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Comunicación por medio de material impreso

Por RALPH R. SHAW, Bibliotecario Director, Biblioteca de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos de América.

La disponibilidad del saber humano en forma escrita y registrada es de una gran importancia práctica para quienes trabajan en el campo de la silvicultura y de los productos forestales. Las técnicas modernas ofrecen posibilidades cada día mayores y ponen a nuestro alcance nuevos conceptos respecto a medios de documentación. El señor Shaw no tan sólo es un destacado bibliotecario sino que es a la vez el inventor de un nuevo "selector rápido", un aparato electrónico que permite un fácil acceso a la enorme cantidad de literatura que existe sobre agricultura, silvicultura y pesquerías. Con toda modestia, el señor Shaw describe en su artículo las posibilidades de esta máquina sin hacer mención de su propia participación en este acontecimiento.

El señor Shaw ya ha perfeccionado y puesto en práctica un sistema que permite aprovechar la literatura conservada en la biblioteca de la Secretaría de Agricultura de E.U.A. mediante la reproducción en micropelícula. Durante el período de sesiones que celebró la Conferencia de la FAO en 1949 se discutieron las posibilidades que ofrece este sistema, y actualmente se realizan esfuerzos para hacer extensivo este servicio a todos los países miembros. En la práctica, esto significaría que cualquiera persona que vea un artículo o libro anotado en la Bibliografía de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO, podría dirigirse a la Organización a fin de obtener copias en micropelícula, bien sea positivas o negativas, en cualquier longitud deseada, mediante el pago de una cuota sumamente moderada.

Lo anterior vendría a constituir un positivo y valioso servicio; en muchas regiones devastadas por la guerra las colecciones de periódicos y otras obras científicas conservadas en las bibliotecas han sido destruidas. Muchos de estos documentos, especialmente los de mayor antigüedad, no pueden ser repuestos. Este método ofrece la oportunidad de volver a obtenerlos con facilidad. Sin embargo, habrá necesidad de vencer primero ciertas dificultades: una, la cuestión de derechos de autor (copyrights) está siendo estudiada y la otra, se refiere al pago de cuotas. Las cuotas no son de importancia, ya que sólo se cobra un dólar por la reproducción de cada 50 páginas o fracción de un sólo articulo o libro. Las dificultades por vencer son las restricciones de divisas establecidas en muchos de los países cuyas monedas no son convertibles a dólares. Se confía en que las pláticas que se celebran respecto a ambas cuestiones conduzcan a una solución satisfactoria.

Sin embargo, como lo hace notar el señor Shaw, el gran problema consiste en cómo hacer el mejor uso de los nuevos elementos que el avance de la ciencia empieza a poner a nuestra disposición. Para determinar esto se requiere la acción concertada del pensamiento universal. El comité bibliográfico establecido conjuntamente por la FAO y la Unión Nacional de Organizaciones de Investigaciones Forestales ya han emprendido trabajos en este sentido y nosotros confiamos en que ello sea el punto inicial de la cooperación internacional que debe de alcanzarse.

Si los objetivos que persiguen las organizaciones internacionales han de alcanzarse, es imprescindible que personas diseminadas por toda la faz de la tierra trabajen en cooperación. Por ello, los medios de comunicación constituyen un problema básico para todas estas organizaciones. Constituye, de hecho, algo que equivale a la corriente tonificante de sangre y al sistema nervioso de toda organización internacional. Si el corazón deja de hacer llegar esta corriente vivificante, o sea la información técnica, a las partes del organismo más alejadas, los dedos, manos, así como las extremidades inferiores interrumpen su crecimiento - languidecen y acaban por morir, y el cuerpo se inmoviliza y se estanca. A la inversa, si el sistema nervioso deja de llevar al cerebro centre y de allí nuevamente a las partes interesadas las señales preventivas que transmiten las extremidades, las vicisitudes de la vida colectiva harán languidecer las extremidades y una vez más el cuerpo internacional se verá estancado y adormecido.

