000 Belém, PA, Brasil. Teléfono/Fax: (5591) 2354214.

· Manejo florestal en Paragaminas. Video disponible en portugués e inglés. Puede solicitarse a WWF-Brasil, SHIS EQ QL 6/8 Conjunto E 2° andar, 71620-430 Brasilia, DF. Fax (5561) 2487176.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente