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La silvicultura y el programa del punto cuatro

Por E. J. KOTOK, Sub-Jefe Interino de Investigaciones Forestales. Servicio Forestal de los Estados Unidos de América

El Programa del Punto Cuatro, anunciado por el Presidente Truman en su discurso inaugural, ha tenido una gran repercusión en los Estados Unidos de América. Este Programa es, en realidad, una medida para establecer, por medio de procedimientos pacíficos, una base económica moderna que abarca la mayor superficie geográfica posible. Su principal empeño, que es el de movilizar los métodos técnicos y capitales de los países más avanzados hacia las regiones del mundo insuficientemente desarrolladas, tiene una significación especial para los profesionales de los Estados Unidos. Jamás en la historia de este país había existido un interés tan marcado en los problemas mundiales. La última guerra y las exigencias que se han derivado de ella, han creado evidentemente las razones de este interés.

Mientras se discutía el Programa del Punto Cuatro, la Secretaría de Estado organizó reuniones de muchos grupos de hombres de ciencia, para determinar su alcance y la manera de llevarlo a cabo. Un gran número de ingenieros forestales americanos asistieron a esas reuniones y señalaron varias actividades silvícolas que podían incluirse en dicho Programa. Ha sido una circunstancia afortunada la de que, durante In última década, los silvicultores americanos hayan estado en condiciones de observar y comprender, mejor que en cualquier época anterior, los problemas mundiales de la silvicultura. Gracias a ello, pudieron recomendar con simpatía y comprensión que se diese a la silvicultura la importancia que debía corresponderle dentro del programa.

Otro factor que ha influido importantemente para que se acepten los puntos de vista de los silvicultores surgió del desarrollo del Plan Marshall y el programa de la ECA, derivado de dicho Plan. Tanto en América como en Europa, los funcionarios encargados de la formulación de políticas y planes para estos programas, que se refieren principalmente a los problemas económicos de la Europa central, se extrañaron al comprender que la silvicultura no es un lujo sino una necesidad. Para los norteamericanos que, dirigidos por algunos de nuestros industriales más notables, tomaban parte activa en el programa de la ECA, este hecho fué la revelación de un nuevo concepto de la importancia de la silvicultura. Sus repercusiones se hicieron sentir hasta en la política forestal de los Estados Unidos, que hemos estado formulando con relativa lentitud.

El hecho que deseo subrayar es el de que los silvicultores norteamericanos no solamente se han interesado en el Programa del Punto Cuatro, sino que han tenido la oportunidad de intervenir en su elaboración, por lo menos, en su forma preliminar.

Otro factor que también ha ejercido influencia en la opinión norteamericana en lo que respecta a las perspectivas de la silvicultura, es la comprobación directa de los beneficios obtenidos por los fundos que poseen bosques industrializados y administrados debidamente, tanto en Europa como en ciertas partes de los Estados Unidos. Nuestros técnicos pudieron también apreciar las consecuencias de la mala administración y de la explotación excesiva de los bosques, los efectos que éstas producen en las zonas rurales y su secuela inevitable de inundaciones destructoras y desolación, liemos notado estos efectos, tanto en los Estados Unidos como en muchos otros lugares del mundo.

Fué fácil, por consiguiente, para nosotros darnos cuenta del papel importante que corresponde a la silvicultura en el Programa del Punto Cuatro, y por esto es que esperamos que nada se interponga para alcanzar este objetivo.

El asunto que en la actualidad merece atención especial es determinar la forma en que dicho programa puede ejecutarse real y efectivamente. Ninguna de las personas que han estudiado este problema han tomado en consideración la falta de habilidad técnica que pudiera existir en las regiones poco desarrolladas del mundo. Por otra parte, debemos asumir que se podrá disponer de fondos suficientes, cuando los planes respectivos sean presentados a los gobiernos y a las organizaciones internacionales correspondientes.

El Papel de la FAO

Se ha puesto de manifiesto una circunstancia feliz derivada del apoyo que dió Franklin Delano Roosevelt a la idea de establecer una Organización para la Agricultura y la Alimentación. Es conveniente leer de nuevo la Constitución que creo este organismo. A pesar de su escaso presupuesto, la FAO es una organización internacional que en sólo cinco años ha conseguido reunir a técnicos en agricultura, pesquería y silvicultura de todas partes del mundo, para trabajar conjuntamente. Por medio de su reducido personal, ha sido capaz de obtener un conocimiento real de los problemas inherentes a tales actividades, establecer relaciones con Gobiernos y técnicos, y reunir un conjunto de datos cuya utilidad se aprecia más cada día.

Descargado trozas de teca de la plataforma de un camión con ayuda de un polipasto portátil que se cuelga en los sitios de descargue.

Fotografía de propiedad de la FAO

La Dirección de Silvicultura y Productos Forestales de la FAO ha aprovechado muy bien estos cinco anos. El trabajo que ha realizado para los gobiernos de los países insuficientemente desarrollados le ha proporcionado una rica experiencia pala tratar de los problemas que éstos confrontan, así como obtener especialistas o expertos de los distintos países y asignarlos a las diferentes misiones. Por esta razón, en lo que a silvicultura se refiere es indudable que la FAO, con tan buena experiencia, podría ser un organismo internacional muy importante para el Programa del Punto Cuatro.

A los que hemos asistido a las reuniones de la Conferencia de la FAO, tomado parte en varias de sus actividades e intervenido en las discusiones de sus programas, nos ha extrañado que las solicitudes que hacen los gobiernos para que la Organización verifique determinados trabajos, demandan un costo que está muy por encima de la capacidad financiera de ésta. Las peticiones recibidas por la Dirección de Silvicultura, especialmente de los países insuficientemente desarrollarlos, con el objeto de desarrollar nuevas actividades o ampliar las existentes, han sido considerables y gravosas. Los fondos que se asignen dentro del Programa del Punto Cuatro podrían, en consecuencia, servir para satisfacer ventajosamente estas necesidades

Desarrollo a Largo Plazo

Es, sin embargo, posible que se presenten ciertas dificultades que conviene tener en cuenta. No existe remedio fácil y de efectos inmediatos contra el atraso, ni procedimientos rápidos para la rehabilitación repentina de tierras aptas para la silvicultura, de las cuales se ha abusado. El desarrollo de los distintos programas requiere tiempo. Algunas inversiones de capital tendrán que recibir sus utilidades con retardo. En cambio, la población nativa podrá disfrutar de ingresos temporales y a la larga, la producción de los cultivos agrícolas y de los bosques, con sus industrias afines integradas, traerá prosperidad a muelles personas y constituirá una fuente de riqueza para uso interno y externo.

El Programa del Punto Cuatro no puede depender simplemente de buenos propósitos. Muchos de los países más ricos han indicado ya la forma en que contribuirán para este trabajo. Corresponde ahora a los países que necesitan ayuda dentro de este plan formular sus programas y someterlos a la consideración de los organismos internacionales correspondientes.

Para muchas regiones, las actividades forestales consideradas en el programa pueden ser el punto de partida para estimular el progreso industrial.

No se debe olvidar, sin embargo, que los recursos forestales de que se dispone en el mundo nunca hall sido suficientes para abastecer dentro de ninguna economía de expansión, a la población mundial, que crece continuamente. El mundo necesita bosques productivos para satisfacer la inagotable demanda de productos forestales.


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