Desde sus principios, la FAO reconoció la naturaleza fundamental de su interés en los vehículos de comunicación mediante la distribución de material impreso, habiendo convocado a dicho fin una reunión informal de expertos sobre información estadística, científica y técnica, que tuvo lugar en Londres del 10 al 13 de abril de 1946.1

1 Boletín del Servicio Informativo de la FAO, Vol. 1, No. 4, 17 de junio de 1946.

En el sistema de comunicación de cualquier organismo internacional tres métodos básicos para obtener o transmitir información.

El primero de ellos, que es también el más usado generalmente, dado que es el más sencillo, económico y conveniente, es el de contacto personal. Resulta obvio, que cuando se puede recurrir a un experto y si el tema no suscita controversias, se le formula una pregunta y se obtiene una respuesta. Esto se puede lograr mediante una entrevista personal, o bien, por correspondencia, teléfono o telégrafo, etc. Los medios técnicos perfeccionados en fecha reciente, tales como la reproducción en "facsímil", seguramente que habrán de contribuir a reducir los costos y aumentar la utilidad del tipo de comunicación directa, o sea de persona a persona.

El segundo medio importante para obtener información es la investigación. Este método requiere grandes inversiones de tiempo y dinero. Implica la realización de estudios de laboratorio o el envío de misiones encargadas de observar sobre el terreno, discutir con muchos y tener que llegar a conclusiones. La labor de investigación se hace necesaria cuando la información que se requiere no existe y hay que crearla. Pero dado que los métodos de investigación resultan costosos y consumen mucho tiempo, únicamente pueden ser aplicados a una porción limitada del cúmulo de conocimientos que se requieren para el funcionamiento eficaz de una organización de alcances muy amplios.

El tercer método fundamental para obtener información - la consulta de los conocimientos ya puestos en letra de molde - tiene relación con los dos métodos anteriores. La palabra impresa no es otra cosa que el juicio de un especialista asentado en forma de registro. Nuestros archivos y nuestras bibliotecas son en verdad enormes colecciones de opiniones de expertos, anotadas en forma de registros. La consulta de estos documentos significa por lo tanto una operación similar al contacto de persona a persona, excepto que ofrece una mayor amplitud, porque un eficaz servicio de documentación puede reunir en forma permanente las opiniones de todos los expertos de todos los tiempos y lugares, a fin de que su testimonio pueda aprovecharse en la forma en que la información lo requiera.

Estos tres métodos de obtener y diseminar información están inexorablemente entrelazados en la estructura de toda organización internacional y únicamente el acertado uso de todos ellos podrá permitir a la FAO aproximarse a sus metas.

En una organización internacional, esto de la comunicación se debe comparar a una calle con circulación en ambas direcciones. La información debe venir de la periferia al centro para ser organizada, sintetizada y evaluada; pero también será necesario que de allí se trasmita a cada nación miembro y sus habitantes, si no se quiere que las oficinas centrales se conviertan en una torre de marfil ocupada por burócratas idealistas que viven en las nubes formulando proyectos altruistas alejados de la realidad, por la falta de contacto con el terreno firme sobre el que deben fincarse los programas agrícolas, forestales y de silvicultura.

Es obvio, sin lugar a dudas, que la FAO debe hacer llegar sus datos y conclusiones a quienes las aprovecharán en todos los países de la tierra, mediante un activo programa de publicaciones. Dado que la comunicación de informes sobre reuniones, estudios, Y conclusiones es uno de los principales medios de comunicación, la FAO deberá contar, como mínimo, con un programa de publicaciones que permita a todos sus miembros disponer de los conocimientos derivados de las reuniones, misiones, ayuda técnica y programas de investigación realizados por la Organización.

La responsabilidad de la FAO tocante a diseminar conocimientos en cuyo desarrollo no ha intervenido, no nos parece tan marcada. Sin embargo, si uno de los objetivos de la FAO es promover los conocimientos en sus campos de acción, se puede lograr mucho con llamar la atención de quienes la necesitan, respecto a información importante, bien sea que estos conocimientos emanen de la FAO, de sus gobierno; miembros, o de otras fuentes.

Los límites hasta los cuales pueden llevarse estos servicios, los determinan consideraciones de orden práctico. Es inconcuso que la FAO no podrá disponer de los fondos necesarios para publicar todo lo que en el mundo se escribe sobre agricultura, silvicultura y pesquerías, en varios idiomas y en cantidades suficientes para distribuir un ejemplar sobre cada tema a todo agricultor, forestal y pescador de cada país participante, y aún en el supuesto caso de que se contare con dichos fondos, semejante distribución ilimitada significaría un despilfarro imperdonable de dinero que bien pudiera dedicarse a promover mayores conocimientos. El problema tampoco puede ser abordado convenientemente intentando formar bibliotecas completas en cada uno de los países, dado que muy pocos de entre ellos pueden considerarse lo suficientemente ricos para sostener una gran biblioteca de investigaciones agrícolas.

De lo anterior, tal parece que existe una contradicción, pues mientras por un lado afirmamos que la comunicación mediante el uso de material impreso es absolutamente indispensable para lograr una labor internacional eficaz, por el otro asentamos que semejante tipo de comunicación es irrealizable. La explicación de esta paradoja estriba en reconocer que tal vez hemos venido confundiendo los medios físicos a través de los cuales se transmiten por lo general los conocimientos, con los conocimientos mismos. Empleando algunas de las técnicas más modernas para producir documentación, resultaría seguramente factible a la FAO acrecentar su capacidad potencial de investigación así como contribuir a que los países miembros dispongan de información técnica sin tener que crear grandes bibliotecas de investigación en cada uno de ellos o hacer distribuciones ilimitadas de material impreso.

Las exigencias mínimas para la comunicación de conocimientos contenidos en obras impresas, aparte de la diseminación que la FAO pueda realizar a través de sus propias publicaciones, son, en primer lugar, el establecimiento de un mecanismo por conducto del cual quienquiera que lo desee pueda informarse de lo que se ha hecho en cualquier lugar del mundo.

En algunos campos, como el de la química los servicios de resúmenes actualmente existentes realizan una excelente tarea informando a las gentes acerca de todo lo publicado. En otros, tales como la agricultura, la Bibliography of Agriculture (Bibliografía Agrícola), publicada mensualmente por la biblioteca de la Secretaría de Agricultura de E.U.A., proporciona un índice de actualidad respecto a una parte considerable del saber mundial. Se dispone también en la actualidad de muchos otros servicios similares, entre los que figuran los servicios de resúmenes del Commonwealth Agricultural Bureaux (Negociado de Agricultura del Reino Unido), Biological Abstracts (Resúmenes Biológicos) y otros, que no necesitan ser duplicados por la FAO. Si la Organización pudiese estimular el mejoramiento y la mayor distribución y uso de medios como éstos, con el tiempo, mediante el empleo de los respectivos índices y revistas bibliográficas, cualquiera en el mundo podría obtener la información necesaria para resolver sus propios problemas con lo que ya es del dominio público en otras partes del mundo.

Sin embargo, el saber que existe una determinada publicación no es lo mismo que tener ésta a la mano, en muchos casos, ni índices ni resúmenes pueden servir de substitutos del informe completo. Es por lo tanto esencial disponer de los medios que permitan lograr a bajo costo copias de artículos pertinentes que puedan obtenerse en cualquier parte del mundo. Este tipo de servicio se hace necesario en los grandes centros de investigación así como también en los puntos alejados, porque no existe centro que posea todo el saber humano registrado La supresión de obstáculos a la libre corriente del saber, tales como dificultades de divisas y restricciones arancelarias, beneficiaría por igual a todos los países miembros de la FAO, al poner a su disposición información técnica relacionada con la agricultura, la silvicultura y las pesquerías. Posiblemente la FAO pudiese enderezar provechosas gestiones hacia ese fin en cooperación con otros organismos de las Naciones Unidas, especialmente la UNESCO.

Mas si los actuales servicios de resúmenes y de índices, aunados a los servicios internacionales de préstamos interbibliotecarios y los servicios de copias fotográficas pueden contribuir substancialmente a reducir las deficiencias respecto a investigaciones e información práctica, esto no resuelve íntegramente el problema. Indudablemente no hay persona capaz de leer todas las lenguas del mundo, de allí que la traducción de la información contenida en otros idiomas se vuelva un requisito. Además, no toda la información que se necesita es de actualidad, haciéndose necesario en muchos casos realizar extensas búsquedas remontándose a un largo período de tiempo. El número de servicios de índice y resúmenes es tan grande que ni siquiera es factible formar listas completas de todas las revistas de índice y resúmenes en cada lugar donde hay necesidad de emprender investigaciones, ni sería tampoco factible, desde el punto de vista económico, para el investigador técnico o bibliográfico escudriñar todos estos volúmenes sobre cada uno de los asuntos acerca de los cuales se necesitase información. Eh estos dos aspectos, grandes posibilidades parecen surgir gracias a los recientes perfeccionamientos de máquinas electrónicas. Actualmente se está perfeccionando en California un computador electrónico que presenta grandes perspectivas de poderse utilizar como máquina traductora, capaz de retener cientos de miles de palabras en muchos idiomas para convertirlas automáticamente de una lengua a otra. Aún cuando es cierto que faltan por resolver muchos problemas, no parece un imposible esperar que en el curso de los próximos 10 a 15 años máquinas electrónicas se encarguen de producir por lo menos traducciones preliminares en algunos campos del saber. Existe otra máquina electrónica de mucho interés que ha sido creada por la biblioteca de la Secretaría de Agricultura de E.U.A. Conocida con el nombre de Seleccionador Rápido (Rapid Selector), esta máquina es capaz de contener un número incalculable de resúmenes u hojas de texto, pudiendo revisarlos a razón de 120,000 asuntos por minuto, haciendo copias de los resúmenes pertinentes a medida que ejecuta el proceso de revisión. Más adelante nos referiremos con mayor amplitud a esta máquina.

El objetivo final deberá ser poner toda la información técnica existente sobre agricultura, silvicultura y pesquerías al alcance de quienquiera que la necesite, sin importar el lugar donde se encuentre, a fin de aumentar el potencial de investigación, contribuyendo así a alcanzar la meta fijada a la FAO por su constitución - o sea, el mejoramiento del nivel de vida de los pueblos de la tierra.

Experiencias Obtenidas

La experiencia alcanzada por la Secretaría de Agricultura de E.U.A. puede servir de ilustración y de ejemplo en este terreno:

Los problemas que confronta la Secretaría para proporcionar a sus empleados así como al país en general los conocimientos que se van obteniendo en materia agrícola no son muy diferentes de los que tienen las organizaciones internacionales. Los métodos de que se habla a continuación son, por lo tanto, una indicación de los medios con que una institución ha intentado hacer frente al problema de la comunicación a través del material impreso. Si bien es cierto que dista mucho de resolver el problema y diferirán en muchos aspectos de los problemas confrontados por otros tipos de organizaciones, podrán sin embargo, ser de algún interés. Como resultado de esfuerzos intensivos realizados durante muchos años y mediante arreglos cooperativos de intercambios con instituciones de otros países, la Secretaría de Agricultura ha logrado formar una vasta colección de investigación sobre asuntos de agricultura y ciencias afines. Sin embargo, dicha colección se conserva en Wáshington, en tanto que el 80 por ciento del personal de la Secretaría está diseminado por todo el país, fuera de Wáshington. Dada la gran extensión territorial de los Estados Unidos, muchos de nuestros comisionados agrícolas radican en lugares que distan de dos a tres mil millas de Wáshington y no se encuentran por lo tanto mejor equipados por lo que hace a la colección que se conserva en Wáshington que lo está el técnico en Suramérica que requiere los servicios informativos de la FAO. Desde luego que no sería posible duplicar esta gran biblioteca de investigación en todos los lugares de los Estados Unidos. Sin embargo, el personal comisionado en todas las estaciones de investigación deberá tener acceso a la información relacionada con su trabajo. Por ejemplo, en el caso de las principales estaciones de investigación del ganado lanar existentes en los estados de Idaho y Nuevo México, la literatura existente sobre investigaciones del ganado lanar, que cubre una amplia escala de tipos de literatura, es tan esencial en esos Estados como lo es en Wáshington. Nuestra solución a este problema ha sido la combinación de oficinas regionales, equipadas para prestar servicio sobre un número limitado de temas, pero capacitadas a la vez para proporcionar pronta información en aquellos campos con mayor frecuencia solicitados, con los servicios de documentación. Por lo menos en teoría, nuestros servicios de documentación elevan la potencialidad de investigación de todos estos centros a un mismo nivel, por lo que al uso de conocimientos contenidos en obras impresas se refiere.

La Bibliography of Agriculture, publicada mensualmente, inserta todo artículo importante y las publicaciones sobre agricultura recibidas cada mes en el Departamento de todas partes del mundo. El material es clasificado de acuerdo con las preferencias de los funcionarios en los varios temas y va a todas las oficinas del Departamento. Dedicando quince o veinte minutos una vez al mes a la lectura de las secciones pertinentes de la Bibliography of Agriculture, el funcionario puede encontrar lo publicado en casi cualquier parte del mundo que le ayude a rendir una labor más eficiente. Si la publicación no está disponible en una biblioteca local, puede escribir a la Secretaría de Agricultura solicitando una copia fotostática del artículo, sin costo alguno. En esta forma, hemos logrado perfeccionar una cadena de servicios de información de actualidad que es completamente independiente de la creación de múltiples bibliotecas de investigación, y que da buenos resultados. Por término medio, la biblioteca de la Secretaría mantiene en circulación más de 1,500,000 volúmenes, contesta más de 200,000 preguntas y proporciona un millón o más de páginas en micropelícula o copias fotostáticas.

El mismo servicio se proporciona a quienes no pertenecen al personal de la Secretaría de Agricultura, excepto que estas personas obtienen la Bibliography of Agriculture por canje o adquiriéndola a un costo muy reducido en la oficina del Superintendente de Documentos, y pagan una cuota muy pequeña por copias de artículos que requieran para su trabajo.

A fin de proporcionar estos servicios, hubo necesidad de crear nuevos métodos bibliográficos capaces de manejar la gran cantidad de material impreso que se recibe anualmente en la biblioteca de la Secretaría de Agricultura. Cada año llegan más de 900,000 piezas de publicaciones periódicas, y de este número 300,000 deben agregarse a la colección permanente. Este último grupo, que representa los números de unas 18,000 diferentes publicaciones periódicas e informes anuales, debe de pasar separadamente por las manos de personal profesional encargado de seleccionar los artículos que habrán de ser puestos bajo índice, indicando a la vez bajo qué materias deberán clasificarse. Dado que la Bibliography of Agriculture en la actualidad abarca el catálogo de más de 80,000 artículos y libros cada año, es fácil imaginar la magnitud de la tarea de publicar una bibliografía positivamente de actualidad. La publicación de la Bibliografía Agrícola, que por término medio se compone de más de 3,000 páginas al año conforme a un programa mensual, requiere una estrecha cooperación de todos los grupos que trabajan conjuntamente. El plan de ejecución de esta operación más se asemeja a una operación de carácter industrial que a una normalmente asociada al funcionamiento de una biblioteca.

La falla principal de la Bibliography of Agriculture estriba en el hecho de que no se reciben todas las publicaciones agrícolas que se editan en el mundo, a fin de poder ser incluidas en este índice tan completo. Esto sucede a pesar de nuestros esfuerzos por obtenerlas aún pagando el importe de las publicaciones sobre nuestra rama que se editan en otros países y de nuestra disposición de establecer arreglos de canje con instituciones que nos envíen sus publicaciones a cambio de las que edita la Secretaría de Agricultura. Si bien la Bibliography of Agriculture realiza en todo la tarea de información de actualidad, proporciona por lo menos una lista lo más completa posible que permite a las revistas y periódicos de resúmenes seleccionar sobre base firme el material que requiere ser resumido o analizado, relevándolos de la necesidad de proporcionar una lista de referencia de la literatura mundial.

Sin embargo, la información respecto a lo que hay disponible constituye únicamente una parte de la tarea de comunicación de los conocimientos agrícolas. Es sumamente raro que la anotación que figura en la Bibliography pueda eliminar la necesidad de acceso al artículo mismo. Más bien, viene a estimular el deseo de disponer del artículo original. Como no es posible crear colecciones completas en todos los lugares del país, y como el préstamo de publicaciones constituye un proceso lento y antieconómico para la satisfacción de todas las necesidades, la biblioteca de la Secretaría de Agricultura ha puesto gran énfasis en sus servicios de copias fotográficas. Este proceso ha alcanzado un grado de desarrollo tal que en la actualidad se pueden proporcionar copias fotostáticas de artículos con más rapidez y a menos costo que lo que resultaría al prestar el documento original. Simplemente los gestos de porte para enviar un volumen a cualquier otra biblioteca de los Estados Unidos y devolverlo, serían más elevados que el costo de proporcionar una copia fotográfica que no necesita ser devuelta.

Todos los países cooperantes pueden hacer uso de estos servicios.

La Bibliography of Agriculture se envía a instituciones en canje con sus publicaciones y aquellas que no tengan publicaciones pueden adquirirla mediante el pago de $8.00 anuales en la oficina del Superintendente de Documentos. Por la suma de un dólar se puede proporcionar una copia en micropelícula de cualquier artículo, por largo que sea. Así pues, teóricamente, la biblioteca de la Secretaría de Agricultura pone sus servicios de documentación a la disposición de los técnicos agrícolas no solamente de los Estados Unidos sino del mundo entero. La dificultad principal está en la escasez de dólares, dificultándose para muchos técnicos extranjeros conseguir esta cantidad para pagar la micropelícula. La FAO podría promover grandemente la difusión de los conocimientos técnicos sobre agricultura, silvicultura y pesquerías, en todo el mundo, estimulando un mayor intercambio internacional de publicaciones a fin de que la Bibliography of Agriculture constituya una guía más completa respecto a los conocimientos sobre agricultura, silvicultura y pesquerías y encontrar una solución al problema de restricciones de divisas en los casos de estas transacciones de tan poca monta para la adquisición de auxiliares tecnológicos.

El programa delineado, si bien resuelve lo relativo al servicio de información de actualidad, no resuelve lo relacionado con el de la búsqueda de información, que sigue siendo una tarea ardua y dilatada. Estas búsquedas amplias requieren el manejo de uno o más volúmenes publicados por centenares de servicios distintos de índices y resúmenes. En tal forma, una búsqueda completa de lo ya escrito puede muy bien consumir la totalidad del tiempo de una persona durante uno o más años, y una gran parte de este tiempo se habrá invertido tan sólo en manejar los índices y en seleccionar los pasajes que habrán de ser examinados, muchos de los cuales posteriormente habrán de ser desechados por no ser pertinentes. Tras de estudiar las potencialidades de los diversos sistemas mecanizados disponibles, se puso de manifiesto que era del todo necesario contar con nuevos medios de operación de mayor rapidez y flexibilidad, a fin de poder hacer frente a nuestras necesidades reales de búsqueda extensiva de material escrito.

El primer modelo de una máquina electrónica que ha venido siendo desarrollada en fecha reciente en la biblioteca de la Secretaría de Agricultura, da cabida en un espacio de tan sólo un cuarto de pie cúbico a 72,000 resúmenes y 430,000 anotaciones de índice relativas a los mismos. Esto significa que se pueden guardar 20 millones de hojas de resúmenes o páginas de revistas o libros junto con 120 millones de anotaciones de índice relativas a dicho material en un casillero o armario de pared con dimensiones aproximadas de 18 pies de largo, 7 de alto y 15 pulgadas de fondo. El material impreso puede ahora ser revisado a velocidades mayores de 100,000 asuntos por minuto, pudiéndose hacer copias de los resúmenes o páginas a medida que la máquina revisa el material. Es fácil de imaginarse lo que esta nueva máquina significa en pro del mejoramiento de la comunicación entre economistas y hombres de ciencia de todo el mundo. En primer lugar, y a un costo no mayor de cien dólares, se puede reproducir en una copia "positiva" que puede correrse después en otras máquinas selectoras un rollo de película que contiene tanto los resúmenes como las anotaciones de índice en la cantidad arriba mencionada. Con esta cantidad, no sería posible adquirir ni siquiera el papel que se necesitaría para copiar en máquina toda esta información. Por lo demás, la máquina actualmente existente en la biblioteca de la Secretaría de Agricultura es la primera de su tipo hasta hoy construida; seguramente que habrán de construirse máquinas que resultarán mucho más económicas y rápidas, facilitando grandemente la tarea de poder proporcionar todo lo que es necesario para la comunicación adecuada, tanto por lo que hace a material de fuentes de actualidad como de épocas pasadas.

Sin embargo, no habrá que perder de vista que la máquina por sí sola no es capaz de resolver el problema. Es únicamente un invento electrónico capaz de confrontar la información registrada en la película, a guisa de clave, con la información que se busca, reproduciendo electrónicamente la información deseada al localizarla. La máquina no piensa y probablemente creará igual número de problemas que el número que resuelve. Habrá de crear problemas porque hace posible nuevas formas de organización del saber humano, y la cuestión se vuelve entonces ya no simplemente la de poner en la máquina colecciones completas de índices y revistas de abstracciones, sino la de crear medios, a niveles intelectuales más elevados, a fin de poder proporcionar servicios de mayor calidad a los hombres de ciencia. Para poder determinar lo que en verdad se necesita para promover los conocimientos del hombre se requiere la cooperación de los científicos del mundo entero.

Nuestra organización del saber humano en el pasado, trátese de coleccionar libros en las bibliotecas o de formar índices de referencia acerca de ellos, se ha basado primordialmente en consideraciones de carácter material, o por lo menos se ha visto limitada en gran medida por consideraciones de esta índole. Por ejemplo, el método comúnmente seguido para organizar las patentes en una Oficina de Patentes es el de colocar una copia de cada patente bajo cada uno de los temas principales. Es así como la Oficina de Patentes de E.U.A., principiando con una cantidad aproximada de tres millones de patentes, coloca una copia de cada patente en seis lugares diferentes por término medio. Esto significa un archivo de unos 10,000,000 de patentes, de tal manera voluminoso y poco práctico que sólo en ir de un lugar a otro se consume una cantidad excesiva de tiempo, siendo por lo tanto difícil y costoso hacer una búsqueda completa. Además, no hay que olvidar que cada hoja de cada patente puede contener diez ideas distintas, y si fuésemos a querer lograr la organización de las ideas mediante el arreglo de copias de objetos materiales (es decir, más patentes), el archivo se convertiría probablemente en unos 200 millones o más de copias. Por lo tanto, el tiempo que se requeriría para ir de un lugar a otro sería de tal manera considerable que tal vez resultase más barato crear de nuevo los conocimientos que se tratan de obtener, en lugar de revisar la colección.

En el pasado, nuestros índices se han visto igualmente limitados por su naturaleza de objetos materiales. Tomamos por ejemplo el caso de los Chemical Abstracts (Abstractos Químicos), ya que éste es uno de los más eficientes servicios científicos y de índices por ahora existentes. Encontramos que estos índices cuyo costo equivale a más de una tercera parte del costo total del servicio, únicamente proporcionan alrededor de 5 anotaciones de índice por abstracto. Si intentásemos sacar a luz cada materia, el índice podría resultar diez voces más grande y tal vez no sería factible realizarlo económicamente en su forma actual. Por lo demás, aún en el caso de que fuese posible publicar un índice tan completo, el tiempo que se requeriría para buscar algo allí podría resultar tan dilatado que tal vez le fuese más económico al químico repetir él mismo los experimentos, en lugar de buscar material ya escrito.

Actualmente, un químico necesita dedicar desde dos días a una semana, o más, únicamente a buscar en los Chemical Abstracts, antes de emprender un experimento. Si tuviese que invertir un tiempo diez veces mayor investigando la enorme cantidad de volúmenes de índice que resultarían de incluir cada idea, sería muy poco el tiempo de que dispondría para sus trabajos de laboratorio.

Así pues, resulta obvio que toda nuestra organización del saber humano hasta hoy se ha visto supeditada a consideraciones materiales, tanto por lo que se refiere al volumen de lo que éramos capaces de producir, como al tiempo requerido por el investigalor para ir de lugar en lugar, o para manejar el gran número de volúmenes de índice. De hecho, se ha tenido que hacer en cada caso una transacción entre lo que éramos capaces de hacer y aquello que deberíamos hacer, por cuanto a comunicación de los conocimientos contenidos en documentos existentes.

Como el selector electrónico puede llegar a centenares de miles de lugares más rápidamente de lo que nosotros podemos llegar a uno, reduce considerablemente el tiempo que el hombre de ciencia tiene que dedicar a la búsqueda y como además es capaz de condensar y almacenar en el espacio equivalente a un pie cúbico de película la información que comúnmente requeriría 4,400 pies cúbicos de espacio para guardarse, a un costo sumamente bajo, seguramente vendrá a reducir considerablemente las otras consideraciones de orden material. Es así como, por primera vez en la historia, vislumbramos la posibilidad de organizar los conocimientos humanos y no los objetos materiales. Sin embargo, a fin de poder organizar los conocimientos en forma más intensiva, habrá necesidad de discernir primero que es lo que en realidad se necesita para el adelanto de la ciencia o para cl logro de los objetivos que persiguen las organizaciones internacionales, y esto habrá de requerir muy grandes reflexiones de parte de todos los especialistas interesados en las diversas materias. Por ello, la posibilidad de mejorar los medios de comunicación utilizando estas máquinas podrá llegar a ser una probabilidad únicamente si todos cooperamos en la labor de determinar qué es lo que se necesita, a fin de poder indicarles a las máquinas lo que deben hacer.

Conclusiones

De todo lo anterior se desprende lo siguiente: que el problema de comunicación por medio de material escrito es uno de los problemas vitales que confronta toda organización internacional o toda organización nacional de cierta importancia; que los registros impresos ofrecen uno de los más importantes medios de comunicación; que el uso eficaz de los registros escritos tiene una doble significación, pues requiere de la Organización tanto la difusión de los conocimientos creados por ella, a través de los conductos de sus propias publicaciones, como el fomento de la circulación de los conocimientos útiles a los fines para los que fué creada, cualquiera que fuere la forma en que estos conocimientos hubiesen aparecido o la fuente de su procedencia; que el punto de visto bajo el cual se estudia el uso eficaz de los registros escritos deberá de ser modificado, de aquél que se basa en la formación de colecciones de objetos materiales al de la formación de técnicas de comunicación; que a fin de lograr soluciones prácticas a los problemas de comunicación recíproca de los conocimientos contenidos en las registros escritos, en lugar de prestar atención a la accesibilidad de objetos materiales como tales, deberá concederse mayor consideración por parte de los especialistas en todas las disciplinas científicas a lo que realmente se necesita para promover el adelanto de la ciencia; y finalmente que existen a la mano en la actualidad nuevos medios que presentan grandes posibilidades de mejoramiento de la comunicación. No podrá, sin embargo, lograrse ningún adelanto significativo en la organización del saber humano por medio de los nuevos inventos hasta en tanto nuestro pensamiento no haya evolucionado lo suficiente para permitirnos indicar a las máquinas lo que en realidad queremos que hagan.

La FAO tiene un interés vital en el mejoramiento de los medios de comunicación. Deberá por lo tanto trabajar activa y coordinadamente con todos los organismos nacionales e internacionales interesados a fin de determinar qué es lo que se necesita para vencer todas las barreras que se opongan a la libre corriente de los conocimientos, y desarrollar nuevos mecanismos para la comunicación del saber humano que permitan elevar los niveles de la labor de investigación mediante la diseminación de los conocimientos sobre producción, consumo y aprovechamiento de los productos agrícolas.


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